PALABRAS
DEL PRESIDENTE ÁLVARO URIBE VÉLEZ EN LA CEREMONIA
DE ASCENSOS DE LA ESCUELA MILITAR DE CADETES
Bogotá,
18 jun (SNE).- A continuación las palabras del presidente Álvaro
Uribe Vélez durante la ceremonia de ascensos que se
realizó en la Escuela Militar de Cadetes.
“Esta
ceremonia es un paso más en la recuperación institucional
de Colombia. Ésta juventud que hoy se gradúa, ésta
juventud que hoy asciende como Subtenientes del Ejército
de la Patria, constituyen una esperanza, una realidad de una
Colombia que quiere dejar atrás el proceso durante el
cual siempre ganaron poder los delincuentes y siempre perdió predominio
el Estado, la paz y la tranquilidad. Una Colombia que quiere
recuperar plenamente el imperio de las instituciones.
Jóvenes
graduandos: los exalto a ustedes como un ejemplo ante las nuevas
generaciones de colombianos. Quiero que ustedes sean el espejo
en el cual miren campesinos, jóvenes urbanos, estudiantes,
la nueva generación de todas las condiciones económicas
y sociales.
Siempre
me alberga una nostalgia porque al lado de la gran ilusión,
de la felicidad por su ascenso, de todo este anticipo de triunfo
para Colombia en que se constituye el avance en su carrera
militar, pensábamos en los campesinos y en los jóvenes
urbanos que todavía son asaltados y capturados por el
engaño de los terroristas y de la droga, y que permiten
que sean ingresados a las organizaciones del terror.
¡Queremos
que ningún joven de la Patria sea reclutado por los
grupos violentos!
¡Pedimos
que ningún joven de la Patria sea vinculado a organizaciones
de narcotráfico!
¡Deseamos
fervientemente, que ningún joven de la Patria sea enrolado
en organizaciones de milicias delincuenciales urbanas, de pandillas
delincuenciales, de grupos de asaltantes en nuestros campos
y en nuestras ciudades!
¡Que
todos los jóvenes de la Patria miren el ejemplo de los
graduandosde hoy!
A
cada uno de ustedes expreso la felicitación de una Nación
que empieza a cambiar la tristeza del abatimiento en que la
tuvieron sumida los violentos, por la alegría del despertar
de una nueva ola del triunfo institucional.
A
sus familias expreso el reconocimiento a su sacrifico, a su
abnegación. El sentimiento que acabo de constatar, tan
cerca de él, del ex ministro Fernando Londoño
Hoyos, de su señora María Margarita, porque aquí se
ha graduado como subteniente Fernando Londoño Camargo,
es el sentimiento que advierto en todos los papás y
en todas las mamás.
Ese
sentimiento de conjugar, de ver en un mismo ser, el amor filial
y el amor a la Patria. De ver en un mismo ser el amor infinito
al hijo y el amor, el siempre primer amor, el amor de todas
las horas a la Patria.
Papás
y mamás de esta juventud: nuestra gratitud. Estos muchachos
ahora se incorporan más activamente a las filas, estos
muchachos ahora son motivo de tranquilidad para todos los colombianos,
pero siempre de preocupación y de angustia para los
papás.
Cuanta
gratitud tenemos que sentir los colombianos con los papás
y las mamás de estos jóvenes, porque mientras
estos jóvenes empiezan a hacer ese sacrificio, a cumplir
con ese deber de exposición al riesgo para darnos garantías,
tranquilidad a todos los colombianos, ustedes, papás
y mamás, están haciendo el sacrifico de desprenderse
de ellos para que ellos le sirvan bien a Colombia.
¡A
todos ustedes papás y mamás, nuestra gratitud
y nuestro aplauso desde el corazón!
Pero
es que a esta Patria la tenían hecha hilachas. Se juntaban
dos terroristas, reunían unos fusiles, accedían
a negociar con unos kilos de coca, a eso le sumaban algunas
bolsas de explosivos y constituían un grupo terrorista
que se adueñaba de parte del país.
La
Nación mantenía solamente su unidad formal, el
poder de hecho había sido asaltado por el terrorismo,
ya no imperaba el ordenamiento constitucional. El conjunto
de leyes de la Nación, de verdad, estaban constituidos
-esos textos- en letra muerta. Imperaban los caprichos de los
terroristas. Porque no era el Estado el que mantenía
la capacidad de tomar y hacer cumplir decisiones en concordancia
con la ley, sino los terroristas los que imponían y
todavía tratan de imponer en algunos sitios de la Patria,
sus designios de terror y de destrucción. De Colombia
sólo quedaba el ideal, de Colombia sólo quedaba
el corazón del pueblo, pero Colombia con la flagelación
del terrorismo, estaba totalmente desintegrada.
Con
nuestra Fuerza Pública, con esta nueva promoción
avanzamos en el proceso de recuperar el imperio de la ley,
el imperio de la Constitución.
¡Que
no sean los ejércitos terroristas los que dominen al
pueblo colombiano, los que arrodillen al pueblo colombiano!
Que
el pueblo colombiano no tenga que someterse un día al
guerrillero terrorista, a la mañana siguiente, al paramilitar.
Que el pueblo colombiano siempre tenga la presencia de su Fuerza
Pública para defenderlo y apoyarlo. A esa noble tarea
se han vinculado ustedes, jóvenes graduandos.
Y
quiero rendir mi testimonio de admiración al señor
ex ministro Rodrigo Lloreda Caicedo, cuyo nombre lleva esta
promoción, a su señora, doña María
Eugenia de Lloreda, a sus hijos, la voz de gratitud por la
manera como él sirvió bien, oportunamente, sin
límite, al interés de la recuperación
institucional de la Patria.
Vamos
a seguir trabajando para hacer del Ejército de Colombia
el más importante del mundo. Ningún ejército
en la orbe, está enfrentando hoy el desafío terrorista
que enfrenta nuestro Ejército.
Otros
ejércitos lograron contener a los terroristas violando
derechos humanos, cercenando libertades públicas, desconociéndolas.
El nuestro, procede con transparencia, aquí no hay interés
de ocultamiento, la Nación está abierta a los
ojos del mundo. Nuestra Fuerza Pública procede con toda
valentía y al mismo tiempo acepta toda vigilancia.
¡La
victoria, que con el esfuerzo de nuestros soldados y de nuestros
policías, se está tejiendo en Colombia, será una
noble victoria porque será una victoria contra el terrorismo,
serán una victoria a favor de la seguridad. Si triunfamos
en la seguridad, estarán abiertos inmediatamente los
espacios de la reconciliación, y será una victoria
noble, una victoria caracterizada por la transparencia a favor
del pueblo colombiano!
Y
ese ánimo de victoria lo tenemos que agrandar en nuestros
corazones. Esa medalla José María Córdova,
esa medalla Francisco José de Caldas, que acaba de recibir
el subteniente Fernando Londoño Camargo, tiene que motivarlos
a todos ustedes para que avancemos hacia la victoria.
Aquí creyó el
terrorismo que iba a ganar. Hay que hacerle sentir al terrorismo
por la mañana, al medio día, por la tarde, en
la media noche, que la Fuerza Pública de Colombia, en
nombre del pueblo, lo va a derrotar.
Necesitamos
mejorar todos los días la integración: Ejército,
Policía, Armada, DAS, Fuerza Aérea, y entre todas
las Fuerzas y la administración de justicia, y entre
toda la expresión del Estado y la sociedad civil. Que
todo colombiano sea cooperante de la Fuerza Pública.
Ahora que ustedes van a estar en las diferentes regiones de
la Patria, apreciados Subtenientes, den ejemplo como constructores
de confianza con la ciudadanía.
Una
reflexión: la Fuerza Pública solitaria, en una
Nación de millón 164 mil kilómetros cuadrados,
aún con 578 mil kilómetros de selva, con todos
los accidentes de la geografía de la Patria, con grupos
terroristas que llegaron a sumar 50 mil individuos, y que llegaron
a disponer de 170 mil hectáreas de droga, el triunfo
de la institucionalidad no se consigue con la Fuerza Pública
solitaria, se obtiene cuando toda la ciudadanía se vuelque
a acompañar a la Fuerza Pública.
Cada
colombiano tiene que ser un cooperante de la Fuerza Pública
y para eso se necesita que cada integrante de la Fuerza Pública
sea un constructor de confianza.
Con
la eficacia de la Fuerza Pública se construye confianza
en la ciudadanía. Con la transparencia de la Fuerza
Pública se construye confianza en la ciudadanía.
Den
ejemplo siempre, ustedes, de transparencia y eficacia, de agresividad,
de ir a la ofensiva, de tomar la iniciativa, den ejemplo de
buena comunicación con el campesino, con el empresario,
con el obrero urbano, con el estudiante, con las amas de casa.
Ordenen ustedes, en sus cuarteles, que se reciba bien al ciudadano,
que se le escuche la queja, que se reaccione con diligencia,
que en todas partes haya buen trato de nuestra Fuerza Pública
a los ciudadanos.
Recuerden:
la victoria depende de nuestra acción ofensiva, de nuestra
eficacia y nuestra transparencia. Recuerden: solitarios no
esculpiremos la bella artesanía de la victoria. Recuerden:
necesitamos la cooperación ciudadana. Procedan cada
uno como un constructor de confianza para que la ciudadanía
nos apoye.
Estamos
empezando en Neiva un magnífico experimento, un experimento
de integrar –amplia, profundamente-a la Policía
de Neiva con las empresas privadas de vigilancia, que son organización
ciudadana. Confiamos que Neiva sea ciudad modelo en esa integración
y que a eso se le sume una integración de toda la ciudadanía
de Neiva con la Fuerza Pública; para convertir esa ciudad
afectada por el terrorismo, en una ciudad modelo de seguridad.
¡La
construcción de confianza con la ciudadanía es
un imperativo, una urgencia, un afán de la hora! Que
este sea un mensaje que yo, como Presidente, con amor infinito
por ésta Patria, con confianza y admiración infinita,
en ustedes pueda dejar hoy en sus mentes, en su vocación,
en su voluntad.
Y
para tejer esta bella artesanía de la victoria tenemos
que mejorar en todas nuestras acciones, en todas nuestras expresiones.
Todos
los días hay que coordinar mejor con quienes desde el
extranjero nos quieren ayudar, con los países amigos
que nos quieren ayudar. Que su ayuda sienta en nuestro Ejército,
campo fértil y receptivo.
Nosotros
no podemos dejarnos llevar por inflexibilidades, por arrogancias
para cerrar el camino a quienes nos quieren ayudar. Es mejor
un Ejército triunfante, con cooperación de la
Comunidad Internacional que un Ejército sosteniendo
una acción prolongada del terrorismo, por negarse a
ser más receptivo a la cooperación internacional.
Abramos todas las posibilidades para esa cooperación
internacional.
Mi
generación le ha tocado presenciar un círculo
sumamente dañino. De un lado los terroristas llamados
guerrilleros han sometido a Colombia lo que se llama la tortura
de una guerra prolongada. 40, 50 años y nada pasa. No
se avanza hacia la paz. Solamente se prolonga el sufrimiento
del pueblo colombiano.
De
ese circulo, ha hecho parte la falta de sostenida voluntad
del Estado para derrotar a los terroristas. A mi generación
a penas le han tocado destellos cortos de voluntad estatal
para derrotar a los terroristas. Cuando alguien de mi generación
escriba, con la mayor objetividad, lo que le ha tocado vivir
en esta materia, tendrá que decir: mucha agresividad
terrorista, permanente agresividad terrorista, mucha flojera,
permanente flojera estatal. Apenas pequeños destellos
de voluntad estatal.
Pero
Colombia no quiere eso ahora, el pueblo se ha revelado contra
eso. La nueva generación, la que representan ustedes
jóvenes graduando subtenientes, quiere otra cosa: no
quiere que los terroristas prolonguen su “guerra prolongada”,
porque esa guerra no ha sido más que la cotidiana masacre
del terrorismo al pueblo colombiano.
¡El
pueblo, la nueva generación, la generación de
ustedes, no quiere gobiernos pusilánimes, no quiere
estados contemporizadores con el terrorismo. Demanda fortaleza
en el Gobierno, compromiso en las instituciones para derrotar
el terrorismo!
Ese
es el mandato de la hora. Así lo percibimos en nuestra
diaria comunicación con el pueblo colombiano. Por eso,
con la ayuda de Dios, nada nos hará aflojar.
¡La
batalla de ahora es hasta la victoria. La batalla de ahora
es hasta la victoria!
Espero
que los cambios de diciembre, en las Fuerzas Militares, den
una indicación de que la batalla de ahora es hasta la
victoria. No envíen más a los comandantes de
Brigada y de Batallón, a cumplir periodos fijos como
comandantes; envíenlos a dirigir batallas hasta la victoria
para el pueblo, o hasta que demuestren su incompetencia.
El
pueblo colombiano no quiere que le enviemos comandantes a las
Brigadas, a las Divisiones, a los Batallones, para que estén
allí simplemente por un ratico. El pueblo colombiano
quiere que esos comandantes vayan y estén allí,
hasta la victoria de la Fuerza Pública, hasta la victoria
de las instituciones o hasta que demuestren su incompetencia.
Hace
dos días, en la Escuela General Santander de la Policía,
me referí a Amnistía Internacional. Todo está dicho.
Ahí siguen en su perorata. Todos los días inventan
justificaciones para maltratar al Ejército, al Estado
colombiano, y todos los días inventan justificaciones
para no condenar a los terroristas. Pero todo está dicho.
Mientras ellos quisieran, con sus palabras y sus acciones,
que el terrorismo triunfara en Colombia, nosotros de la mano
de la Constitución, con el pueblo y con ustedes -jóvenes
Subtenientes que hoy se gradúan- vamos a tejer la artesanía
de la más bella victoria de la seguridad para el pueblo
colombiano.
La
victoria de ustedes, es la victoria de la seguridad y es el
camino de la reconciliación. Porque cuando estos bandoleros,
definitivamente entiendan que no tienen espacio en Colombia,
ese día se tendrán que reconciliar con Colombia.
Cuando
entiendan que el Ejército de la Patria es victorioso
en todas las esquinas del territorio nacional, ese día
renunciarán a su acción armada y terrorista.
Ese día aceptarán la reconciliación con
las mayorías colombianas, a las cuales han hecho sus
víctimas.
Y
tenemos que corregir muchos puntos, necesitamos mirar con mucho
cuidado la Justicia Penal Militar.
La
Justicia Penal Militar tiene que ser más eficaz, tiene
que proceder con más prontitud, tiene que ser más
cumplida.
A
nosotros no nos queda bien que algunos hechos como el de Santo
Domingo se hubieran demorado tantos años, aparece una
justificación o la otra, y todas esas justificaciones
finalmente, lo que hacen es crear desconfianza en la Justicia
Penal Militar.
Nada
mejor para defender la permanencia Justicia Penal Militar,
que los resultados de una Justicia Penal Militar cumplida,
imparcial, eficiente y que falle en tiempo oportuno.
Nosotros
hemos impuesto una norma: la norma de que la Fuerza Pública
comunique sus reveses, dificultades, sus errores de manera
espontánea, rapidito. Como ayer se hizo con el lamentable
insuceso del sureste, donde un error de la Fuerza Aérea
produjo la muerte de un soldado de la Patria y heridas en otros.
Lo
lamentamos, nos duele. Nos duele por la Patria, por los soldados
heridos, por la familia del compatriota, soldado, muerto. Nos
duele por la Institución Armada, sin embargo, con coraje,
la Fuerza Pública no esperó que vinieran los
periodistas investigativos a esculcar que había pasado
y a hacer la denuncia, sino que tomó la iniciativa y
le contó al país.
Hay
que contarle al país siempre la verdad, oportunamente.
No esperemos que vengan los investigadores a sacarnos la verdad
con ganzúa.
Por
eso espero, que rápidamente, podamos escuchar la verdad,
la verdad verdadera, sobre Guaitarilla. Ese enigma, esas hipótesis,
esa falta de la versión totalmente objetiva, unificada
y final, del fallo de la Justicia Penal Militar, eso nos hace
daño, eso nos afecta credibilidad y para ganar esta
batalla por la seguridad, ¡nada, nada, nada! nos puede
afectar credibilidad.
Nosotros
no tenemos que cuidar que Amnistía Internacional nos
apoye. Nunca nos va a apoyar. Lo que tenemos que cuidar es
que el pueblo nos apoye, hacernos querer del pueblo.
Mis
queridos soldados de la Patria: a mi no me preocupa el apoyo
de Amnistía Internacional con el cual nunca vamos a
contar. Me preocupa que el pueblo pueda confiar en los soldados
de la Patria, que pueda confiar en nosotros. Eso sí me
preocupa.
Y
para ese gran propósito, el propósito de cultivar
la confianza, el afecto del pueblo, lo de Guaitarilla nos hace
daño, por eso hay que superar esa pesadilla de Guaitarilla
rápidamente.
Subtenientes
graduandos: empiezan hoy ustedes otra etapa de este bello ciclo
en que se han empeñado para servir a Colombia. Que cuando
ustedes estén mayores, cuando ya los años de
la vida los hayan conducido a otras etapas de la existencia,
puedan recorrer retroactivamente la Patria y no decir, como
mi generación, que siempre nos ha tocado el amargo destino
de la violencia. Que ustedes puedan decir que por su propia
obra convirtieron un país maltratado por el terrorismo
en una Nación segura, reconciliada. En una Nación
sin exclusión. En una Nación sin odios. En una
Nación pluralista con debate sin armas. En una Nación
con contradicciones, pero fraternas y siempre superables.
A
ustedes muchas felicitaciones, la Patria espera mucho de ustedes.
Papás y mamás, infinita gratitud.
A
todos, todos: unámonos en un ¡viva Colombia!
|