PALABRAS
DEL PRESIDENTE URIBE EN SALUDO AL CUERPO DIPLOMÁTICO
Bogotá, 22 ene (SNE).- El cuerpo diplomático acreditado
en Colombia, presentó este jueves al Presidente de la República, Álvaro
Uribe Vélez, su saludo de Año Nuevo. El siguiente
es el discurso del Presidente durante el acto protocolario:
"Quiero agradecer inmensamente la presencia de ustedes en
esta mañana de enero, agradecer su visita, sus deseos tan
sinceros para que esta Patria colombiana salga adelante, agradecer
las generosas palabras que acabamos de escuchar del excelentísimo
Nuncio en representación del todos ustedes.
Agradecer a
la comunidad internacional que ustedes representan, el apoyo
permanente dado a Colombia. Con todos tenemos inmensos
motivos de gratitud. Si me pusiera a asignar, específicamente,
el motivo de gratitud a cada uno en particular haría interminable
esta intervención.
La iglesia, la comunidad religiosa, ha jugado un gran papel para
tratar que avancen procesos de paz o acuerdos humanitarios.
Los países de América nos han dado un gran apoyo
en diferentes iniciativas, o en el Plan Colombia o en la decisión
de los países del Grupo del Río o en las acciones
de países vecinos, inmensamente positivas para Colombia.
Los países europeos nos han ayudado muchísimo con
pasos tan importantes como la declaración de Londres o el
esfuerzo de la Unión Europea para seguir avanzado con los
Laboratorios de Paz en nuestro país.
Los diferentes organismos internacionales acreditados en Colombia,
han puesto particular esmero para mostrar avances concretos en
sus tareas.
Aquello que
no se ha podido lograr no es por falta de cooperación
de ustedes, es porque las circunstancias no han querido recibir
la venturosa colaboración de todos ustedes.
Por ejemplo,
ustedes han hecho grandes esfuerzos para lograr que empiece un
proceso de paz con el Eln, si no ha empezado no es por
culpa de ustedes. A ustedes lo único que hay que hacer es
expresarles en toda la dimensión la gratitud por el esfuerzo.
Particularmente yo quiero agradecer a ustedes, su comprensión
a la política de Seguridad Democrática.
Mi candidatura,
el advenimiento de este Gobierno, suscitaron y siguen suscitando
bastante controversia internacional y el Cuerpo
Diplomático acreditado en Colombia ha tenido siempre una
actitud muy constructiva, una actitud muy comprensiva para asimilar,
para entender esa política de Seguridad Democrática.
Hace un año tuve la oportunidad de exponerla en extenso
ante ustedes en este mismo acto. Pensando en nuestro encuentro
esta mañana, me hacía la reflexión que ya
no la puedo presentar como una construcción teórica,
que tengo por responder por sus resultados. Falta mucho. Los problemas
por resolver son mayores que los resueltos, pero creo que la hemos
aplicado con coherencia entre la prédica y la práctica.
La denominamos
Democrática para proteger a todos los colombianos,
independientemente de su estatus social, económico o de
su orientación política. Hemos hecho un gran esfuerzo
para defender por igual al empresario que al líder sindical,
al dueño de tierra que al trabajador campesino, al dirigente
político afecto a las ideas del Gobierno, que al dirigente
político de la oposición.
Mirando cifras
para la reunión que tuve anoche con el Embajador
Patten, el Comisario Europeo, encontramos que ha habido un muy
importante descenso en el asesinato de sindicalistas, falta mucho.
Yo quisiera decir ante ustedes y ante el mundo que no han asesinado
uno solo y en esa tarea vamos a seguir. Y hay un punto importante
allí: la justicia y la Fuerza Pública están
sensibilizados que esos casos no pueden quedar en la impunidad.
Aspiro, en
materias tan sensibles para la construcción
democrática, poder dar mejores cuentas en cada momento de
avance del Gobierno.
Hemos puesto
también particular énfasis en la protección
de los profesores, en la protección de los periodistas.
El descenso de asesinatos de colombianos profesores y de colombianos
periodistas es importante, pero nosotros no estamos conformes,
aquí hay que acabar el asesinato.
Un Gobierno
democrático que quiere la restauración,
el orden, justamente para que no haya imposiciones de ilegitimidad,
sino el imperio de la ley que es la garantía de la convivencia,
no puede estar contento porque haya disminuido el asesinato de
periodistas o de profesores cuando todavía asesinan periodistas
y profesores. Lo que queremos es llegar a cero asesinatos.
Nos aplicamos
en el proceso electoral del año pasado, a
hacer sentir en la práctica las garantías democráticas,
el Gobierno vio en ese momento un gran momento para legitimar las
instituciones democráticas de Colombia. Una gran oportunidad
para demostrar que las garantías políticas de Colombia
no son normas declarativas de la Constitución ni frases
comunes de los discursos, sino realidades de la práctica
colombiana, por eso, hicimos todos los esfuerzos para que todos
los candidatos a alcaldías, a gobernaciones, a asambleas
y a consejos, sintieran la plenitud de la protección eficaz
del Estado.
Colombia, sus
instituciones democráticas, pueden mirar
con tranquilidad al mundo y decir que el proceso electoral de octubre
del año pasado pasó de las garantías retóricas
a las garantías efectivas. Que fueron protegidos por igual
los candidatos cuyos puntos de vista coincidan con los del Gobierno
y los candidatos cuyos puntos de vista antagonizaban o antoganizan
con los del Gobierno.
El Gobierno
corrió el riesgo de enfrentar un Referendo.
Ustedes presenciaron cómo se utilizaron los espacios de
la televisión, de la prensa, de la radio; cómo hubo
plenas garantías para opositores al texto o abstencionistas.
Cómo se expresa la paradoja de que un Gobierno signado de
ser un Gobierno de 'mano dura', no controla los organismos electorales
y frente a ellos no tiene más recurso que la denuncia pública;
pero finalmente eso honra la democracia.
Creo que los
hechos me permiten decir: falta mucho, pero la Seguridad Democrática es el camino correcto que debemos seguir recorriendo,
haciendo ajustes, todos los días, como requieren estos procesos.
El problema
nuestro es de marca mayor. En Irlanda del Norte los terroristas
armados eran docenas, lo mismo la Eta española,
las antiguas guerrillas centroamericanas y sudamericanas vivieron
de limosna, de donaciones que recibían la comunidad internacional,
especialmente. Los grupos violentos de Colombia son excesivamente
ricos, producto de recursos de ellos mismos, originados en la droga
y en el secuestro. Y numéricamente la comparación
solamente expresándola en sus cifras, revela la magnitud
del problema. Mientras en Irlanda o en España eran docenas,
cuando este Gobierno empezó había aproximadamente
30 mil ciudadanos en armas contra las instituciones, contra el
derecho.
Este problema
no se va a resolver fácilmente, necesita
continuidad, y esa continuidad necesita legitimidad en la política
y para que esa política sea legítima y la legitimidad
la mide el respaldo popular a la política, esa Seguridad
tiene que ser transparente para merecer la denominación
de democrática.
Por eso, yo
no tengo dificultades ni lo hago con alarde, en repetir nuestra
adhesión a los derechos humanos por convicciones
democráticas y prácticas. Sin respeto a los derechos
humanos es imposible darle sostenibilidad en el tiempo a esta política
que requiere tiempo, dada la dimensión del problema terrorista
en Colombia.
Y esa legitimidad
y esa sostenibilidad requiere que los colombianos se den cuenta
que esa política es para el bien de todos;
por eso hay que hacer crecientes esfuerzos para que avancemos en
el área social, para que avancemos en el área económica,
para que los colombianos empiecen a establecer una relación
de causa-efecto entre el avance de la Seguridad Democrática
y el mejoramiento del universo económico y del universo
social. A propósito, hemos avanzado, pero falta mucho.
Si comparamos
la población ocupada en los primeros meses
del año 2002, con la ocupada por esta fecha, millón
200 mil colombianos han encontrado empleo; pero mire, solamente
para mantener la cifra de desempleo en su mismo nivel, el país
tiene que crear 500 mil nuevos empleos por año. El impacto
en las cifras solo se da a partir de una creación de empleo
que supere esa línea de los 500 mil; porque todavía
crece muchísimo como no ocurre en muchos de los países
que ustedes representan, la población; y por ende los ciudadanos
que van llegando a la edad de pertenecer a franja de la población
económicamente activa. Y todavía tenemos un problema
de informalidad enorme, que apenas empieza a dar señales
por lo menos de estancarlo, de estabilizarlo, para que posteriormente
empiece a retroceder.
Señales como la reducción de tres puntos en el subempleo.
Pero de ese millón 200 mil empleos creados, apenas hay en
el sector formal unos 400 mil. Entonces, el Gobierno tiene que
estar pendiente de lo que avanza y mucho más pendiente de
lo que falta, pero notamos ánimo inversionista. La inversión
privada volvió a pasar del 7 al 14 por ciento en el país.
A 30 de noviembre, la importación de bienes de capital había
crecido en un 18 por ciento, sin contabilizar transporte.
Planeación Nacional y el Ministerio de Hacienda, en las
proyecciones macroeconómicas, calcularon un crecimiento
económico del dos, con lo que pasó en el último
trimestre, sino es del cuatro está por ahí cerquita.
Porque en el primer trimestre del año pasado fue de 3.87,
en el segundo 3.2, en el tercero 4.17; si no tuviéramos
el problema de la droga el crecimiento habría sido mucho
mayor, por que el crecimiento de la economía lícita
está afectado en sus resultados por el decrecimiento de
la economía ilícita.
En la contabilidad
macroeconómica de Colombia, de indicadores
como el crecimiento, infortunadamente se ha incluido la evolución
de la droga.
Entonces, la
agricultura crece en 196 mil hectáreas, más
de un cinco por ciento; pero cuando se le descuenta el decrecimiento
de droga el crecimiento neto, que finalmente aparece, es alrededor
del tres, o menos. Ahí seguimos viendo nuevos campos donde
la droga produce una inmensa perturbación.
Yo no veo manera
de hacer política social sin crecimiento,
porque el país con un Estado quebrado -como el que encontramos
y que sigue convaleciente en lo fiscal, que falta mucho para resolver
el problema fiscal-, con un déficit fiscal en 2002, en el
Gobierno Nacional central, del 5.3; con un nivel de endeudamiento
superior al 50 por ciento sobre el PIB; que compromete el 40 por
ciento del presupuesto para servir deuda; y con un economía
privada sin confianza, es un país que no está en
condiciones de resolver el problema social.
Por eso, aquí necesitamos que la economía crezca,
sino ¿qué vamos a repartir? La vieja tesis del reparto
está totalmente superada por los hechos de Colombia.
Mi conclusión elemental en ese tema es que, si no ponemos
esta economía a crecer velozmente, si no recuperamos plenamente
la confianza de los inversionistas, nos quedamos sin qué repartir;
porque lo que hay es un desastre para todo el mundo.
Seguimos trabajando con las Siete Herramientas de Equidad.
En educación, hemos avanzado en 500 mil cupos escolares,
pero hay un millón y medio de niños sin acceso a
la educación básica. El Gobierno no puede quedarse
en lo logrado, tiene que hacer un gran esfuerzo a favor de ese
millón y medio de niños que todavía nos falta
por escolarizar.
El Sena, al
inicio de este Gobierno tenía millón
70 mil estudiantes; el 31 de diciembre terminó con 2 millones
250 mil estudiantes, hubo un gran crecimiento, pero la meta mínima
que necesita Colombia es que en el año 2006 tenga 4 millones
de estudiante, lo cual exige un enorme esfuerzo.
En educación universitaria no hemos podido avanzar tanto
como hubiéramos querido. Cifras preliminares que he conocido
me muestran que el año pasado no avanzamos en más
de 60 mil nuevos cupos, eso es muy poco. Tenemos fe que este año
crezcamos más y que la revolución de las comunicaciones
nos ayude a que se ofrezca en Colombia más y mejores programas
de educación a distancia, apoyada por Internet y los sistemas
asimilables de comunicaciones.
En la Protección Social también hemos avanzado,
pero falta mucho. El año pasado vinculamos un millón
200 mil nuevos colombianos al régimen subsidiado de salud,
parte por el crecimiento normal y parte porque corregimos un factor
de corrupción, que era la multiafiliación. Pero necesitamos
llegar en este Gobierno a 3 millones y todavía no será suficiente.
El esfuerzo
del año pasado fue enorme, los resultados inmensos
para las posibilidades del Estado, muy pequeños para las
necesidades de la comunidad.
Hemos lanzado
con todo entusiasmo el programa de atención
a los ancianos pobres, pero estamos financiando 142 mil, son 600
mil ancianos pobres en Colombia.
Muchas personas
me dijeron: 'Presidente ¿y por qué apenas
empezó con 142 mi?', casi no conseguimos el dinero para
poder empezar con 142 mil, y lo que queremos es pagarle a esos
142 mil y ver cómo logramos crecer el año entrante
con 15.000 y dejar la economía en una senda de crecimiento
que le permita a los futuros gobierno llegar a una cobertura total
de ese flagelo tan grave, que es la tercera edad indigente y desatendida.
Con Bienestar
Familiar hemos avanzado mucho. Tenemos 6 millones de niños en los diferentes programas, pero el nuevo programa
que es el de los desayunos infantiles ha logrado ya 322 mil niños,
este año en julio debe llegar a 500 mil; pero tenemos que
encontrar 59 mil millones adicionales, para poder llegar el año
entrante a un millón, y todavía queremos cortos.
Estamos financiado
340 mil Familias en Acción, un programa
muy bien recibido en la base popular de la Nación. El programa
lo lanzó el Presidente Pastrana, nosotros lo compartimos
plenamente, dimos 'hay que continuarlo', pero teníamos que
darle credibilidad pagándole a la gente cumplidamente. Entonces
tuvimos que decir: 'no podemos ampliar más la cobertura,
dediquémonos a pagarle a estas familias cumplidamente.
Como ven, en
ese programa social uno encuentra unos esfuerzos que le cuestan
mucho al Estado, unos resultados importantes para
el Estado pero pequeños en relación con las necesidades
de la comunidad. Tenemos que seguir con todo entusiasmo buscando,
buscando soluciones.
Yo aspiro a
que en los próximos días podamos dar
un paso para la afiliación masiva de los trabajadores independientes
de la Patria al régimen subsidiado de salud. Se están
dando los últimos detalles al decreto entre los ministerios
de Hacienda y Protección.
Se ha trabajado
mucho en la economía solidaria en todo
el país, que es la tercera herramienta de equidad.
Se tomó la decisión
que los subsidios al sector agropecuario, fundamentalmente vayan
a grupos asociativos campesinos.
Tengo mucha fe en que los Laboratorios de Paz nos ayuden en eso,
como nos deben ayudar con otro tema muy importante, el de las Familias
Guardabosques.
Hace un año se las anuncié, ya tenemos 20 mil. Las
primeras 3.500 surgieron en el Putumayo, familias que antiguamente
estaban en el tema de la droga, hoy son guardabosques y están
recibiendo del Estado 5 millones de pesos al año. Mucho
más que el ingreso de un ventero callejero de Bogotá,
pero ¿ustedes saben cuántas familias aspiran llegar
al programa Guardabosques en zonas de drogas? 50.000 familias.
Y con mucha dificultad hemos llegado a 20 mil.
Anoche le decía yo al Embajador Patten: ¡qué bueno,
qué bueno que la Unión Europea nos ayude para canalizar
parte de los recursos de los Laboratorios de Paz hacia las Familias
de Guardabosques que residen en esos Laboratorios de Paz, el Macizo
Colombiano!
Nosotros no
podemos dejar que el Macizo Colombiano, que es la fábrica de aguas de la Nación, que es la estrella
fluvial de la Nación, siga siendo destruido por la droga,
pero hay que darle una alternativa a esas comunidades mayoritariamente
indígenas. Ningún sitio más indicado para
el programa Guardabosques que el Macizo Colombiano, que las comunidades
indígenas abandonen la droga, nosotros la destruimos y que
hagan el compromiso con el Estado de cuidar los terrenos libres
de droga, y cuidar la recuperación del bosque que es la
protección de la fábrica de agua del Macizo Colombiano,
y que reciban la remuneración de Familias Guardabosques.
En el programa
País de Propietarios hemos avanzado muchísimo,
pero miren lo que ocurre, les narro esta anécdota.
Ese programa
en la parte de microcrédito ha crecido un
57 por ciento, en este Gobierno se han beneficiado del programa
700 mil ciudadanos o usuarios de microcrédito, y hace algunos
meses asistí a una reunión de microempresarios con
el Ministro de Desarrollo y todos los que estaban allí reclamaban,
me dijo el Ministro: 'Presidente, pero si esto tiene un crecimiento
formidable, ¿por qué reclaman?, mire el crecimiento
del Banco de la Mujer en Cali. Cuando este Gobierno empezó el
Banco de la Mujer de Cali tenía 40 mil clientes y una cartera
de 40 mil millones, hoy gracias al programa tiene 80 mil clientes
y una cartera de 100 mil millones'. Y yo le dije al Ministro: 'porque
a estas reuniones no vienen los que recibieron el microcrédito,
sino los que no lo han recibido, que son la inmensa mayoría'.
Eso explica
porqué el afán del Gobierno de vivir
en contacto con la base comunitaria de la Nación, porque
este país le ha dedicado mucho tiempo a dialogar con el
terrorismo, la mejor manera de evitar que crezca el terrorismo
es dedicarle todo el tiempo a dialogar con la base popular de la
Nación y a procurar resolverle problemas.
Nada, nada
hay que me haga más falta a mi en mi alma, que
el diálogo permanente con la base popular de la Nación.
Nada hay que me emocione más la conciencia de colombianos,
que encontrarme con mis compatriotas de la base popular en un Consejo
Comunitario.
Este país no puede seguir haciendo interlocutores institucionales
a los armados, a los terroristas. Aquí el principal deber
es hacer interlocutores de las instituciones a los dueños
de ellas, los sectores más vulnerables de la Nación.
Y eso se convierte en una crítica constructiva permanente
al Gobierno.
Los gobiernos
encerrados entre estas paredes no ven los problemas. Y me encierro
en un salón de estos y los ministros me presentan
en Power Point los logros de sus ministerios y digo: 'qué maravilla,
cómo va todo de bien', y el Power Point engatusa. Ese es
un invento de los comunicadores que anestesia, hipnotiza, encanta.
Otra cosa es salir uno a la calle a ver la problemática
ciudadana, y eso obliga a los gobiernos a responderle a la gente
y es lo que, en un país con estos problemas, quienes estamos
en el Gobierno tenemos que entregar hasta la última gotica
de energía buscando cómo le respondemos a la gente.
Esa tarea hay
que seguirla, pero miren cómo falta para
entregarle soluciones a gente, uno hace una cosita y faltan mil.
Con constancia y con patriotismo y con la ayuda de todos ustedes,
yo creo que salimos adelante.
Me han preguntado
muchos de ustedes, me han hecho dos preguntas: '¿usted por qué llama
terroristas a los grupos violentos, y si usted los llama terroristas
como puede negociar con ellos?'
Cuando yo leo
la legislación inglesa o la española
o la alemana, para no citar sino estas tres, encuentro que ellas
definen como terrorismo la violencia o la simple amenaza de uso
de violencia por razones ideológicas, políticas o
religiosas. Y esa definición está basada en el supuesto
de que hay una democracia operante que permite un espacio de expresión
a todas las ideas, a todas las vertientes del pensamiento. Entonces
transporto eso a mi Patria colombiana y digo aquí estamos
haciendo dos grandes esfuerzos: un esfuerzo para que esta democracia
sea operante, para que nadie pueda decir: 'me cercenaron los derechos
democráticos', y un esfuerzo para que esta democracia defienda
la gente con esquemas institucionales.
Eso nos conduce
a que no haya terrorismo de Estado. Y en la ausencia del terrorismo
de Estado, y en el imperio de la democracia, la
violencia contra las instituciones y contra la ciudadanía
no se puede calificar sino de terrorismo, porque pierde cualquier
capacidad de explicarse.
Y la segunda
pregunta: '¿Cómo , si los califica
de terroristas, puede negociar con ellos?, por eso el Gobierno
ha sido insistente en el cese de hostilidades. Cuando me posesioné el
señor Presidente Pastrana me decía que tenía
un proceso de paz con las autodefensas a través de la iglesia
y uno con el Eln a través de Cuba, que yo qué opinaba,
y le dije: 'sigámoslo, qué bueno'. Me reuní con
la iglesia y del proceso con las autodefensas, le dije: 'la exigencia
de este Gobierno es el cese de hostilidades, porque eso es lo que
suspende la actividad violenta terrorista y lo que le da credibilidad
al proceso y legitimidad'.
Yo quiero,
porque se el interés de todos ustedes de ayudar
en esos procesos de paz, este Gobierno ve con urgencia la necesidad
del cese de hostilidad, pero sin afán, la desmovilización
y el desarme. Se lo repetí hace poco a Felipe Torres del
Eln. Le dije: 'Felipe, el proceso de paz empieza con un cese de
hostilidades' y me dijo: '¿entonces nos van a obligar a
desarmarnos?', y dije: 'no, empecemos con un cese de hostilidades,
que la gente crea en el proceso, que sea un proceso sin sangre
para que demostremos que estamos utilizando una sola arma, la argumental.
Y de ahí para adelante todo el plazo que se requiera para
llegar al desarme y para llegar a la desmovilización'.
Yo creo que
eso abre un espacio importante. Y no obstante que esa propuesta
la vengo lanzando desde mi condición de candidato
a la Presidencia, hay que repetirla, y no hay un momento más
importante para repetirla que esta reunión con todos ustedes,
por el afán de todos ustedes en ayudar a buscar procesos
de reconciliación en Colombia.
Alguien me
decía: '¿cuál es el objetivo del
proceso de paz con los paramilitares?' Muy claro: que en este país
no haya sino una manera de defenderse, la institucional. Desmontar
cualquier mecanismo no institucional de defensa, ese es un objetivo,
clarísimo. Eliminarle a Colombia mecanismos ilegítimos
de defensa y sustituirlos por la única defensa que para
la sociedad cabe en la democracia, que es la institucional.
Aspiro que
se den nuevos pasos en ese proceso, que le den amplia credibilidad
a la opinión nacional e internacional, que
consolidado el cese de hostilidades sea sucedido por un paso de
concentración en áreas específicas, para facilitar
la vigilancia nacional e internacional.
Con algunos
de ustedes siento que tengo una división de
trabajo, porque ustedes siempre me hablan del diálogo y
yo siempre les hablo de la Seguridad Democrática. Sigan
ustedes hablando del diálogo y yo sigo con el ejército
y la policía en la Seguridad Democrática. Que el
diálogo con la buena fe y el espíritu de ustedes
algún día se dará. La seguridad aplicada democráticamente
conduce a ese diálogo.
Mi propósito no es el aniquilamiento de la gente, mi propósito
es la seguridad de la gente.
Nosotros no
tenemos aquí ánimo de tierra arrasada,
sino ánimo de que no sigan arrasando a Colombia. Nosotros
no tenemos ánimo jactancioso de vencedores, el único
triunfo que yo quisiera es que mi Patria pueda vivir con felicidad.
En el recorrido de mi generación no hemos tenido un día
de paz, yo no quiero eso para las generaciones que vienen.
El padre de
familia cuando se va a morir hace el inventario de su vida, lo
llama examen, y si dejó los hijos educados con
buen ejemplo y con una dotacioncita en lo básico, se muere
tranquilo. En Colombia mientras no haya paz, el padre de familia,
por buen padre de familia que haya sido no se puede morir tranquilo.
Mi generación no ha podido vivir tranquila. Mi afán
es que mi generación, que no ha podido vivir tranquila,
pueda morir tranquilamente, y para que mi generación pueda
morir tranquilamente tiene que dejarle un país diferente
a los que vienen. Y los que vienen no sufran lo que ha sufrido
mi generación. Ese es el sentimiento que subyace a la política
de Seguridad Democrática.
Mi inmensa
gratitud a todos ustedes. Además se lo complejo
que es para muchos de ustedes ser diplomáticos en Colombia,
con un Presidente controvertido internacionalmente, terco, deliberante,
que le echa discursos duros a las ONG's, yo se todo, me pongo en
el pellejo de ustedes y me imagino las dificultades que tienen
muchas veces para darle explicaciones a sus gobierno y a sus comunidades.
Pero para que
ustedes puedan mitigar las preocupaciones que tantas veces les
causo, sepan esto: yo odio el terrorismo, pero quiero
más la democracia.
A todos, a sus familias, a sus gobiernos, a sus pueblos, que este
2004 sea feliz como lo necesita el mundo entero.
Muchas gracias".
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