ENTREVISTA
AL PRESIDENTE EN LA FM DE RCN
Enero 29 de 2007
Juan Carlos Florez, conductor
de La FM: Presidente, muy buenos días,
bienvenido a la FM.
Presidente de la República: Buenos
días Juan Carlos, muy buenos días a sus compañeros
en La FM y muy buenos días a todos los compatriotas
que escuchan La FM a esta hora.
J.C.F.: Este
sábado en el Consejo Comunal en Pereira, usted
hizo como una suerte de balance de lo que han sido los últimos
años de la seguridad ciudadana en Colombia y –no
sé si la palabra que voy a utilizar sea acertada-
un diagnóstico de las causas de porqué razón
los colombianos, de pronto nos vimos –en muchas
zonas, en muchas regiones del país- en manos de
los grupos delincuenciales, bien fuera de la guerrilla
y el narcotráfico.
Y en ese balance, Presidente, en
esa suerte de ‘arqueo de caja’ de la seguridad,
pues lo que le parece quedar a uno claro, de su exposición
en Pereira, es que a lo largo de muchos años en
Colombia, de parte de los gobiernos, de diversas administraciones,
no hubo una actitud fuerte para enfrentar a los grupos
violentos, bien fueran las guerrillas o el paramilitarismo.
¿Es adecuada esa percepción
del balance que usted hizo en Pereira, Presidente?
Presidente de la República: Sí,
Juan Carlos. Me interpreta bien.
Ese fue un Consejo Comunitario muy importante
para mirar el tema de las telecomunicaciones en Colombia. ¿Qué hemos
hecho? Telecom, Adpostal, la televisora nacional (Inravisión,
hoy RTVC), ¿para dónde vamos?, banda ancha,
internet, inversión de Colombia Telecomunicaciones
(antigua Telecom), inversión de los privados, participación
de las telecomunicaciones en la salud, en la educación,
en la agricultura.
Y en la introducción a los Consejos
Comunitarios que hago cada sábado, hago unos comentarios
sobre algunos temas del país. Por ejemplo, una semana
antes en Bucaramanga, hablé en extenso sobre el
concepto que nuestro Gobierno tiene del papel del Estado
en la sociedad y que ha marcado diferencia con algunos
conceptos que hoy se aplican en otros países de
América Latina.
Y este sábado me referí a
varios temas, uno de los temas fue este tema del juicio
que se adelanta ahora a los paramilitares que se han desmovilizado.
Otros temas, el tema de la verdad.
Y por supuesto, en el tema del juicio
a los paramilitares, dije que es muy importante considerar
las circunstancias que rodearon esa integración
de tantos ciudadanos con grupos paramilitares y con grupos
guerrilleros, porque a esa circunstancia confluyó el
hecho de que el Estado –en un proceso histórico
extenso- abdicó, declinó a la soberanía
real y esa soberanía real, ese poder real en muchas
regiones de Colombia, lo asumieron primero, guerrilleros
y después guerrilleros y paramilitares.
Entonces, esas circunstancias son unas
circunstancias que no se pueden desconocer para juzgar
las conductas de las gentes, que en una región se
sometieron a los paramilitares, en otra región se
sometieron a las guerrillas. Y además es muy importante,
también y los jueces de la República, en
su sabiduría lo esclarecerán, saber quiénes
fueron por coacción insuperable, quiénes
fueron por una gestión humanitaria, quiénes
fueron por un estado de necesidad, quiénes impulsaron
esas relaciones por ánimo delictivo.
Todo eso es importante tenerlo en cuenta
y estoy seguro, lo considerarán los jueces de la
República.
Después hablé en extenso
de la verdad –sobre lo cual podríamos hablar
de acuerdo con sus inquietudes-, sobre este debate acerca
de las transmisiones en televisión de estas audiencias
que el Gobierno -respetando a la Comisión de Televisión
y respetando a los jueces-, cree que esa transmisión
en directo es positiva. Y dije que el tema de la verdad
hay que mirarlo muy tranquilamente, que no se puede asumir
en la política la actitud de ser severo y condenatorio
con los adversarios y de ser indulgente y justificativo
con los amigos.
J.C.F.: Presidente,
frente a esta suerte de evaluación de responsabilidades
sobre lo que aconteció en el país en los últimos
años, pues es indudable que hay unos gobiernos
que le precedieron y hay una pregunta en el país
hoy en día. Digamos…, una de las preguntas
más fuertes hoy en día en el país,
desde diversos lados, son las responsabilidades por el
hecho de que unos grupos –las guerrillas en un
lado, los paramilitares en el otro- hubieran cogido tanta
fuerza, Presidente.
El análisis fundamental que
usted hace, ¿está orientado a que, quienes
tenían responsabilidades públicas no las
asumieron? Y usted hacía hace un momento, una
presentación como de tres formas, a través
de las cuales las personas se vieron en las manos de
los grupos delincuenciales. No sé Presidente,
si eso solamente se refiere a los paramilitares, pero
pienso que también, probablemente usted está incluyendo
allí a la guerrilla: coacción insuperable,
un ánimo humanitario –cuando las personas
buscan relacionarse con los grupos armados para tratar
de liberar a un secuestrado, para tratar de evitar que
se haga un daño a una población, como lo
hacen las iglesias, los líderes cívicos-,
y claro, un ánimo delictivo. Pero en esas tres
circunstancias, ¿dónde estaba la responsabilidad
de los gobiernos? Asegurar que los ciudadanos fueran
protegidos y cuando los ciudadanos no resultaron protegidos,
Presidente, ¿era justificable, de alguna forma,
esa coacción insuperable a la cual se veía
sometida la gente?
Presidente de la República: Voy
a tratar de darle en esta pregunta una respuesta más
corta.
Primero, el problema fue de paramilitares
y guerrillas. Le quiero contar que en el último
debate electoral que concluyó con la generosa oportunidad
que los colombianos me dieron de dirigir al país
por otros cuatro años, las únicas coacciones
de las cuales se tuvo noticia, fueron coacciones por parte
de la guerrilla contra mis electores, en algunas partes
del país donde la guerrilla sigue fuerte. Entonces
la primera respuesta es, sí, hay que examinar el
caso de los paramilitares y el caso de la guerrilla.
Segundo, el tema de justificar. No, una
cosa es justificar y otra cosa es explicar.
Ahora, recuerdo las lecciones de mis
profesores en la facultad de Derecho, el delito no puede
ser disociado de las circunstancias sociales, del entorno
político, en el cual ese delito se comete. Entonces
las circunstancias que confluyeron a la tipificación
de esas conductas, muchas de las cuales pueden resultar
delictivas, hay que considerarlas y por supuesto, en un
largo período histórico se fue desvaneciendo
la soberanía del Estado y de manera más perceptible
en unas partes, más imperceptible en otras, ese
poder real lo asumieron guerrilleros y/o paramilitares.
Esa es una circunstancia que hay que tener en cuenta.
J.C.F.: Presidente,
uno pensaría aquí en dos opciones, tal
vez extremas, tal vez voy a reducir las cosas a una caricatura,
con el riesgo que eso tiene, pero para imaginar dos situaciones
distintas bajo una misma presencia de un grupo ilegal
armado, bien sea la subversión guerrillera o la
subversión paramilitar.
Un ciudadano que se queda sin la
protección del Estado en el campo y que debe convivir
con la presencia guerrillera o con la presencia paramilitar.
Y de otra parte, Presidente, digamos me parece, que allí hay
lo que usted llama una coacción insuperable. ¿Qué hace
un ciudadano que tiene su familia, sus hijos estudiando
en un colegio en el campo, que produce alguna cosa, cuando
está esa presencia allí armada, pues que
lo coacciona? Pero de otro lado, pues están obviamente
los políticos que conviven con los paramilitares –y
en algunos casos con los guerrilleros- y se vuelven sus
brazos políticos de estos grupos armados y también
la Fuerza Pública, cuyo objetivo no es aliarse
con los delincuentes sino proteger a la ciudadanía.
Presidente de la República: Primero
le voy a contar mi personal circunstancia, porque yo he
sido un hombre del campo toda mi vida. Yo creo que por
allá desde el año 86, tengo escolta, he sido
un privilegiado porque el Estado me ha dado protección
por muy difíciles circunstancias que viví como
Senador de la República y después como Gobernador
de Antioquia.
En el año 91 saqué mi familia
del país, mucho antes de un viaje que tenía
programado a la Universidad de Harvard, presionada –mi
familia- por unos intentos de secuestro, en vista de que
no me podían secuestrar a mí. En el año
98 estuve otra vez todo el año por fuera y he tenido
protección del Estado. He sido un privilegiado porque
he podido estar por fuera y he tenido protección
del Estado.
Y le quiero contar otra cosa. También
he tenido una circunstancia, no sé si buena o mala,
de combatir institucionalmente –tal vez, por allá una
cosa muy acendrada de mi madre, que a toda hora decía
que había que estar era con la Patria, era una cantaleta.
Yo recuerdo mi llegada al uso de razón oyendo esa
cantaleta de mi madre, de estar a toda hora con la Patria-.
Entonces, en algún intento de secuestro, lo primero
que hice fue buscar la Fuerza Pública y me ha tocado
vivir en zonas de ELN, Farc y en zonas de paramilitares
y he tenido siempre presente el tema de la institucionalidad.
Vamos al conjunto general de mis compatriotas,
sumamente abandonados, durante años. Regiones enteras
que veían crecer la guerrilla y veían crecer
la guerrilla y el Estado no acudía eficazmente a
protegerlos, mucha gente quedó en manos de esa guerrilla.
Después llegó el remedio de los paramilitares
y esa combinación de grupos terroristas, financiados
con el narcotráfico, causó todos los estragos
que hoy están viendo en los estrados judiciales.
Entonces, sí, habrá que
tener también…, si yo fuera Juez de la República
miraría las circunstancias históricas, sociales,
de ejercicio real de soberanía del Estado, de cómo
cumplió o incumplió el Estado la obligación
de proteger a los ciudadanos. Miraría las condiciones
de cada ciudadano, el ciudadano del común, el dirigente
político y también el integrante de la Fuerza
Pública. Para la Fuerza Pública es muy importante
el ejemplo del gobernante. Yo he tenido la tesis de que
la Fuerza Pública en Colombia no ha sido golpista,
pero si ha sabido hacer la Fuerza Pública en Colombia,
operación tortuga. Cuando el ejemplo del gobernante
no es un ejemplo de ejercer la soberanía real del
Estado en todas las regiones, la Fuerza Pública
se desmotiva.
Entonces una Fuerza Pública desmotivada,
débil, mal dirigida, es una Fuerza Pública
más proclive a entrar en colusión con grupos
terroristas y a descuidar la obligación de proveer
de seguridad a los ciudadanos. Todo esto hay que tenerlo
en cuenta.
Ahora, por supuesto, es mayor la responsabilidad
de un dirigente de la política que la responsabilidad
de un ciudadano del común. Porque, si uno se hace
elegir Senador de la República, haya o no en su
región soberanía real del Estado, el deber
de uno es estar siempre del lado, en su conducta, en todas
las expresiones de su conducta, siempre del lado de las
instituciones democráticas, así las instituciones
democráticas hayan perdido la posibilidad del ejercicio
del poder real en esa región.
J .C.F.: No quiero
hablar desde la comodidad que da, pues usted hacía
una descripción desde el año 86 de la ventaja
enorme que ha tenido, pues como la tienen obviamente
muchos líderes públicos, de gozar de la
protección del Estado y de actuar -como usted
bien- dice desde la institucionalidad. Uno aquí también
en Bogotá pues tiene unas enormes ventajas, hay
una inseguridad, que es la normal, la –a veces-
también exacerbada inseguridad, pero de una gran
ciudad, pero no la presencia de unos grupos armados que
se convierten, que gravitan todo el tiempo sobre la vida
de uno, en su vivienda, en el trabajo de uno, etcétera.
Presidente, usted está –si
le entiendo bien- proponiendo o sugiriendo que la justicia
colombiana –como ocurre con otro tipo de casos
judiciales- pues tenga en cuenta unos atenuantes.
Presidente, pero le surge a uno obviamente
también una preocupación que quiero compartirle
con toda franqueza. Claro, hay atenuantes para decenas
de cientos de miles de colombianos que, como usted bien
lo describía, no podrían acudir al Estado
a que les brindara un grupo de guardaespaldas, no tenían
en los gobernantes desde Bogotá o no recibían
desde los gobernantes en Bogotá, el mensaje claro
a través de la Fuerza Pública que querían
protegerlos. Pero, uno siente también que en estos
tiempos de responsabilidad sobre lo aconteció al
país, hay muchos que se quieren echar encima la
cobija que es justa para aquellas personas que fueron
coaccionadas pero que no parece justa para aquellos que
auspiciaron, se beneficiaron o patrocinaron, bien fuera
a los paramilitares o a las guerrillas.
¿Cómo hacer esa distinción
para que los pecadores no se cobijen, no se echen encima
la cobijita de los justos?
Presidente de la República: Es
muy importante que en este Estado de Derecho nuestro, sean
los jueces de la República los que definan esa circunstancia.
Vuelvo a mis épocas de estudiante
universitario. Siempre nos enseñaron que el delito
no se podía separar de las circunstancias sociales,
de las circunstancias económicas, de las circunstancias
de mayor o menor debilidad institucional. Y entonces ahí,
volvemos al tema. Serán los jueces de la República
los que tendrán que decir en qué circunstancias
se dieron esas conductas, cuál era el grado de institucionalización
o de desinstitucionalización del país, cuál
era el grado de soberanía real que se ejercía
en esa región por parte de las instituciones, cuál
era el grado de usurpación del poder real que habían
logrado los grupos terroristas.
Y, naturalmente, hay que establecer la
diferencia entre aquellos casos en los cuales una persona
acudió a donde unos grupos terroristas por coacción
insuperable o por una intención humanitaria –liberen
un secuestrado, por favor no me sigan amenazando, por favor
hagan la paz- o acudió con el ánimo de asociarse
para delinquir.
Y también hay que diferenciar – y
es tema de los jueces de la República-, la menor
responsabilidad que puede tener un ciudadano del común
y la mayor responsabilidad que tiene que tener un dirigente
de la política. Porque los dirigentes de la política
tenemos que correr riesgos, los dirigentes de la política
somos los primeros que no podemos estar llamados a renunciar
a la institucionalidad por comodidad personal.
J.C.F.: Al lado
de esta responsabilidad, pues de quienes además
hacen las leyes y no pueden al mismo tiempo incitar por
debajo de la mesa a otros a violarlas o aliarse con ellos.
En estos últimos meses con las confesiones que
han empezado a realizar gracias al proceso de desmovilización,
confesiones que son inéditas en la historia colombiana,
no habíamos tenido en otro proceso de pacificación
la posibilidad de conocer las fechorías, los crímenes
que habían cometido los cabecillas de esos crímenes
o de esos grupos, reconocidos por ellos mismos. Usted
que le interesa la historia del país, que la cita
muchas veces, lo sabe muy bien, no ocurrió así en
ninguno de los procesos de guerra del siglo pasado, la
violencia –infortunadamente- terminó con
impunidad, han terminado con impunidad muchos de los
procesos de desmovilización recientes.
Pero hay una serie de revelaciones
que están haciendo estos cabecillas, en el caso,
por ejemplo del señor Mancuso, sobre supuesta
financiación de la Fuerza Pública en las
zonas de influencia de ellos. Mancuso ha hablado de mil
millones de pesos mensuales que, supuestamente –obviamente
eso tendrá que demostrarlo la justicia-, se le
entregaban a la Fuerza Pública. El Ministro de
Defensa Santos (Juan Manuel), reveló este fin
de semana un caso que tiene muy preocupadas a las Fuerzas
Militares, el caso del comandante del batallón
La Popa, Hernán Mejía Gutiérrez.
Presidente, hay una serie de indicios
que revelarían que infortunadamente en algunas
zonas del país un sector de la Fuerza Pública
perdió el norte y se convirtió, no en un
grupo que combatiera a estos delincuentes, en este caso
los paramilitares, de pronto también hasta los
guerrilleros, sino en aliados de estos grupos criminales.
Presidente de la República: Sí,
hay que ser totalmente severo con la Fuerza Pública
y hay que aclarar lo siguiente: esas conductas de la Fuerza
Pública hay que sancionarlas con total severidad,
pero hay que sancionarlas de manera muy constructiva, porque
a la Fuerza Pública hay que orientarla para que
no se desmotive sino para que recupere totalmente la soberanía
real del Estado en esas regiones, es lo primero.
Lo segundo, no se pueden perder de vista
las circunstancias que fueron creando esas tipificaciones
delincuenciales. La verdad es que el Estado daba mal ejemplo.
Si la Fuerza Pública ve a sus comandantes civiles
sin responsabilidades frente al orden público, eso
se recibe por parte de la Fuerza Pública como un
mal ejemplo.
Por eso, en medio de mis limitaciones,
he procurado durante estos cuatro y medio años de
Gobierno, darle permanente ejemplo a la Fuerza Pública
en privado y en público. Ser consistente entre lo
que les digo en privado y aquello que les digo en público.
Entonces, hay que juzgar esas conductas,
evitar que se repitan y al mismo tiempo, tener en cuenta
lo que se daba en el país por parte de quienes eran
los comandantes de la Fuerza Pública.
Y es muy importante que se diga la verdad,
por eso como Presidente no me opongo a las transmisiones
en directo por la televisión. Me parece que el proceso
que está viviendo Colombia, es diferente de otros
procesos que se dieron en el mundo y en Colombia. En el
mundo y en Colombia se daban procesos de perdón
y olvido, procesos de reconciliación sin justicia,
con impunidad, procesos de reconciliación sin verdad,
procesos de reconciliación sin reparación.
Aquí estamos haciendo todo lo
contrario y el mundo, que tanto juzgó a Colombia,
el mundo que tanto señaló a Colombia, al
ver este proceso y esta aplicación de la ley de
Justicia y Paz, va a tener que aprender a respetar a Colombia.
Por eso es muy importante la verdad,
la justicia, que no haya impunidad en este proceso. Una
cosa es un proceso de paz que ofrece unos beneficios –como
el de las sentencias reducidas- y otra cosa es un proceso
de paz con impunidad, con falta de verdad y con falta de
reparación.
¿Y por qué es importante
esta transmisión directa, que se estimule la verdad?
Para que los colombianos hagamos una reflexión:
no podemos volver a perder la institucionalidad. Para que
los colombianos, al conocer toda esta tragedia, nos propongamos –en
adelante- tener una Patria solamente regida por la institucionalidad
democrática. Una Patria sin paramilitares, sin guerrilla,
sin narcotráfico, sin corrupción. Y es muy
importante que este proceso, los colombianos lo conozcan
en detalle, porque también le va a servir de referencia
a otros procesos en el mundo y aquellos procesos que en
algún momento vendrán con el ELN y con la
Farc.
Y es muy importante frente a esto, asumir
una actitud tranquila, imparcial, que no tenga sesgos frente
a adversarios políticos, que no tengan sesgos frente
a amigos. Ni la severidad ni la acusación con sevicia
frente al adversario ni la indulgencia frente al amigo.
Y también es muy importante tener
en cuenta que la verdad no nos tiene que extrañar.
Porque muchas cosas de las que hoy se dicen en los estrados
judiciales el país la rumoraba y es un país
de libertades.
A mí me dicen: ‘es que es
inconveniente que hablen en la televisión de manera
directa’, y digo yo: bueno, pero hoy hablan, no les
transmiten eso directamente, con seguridad mañana
aparece algo o todo en los periódicos, aparece algo
o todo en las emisoras. Un país que en aras de la
libertad de prensa, ve que todos los días se viola
la reserva del sumario con filtraciones, cada rato filtran
sumarios, filtran expedientes y el Gobierno permanece calladito,
porque cualquier crítica que uno haga, así sea
a la filtración de un sumario, aparecería
como un recorte a la libertad de prensa.
Entonces por qué nos extraña
que se transmita directamente por televisión una
audiencia y que se explore la verdad, si en el país,
en aras de la libertad, en alguna forma se ha guardado
silencio frente a esas filtraciones que se constituyen
violaciones de la reserva del sumario.
Y me dicen: ‘¡ah!, pero es
que esos tipos en frente de una cámara de televisión,
van a manipular la verdad’. Es muy bueno que toda
la opinión pública sea juez, porque habrá muchos
ciudadanos de las regiones donde estos individuos actuaron,
que estarán viendo y oyendo la televisión
y podrán ayudar a concluir si lo que estos individuos
dicen es verdad o es mentira.
Entonces, un testimonio serio de un ciudadano
que rectifique, le ayudará al juez de la República
que esté conociendo del caso, a esclarecer la verdad.
Por eso a mí me parece importante este proceso.
Algunos dicen: ‘pero si hay algo
inconveniente para niños o hay alguna revelación
que afecte la dignidad de una mujer víctima’,
cuando eso se vaya a dar, el juez que esté dirigiendo
la audiencia podrá en su sabiduría, podrá en
su discrecionalidad, evitar que eso se transmita directamente.
J.C.F.: Frente a
quienes, como por ejemplo, Eduardo Pizarro, el presidente
de la Comisión de Reconciliación, están
diciendo que, aquellos apartes que sean lesivos para
la dignidad de una persona, el caso de una mujer violada,
deberían someterse a algún tipo de edición
cuando las audiencias salen a la opinión pública
a través de la televisión. ¿Qué piensa
usted de esa sugerencia?
Presidente de la República: Lo
comparto, excepcionalmente. La regla debe ser la transmisión
en vivo y en directo. Yo le digo aquí a Alicia Arango,
la secretaria privada de la Presidencia: lo mejor para
la democracia es que el Gobierno de uno fuera un reality.
Que cada minuto el país conociera en vivo y en directo –lo
que se llama ahora en tiempo real- todo lo que dice y piensa
el Gobierno. A mí me parece que eso es bueno para
la democracia.
Ahora, esta excepción que propone
el doctor Eduardo Pizarro Leongómez, yo la comparto,
pero mirémosla por la vía excepcional. Eso
sí, si por respetar la dignidad de una mujer víctima
de una atrocidad, de un ciudadano que está siendo
juzgado, se considera conveniente evitar la transmisión
directa, también es conveniente y necesario que
eso no se filtre, que no aparezca al otro día en
los periódicos, que no aparezca al otro día
en las emisoras.
J.C.F.: Presidente,
pasando a otro terreno, en estos últimos días
uno de los senadores más importantes de la oposición,
el senador del Polo Democrático, el señor
Gustavo Petro, ha denunciado que su familia, sus hermanos,
unos hermanos que según él tienen –nos
lo dijo aquí en la FM- tienen un colegio aquí en
la zona de floricultores en la sabana de Bogotá,
han recibido amenazas. Este fin de semana, él
volvió a reiterar que esas amenazas se han dado
y ha dicho el señor Petro que hay miembros de
los organismos de inteligencia del Estado detrás
de esas intimidaciones, y él resume el origen
de las amenazas, así lo ha dicho a través
de varios medios, Presidente, también a través
de la FM, en un debate que él estaría preparando
sobre paramilitarismo en los años 90 en Antioquia,
que él hace coincidir con el período en
que usted era Gobernador de Antioquia. Presidente, ¿qué piensa
usted de estas denuncias del senador Petro y de este
grave señalamiento que hizo en el fin de semana
a los organismos a algunos organismos de inteligencia
del Estado?
Presidente de la República: Como
politiza él la vida, mezquinamente. Yo llevo cuatro
años y medio en la Presidencia y he dado ejemplo
de lo siguiente: de poner la seguridad al servicio de la
democracia.
Los hechos son más elocuentes
que esas insinuaciones. Bajo la regencia de ésta
Presidencia se han dado en Colombia los siguientes procesos
electorales: el referendo, la elección de alcaldes
y gobernadores de 2003, la elección del Congreso
en 2006, la elección de Presidencia de la Republica
en 2006 y una enorme cantidad de elecciones de alcaldes
y gobernadores en esas fechas excepcionales y la seguridad
se ha sentido por igual en favor de los amigos del gobierno
que a favor de los críticos.
El año pasado la oposición,
contrariamente a lo que vivieron muchos grupos políticos
cuatro años antes, recorrió todo el país.
Fueron allá a Valencia y a Tierralta a gritar ‘abajo
los paramilitares’, rodeados de la protección
efectiva del Gobierno.
Ustedes, los periodistas, los profesores,
los sindicalistas, deben juzgar este Gobierno hoy por los
hechos, no por el discurso. Nuestro afán por proteger
la oposición, por proteger al periodismo, por proteger
a los sindicalistas. Miren cómo se han recuperado
las libertades efectivas en Colombia.
Y entonces, a la mezquindad déjeme
responder con lo siguiente: llevo décadas de discusión
en la vida pública colombiana, ¡cuánto
controvertí como Senador de la República!
Controvertí con Hernán Motta, pregúntenle
a Hernán Motta si tiene algo de qué quejarse
de mí. Controvertí con Gloria Quiceno, con
Eberth Bustamante –quien, después de que controvirtió conmigo
en el Senado de la República, años después
me ha apoyado políticamente y es hoy el director
de un instituto del Gobierno-. Cuánto he controvertido
con la oposición, con mis críticos. Pregúntele
a algunos de mis críticos quién ha tenido
que sentir de mí, pregúntele a algunos de
mis críticos si he pasado de los argumentos y de
la lucha ideológica en el debate, para que vengan
estas insinuaciones mezquinas.
¿Sabe a quién le entregué la
gobernación de Antioquia? A un candidato que escogieron
mis críticos, los que se oponían a mi política
de seguridad allí. Pregúntenle a quienes
hicieron oposición en Antioquia, si tuvieron o no
garantías. Allá me reuní entonces
con los diputados de la Unión Patriótica,
vivos, por fortuna y esto que puedo decir, consúltelo
con ellos, que es muy importante. Yo hice todo el esfuerzo
para que tuvieran protección efectiva y una vez
me dijeron los dos: ‘Gobernador usted nos ha dado
protección efectiva, es una excepción en
Colombia’ y les dije: ¿por qué no lo
dicen públicamente?, y me dijeron: no podemos, por
razones políticas.
El Senador que usted me menciona sabe
que aquí hay todo el esfuerzo para protegerlo a él
y a su familia. Él ha dicho lo que ha querido, rodeado
de la protección del Estado. La semana pasada se
reunió con el Ministro del Interior y de Justicia
(Carlos Holguín), con el general Castro Castro (Jorge
Daniel, director de la Policía Nacional) y el Estado
tiene todo el afán, la sincera angustia para protegerlo
a él y a su familia. ¡Que no mezclen, mezquinamente,
un tema con el otro!
Ahora, yo me posesioné de Gobernador
de Antioquia el 2 de enero del año 95 y ese departamento,
donde no estaba lleno de guerrilla, estaba lleno de paramilitares.
Y asumí la responsabilidad de estimular, creo que
fueron 65, 70 organizaciones Convivir, a la luz de la legalidad.
Todas, totalmente ajustadas a la legalidad. ¿Qué creía
yo? Que era necesario estimular –como lo he hecho
de Presidente- la integración de la ciudadanía
con la Fuerza Pública para recuperar la institucionalidad
y evitar esas alianzas vitandas de ciudadanía con
guerrilla o de ciudadanía con paramilitares.
El pueblo de Antioquia juzgó,
mire los resultados por allá cuando aspiré a
la Presidencia en el 2002 y cuando aspiré a la Presidencia
en el 2006. Si el pueblo de Antioquia hubiera encontrado
el gobernador paramilitar que, el señor Senador
insinúa, el pueblo de Antioquia habría juzgado
de manera diferente.
J.C.F.: Presidente, ¿usted
cree entonces que hay una relación o una intención
política detrás de la asociación
que establece el Senador de la oposición Petro,
entre el debate que él dice que está preparando
para marzo sobre ese período, cuando usted era
Gobernador de Antioquia, y estas denuncias que él
está señalando en contra de su familia?
Presidente de la República: Las
denuncias en contra de su familia, el Gobierno que presido,
se ha dedicado en cuatro años y medio a darle protección
a todo ciudadano que dice que hay una persecución
o un riesgo contra él o contra su familia. Prueba
de ello, lo que ha pasado en Colombia: muchos intelectuales,
mis críticos que vivían en el extranjero
huyendo, hoy hay muchos en el país, viviendo felices
en Colombia y me critican. Muchas veces le he dicho a la
senadora Piedad Córdoba: como eres de dura conmigo
y antes se te oía hablar, pero desde Canadá.
Ahora vives feliz en Colombia, protegida por la Seguridad
Democrática y aquí me critican todos los
días.
Entonces aquí hay una realidad
de protección a la crítica, de protección
al periodismo. No mezclemos lo uno con el otro.
Y el debate, ¡anticipémoslo,
pregunten cualquier cosa! Ya les dije una cosa bien importante:
qué encontré en Antioquia el 2 de enero del
95, donde no había guerrilla, eso estaba lleno de
paramilitarismo. He asumido mi responsabilidad frente a
las Convivir.
Es muy importante tener en cuenta lo
que pasó allí, siendo gobernador, con los
diputados de la Unión Patriótica que tuvieron
plenas garantías.
Y pregunten otra cosa, es que mi carrera
política no empezó ayer. Pregúntenle
a mis ocasionales adversarios, a quienes han controvertido
conmigo. Ahí tienen vivo a Hernán Motta,
ahí está Gloria Quiceno, los que controvirtieron
conmigo en el Congreso de la República, a mis opositores
en la gobernación de Antioquia. Pregunten qué tienen
que sentir de mi persona. Pregúntenle a Piedad Córdoba,
al uno o al otro, para que vengan a hacer estas insinuaciones
que son contra evidentes frente a la realidad de mi carrera
pública.
J.C.F.: En los últimos
días ha vuelto a emerger, a raíz de que
el ex ministro del gobierno Pastrana, Araújo,
logró huir bajo presión de los militares
de la guerrilla, ha vuelto a resurgir el tema del intercambio
humanitario, de la mejor vía para que las personas
que están secuestradas –ya algunos desde
hace más de 7 años en poder de la subversión-
regresen a sus casas.
El ex presidente Ernesto Samper,
quien se ha vinculado al tema del intercambio humanitario,
ha dicho que en el caso de Florida en el Valle (del Cauca) –este
municipio que los subversivos de las Farc han propuesto
en varias ocasiones, como un eventual escenario del inicio
de un proceso hacia el intercambio humanitario- que en
ese municipio el Gobierno ha desatado una guerra, que
de alguna manera –según Samper, Presidente-
ha deslegitimado la existencia de este escenario propuesto
por los subversivos para la negociación.
¿Qué tiene usted que
decir frente a eso?
Presidente de la República
: Le voy a hacer unas aclaraciones.
Desde el primer día que asumí la
Presidencia, recuerdo que el 8 de agosto del 2002 no me
quedé en desayunos sociales en Bogotá, me
monté en un avión a las 4:00 de la mañana
y me fui a cumplir un compromiso de estar en Valledupar
antes de las 6:00 de la mañana para empezar la política
de Seguridad Democrática, de recuperar la libertad
para los colombianos en las carreteras. Y empecé en
ese departamento del Cesar, lleno de guerrilla y lleno
de paramilitares y que ha mejorado bastante.
Ese día, por la tarde, estuve
en el Caquetá, donde encontré los alcaldes
de los municipios del Caquetá arrumados, todos,
huyendo de la guerrilla en la capital del departamento.
Y desde ese día empecé la tarea de rescatar
a los secuestrados, de luchar contra el secuestro.
Durante estos cuatro largos años
de Gobierno, cuatro y medio años de Gobierno, todos
los días estuve buscando cómo rescatábamos
al ex ministro Fernando Araújo.
Tuvimos muchas acciones, estuvimos muy
cerca –como él lo dice- pero solamente pudimos
llegar ahora, en los primeros días de enero. Entonces,
cuando llegamos exactamente al sitio, gracias a un colombiano
que nos informó y a que la Fuerza Pública
todos los días ha venido perfeccionando estos operativos,
nuestra llegada, inmediatamente, permitió que el
ex ministro Araújo se liberara.
Yo, todos los días, le he repetido
a mis compatriotas que no puedo cesar en el empeño
de rescatar a los secuestrados. Y nunca he negado el acuerdo
humanitario.
Lo que yo no puedo permitir es que, los
guerrilleros que están en la cárcel, salgan
de la cárcel para volver a delinquir. ¡Qué bonito!, ¡qué bueno
para el país!, que salgan estos señores de
la cárcel y entonces vuelvan a delinquir. Eso es
una cosa muy importante para nosotros.
Lo que no podemos hacer es volver a tener
zonas de despeje. El país tiene que recordar esa
infausta experiencia. Y por favor, el rescate que estamos
haciendo de la institucionalidad en Florida y en todo el
territorio de Colombia, no es que el Estado haya desatado
una guerra, sino que el Estado está superando la
guerra contra la comunidad, que allí desataron los
terroristas.
J.C.F.: Presidente,
antes de despedirlo –usted tiene sus ocupaciones
en esta mañana, comenzando semana-, pues un evento
internacional que es de importancia para Colombia. El
Presidente, recién posesionado del Ecuador, (Rafael)
Correa, está hablando de llevar el contencioso
que Ecuador ha expresado frente a Colombia sobre las
fumigaciones en la zona fronteriza colombiana con Ecuador,
a La Haya.
Presidente, ¿qué piensa
usted de esto?, ¿qué está pasando
allí, Presidente, con el Ecuador?, porque no se
logra llegar a un entendimiento con el nuevo gobierno
para encontrar una salida amistosa, comprensiva para
los dos países del tema de las fumigaciones.
Presidente de la República
: ¡Claro que ha habido un acuerdo!,
el acuerdo de Managua que es muy importante, donde
nosotros aceptamos la creación de esa Comisión
Tripartita: OEA – Ecuador – Colombia, para
mirar que cuando Colombia fumigue allí, no caiga
glifosato sobre Ecuador. Y además aceptamos
que haya unos inspectores, unos supervisores nombrados
por el gobierno de Ecuador. Nosotros tomamos todas
las precauciones para que no caiga glifosato sobre
territorio ecuatoriano.
Y algunas de las precauciones son las
siguientes: primero, cuando los aviones fumigan, lo hacen
exclusivamente sobre el territorio colombiano a muy baja
altura para evitar que haya, en virtud de la volatilidad
de la mezcla, una desviación hacia territorio ecuatoriano.
Los aviones fumigan a muy baja altura.
Segundo, el glifosato tiene una mezcla
de un producto que se llama ‘comboplus’, que
es un producto adherente que ayuda que el glifosato se
adhiera en las matas de coca y es un producto que le da
más peso a la mezcla y ayuda a que la mezcla caiga
vertical.
Y tercero, los reglamentos de fumigación
de Colombia impiden fumigar cuanto hay brisa.
También sabe el gobierno ecuatoriano
que nosotros vamos a hacer un esfuerzo –va a empezar
ahora el primero de febrero-, vamos a empezar con unos
200 grupos nuestra campaña de erradicación
manual este año. Colombia no erradicaba manualmente,
el año antepasado erradicamos 31.200 hectáreas
manualmente, el año pasado 43 mil y vamos a ver
cómo, este año, logramos erradicar manualmente
50 mil hectáreas.
Y vamos a hacer un esfuerzo en esa zona
cercana a la frontera con la hermana patria ecuatoriana
para avanzar con erradicación manual, con mucha
preocupación por la seguridad de nuestra gente.
Porque el año pasado, de manera, cobarde con explosivos
terroristas, nos asesinaron muchos erradicadores y nos
asesinaron muchos policías, que estaban cuidando
esa erradicación. Vamos a ver eso, cómo nos
funciona mejor este año.
No me dejó hablar de otras cosas
bien importantes. Por ejemplo la reforma del Seguro Social.
Estamos bien emocionados con la reforma del Seguro Social.
Sábado y domingo estuvo el Ministro (de Protección
Social, Diego Palacio) recorriendo el país porque
nos hemos propuesto –ya tenemos un presupuesto de
20 mil millones (de pesos)- desatrasar a los usuarios del
Seguro Social de todos los procedimientos quirúrgicos.
Más o menos hay 50 mil casos atrasados: 16 mil de
procedimientos delicados, 8 mil de cirugías. Y nos
hemos propuesto avanzar rápidamente para desatracarlos.
Y estamos contentos porque ya tenemos
ejemplos de que va a funcionar nuestra reestructuración.
En la clínica Enrique de La Vega, de Cartagena,
del Seguro Social, ya administrada por una comunidad religiosa.
Sumamente contentos los pacientes.
Ahora en febrero se reabre la clínica
del Seguro en Santa Marta, administrada por la Fundación
Cardiovascular de Bucaramanga que le está haciendo
una gran inversión. Estamos buscando un acuerdo
con la universidad de Antioquia para las clínicas
del Seguro en Medellín, para que queden bien administradas,
ponerlas al nivel de servicio de las mejores clínicas
del país y del mundo y que también sirvan
de hospital universitario.
Nuestra tarea reformista del Estado,
un Estado social, que no esté al servicio de la
politiquería, que no esté al servicio de
los privilegios sindicales. Un Estado blindado contra el
clientelismo. Un Estado que no obstaculice al sector privado,
sin estatismo y sin demolición del Estado. Un Estado
que cumpla responsabilidades sociales.
Estas son las razones ideológicas
y programáticas que se han expresado en la reforma
de 300 entidades del Estado. Empezamos por Telecom y ahora
entramos a las clínicas del Seguro Social, a la
EPS del Seguro, a pensiones del Seguro, al tema de riesgos
profesionales del Seguro. Pero otro día hablamos
en extenso de eso.
J.C.F.: Pues, Presidente,
ya sabe que está invitado a tomarse aquí con
nosotros, con nuestro equipo y con nuestros oyentes,
un tintico en cualquiera de estas madrugadas.
Presidente, ha sido usted muy amable,
le agradecemos el tiempo que nos ha dedicado esta mañana,
que le ha permitido a los oyentes conocer su opinión
sobre algunos de los puntos más álgidos
de la agenda pública colombiana estas últimas
semanas. Presidente, un feliz día para usted.
Presidente de la República: Muchas
gracias a ustedes.
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