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CLAUSURA DE LA XXII ASAMBLEA ANUAL DE ANIF
Octubre 10 de 2002 (Bogotá – Cundinamarca)

Compatriotas:

Es para mi un alto honor acudir al acto de instalación de esta asamblea.

Venía con el propósito de dedicar el mayor tiempo disponible de esta intervención a responder las preguntas e inquietudes de ustedes, pero acabamos de escuchar una magnífica inquietud. Sus palabras, doctor Luis Carlos Sarmiento, son las palabras de un gran patriota, en usted está el banquero eficiente y por sobre todo, el patriota consumado.

¡Qué bueno que esa radiografía del país, que usted acaba de leer ante nosotros, la conozca la opinión colombiana ampliamente! Que no se quede en este recinto, que no se quede en un grupo reducido de lectores de temas especializados, que llegue a las universidades, que llegue a todos los estamentos de la clase política, a todas las oficinas de Gobierno, al colectivo de la Nación.

Demuestra su actitud, su compromiso, sus palabras, que en este país tenemos con quien superar estas enormes dificultades, que el sector privado colombiano es una garantía para defender los intereses superiores de la Nación, para avanzar en el colectivo que todos integramos en esta Colombia.

¡Qué bueno que los lectores de sus palabras lleguen a la conclusión del privilegio que tiene Colombia al contar con un sector financiero sólido! Lleguen a la convicción que no podemos gobernar con el supuesto de una contradicción entre el sector financiero y el sector productivo, ambos son piezas fundamentales para poder garantizar el desarrollo económico equilibrado, el crecimiento, la redistribución.

El sector financiero sólido, facilita al Estado financiar la política social, es menos difícil hacer política social cuando hay instituciones financieras sólidas, que en ausencias de ellas.

¡Qué privilegio para Colombia, en esta coyuntura de dificultades de América Latina, encontrar la solidez de su sector financiero y la capacidad de este sector de superar retos e inmensas dificultades!

Sé que nosotros desde el Gobierno, que todos aquellos que tenemos funciones de Estado, tenemos que trabajar para recuperar la confianza, que esa confianza depende de la seguridad, de la estabilidad macroeconómica, de la transparencia y de la estabilidad de las reglas de juego.

Sus palabras nos muestran un cuadro muy difícil, pero lo vamos a enfrentar y lo vamos a superar, Y a ese cuadro concurren el déficit, el crecimiento del endeudamiento, la agudización de la pobreza, la falta de crecimiento, la inequidad distributiva, la inequidad también para pagar impuestos, la falta de recursos públicos para el año 2003 y lo que puede esperarse de no corregirse el problema estructural de gasto, es un tema obligado para responder a sus inquietudes.

El año entrante la Nación se propone ejecutar un presupuesto de 67 billones de pesos, solamente cuenta con ingresos de 32,8. Si establecemos la diferencia entre los gastos no financieros y esos ingresos, el déficit es de 13 billones 900 mil millones de pesos y si a eso le sumamos el costo de las amortizaciones internas y externas, el faltante de recursos es de 27 billones 800 mil millones de pesos.

Esperamos desembolsos cercanos a los 21 billones de pesos. Eso nos implica, para cumplir la meta, recuperar confianza porque parte provendrían del sector externo, sumadas las agencias multilaterales y el mercado abierto y parte de la capacidad de reciclar casi 9 billones de pesos en el mercado interno y de adicionar otros 4 (billones de pesos). Y está previsto allí, una transferencia de utilidades del Banco Central al Gobierno del orden del billón de pesos, así nos faltarían cerca de 6,5 billones de pesos.

¿Cómo se propone el Gobierno enfrentar el tema? con tres pilares: nuevos ingresos, control del gasto y apoyo financiero.

En el tema de los nuevos ingresos, derramamos el Impuesto Patrimonial de Conmoción, que el sector privado colombiano está haciendo un gran esfuerzo para pagarlo y que obliga al Gobierno a una administración eficiente, transparente y a una clara rendición de cuentas.

Después de evaluar diferentes alternativas, presentamos una reforma tributaria sustancialmente menos ambiciosa que la que había preparado la misión de ingresos del Estado y que corrige algunos aspectos estructurales.

Esa reforma tributaria tiene un capítulo de renta. En efecto, allí hay una sobre tasa temporal, que he recogido muy bien sus palabras, de que nada más permanente en Colombia que un impuesto temporal. La recojo para el Gobierno y también quiero, respetuosamente, trasladarlas al Congreso.

Si no corregimos el problema de gasto público, estos problemas temporales, tarde que temprano, se convierten en cargas permanentes. La única manera que tengo de responder a su inquietud, para dar la garantía de que estos esfuerzos adicionales de alcance temporal no se conviertan en permanentes es trabajando con toda tenacidad para introducirle modificaciones eficaces a la tendencia del gasto público.

Hay un capítulo en la reforma tributaria para derrotar la evasión, para penalizarla severamente, para llevar a la cárcel a los grandes evasores. Cuando usted muestra –en su brillante intervención- la estrechez de la base de contribuyentes y la concentración de un elevadísimo porcentaje del pago de tributos en cabeza de un reducido número de ciudadanos, nos da la razón para insistir en ese capítulo de la reforma tributaria.

Tenemos otro capítulo, el del IVA. El país ha gravado aproximadamente con IVA un 39 por ciento de sus bienes y servicios. Algunos aspiraban que llegáramos con esta reforma al 70 por ciento y con una tarifa del 16 por ciento.

Al reexaminar nosotros el tema, concluimos que es imposible, que hay que hacer un aumento de la base para llegar cerca del 60, al 59 por ciento. Excluyendo servicios públicos, educación, salud –salvo servicios complementarios- algunos alimentos, arrendamiento de vivienda.

Y que esa ampliación de la base tendría una tarifa diferencial que el Gobierno ha propuesto en el 5 por ciento. Por supuesto, hay un capítulo de la reforma para impulsar la reactivación de la economía, -al que me referiré al final para poder dar algunas respuestas a su palabra-.

El segundo pilar: el control del gasto. Lo primero que necesitamos es una administración austera, por eso decisiones iniciales apuntan a dar ejemplo, a que la Presidencia de la República le pueda mostrar al país el resultado de que redujo sus gastos de 50 mil a 30 mil millones de pesos. Sin dar ejemplo es imposible cambiar estas perversas tendencias del gasto público.

Nos proponemos adelantar una reforma administrativa, profunda, controversial, con inmensas dificultades políticas. Esa reforma administrativa en una primera etapa debe ahorrarnos 0.3 por ciento del PIB y en el consolidado de las etapas ulteriores, debe conducirnos a un ahorro de un punto del PIB.

Hace dos días acordé con los ponentes de la ley de facultades del Senado de la República retirar un proyecto que venía de la anterior administración presidencial y que nosotros habíamos acogido y presentar uno nuevo que queda hoy radicado en las Cámaras.

Vamos a hacer esa reforma administrativa profunda y le hemos introducido algunos elementos que los quiero referir:

- Primero, aquellas personas que integren grupos como madre cabeza de familia sin alternativa económica, personas próximas a jubilarse y discapacitados, serán excluidos del licenciamiento de personal.

- Segundo, todos aquellos que sean retirados de la administración pública –del nivel directivo hacia abajo- tendrán un programa de rehabilitación social y laboral.

Les pagaremos, por un período hasta de 12 meses, una bonificación mes a mes, correspondiente a un porcentaje de su salario con la condición de que se capaciten durante el mismo período. ¿Con qué lo pagaremos?: con los recursos que para el año 2004 están previstos en el rubro de remuneraciones del Estado.

Entonces, es una reforma que, por primera vez, le presentará al país un camino social correcto. Todos estos funcionarios recibirán esa bonificación siempre y cuando estén en un proceso de capacitación. No nos va a traer alivios al presupuesto, sino en el año 2004. Además, ahí avanzamos en 2 puntos esenciales: el Gobierno electrónico, eficiente, moderno, y la defensa jurídica del Estado donde hemos encontrado una vena rota.

En esta tarea un elemento importantísimo es la lucha contra la corrupción, podemos expedir todos los decretos, aprobar todas las leyes que se requieran, pero es absolutamente necesaria la actitud. Mi convocatoria a los colombianos es que todos nos llenemos de la actitud de derrotar la corrupción.

El Gobierno ha expedido el decreto 2170, en ese decreto se obliga a las audiencias públicas en la contratación. En ese decreto se exige la publicidad del pre-pliego en las licitaciones, antes de adoptarlo como pliego para que la crítica de la ciudadanía ayude a evitar que en la confección del pliego se amarre la adjudicación a través de acuerdos de corruptela.

En ese decreto, damos los primeros pasos para derrotar sistemas de corrupción que se han venido generalizando en el país, como es el de la contratación directa, con cooperativas y con asociaciones de bolsillo.

Se les somete a los principios de la selección objetiva y se prohíbe que un funcionario del Estado contrate con una de estas entidades, que no sea capaz de cumplir directamente el objeto. Porque lo que ocurre es que, muchas veces se contrata con ellas para evitar la licitación y ellas no tienen la capacidad de cumplir con el objeto del contrato sino que subcontratan. Esa práctica hay que acabarla.

En ese decreto avanzamos hacia el objetivo de que todas las compras del Estado se sometan a un proceso público, tengan unos mecanismos de publicidad para conocimiento de la comunidad, a fin de que la comunidad pueda controlar procesos, referencia de precio, referencias de calidad.

El decreto es insuficiente, estamos terminando la elaboración del proyecto de ley donde queremos avanzar todo lo que se quiera para derrotar la corrupción.

En este pilar del control del gasto, el Referendo es una pieza esencial, tiene en esa materia dos capítulos: el capítulo pedagógico y ejemplo y un capítulo general de congelación del gasto.

¿Cuál es el capítulo pedagógico?: el que propone reducir el Congreso, eliminar totalmente los auxilios parlamentarios. Nosotros hemos encontrado, sin desembolsar, 254 mil millones de pesos comprometidos en Findeter y alrededor de 20 mil millones de pesos comprometidos por el DRI.

Tenemos una tremenda presión porque funcionarios territoriales, respaldados en esas aprobaciones se habían comprometidos con contratos y buena parte de esos recursos provienen de auxilios parlamentarios.

Estamos exigiendo certificaciones de entidades como Transparencia Internacional, como condiciones para desembolso.

Y personalmente e instruido al Director de Findeter y al Director encargado del DRI, que no se desembolse un peso, así se vengan todos los reclamos políticos y de la justicia, en aquellos casos en los cuales no haya absoluta transparencia, porque nosotros no podemos seguir derramando reformas tributarias para repartir los dineros ineficientemente a través de auxilios parlamentarios. En eso hay que tomar decisiones de fondo.

En ese capítulo pedagógico hay puntos como el del voto nominal, personal, público, que el ciudadano sepa cómo vota su congresista.

Está la propuesta de que en adelante las pensiones públicas no superen 20 salarios mínimos. Hoy se reconocen pensiones públicas de 12, 13, 14, 15 millones de pesos. En adelante no se podrían reconocer pensiones públicas por encima de 6 millones 80 mil pesos, de hoy.

En ese capítulo pedagógico hay discusiones, por ejemplo: el tamaño del Congreso. La verdad es que el nuestro es grande y costoso y que la época contemporánea de participación de opinión en los procesos del Estado, es más funcional un Congreso reducido, en contacto, más intenso con la opinión. Los Estados Unidos, con más de 300 millones de habitantes, tiene alrededor de 100 senadores y alrededor de 450 integrantes de la Cámara.

El tamaño que hemos propuesto resiste comparaciones con democracias maduras. Uno no puede exigirle reducciones a los municipios, a los departamentos, a las entidades del Estado, si las cúpulas del Estado no dan ejemplo. El Congreso de la República tiene que dar ejemplo y los altos órganos del Ejecutivo tienen que dar ejemplo.

Ahí viene otro tema, que yo llamo el Capítulo General del Congelamiento del Gasto. Ese capítulo tiene dos propuestas: una, congelar durante 4 años unos gastos y otra, congelar 2 años otros gastos.

Primera propuesta: durante cuatro años se congelarían sueldos del Estado de más de 30 salarios mínimos, que incluye salarios del Presidente de la República –para dar ejemplo-, de los congresistas, de los magistrados de las altas cortes, del Fiscal, del Contralor, del Procurador, etcétera, durante 4 años. Se congelan pensiones públicas de más de 30 salarios mínimos durante 4 años.

Segunda propuesta: durante 2 años se congela el resto del gasto del Estado, con algunas excepciones. Esa congelación no incluye salarios y pensiones por debajo de dos salarios mínimos, no incluye los pagos de educación y salud, no incluye la Seguridad Democrática, no incluye las compensaciones que habrá que pagar si, al aprobarse la reforma tributaria es necesario –como lo consideramos-, subir las cotizaciones pensionales. Al aprobarse la reforma pensional es necesario elevar esas cotizaciones.

Este capítulo segundo de congelación del gasto tendría un ahorro, en el primer año, de 1,5 billones de pesos y en el segundo año de 1,3 billones de pesos. Solamente la mitad beneficia a la Nación, la otra mitad beneficia entidades territoriales y empresas del Estado.

En cuanto a las entidades territoriales, ese ahorro lo tendrían que llevar al Fondo de Pensiones Territoriales y al Fondo de las pensiones de los sectores de salud y educación.

Ahí hay un punto importante de Filosofía de Estado. Muchos de mis compatriotas se oponen al proceso de privatizaciones, hablan de la necesidad de preservar las entidades públicas. Mi apuntación es esta: para preservarlas hay que lograr su sostenibilidad.

Si queremos preservar el Seguro Social hay que hacerlo sostenible y para hacerlo sostenible no basta con aumentarle los ingresos, hay que derrotarle la politiquería, la corrupción y la mala administración. Por eso ya empezamos a tomar decisiones como la de reducir de 62 a 22, 25 las vicepresidencias. Y vamos a tomar todas las decisiones que haya que tomar para garantizar la sostenibilidad de esta entidad.

Yo no voy a aceptar el cuentico de que hay que sostener esta empresa y al mismo tiempo hay que sostener una corruptela y una politiquería alrededor de ellas, para sostener estas empresas hay que hacerlas transparentes y eficientes y esa pela nos la tenemos que dar los colombianos.

Hoy es un día definitivo en el Congreso sobre esta discusión, invito desde este Foro de Anif a los congresistas de mi Patria a hacer una reflexión: aprobar los temas esenciales de este Referendo.

El Gobierno ha procedido con convicciones pero de carne y hueso. El Gobierno ha controlado la arrogancia para facilitar el debate, el Gobierno ha controlado la arrogancia para permitir que el examen crítico de los congresistas cobije a muchos de nuestros puntos iniciales.

He considerado que el país funcionaría muy bien con un Congreso de 150, 160 congresistas, en una estructura unicameral. Hay mayorías en el Congreso con razones de que se requiere la estructura bicameral y que debería ser alrededor de 214.

El Gobierno, en aras de la representación, ha tenido una posición de ánimo de discusión constructiva con el Congreso, hemos hecho todo el esfuerzo para controlar la arrogancia y permitir lo que más convenga al país, pero no vale la pena sacar un Referendo que no transforme de fondo, por eso quiero insistir en unos puntos que se deben discutir hoy.

Primero, el punto del gasto. Basta mirar sus cifras –sus palabras, doctor Luis Carlos-, para entender qué le ha pasado a nuestro país en materia de gasto público. Acabamos con esta Nación sino derrotamos esta tendencia de gasto público. Se que al aprobarse ese artículo por el Congreso no todo estará ganado, tenemos que salir a la plaza pública a convencer a los colombianos de que lo apruebe. Y vamos a tener dificultades, pero las vamos a superar, porque el talento nacional tiene que permearse de la necesidad de controlar el gasto público, de la insostenibilidad de estas tendencias.

El Congreso tiene hoy una gran oportunidad para comprometerse en lo que tiene que ser la revisión de fondo en la tendencia de gasto público.

¡El Gobierno reclama del Congreso apoyo para la propuesta de congelación de gasto público!

El tema de las contralorías. Nosotros no podemos seguir con una contraloría de Bogotá que cuesta 40 mil millones de pesos. En mi tierra, el año pasado las contralorías de Medellín y Antioquia costaron 30 mil millones de pesos y no había plata para educación. Hay que eliminarlas, ahorrar ese dinero y llevarlo a educación. Han servido para focos de politiquería.

Algunos congresistas me han dicho: es un paso atrás en descentralización.

¡¿Cuál?! La descentralización tiene unos puntos esenciales que son: la descentralización política, administrativa, fiscal y operativa. ¡Jamás ha estado en discusión el control fiscal como elemento constitutivo de esquemas de descentralización!

La Contraloría Nacional tiene casi 4 mil funcionarios. El control fiscal de España lo adelantan 600 funcionarios.

Cuatro mil funcionarios que tiene la nuestra, que se deberían reducir en los próximos dos años, sin reemplazar jubilados, a 2.500, con Gobierno electrónico, con apoyo en las regiones en universidades, en asociaciones profesionales, tiene que ser capaz de darle a Colombia un control fiscal eficiente y de suplir las contralorías territoriales.

Y el efecto en descentralización será muy bueno, porque ese dinero se lo llevarán las ciudades, los departamentos y los distritos a educación que ese sí es un elemento fundamental de descentralización.

Las personerías. No podemos seguir con una personería de Bogotá que bordea los 50 mil millones de pesos. La mayoría de los alcaldes de los pequeños municipios se quejan del costo de sus personerías.

La Procuraduría Nacional puede cumplir las mismas funciones, son de su esencia, no se necesita ni reformar la Ley para que la Procuraduría Nacional cumpla esas funciones Algunos reclamos han hecho: ‘¿con quién las va a cumplir?’, que las cumpla con personas de las regiones, que en los concursos se le dé un puntaje importante a quienes comparezcan a esos concursos y tengan origen o residencia en la respectiva región o municipio, que se apoyen en el Gobierno electrónico, en los mecanismos modernos para realizar este tipo de tareas. Pero hay que estresarnos, nos tenemos que pellizcar para que todas estas instituciones sean eficientes y además productivas.

Aquí siempre hay disculpas para no combatir y para no derrotar el estado burocrático. Y a uno muchas veces lo quieren coartar con esas disculpas.

Anoche hablé con los ministros del Interior (Fernando Londoño), de Hacienda (Roberto Junguito) y con el de Salud y Trabajo (Juan Luis Londoño) y les dije: esto es muy peligroso, que pasen los meses sin hacer estas reformas, porque se acostumbra uno a convivir con este Estado ineficiente y politiquero.

Yo no me siento bien de inquilino de la Casa de Nariño, si el país no avanza en las reformas fundamentales. Nosotros no molestamos a los colombianos para que votaran por nosotros simplemente para llegar a reproducir un Estado politiquero, burocrático, clientelista, parlanchín e ineficaz con los sectores sociales y productores. Estas reformas hay que sacarlas adelante y procederé con toda prudencia con los miembros del Congreso, procederé controlando la vanidad, apelando a argumentos pero finalmente buscando siempre el respaldo del pueblo.

Y el pueblo de Colombia debe saber que le vamos a llegar con un Referendo serio por una vía o por otra, pero que le vamos a llegar. Que aquí no llegamos a congraciarnos con el establecimiento politiquero sino a reformar la política para que nuestro país funcione correctamente.

Ayer le decía a algún congresista, con quienes mantengo un diálogo constructivo: si usted tuviera 20 mil dólares en un banco en Nueva York, hoy, y lo invitan a comprar un papelito del Estado colombiano, sin estas reformas ¿usted lo compraría? Y se quedó pensando y dijo: no, no lo compraría. Entonces, para que usted tenga confianza y la puedan tener todos los inversionistas, en usted está ayudarlos a tomar estas decisiones para que usted y todos los que puedan hacer esa inversión en papeles del Estado colombiano la hagan.

Y le dije: es que el problema no es para resolverlo con falso nacionalismo, porque los mercados están interconectados. Aquí se ha hecho en construir este mercado interno de financiación del Estado, que no lo podemos desmoronar. Si se da una mala señal en Nueva York y allá hay desconfianza, inmediatamente eso repercute aquí en los TES.

Le dije: bueno, se la voy a poner al revés, si usted tiene 5 millones de pesos y lo invitan a que los lleve a una fiduciaria que va a participar en una subasta de estos papeles del Estado, ¿usted los lleva sin estas reformas? Se quedó pensando y me dijo: no. Y le dije: entonces, hagamos estas reformas para que usted y todos sus compatriotas puedan seguir invirtiendo tranquilamente en el mercado interno de financiación del Estado.

Vamos a tener que explicarle al país estos temas y pedirle al Espíritu Santo que los ilumine a ver cómo hacemos estos temas más asequibles, día por día, al ciudadano raso.

Se han propuesto otras alternativas. La ayuda al Banco de la República: nosotros hemos venido examinando con el Banco de la República prudente pero eficazmente el tema de tasa de cambio competitiva. Algo ha pasado en estos dos meses en esa materia, los resultados me relevan de explicaciones. Por supuesto, hay unos peligros que usted nos ha advertido, doctor Luis Carlos, que si la tasa se sale del tope de competitividad y se nos descontrola, pues eso nos introduce una tremenda inestabilidad y desconfianza.

Hay que introducir todas estas reformas para recuperar toda esa confianza. Si recuperamos esa confianza pues vale a recuperar el visto bueno de los mercados y lo que le costaría al Estado ahora, esta tasa de cambio como factor de encarecimiento para el servicio de su deuda, lo recuperaría con creces cuando reciba los nuevos créditos. Y lo mismo le ocurre al sector privado, endeudado en el extranjero.

Hemos trabajado con el Banco de la República para que haya entre Gobierno, sector financiero, Superintendencia y Banco de la República, una estrategia frente a los TES. En alguna forma ha funcionado, falta mucho, pero falta lo de fondo. Todo lo que hacemos y hemos podido hacer en este marco es cosmético, lo de fondo es resolver el problema fiscal, que la Nación vea que de verdad lo estamos resolviendo, todo lo otro se agota en el corto plazo.

Hemos trabajado con el Banco de la República para que el sector privado pueda tener una DTF razonable y en efecto, en el conjunto latinoamericano hoy tenemos una DTF razonable.

Hay dos opciones frente al Banco Central: una, que emita para financiar al Gobierno y la otra, que maneje todos sus instrumentos –incluido el de graduar la moneda- para cumplir sus tareas de estabilidad financiera, cambiaria y de inflación.

Soy partidario de buscar con el Banco mecanismos para que le ayude a la sociedad colombiana, razonables y ortodoxos y sé que vamos a encontrar eco en el Banco. En lo que no soy partidario es que el Banco financie un Gobierno clientelista, porque eso crea pésimo precedente, nos adormece de nuevo, nos invita a no hacer estas reformas y da una pésima señal en el extranjero.

Hace pocos días les explicaba a unos campesinos de mi tierra. Les decía: a mí me da miedo que sin hacer esta reforma, simplemente el Banco nos presta una plata, de pronto podemos hacer unas casas de más y nos contentamos un minutico, pero ese gustico no nos dura, porque es mucho más lo que nos va a costar. Apenas empiece a tener repercusiones en el mercado externo, no lo reabramos, en el mercado interno, se encarezca más la tasa de descuento de los TES, etcétera.

Yo no tengo frente al tema de elementos ideológicos, he venido, con el equipo económico haciendo un raciocinio para manejar el tema con mucho sentido práctico y voy a buscar una concertación con compatriotas que piensan distinto sobre la materia. Los estoy invitando a todos para tener un diálogo permanente, pero hay que decirle al país con toda claridad que el Banco de la República nos ayude por los caminos de la seriedad, conducentes a la tasa de cambio competitiva, a la tasa de interés que le ayude al sector privado, al control de la inflación.

¡Es que hemos perdido el interés por el control de la inflación!, lo único, se lo he explicado a mis compatriotas, que nos permite cumplir con la aspiración de llegar a tener un crédito de vivienda a largo plazo a baja tasa de interés, es contar con dos supuestos: un sector financiero sólido y una inflación controlada.

Está bien que el Banco de la República nos ayude hacia esos objetivos, pero hay que decir que haríamos un gran daño al presente y al futuro del país si simplemente, en la urgencia del momento, llegáramos a que el Banco de la República le inyecte recursos a un Estado que no ha resuelto su problema estructural de gastos y que ha sido incapaz de derrotar el clientelismo.

Yo prefiero someterme al estrés de aplazar inversiones que incurrir en esa irresponsabilidad, me parecería unas consecuencias gravísimas e irreparables para el país.

El tema de la deuda externa, ahí lo vamos manejando al estilo colombiano. Le hemos dicho al Banco Mundial: ‘nos tiene que doblar los desembolsos del año entrante’. Se lo hemos dicho con firmeza pero con mañita, sin alharacas, porque tenemos que escoger cuál es el estilo que nos abre las puertas y cuál es el estilo que nos da aquí un aplauso, pero nos cierra más las puertas.

Le hemos dicho al Banco Interamericano: ‘mire, no le podemos aprobar su plan del año entrante, según el cual usted nos desembolsaría 380 millones de dólares y nosotros le tendríamos que pagar 1.000, por lo menos tenemos que quedar niveladitos’.

Ahí vamos, con el estilo colombiano que ha sido una manera de reestructurar la deuda permanentemente, sin negarla, sin fanatismos, y creo que si hacemos estas reformas no van a tener, en los organismos internacionales, disculpa alguna para ayudarnos, pero tenemos que hacer nuestro aporte. Porque, quien le presta a un país que tiene un presupuesto de 67 billones de pesos y que solamente le ingresan 32 billones de pesos y en su gasto no financiero se gasta 13 más, o 14 más, nadie le presta. Tenemos que hacer estos esfuerzos.

Y está el capítulo de reactivación de la economía, que usted reclama doctor Luis Carlos. Seguiremos día y noche trabajando en el tema de seguridad, poniendo todo el cuidado para esa tasa de cambio competitiva, para que podamos tener esa tasa de interés que estimule los sectores productivos, para recuperar plenamente el sector de la vivienda.

Ayer avanzamos en las dos medidas iniciales que son: un sistema de vigencia futura presupuestal que administrarán Cajas de Compensación para vivienda de interés social y un sistema de Swaps para llegar a una meta inicial, ojalá cercana al billón de pesos de créditos del sector privado, créditos unitarios no superiores a 40 millones, buscando favorecer clase media y que el Gobierno asegure inflación.

Y nos falta definir dos aspectos en los cuales estamos trabajando: alivio de cartera hipotecaria y posibilidad de que el sistema financiero encuentre mecanismos humanos y sociales para resolverle el problema a muchas familias colombianas.

Confío que por el camino que vamos, allá vamos a llegar. Hay unas decisiones que prácticamente ya tiene concebida la señora Superintendente, es fundamental avanzar en el proceso de titularización de cartera y es fundamental avanzar en los siguientes proyectos de ley: el Estatuto Financiero –que para ese efecto permitiría el Leasing de vivienda-, un estatuto de arrendamientos más ágil y una normatividad de juicios hipotecarios también más ágil.

Ese conjunto, nos va a permitir una solución social a esa gran cantidad de familias que hoy temen perder su vivienda.

Por su puesto, no todo es malo. ¿Qué ha pasado en las carreteras?: uno sufre mucho porque, anoche quemaron tres tractomulas en la vía Cali – Buenaventura y ahí tenemos un problemita en la demora de la llegada allá que lo está examinando la señora ministra de Defensa y sobre cuyo resultado vamos a informar al país más tarde. Tenemos dificultades pero estamos avanzando.

En las carreteras del Cesar y Magdalena, el último mes el tráfico se recuperó en un 16 por ciento. En muchas carreteras nacionales hemos tenido recuperaciones del 20, 24. Los resultados óptimos no van a llegar de la noche a la mañana, pero persistiendo los encontramos.

Ya hemos podido arreglar dificultades con concesionarios de carreteras, uno de ellos tenía demandado al Estado por 150 mil millones de pesos, la diferencia entre lo efectivamente recaudado en peaje y el piso que había asegurado el Estado y con la recuperación, en un mes, en su carretera, ya levantó la demanda sin condición alguna.

Ese es un tema que nos puede ayudar mucho. Por un lado a quitarle a los elementos insurgentes la principal fuente de secuestro que son las carreteras y por el otro, a devolverle a la economía un mecanismo de dinamización, que es el tráfico interno.

La reforma tributaria tiene varios estímulos fiscales importantes para la reactivación. Usted mencionó el Atpa.

Se propone allí que la maquinaria que se compre en el país o se importe en los próximos tres años, se le devuelva el ciento por ciento del IVA. El 50 por ciento en el primer año, el 25 y el 25 en los dos subsiguientes. Y que aquella que se importe para empresas que exporten un 70 por ciento más, simplemente al momento de nacionalización no se le cobre el IVA.

Hay una exención tributaria para los procesos de renovación urbana, que le va ayudar mucho a la construcción para las inversiones en vivienda para entregarla en arrendamiento con opción de compra, que va ayudar mucho a la reactivación de este sector, a la construcciones de hoteles, a la remodelación de los viejos y no quiero abundar en los otros. Y rápidamente se expedirá el decreto de eliminación de aranceles para importación de maquinaria, no producida en el país.

Sabemos que tenemos un problema fiscal enorme, estamos buscando como corregirlo, pero lo queremos corregir llevándolo de la mano con un conjunto de medidas para poder, simultáneamente, reactivar la economía. Y en un país que tiene la estructura más importante de pequeña empresa en América Latina, lo que ustedes han hecho, de ayudarnos a reactivar el microcrédito es de gran importancia para la reactivación de la economía y para el tejido social de la Nación, para construir un País de Propietarios.

Los momentos son difíciles pero los vamos a superar. No crean que vamos a convivir con el statu quo de las dificultades. Esto hay que arreglarlo y tenemos toda la decisión. Sus críticas, sus sugerencias, para que pulamos medidas, para que emprendamos acciones no tomadas, serán siempre bienvenidas.

He escuchado su propuesta de crear esa comisión entre el sector privado y el sector público, entonces hoy mismo queda nombrado el delegado del sector público. El equipo de Reforma del Estado, encabezado por el doctor Santiago Montenegro y la doctora Claudia Jiménez, será el representante del Estado en esa comisión para que sector público y privado, trabajando permanentemente, podamos atender buena parte de lo que se requiere en este país, un sector privado eficiente con solidaridad, con un gran sentido social, nos ayude a resolver problemas de empleo, de crecimiento de pobreza, de inequidad distributiva.

Muchas gracias.

 
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