URIBE REITERA CONDICIONES PARA DIALOGOS DE PAZ

Bogotá, feb 12 (SNE).- El Presidente, Álvaro Uribe participó, vía satélite, en la clausura del Simposio Internacional sobre Justicia Restaurativa en Colombia que se realizó en la ciudad de Cali, con la presencia del arzobispo sudafricano, Desmond Tutu, Premio Nóbel de Paz.

Uribe les explicó a los asistentes y a quienes siguieron la transmisión por televisión, las bases de su política de Seguridad Democrática, resaltó los logros de su política social y reiteró que el cese de hostilidades es requisito fundamental para cualquier acercamiento o diálogo de paz.

Ante la propuesta del Arzobispo Tute, de invitar a su país a los líderes de la guerrilla para que conozcan de cerca el proceso de paz en Sudáfrica, el Presidente Uribe respondió que aceptaría con una sola condición: que mientras los líderes guerrilleros estén en Sudáfrica, en Colombia suspendan todas sus acciones violentas.” Uribe explicó que no se trata de un capricho, sino de la necesidad de crear un ambiente de confianza para que “no sea simplemente un diálogo o un discurso, sino el comienzo de un proceso”.

El Premio Nóbel aceptó la condición y les pidió a los jefes de las guerrillas que acepten “el cese de fuego que les pedimos, mientras vienen a Sudáfrica”.

La siguiente es la trascripción de lo dicho por el Presidente, Álvaro Uribe durante su intervención:

“Quiero agradecer inmensamente la convocatoria a este Foro por parte de la Fundación que preside doña María Eugenia Garcés Echevarria. Quiero agradecer inmensamente la asistencia de unos líderes mundiales tan reconocidos como ustedes. Es un gesto de generosidad con Colombia, nos enaltece a los colombianos, nos compromete inmensamente.

Mis compañeros de panel esta mañana han procedido de manera muy constructiva, muy franca. Yo tengo la obligación de referirme a los puntos que ellos han planteado y voy a procurar hacerlo con la menor subjetividad. Por supuesto, quisiera que al final hubiera la posibilidad de un diálogo más dinámico porque esta respuesta en alguna forma se convierte en monólogo.

Cuando nuestro Arzobispo emérito introdujo su intervención hizo una conexión entre el amor y la inclusión. Yo participo plenamente de ello y quería decirle que, al escucharlo, se me fertilizo algo, se me disparo algo en el interior del ser. Estos temas en procura de la paz hay que acogerlos con total amor.

¿Qué queremos nosotros para Colombia? ¿Qué estamos construyendo?

Una sociedad sin exclusiones, pero sin odios. Un modelo político de democracia pluralista donde no haya exclusiones pero que tampoco este signado por el odio. En eso estamos fundamentalmente de acuerdo con nuestro Obispo emérito: ni exclusión y por su puesto amor, que evita el odio.

El imperio de la ley. Colombia es un Estado de leyes, los tratados internacionales incorporados en nuestra Constitución tienen tanta validez y su cumplimiento es tan obligatorio como el derecho interno.

Nuestra tarea de seguridad esta denominada lucha por la Seguridad Democrática. ¿Por qué la hemos llamado democrática? Por razones históricas y por razones de significado en el momento.

Por razones históricas: para establecer la diferencia entre ésta política de Seguridad y otras políticas que recorrieron América Latina en las cuales se utilizaba la seguridad para perseguir al disidente, se utilizaba la seguridad para oprimir al contrario.

La nuestra, es una política de seguridad para proteger la democracia, para proteger a todos los ciudadanos. Una política de seguridad para proteger por igual al líder político que tiene coincidencias con el Gobierno, que al líder político de la oposición. Para proteger por igual al empresario, al trabajador, al campesino, al agricultor. Para proteger por igual al líder gremial, al líder sindical.

Creo que lo más importante es que esto se traduzca en la práctica y quiero dar algunos ejemplos prácticos.

Las últimas elecciones de Colombia, presididas por el este Gobierno, en octubre de 2003, fueron unas elecciones ampliamente participativas cuyos resultados nos permitieron verificar que estamos haciendo el tránsito de las garantías democráticas retóricas, a las garantías democráticas efectivas.

Antes, muchos candidatos de partidos alternativos, de partidos disidentes a los tradicionales, de partidos provenientes de antiguas guerrillas, eran asesinados. Nosotros pusimos –con toda voluntad y con todo amor por este país- la seguridad al servicio de todas las expresiones de la democracia.

¡Todos los candidatos fueron protegidos con igual voluntad de parte del Gobierno y de las instituciones! Eso permitió que muchos conquistaran, democráticamente, posiciones que nunca habían podido conquistar. Pasamos, entonces, de las libertades retóricas a las libertades democráticas, efectivas y reales.

En ese mismo mes, octubre 2003, nuestra Patria realizó un referendo, figura incorporada en la Constitución del 91, figura fundamental de ese capítulo de la democracia que es la democracia participativa directa.

Un referendo que propuso el Gobierno con puntos muy difíciles, complejos, con puntos bastante controversiales, con unas medidas económicas de congelación salarial en el sector público para ayudar a resolver el tema fiscal.

Ese referendo, debería haber tenido, al decir de muchos, puntos populistas atractivos para una sociedad con desigualdades y con pobreza. Sin embargo, careció de esos puntos, fue un conjunto de propuestas discutibles, pero propuestas serias.

Lo más importante es que todo el mundo participó con plenas garantías. Todos los opositores, los abstencionistas tuvieron las mismas garantías que el Gobierno que defendía ese referendo; inclusive en muchos casos, tuvieron mayores espacios de comunicación.

Y eso puso a prueba otro punto fundamental de esta nación: la institucionalidad.

Por ejemplo, el Gobierno reclamó porque se contabilizaron cédulas de identificación de personas muertas, de personas de las Fuerzas Militares que no pueden votar, sin embargo, el Consejo Electoral –donde el Gobierno no tenía mayorías- dijo que no podía desconocer eso, que porque era cambiar las reglas de juego. El Gobierno replicó, unas reglas de juego injustas, unas reglas de juego ilegales, pero finalmente prevaleció la opinión de la Institución, de ese Consejo Electoral, así el Gobierno estuviera en desacuerdo.

Estos son ejemplos de lo que hemos venido avanzando en democracia. Porque me preguntan: ¿se puede resolver este problema resolviendo todos los problemas sociales previamente? ¡Imposible, imposible!

Este desafío terrorista que ha sufrido la sociedad colombiana lo que ha hecho es profundizar la crisis social colombiana, espantar el capital, ahuyentar inversiones, empobrecer más a la sociedad colombiana.

Entonces, aquí lo que necesitamos es decir qué podemos ofrecer, qué podemos ofrecer nosotros: democracia, para que todos puedan participar con plenas garantías. Y ese es el camino para que, a través de la intervención de todas expresiones del pensamiento político, rodeadas de la plenitud de las garantías, se pueda luchar para resolver nuestros problemas sociales y nuestros problemas económicos.

Cuando este Gobierno empezó, más de 300 Alcaldes no podían despachar en sus municipios. Esa situación era producto de dos realidades: ausencia de las instituciones estatales y presión de los grupos terroristas. Este Gobierno tomó la decisión de protegerlos a todos. Hoy salvo uno o dos –y todos elegidos democráticamente- están despachando en sus localidades. Es un gran avance para la democracia.

Y algo bien importante -ahora que tenemos en este auditorio a mis buenos amigos, el señor Gobernador del Valle del Cauca y el señor Alcalde de Santiago de Cali- para construir Patria, institucionalidad, amor, fraternidad, este Gobierno se propuso trabajar con todos los gobernadores y con todos los alcaldes prescindiendo del origen político. No importa que ese gobernador haya sido elegido por fuerzas políticas afines al Gobierno o por movimientos de oposición, siempre con una condición: la condición de trabajar con honradez y la condición de trabajar con patriotismo.

Ha sido muy grato, por ejemplo, poder trabajar con patriotismo con gobernadores y alcaldes elegidos en ese proceso de 2003, unos participan de las ideas del gobierno y otros se originaron en movimientos de oposición.

Tenemos un profundo compromiso con los derechos humanos. He dicho que nuestra Fuerza Pública tiene que darle el ejemplo al mundo: de tener la capacidad, de derrotar el terrorismo y de observar los derechos humanos.

Lo he dicho por tres razones. Una razón: la tradición democrática de Colombia. Una segunda razón: la respetabilidad de Colombia ante la comunidad internacional. Y una tercera razón: la reconciliación.

Restañar las heridas causadas por la violación de los derechos humanos, toma tiempo extenso, muchas generaciones.

Por eso, en la medida que nosotros seamos eficaces para enfrentar a los terroristas y absolutamente transparentes para cumplir con los derechos humanos, en esa medida vamos a crear respetabilidad a Colombia, construir credibilidad en Colombia, construir apoyo para Colombia y construir condiciones para que se de más fácilmente la plena reconciliación al interior de la sociedad colombiana.

Muchos grupos insurgentes en América Latina tuvieron dos motivos. Un motivo, la opresión política en cabeza de dictaduras, generalmente, militares. Y un segundo motivo, la injusticia social.

En Colombia, en lugar de haber una opresión política, una dictadura civil o militar, hay una democracia en proceso de profundización. He ahí una gran diferencia entre los fenómenos que se vivieron en otros sitios de América Latina y el desafío que enfrentan las instituciones democráticas de Colombia.

Y quiero referirme al tema social.

En Colombia no hay una clase propietaria explotadora que este esquilmando los recursos del país y maltratando a nuestros trabajadores.

La pregunta es: ¿cuál es la causa de este conflicto social, la acción de la empresa privada o la falta de empresa privada?

El terrorismo no ha permitido que la inversión crezca en Colombia al ritmo que ha debido crecer. A penas hemos logrado, ahora, recuperar algún ritmo de crecimiento. En el año 2003 creció al 19 por ciento la inversión privada y en el año 2004 volvió a crecer al 19 por ciento. Eso nos ha permitido retomar el sendero de creación de empleo en condiciones dignas.

Si ustedes van al centro de Cali y comparan los ingresos de un trabajador informal, callejero, con los ingresos de un trabajador de una empresa privada de salario mínimo, encontrarán que en esa empresa privada organizada, ese trabajador devenga –mínimo- dos veces y media, los ingresos que percibe el trabajador informal de las calles de Cali.

Yo he comparado el sistema de seguridad social de Colombia, a cargo de la empresa privada, con muchos países cuyos gobiernos se ufanan de ser gobiernos socialistas o pertenecientes a la social democracia.

Por ejemplo, en otros países que pertenecen –sus gobiernos- a la social democracia, el empleador no tiene que pagar la seguridad social la paga en su totalidad el trabajador. Aquí, el empleador paga la mayor parte de la seguridad social. Por ejemplo, en salud, de doce puntos el empleador paga ocho puntos. En riesgos profesionales, lo paga todo el empleador.

En materia tributaria hemos hecho un gran esfuerzo redistributivo. En este Gobierno hemos aumentando el impuesto de renta –hay que poner mucho cuidado, porque empieza a ser muy elevado de acuerdo con los parámetros internacionales- y hemos restablecido el impuesto de patrimonio. Diría que se está haciendo un gran esfuerzo para que los sectores más pudientes contribuyan todavía más al desarrollo social de esta Nación.

La cartera del sector financiero en los dos años y medio de este Gobierno ha crecido en un 21 por ciento, pero para la microempresa –y Cali es una ciudad que bastante conoce de microempresa- la cartera ha pasado de 700 mil millones a un billón 800 mil. Un crecimiento del 157 por ciento, lo que ha beneficiado a millón 600 mil microempresarios.

Nos falta mucho, nos falta mucho en política social, pero aquí se hace un gran esfuerzo y lo hace el sector privado.

Colombia tiene que ser consciente –y lo debe entender la comunidad internacional- que nuestro sector privado ha hecho y hace un gran esfuerzo, que habrá que pedirle mayores esfuerzos, por supuesto y entonces eso marca una diferencia: aquí no hay un sistema particular de explotadores al que se deba derrotar con la acción armada, aquí lo que hemos tenido es una empresa privada solidaria, una empresa privada comprometida con Colombia, que ha sido frecuentemente maltratada por el terrorismo. Ese maltrato del terrorismo no le ha permitido crecer lo suficientemente, invertir en Colombia lo que debe invertir y eso ha contribuido a que muchos miles de colombianos se tengan que debatir en la miseria justamente, por falta de empresa privada.

El último año, alrededor de 600 personas de nuestra Fuerza Pública fueron, o asesinados o lesionados por minas antipersonales de los grupos terroristas.

Este es el único país del mundo, que con semejante desafío terrorista, tomó la decisión de que su Ejército entregará y destruyera las minas antipersonales que le quedaban y que utilizaba, sólo, por razones pedagógicas.

Pues bien, decidimos –bajo la dirección del señor Vicepresidente de la República- eliminarlas. Están eliminadas. ¿Y cuál ha sido la respuesta del terrorismo? Atentar diariamente con minas antipersonales contra la Fuerza Pública y contra los ciudadanos colombianos.

En muchos países, en nombre de la seguridad, se reprimieron las libertades públicas. En Colombia ha periódicos para todos los gustos. En Colombia no se reprime una sola de las libertades públicas. Este país vive en permanente debate. Eso es bien importante.

Nosotros nos hemos propuesto el reto de avanzar eficazmente hacia la seguridad a pesar de las dificultades y reveses, sin declinar la voluntad y sin afectar las libertades públicas.

Creo que estos elementos, nuestra devoción por los derechos humanos, la profundización de la democracia colombiana, el respeto a las libertades públicas, el papel solidario de la empresa privada colombiana, son elementos que deben considerarse por parte de la comunidad internacional para hacer sus análisis sobre Colombia.

Comparto plenamente con nuestro Obispo emérito el concepto de la universalidad de la ley.

La ley tiene que ser universal para proteger por igual, al amigo del Gobierno que al opositor. La ley tiene que ser universal para garantizar por igual, al medio de comunicación que critica, que al medio de comunicación que apoya. La ley tiene que ser universal para darle un tratamiento igual, en la política de seguridad y en la política de reconciliación, a quien delinque en nombre de la guerrilla y a quien delinque en nombre de los paramilitares.

Esa valoración tan importante de nuestro Obispo emérito sobre el carácter universal de la ley la tenemos que asimilar y profundizar los colombianos, en los pasos legales que nos proponemos dar para adoptar nuevos instrumentos como la Ley de Paz, Reconciliación, Justicia y Reparación.

Al ex ministro Maduna, yo diría, después de hacer las aseveraciones anteriores sobre democracia, libertades, institucionalidad, papel de la empresa privada, que en Colombia hay una crisis social tremenda pero el desafío terrorista es con causa y no solución a esa crisis social.

En las palabras de Savater, la causa es la violencia de los terroristas. Esto es bien importante de tener en cuenta.

Nosotros estamos trabajando con un concepto de inclusión de la sociedad colombiana, para que esto no sea una democracia de papel que favorezca a una minoría y oprima a una mayoría, sino para que sea una democracia totalmente incluyente.

Por ejemplo, en el área social. Este Gobierno se ha propuesto trabajar Siete Herramientas de Equidad, ya les hablaba del microcrédito que hace parte de esa herramienta que se llama la construcción de un País de Propietarios.

Déjenme hablar un poco de educación, invitado a ello –por estar hoy acudiendo así sea a través de este medio a la Universidad Javeriana-, si ustedes me preguntarán: ¿qué ayuda a construir una sociedad igualitaria?, ¿cuál es el camino más eficaz para una sociedad igualitaria? Sin vacilación hoy contestaría: la educación.

La Revolución Educativa encabeza nuestras Siete Herramientas de Equidad. Estamos trabajando la cobertura, la calidad, la pertinencia, la capacitación técnica, los procesos de ciencia y tecnología.

Por ejemplo, en cobertura nos propusimos crear millón y medio de cupos escolares en educación básica y secundaria en este Gobierno. Este año debemos terminar con una creación acumulada de un millón 150 mil, y con el esfuerzo del 2006, con la ayuda de Dios, debemos estar tocando el millón y medio.

¡Una tarea inmensa, descomunal, sin embargo insuficiente! Si logramos esa meta, todavía 500 mil niñitos colombianos estarán por fuera del aparato escolar.

En universidad. Este año, con la ayuda de Dios, debemos terminar en unos 260 mil nuevos cupos universitarios. Nos propusimos crear 400 mil en el Gobierno, tarea difícil, si la logramos, todavía estaremos con una cobertura universitaria baja comparativamente con países desarrollados; pero en la medida que perseveremos en estas tareas, Colombia irá avanzar mucho en los social.

Y quiero hacer esta anotación: esto no lo garantizamos, si no hay un proceso sostenido y acelerado de crecimiento económico. Sin crecimiento económico acelerado no hay recursos para sostener un plan creciente de inversión social. Y ese crecimiento económico necesita confianza inversionista y esa confianza inversionista necesita seguridad. He ahí, un elemento bien importante del porqué de nuestra política de Seguridad Democrática.

El Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA). En este Gobierno ha pasado de atender un millón de colombianos por año, a atender dos millones 700 mil el año pasado. Aspiramos que en el 2004 lleguemos a cuatro millones de colombianos y son sectores medios o populares de la población.

Estamos haciendo un gran esfuerzo en materia de protección social. Hoy, ya tienen un acceso muy importante a los servicios médicos, en el régimen contributivo, más de trece millones de ciudadanos y en el régimen subsidiado, más de quince millones. Pero aspiramos que, en dos años y medio, todos los colombianos de los sectores pobres, estratos 1, 2 y 3, tengan pleno acceso al régimen subsidiado de salud.

En los dos años y medio de este Gobierno hemos crecido casi en cinco millones la población afiliada al Régimen Subsidiado de Salud. Estamos tramitando una ley que facilitará cumplir ese sueño, esa meta: todos los sectores de la población de Colombia, de los estratos pobres, con afiliación universal a la salud.

Y estamos trabajando muchísimo por los niños. Aquí preguntaba el ex gobernador por los niños. Una pregunta conmovedora, además de la educación, en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) –nos ha acompañado la señora Directora, a lo largo de las deliberaciones de este simposio- hemos crecido, durante este Gobierno, en dos millones 800 mil los niños beneficiarios.

Por ejemplo, un programa de alimentación para niñitos menores de cinco años –lanzado en este Gobierno- ya le ha llegado a 503 mil niñitos y deberá llegarle este año a otros 500 mil. Hemos aumentado los recursos, la eficiencia de la institución. Todas las instituciones del Estado tienen la instrucción y el control diario para que todos los días procedan hacia la total eficiencia y con absoluta transparencia.

Podríamos hacer un recorrido de lo que estamos haciendo en política social. Este país ha sufrido mucho el desplazamiento.

Hemos multiplicado por ocho el presupuesto para atender desplazados en nuestra Patria. Creo que con la ayuda de los organismos internacionales, de las entidades adscritas a Naciones Unidas, de tantos países que nos colaboran, podemos registrar hoy unos mejores resultados en atención al desplazamiento. Y nuestra política de Seguridad Democrática ha venido descendiendo el desplazamiento.

Quisiera decir que ya no hay más desplazamientos, se dan en menor cantidad de lo que se daba hace dos años y medio, no hemos podido frenar totalmente el desplazamiento, pero ese es uno de nuestros objetivos: a través de la seguridad frenar el desplazamiento y a través de la política social reivindicar a los desplazados.

El ex ministro Maduna hablaba de terroristas y cucarachas. Yo denomino el desafío contra la sociedad colombiana como un desafío terrorista por varias razones: porque aquí no hay una dictadura para derrotar. Porque aquí no hay una dictadura económica de una clase explotadora para derrotarla con las armas. Por los métodos que utilizan quienes atacan a las instituciones estatales. Y por una razón jurídica.

Las democracias de Europa Occidental, en contraprestación a su profundización democrática, han señalado en su ordenamiento jurídico, dentro de la definición de terrorismo, cualquier actividad que apele a la violencia, bien sea usándola o amenazando con violencia, por cualquier tipo de razones ideológicas, políticas o religiosas.

Creo que eso, que ha sido un desarrollo jurídico europeo, en contraprestación a la profundización democrática, cabe aplicarse en Colombia en contraprestación a los esfuerzos democráticos de Colombia.

Todas estas razones me llaman a calificar ese desafío de terrorista, pero a los seres humanos que están en esa tarea terrorista nunca los descalificamos. Aquí, los colombianos que todos los días tienen un discurso de paz, que se les oye, se les respeta, muchos de quienes discrepan del Presidente, los tratan benévolamente a los terroristas. Quizás, el más duro trato, el más duro tratamiento lo depara el Presidente de la República, siempre digo porqué son terroristas y les digo terroristas, pero nunca los maltratamos en su dignidad.

Yo inclusive, jamás se me pasa por la cabeza decirles cucarachas. No soy capaz, inclusive, de referirme a ellos con sus alias. Por ejemplo cuando me voy a referir a alguno digo: el señor Jorge Briceño y el señor Marulanda. Hemos sido cuidadosos en eso. ¿Por qué? Porque queremos abrir caminos de reconciliación.

Este Gobierno es tan firme en la política de Seguridad Democrática como abierto a la reconciliación. Las cifras son elocuentes. Yo quisiera dedicar esta intervención con ustedes a abrir caminos y no a contar lo que se está haciendo. Les juro, les juro, que soy receptivo a los consejos de ustedes, que me gusta estar a toda hora innovando, examinando acciones, pero también les tengo que contar, de manera directa desde mi alma, lo que estamos haciendo.

En esto les voy a decir por qué afirmo que somos tan resueltos para enfrentar a los terroristas, como resueltos a la reconciliación que se da a través de la reinserción.

En este Gobierno se han reintegrado cerca de once mil integrantes de los diferentes grupos: seis mil paramilitares, cinco mil guerrilleros.

Ese programa de reinserción tiene problemas, alguno de ustedes, la Magistrada Winter contaba como ésta semana un alcalde dijo: “me llegó un desmovilizado y no se qué hacer”. Sí, nos toca informar más, manejar un programa con once mil desmovilizados no es fácil, se presenta un problema o el otro, pero hemos enfrentado eso con absoluta generosidad, con total generosidad. La cifra es muy grande.

Colombia, en el proceso de paz del M – 19 reinsertó, más o menos, 200 personas con armas y a eso se le sumaron, aproximadamente, 600 ciudadanos que los apoyaban.

En el proceso de paz con el EPL había 600 con armas, más otros 1.400.

Si sumamos los procesos de paz anteriores, juntos, no llegan a la cifra que nosotros hemos logrado.

O sea que eso demuestra que aquí hay toda la firmeza, en nombre de la política de Seguridad Democrática, para enfrentar el desafío terrorista y toda la generosidad para facilitar la reconciliación a través de la reinserción.

Hace una semana el Canciller de Chile me trajo una razón del Presidente Lagos. Allá vive alguien de la Farc, el Presidente Lagos no lo pudo expulsar a Colombia porque él se casó con una ciudadana chilena y tiene un hijo chileno, y tienen dificultades para la extradición.

Yo les dije la semana pasada: ‘mire, ayúdenme con esto, díganle a ese señor que lo importante es que no delinca, que el Gobierno colombiano no tiene interés tanto en meterlo a una cárcel aquí, como en que él no delinca. Que se quede allá, consintiendo a su señora y a su crío, para que compare la dulce vida del hogar en paz, con la vida del terrorismo.

Le pedimos, por las formalidades del derecho, que busque firmar un acta de reinserción y el Gobierno abriría las puertas para que él, residiendo en Chile, mantenga su residencia en Chile y se reinserte. Creo, que estos hechos nos pueden abrir puertas muy, muy importantes.

Entonces, aquí se respeta la dignidad humana de todo el mundo. No conozco en el mundo un Ejército, una Policía, unas Fuerzas Armadas que hayan tenido que enfrentar un desafío terrorista como el que enfrenta Colombia y que estén todos los días tan sensibilizados en materia de derechos humanos. Y la voluntad es: donde haya una falla, corregirla y de inmediato. La consigna es: eficacia y transparencia.

Voy a referirme a algunas preguntas del profesor Vinces Fisas.

El Eln. Cuando este Gobierno empezó mi predecesor, el Presidente Pastrana, a través del Gobierno de Cuba estaba buscando iniciar un diálogo con el Eln. Fui preguntado si desearía continuar esos esfuerzos y dije: ‘por supuesto’.

Nuestro Comisionado de Paz ha viajado cuatro veces a Cuba. He hablado en muchísimas ocasiones, personalmente y por teléfono con el Presidente Castro. Cuba ha hecho todos los esfuerzos, ha sido imposible.

Lo que nosotros le hemos pedido al Eln es, como a todos los grupos: un proceso debe empezar con cese de hostilidades. No tiene que empezar con desarme, no tiene que empezar con desmovilización. El desarme y la desmovilización son puntos de llegada, pero el cese de hostilidades es punto de partida. No ha sido posible.

A través del Gobierno de Cuba se le ha dado al Eln todas las garantías, no ha sido posible una respuesta positiva.

El grupo de países amigos del proceso de paz con el Eln ha trabajado intensamente. A mi me han preguntado los Embajadores: ‘¿el Gobierno de Colombia autoriza nuestra trabajo?‘ Les hemos dicho: ‘por supuesto’. Creo que no lo hemos interferido. Ahí está el testimonio de los embajadores de los países que integran ese grupo de amigos del proceso de paz con el Eln.

La sociedad civil. En Colombia, si hay alguna expresión de democracia, es el margen infinito de acción de la sociedad civil. Por eso yo he dicho que aquí hay dos expresiones muy vigorosas de democracia: la representativa y la participativa. Y que esa democracia participativa, que nosotros auspiciamos a través de nuestro concepto de Estado Comunitario, se da a través de lo que ustedes llaman la activa participación de la sociedad civil. Ha hecho un gran esfuerzo la sociedad civil por ese proceso con el Eln, infructuosamente.

Salió de la cárcel Felipe Torres, integrante del Eln. Me reuní con él, en un hotel de Medellín, en presencia de uno de los Comisionados de Paz del departamento, de Antioquia. Me dijo: ‘Presidente, el Eln no acepta su propuesta de un cese de hostilidades porque tememos que, si nosotros frenamos las acciones militares, usted nos mate’. Le dije: ‘tienen toda las garantías de que no. Yo soy el conductor de unas Fuerzas Armadas que tienen que ir a la iniciativa, que tiene que trabajar con agresividad, pero con transparencia. Ustedes en cese de hostilidades los respetaremos totalmente, no recibirán una sola agresión militar de nuestra parte, no procederemos contra ustedes a la mansalva, no procederemos traicioneramente’. El se quedó en silencio, meditó y dijo: ‘eso abre una buena posibilidad’. Hasta hoy esa posibilidad no llega.

Visito a México, en compañía del Presidente Fox, se me pregunta públicamente por el proceso con el Eln, digo: ‘estamos dispuestos, con el cese de hostilidades’. Públicamente se me pregunta por las garantías que tendría el Eln en ese cese de hostilidades y dije: ‘todas. Mientras haya cese de hostilidades, primero no se tiene que desmovilizar, no se tiene que desarmar y no lo vamos a atacar militarmente’.

Entonces sugerí: ‘y estamos dispuestos a que haya un garante, un garante que mire, que supervise que el Eln respete ese cese de hostilidades y que el Gobierno cumple con las garantías ofrecidas’. Y me dijeron: ‘¿aceptaría que fuera México?’ Dije: ‘por supuesto’. Ese día empezó, con el liderazgo del Presidente Fox, una tarea noble de México para buscar, como facilitador, un acuerdo con el Eln.

El Gobierno de Colombia le ha ofrecido todas las posibilidades. Creo que el facilitador mexicano no tiene quejas de que le hayamos negado una sola de las herramientas. ¿Qué falta con el Eln? Voluntad de parte de ellos.

Temo, profesor Fisas, que el Eln tiene un sector dirigido por Antonio García, que, siempre que hay posibilidades de paz, él las frustra.

Antonio García del Eln, por su conducta y por sus comportamientos en todos los momentos, ha sido un saboteador de la paz y como a mí me toca hablar con toda sinceridad, esto es lo que pienso y no lo pienso por una creación subjetiva, sino porque muchos intentos de paz con el Eln –de anteriores gobiernos y de este Gobierno- han sido saboteados por el señor Antonio García.

Y además, el Eln tiene que definir si es capaz de hacer la paz como entidad autónoma o le da miedo hacer la paz mientras la Farc no le de permiso. Esa dependencia que unos sectores del Eln tienen de las Farc, también se ha convertido en un factor que los inhibe para avanzar hacia la paz. Pero para ser práctico, profesor Fisas, le repito toda nuestra voluntad de hacer la paz con el Eln.

Con este Gobierno la paz si quieren, la hacen en 5 minutos. ¿Qué es lo que yo quiero? Alguno de ustedes que hablaba de los niños. Miren, yo tengo 52 años, pertenezco a ese 50 por ciento de las familias colombianas que han sufrido en carne propia esta violencia. Mi generación no ha vivido un momento de paz. Yo no conozco la paz en mi niñez ni en mi adolescencia ni en mi juventud ni ahora en mi madurez. ¡Ni un día de paz, de tranquilidad! Yo no quiero para las nuevas generaciones de colombianos eso. Yo quiero para las nuevas generaciones de colombianos, que puedan vivir en paz, disfrutar este país, vivir en una sociedad democrática, en una sociedad en permanente debate, pero debate creativo y fraterno.

Profesor Fisas, ninguno de estos grupos puede eximirse de narcotráfico. Todos han participado en el narcotráfico. El Eln, hay muchos grupos del Eln participando en el narcotráfico. A mi me parece que no nos queda bien absolver a algunos y condenar a otros. Ninguno de estos grupos estaría subsistiendo si no tuviera recursos de narcotráfico.

El actual Congreso –por iniciativa de este Gobierno- una de las primeras leyes que aprobó, es la ley de extinción de dominio. Agilizamos el proceso de extinción de dominio, por eso, mientras en toda la historia de la extinción de dominio había dos sentencias, en este Gobierno llevamos ya más de 60 sentencias en firme. Vamos a continuar acelerando la extinción de dominio y esos bienes rurales de uso agropecuario entregándolos a las comunidades campesinas.

Ya en el Valle del Cauca, en los días de Navidad, en el norte, en Ansermanuevo, hicimos una entrega muy importante de tierras a las comunidades campesinas. Y espero que la nueva ley de Verdad, Justicia, Reconciliación y Reparación traiga instrumentos que nos permitan facilitar este tipo de acciones para entregar estas tierras a las comunidades campesinas, como uno de los caminos de la reparación.

Pero ruego que esa ley hay que entenderla como una ley universal, porque entonces lo que se les exija a los paramilitares y lo que se les aplique a los paramilitares, también hay que aplicárselos al Eln y a la Farc.

¡Hay que darles el mismo tratamiento, enfrentándolos cuando delinquen y el mismo tratamiento una vez hayan procesos de reconciliación con ellos!

Me pregunta Usted, que si yo estaría dispuesto a un encuentro con la Farc para negociar un alto al fuego. Si esa pregunta me la hiciera hoy un periodista, amablemente la eludiría. Los hombres tienen su estilo, los gobiernos tienen su estilo. Yo he manejado las reuniones con estos grupos a través de la Iglesia Católica o a través de facilitadotes. Al Comisionado de Paz solamente se le autorizó hablar con las Autodefensas cuando estas Autodefensas ilegales le comunicaron a la Iglesia Católica su voluntad de aceptar el cese de hostilidades, solamente en ese momento, habló con ellos de manera directa el Comisionado.

Creo Profesor que lo más importante es un cese de hostilidades, pero veraz no estratégico.

Ahora ¿qué obstáculos hay para el acuerdo humanitario? De parte del Gobierno hay voluntad, no en vano liberamos un buen número de guerrilleros de manera unilateral. He cambiado la política en esa materia flexibilizándola, la que ofrecí como candidato y apliqué en las primeras semanas de Gobierno.

En las primeras semanas de Gobierno dije –en consecuencia con lo que había ofrecido como candidato-, que un acuerdo humanitario solo sería posible si iba de la mano de la iniciación de una negociación de paz que tenía que basarse en un cese de hostilidades. Después de mis conversaciones con el Secretario de las Naciones Unidas, Kofi Annan, con el Presidente de Francia, con familiares de los secuestrados, acepté cambiar esa política, desvincular el acuerdo humanitario de un eventual proceso de paz.

Ha habido muchas personas que han procedido como facilitadores autorizados por el Gobierno, gobiernos que han procedido como facilitadores. Hemos ofrecido opciones, a mí me gusta estar imaginando opciones, hay tres limitantes.

Primer limitante: no puede haber zonas de despeje. Las zonas de despeje se utilizaron en Colombia, no para avanzar hacia la paz sino para fortalecerse, para ser más efectivos en los ataques terroristas. Con esa experiencia no debe haber despejes en Colombia.

Segundo, esas zonas de despeje nunca las piden cuando van a liberar secuestrados económicos ¿por qué las exigen para liberar a estas personas que supuestamente están secuestradas por razones –yo digo terroristas- que la guerrilla dice política?

La segunda limitación que tengo es que aquellos guerrilleros que salgan de la cárcel no deben volver a delinquir. Inicialmente dije: ‘bueno, si sale un guerrillero de la cárcel, que se vaya a un país como Francia, que el gobierno de Francia ejerza una tutoría sobre ese guerrillero y que esa tutoría garantice que esa persona no va a volver a delinquir’.

Después los facilitadores me dijeron: ‘¿cómo les va a exigir que se vayan para el extranjero?, hemos consultado y no lo aceptan’. Yo dije: ‘bueno, entonces como va bien el proceso de reinserción, que no se tengan que ir para el extranjero, que cuenten con dos opciones: o irse al extranjero o entrar al proceso de reinserción’. La garantía de que no van a regresar a delinquir nosotros la entendemos suficientemente cumplida con su participación en el proceso de reinserción, donde hay hoy más de 3.500 personas de la Farc. Ese es un número muy grande.

¿Por qué esa exigencia de que no vuelvan a delinquir? Mire, profesor, ¿usted se imagina que solo el año pasado entre muertos y lisiados de la Fuerza Pública hay 600 colombianos por minas antipersonales?

Este país todavía tiene 578 mil kilómetros de selva, la mayor parte selva húmeda tropical. Hoy hay, en alguna parte de la selva de Colombia, enfrentando todos los rigores del clima, la humedad, las plagas, el mosquito, los zancudos, el riesgo de leishmaniasis, más de 17 mil hombres de nuestra Fuerza Pública. Ese sacrifico abnegado de ellos y que el Gobierno les diga que ha soltado unos guerrilleros de las cárceles para que vuelvan a delinquir. ¿En qué queda la motivación de ellos?

Y no podemos perder de vista lo siguiente: estas semanas hemos tenido unos reveses militares, pero eso no nos puede ablandar esta política. Hoy, durante todo el día, celebraré aquí en Cartagena un consejo de seguridad para ajustar la política de Seguridad. Y estos reveses coinciden con la desmovilización de los paramilitares y en la mente de muchos ciudadanos se dice: ‘este país no puede derrotar al terrorismo sin la ayuda de los paramilitares’. ¡Esa creencia hay que desvirtuarla, esa creencia hay que eliminarla!

Nosotros tenemos que mostrar nuestra eficacia, nuestra disposición, nuestra capacidad de derrotar el terrorismo sin paramilitares. Ese es un camino necesario para la reconciliación, para la paz.

Es que en algún momento la guerrilla decía que para sentarse en la mesa necesitaba que el gobierno primero eliminara los paramilitares. Este Gobierno frente a los paramilitares ha tenido toda la firmeza para enfrentarlos militarmente y la generosidad –que se le ofrece a la guerrilla- para recibirlos en estos procesos de reinserción.

Entonces ahora sin paramilitares, la guerrilla debería estar diciendo: ‘bueno una condición del pasado es que no hubiera paramilitares. El gobierno de Uribe los ha enfrentado militarmente y los esta reinsertando’. Debería decirlo la guerrilla, debería reconocerlo.

Ahora es hora de que la guerrilla de un paso y facilite la paz. ¡Pues no lo han hecho! Lo que vemos es más ataques a nuestra Fuerza Pública y a nuestros compatriotas. ¡Eso nos obliga a demostrar que sin paramilitares, solamente con las fuerzas institucionales, como tiene que ser en una democracia vamos a derrotar el terrorismo y eso necesita una gran motivación!

La misma motivación del Presidente de la República la tienen que tener los generales y la misma la tiene que tener el soldado del más bajo grado o de más reciente ingreso a la Fuerza Pública. ¡Sin motivación en nuestras Fuerzas institucionales no hay manera de enfrentar eficazmente el terrorismo, ahora que Colombia por fortuna, empieza a quedarse sin paramilitares!

Y esa motivación necesita cuidarla en pasos concretos. Desmotivaríamos a la Fuerza Pública si aceptamos que los guerrilleros salgan de las cárceles y vuelvan a delinquir.

Y viene otra limitación que tengo como Presidente de los Colombianos: ¿a quiénes soltar de las cárceles? Yo no tengo atribución jurídica hoy para soltar de las cárceles a los incursos en delitos atroces y el ordenamiento jurídico, objetivamente, dice cuáles son los delitos atroces. Hoy tenemos atribuciones jurídicas solamente, en un caso de acuerdo humanitario, para liberar de las cárceles a aquellos que estén incursos en delitos como rebelión, sedición, asonada, pero no, en delitos atroces.

Con el buen cuidado de estas tres limitantes, el Gobierno ha mantenido su disposición de que se abran opciones.

Usted me dirá que no le he contestado la pregunta: sí me reuniría, si me reuniría. Yo creo que la respuesta que le he dado demuestra que, la reunión personal no es un elemento de la esencia, pero también se lo digo: en el momento que las circunstancia lo exigieren, con unas demostraciones de buena fe y con hechos de paz para concretar un proceso y hacerlo avanzar y poner la imaginación cara a cara a buscar opciones, tampoco tendría inconveniente.

Yo soy solamente dogmático e inflexible en esto, en decirle no a la violencia, no a la corrupción. Para todo lo otro, podemos buscar opciones Profesor Fisas.

Los indígenas. Amilcar, si hay algún país que ha avanzado en su Constitución, en su ordenamiento jurídico, en el reconocimiento de los derechos políticos, económicos a las comunidades indígenas, es Colombia. Mire esa Constitución nuestra del 91. Mire la representación en el Congreso. Mire la autonomía de los gobiernos indígenas.

Y en esta administración presidencial hemos avanzado mucho en salud para las comunidades indígenas, en educación para las comunidades indígenas. Tenemos un programa bellísimo de 30 mil Familias Guardabosques que beneficia amplios sectores indígenas y estamos avanzando en otro elemento: construir confianza entre las comunidades indígenas y la Fuerza Pública.

En un bellísimo lugar del norte de Colombia, la Sierra Nevada de Santa Marta, en un paraje que se llama Nabusimake, paraje de la leyenda indígena, me reuní durante todo un día en Consejo Comunitario con las comunidades indígenas de allí y ellos con su franqueza y su tranquilidad denunciaron que no podían tener confianza en la Fuerza Pública porque allá un día les llegaba un guerrillero, al otro día un paramilitar, al otro día un soldado y le llegaban con el mismo uniforme. Nos propusimos crear confianza.

Estamos desalojando de la Sierra Nevada, como hay que desalojar de toda Colombia, tanto a paramilitares como a guerrilleros. Nombramos un Coronel, un oficial de alta graduación, para que sea un enlace permanente entre las comunidades indígenas y la Fuerza Pública y se ha venido construyendo confianza. Y lo propio hemos empezado a hacer en otras regiones de Colombia como es el departamento del Cauca, que ustedes lo tienen ahí bien vecino, de la ciudad de Cali y del Valle del Cauca.

Le repito con todo cariño, con todo cariño, nosotros tenemos un mandato de la Constitución que lo llevamos en el alma: respetar la diversidad de esta Nación, tratar a todos dentro de la diversidad con igualdad y al mismo tiempo con solidaridad. En eso, no tenemos problemas.

Quisiera poder decirle que ya no están asesinando a un solo indígena. La tendencia mejora como ha rebajado el número de homicidios en Colombia.

En el 2003, el homicidio rebajó en Colombia en un 20 por ciento. El año pasado se redujo en otro 16 por ciento.

Se ha reducido muchísimo el secuestro. En el 2003 el secuestro en Colombia se redujo en un 27 por ciento. El año pasado en un 42 por ciento. Este año las cifras son buenas.

La ciudad que teníamos con mayor índice de homicidios es Cali –y yo le llevó a Cali un registro diario, le hago un seguimiento diario al orden público de Cali. Cali es uno de mis dolores de cabeza y uno de mis amores y una de mis preocupaciones de todas las horas-.

Uno debería decir: ‘llevamos cero homicidios’. La vida no se puede cuantificar, pero yo me veo obligado a medir las tendencias. Por fortuna, en lo que va de este año ya se ha reducido el homicidio en Cali en 126 casos.

Quisiera decirle que no hay un solo homicidio de indígena. Los hay, la tendencia es buena y quiero comprometerme con usted, con el mundo indígena en lo siguiente: toda la voluntad de nuestra Fuerza Pública para proteger a las comunidades indígenas.

Me parecieron de la mayor importancia las sugerencias de la Magistrada Winter y voy a hablar hoy con los Altos Comandantes y con el Ministerio del Interior para que difundamos más ese programa de reinserción.

-No se. Es que ustedes tocaron tantos y tan importantes puntos, yo tome nota de todos pero les he tomado tiempo en exceso, quisiera parar acá y más bien tener la oportunidad de réplicas, de repreguntas de ustedes, del público de la manera más fraterna-.

¡Ha sido muy, muy grato escucharlos. Muy grato escucharlos!

Quisiera quedarme todas las horas que fuera necesario examinando estos temas con ustedes y si la organización lo tiene a bien, el doctor Rojas, entonces les escucho comentarios, replicas, preguntas, objeciones y cualquier comentario que les pueda proponer, se los haré.

- Oscar Rojas Rentaría. Director de la Fundación ‘Alvaralice’ y director del Simposio de Justicia Restaurativa y paz en Colombia: Si, señor Presidente, muchísimas gracias por su tiempo, sabemos de las limitaciones de tiempo, es informado que tiene un Consejo de Seguridad, pero si usted lo acepta abro para el que panel pueda hacerle dos o tres preguntas y usted nos pueda responder.

- Presidente de la República: doctor Oscar, todas las que quiera. La prohibición que yo tengo por ahora es de montar en avión y como esta enfermedad lo que tiene es un ‘mareito’, pues quedarme aquí sentado haciendo un Consejo de Seguridad, eso no hay que limitarlo en el tiempo, eso lo podemos retardar y tenemos todo el día y toda la noche, en cambio un panel de esta importancia es muy escaso y muy importante. Todas las que quiera.

- Arzobispo emérito Desmond Mpilo Tutu. Premio Nobel de Paz: No quiero hacer una pregunta ¿me permite hacer un comentario? Al escucharlo, excelencia, me sentí profundamente conmovido por ofrecernos su vulnerabilidad, esa vulnerabilidad que usted nos muestra con tanta candidez.

Mi impresión es que usted es una persona sincera. Quizás usted no esté siempre de acuerdo con todo lo que se dice, pero yo creo que ustedes han llegado ya a la primera base, pareciera ser que el Jefe de Estado de este país está listo para escuchar y para hablar desde el corazón. Y simplemente quiero decir, como alguien que viene de un país que ha renacido de una profunda angustia, que este es un inicio maravilloso.

- Penuell Manuna. Ex ministro de Justicia de Sudáfrica: Señor Presidente, también quiero agradecerle y estoy de acuerdo con el Arzobispo, usted es una persona honesta, sincera en sus respuestas.

Señor Presidente, quisiera escuchar su respuesta a esta pregunta muy sencilla: Cuando usted ha estado interactuando con las personas que usted menciona como terroristas, yo se señor Presidente que usted ha podido ver como definen ellos el problema que tienen como colombianos. Señor Presidente, usted podría simplemente –para instruirnos un poco- ¿cómo definen ellos los problemas del país? Porque usted los define como terroristas, pero cómo se definen ellos, especialmente, señor Presidente, aquellos que se ha desarmado, para que ellos nos puedan ayudar un poco con una definición específica del problema del país.

- Presidente de la República: Primero el comentario de nuestro Obispo emérito. Antes de anoche hablé con el señor Vicepresidente por teléfono, me estaba explicando su intervención en Cali y lo sentí muy conmovido al escuchar al Obispo Tutu, muy conmovido. Lo mismo mi señora.

Yo quiero agradecerle al Obispo Tute, que nos de esa inyección de espiritualidad, nos recuerda esa necesidad del amor. Se lo agradezco inmensamente, porque, yo que soy un combatiente con estos pecados de esta carnita y estos huesos, recibo como una necesidad esta corriente de espiritualidad que fertiliza para nosotros en Colombia el Obispo Tutu.

Ex Ministro Maduna, las conversaciones del equipo de reinserción con los reinsertados las podría clasificar en dos: con aquellos provenientes de la guerrilla que tienen una alta conciencia política y con quienes no la tienen.

A mí me gustaría que esas conversaciones pudieran sostenerlas ustedes, porque ayudan muchísimo, esclarecen.

Los que se han reinsertado que tienen alta conciencia política, todos han expresado que sienten que perdieron el tiempo, que ese no es el camino para resolver los problemas colombianos. Expresan una gran frustración política y una gran frustración personal. ¿Política por qué? Porque llegaron a la conclusión de que con sus procedimientos, en lugar de resolver los problemas que querían resolver, los agravaron. Con una gran frustración política, muchos dicen, derivada de ver que lo que nació como un proyecto ideológico se convirtió en un proyecto de negocio de droga.

Y con una gran frustración personal porque abandonaron sus padres, abandonaron sus esposas, sus hijos, tuvieron todas las dificultades de índole personal y no vieron gratificado eso con una causa que diera satisfacción personal.

Los otros, los que no tienen esa conciencia política, dicen que estaban cansados, estaban allí simplemente de mercenarios.

Mire la relación causal. El terrorismo ha frenado que la economía crezca. El terrorismo de la mano de la corrupción ha evitado que todos los colombianos tengan oportunidades de educación, de trabajo. Entonces, muchos jóvenes encontraron como única opción irse a la guerrilla, a los paramilitares, allí llegaron como mercenarios y finalmente lo que han encontrado allí es la opción de matar o la opción de morir en esos enfrentamientos. Muestran mucha frustración, no encontraron caminos.

Uno de los caminos que nosotros estamos recorriendo para retener a los jóvenes colombianos, es el de la revolución educativa. Cuando hemos pasado en un Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) a atender un millón de colombianos por año, este año más de tres millones y el año entrante cuatro millones –con la ayuda de Dios-, uno de los objetivos es que los colombianos encuentren estas opciones y no sean atraíbles por estos grupos que yo denomino terroristas. Falta el diálogo con los otros.

Lo que me transmite a mí el Comisionado del diálogo con los paramilitares, con quienes está ese proceso de paz, la queja fundamentalmente de ellos es: ‘el Estado fue indiferente, indolente. Nosotros estábamos arrasados por la guerrilla y nunca tuvimos protección del Estado’. Esa es la queja de ellos. Sin embargo empiezan también a proponer un proyecto político de reivindicaciones en las áreas donde viven.

Las plataformas políticas de la guerrilla. Las conocemos, las conocemos. Lo que hay que preguntarse es: ¿el camino de la muerte, de la destrucción y de la droga, es el camino para esas plataformas políticas? ¿Por qué si hoy pueden llegar a las alcaldías, a las gobernaciones, a la Presidencia de la República, al Congreso?

Este país ha sido muy generoso con sus libertades. Los medios de comunicación de Colombia se han mantenido abiertos no solo a los reinsertados, sino a aquellos que siguen en actividades terroristas y los gobiernos nunca han reprimido y este Gobierno nunca se le ha pasado por la cabeza reprimir.

A mí me llaman muchos colombianos y me dicen: ‘Presidente, nosotros no estamos de acuerdo que fulano de tal asesine y al otro día, sin arrepentirse, todavía de asesino, aparezca y figure en los medios de comunicación’. Eso jamás lo hemos reprimido, a pesar de que a muchos colombianos no les gusta.

A mí personalmente no me gusta ver a un terrorista en un medio de comunicación, pero lo respeto en nombre de las libertades, en nombre de esas bases democráticas que se requieren para la reconciliación. Entonces cuando hay estas libertades, cuando hay un gobierno comprometido a proteger por igual al luchar político afín al Gobierno que al luchar político de la oposición, yo creo que cualquiera sea la idea que se tenga sobre el orden económico o el orden social, hay un camino para tramitar esas ideas que es el camino democrático.

Aquí había una excusa. Cuando los gobiernos no se preocupaban por proteger eficazmente a los luchadores de los grupos que venían de la guerrilla. Hoy esa excusa no existe.

Invoco el testimonio de los opositores a mi Gobierno, invoco el testimonio si han tenido o no toda la preocupación, de parte de la Fuerza Pública y su comandante, que soy yo, para que ellos sean debidamente protegidos.

Invoco el testimonio de ellos cuando fueron candidatos o en ejercicio de sus funciones.

Invoco el testimonio de alcaldes y gobernadores, provenientes de partidos políticos cuyas ideas no concuerdan con las ideas del Gobierno y ellos no solamente han recibido toda la protección, sino todo el respeto para el cumplimiento de sus funciones constitucionales y legales y creo que han encontrado toda la apertura en el Gobierno Nacional para coordinar con ellos.

Pero también, para no ser elusivo, ex Ministro Maduna, ¡qué bueno, qué bueno! en un cese de hostilidades, discutir con el Eln, con la Farc, con los paras. Aún sin que el Eln y la Farc se desmovilicen, aún sin que el Eln y la Farc se hayan desarmado, pero en un cese de hostilidades, ¡qué bueno discutir con ellos, cara a cara, la problemática económica y social de este país.

Lo único que exijo es eso, si quiera un cese de hostilidades, porque lo no podemos es estar discutiendo la cuestión agraria o los tratados de comercio o la seguridad social o la explotación de los recursos naturales no renovables, con unas personas que simultáneamente están explorando carros bomba, están secuestrando y matando.

¡Lo elemental que se les pide es un cese de hostilidades aún sin desarme, aún sin desmovilización!

- Tokyo Seexwale. Ex Gobernador de Gautang y candidato presidencial de Sudáfrica: debo decir señor presidente, que hemos venido, no con ideas preconcebidas, hemos venido a aprender y debo decir al observarlo –y no se si usted nos puede ver a nosotros-, pero observándolo, observábamos sus manos, su manera de peinarse, veo que usa lentes y debo decir, colombianos, que me uno en sentimientos al Presidente. Me uno en sentimientos a Usted, señor Presidente, porque Usted no es un gigante, tiene simplemente las espaldas de un ser humano normal y sobre sus espaldas carga tantos problemas sobre los que hemos leído y hemos escuchado y creo que Usted está llevando esos problemas muy bien.

Y gracias por hablar sobre los niños. Mi pregunta sería, tenemos un ejemplo muy pequeñito para mostrar en Sudáfrica, la situación de Ustedes es muy diferente a la nuestra, pero quisiera insistir, si ¿alguna vez usted ha considerado visitar Sudáfrica, para visitarnos, para conocernos, para que la gente también lo pueda ver a Usted, para que nosotros también podamos aprender de Usted? Porque lo que Usted ha dicho hoy es algo que se debe escuchar repetidamente.

Ayer yo decía que sería una lástima –escuché algunas de sus citas-, que sería una lástima si a Usted no los escuchan más en las Naciones Unidas, porque esto es una situación internacional y creo que para nosotros sería un privilegio escucharlo a usted en Sudáfrica también. ¿Ha pensado alguna vez en visitarnos en Sudáfrica Presidente? T

Señor Presidente, también debería haber dicho que quizás es el momento de que los políticos demuestren su capacidad de hombres de Estado y creo que yo estoy contestando por Usted, estoy viendo en Usted, realmente, un hombre de Estado en su presidencia.

-Presidente de la República: Ex gobernador muchas gracias. Por hoy, en estos momentos de Colombia, nosotros los necesitamos a ustedes.

Yo les digo esto desde el alma: ojalá, ustedes nos pudieran ayudar a que el Eln y las Farc emprendieran el camino del diálogo. Estoy dispuesto a darles todas las garantías en un cese de hostilidades ¡todas las garantías, las discutimos con ustedes! Ningún hombre posee la verdad absoluta.

Creo mucho en la democracia y en las libertades porque a través del ejercicio del diálogo y del ejercicio de la contradicción se va construyendo una verdad relativa. Y a través de incorporarle a esa verdad relativa más diálogo y más contradicción, se construye una verdad relativa mejor. Nunca se llega a la verdad absoluta, pero a través de la democracia, la contradicción y el diálogo todos los días se mejora en el nivel de verdad relativa.

Sería mucho mejor, mucho mejor, para este país poder mostrar este país hoy ante el mundo y ante sus propios ciudadanos en un proceso de diálogo con cese de hostilidades con la Farc y con el Eln, que estar simplemente a toda hora exigiendo más operativos militares, como es mi deber. En eso nos pueden ayudar ustedes muchísimo.

Admiro mucho el proceso de Sudáfrica, lo admiro inmensamente, respeto –como millones de ciudadanos en el mundo- el cautiverio de Mandela, el de muchos de ustedes. Admiré mucho la inteligencia del presidente Frederik Willem de Klerk, como logró romper con ese trayecto del apartheid. Admiro mucho lo que han logrado.

Ustedes procedieron autónomamente frente al mundo, lo que hicieron con su proceso de paz, de sustituir la cárcel por la confesión e imponer como pena –así lo interpretamos muchos desde afuera- la confesión para poder dar el perdón, eso es admirable, nos enseñaron mucho. Y lo que más nos enseña de ustedes hoy, es su profunda espiritualidad. Sería un gran honor, un gran placer visitar su país.

Por lo pronto, ayúdenos a ver cómo podemos tener un proceso de paz con la Farc y con el Eln. A partir de un cese de hostilidades, el Gobierno está abierto a opciones.

- Renate Winter. Magistrada Corte Especial para la Sierra Leona: señor Presidente, realmente estoy conmovida por estas ideas maravillosas que he escuchado, pero quiero nuevamente poner los pies en la tierra.

Durante 30 años de este conflicto, han surgido muchos problemas individuales, son cantidades de problemas, grandes y pequeños que hay que resolver y sin resolver esos problemas, la paz perdurable –como la que quieren todos los participantes en este simposio- es imposible.

La justicia no puede resolver estos problemas por si sola. Y esta es mi pregunta, ¿existiría, acaso, la posibilidad de aprovechar este enorme potencial que Usted tiene para sanar el conflicto? Es una vieja tradición de América Latina tener tradiciones de sanación, procedimientos de mediación, que no necesitan tanta participación de la justicia formal. ¿Quizás pudiese haber una disposición en la ley, que aquellos que tienen grandes responsabilidades y que no están dispuestos a aceptar su responsabilidad, puedan estar en un diálogo como ha sido la tradición en América Latina?, ¿sería posible abrirle las puertas del diálogo a estas personas que aún no han aceptado su responsabilidad?

- Presidente de la República: Por su puesto Magistrado, claro que sí, están abiertas. Si esas personas están en acciones violentas, el único requisito es suspender esas acciones violentas para poder avanzar en el diálogo.

Me llama mucho la atención lo que usted me dice y me gustaría profundizar un poquito. Pudiera un ejemplo figurativo, así no corresponda a la vida real, describirme un caso en el cual uno pueda identificar una persona que tiene que intervenir en el diálogo y que todavía no ha aceptado su responsabilidad. –Le pido eso para tener, para poder asimilar con más claridad su pregunta, que la tomo como una sugerencia-.

- Renate Winter. Podría haber la posibilidad que se le de a alguna persona, o sea explicarle qué quiere decir aceptar la responsabilidad, si tengo la posibilidad de decirle a una persona: ‘usted acepta la responsabilidad y si la acepta, puedo hacer esto con Usted. Usted elige si lo hace o no. Y en ese caso, si no lo aceptan no hay diálogo posible’

Pero yo creo que este primer paso todavía no ha sido muy fructífero, el de decirle a alguien: ‘esto significa aceptar responsabilidad, ¿esta usted listo para hacerlo?’ Yo creo y esta es mi experiencia, tal vez no en Colombia, aunque, tal vez, no haya muchas diferencias con Colombia. Creo que hay muchas personas que estarían dispuestas a aceptar su responsabilidad y luego, no se requiere el procedimiento clásico de justicia, sino una especie de mediación con un juez de paz capacitado y esto podría ser aceptado por la población.

La diferencia que estoy haciendo es que, alguien que ha cometido atrocidades pero que no quiere aceptar la responsabilidades, en este caso, no se puede considerar como parte del diálogo, pero sí alguien que hay aceptado su responsabilidad. Pero primero hay que explicarle a esta persona, a la otra parte qué significa aceptar responsabilidad de un hecho. Como lo dijo mi vecino, hay combatientes que nunca han matado, otros sí, o nos han secuestrado y los que nunca han secuestrado dicen: ‘sí lo hice, lo lamento, qué puedo hacer para reparar esto’. Y ellos podrían tener la posibilidad de utilizar esta forma tradicional de curación, que se utiliza en Latino América, tal vez habría que explicarles a ellos solamente este punto antes de proceder a tomar medidas. Esta específicamente es mi propuesta.

- Presidente de la República: Magistrado, le entiendo, me parece audaz, novedosa y le voy a transmitir esa inquietud al Comisionado de Paz, al doctor Luis Carlos Restrepo. Le ruego a usted que le reciba a él una llamada telefónica. Me parece muy conveniente que él escuche, directamente de usted, esta sugerencia. Me parece un buen camino y lo vamos a explorar y le pido también que nos ayude, ojalá nos deje un memorando antes de salir de Colombia para nosotros acertar en la parte de reparación, en el capítulo de reparación de la ley que nos proponemos a aprobar.

Hay que hacer todos los esfuerzos por la reparación, pero los colombianos han sufrido tanto que la reparación individual y completa va a ser imposible en su totalidad. Por mayor que sea el esfuerzo de reparación no alcanzará el ideal, que es una reparación total. Hay que pensar ahí en que un componente de esa reparación, sea el reconocimiento del derecho a los colombianos de vivir en paz hacia delante.

Entonces ayúdenos con los dos temas: la inquietud concreta que usted plantea, de conminar a la gente, de retarla a que asuma responsabilidades y que a partir de asumir esas responsabilidades, entre en el diálogo. Y un segundo punto, que es el de ayudarnos a cómo definir en la ley, la aspiración de la reparación teniendo claridad que la reparación total e individual será imposible colmarla, de acuerdo con los daños que ha sufrido la población.

- Vincens Fisas. Profesor de Ciencias Políticas de la Escuela de Paz de Barcelona: Presidente primero quiero pedirle disculpas porque tengo que marchar y tomar un avión muy pronto y por tanto, si este acto dura un poco más y me ve salir de esta mesa no es por descortesía ni por que no me guste su respuesta, sino porque tengo que tomar un vuelo.

Si yo le dijera, por ejemplo, que entiendo la paz como justicia social, democracia participativa, satisfacción de necesidades humanas básicas, eficacia del sector público, desarrollo sostenible ¿estaría Usted de acuerdo con esta definición?

- Presidente de la República: claro Profesor, pero hay que preguntarse ¿cómo se llega allá? Con un problema terrorista como el que tenemos en Colombia, tenemos los caminos cerrados para llegar allá.

Veámoslos en términos de democracia participativa. La guerrilla colombiana, durante muchos años, justificó sus acciones violentas porque en Colombia no se permitía la elección popular de alcaldes. Fue en el gobierno del Presidente Belisario Betancourt, en los años 80, después de 100 años de debate, cuando se permitió en Colombia la elección popular de alcaldes. Unos años después, en la Constitución del año 91 –del presidente Gaviria- se avanzó más hacia la elección popular de gobernadores y esa Constitución incorporó un capítulo riquísimo de mecanismos de participación popular.

¿Quiénes han matado a los alcaldes, a los gobernadores? ¿Quiénes han frustrado la democracia participativa? Los grupos violentos. Entonces mire cómo esos grupos afectan el desarrollo de la democracia participativa.

El tema de la justicia social. Esos grupos han frenado el ritmo de inversión que este país requiere para poder financiar lo social.

Si este país no tiene un principio de paz, que dé confianza inversionista y que ponga la economía a crecer, aquí no va a quedar qué repartir. Diría que se requiere: un principio de paz para que la economía crezca y simultáneamente mejore la justicia social, avancemos a la sociedad sin exclusiones y que eso ayude a estabilizar la paz, como una categoría, como un modelo de vida permanente.

Mirémosla en la parte ambiental. Son los grupos terroristas los que han destruido millón 700 mil hectáreas de selva tropical para sembrar droga. Son los grupos terroristas los que han contaminando nuestros ríos con la droga y con los precursores químicos.

Entonces mire –yo estoy de acuerdo con usted- una paz estable necesita todos los elementos que usted incorporó en su pregunta, pero para lograr esos elementos necesitamos un principio de paz, porque con esta acción terrorista es imposible lograr esos elementos Profesor Fisas y le comprendo la necesidad de salir del auditorio y estoy muy agradecido muy reconocido de haber podido intervenir con usted, lo he escuchado con mucho respeto.

- Arzobispo emérito Desmond Mpilo Tutu. Su excelencia, aquí hemos tenido una conspiración tripartita, bueno, pero voy a hablar muy en serio y me permito responderle a su solicitud de ayuda en relación con que nos dirijamos a nuestro Presidente, a fin de solicitarle que invite a los líderes de las guerrillas Sudáfrica.

Bueno la invitación será para poder hablar con estas personas en mi país y también quisiéramos reiterar un llamado de Tokyo Sexwale y espero que también mis otros amigos de Sudáfrica estén de acuerdo con nosotros, queremos además decirle, a los líderes de la guerrilla, que no teman a bajar de las montañas, a regresar a sus hogares y a ayudar en la reconstrucción de su país, Colombia.

- Presidente de la República: Bueno, esa es una muy noble conspiración, voy a hacer un preámbulo. Me la ponen muy difícil, pero voy a buscar opciones.

A mi me preocupa que salgan para Sudáfrica los líderes de la guerrilla y los que queden en Colombia queden asesinando, explotando minas antipersonales, secuestrando. ¿Podría hacer una exigencia pequeña, por el bien público, para que el viaje sea creíble, ajena a caprichos? Pregunto Excelentísimo Obispo.

Que mientras estén en ese viaje en Sudáfrica, aquí no produzcan hechos violentos, que cesen todas sus actividades violentas mientras estén en ese viaje en Sudáfrica para que los colombianos, mientras ellos estén en Sudáfrica, los que vivimos aquí, sintamos unos días de paz y tranquilidad. Que eso pueda alimentar el proceso, pueda ayudarlo, para que no sea simplemente un viaje ni un discurso, sino un principio de un proceso. Esa sería la sugerencia Obispo emérito.

- Arzobispo emérito Desmond Mpilo Tutu. Permítame responderle de esta forma Su excelencia, y por favor: todos ustedes, el pueblo de Colombia, esto no es un juego, no estamos jugando, se trata de la vida de personas de carne y hueso como ustedes. Como este viejo que soy, apelo a ustedes, los líderes de las fuerzas guerrilleras, que acepten este cese al fuego durante el tiempo en que les pedimos que vengan a visitarnos en Sudáfrica.

- Presidente de la República: lo recibo con respeto, lo acepto en los términos que se ha hablado. Las condiciones nunca pueden ser caprichosas, tienen que ser pensadas y propuestas en función del bien común, en función del resultado positivo del mismo proceso y creo que sobran mis palabras.

Yo no quería sino proponer ese elemento que generosamente, el Obispo emérito lo acepta, todo esta dicho en el lenguaje del Obispo y en esa fuerza espiritual que él transmite.

Lo entiendo y quedare atento. Será muy grato mantener una comunicación telefónica y permanente con el Obispo a ver cómo se puede avanzar en esto.

- Amilcar Pop. Comisionado de Indígenas de Guatemala: creo que los pueblos del mundo pedimos, rogamos a los líderes y a quienes tengan que asumir una posición por la paz, que la hagan, porque ya creo que es justo gritar: ¡ni una muerte más en Colombia!

Señor Presidente, con todo respeto y sin ánimo de crear polémica en el tema, hasta ayer hermanos del pueblo Kankuamo de Embera, los Chamíes, han denunciado la muerte sistemática de sus líderes, han denunciado la muerte de alrededor de 200 indígenas en un corto tiempo. Y considerando los últimos informes de Naciones Unidas y del Relator De Pueblos Indígenas, Rodolfo Stavenhagen, muestra que la situación de los pueblos indígenas en Colombia es una de las más graves del mundo.

En virtud de ello, pido, señor Presidente, con todo respeto, entablar un escenario de diálogo con los pueblos indígenas en Colombia y ver la pertinencia de solicitar y promover un informe sobre la situación humanitaria de los pueblos indígenas, de Naciones Unidas para Colombia.

- Presidente de la República: Amilcar, mire cuente que las fuerzas institucionales de Colombia están haciendo todo el esfuerzo para proteger a las comunidades indígenas, diálogo hay.

Por ejemplo, el año pasado, personalmente, dialogue extensas horas con las comunidades indígenas del Cauca antes de que empezarán su marcha. Examinamos cada uno de los puntos que ellos esgrimían para realizar su marcha, con inmenso respeto. Finalmente decidieron hacer su marcha, lo que se les pidió fue que no obstruyeran las vías, que fuera ordenada, la hicieron. El Gobierno les respeto ese derecho, porque una cosa es la protesta social y otra cosa es la violencia y el terrorismo.

Este Gobierno ha sido respetuoso de la protesta social, esa marcha de los indígenas lo comprobó y el nivel diálogo no solamente ha sido al nivel del Presidente de la República. Es un nivel de diálogo muy intenso en el Congreso, el Gobernador del Cauca ha estado permanente en el más constructivo diálogo con las comunidades indígenas.

Quiero repetirle Amilcar, toda nuestra disposición de mantener ese diálogo, de profundizarlo, de resolver problemas y de defenderlos.

Hace 15 días estuve en Popayán, cuando acababa de producirse una masacre contra una comunidad indígena, que la habían producido estos grupos guerrilleros. La decisión nuestra es protegerlos de ataques paramilitares. Ya capturamos un paramilitar que los venía asesinando en La Guajira y protegerlos contra estos ataques de las guerrillas, como los que se vienen presentando en el Cauca.

Haremos esfuerzos todos los días, a ver cómo mejoramos nuestra eficacia.

Muchas gracias Amilcar. Muchas gracias doctor Oscar. Obispo emérito, quedamos pendientes de continuar este diálogo por teléfono, quedamos muy a espera de que su voz y su espíritu, lo que nos ha dicho a los colombianos, sea escuchado por parte de todos los destinatarios de este mensaje.

Muy grato, muy grato escucharlos a ustedes, muy grato compartir con ustedes. A los organizadores mil gracias. Y a todos mis compatriotas que han acompañado este Foro, un saludo lleno de afecto por Colombia y lleno de respeto por ustedes. El sueño es, que las nuevas generaciones de Colombianos puedan vivir tranquilos en este país, encontrar un país democrático, un país fraterno, un país en permanente debate, pero en debate creativo.

Mil gracias a todos.

- Oscar Rojas Rentaría. Señor Presidente, hay una persona en representación de los secuestrados que quiere darle las gracias por lo que acaba de ocurrir aquí. Le pido el favor que la escuchemos.

- Familiar de los secuestrados: muchas gracias señor Presidente. En nombre de las víctimas del secuestro política, que somos 63 personas, que están en las montañas de Colombia, esperando la oportunidad de la libertad, esperando la oportunidad de volver a reconstruir familia. En nuestro agradecimiento, en demostrar su corazón grande ante nosotros como colombianos, la solidaridad que tiene hoy para poder tener las posibilidades para realizar el acuerdo humanitario.

A Monseñor Tutu y a todos sus representantes de Sudáfrica, gracias por esta oportunidad porque nunca perdemos las esperanzas que es sólo la unidad por la esperanza, por la lucha y por el amor a Dios.

Muchas gracias”.

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