DECLARACIONES
DEL PRESIDENTE URIBE A CARACOL RADIO
Enero 30 de 2007
Periodista Camilo Restrepo,
de Caracol Radio: Presidente, una sola pregunta,
sabemos que va con afán: explicarnos el tema
del juicio al Estado.
Presidente de la República, Álvaro
Uribe Vélez: Darío,
muy buenos días a usted, a sus compañeros
de Caracol, aquí estamos en una reunión
con los comandantes de Policía de todo el país,
encabezados por el señor general Castro Castro,
evaluando el mes de enero y todo lo que tienen que
ser nuestras políticas del año. Me dice
aquí Camilo que usted quería hacerme
una pregunta.
Darío Arizmendi, director
de noticias de Caracol Radio: Sí, señor:
su tercer mandato, señor Presidente. ¿Qué decir
frente a lo que propuso Julio Mario Santodomingo hace
unos días?
Presidente de la República: Creí que
ya se le había olvidado.
DA: No. Al país
no se le olvidan ese tipo de cosas.
Presidente de la República: No,
no. No nos pongamos ahora, esos no son los temas, Darío.
Muy claramente: hay una norma constitucional y nadie va
a pretender reformarla y estamos en lo que estamos, que
es trabajando. No dejemos desviar la atención.
DA: Es decir, usted
de ninguna manera patrocinaría en el Congreso
la posibilidad que ha hablado algún parlamentario,
Ciro Ramírez, de que se permita una segunda reelección.
Presidente de la República: No.
A él se le dijo muy claramente, cuando lo propuso,
que de ninguna manera. ¿Qué era lo que querías
preguntarme, sustantivo, interesante para el país?
DA: El juicio al
Estado, Presidente. ¿Piensa usted que ese es en
un tema de actualidad o es un debate académico?
Presidente de la República: No,
ese es un tema necesario en los estrados judiciales. Porque
enseñan en las facultades de Derecho que las conductas
que juzgan los jueces y que pueden tipificar delitos, hay
que mirarlas también en el conjunto de circunstancias
de lugar y de tiempo que se dieron.
Yo he venido sosteniendo que los jueces
de la República, en su sabiduría, deberán
mirar tres aspectos:
Primer aspecto: cómo el Estado
perdió la soberanía real en muchas regiones
de Colombia. Esa soberanía fue arrebatada por grupos
guerrilleros, por grupos paramilitares, la ciudadanía
quedó a merced de ellos y desprotegida por el Estado.
El segundo aspecto, que en mi concepto
deben tener en cuenta en su sabiduría los jueces
de la República: definir por qué esas relaciones
que hoy se investigan con los paramilitares y que tendrán
que investigarse y aclararse con la guerrilla, por qué se
dieron. Si se dieron por coacción insuperable, si
se dieron porque los ciudadanos buscaban adelantar una
gestión humanitaria o si se dieron con el ánimo
de delinquir.
El tercer aspecto al cual me he venido
refiriendo es que los dirigentes de la política
tenemos mayor responsabilidad que los ciudadanos que no
son dirigentes de la política. Los dirigentes de
la política no podemos, so pretexto de algunas circunstancias,
ajustarnos a lo que podría ser la mayor comodidad
personal. Tenemos que correr mayores riesgos que los riesgos
que se les pueden exigir a los ciudadanos que nos son dirigentes
de la política.
Me he venido refiriendo a esto, Darío,
y también al tema de nuestro de proceso de paz.
Dije en la Corte Interamericana de Derechos Humanos que
este proceso de paz, que es un proceso de paz con justicia,
con reparación, con verdad, marca una diferencia
con anteriores procesos de paz en Colombia y en el mundo.
Además se constituye en un punto
de referencia muy importante para el futuro. Y obliga a
que de la misma manera que se adelanta este proceso, se
adelanten otros procesos en Colombia, en el futuro, con
la guerrilla, y en otras naciones en el mundo. Y que esto
de buscar la paz con la verdad sin impunidad, con reparación,
debe llevar al mundo, que tantas veces ha criticado a Colombia,
a exaltar a Colombia.
Y el otro tema al que me he venido refiriendo
en estos días es la defensa que yo hago de que estas
audiencias que se están adelantando en estos juicios,
se puedan transmitir en televisión, en vivo y en
directo. ¿Por qué? Durante tres largos años
que se discutió esa ley, se habló de la necesidad
de impulsar la verdad. Porque el estímulo de la
verdad ayuda a la reconciliación sincera, ayuda
a que la reconciliación no sea una cicatriz falsa:
con apariencia sana, pero con la intención por debajo.
Algunos me dicen: bueno, ¿pero
qué pasa si estos señores aprovechan la televisión
para distorsionar la verdad? Yo creo que pueden intentar
distorsionar la verdad, tanto en la televisión en
directo como al otro día a través de un periódico
o de una emisora. Me parece que la circunstancia de que
la opinión pública pueda mirar esos temas
en vivo y en directo, ayuda a que la opinión pública
también se forme un juicio y ayude a decir: bueno,
están diciendo la verdad, o están mintiendo.
El otro aspecto que se ha propuesto es:
bueno, pero si hay una señora víctima y que,
por razones de dignidad, se estima que su caso no debe
publicarse, también he dicho: en ese caso el juez
de la República que tiene la audiencia bajo su control,
en su discrecionalidad, debe impedir que eso se transmita.
Y será muy importante, cuando los jueces digan:
eso no se puede transmitir, que tampoco aparezca después
en los periódicos, que tampoco aparezca después
en las emisoras.
Finalmente he dicho: ¿por qué nos
extraña la transmisión en vivo y en directo,
si en este país de libertad de prensa muchas veces
hay filtraciones que violan las reservas del sumario y,
por respeto a la libertad de prensa, el Gobierno ni contra
eso protesta?
Esto es, Darío, lo que se ha venido
diciendo. No sé si quieras preguntar algo más.
DA: Por supuesto, señor Presidente.
Prefiere entonces usted, según colijo, una prensa desbordada
a una prensa censurada, como lo afirmó en su momento
el ex presidente Belisario Betancourt. ¿Comparte el
Gobierno la iniciativa lanzada en el día de ayer por
el presidente de la Comisión de Reparación, Eduardo
Pizarro Leongómez, en el sentido de que seguramente
se va a tener que crear un impuesto para fortalecer los recursos
para la reparación de las víctimas? Todos pensamos
que esos recursos iban a salir de las haciendas, de los negocios,
de las empresas y de la plata de los jefes de las Autodefensas
y del narcotráfico.
Presidente de la República: Sí,
estamos esperando que eso se dé. Usted sabe que
una exigencia de la Ley de Justicia y Paz es que estos
señores tienen que entregar todos esos bienes para
reparar a las víctimas. Aquí me están
oyendo el señor general Castro Castro y el señor
general Óscar Naranjo, estoy reunido con ellos y
con todos los comandantes de Policía, y pienso que,
como se ha dicho en varios consejos de seguridad recientemente,
que se deben agilizar medidas cautelares para que se vayan
interceptando esos bienes, que tienen que estar a órdenes
del Fondo de Reparación. Y en la medida que se haga
una labor efectiva para que todos esos bienes entren al
Fondo de Reparación, habrá mejores posibilidades
con esos bienes de indemnizar a las víctimas.
No se puede olvidar lo que ha sido la
historia de este Gobierno. Este Gobierno en sus inicios
obtuvo la aprobación en el Congreso de lo que yo
llamo la Ley Fernando Londoño. Es una ley que agiliza
muchísimo la extinción de dominio. Y si usted
miras las cifras, verá que es un Gobierno que ha
avanzado, numéricamente, muchísimo, sin antecedentes,
en materia de extinción de dominio. Eso disiparía
cualquier duda.
DA: ¿Pero
entonces qué? ¿El Gobierno respalda el
impuesto lanzado y propuesto por Eduardo Pizarro o no?
Presidente de la República: No
es momento de hablar de nuevos impuestos. Apenas se está en
el proceso de aplicación de la Ley. Y confío
que, paralelo con la aplicación de la Ley de Justicia
y Paz, la Policía y la Fiscalía puedan adoptar
unas medidas cautelares de interceptación de todos
estos bienes, que tienen que llevarse al Fondo de Reparación.
La primera vez que lo digo en público,
pero ha sido un afán personal mío como Presidente
de la República, estimular esas medidas cautelares.
Aquí tengo al señor general Óscar
Naranjo, el responsable de avanzar con esas medidas cautelares,
asintiendo, porque esto lo hemos hablado en los últimos
consejos de seguridad, para ayudar a que ese Fondo de Reparación
se nutra debidamente.
DA: Hablaba usted
hace unos minuticos de justicia sin impunidad, en lo
que tiene que ver con las audiencias y con las confesiones
de los jefes paramilitares. ¿Cree usted que Salvatore
Mancuso, en las primeras de cambio, en esa primera parte
de sus declaraciones, de sus confesiones tan calculadas,
computador en mano, con toda la asesoría jurídica,
realmente está revelando algo que el país
no supiera?
Presidente de la República: La
verdad es que tienen que ser los jueces de la República
los que digan eso. El Presidente de la República
da unos conceptos con los cuales cree interpretar una Ley
que el propio Gobierno propuso, pero dejemos que sean los
jueces de la República los que hagan algo que llaman
los juristas: el proceso de valoración de las pruebas.
Yolanda Ruiz, periodista
de Caracol Radio: Quisiera pedirle una precisión
sobre uno de los tres puntos que usted nos plantea,
en donde dice cómo el Estado perdió la
soberanía en muchas regiones. ¿Cuando
usted plantea ese juicio al Estado es un juicio de
qué tipo? ¿Es un juicio político
o es una invitación a la rama judicial para
que intervenga y empiece a averiguar qué fue
lo que pasó? ¿A partir de cuándo
se debe investigar y quiénes deben responder,
porque el Estado es algo general? ¿Pero quiénes
deben responder: los presidentes de la época,
los ministros, los alcaldes, los gobernadores, los
fiscales, los procuradores?
Presidente de la República: El
Estado también es un conjunto de competencias, que
se asignan a cada órgano. Miren: una de las ventajas
que yo le veo al estímulo de la verdad, es que los
colombianos conozcamos en todas partes la tragedia que
se vivió. La tragedia surgida de que durante años
los terroristas rebasaron al Estado. Prácticamente
la política de seguridad no se sentía en
muchas regiones. La gente quedó a merced de guerrilla
y paramilitares.
Entonces en la medida en que la ciudadanía
colombiana reflexione sobre todo eso, es que habrá una
gran corriente ciudadana, que habrá un gran consenso
nacional para exigir que el país del presente y
el país del futuro sea un país de institucionalidad
democrática. Sea un país sin guerrilla, un
país sin paramilitares, un país sin narcotráfico,
un país sin corrupción.
Y creo que hemos avanzado. Si ustedes
ven los procesos electorales que se han surtido siendo
yo Presidente de la República, han sido los procesos
más libres. Si ustedes ven el periodismo de las
regiones hoy, que estaba tan coaccionado por guerrilla
y paramilitares, encuentran que es un periodismo más
libre. La política de Seguridad Democrática,
a pesar de todo lo que le falta, se ha sentido bastante,
para bien de la democracia colombiana.
Las únicas coacciones que se presentaron
en el proceso electoral del año pasado, fueron contra
electores y amigos de esta causa. Y simplemente he hecho
esos comentarios. Llamaban muchos compañeros del
Caquetá, muchos compañeros de Nariño,
del Putumayo, a decirme: estamos muy coaccionados por las
Farc, que impide votar por usted. Pero, por fortuna, quienes
conmigo compitieron por la Presidencia de la República
el año pasado, las diferentes listas al Congreso
de la República, pudieron sentir en sus propias
campañas el efecto democrático, bondadoso,
de nuestra Seguridad Democrática, que ha venido
recuperando las libertades reales, las garantías
efectivas.
DA: Claro, es que
en muchos sectores, señor Presidente, cuando usted
habló de ese juicio al Estado como tal, con todos
sus responsables, se pensó, por lo menos algunos
pensamos, que podía ser la continuación
de esas afirmaciones de Fabio Echeverri, cuando fue su
primer consejero presidencial y cuando dijo que realmente
todos los presidentes hacía atrás no habían
hecho prácticamente, absolutamente, nada. Entonces
pensamos que de pronto lo que usted estaba era prolongando
esas afirmaciones, profundizando esas expresiones de
Fabio Echeverri contra los ex mandatarios, ex fiscales,
ex procuradores, y en general contra todos los que tendrían
que haberse percatado de que este Estado como estaba,
no funcionaba.
Presidente de la República: Darío,
usted ejerce un periodismo muy audaz, muy perspicaz, pero
déjeme hacerle unas proposiciones constructivas
a los colombianos. Una de ellas, la reflexión de
lo que le pasó a este país con la ausencia
de seguridad, con el avance del terrorismo. La gente quedó en
muchas regiones a merced de la guerrilla, y en otras regiones
a merced del paramilitarismo, y en muchas partes a merced
de ambos.
Yo recuerdo el amanecer del ocho de agosto
de 2002, cuando, antes de las seis de la mañana,
aterricé en el aeropuerto de Valledupar, para empezar
en esa región del país el rescate de la seguridad.
Eso estaba lleno de guerrilla y de paramilitares. La ciudadanía
a merced de ambos. Por la tarde llegué a Florencia,
en el Caquetá, y todos los alcaldes de los municipios
de ese departamento estaban allí prácticamente
en exilio, en la Gobernación del departamento, sin
poder ejercer en sus municipios.
Entonces las circunstancias de una ciudadanía
que no sentía protección, porque eran más
fuertes las acciones de los terroristas que la voluntad
y las acciones del Estado para proteger a la ciudadanía,
son circunstancias que tienen que tener en cuenta, primero,
los jueces de la República, para juzgar los hechos
que hoy aparecen, los que aparecerán mañana
o pasado mañana, cuando se adelanten también
procesos contra las guerrillas.
Y circunstancias que tiene que tener
en cuenta la opinión pública, para que esta
Nación entienda que la civilidad no se puede confundir
con debilidad. Para que todos los colombianos nos comprometamos,
reflexionando sobre esa amarga historia del ascenso de
la guerrilla y el paramilitarismo, que desbordó al
Estado y acabó con las libertades ciudadanas, para
que todos pensemos que el futuro tiene que ser un futuro
exclusivo de institucionalidad democrática, sin
guerrilla, sin paramilitares, sin narcotráfico,
sin corrupción. Y estamos avanzando en esa dirección,
Darío.
Pregunta: Presidente, ¿usted
estaría de acuerdo en una ley de punto final en
el tema de las Autodefensas?
Presidente de la República: No,
mire, lo que hemos hecho en Colombia es muy importante.
Eso nos da respetabilidad ante el mundo. Nos da respetabilidad
ante procesos que se han llevado en otras partes del mundo
y ante procesos que se han llevado acabo en Colombia. Aquí y
en otras partes del mundo hubo procesos de reconciliación
sin justicia, de reconciliación con impunidad, de
punto final con impunidad.
Ahora lo que tenemos es un proceso de
paz que es un buen balance entre justicia y paz. Sí,
en nombre de la paz se otorgan en la Ley unos beneficios,
como el beneficio de la reducción de las sentencias,
y en nombre de la justicia se toman unas decisiones, como
la decisión de la verdad, la decisión de
la entrega de los bienes, la decisión de que tienen
que estar un tiempo en la cárcel, la decisión
de que aquellos delitos atroces no pueden ser objeto de
amnistía, no pueden ser objeto de indulto. La decisión
de que aquellos que hayan cometido delitos atroces, y esto
marca una gran diferencia con el pasado de Colombia y con
el pasado del mundo, aquellos que hayan cometido delitos
atroces no pueden salir a presentarse como candidatos al
Congreso de la República, a la Presidencia de la
República.
Entonces aquí estamos en un proceso
de paz con justicia, muy distinto de esos procesos de paz
con impunidad que se dieron en Colombia y en otras partes
del mundo. Y esto produce dos efectos. El primer efecto:
que a futuro tienen que mirar este proceso, para que los
otros procesos que se adelanten en Colombia y en el mundo
sean procesos que no se hagan maltratando la justicia,
que no se hagan sobre el lomo de la impunidad. Y debe producir
otro efecto: el mundo, que en tantas ocasiones nos ha maltratado,
ahora nos tendrá que respetar.
Yo creo que este proceso, la aplicación
de la Ley de Justicia y Paz, es un proceso que le da inmensa
respetabilidad universal a la democracia colombiana.
La semana entrante, que tengo la primera
reunión con el nuevo Secretario General de las Naciones
Unidas, así se lo diré y se lo describiré.
Como tuve oportunidad de afirmarlo en una extensa intervención
el pasado viernes ante la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, en San José de Costa Rica.
Pregunta: Lo saludo
desde la Gran Manzana para saber también cómo
será su reunión con Bill Clinton en la
ayuda de él hacia Colombia, y a ver cuándo
viene también a sacar la cara por el TLC, señor
Presidente.
Presidente de la República: En
eso estamos. La reunión que vamos a tener en este
momento con los comandantes de Policía es muy importante,
porque nos proponemos este año hacer todo el esfuerzo
para que Colombia reduzca sustancialmente el homicidio.
Tiene que ser este año, deberían ser todos
los años, pero este año vamos hacer de este
año un año de la vida.
Y ahora en los primeros días de
febrero se va a premiar al comando de Policía con
más esfuerzos y resultados en reducción del
homicidio. A la brigada militar con más esfuerzos
en derechos humanos. A los comandos de las diferentes fuerzas.
Al colegio del país que tenga los mejores proyectos
en materia de respeto a la vida. Vamos a premiar también
a la ciudad con mejores esfuerzos y resultados en esta
materia. Y lo mismo a los municipios por categoría.
Es uno de los temas que tengo en la agenda
de esta mañana con los comandantes de la Policía
de todos los departamentos, reunidos aquí en Bogotá.
Pregunta: Señor
Presidente, en otra conversación que sostuvimos
aquí, en Caracol Radio, con usted, cuando se empezaba
a descubrir que había algunos dirigentes políticos
vinculados o presuntamente vinculados o señalados
de tener vínculos con los paramilitares, usted
dijo: mientras puedan estar en el Congreso, que voten
los proyectos, yo no voy a decir que rechazo esos apoyos.
En la medida en que este escándalo ha venido creciendo
y se destapan más y más dirigentes políticos, ¿usted
mantiene esa postura, Presidente? ¿Considera que
los dirigentes políticos, mientras puedan votar,
voten los proyectos? ¿Que el apoyo venga, no importa
de dónde venga?
Presidente de la República: No,
no. Pare, pare, pare. No me malinterprete. No me malinterprete.
Primero, recuerde en el 2002 cómo llegué yo
casi que solito, sin congresistas, a la Presidencia de
la República. Es muy importante que usted mire,
en la mayoría de los actos que ahora se juzgan cómo
corresponden a hechos anteriores a mi gobierno. Y mire
también que la mayoría de esos congresistas
no acompañaron en el 2002 mi candidatura a la Presidencia.
Ahora, yo construí gobernabilidad. ¿Qué tal
que yo no hubiera tenido mayorías de Congreso para
aprobar tantas leyes, cuyos frutos se ven hoy? Mire cómo
ha crecido la economía colombiana, cómo está mejorando
la situación de ingreso de los sectores populares
del país, el consumo de alimentos. Eso no se puede
desvincular de nuestra agenda legislativa, ni se puede
desvincular de nuestra política de Seguridad Democrática.
Ahora, el año pasado, con este
escándalo, se quiso crear… Es que, mire, yo
veo una gran diferencia. Por ejemplo, cuando escucho al
doctor Darío, veo una gran diferencia con muchas
cosas que uno le escucha a diario al pueblo colombiano.
El año pasado se quiso crear, en algún nivel
de medios, una corriente de ilegitimidad contra el Congreso
de la República. Yo salí a defender esa institución
legítima de la democracia. Y yo no podía
permitir que se crearan riesgos contra la agenda legislativa.
Me di a la tarea que se tuviera que aprobar la agenda legislativa. ¿Qué tal
que no hubiéramos aprobado la agenda legislativa? ¿Qué tal
que no hubiéramos aprobado la Reforma a la Ley 100,
la Ley de Vivienda? ¿Qué tal que no hubiéramos
aprobado la Reforma Tributaria, que es el conjunto normativo
más importante para atraer inversión, que
se da en el continente? ¿Qué tal que no hubiéramos
aprobado, en primer debate, la regulación de las
transferencias a las regiones, para estimular la descentralización
sin quebrar a la Nación?
Ahora, me parece que hay unas propuestas
interesantes. Por ejemplo, ahora la ha hecho el senador
Carlos García Orjuela, presidente del partido Unión
Nacional Social, que aquellos congresistas que estén
en procesos judiciales sean retirados transitoriamente,
mientras se definen los procesos judiciales. Lo que yo
tengo que hacer es defender la institución del Congreso
de la República. Y defender y abogar por la aprobación
de la agenda legislativa.
En aquello de paralizar al país,
a eso jamás le haré juego. Además,
porque todo lo que está apareciendo es producto
de la Seguridad Democrática. Estos señores,
que están haciendo ahora esas confesiones, están
en proceso de paz, no porque espontáneamente les
hubiera surgido la idea de un proceso de paz, sino porque
han sentido los rigores de la Seguridad Democrática.
Darío Arizmendi: Presidente,
ha sido usted muy gentil, está usted acompañado
de los altos mandos de la Policía Nacional, el
general Castro Castro, el general Óscar Naranjo.
Ha sido muy amable por estas precisiones a la audiencia
de la cadena Caracol.
Presidente de la República: A
ustedes, muchas gracias, Darío. A usted y a sus
compañeros. |