PALABRAS
DEL PRESIDENTE EN CEREMONIA DE ASCENSO A GENERALES DEL EJÉRCITO
NACIONAL
Bogotá, 5 dic (SNE). El siguiente es el discurso del Presidente
de la República, Álvaro Uribe Vélez, en la
ceremonia de ascenso a Generales, imposición de condecoraciones
y ascenso a Subtenientes del Ejército Nacional:
“Nos reunimos hoy en este campo simbólico de nuestra
institución armada para graduar y ascender a un grupo de
sus integrantes que ha perseverado con devoción en procura
de asumir mayor responsabilidad. Y qué tamaña responsabilidad:
la de derrotar el terrorismo para devolver totalmente la fe al
pueblo.
Durante estas semanas se ha presentado también relevo en
posiciones de comando de la Fuerza Pública. Han salido quienes
cumplieron su tarea. Varios de ellos entre la gratitud ciudadana
y el gesto afectuoso de los soldados y policías. Han llegado
al mando soldados y policías íntegros, competentes
y resueltos.
A quienes ahora dirigen las fuerzas corresponde
demostrar con resultados que en Colombia el terrorismo será extinguido.
El país no quiere apaciguamiento, ni dilación, ni
argumentos para justificar inacción o fracasos, ni teorías
para explicar la permanencia de los terroristas. El país
sólo quiere la derrota del terrorismo, el dominio de la
convivencia y la victoria de la democracia. Esa voz clamorosa de
la opinión tenemos que escucharla, tomarla como una orden
y cumplirla.
Entre las muchas cualidades que requiere un miembro
de la Fuerza Pública, cualquiera sea su grado, hay algunas que debo resaltar:
limpieza, capacidad gerencial y de liderazgo, austeridad, disposición
a trabajar en equipo, buena comunicación, vocación
de victoria, combatividad y volcamiento a la calle y a los campos.
Limpieza: El momento histórico ha creado a nuestra institución
armada el bello reto de proceder con la eficacia necesaria para
derrotar el terrorismo y con toda la transparencia para que brille
el imperio de los derechos humanos. Quienes portan las armas de
la República no pueden incurrir en colusión con los
delincuentes, ni por omisión ni por acción. La limpieza
debe estar presente en la acción armada, la conducta personal,
el manejo de los bienes públicos, la relación con
la ciudadanía, en fin, en todos los actos de servicio y
por fuera de servicio. La confianza ciudadana la seguiremos cimentando
con la decisión de los soldados y policías de la
Patria de despreciar el dinero mal habido, proceda del narcotráfico
o de otras fuentes ilegítimas con que se nutre el terrorismo.
Capacidad
gerencial y de liderazgo: Cada uno de
ustedes tiene que ser un gerente y un líder. Un gerente en el buen manejo
de los recursos, en el convencimiento de que la eficiencia es la
combinación de la mayor eficacia y el menor costo. Un gerente
para contribuir en la reforma administrativa que aún hace
falta en el conjunto de organismos adscritos al Ministerio de Defensa,
para obtener superiores logros de eficiencia. Un líder en
la visión nítida de una Colombia sin violencia, sin
droga, sin terrorismo, sin secuestro, con equidad, con prosperidad,
amable, que les depare felicidad a sus hijos.
Austeridad: La austeridad y el decoro constituyen
un valor fundamental en la familia, la comunidad y la Nación. Nuestros compatriotas
hacen un esfuerzo enorme para ajustar el presupuesto de la institución
armada. Ese esfuerzo se ve recompensado con eficacia y austeridad.
Debemos tener férrea conciencia contra el derroche. Del
patrimonio del Ministerio de Defensa surge la paz de Colombia,
la remuneración de ustedes y el pago de las pensiones y
de la seguridad social. Este patrimonio debemos manejarlo con todo
esmero, con severa austeridad. Por eso debemos concebir y aplicar
las reformas necesarias que ahorren recursos. Demos un ejemplo
a los países que nos ayudan con nuestra vocación
de multiplicar el rendimiento de los recursos. Seamos conscientes
que nuestra victoria depende de crecientes esfuerzos de nuestra
parte y no del capricho de condicionarlo todo a más y más
presupuesto. Que las oficinas y las reuniones sociales demuestren
el sello decoroso de la austeridad.
Disposición a trabajar en equipo: El mundo actual es de
mayor interdependencia. Nada es posible desde la individualidad.
Todo demanda formación de equipos. Cada vez que se integra
un equipo surgen diferencias, son inevitables. Siempre tenemos
la posibilidad de administrar esas diferencias de modo creativo,
con el propósito de que todas contribuyan al éxito
de la tarea. Si no sabemos manejar las diferencias fracasamos.
Mientras más sólida sea la integración de
los equipos, mejor será el acceso a los recursos, más
rápida la respuesta, menor el costo, superior la productividad,
se ahorra en angustias y se aumentan los motivos de regocijo.
El trabajo en equipo tiene que ser en lo interno
y en lo internacional. Quienes nos ayudan en la comunidad internacional
tienen que responder
por sus acciones ante sus normas y su pueblo. Para que nos ayuden
debemos permitirles compartir con nosotros el cómo y el
por qué. Para que nos den asistencia deben saber cómo
se utilizará y poder anticipar las consecuencias.
Buena
comunicación: Todo integrante de la Fuerza Pública
está obligado a ser un buen comunicador. La comunicación
es necesaria al interior y al exterior de la institución.
Al interior entre superiores y subalternos y viceversa. Las reglas
de la disciplina y la jerarquía que imperan en la organización
armada en apariencia son opuestas a la comunicación de abajo
hacia arriba. Digo en apariencia, porque en la realidad ese diálogo
se requiere para enriquecer el juicio de quienes desempeñan
el mando. Y cuando se da en un ambiente constructivo, en lugar
de afectar el orden, lo consolida. Los fracasos y dificultades
deben comunicarse al exterior en tiempo oportuno y sin distorsiones.
La ciudadanía perdona el error pero no el ocultamiento.
El mejor comunicador es quien mejor escucha. Hay que escuchar al
campesino y al citadino, y responder con prontitud a sus demandas
para que confíen en las fuerzas. Los soldados y policías
de la Patria deben persuadir al pueblo sobre la bondad de su tarea.
Predicar lo no hecho es dañino, pero predicar lo hecho es
esencial.
Vocación de victoria: El terrorismo que nos golpea no se
puede perpetuar. Tenemos que derrotarlo y con urgencia. La vocación
y el ánimo de victoria son necesarios y procedentes. Necesarios
porque si nos proponemos derrotar el terrorismo lo lograremos,
pero en la duda nuestra el terrorismo se mantendrá. El propósito
de victoria es procedente porque nunca un Estado Democrático
con respeto al pueblo y a las leyes ha sido derrotado por la delincuencia.
Procedente porque la seguridad democrática ha demostrado
sus beneficios para todos los colombianos y las diferentes expresiones
del pensamiento político. El ánimo de victoria procede
en esta hora en que la Patria está resuelta a acabar con
el terrorismo, a las buenas o a las malas.
Combatividad: No debe haber un momento sin combate
hasta que consagremos la victoria. Los uniformes y las armas
de la institución
tienen que ser un símbolo vivo de agresividad contra el
terrorismo. En lugar de consentir a los terroristas, combatirlos
hasta el exterminio de semejante plaga. Los soldados y policías
de la Patria tienen que estar en la permanente iniciativa. Con
nuestra combatividad el terrorismo pasará de la arrogancia
al desespero, la descomposición y la final desintegración.
La cautela no puede frenar la acción ni la acción
puede ser temeraria. La estrategia debe definirse sin miedo y el
riesgo tiene que asumirse con planeación. Requerimos más
riesgo que cálculo pero siempre con talento para convertir
la feracidad de nuestros hombres en la felicidad de la Patria.
Volcamiento
a la calle y a los campos: La victoria
no se esculpe en las oficinas, se logra en las calles y en los
campos. Que los
soldados y policías de la Patria no se agolpen en las oficinas
de los edificios públicos. Que se vuelquen a las calles
y a los campos a acompañar al pueblo y a liberarlo de la
pesadilla del terrorismo.
Necesitamos que los resultados sean mayores que
el tamaño
de la institución armada. Que cada soldado y cada policía
sea un comandante antiterrorista, un recolector de información,
un procesador de inteligencia, un organizador de la comunidad,
un triunfador frente a la delincuencia. Que cada ciudadano civil
esté organizado para apoyar a la Fuerza Pública.
Soldados
y policías de mi Patria: que las nuevas generaciones
vislumbren la felicidad que llegará a esta gran Nación
y que tengan motivos diarios para honrar y querer a su Fuerza Pública”.
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