PALABRAS
DEL PRESIDENTE EN INAUGURACIÓN DE BRIGADA MÓVIL NO.9
Villavicencio,
15 abr. (CNE).- Las siguientes son las palabras del presidente de
la República, Álvaro Uribe Vélez, durante la
inauguración de la Brigada Móvil Número 9 en
la capital del Meta:
La energía de la Fuerza Pública es la salvaguardia
del débil, es la esperanza de toda la sociedad, expresó
el Libertador Bolívar en memorable documento enviado al Congreso
que se reunía en la ciudad de Ocaña en 1828.
Claro
que tenía toda la razón el Libertador, que además
se anticipó al curso de los siglos. La Colombia que le ha
tocado vivir a las últimas generaciones ha sido el escenario
de una población maltratada por la capacidad criminal del
terrorismo.
Una
población maltratada por un terrorismo que a veces ha querido
tener justificaciones ideológicas y que, finalmente, ha superpuesto
el interés del negocio de la droga y de sus mezquinas ambiciones
a cualquier objetivo ideológico.
El
campesino débil es maltratado permanentemente por el terrorismo
que le lleva sus hijitas a la prostitución, le recluta a
sus hijos para los negocios de la droga. El empresario débil
es secuestrado permanentemente, no puede gerenciar su empresa, no
puede generar empleo. El turista en Colombia al desplazarse por
las carreteras, hacer esfuerzos por conocer la Patria, la dimensión
de su diversidad y su belleza, ha sido también víctima
de su condición de indefensión y de la arrogancia
y del deber criminal de los violentos. El periodista sin armas,
con nada distinto a su máquina de escribir, a su grabadora
o a su cámara, ha sido maltratado por el poder de los violentos
y lo ha sido el maestro, lo ha sido el líder sindical, lo
ha sido el empresario y lo ha sido el soldado o el policía
de civil, o el oficial o el suboficial que en los tiempos de descanso
trata simplemente de visitar a su familia.
Por
eso Colombia ha tomado la decisión de fortalecer a su Fuerza
Pública cuanto sea necesario y con todo lo que sea necesario
para derrotar el terrorismo. Celebro este paso que hoy damos, felicito
a los soldados que integran esta Brigada Móvil número
9, a los suboficiales, a los oficiales, a su comandante.
Traigo
para todos ustedes un mensaje de gratitud de la totalidad de la
Nación, que siente confianza cuando ustedes abrazan esta
bandera y empuñan estas armas para defender la Nación
débil y desarmada que ha sido víctima del terrorismo.
El
país entero les expresa profunda gratitud, los acompañará
en todas sus acciones, estará expectante de sus triunfos,
porque sus triunfos son los triunfos de la democracia, los triunfos
de la convivencia.
Esta
mañana al llegar aquí a este campo de la base de Apiay,
estrechaba la mano de las mamás de algunos de ustedes, de
los papás de algunos de ustedes, de algunos de sus hermanos,
de la novia de algunos de los integrantes de esta brigada y todos
me expresaban, con qué sentimiento, que han acudido aquí
a acompañar la entrega de su hijo, de su hermano, de su novio,
de su compañero, de su compañero de estudio, a esta
misión de salvación de la Patria que han acudido todos
con fe en Colombia, estimulados por una infinita energía
de servicio a la Patria, por una fuerza inagotable de patriotismo.
A todos
ellos que dan un ejemplo de patriotismo, a estas mamás, a
estos papás, a los hermanos, a los familiares y amigos, de
este puñado de soldados que integran la Brigada Móvil
número 9, nuestra gratitud.
Los
exalto como un ejemplo de aquello que debemos hacer todos los colombianos,
que es comprometernos sin cálculo para derrotar el terrorismo.
Y quiero significar que este es un paso de todos los que estamos
dando para fortalecer nuestra Fuerza Pública, de las brigadas
móviles que se están creando, de los batallones de
alta montaña que ya se están integrando, de los grupos
especiales para perseguir las organizaciones terroristas, de los
soldados campesinos acantonados hoy en muchos municipios de Colombia,
de los infantes campesinos como aquellos acantonados en Nuquí,
en el Pacífico, a quienes en la mañana de ayer tuvimos
la oportunidad de saludar.
De
estos pasos también hace parte integral la Policía
Nacional, que en las últimas semanas ha podido restablecer
su presencia en 79 sitios fundamentales de la Patria que habían
sido abandonados por la Fuerza Pública y que estaban a merced
de los violentos.
Esto
hace parte de lo que nosotros hemos denominado la Seguridad Democrática,
que tiene un concepto: Seguridad Democrática para defender
por igual al pobre que al rico, para defender por igual al habitante
de Ciudad Bolívar en Bogotá, que al habitante de los
exclusivos sectores del norte de la Capital, para defender aquí
en el Llano al empresario de palma africana o al jornalero de las
plantaciones, para defender a los periodistas, para defender a los
maestros, para defender a los líderes sindicales, para defender
a los políticos independientemente de que tengan coincidencias
con las ideas del Gobierno o que hagan parte de la oposición
a las ideas del Gobierno. Para eso es la Seguridad Democrática:
para defender a todos los colombianos.
Y esa
Seguridad Democrática necesita muchos elementos. Un elemento
es el fortalecimiento de la Fuerza Pública en lo cual estamos
empeñados, con la contribución generosa de los contribuyentes
colombianos que han aceptado elevar el nivel de los impuestos para
que Colombia pueda tener un volumen de Fuerza Pública suficiente
para derrotar el terrorismo.
Y esa
Seguridad Democrática necesita el compromiso del Presidente
de la República con alma de primer soldado de la Nación,
para estar día y noche animando la Fuerza Pública,
contribuyendo a su dirección a fin de que la Fuerza Pública
pueda ser eficaz en la derrota del terrorismo.
El
Presidente de la República tiene que estar permanentemente
defendiendo la Fuerza Pública, que es la garantía
fundamental de un Estado de Derecho amenazado por el terrorismo.
Y la
colaboración de la ciudadanía es absolutamente esencial
como otro elemento de la Seguridad Democrática. Ya tenemos
más de un millón de cooperantes en toda Colombia.
Cómo
se ha estimulado la confianza ciudadana en la Fuerza Pública.
Cómo acude la gente a informar a los cuarteles, a los puestos
de policía, a los sitios donde hay presencia de soldados
o de infantes, a los sitios donde están los comandos de la
Fuerza Aérea.
Desde
Villavicencio invito hoy a todos los colombianos a ser colaboradores,
cooperantes de la Fuerza Pública, con un designio irrenunciable:
derrotar a los terroristas.
Y quiero
destacar las circunstancias de que en esta Semana Santa, millones
de colombianos se están desplazando a los sitios de turismo.
El Llano se ha convertido de nuevo en un gran sitio de recepción
de turismo, lo que contribuye al empleo, lo que contribuye a la
irrigación de ingresos, a la reactivación de la economía
y eso se debe fundamentalmente a la abnegada tarea de la Fuerza
Pública para cuidar nuestras carreteras, que a pesar de dificultades
todos los días arroja mejores resultados.
Y cómo
da gusto de demócrata percibir que crece la confianza ciudadana
en la Fuerza Pública. Ayer me contaban que los vehículos
que se desplazan por la carretera casi todos llevan una bandera
de Colombia, que la agitan permanentemente para saludar a los soldados
y a los policías destacados a lo largo del camino para dar
seguridad.
Los
colombianos aprecian hoy en la Fuerza Pública una institución
cumplidora del deber, abnegada, patriótica, que a cada momento
presenta resultados más eficaces siempre comprometida con
los derechos humanos.
Y cuando
esas encuestas reiteran el alto grado de apreciación del
pueblo colombiano por su Fuerza Pública, a fe que demuestran
el acertado juicio del pueblo colombiano.
Ante
propios y extraños, hay que repetir el hecho de que la Fuerza
Pública de Colombia ha tenido una tradición democrática
de respeto a la Constitución, al ordenamiento jurídico
y obediencia de los gobernantes de elección popular, de acatamiento
a los resultados de la democracia.
Aquí
no hemos visto a la Fuerza Pública desafiar la Constitución.
Aquí no hemos visto a la Fuerza Pública oponerse al
ordenamiento jurídico. Aquí no hemos visto a la Fuerza
Pública trabada en enfrentamientos políticos banderizos.
Aquí
siempre la hemos visto exigiendo respeto a la Constitución,
dando ejemplo de acatamiento a la Constitución, obediente
a los resultados de la democracia, jerarquizada y subordinada ante
los gobernantes de elección popular.
Eso
honra a la democracia colombiana ante la opinión nacional
y ante la opinión internacional. Y cuántos esfuerzos
ha hecho nuestro Ejército, nuestra Policía, nuestra
Armada, nuestra Fuerza Aérea para que todos los días
haya mayor solidez en el respeto a los derechos humanos.
Miren,
no creo que haya una Nación con 34 mil asesinatos al año,
con más de tres mil secuestros, con tantos actos terroristas,
en la cual, a pesar de todas esas expresiones de la violencia, el
mayor compromiso de la Fuerza Pública es el compromiso de
observancia de los derechos humanos.
Ejércitos
y policías en el mundo entero cuando enfrentan semejante
desafío, enfrentan ese desafío y hacen a un lado los
derechos humanos. Pues aquí eso no ha ocurrido.
Aquí
lo que tenemos que reivindicar ante toda la opinión del mundo
es que esta Fuerza Pública que enfrenta hoy el mayor desafío
del terrorismo que se da en el mundo entero, trabaja siempre de
la mano de los derechos humanos. No los abandona, hace un esfuerzo
por derrotar el terrorismo y simultáneamente reivindicar
los derechos humanos.
La
eficacia dentro de la transparencia es el gran capital de nuestra
Fuerza Pública. La eficacia dentro de la transparencia, dentro
del acatamiento al ordenamiento jurídico, es la gran carta
de prestigio de nuestra Fuerza Pública.
Por
eso el pueblo colombiano está hoy volcado a respetar y apoyar
a su Fuerza Pública, que la considera esencial para derrotar
el terrorismo.
Vengo
a Villavicencio en el marco de iniciación de actividades
de la Brigada Móvil número 9 a rendir un homenaje
al más humilde de los soldados y policías de la Patria,
a rendir un homenaje a los suboficiales, a los oficiales, a rendir
un homenaje a nuestro generales por su abnegación, por su
capacidad de tomar la iniciativa, por su sentido de comprender la
exigencia del pueblo colombiano que en este momento quiere una Fuerza
Pública a la iniciativa, una Fuerza Pública en permanente
estado de salir adelante a luchar y a derrotar el terrorismo.
Quiero
rendir a todos ellos un homenaje, quiero decir a los colombianos
que nos tenemos que sentir orgullosos de contar con una Ministra
de la Defensa que se luce por su valor civil, porque no tiene titubeos,
porque para enfrentar a los terroristas es un ejemplo de determinación,
de fortaleza en la decisión.
Quiero
decir a todos mis compatriotas que tenemos que estar orgullosos
de todos nuestros comandantes, y que nada ni nadie nos va a distraer
de nuestro deber de apoyarlos para que ellos cumplan el deber de
derrotar a los terroristas.
Colombia
ha tenido unos bandidos cínicos. Colombia ha tenido unos
bandidos mimados. Colombia ha tenido unos bandidos solapados. Colombia
ha tenido unos bandidos que se olvidaron de la ideología
o que la utilizaron como un expediente y son hoy una combinación
de la arrogancia que surge de portar armas ilícitas, financiadas
con el negocio de la droga.
Pues
bien, hay que decir que a esos bandidos se les acabó la larga
vida de los mimos, que a esos bandidos se les acabó la larga
vida de las caricias, que a esos bandidos se les acabó la
larga vida de las contemplaciones.
Que
con este Gobierno, con esta decisión de opinión, con
este acompañamiento popular a la Fuerza Pública, con
esta Fuerza Pública a esos bandidos les llegó la hora
de la derrota total sin contemplaciones.
Llegó
la hora de quitarle a Colombia la pesadilla de estos bandidos sanguinarios
y contemplados que tanto daño le han hecho a la Nación.
Aquí
se acabaron las cofradías con estos bandidos, aquí
se acabaron las tertulias con estos bandidos, aquí se acabó
la receptividad para que estos bandidos continúen engañando
al pueblo colombiano. Aquí lo único que hay es una
decisión: desintegrar las organizaciones de estos bandoleros,
derrotarlos plenamente y hemos avanzado. Hemos avanzado como lo
acredita el mejoramiento de las cifras de seguridad. Falta mucho,
pero estamos avanzando.
Sabemos
que tenemos que derrotarles totalmente su estructura, que esa estructura
exige derrotarles sus negocios, por eso hay que derrotar la droga
y el secuestro.
Nos
falta más acción para congelar todas las cuentas bancarias
de los testaferros que les prestan servicios a estos bandidos. Pero
hacia allá vamos, a congelarles todas las cuentas bancarias.
Hay que proteger a los campesinos para que estos bandidos no tengan
manera de reclutarles sus hijos y tenemos que convencer a los muchachos,
que están equivocadamente en esos grupos, que se sigan desmovilizando.
Desde
Villavicencio llamo a todos los jóvenes colombianos engañados
por esa caterva de bandidos para que abandonen esas organizaciones,
para que regresen a reencontrarse con la Constitución y con
la Ley.
La
señora Ministra, los Altos Mandos, están dirigiendo
un proceso de desmovilización que va a ser ejemplo ante el
país y se están ofreciendo y cumpliendo todas las
posibilidades para que aquellos muchachos engañados que se
desmovilicen de esos grupos, puedan retornar al seno de sus familias,
al seno de sus hogares y reencontrarse con la plenitud de oportunidades.
La
vida no es la prostitución de la guerrilla. La vida no es
el negocio del narcotráfico de la guerrilla. La vida es el
estudio, el trabajo honrado, la armonía familiar. Y a que
vengan a esta vida del estudio, del trabajo honrado y de la armonía
familiar es que estamos invitando a los jóvenes engañados
por estos grupos.
A fe
que va bien la desmovilización este año, pero la tenemos
que impulsar muchísimo más. La verdad es que el mejor
resultado es la desmovilización de estos grupos, porque cuando
todo ese personal joven se les desmovilice esos bandidos quedarán
solitos en el monte, alimentándose de raíces.
Hay
que sacarlos de las carreteras, hay que sacarlos de las ciudades,
hay que quitarles el respaldo campesino, hay que evitar que sigan
sometiendo a los campesinos y dejar a esos cabecillas en el monte
alimentándose de raíces hasta que los podamos capturar
y reducir definitivamente para quitarle a Colombia estos largos
años de un imperio de bandidos, contemplados y bufones que
tanto daño le han hecho a la Nación.
Vengo
hoy a Villavicencio a seguir reclamando el apoyo de la ciudadanía
a la Fuerza Pública, porque todavía faltan muchos
resultados, pero nos estamos preparando para producirlos.
Muchos
colombianos preguntan a diario qué pasa con los cabecillas.
Estas organizaciones violentas contempladas por la debilidad histórica
del Estado, se fortalecieron de tal manera, crearon unas estructuras
tan integrales, que toma tiempo debilitarlas pero hacia allá
vamos.
En
la medida que derrotemos la droga y el secuestro les cerramos fuentes
financieras. Si somos capaces de congelar cuentas bancarias, les
cerramos caminos de movilidad de recursos y además tenemos
que seguir preparándonos.
Esta
brigada le indica hoy en este Martes Santo a Colombia que el Gobierno,
el Estado, la Fuerza Pública, se está preparando para
llegar hasta donde tenemos que llegar.
Le
hago llegar un mensaje a los cabecillas: ahí vamos, que nos
esperen, ahí vamos lentamente, pero que nos esperen. Que
ahora no vamos a llegar allá de rodillas, a pedirles que
le perdonen a Colombia. Ahora vamos a llegar con una estructura
estatal fuerte, democrática, con una Fuerza Pública
crecida a derrotarlos, a someterlos, a desintegrar a sus organizaciones.
Que
sigan allá tranquilos que por espesa la selva, por agreste
la topografía, en la medida que sigamos fortaleciendo esta
Fuerza Pública, allá nos vamos a encontrar no para
desmilitarizar más zonas, sino para quitarle a Colombia,
para que Colombia sea una zona libre de guerrilla.
En
Colombia no volverá a haber un milímetro desmilitarizado
por la Fuerza Pública para que esta caterva de bandidos abuse
de la Patria. En Colombia lo que hay es una Fuerza Pública
crecida, una Fuerza Pública henchida, una Fuerza Pública
en proceso de fortalecimiento para que en algún momento podamos
decir que Colombia en lugar de ser una zona desmilitarizada al servicio
del narcotráfico, del engaño y del bandidaje, es una
zona con un Estado de Derecho que ha recuperado el imperio de la
Constitución y de la Ley, y que ha derrotado a los bandidos.
Quiero
decir hoy a todos los colombianos que se desplazan en las vías,
a los que puedan venir a Villavicencio a hacer turismo y ayudar
a generar empleo, a los artesanos que saquen sus productos a venderlos
en la carretera con motivo de esta Semana Santa, a los feligreses
que acudan a los templos.
Quiero
pedirles un momento de reflexión. Es la hora de que tomemos
la decisión definitiva. No le vamos a prestar más
atención a los cuentos de estos bandidos. Vamos a prestarle
atención al clamor infinito del pueblo colombiano que nos
está pidiendo que le quitemos esta pesadilla del crimen y
del secuestro que ha creado tanta miseria, y que ha creado tanto
desempleo y que le ha negado tantas oportunidades a esta Patria.
Soldados,
suboficiales y oficiales, como dijeran los grandes de la Independencia:
Ni un paso atrás, paso de vencedores. Recuerden,
ustedes con su energía son la salvaguardia del campesino
débil, del empresario indefenso, del turista inocente, potencial
víctima de los secuestradores, ustedes son la garantía
de que esta Patria en algún momento va a tener un suspiro
de tranquilidad por haber derrotado el terrorismo.
Aquí
no hay puntos medios. Frente al terrorismo una sola decisión:
derrotarlo. Frente al terrorismo una sola decisión: desintegrarlo.
Frente a esta caterva de bandidos una sola actitud: derrotarlos
y el pueblo colombiano que en su totalidad apoya la Fuerza Pública
para lograr la gran victoria de la democracia que estamos esperando.
Los
acompañamos de corazón y vamos a aplaudir alborozadamente
cada uno de los éxitos que para bien de la Patria, ustedes
se aprestan a cosechar mis queridos soldados, suboficiales y oficiales
integrantes de la Brigada Móvil Número Nueve.
Por
el bien de Colombia les deseamos todos los éxitos.
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