“Antes de referirme a los temas que nos convocan hoy, permítanme, desde el Congreso de Fedepapa, comunicarle lo siguiente al país:
En la mañana de hoy acudí a la sede de las Naciones Unidas en Bogotá. Me acompañó el señor Ministro de la Defensa y el señor Director de Derechos Humanos de la Vicepresidencia de la República, el Ministro Gabriel Silva y el Director de Derechos Humanos, el doctor Carlos Franco.
En presencia del doctor Cristian Salazar, delegado de la Alta Comisionada de Derechos Humanos, y en territorio diplomático de las Naciones Unidas, en presencia de otros funcionarios de las Naciones Unidas, escuchamos un testigo del caso de falsos positivos. Ese testigo nos transmitió su testimonio referente a casos presentados en Ocaña (Norte de Santander).
Ese testigo ha traído unas pruebas bien significativas de que en 2006 y 2007 sectores del narcotráfico, bandas criminales del narcotráfico de la región de Ocaña penetraron la Brigada y consiguieron alianzas con sectores de la Brigada para poder avanzar en el negocio ilícito de la coca. Y para aparentar que sí perseguían a los narcotraficantes, asesinaron a personas inocentes.
El testigo me expresó que había comentado casi todo a la Fiscalía. Pedí, en presencia de las personas que asistimos a la reunión y en territorio de Naciones Unidas, que la Constitución colombiana obliga a poner todos esos hechos en conocimiento de la Fiscalía. El testigo va a hacerlo, a agregarle a la Fiscalía aquello que todavía no le ha dicho y, por supuesto, yo transmitiré ahora mismo el tema al Fiscal General de la Nación (encargado, Guillermo Mendoza Diago).
El Gobierno, desde el primer día, ha expresado que la Política de Seguridad Democrática tiene que ser eficaz y tiene que ser transparente. Así como siempre hemos defendido a las Fuerzas Armadas cuando hay falsas acusaciones, también tenemos que defender el honor militar castigando ‘falsos positivos’.
Al Gobierno jamás le ha temblado la mano para castigar violaciones a la Ley.
Recuerdo al principio de nuestro Gobierno Guaitarilla, Cajamarca; después, Jamundí. Tan pronto conocimos casos de ‘falsos positivos’ en 2008, en una reunión que empezó a las 9:00 de la noche en la Presidencia, a las 12:00 de la noche tomamos decisiones administrativas rigurosas, que se comunicaron al otro día a las 7:00 de la mañana.
Procederé de la siguiente manera:
Trasladaré este informe ahora mismo al Fiscal General de la Nación. Espero que el señor Ministro adelante una veloz investigación administrativa, a ver si las decisiones administrativas tomadas por nuestro Gobierno son suficientes o a mirar si se requiere otra u otras, que no demoraríamos y que no vacilaríamos en tomar.
Y quiero hacer este llamado a las Fuerzas Armadas de Colombia:
Hay integrantes de las Fuerzas Armadas de Colombia que han denunciado violaciones de derechos humanos por parte de otros integrantes de las Fuerzas Armadas de Colombia.
Aquellos testigos comprometidos con la verdad, que se requiere para el buen nombre de las Fuerzas Armadas de Colombia, tienen que ser protegidos y rodeados del mejor ambiente.
Hace poco, en un informe que entregó las Naciones Unidas en Bogotá, nos expresó que en el último tiempo no ha habido ‘falsos positivos’, y que las acciones tomadas por el Gobierno han sido eficaces. Pues bien, lo que queremos es que en Colombia haya total eficacia de las Fuerzas Armadas y cero casos de violaciones a derechos humanos. Es mi llamado.
Así como tenemos que derrotar a los terroristas que todavía tienen capacidad de hacer daños, como el carro bomba de Buenaventura, el país tiene que quitarse definitivamente cualquier sombra de duda en materia del respeto a los derechos humanos.
Quería aprovechar este generoso auditorio de Fedepapa para hacer esta comunicación a toda la comunidad de compatriotas.
Crecimiento de la economía en 2009
En la mañana de hoy, el Dane (Departamento Administrativo Nacional de Estadística) ha revelado que la economía colombiana en 2009 creció el 0,4 por ciento. Que el sector agropecuario no obstante la caída del café, creció el uno por ciento.
Un crecimiento del 0,4 es mejor que las mejores expectativas.
Ayer todavía muchos expertos hablaban que el año pasado habíamos decrecido. Y los más optimistas hablaban de un crecimiento del 0,1, 0,2. Un crecimiento del 0,4 rebasa las mejores expectativas.
Y cuando uno ve los decrecimientos en Europa, en Estados Unidos, en México, en muchos países latinoamericanos, en nuevas potencias como Brasil, celebra que Colombia, en medio de esta crisis tan grave de la economía, haya tenido crecimiento.
Yo creo que esto nos tiene que animar. Yo pensaba ahora: esta noticia, que nos llega el Día de la Anunciación, una buena noticia que trae el Arcángel San Gabriel, hoy jueves de la Anunciación, esta noticia nos debe estimular a los colombianos a trabajar con una meta: volver a los crecimientos superiores al seis que había logrado este Gobierno, que son los necesarios para eliminar el desempleo, para poder superar la pobreza y construir equidad. Es posible, apreciados compatriotas.
El mundo no tenía una crisis tan dura de la economía desde 1930 y, sin embargo, Colombia se ha defendido.
Los estudiosos de la historia de la economía, cuando se refieran a esta crisis, tendrán que reconocer que Colombia fue uno de los pocos países que se defendió bien, y que en 2009 fue capaz de mostrar, a pesar de los rigores de la crisis, un crecimiento positivo del 0,4.
Con otras anotaciones, apreciados compatriotas:
En todas las crisis se cae la afiliación de los colombianos a la seguridad social. El año pasado no. El año pasado siguió creciendo la afiliación al Régimen Contributivo de salud, a las cajas de Compensación, etcétera.
En todas las crisis se aumenta la deserción escolar y universitaria. En Colombia en esta ocasión no. Al contrario, en lugar de que se nos haya aumentado la deserción escolar y universitaria, hemos continuado incrementando la población escolar y la población universitaria.
Hemos tenido más desempleo, pero hemos creado más empleo. Lo que pasa es que el empleo creado no ha sido suficiente, en comparación de los compatriotas que han estado en búsqueda de empleo.
El sector agropecuario
Y celebro lo del sector agropecuario. Es que mire apreciado doctor Rafael (Rafael Mejía López, Presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia, SAC y Vicepresidente del Consejo Gremial Nacional), apreciado doctor Augusto (Augusto del Valle Estrada, Gerente de la Federación Nacional de Productores de Papa, Fedepapa), apreciada doctora Sonia (Sonia Lucía Navia de Mosquera, Presidenta de la Junta Directiva de Fedepapa), apreciado Gobernador (Andrés González Díaz, Gobernador de Cundinamarca), don Luis Eduardo (Luis Eduardo Gutiérrez Méndez, Fundador de Fedepapa) y asistentes: hemos pasado de una inundación devastadora de la agricultura colombiana, a una sequía que es una terrible amenaza.
El día de elecciones sobrevolé algunos sectores de la Sabana y la veía totalmente seca, y comparaba con aquellas inundaciones de 2006. Hemos pasado de unos extremos a otros, velozmente. Los campesinos decían: de las lluvias a la sequía hay que pasar lentamente, porque la inundación deja el campo muy estresado. Y si a medida que baja la inundación no caen unas aguas que vayan permitiendo una transición suave, lo que le ocurre al campo es que se tasa, se quiebra y se mueren todas las semillas.
Aquí no tuvimos transiciones suaves. Hemos pasado de una violenta inundación a una muy agresiva sequía.
Esa caída tan grande de la producción cafetera, y en medio de todo la agricultura colombiana el año pasado creció uno por ciento. Quiere decir que este país es un país muy laborioso, muy valeroso. Y quiere decir que el manejo económico de Colombia ha sido un manejo correcto.
Desde Fedepapa, con esta noticia, animo a todos mis compatriotas a que nos pongamos una meta: que la economía, en un curso no superior a dos años, vuelva a tener crecimientos por encima del seis por ciento, para poder combatir drásticamente el desempleo y poder ver una reducción acelerada de la pobreza.
Acudo a este Congreso con mucho afecto y con mucha admiración.
Ustedes, apreciados agricultores de la papa, representan las mejores costumbres de laboriosidad de Colombia. Ustedes son pregoneros de la lucha por la producción de la tierra en todas las horas.
Quiero aplaudir a su Gerente, al doctor Augusto del Valle Estrada, por estos 35 años de fructífero trabajo gremial. Al Gobierno que presido, a los ministros de Agricultura.
Nos honra mucho haber trabajado todos estos años con Fedepapa, con líderes gremiales como Sonia (Lucía) Navia de Mosquera (Presidente de la Junta Directiva de la Federación Nacional de Productores de Papa).
Me honra mucho haber impuesto hoy a la doctora Sonia Navia de Mosquera la condecoración al Mérito Agrícola, que es la mayor condecoración en el área agropecuaria de la Patria. Estábamos en mora de hacerlo. Esta señora es una patriota ejemplar, una trabajadora de todas las horas, con toda la transparencia y con todo el civismo.
Yo no la he visto preocupada por los precios de una cosecha, sino por el bienestar general de los colombianos. En todas las difíciles horas de su tierra nariñense, allí ha estado presente buscando soluciones. Aprecio mucho toda su tarea gremial, su tarea en favor de la investigación científica, en favor de los nuevos desarrollos de este gran producto, en favor de que este gran producto todos los días este más articulado con el medio ambiente.
Sonia, los colombianos nos sentimos orgullosos de tener compatriotas como usted. Yo llevare siempre en el corazón el afecto por usted y por todos estos agricultores que con su dirección, y la dirección del doctor Augusto del Valle, hacen Patria en todos los días de la vida.
Nos quedan muy poquitos días de Gobierno. Tenemos una agenda que queremos cumplir rigurosamente. Y entonces le voy a plantear hoy al Ministro de Hacienda (Óscar Iván Zuluaga) la solicitud de ustedes, a ver si es posible extender más allá del 31 de marzo el desmonte arancelario para los fertilizantes. ¿Si les ha servido eso? ¿Si ha sido benéfico? ¿Si les ha servido?
Porque algunos me dijeron: ‘No, hay que ver; que no se lo vayan a llevar los comercializadores de los fertilizantes’. Lo importante es que le hayan servido al productor, porque es un sacrificio del fisco. Lo que interesa es que le haya servido al productor.
Yo, al salir de aquí para el aeropuerto, del vehículo llamaré al Ministro de Hacienda a trasmitir esta solicitud. Y les pido a ustedes que me ayuden, doctora Nora. Háblela con su Ministro de Agricultura (Andrés Fernández Acosta), doctor Rafael Mejia, Vicepresidente del Comité Intergremial y Presidente de la SAC (Sociedad de Agricultores de Colombia), a ver cómo podemos manejar eso.
El Ministro de Hacienda ahí mismo va a ver el déficit, que él lo tiene que cuidar que no se le crezca mucho. Pero yo lo voy a animar. No hago promesa porque el Gobierno ha sido muy serio en el manejo económico. No de otra manera habríamos podido mostrar un crecimiento del 0,4 (por ciento) el año pasado. Pero sí presentare al Ministro esta petición de ustedes.
La verdad es que hay un trabajo bien importante. Yo participó de la idea de que tengan esta ley de estabilidad. Ojalá en los pocos días que le restan a este Gobierno por lo menos pudiera avanzar en el proceso de ambientación en el Congreso de la República. Sería el segundo punto, doctora Nora; a ver si el Ministerio (Hacienda) la examina con el gremio y por lo menos la podemos ambientar.
Vino del primer debate, a ver si hay que poner cuidado, entonces, ambientarla en la plenaria. Ojalá de aquí al 20 de junio pasara de la plenaria e hiciera el tránsito por el Senado. Vamos a ponerle a eso todo el entusiasmo.
La seguridad
Hay que seguir trabajando, apreciados compatriotas, por la seguridad.
Esta mañana les decía yo a unos periodistas: ‘Miren, esta culebra muerde. Miren lo que nos pasó ayer en Buenaventura. Aquí no nos podemos descuidar. Esos bandidos entran muy fácilmente’.
Ahora me pusieron una queja de un sitiecito por donde quieren entrarse. Ya lo comuniqué a las Fuerzas Armadas. No se puede bajar la guardia, compatriotas. Y esos bandidos no se manejan con espejitos.
Voy a sacar este espejito en mi diálogo con los colombianos, durante estos 138 días. Esos bandidos del terrorismo no se manejan con espejitos. Menos con espejitos entre guantes de seda. A esos bandidos hay que manejarlos con mano firme, compatriotas. O aflojamos.
Y eso no esta ganado. Esta mañana me preguntaron los periodistas: ‘¿Pero si es que todos los que quieren llegar hablan de eso?’. Dije: ‘Hablan. Otra cosa es actuar’.
Para que el país mejore el rumbo. No se trata de estancar al país; el país tiene que mejorar todos los días. Pero es que un mejoramiento es posible dentro de una tendencia, dentro de un rumbo, sin cambiarlo.
Es muy importante mirar la palabra sincera. Que los colombianos se entren por los ojos y por los labios de quienes pronuncien discursos y miren dónde está la genuina convicción, el compromiso sincero.
A mí meda mucho miedo el apaciguamiento. A mí me da mucho miedo vivir lo que vivimos tantos años. Había poco diálogo con los colombianos y dialoguitis entreguista con los terroristas.
Que eso no se vuelva a repetir, compatriotas.
Yo creo que el Estado Comunitario ha mostrado un rumbo correcto: frente a los terroristas, fortaleza; con los colombianos de bien, diálogo. Es lo contrario de lo que ocurría. Lo contrario de lo que no debe volver a repetirse, cuando había poco diálogo con los colombianos de bien, pero sí había dialoguitis entreguista con el terrorismo. Ojalá eso no se repita, compatriotas.
La Patria ha tenido buenos gobiernos, buenas políticas públicas, buenos liderazgos, pero no ha progresado lo suficiente. Y ahora que estamos en el Bicentenario uno se pregunta por qué.
La violencia ha impedido el progreso del país
Seguramente economistas, politólogos, sociólogos darán sus respuestas. Yo he aportado una a este debate: por la constante de violencia.
Las culturas precolombinas fueron destruidas por la violencia. La violencia chibcha destruyó una gran posibilidad que era la cultura agustiniana. Y la Conquista destruyó la cultura chibcha.
Y la violencia entre nosotros nos llevó a pasar del Grito de Independencia a la Patria Boba. Al otro día del 20 de julio, en lugar de afianzar la Independencia, ya nos estábamos peleando entre nosotros en la primera guerra civil, entre los centralistas de Antonio Nariño y los federalistas, de Camilo Torres.
Y esa guerra de independencia se prolongó tanto y causó tantas muertes, no por la capacidad de resistencia de los españoles, sino por las pelas entre nosotros. Esa primera guerra, aquí; el final triste entre (Simón) Bolívar y (Francisco de) Miranda en Venezuela; el fusilamiento de Piar (Manuel María Francisco Piar).
En 2008 conmemoramos 200 años de la muerte del Sabio Mutis (José Celestino Mutis), y la violencia trajo una frustración: toda esa generación de iluminados, de investigadores que él formó, terminó rápidamente en el cadalso por la Patria Boba.
Colombia no pudo gozar al Libertador (Simon Bolívar) con todo su talento en el Gobierno, porque cuando quería sentarse a cumplir las funciones de gobierno, inmediatamente tenía que salir a apagar los incendios de la violencia.
Regresaba del sur y se tenía que ir a Venezuela a calmar a Páez (José Antonio Páez) o a evitar que se separara el Perú o que el Ecuador y Nariño desintegraran la Gran Colombia.
¡Qué tristeza! Esa violencia entre nosotros, entre 1928 y 1930, produce tres viajes penosos, tristes: el del General Santander (Francisco de Paula Santander) al exilio, porque se le atribuía la autoria del atentado contra el Libertador del 25 de septiembre de 1828. El viaje del mariscal Sucre (Antonio José de Sucre) al sur, para que lo asesinaran en Berruecos. La historia dice que probablemente los autores intelectuales fueron Obando (José María Obando) y José Hilario López. Los propios nuestros. Allí empezaron los magnicidios.
Solamente se conoció un autor material: Apolinar Morillo. Y con Sucre empieza lo que llamaríamos ‘La cadena triste de los magnicidios de Colombia’.
Después (Julio) Arboleda, después (Rafael) Uribe Uribe, después (Jorge Eliécer) Gaitán, después (Luis Carlos) Galán, después Álvaro Gómez.
Y el otro viaje, el viaje del Libertador a su destino póstumo, a Santa Marta (Magdalena). Y está en pleno viaje a Santa Marta, cuando le informan que Sucre había sido asesinado, el 4 de junio de 1830 en Berruecos. Y el Libertador somatiza la pena y se agrava su salud.
Y el General Santander regresa del exilio y lo eligen Presidente en 1832, y saca adelante una gran revolución educativa. Pero por la violencia interna, esa revolución educativa es de muy corta duración.
Vienen sus enfrentamientos con Vicente Azuero, su antiguo aliado; con José Ignacio de Márquez; la Guerra de Los Supremos, de Obando; todo ese periodo de guerras hasta la Constitución de 1863.
Y esa Constitución elige después presidentes muy notables de Colombia: Aquileo Parra, (Manuel) Murillo Toro.
Pero ayer, un buen observador me decía que en el corto periodo entre la Constitución de 1863 y la Constitución de 1886, 23 años, hubo 30 guerras civiles en Colombia.
En ese siglo XIX apenas hubo siete años de paz. Siete años de paz del Gobierno de (Rafael) Núñez.
Es importante en este Bicentenario recordar la figura de Núñez, una figura cumbre de la historia de la Patria, una figura completa. El hombre de la seguridad y el orden, pero también de la intervención del Estado en la banca para evitar abusos. Núñez fue el que trajo a Colombia ese concepto de intervención.
Había sido elegido Presidente del estado de Bolívar y después, Presidente de la Nación entera, porque la Nación estaba cansada del desorden y de la violencia.
Siete años de paz y prosperidad. Después vino la guerra civil de 1895; la Guerra de los Mil Días que destruyó al país. Y el país quedó destruido y por eso se hizo la paz entre los partidos entre 1902.
Un agricultor que era general insurgente, Rafael Uribe Uribe, en uno de aquellos pactos de paz dijo, en la Hacienda Neerlandia, en el departamento del Magdalena, en el último trimestre de 1902, que hicieron la paz no por convicción de paz, sino porque ya no había por qué pelearse; habían dejado el país destruido.
Y agregó bellamente: ‘Nuestros padres y nosotros mismos creímos hacer Patria con los fusiles destructores de la violencia. La única manera de hacer Patria es reconstruyendo al país con las herramientas fecundas del trabajo’.
Destruimos al país por la violencia y se nos fue Panamá. Y Panamá no necesitó violencia para independizarse. Todo lo contrario, su acta de independencia es bella. Dice que han llegado a la mayoría de edad y se separan como hermanos, porque quieren ejercer la mayoría de edad.
Y aquí no hubo resistencia. El país estaba destruido. Y perdimos la joya de la corona en ese momento.
Y los historiadores dicen que perdimos a Panamá por la política del Gran Garrote del Presidente Roosevelt (Theodore Roosevelt) en los Estados Unidos y el interés de quedarse con el Canal (de Panamá). Eso incidió. Pero incidió más nuestra debilidad. Incidió más nuestro gran descuido por la violencia interna. Diría yo que la política del gran descuido.
Si el país hubiera estado consolidado, compacto; si no lo hubiéramos destruido por la violencia, yo creo que nadie nos hubiera podido irrespetar la unidad nacional.
Y hubo una paz hasta principios de los años 1940. Y en ese interregno hubo gobiernos muy respetables: (Rafael) Reyes, Pedro Nel Ospina, Alfonso López Pumarejo, Eduardo Santos, (Enrique) Olaya, Carlos E. Restrepo, José Vicente Concha, Marco Fidel Suárez. Gobiernos bien, bien respetables.
Y empezó de nuevo la violencia entre los partidos. Los mayores aquí recordamos como cesó por los pactos del Frente Nacional entre los ex presidentes Alberto Lleras y Laureano Gómez.
Pero cuando apenas estaba aclimatándose en el país el espíritu del Frente Nacional, ya el espíritu nacional se llenaba de temor, porque empezaban a escucharse los disparos de las guerrillas marxistas, del odio de clases, que las Farc, que el Epl, que el Eln.
Y después la reacción del paramilitarismo. Y todos cooptados por el narcotráfico. Y todavía guerrillas y bandas criminales del narcotráfico.
Las generaciones vivas desde los años 1940 no hemos vivido un día de paz. Tenemos una deuda que es construirle un país seguro y en paz a las nuevas generaciones.
Nosotros en Colombia hemos gastado y vamos a gastar mucho dinero en la reparación de las víctimas. Y está bien que así sea. Pero, apreciados compatriotas, reparación total no hay.
Un esfuerzo de reparación elimina gérmenes de venganza y de odio. La mejor reparación es garantizar que no haya repetición de la violencia; que las nuevas generaciones puedan vivir en una Colombia tranquila, dedicadas a esculpir la prosperidad colectiva de la Patria. Esa es mi invitación.
Indicadores del Gobierno
Creo que las tasas de inversión que se han presentado en Colombia en los últimos años ayudan a explicar por qué la economía colombiana el año pasado no decreció.
Es que pudimos haber tenido una caída del siete por ciento de la economía y, sin embargo, tuvimos un crecimiento del 0,4.
Las tasas de inversión en Colombia ayudan a explicar por qué la economía no decreció.
La Ley Agro Ingreso Seguro ayuda a explicar por qué el campo colombiano, después de una caída del café del 25, 30 por ciento, la Ley Agro Ingreso Seguro ayuda a explicar por qué el campo creció el uno por ciento, con esa caída del café.
El fomento a la inversión es necesario; de lo contrario, el país no sale adelante. Es necesaria la política social.
Esos tres elementos son bien importantes, apreciados compatriotas, llevarlos de la manito. Llevar de la mano la seguridad, el fomento a la inversión, la política social.
Ustedes ven que gracias al Impuesto al Patrimonio que pagan los sectores más pudientes de Colombia, en estos años hemos logrado financiar la Seguridad Democrática, pero también Familias en Acción, también Agro Ingreso Seguro, también la llegada de 43 millones de colombianos al Régimen de Seguro de Salud, también un gran crecimiento de la educación.
Cuando nosotros empezamos, esta Patria tenía menos de un millón de estudiantes universitarios. Ahora está llegando a millón 700 mil.
César Mauricio (Velásquez, Secretario de Prensa), estamos promoviendo una nueva ley, en la parte final de este Gobierno, para aumentar el presupuesto a las universidades y garantizar que la universidad pública, en los próximos años, pueda recibir otros 500 mil estudiantes.
Ahora, el país tiene muchos problemas, pero hay buenas tendencias.
Esta noticia de hoy, que nos llega en buena hora, del crecimiento del 0,4, muestra que hay buenas tendencias, apreciados compatriotas. No las abandonemos.
No sé doctor Augusto, doctora Sonia, doctor Rafael, dos o tres inquietudes de ustedes que yo me llevara para trabajarla en estos. Del 7 de abril, día de Barranquilla, al 7 de agosto, que llega el nuevo Gobierno, tenemos 120 días, más los diítas que haya de aquí al 7 de abril. Son 12. Nos quedan 132 días. No se puede parar ni el Domingo de Ramos ni el Domingo de Resurección. Como no pueden parar ustedes.
Cómo les parece que les digan: un domingo hay que fumigar esa papa o abonarla o regarla. Les digan: no es hoy no se puede porque hoy es domingo. Quien más sabe que tiene que trabajar todos los días es el hombre del campo. Para el hombre del campo no hay noche ni día de fiesta ni horas extras ni hora de retiro. Para el ciudadano del campo no hay lunes festivo ni vacaciones. Así deben ser los gobiernos en un país que tiene tantas necesidades.
Entonces, para estos 132 días, algunas preocupaciones de ustedes que sean posibles. Les ofrezco la palabra, apreciados compatriotas”. |