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Palabras del Presidente Álvaro Uribe Vélez
durante el Consejo Comunal Regional número 297

14 de junio de 2010 (Manizales)
     
 

“Las escenas que hemos visto en la televisión esta mañana son indescriptibles. En la dificultad de referirse a ellas, diría yo que son un tránsito del sufrimiento a la esperanza.

Quiero, desde aquí, saludar con todo afecto al mayor general Luis Herlindo Mendieta Ovalle; a doña María Teresa, su esposa; a Yenny Estephanny y a José Luis, sus hijos; al coronel Carlos Enrique Murillo Sánchez; a Eunice, su señora; a Sebastian a Leonardo, sus hijos; a doña Robertina, su señora madre; al teniente coronel William Donato Gómez; a toda su familia; al sargento mayor Arbey Delgado.

Los saludamos con todo afecto. Nos demoramos mucho, pero Dios premia la constancia y la buena fe.

Quiero saludar al Ejército de la Patria, a nuestras Fuerzas Armadas. Proponer a mis compatriotas nuevamente esta reflexión:

Unas Fuerzas Armadas apoyadas, rodeadas de afecto, con un liderazgo que las respalde, con un liderazgo sin cálculos, con un liderazgo sin temor, son unas Fuerzas Armadas capaces de devolverle a la Nación totalmente su tranquilidad.

Aplaudimos, desde el corazón, a las Fuerzas Armadas de Colombia.

Han hecho una tarea magnífica, unos años que han marcado el tránsito de unas Fuerzas Armadas bastante maltratadas, a unas Fuerzas Armadas fortalecidas, que han tenido las garantías para desarrollar plenamente su inteligencia, su capacidad; para darle al mundo señales como la que acaban de dar con esta operación.

La Patria no se olvida de los secuestrados

Quiero recordar que todavía tenemos secuestrados al coronel Edgar Yesid Duarte Valero; a los señores mayores Julio Solórzano, Elkin Hernández; a los sargentos primero Cesar Lasso y Luis Alberto Erazo; al sargento José Libardo Forero Carrero. A los integrantes de la Policía: Jorge Romero, Jorge Trujillo Solarte, Carlos José Duarte, Wilson Rojas Mendieta, Álvaro Moreno, Roberto Hernán Guaque.

A los integrantes del Ejército: Luis Alfredo Moreno, Luis Arturo García, Luis Alfonso Beltrán, Robinson Salcedo, Libio José Martínez, Salín Antonio Sanmiguel. Y al infante de Marina Henry López Martínez.

Donde estén, la Patria no se olvida ni un instante de ellos. Nuestras Fuerzas Armadas siguen trabajando para rescatarlos, para traerlos nuevamente al seno de su hogar.

Por eso, la Patria, en este camino, no puede tener dobleces, no puede tener claudicaciones. Hay que tener toda la fortaleza ante la adversidad, porque vamos caminando por un sendero que habrá de traer una gran victoria, para que las nuevas generaciones vivan felices en este suelo fecundo de Colombia.

Hay dos procesos humanitarios

Una reflexión apreciados compatriotas:

Hay dos procesos humanitarios: el proceso humanitario del apaciguamiento y el proceso humanitario de la autoridad.

El proceso humanitario de apaciguamiento lo que hace es maltratar a las Fuerzas Armadas, validar el secuestro, fertilizarlo y darles toda la razón a los secuestradores.

El proceso humanitario del apaciguamiento lo que hace es prolongar el dolor de los secuestrados, celebrar la tortura de unas señales de vida sin esperanzas de libertad, mostrar en fotografías cadenas idénticas a los campos de concentración de Hitler y rendirle pleitesía a los secuestradores.

Que la patria ojalá vaya descartando para siempre los procesos del apaciguamiento, que lo único que han hecho es crecer la voracidad del terrorismo.

El otro proceso humanitario es el proceso humanitario del ejercicio de autoridad. Con firmeza, con transparencia, sin retroceder, sin un paso atrás, rodeando a la Fuerza Pública, rodeándola ante el ataque del uno o del otro; ante el ataque desde las instituciones o desde aquellos que están en contra de las instituciones; apoyando la Fuerza Pública; estimulándole su inteligencia, su capacidad de salir adelante; pidiéndole a la Fuerza Pública todos los días resultados y transparencia, eficacia y observancia de los derechos humanos.

El proceso humanitario de la autoridad cura definitivamente plagas que ha sufrido Colombia, como la plaga del secuestro.

En 200 años de vida independiente, escasamente hemos tenido 47 años de paz. Pero con las Fuerzas Armadas, la Constitución y el pueblo, tengo fe que Colombia, en muy poco tiempo, le entregará un parte definitivo a las nuevas generaciones, de que pueden estudiar, hacer deporte, tener plena realización intelectual, material, espiritual en la Patria, para su prosperidad.

Con las Fuerzas Armadas, la Constitución y el pueblo podemos soñar nosotros con una Colombia que sea una fuente de la cual emane felicidad y las mejores oportunidades a las nuevas generaciones.

Esta noche, tendremos la gran oportunidad de recibir en la Casa de Nariño a estos compatriotas rescatados de las garras del terrorismo, por las manos diestras de las Fuerzas Armadas de Colombia.

Y tener una reflexión, un sentimiento que nos conecte con la liberación de aquellos que todavía siguen en la selva y que nos conecte con el interés de las nuevas generaciones de una Patria que los rodee de oportunidades.

Todavía están a tiempo de que liberen a los secuestrados

A los captores, a aquellos integrantes de grupos terroristas que mantienen cautivos a los rehenes, a los secuestrados en la selva, un mensaje:

Nosotros somos firmes, pero no rencorosos; nosotros no tenemos dobleces en la firmeza, pero tampoco tenemos asomos de rencor. Todavía están a tiempo de que liberen a los secuestrados.

Desde Manizales reitero una oferta: si estos integrantes de la guerrilla, de la guerrilla terrorista, abandonan la guerrilla, liberan los secuestrados, nosotros les daremos todas las recompensas.

Buscaremos, como lo hemos prometido con las autoridades de justicia, que puedan tener libertad. Y también habrá un apoyo para que puedan recuperar plenamente un camino de vida, ajustado a la Constitución y a la Ley. Los invito.

Saben que no amenazamos, que todos estos años les hemos dicho a los colombianos que no podemos negar que estamos en el rescate militar de nuestros secuestrados, pero que no vivimos amanzanado, que trabajamos todos los días, en la mayoría de las ocasiones silenciosamente, hasta que se pueda dar el resultado de estas operaciones.

Yo creo que la guerrilla está suficientemente notificada. Nosotros no hacemos alarde, pero no dejamos de trabajar.

Y como Dios premia la buena fe, en algún momento van a llegar nuestros soldados y policías a ese sitio del cautiverio, a rescatar a los que siguen allí sufriendo la tortura.

Les quitaron el radio hace 16 meses. ¡Qué captores tan cobardes! Ojalá los que tienen todavía en el secuestro, a esta lista de compatriotas que acabo de leer, ojalá los liberen.

La reiteración de esta oferta: tenemos hoy dos caminos. Un camino, que estos integrantes del grupo narcoterrorista de las Farc abandonen las Farc, desoigan sus órdenes, liberen a los secuestrados.

Consecuencias de ese camino: felicidad para los secuestrados y sus familias, y todas las garantías de libertad y apoyo para recuperar una vida dentro de la Ley para los captores que abandonen ese camino.

El otro camino que tenemos es el camino de la autoridad, en el que estamos empeñados, en el que no cesaremos. Una autoridad que se siente hoy rodeada por la inmensa mayoría de los colombianos; una autoridad fortalecida por el éxito; una autoridad que siente que su dedicación a servir al país es superior a todos los atentados que ha tenido contra su honra. Nos quedan esos dos caminos.

Yo preferiría que rápidamente la guerrilla haga ese alto, esa rectificación, y libere ya a los secuestrados.

Pero como jamás hemos renunciado al camino del rescate, desde que tuvimos la buena noticia de la liberación de estos cuatro compatriotas, sigue una obsesión nuestra: liberar al resto.

Una Patria segura, una Patria con confianza de inversión, una Patria con acceso a mercados, una Patria desarrollando nuevos productos, nuevos servicios.

Una Patria con una comunidad estudiosa, como la comunidad de Manizales; una Patria construyendo infraestructura, es un Patria que va a generar empleo.

Lo que hemos visto esta mañana en Manizales es prodigioso. La ciudad tuvo un desempleo superior al 20 por ciento, va por el 16 (por ciento) y rapidito estará en el 12 (por ciento).

Venimos de ver uno de esos prodigios, la empresa Emergia. La verdad es que es un sueño ver tantos jóvenes manizalitas, relacionados con la comunidad internacional, pastando servicios a través de esa colosal revolución de las comunicaciones y del Internet.

Quiero agradecer al Ministro (de Comercio, Industria y Turismo) Luis Guillermo Plata, la gran promoción para invertir en Colombia, la manera como el Alcalde de Manizales (Juan Manuel Llano Uribe) ha captado en su intuición que allí hay una gran posibilidad para Manizales.

Quiero agradecer a las empresas nacionales e internacionales que han confiado en Manizales y que han confiado en Colombia.

Nos han prometido que para diciembre tendrán otros dos mil puestos de trabajo en ese sistema. Eso va ha ayudar a reducir otro punto del desempleo en la ciudad de Manizales.

Y es muy importante que los jóvenes vean esto. Cuando uno entra a un salón como el salón de Emergia, que visitamos esta mañana, que queremos que el país lo vea en la televisión, uno como que se olvida de la Fuerza Pública. Ver toda esa tecnología allí, ver todo ese avance, ver miles de jóvenes manizalitas prestándole servicios de información, servicios de una naturaleza y de otra a la comunidad internacional.

Desde Manizales, un servicio a España. ¡Qué bueno! Miles de jóvenes manizalitas en eso.

Pero no nos podemos olvidar de la Fuerza Pública. El heroísmo de la Fuerza Pública ha traído la primera condición para que Colombia pueda invertir, recibir inversión y generar oportunidades de oportunidad de prosperidad: el principio de la Seguridad Democrática.

Señor general Justo Eliseo Peña; señor general José David Guzmán Patiño; señor coronel Manuel Ernesto Canestero Salgado; señor coronel John Jaime Ospina Loaiza; señora coronel Claribeli Drobo Morales; señor general Flavio Buitrago; señor contralmirante Rodolfo Amaya; señor teniente coronel Javier Hernán Gamboa; señor coronel Arango; muy apreciados integrantes de la Fuerza Pública, les ruego ponerse de píe.

A ustedes, Colombia debe una infinita gratitud. Lo único que les queremos ofrecer, lo único que les queremos garantizar, es el afecto de nosotros, sus compatriotas; rodearlos con toda nuestra energía y rodearlos con toda nuestra voluntad.

¡Que viva Colombia y que vivan sus Fuerzas Armadas!

 
     
 
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
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