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ENCUENTRO CON DIRECTORES DE ESCUELAS DE FORMACIÓN
Y ACADEMIA SUPERIOR DE LA POLICÍA

Octubre 3 de 2002 (Bogotá – Cundinamarca)

Compatriotas:

A todos un saludo muy afectuoso. Me honra mucho estar esta tarde con ustedes.

Para que un ciudadano como yo, asuma ante sus compatriotas el deber de esmerarse día y noche por la seguridad, se requiere querer el oficio, querer a quienes lo desempeñan, a las instituciones responsables. Por eso llego con afecto esta tarde a esta escuela y estrecho la mano de ustedes con toda solidaridad.

Desde cuando asumí la gobernación de Antioquia –tarea en la cual muchos de los aquí presentes me ayudaron- entendí que no puede haber gobierno civil en nuestra Patria negado a la responsabilidad de que su primera prioridad es la seguridad. Por eso dije que en aquel trienio me sentí que tenía que actuar como el primer policía de esa comarca y ahora, que desempeño este oficio por voluntad de mis compatriotas, siento que debo comportarme como el primer policía y el primer soldado, en la tarea de buscar recuperar la seguridad de los colombianos.

Me complace mucho estar con cada uno de ustedes, con la señora Ministra (de Defensa, Marta Lucía Ramírez) que con su energía, su dignidad, su decisión, honra a la ciudadanía de esta Patria, con el señor General Teodoro Ocampo (director de la Policía), quien ha sido siempre una reserva de la Patria, que en buena hora es nuestro comandante.

Por supuesto me alegró mucho, también, ver a las mujeres que van ascendiendo. ¡Qué bueno para nuestra Patria que rápidamente tengamos mujeres que sean generales de la República! A mi me acompañan, en la Presidencia de la República, una capitana de la Policía (Betsy Bustos) y una teniente de la Armada (Adriana Paéres) y me he sentido muy honrado con el apoyo tan eficiente que he recibido de ellas.

¡Qué bueno que la señora Ministra promoviera la participación masiva de la mujer colombiana en nuestras diferentes armas y en la Policía Nacional!

Seguridad Democrática. ¿Cuál es el sentido?: seguridad para todos.

En América Latina hubo una época de la seguridad, de la doctrina de la seguridad nacional. Se utilizó mal, se utilizó para perseguir adversarios ideológicos, algunos países (voy a mencionarlo con nombre propio, para hacer pedagogía) han hecho de la seguridad un concepto equivocado, simplemente un oficio para proteger un partido político o para proteger una ideología.

Por ejemplo, los comités de defensa de la revolución de Cuba fueron para eso, ahí estábamos entre dos extremos. En un extremo, la doctrina de la seguridad nacional que negaba el pluralismo, que se utilizaba para perseguir, aquí no es comunista: “¡persíganlo!, aquel es crítico de las instituciones: “¡persíganlo!”. Y en el otro extremo los comités de defensa de la revolución para sustentar un régimen de partido único: el partido comunista cubano.

Ambas soluciones están descartadas en nuestro ideario. Para nosotros la seguridad es un valor democrático, es un principio fundamental de la Constitución, es causa sin la cual no se da el decreto de las libertades, sin la cual no se da la inversión, la generación de empleo, la posibilidad de ejercer los derechos políticos.

La seguridad tiene que ser para todos: para proteger al finquero, al comerciante, al dueño de la fábrica, al campesino, al sindicalista, al amigo del Gobierno, al adversario del Gobierno. Proteger a todos, por eso se llama Seguridad Democrática.

Es muy importante que trabajemos algunos principios:

- Eficacia: Hay que dar resultados. La carrera nuestra hoy no puede ser una carrera tranquila, no puede ser una carrera apacible, simplemente buscando los asensos, tiene que ser una carrera por resultados.

- Transparencia: Requerimos transparencia como condición para que el país diga “la seguridad es el camino”, para que haya una política sostenible de seguridad.

La transparencia implica muchas cosas: respetar los derechos humanos, dar ejemplo. Para nosotros ser eficaces, no podemos violar los derechos humanos, cualquier violación de derechos humanos nos quita opinión, nos pone inris, estigmas. Lo que más nos da respetabilidad es observar los derechos humanos.

Transparencia en la contratación, en el manejo de los bienes públicos. Transparencia en las compras, transparencia en las decisiones. Es bien importante.

- Ganar confianza: requerimos un objetivo: que la ciudadanía nos quiera y eso, en muy buena parte, depende de que seamos eficaces y tengamos capacidad de reacción, que la ciudadanía sienta que a cualquier llamado ahí estamos para apoyarla.

- Incorporar toda la ciudadanía para que nos ayude: entonces recuerdo algo que le repetí mucho a los colombianos en la campaña. Me decían: ‘¿cómo va a ser la Seguridad Democrática?, ¿cómo la van a obtener?’ Y dije: vamos a hacer un esfuerzo para aumentar la Fuerza Pública, un esfuerzo para que el Presidente de la República esté comandando la Fuerza Pública día y noche. Y es que la Fuerza Pública se ha sentido, por épocas, muy abandonada de los gobernantes civiles. En Colombia la Fuerza Pública ha sido respetuosa de los gobernantes de elección popular, pero por épocas, muy abandonada por ellos.

Los gobernantes de elección popular tienen que ponerse en frente de dirigir la Fuerza Pública y apoyarla. Eso garantiza eficacia.

Requerimos, por supuesto, reformas en el ordenamiento jurídico que permitan mayor agilidad y eficacia también. Este país tiene muy poca Fuerza Pública en proporción al número de habitantes, tiene muy poca Fuerza Pública en proporción a su geografía, muy poca Fuerza Pública en proporción a su violencia, a su delincuencia. Vamos a hacer un esfuerzo para crecer la Fuerza Pública.

Pero por más que la crezcamos, si la ciudadanía no actúa a apoyar la Fuerza Pública, la Fuerza Pública no puede ser eficaz.

La gente dice: ‘¡ah, es que Uribe lo que va a promover es el paramilitarismo!’ ¡Ni riesgos! Con la cooperación ciudadana, la ciudadanía tiene que hacer un alto en el camino y decir que el que tenga vínculos con la guerrilla que piensen: para cortarlos. El que tenga vínculos con los paramilitares que piensen: para cortarlos. El que tenga temor que piensen: para superar el temor y acudir a apoyar la Fuerza Pública. El que tenga vínculos con el narcotráfico: que los corte.

Es necesario que la ciudadanía en Colombia no sea indiferente ni patrocine corrupción, no sea indiferente ni se vincule a grupos delincuenciales. Que rompa la indiferencia, rompa con grupos delincuenciales y construya un vínculo con la Fuerza Pública.

Ustedes tienen la experiencia de los frentes locales de seguridad, hay que masificarlos pero tenerlos activos, no basta que en las visitas me digan: ‘tenemos tantos frentes de seguridad’, no, hay que tenerlos activos y empezar a evaluarlos por resultados.

Y además de tener frentes de seguridad urbanos, hay que tenerlos –también- en los corredores industriales y hay que tenerlos en las zonas turísticas y hay que tener los frentes de seguridad en las zonas rurales e irlos combinando con otros mecanismos de cooperación ciudadana como las redes de informantes del Cesar y que ya empiezan ustedes a tener en muchas partes de Colombia.

Hace dos semanas la señora Ministra y yo tuvimos oportunidad de hablar con el señor Coronel Powell, secretario de Estado de los Estados Unidos y le dijimos: por favor, levanten los warnings, levantes esos anuncios de prevención que le dicen a los ciudadanos norteamericanos que no vayan a la ciudad de Cartagena.

¿Qué vamos a hacer allá, vamos a volver a Cartagena segura?: no, pero dejen que el turismo norteamericano vaya a Cartagena que lo necesitamos. Él nos dijo que esa medida no la podían tomar de inmediato, que porque hubo recientemente una bomba en la gobernación de Bolívar, etcétera. Ahí vemos la relación entre la seguridad y la economía.

Nosotros necesitamos –por ejemplo una ciudad como Cartagena-, poner a todo el mundo a cooperar con la Fuerza Pública, devolverle totalmente la seguridad y que vengan los turistas.

Nos hemos propuesto erradicar fuentes de financiación de la delincuencia, ustedes saben que las carreteras se convirtieron –en Colombia- en la principal fuente de secuestro. Hay que recuperar la seguridad de las carreteras, es un imperativo. Ahí afectamos el secuestro, seguramente.

¿Qué más ha pasado con las carreteras?: se ha encarecido mucho la producción en Colombia de bienes y servicios, por la dificultad del transporte de mercancías.

¿Qué más ha pasado con las carreteras?: la gente ha dejado de hacer turismo interno. Hace 25, 30 años, la carretera al Espinal – Neiva, todos esos pueblos del centro y sur del Huila, a Pitalito y a San Agustín, eran una romería, era una fila interminable de turista, ¡cuánto le ayudaba eso al Huila!, hoy es mínimo, lo tenemos que recuperar.

Hemos pasado años con los hoteles de Cartagena a penas con una utilización del 40 por ciento. Uno habla con los hoteles y les dice: ¿por qué la gente ya no viene? y le dan esta explicación: un matrimonio de clase media de Cali, con dos hijitos, le da miedo irse en carro y los cuatro pasajes le valen 2.400.000 pesos. La gente no puede.

Entonces, estamos privando a los colombianos de que conozcan el país, de que hagan turismo.

Y mire lo que ha pasado con las concesiones viales, les voy a hablar de una de mi terruño en cuya adjudicación participé, que conozco las cifras: autopista Medellín – Bogotá. Adjudicada en 1996, 97, iba muy bien, en el 99 se cayó el tráfico por la violencia.

En los contratos de concesión el Estado siempre responde por un número mínimo de vehículos. Si uno dice 10 como piso y hay 8, esos 2 de diferencia los tiene que reconocer el Estado al concesionario. Aquí pusimos el piso de la concesión de la autopista Medellín – Bogotá y es tráfico estaba por aquí. ¿Qué pasó?: los concesionarios demandaron a la Nación para que les pagara la diferencia, ¡150 mil millones de pesos!

Gracias al esfuerzo combinado de Policía, Ejército, en septiembre la autopista Medellín – Bogotá, en el tramo más crítico Cocorná – río Magdalena, recuperó el tráfico en un 24 por ciento. Resultado: los concesionarios retiraron la demanda y eso lo vamos a tener que lograr en todas las carreteras de Colombia.

Por supuesto que si controlamos las carreteras, esos grupos sediciosos se nos van hacia los lugares de retaguardia. Hay que buscar cómo, con la ampliación de la Fuerzo, con inteligencia, allá les llegamos y tenemos control en la carretera y desde el plano de la retaguardia.

¡Y ahí sí que es bien importante la coordinación de fuerzas! Si hay inteligencia, mientras la Policía o el Ejército están en una carretera, tener una inteligencia es decir: en tal parte se concentró el grupo que salía a la carretera y atacarlo. Ahí se necesita la integración de fuerzas. Eso es bien importante.

En las carreteras del Cesar hay unos caminitos muy reconocidos que bajan de la Sierra Nevada a la carretera o del Perijá a la carretera. Entonces, baja el grupo guerrillero, secuestra y emprende loma arriba el camino con los secuestrados.

(…) maneras de remuneración: el Lunes de la Recompensa, no fallen con eso. Me decía el Almirante Barrera, comandante de la Base Naval del Atlántico en Cartagena, hace una semana: ‘es que aquí la gente no colabora’. ‘Insista, insista Almirante, insistan’. Le he dicho al Coronel Toro: hay que insistir semana tras semana y no fallar en el Lunes de la Recompensa para que gente adqueira credibilidad.

Esta probado que hay dos maneras de ofrecer recompensa: una manera que es ocasional y otra permanente. La ocasional, generalmente, es reactiva, cuando ocurre un suceso grave, para poder dar con el paradero de los delincuentes se ofrece una recompensa. La permanente da más credibilidad porque el Estado ahí no está reaccionando, no va a la saga, sino que está tomando la delantera, a la ofensiva.

Ofrecerla de manera general, recompensa a los ciudadanos que con su información permitan la captura de personas vinculadas a grupos violentos.

La cuantía no tiene que ser muy grande, lo importante es que sea seria, confiable y que se pague todos los lunes, el Lunes de la Recompensa. Cuando la gente ve que el chorrito no falta, que es serio, empieza a colaborar y colaborar y hay que … ¿el comandante de la policía de Manizales está?

Respuesta del auditorio: sí señor.

Presidente de la República: ¡ah, allá lo vimos mi Coronel! El día que tenía los secuestrados de Neira, que dijimos: mire, ¿qué tienen que hacer?, utilizar las emisoras que se oyen allá en esa área. El día anterior, recuerdo que el secuestro fue el viernes a las 6 de la tarde, 7 de la noche, el sábado hablé con el Comandante y con Comandante del Ejército y les dije: sáquense unos volanticos y distribúyanlos, sueltenlos desde una avioneta, desde un helicóptero por el área por donde tienen a los secuestrados. Y el domingo fuimos más allá: vayan a las emisoras que se escuchan en esa región y lean el volante, ofreciendo recompensa y pidiendo cooperación ciudadana.

Hay que insistir en la cooperación ciudadana por todos los medios, es una necesidad. Vamos a ver el presupuesto cómo nos permite mantenerlos a ustedes alimentados con una partidita.

Sugiero otra cosa: tener unos fondos de los particulares para las recompensas. Por ejemplo, en el Cesar la gente estaba muy agradecida antes de ayer porque no se robaron lo que llevaba esos camiones, parece que era una carga muy valiosa.

¿Qué se me ocurre a mi?: en ese momento, pudiéramos lograr que esos particulares nos aportaran para recompensa y que la plata no entre a nuestras manos, la Ministra es experta en reglamentos de transparencia. Mi sugerencia es que, particular que ayude, de pronto que la plata no entre a nuestras manos que haya un fondo de seguridad manejado por la cámara de comercio o por la ANDI o por Acopi o por FENALCO.

Entonces el Comandante de la Policía del Cesar dice: ‘esta operación se logró gracias fulano, el lunes le tenemos que dar la recompensa’, que esa misma institución le de la platica, no hay que decir que la dio la cámara de comercio ni que la dio FENALCO ni la que dio la ANDI, entonces se preserva la identidad y el donante y también la del beneficiario.

¿Cómo preservar la identidad del beneficiario?: pues lo primero que hicimos con mi General Montoya en Medellín es lo que hacíamos en la Gobernación, se encapuchaban y se les entregaba pero eso no gusta a mucha gente. No le gusta a la Ministra, no le gusta a mi Señora (doña Lina Moreno), no le gusta a mucha gente, a mi si. Que el país vea que esta cosa es muy grave, pero respeto eso.

Entonces, por allá me mostraron otra cosa el domingo en el Cesar como una cabina con vidrios opacos. Entonces alguien empezó a criticarlos y dije: no, no los critiquen, aplaudan la creatividad.

Eso como en la tormenta de ideas, si uno quiere estimular una tormenta de ideas tiene que estimular a la gente a que proponga sus ideas sin miedo.

Entonces si uno está estimulando la tormenta de ideas y alguien levanta la mano y dice: ‘propongo tal idea’ y le digo: muy mala, ¡hombre! mata la tormenta, hay que dejar que todo el mundo proponga sus ideas y después, serenamente, se van evaluando. Hay que experimentar.

¿Que les dije en el Cesar –porque me acordé de mis clases de alumno de gerencia, manejando hace muchos años el concepto de tormenta de hoy-?: no le maten la iniciativa, dejen que me parece muy bien, ya idearon la cabina, la tienen funcionando. Experimenten, si resulta bien, sino inventan otro, pero estimular la creatividad.

Y va a haber que estudiar cómo se lleva la Policía el concepto ese de policías de apoyo, unos que estén con la Fuerza directamente, otros que vivan en las carreteras y estén más que todo en una tarea de inteligencia, de información, eso es bien necesario.

Tenemos otro tema, el secuestro. Hay que derrotarlo, eso es desempleo. Tan grave como ha sido la inflación contra los pobres de Colombia es el secuestro porque el secuestro es igual a desinversión, es igual a cierre de oportunidades laborales.

Hay que derrotar el secuestro, necesariamente. Y hay que poner a toda la ciudadanía a que vibre para capturar secuestradores y para rescatar secuestrados. Hay que derrotar el secuestro, eso es un imperativo.

La droga. Vamos a derrotarla, sin compasión, a derrotarla totalmente. Yo se las dificultades que ustedes tienen en la zona donde se está fumigando, pero eso hay que fumigar sin compasión, en eso no hay discusión, eso vamos para delante.

Y lo que va a hacer el Plan Colombia es buscar vincular 50 mil Familias como Guardabosques, que aquellas que están en zona de droga destruya la droga, cuide la recuperación del bosque y pagarle una platica a 50 mil familias por eso. Estamos en la financiación del programa a ver como empezamos en el Putumayo.

Entonces que Colombia tenga, en no mucho tiempo 50 mil Familias Guardabosques que provienen de las familias que han estado en la droga, hay que derrotar la droga.

Era el año 1994, la Corte Constitucional declaró inexequible un artículo de la ley 30 que penalizaba la dosis personal con la tesis del libre desarrollo de la personalidad. Tuve la fortuna de ser elegido gobernador de Antioquia en octubre de aquel año, empecé el desempeño de ese cargo el dos de enero y constantemente, llegaba el rector de un liceo, la alcaldesa de Sabaneta a decirme: ‘ayúdenos, no resistimos el crecimiento del consumo de droga’. Y empezábamos a trabajar, recuerdo que en esa época trabajamos con el General Jaimes, con el Coronel Vega Carrillo, con el General Luis Eduardo García –mi primer comandante de Policía Metropolitana, antes del General Jaimes-, el General Alfredo Salgado Méndez, gran amigo, hombre pulcro, a quien aprecio muchísimo.

Recuerdo al General Salgado que me decía: ‘mire lo que pasó, yo llevo 15 días en los alrededores del Liceo de Sabaneta y a todos les he encontrado dosis personal, no los puedo meter a la cárcel y los poquitos que tienen dosis en mayor cantidad que la personal son menores de edad, penalmente inimputables, tampoco los puedo meter a la cárcel

Por eso he propuesto el referendo, que introduzcamos ese artículo de penalizar la dosis personal y ahí viene un debate bien bello, el debate de las libertades. Voy a escribirme un ensayito de dos páginas: ¿las libertades para quién?, las libertades como razón de un momento histórico. Y voy a preguntarme: ¿para ser libre un país, tiene que permitir la droga? Además, las libertades dependen de las condiciones del momento, de los sufrimientos de los pueblos, de sus expectativas.

La sangre que ha derramado este país por la droga, las familias que ha destruido, tres generaciones destruidas, los procesos productivos aniquilados, la cultura productiva sustituida por la droga, la selva -1.400.000 hectáreas- destruida por la droga, ¿para que nos vengan con el cuento de que una expresión de la libertad es no penalizar el consumo personal?

Entonces, que de pronto sigan señoritos los viernes en tertulias, hablando mal de todo el mundo, hablando mal de los ministros, de los congresistas, de la Policía, del Ejército, de las mafias y mientras tanto en esas tertulias mezclan droga. No. El país de la doble moral hay que combatirlo.

Voy a pedirle, muy rigurosamente, al Congreso de la República que apruebe en la ley del referendo que se penalice la dosis personal. Ustedes saben los estragos que eso ha hecho. Entre 1994 y la fecha, el consumo de droga ha crecido enormemente, tenemos más de un millón de colombianos consumidores.

Y si bien hay que estimular estrategias educativas, preventivas, también de rehabilitación, indudablemente que hay que actuar en la raíz.

Hay otros delitos de mucho impacto, nos tienen que ayudar ustedes a mostrar resultados. El robo de automotores, el robo de motos, y otros que ustedes los mantienen muy bien codificados y con unas estadísticas muy bien levantadas.

Muchas gracias a todos ustedes.

 
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