ANIVERSARIO
83 DE LA FUERZA AÉREA COLOMBIANA
Noviembre 8 de 2002 (Bogotá,
Cundinamarca)
Señoras y señores: Coincide la celebración de los 83 años de nuestra
Fuerza Aérea con una coyuntura que le impone a esta Arma
un grave y delicado reto: el compromiso indeclinable de devolver
a Colombia su dignidad, de derrotar de una vez y para siempre a
la violencia.
Aún con las limitaciones de nuestra pobreza, le demostraremos
al mundo que somos un país que no transige con el delito,
con la corrupción y las formas ilegítimas de obtener
riquezas.
Para lograrlo necesitamos la acción valerosa e intrépida
de la Fuerza Aérea, que sus operaciones de apoyo desde
el aire nos permitan recuperar la soberanía y la presencia
de la autoridad legítima en cada centímetro de
territorio patrio.
La Fuerza Aérea no puede tolerar zonas extraterritoriales
irreversibles ni contrapoderes inexpugnables vedados al imperio
de la ley. Tenemos que construir nuevas estrategias para la Fuerza
Aérea que inclinen la balanza en favor de la legitimidad.
Debemos tomar conciencia de que, en los problemas contemporáneos
de seguridad y terrorismo, la Fuerza Aérea constituye
el arma vital y clave para devolver la tranquilidad a la sociedad
y para someter a aquellos que alteran diariamente la seguridad
y el orden.
La aviación debe tomar la avanzada en los operativos,
debilitar a los violentos, preparar el ingreso de las fuerzas
de tierra y agua y apoyar las operaciones en tierra.
Las Fuerzas Armadas, con la avanzada de la Fuerza Aérea,
deben recuperar una estrategia ofensiva, una actitud proactiva,
tomar la iniciativa en el combate a las organizaciones delictivas,
reaccionar eficazmente a las alertas tempranas en los ataques
contra pequeños municipios, brindar apoyo a los policías
que resisten heroicamente mientras llegan los refuerzos.
La Nación entera siente con gratitud que esto ha venido
sucediendo y la Nación entera espera con esperanza que
los resultados cada día sean mejores.
Ustedes, oficiales, suboficiales y soldados
de la Fuerza Aérea
Colombiana, deben constituir la garantía básica de
que nuestros policías, apostados en pequeñas y lejanas
poblaciones, no serán copados por la superioridad numérica,
la sorpresa nocturna y las armas de la barbarie destructiva.
A nuestros combatientes de la Fuerza Aérea, especialmente
a los que hoy reciben la condecoración por sus excepcionales
méritos en audaces y arriesgados operativos, cabe el título
de héroes de la Patria.
Nuevos retos surgen hoy para los soldados de Colombia: derrotar
la violencia, secar sus fuentes de financiación, la principal
de ellas, la droga y la otra el secuestro. Ejercer una férrea
interdicción aérea en todos nuestros cielos y localizar
y destruir todos los apoyos a la financiación de la violencia.
La Fuerza Aérea Colombiana, en esta etapa de su historia,
debe dar ejemplo de creatividad para continuar en la optimización
de los recursos escasos. Resalto la adaptación de los
helicópteros Black Hawk para convertirlos en los Arpía
III, únicos en el mundo, verdaderos portentos de precisión
en la entrega de armamento. Fueron construidos bajo la inspiración
de nuestra aviación militar.
También son relevantes la utilización del avión
Fantasma en el apoyo de los soldados y policías en tierra
y la creación del Centro de Comando y Control, verdadero
cerebro de la Fuerza Aérea. Se requiere desarrollar la
tecnología de información satelital a la que tenga
acceso directo ese Centro de Comando y Control.
Emplearemos los recursos aéreos del Plan Colombia en la
lucha contra los violentos. Todas las Armas necesitan aviación:
Ejército, Armada y Policía la requieren, la actividad
de cada una de ellas la justifica, pero lo fundamental es que
la Fuerza Aérea ejerza el liderazgo, la coordinación,
el apoyo.
¡
Insisto: sin perjuicio de que cada Fuerza tenga su equipo técnico
y humano de aviación, debe haber la mejor coordinación
y cooperación para la optimización de esos recursos
en términos de resultados de alta productividad!
Necesitamos mejorar la capacidad de transporte aéreo de
las tropas, a fin de poder concentrar el mayor número
en un lugar determinado. Requerimos ampliar la cobertura de radar,
la digitalización de señales e imágenes,
requerimos descentralizar el mantenimiento aeronáutico
y fortalecer la capacidad operativa y de fuego de las aeronaves.
Este Ejército del Aire, que nació bajo el impulso
del gran Marco Fidel Suárez y que un día glorioso
de nuestra historia aseguró que el tricolor continuara
flameando en el trapecio amazónico, merece toda la solidaridad
del pueblo colombiano.
Como primer soldado de la Nación, convoco la solidaridad
y la confianza de todos los ciudadanos para con su Fuerza Aérea.
Ustedes, Soldados del Ejército del Aire de Colombia, son
un componente esencial de la fuerza legítima que, en nombre
de todo el pueblo y teniendo como guía la Constitución,
restablecerá la paz y la Seguridad Democrática
en cada palmo de nuestra Patria.
Para derrotar el crimen, nuestra Patria debe adoptar una política
criminal seria, respetable, que sea un instrumento eficaz de
disuasión al crimen. Esa política debe plasmarse
en una legislación estable, capaz de evitar que detrás
del garantismo, se escondan esguinces formalistas. Esos esguinces
formalistas son la vía para eludir la acción punitiva
del Estado.
Convoco al país a ese gran debate. El próximo mes
de marzo el Gobierno presentará al Congreso un proyecto
sobre la materia, que dé a Colombia las bases de una legislación
penal eficaz, enérgica, estable y respetable a la luz
de los imperativos de la comunidad internacional contra el delito.
Colombia necesita que toda la ciudadanía, que todas las
instituciones del Estado nos comprometamos a adoptar una política
criminal que sea capaz de derrotar a los criminales.
En Colombia los criminales no pueden seguir prevaleciendo sobre
el Estado, tendremos una política que permita que definitivamente
nuestro país se cure de esa pesadilla que es el imperio
de la criminalidad sobre el Estado de Derecho.
El respeto al ordenamiento jurídico, que es la norma esencial
del Estado de Derecho, no puede degenerar en el Estado permisivo
que permite el triunfo del crimen.
El respeto a instituciones esenciales del Estado de Derecho,
como es el respeto al debido proceso, a las garantías
históricas, no puede degenerar en la consagración
del triunfo del crimen.
La experiencia de los últimos días da una luz clara:
Colombia necesita una política criminal severa, que permita
el triunfo del Estado legítimo sobre todos aquellos que,
de una u otra manera, maltratan a la sociedad.
En los episodios de la última semana, el Gobierno ha buscado
salvar la dignidad de la Nación ante propios y extraños,
ante la mirada de los ciudadanos que viven dentro de las fronteras
y ante el juicio de la comunidad internacional. Hemos sido conscientes
de que este tipo de decisiones son profundamente sensibles para
la respetabilidad de nuestro Estado, la dignidad de la Nación,
la credibilidad de la Justicia y la confianza ciudadana en las
instituciones.
Adoptamos una doctrina: el Gobierno, como responsable de las
relaciones internacionales, como responsable mayor de la dignidad
de la Nación, como responsable de las prisiones, no puede
aplicar automáticamente órdenes de libertad, así provengan
de una justicia independiente.
El Gobierno, en uso de las competencias a las cuales me acabo
de referir, tiene que verificar, con cuidado sumo que esas órdenes
sean sólidas, que esas órdenes no tengan motivos
de duda, que esas órdenes que ponen en riesgo la dignidad
de la Nación, no estén cimentadas en violaciones
a la ley.
Somos conscientes que la independencia de la justicia, que el
ejercicio del poder por ramas independientes, es una garantía
esencial para que ninguna rama incurra en excesos. Pero también,
somos conscientes que todas las ramas que ejercen competencias
de poder tienen que cooperar armónicamente, especialmente
cuando están a riesgo los intereses superiores de la comunidad.
Por eso quiero agradecer al señor Procurador (Edgardo
Maya) y al señor Fiscal General de la Nación (Luis
Camilo Osorio) su comprometimiento para salvar la dignidad de
la Nación.
El Gobierno, primero, frente a la orden de libertad emanada de
los juzgados, tomó todas las medidas para que, al ejecutarla
como responsable de las prisiones, no fuera finalmente a ser
un cómplice por acción o por omisión de
violaciones de la ley. Y en cuanto a la ejecución de la
decisión de hábeas corpus, el Gobierno puso todo
el cuidado, agotó todas las posibilidades para que la
consciencia de la Patria pudiera quedar tranquila.
Ayer, durante todo el día, el Ministerio de Justicia trabajó en
el tema, finalmente, cuando el señor Fiscal General de
la Nación me comunicó que no tenía elementos
probatorios para dictar una nueva medida de aseguramiento, el
Gobierno hizo este raciocinio: hemos actuado de tal manera que
el hábeas corpus no maltrate el ordenamiento jurídico,
pero tampoco podemos abandonar el ordenamiento jurídico
para maltratar el hábeas corpus.
¿
Qué sigue? Prepararnos, con la ayuda de todos, con una
gran conciencia nacional, con una gran unidad nacional, para
presentar en el mes de marzo a consideración del Congreso,
unas piezas legales claves, que sean las bases de una política
criminal severa que le devuelva a las instituciones democráticas
el triunfo pleno sobre las amenazas de la criminalidad.
Agradezco a la Fuerza Aérea sus esfuerzos.
¡Distinguidos oficiales, suboficiales y demás personal
todo de la Fuerza Aérea: en estas cordilleras andinas, en
estas sabanas tropicales, la geografía es adversa, el mal
estado del tiempo ataca alevemente, pero el coraje de ustedes es
superior!
Cada vez que se escuche que hay una agresión contra un
municipio, ustedes tienen que pensar que los policías
que allá viven y resisten, que los ciudadanos que allá buscan
guarecerse en algún sitio, son padres de familia o mamás
o niñitos o ancianos, todos con deseos de vivir y que
en ese momento, no les queda más que invocar la protección
de Dios y esperar la aparición de la Fuerza Aérea.
Cada vez que ustedes llegan a tiempo a apoyar a la Policía
o al Ejército, los colombianos nos desgarramos en aplausos
desde el corazón. De esa manera ustedes frustran masacres,
evitan duelos, empiezan a disminuir el luto, le devuelven la
confianza a la Patria.
Hemos esperado con paciencia que Estados Unidos reanude las operaciones
de apoyo para la interdicción al narcotráfico.
Estamos preocupados porque contábamos que tendríamos
esa interdicción reasumida a final de octubre y terminó octubre
y nada.
Confiamos que en los próximos días, más
temprano que tarde, Estados Unidos nos de la buena noticia de
que se ha reanudado el apoyo a la interdicción aérea,
para que ustedes, nuestros combatientes de la Fuerza Aérea,
puedan ser más eficaces en la destrucción de la
droga, que se ha convertido en el arma de la violencia, en la
financiación del terrorismo y en la destrucción
de la ecología.
Mientras tanto, ustedes solos, con la precariedad de sus recursos
pero con la superioridad de su valor, tienen que demostrarle
a la Nación y al mundo su capacidad de producir resultados.
Si derrotamos la droga, para lo cual la Fuerza Aérea es
un instrumento esencial, en ese momento empezará el debilitamiento
del terrorismo y empezaremos a marcar las primeras victorias
definitivas del Estado legítimo, de la democracia, sobre
los agresores de la sociedad.
¡
Qué compromiso tan grande! ¡Que allí donde
haya un secuestro en el Cesar o en el Cauca, la Fuerza Aérea
llegue rápidamente con sus helicópteros a perseguir
a los secuestradores, por el Perijá o la Sierra Nevada
o por el Macizo Colombiano o por la Bota Caucana, para liberar
a los colombianos de ese flagelo del secuestro!
¡Que allí donde se concentre un grupo terrorista,
la Fuerza Aérea haga sentir el rigor de su capacidad operativa
para disuadirlos!
Hoy, 44 millones de colombianos, sabemos que de la seguridad
depende la recuperación del empleo, sabemos que de la
seguridad depende el respeto y la credibilidad ciudadana en las
instituciones del Estado de Derecho, sabemos que de la seguridad
depende el crecimiento de la economía, para obtener recursos
y reivindicar a los pobres.
Y hoy vengo a decirles a ustedes que esos 44 millones de colombianos
sabemos que la seguridad, en muy buen grado, depende de toda
la determinación de la Fuerza Aérea.
Al unirnos con alborozo a este nuevo cumpleaños, tengan
la seguridad de que cada vez que una nave conducida por ustedes
cruza el espacio aéreo, el azul de nuestro cielo se torna
más intenso, el corazón de cada ciudadano se inflama
de orgullo patrio y cada honrado trabajador siente la certeza
que su brazo laborioso estará protegido desde las alturas.
¡
Por Colombia, que la Fuerza Aérea todos los días
nos dé partes de victoria!
Muchas gracias. |