DISCURSO
DEL PRESIDENTE URIBE DURANTE EL ALMUERZO OFRECIDO EN SU HONOR
Santiago
de Chile, 9 dic (SNE). El presidente Álvaro Uribe Vélez
pronunció el siguiente discurso durante el almuerzo que
el presidente de Chile, Ricardo Lagos, ofreció en su honor:
"Es
difícil en el ejercicio de los mandatos democráticos
comprometerse con las tesis de los historiadores, pero uno de
ellos, agudo, quien escudriñó como el que más
el periplo del Libertador Bolívar, al contar su viaje
al sur deja en claro que El Libertador intervino en Perú porque
allí no estaba consolidada la independencia. Que hubo
de llegar al Alto Perú, hoy Bolivia, a fundar esa Nación
sobre la base del horizonte de libertad para las comunidades
indígenas y que con O'Higgins siempre hubo gran amistad,
mutua confianza, mutuo respeto.
El
Libertador lo incorporó al grupo de los libertadores de
la Gran Colombia. En esa correspondencia bellísima pusieron
bases plenamente vigentes, como aquella que sin pacto social
no hay reposo doméstico. En las circunstancias de hoy,
la relación entre O'Higgins y Bolívar es de gran
importancia, porque tuvieron preocupaciones comunes, luchas comunes,
pero respeto recíproco. Cada uno aceptó que el
otro estaba cumpliendo bien su tarea. Cada uno aceptó que
la lucha del otro era suficiente para la independencia de su
Patria, y por eso no intervinieron.
Necesitamos
desarrollar en nuestra América esos principios. Los objetivos
y las luchas comunes con profundo respeto, con la aceptación
de que aquellos provenientes del origen democrático hacen
bien su tarea, que la sola circunstancia del origen democrático
impide cualquier asomo de injerencia ajena.
Esa
independencia que nos legaron O'Higgins y Bolívar, en
nuestras dos patrias se afianzó con el imperio de la ley.
Difícil encontrar en el continente tanta adhesión
al imperio de la ley como la que se da en la tradición
de nuestras dos patrias.
Por
allá pasó ello, para dedicarse finalmente acá.
Allá tomó las primeras impresiones para lo que
debería ser el ordenamiento jurídico interno. Aquí las
perfeccionó. Y desde aquí ha iluminado juristas
por generaciones de generaciones para preservar el estado de
leyes, el sometimiento del capricho del gobernante al imperio
de la ley.
En
nuestras naciones es imposible cumplir a cabalidad con postulados
ideológicos por una razón: porque la ideología
tiene un componente altamente subjetivo, en ocasiones caprichoso,
bastante dogmático y, para la convivencia de los pueblos,
tiene que ser sometida a la ley. Ese sometimiento de la ideología
a la ley es lo que garantiza el trabajo democrático conciliado,
es lo que garantiza la edificación de los consensos. Y
esos consensos no se podrían obtener si no fuera porque
el mandato de la ley, la necesaria obediencia a la ley, obliga
a que cada quien ceda parte de su desacuerdo para que finalmente
el acuerdo lo imponga la ley.
La
tradición de nuestras dos naciones es una tradición
más de respeto a la ley que de imposiciones ideológicas.
Eso explica dos fenómenos: el tránsito de Chile
a la democracia, su regreso a ella; la estabilidad de sus instituciones,
la seguridad de sus inversiones, su prosperidad económica,
fertilizada en el jardín del pluralismo democrático.
Eso
explica el camino que se ha venido abriendo Colombia. El del
orden a partir de una autoridad reglada por la ley, con toda
la firmeza para enfrentar el terrorismo y con toda la determinación
para avivar la democracia.
Allá queremos
hacer otro tránsito. El tránsito del Estado disuelto
al rescate del orden democrático. El tránsito de
la prevalencia de los terroristas al imperio total del orden
legal. El tránsito de la lucha al margen de la Constitución,
al debate democrático fraterno en el marco de la Constitución.
Eso
lo acredita el proceso vivido en este último año
y medio de lucha frontal contra el terrorismo y de garantías
plenas a todas las expresiones de la democracia. Siempre habían
existido, pero más en la forma que en la eficacia. Y los últimos
procesos electorales las pusieron patéticamente en la
eficacia. Garantías eficaces tienen hoy todas las expresiones
del pensamiento político colombiano. Allá los únicos
que hoy no pueden tener garantías son los terroristas.
Cuánto
agradezco, señor Presidente, que un Gobierno cimentado
sobre la recuperación de los derechos humanos, la reconciliación
democrática, animado por las ideas socialistas que usted
ha profesado, nos haya respaldado con esa solidaridad, con esa
entereza con que usted lo ha hecho en todos los escenarios.
En
la memoria de todos los colombianos y en la mía, estará siempre
viva su intervención en frente del Grupo de Río
en Cusco (Perú), su intervención en Europa, su
intervención en los Estados Unidos, cuando todavía
era temprano, cuando no podíamos mostrar los resultados
democráticos que ahora acreditamos con hechos, cuando
nuestra seguridad en lo democrática estaba por verse.
Usted creyó en ella, confió en nosotros y su voz
de campeón de la democracia se hizo sentir ante tan importantes
interlocutores.
Vengo
a Chile a rendir nuestro testimonio de admiración a esta
gran Nación, a esta gran democracia, a esta gran convivencia
y a expresar personalmente nuestra gratitud a usted, señor
Presidente. Apoyar el planteamiento teórico de Seguridad
Democrática de alguien mano dura como yo, no es fácil
para alguien proveniente de las entrañas del socialismo
como usted.
Y
la manera que tengo de agradecerle y de compensarlo, señor
Presidente, es con mi adhesión sin limitaciones a la democracia,
a las libertades públicas, para que en Colombia se proscriba
el terrorismo a fin de que florezcan todas las expresiones de
la democracia.
El
señor Presidente del Senado me decía hace poco
que lo preocupa que los latinoamericanos miremos a Chile como
Chile y no como parte de América Latina. En ese diálogo
amable hube de rectificarlo. Mis compatriotas han visto esta
gran nación en su decurso histórico, en la actualidad
y de cara al futuro, como nación estrella sobresaliente
de América Latina. Una cosa es lo ordinario y ahí no
está Chile. Otra cosa es lo sobresaliente y ahí siempre
ha estado Chile.
Y
cómo necesitamos que se alimenten nuestras democracias.
A mí me parece de gran importancia que cuando ustedes
regresan a la democracia, afianzan la confianza de la inversión.
Me parece de gran importancia que el socialismo chileno haya
tenido en cuenta el mandato dialéctico de Hegel, para
entender el signo de los tiempos.
Me
parece de gran importancia esta tarea de conciliación
que ustedes han logrado para el bien de Chile, ejemplar para
Colombia. Ustedes han puesto muy en alto. Aquí las ideas
sociales no toman la forma de populismo de odio de clases, sino
de mensaje y de compromiso de solidaridad.
El
socialismo que usted encarna, señor Presidente Lagos,
es una garantía para la empresa privada, porque la prosperidad
permanente de la empresa privada depende de su capacidad de profundizar
en los resultados de solidaridad. Creo que ese tiene que ser
el camino de América Latina. Economías estatales
predominantes no son hoy las soluciones. Empresa privada marginal,
tampoco lo es. Necesitamos Estados garantes de lo social, empresas
privadas con pleno desarrollo y también con pleno compromiso
en la equidad. Y lo que viene logrando Chile en ese camino es
aleccionante.
Nosotros
hemos querido mirar muchos aspectos que nos marcan caminos. Hace
apenas 10 años adoptamos los fondos de pensiones. En las
crisis latinoamericanas ustedes demostraron que tuvieron la visión
de construir capital interno, ahorro doméstico, para liberarse
de las crisis de los movimientos del capital en la región.
Ustedes
han demostrado que se puede construir equidad sin encerrarse,
nacionalismo sin xenofobia. Han demostrado un gran pragmatismo
de apertura al mundo y de buen cuidado para proteger sus sectores
sensibles. Qué bueno confirmar todo eso en Chile.
Esta
visita, señor Presidente, ha sido muy grata. Le decía
yo esta mañana a la Canciller que cada conversación
con usted es como recibir una cátedra de viviencias, de
conceptos, de ejercicio práctico, además de ideas
turbulentas en un marco sereno, como lo necesita la totalidad
de nuestra América Latina.
Y
grata, señor Presidente, por haber vuelto a estar cerca
de los lugares de Neruda y de Gabriela Mistral. Mi generación
en mi Patria se conmovió con toda esa producción,
con todos esos acontecimientos.
Quiero
agradecer inmensamente la confianza de todos ustedes en Colombia,
hacer todos los votos por la prosperidad de nuestras dos patrias
y decir cómo termina uno de los versos de Neruda, que
'en nuestros dos países nace el país del sueño'.
Muchas gracias".
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