"QUE A COLOMBIA NO LLEGUEN ARMAS A LOS GRUPOS ILEGÍTIMOS"
"Es oportuno y necesario para Colombia albergar esta conferencia.
Creo que no haya Nación en el continente con mayor necesidad
de que se combata eficazmente el tráfico ilícito
de armas en Colombia. Más del 90 por ciento de los crímenes
de esta Patria colombiana se cometen con armas ilegales y de
fabricación extranjera. Ese es un punto que les ruego
guardar en sus mentes. Más del 90 por ciento de los crímenes
de Colombia son crímenes cometidos con armas ilegales
y de fabricación extranjera.
Si nosotros no tuviéramos la confluencia de la droga
y del tráfico ilícito de armas aquí no habría
terrorismo. El propósito de ustedes que queda plasmado
en esta Declaración de Bogotá, en las palabras
del Presidente de la Conferencia, el embajador Horacio Serpa
Uribe, es un propósito que requiere Colombia, ese compromiso
del alma como lo ha expresado el doctor Horacio Serpa para que
nuestros países combatan eficazmente el tráfico
ilegal de armas lo agradece el pueblo colombiano.
Cuanto agradezco, pues, este nuevo paso en la lucha continental
contra las armas ilegales. Y cuanto agradezco que justamente
se de en la capital colombiana en la Nación que mas requiere
de la eficacia de esta convención.
Muchos integrantes de la comunidad internacional me preguntan: ¿cuál
es la diferencia entre la política de Seguridad Democrática
que adelanta el Gobierno de Colombia y aquella política
que otrora recorrió el continente que se llamaba Seguridad
Nacional?, otros me preguntan: ¿usted por qué denomina
terroristas a los grupos insurgentes de Colombia?, y otros me
preguntan: ¿cuál es la diferencia entre los actores
violentos de la Colombia de hoy y aquellas guerrillas que agitaron
proyectos revolucionarios en el continente?.
En relación con el primer interrogante debo decirles
que la política de Seguridad Nacional que recorrió el
continente era una concepción sesgada de la seguridad.
Se invocaba la seguridad como un pretexto para perseguir al adversario
ideológico, la seguridad se contraponía con el
pluralismo, se aceptaba la democracia solo en la medida que esa
democracia no tuviera contradicciones en sus contenidos, se aceptaba
la democracia simplemente para legitimar una idea, una manera
de pensar, no para albergar el pluralismo, se utilizaba la seguridad
para perseguir, aniquilar a quien pensara de manera diferente.
Nuestra política de Seguridad se denomina Democrática
porque su propósito, su compromiso, su acción es
para proteger a todos los colombianos independientemente de su
estatus económico de su posición social, de su
credo político, para proteger a todos los colombianos
sean ellos trabajadores o empresarios, dirigentes de los gremios
empresariales o dirigentes de organizaciones sindicales, campesinos
o empresarios del agro, integrantes de fuerzas políticas
coincidentes con el Gobierno o de fuerzas políticas críticas
o de oposición al Gobierno.
Ese concepto es en el cual se basa nuestra propuesta de Seguridad
Democrática y es el que hemos buscado practicar en estos
18 meses de Gobierno. Que aquí campee la Seguridad como
una manera Democrática de proteger a los ciudadanos a
través del imperio de las instituciones del Estado de
Derecho. El año pasado los colombianos acudieron a las
urnas para pronunciarse sobre un referendo convocado por el Gobierno
y allí opositores y abstencionistas tuvieron plenas garantías.
El Gobierno procuró que su único instrumento fuera
el argumento, la agitación de la idea y que todas las
voces contrarias finalmente se sintieran respetadas, que no se
les maltratara ni con la palabra, ni con la acción y que
tampoco se omitiera para ellas la entrega de garantías.
Creo que fue un buen ejercicio pedagógico que indicó que
al amparo de la Seguridad prospera la Democracia.
Se llevaron también a cabo las elecciones regionales,
creció inmensamente el número de aspirantes a alcaldías,
a gobernaciones, a asambleas de los departamentos y a concejos
de los municipios. La decisión del Gobierno, la orden
del Gobierno, el compromiso del Gobierno fue dar a todos los
candidatos protección eficaz, que las garantías
nuestras no se quedaran en el enunciado, en la formulación
declarativa, que esas garantías nuestras se convirtieran
en garantías reales, efectivas para todas las agrupaciones
políticas y creo que así lo sintieron. Lo sintieron
los integrantes de aquellos partidos alternativos a los partidos
tradicionales, los partidos que piensan de manera diferente al
Gobierno, los partidos llámense de oposición, de
izquierda, ganaron escaños alcaldías, gobernaciones
sin antecedentes. Y nos hemos propuesto crear unas relaciones
que construyan Patria.
He expresado a alcaldes y gobernadores en toda la Patria que
nuestra relación con ellos esta guiada por cuatro principios,
el respeto a su autonomía constitucional y legal; el ánimo
de cooperar con ellos sin detenernos a examinar el origen político
de su elección; el compromiso de proceder con transparencia
y con dedicación para mostrar resultados de gestión
y por supuesto la limitación que tenemos porque ellos
han encontrado un Gobierno avanzado sujeto a un Plan de Desarrollo
y bastante limitado por la escasez de recursos.
Creo que si acertamos en la práctica de esta proposición
daremos otro paso para demostrar la gran compatibilidad entre
la Seguridad y la Democracia. Aquí el compromiso de Seguridad
es para fertilizar la Democracia, no para anularla, no para restringir.
Y me preguntan muchos interlocutores ¿por qué denomino
terroristas a los insurgentes? Cuando el esfuerzo de las instituciones
estatales es para que todas las expresiones del pensamiento estén
rodeadas de garantías, no puede aceptarse explicación
a acciones armadas contra las instituciones, contra la comunidad.
Cuando no hay terrorismo de Estado cualquier acción violenta
contra el Estado, contra la sociedad es terrorismo. Repaso legislaciones
como muchas de aquellas de Europa y encuentro que se denomina
terrorismo el simple propósito de apelar a las armas o
su apelación por razones ideológicas, políticas,
y como terrorismo se sancionan esas políticas.
Y otros ciudadanos me preguntan: ¿hay posibilidad de
una solución política a pesar de que Usted señala
a estos grupos de terroristas?, les he dicho por su puesto que
la hay, pero para que no incurramos en el error de dialogar con
acciones terroristas el requisito para esos procesos tiene que
ser el cese de hostilidades. No hay afán para el desarme,
para la desmovilización, son parte de los puertos de llegada,
para llegar al desarme y a la desmovilización tanto plazo
cuanto requiera la complejidad de un proceso, pero para empezar
ese proceso, para que avance con credibilidad con certeza de
que habrá de conducir a algo bueno, ese proceso tiene
que iniciarse y tiene que realizarse, conducirse con cese de
hostilidades, por eso la insistencia en ese requisito.
Y otros ciudadanos me preguntan ¿cuál es la diferencia
entre aquellos movimientos insurgentes de otrora en Centroamérica
y Suramérica, los actuales de Colombia?. Aquí cuando
terminó aquella etapa de la violencia partidista, a finales
de los años 50, principios de los años 60, irrumpieron
guerrillas marxistas como en muchas partes del continente. Estaban
muchos animados por el experimento de la revolución cubana,
querían replicarlo en Colombia, había diferencias
de matices, todos de origen marxista, unos eran más simpatizantes
de Cuba, otros del experimento soviético, otros fueron
seducidos por la tesis de Mao-Tse-Tung en la Revolución
China, en aquellos tiempos prevalecía el interés
ideológico, desacertados los procedimientos, respetables
los objetivos.
La droga aparecía como antípoda de los movimientos
insurgentes, pero ¿qué ocurrió?, con el
curso de los lustros terminaron en fusión la droga y la
insurgencia, y la droga corrompió a la misma insurgencia,
la obligó a hacer el tránsito del idealismo al
mercenarismo, el tránsito del objetivo político
al primordial interés de lucro a partir de negocios ilícitos
y esos grupos empezaron a tener inmensa prosperidad económica,
y por supuesto la arrogancia que se deriva cuando el crimen construye
riqueza, el desdén que esa combinación de crimen
y de riqueza produce para mirar a las instituciones, para considerar
la ley, y rebasaron la capacidad del Estado, sin voluntad para
reaccionar y ponerse a la altura del desafío y entonces
la droga financió otros, los paramilitares y la sociedad
colombiana parecía desintegrarse en pequeños estados
irregulares. Allí donde alguien reunía tres fusiles,
cuatro kilos de droga, unos explosivos, se construía un
Estado de hecho. Superarlo y sustituir ese Estado de hecho y
de ilegalidad por la prevalencía de las instituciones
es el objetivo del Gobierno que presido.
Y estos grupos en su riqueza marcan una diferencia, en su mercenarismo
marcan una diferencia, en sus métodos marcan una diferencia
con lo que fueron otras guerrillas del continente. Aquellas generalmente
fueron pobres, finalmente facilitaron procesos de negociación,
cuando dejaron de recibir contribuciones del extranjero encontraron
que había llegado el momento de hacer un alto en la lucha
armada y de facilitar acuerdos. No es el caso del colombiano.
Aquí nosotros tenemos dos retos que quizá no tuvieron
otros países del continente: un reto derivado de la fortaleza
de los que desafían, tenemos que contenernos con mayor
severidad militar de lo que se pensó que se necesitaba
en otros países y además tenemos que proceder con
total transparencia. La tradición colombiana, el mundo
de hoy, la Constitución, los tratados internacionales,
nuestra pulcritud democrática constituyen axiomas que
nos obligan a poderle decir al mundo estamos enfrentando el reto
de tratar con toda la severidad militar a los terroristas y al
mismo tiempo estamos enfrentando el reto de hacerlo con toda
la transparencia. Con toda la transparencia ¿por qué?,
porque son tan graves las políticas de apaciguamiento
como las acciones de tierra arrasada. La políticas de
apaciguamiento simplemente fortalecen a los terroristas y las
acciones de tierra arrasada simplemente posponen expresiones
del terrorismo. Las políticas de apaciguamiento no permiten
enfrentar eficazmente a los terroristas y las políticas
de tierra arrasada no permiten la reconciliación al interior
de la sociedad.
Nosotros queremos cuidar todo eso, no queremos caer en el apaciguamiento
y estamos profundamente comprometidos a proceder con transparencia
para poder mirar a los ojos de todos los ciudadanos del mundo,
para poder merecer que una conferencia tan importante como la
que ustedes integran se reúna en Bogotá, para que
esta democracia sea motivo de respeto en todo el planeta, para
que nuestros compatriotas comprendan que esta política
no es para fraccionarlos sino para unirlos. Y a esta tarea de
proceder con serenidad y con eficacia tiene que confluir un gran
apoyo internacional, a mi me preguntan muchas veces: bueno y ¿por
qué siguen buscando apoyo por ejemplo para el Plan Colombia
con los Estados Unidos?, porque lo necesitamos, porque aquí llegamos
a tener 170 mil hectáreas de droga, en diciembre todavía
quedaban 90 mil y si no derrotamos la droga, aquí seguirá el
terrorismo, porque el terrorismo colombiano lo financia ese negocio
que es un negocio ilícito internacional por ende requerimos
contribuciones internacionales y requerimos una gran contribución
que a Colombia no lleguen armas a los grupos ilegítimos.
Por eso yo celebro este nuevo avance en la lucha de todo el
continente contra el tráfico ilegal de armas, me parece
que nos tienen que instar a los representantes de todos los Estados
a que tomemos acciones concretas. Colombia ha cumplido cabalmente
sus compromisos en la convención patrocinada por la OEA
contra las minas antipersonal y los quiere y necesita cumplir
frente a la convención del tráfico ilegal de armas.
Aquí hay una realidad dolorosa centenares de soldados
y de policías han resultado mutilados por minas antipersonales
pero hay un compromiso sagrado, el Estado ha dado ejemplo las
fuerzas institucionales en el desminado, en deshacerse de cualquier
cosa que se parezca a minas antipersonales. Estamos enfrentando
ese desafío pero lo hacemos con la dignidad de quien tiene
que representar al Estado de Derecho y la proporcionalidad en
los métodos que corresponde al Estado de Derecho, con
transparencia y así mismo queremos proceder frente al
tráfico ilícito de armas. Solo en la medida que
los estados nos apliquemos a frenar ese tráfico ilícito
de armas podremos lograr el objetivo de que grupos terroristas
que hoy maltratan a Colombia, mañana o pasado mañana
a cualquiera de nuestros vecinos se liberen de esa amenaza, que
estos Estados se liberen de esta amenaza.
Y el tema de los vecinos es un tema bien singular, que yo no
puedo dejar de tratar esta tarde. Estos grupos no tienen consideraciones
de fronteras, estos grupos no tienen barreras éticas,
estos grupos no tienen respeto a los ordenamientos jurídicos,
estos grupos simplemente tienen estrategias terroristas, de pronto
se manejan bien en el territorio de un Estado para que ese estado
los albergue pero terminan haciendo daño.
Por ejemplo en el tema de la droga. Si no derrotamos la droga
en Colombia, la droga va a derrotar la cuenca amazónica,
aquí en Colombia en el curso de pocos años la droga
destruyó millón 700 mil hectáreas especialmente
de aquella parte del Putumayo por donde vamos haciendo el ingreso
colombiano a la cuenca amazónica. Ese terrorismo auspiciador
y beneficiario de la droga no se detiene por fronteras nacionales,
cuando ese terrorismo no puede secuestrar en Colombia, secuestra
en los países vecinos, cuando ese terrorismo sea definitivamente
expulsado de Colombia y no encuentre que se le contrarresta con
toda la severidad en algún territorio vecino termina desafiando
al vecindario. El terrorismo no tiene fronteras, no tiene pudor,
no tiene limites por razones ideológicas, ni tiene limites
por razones de respeto a la ley y por valores éticos.
Las fronteras del terrorismo no las marca sino la extensión
de su riqueza y de su poderío militar, por eso hay que
derrotarlo y es fundamental para derrotarlo que derrotemos el
tráfico ilegal de armas.
Mil gracias señor embajador Horacio Serpa y muy distinguidos
embajadores y jefes de delegación por haber escogido a
Colombia para esta nueva conferencia que nos permita avanzar
en la Convención Interamericana contra la fabricación
y el tráfico ilícito de armas entendemos su compromiso
su presencia en Bogotá alrededor de este tema como un
nuevo compromiso de la Organización de los Estados Americanos
para ayudar a Colombia a superar este flagelo del terrorismo,
para ayudar a Colombia a enseñorear las instituciones
obre todo el territorio como razón de protección
del pueblo. Muchas gracias".