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ENTREGA DE LA ORDEN AL MERITO DEL FUTBOL SURAMERICANO
Agosto 15 de 2003 (Asunción – Paraguay)

Señoras y señores:

Esta mañana cuando éramos huéspedes del Congreso del Paraguay –cuyo Presidente y uno de sus más destacados senadores nos acompaña esta noche- percibíamos allí lo que las palabras expresaban: un ambiente de día de esperanza para esta gran Nación.

Ha sido este día muy emocionante para los demócratas que de diferentes rincones del Surcontinente hemos llegado a Asunción.

Había preparado unas palabras formales para referirme al fútbol y para agradecer en términos protocolarios esta condecoración, pero déjenme abandonar el texto escrito para que hable el corazón.

Esta condecoración no tiene mis méritos, don Nicolás (Leoz, presidente de la Confederación Suramericana de Fútbol), los tiene en ese pueblo colombiano que bien conoce usted, al cual usted quiere y que lo admira y aprecia a usted. Un pueblo sufrido y valeroso, dispuesto a salir adelante, que en un momento de dificultades de la hermana Nación paraguaya, supo pararse firme y decir que no le arrebatarán un milímetro más de tierra a esta gran Nación.

Este collar extraordinario, que representa la Orden al Mérito del Fútbol Suramericano, lo llevaré con mucho compromiso, me causa muchas reflexiones, pero quiero decir que tratándose de la paz de Colombia yo no debería llegar a esta hermosa sede a recibir una condecoración, sino a imponer una condecoración. Porque si algo ha contribuido y va a contribuir a la paz de Colombia, es el fútbol, el deporte en general y esfuerzos de líderes que despliegan ese liderazgo ejemplar, como el suyo doctor Nicolás.

Colombia esta empeñada en la tarea de recuperar confianza. Confianza para que nuestros conciudadanos puedan vivir allí. Confianza para que la comunidad internacional disipe dudas sobre ese terruño. Confianza para que haya inversión, prosperidad, generación de empleo. Confianza para que la nueva generación pueda ver convertidas en realidades sus ilusiones en esa tierra.

Y esa construcción de confianza implica muchas cosas: implica seguridad, implica buen manejo de la economía, implica transparencia en la administración pública, decisión de derrotar la corrupción en el manejo de los recursos del Estado, de incorporar los superiores valores de la ética al ejercicio de la actividad política. E implica reactivación social.

Nosotros le hemos propuesto a Colombia seis políticas de las cuales quiero mencionar la política de Seguridad Democrática, la política de reactivación económica y la política de reactivación social.

En la política de la reactivación social aparecen las siete herramientas, que denominamos Siete Herramientas de Equidad: la revolución educativa, la protección social, la construcción de un país de propietarios, el manejo social del campo, el manejo social de los servicios públicos, la calidad de vida urbana, el impulso a la economía solidaria.

Pues bien, la primera de esas Siete Herramientas de Equidad es el gran capítulo de la Revolución Educativa y allí el deporte es presa esencial.

La educación, en nuestra amplia sección, tiene siete desafíos: tiene el desafío de la cobertura, un segundo desafío de la calidad, un tercer desafío de la capacitación técnica, uno cuarto de la pertinencia para que los nuevos educando y graduandos puedan encontrarse con las vertientes del desarrollo. Otro desafío, el impulso a la ciencia, a la tecnología. Otro desafío su conexión con la cultura. Y uno fundamental: el deporte como variable transversal. Allí tiene que estar presente.

El Gobierno empezó hace un año en medio de enormes dificultades fiscales, con una escasez crítica de recursos, pero ahí vamos avanzando. Hemos recortado el Estado burocrático, el clientelismo, nos proponemos hacerlo en lo que resta de Gobierno sin contemplaciones, para que los recursos vayan a la inversión social.

Hemos tomado medidas drásticas y vamos a tomar todas las que se requieran para derrotar la corrupción, estamos buscando aumentar los ingresos del Estado. Los colombianos están convocados a un referendo contra la corrupción y la politiquería que tiene 14 preguntas esenciales, sobre las cuales el país tomará una decisión el próximo 25 de octubre. Y hemos asumido el compromiso de aumentar los recursos para el deporte.

El país, en un proceso de descentralización que ha tenido etapas importantes a principios de los años 80, en la Constitución de 1991, finalmente ha logrado entregar una suma de dinero sustancial a las regiones expresadas allí en departamentos y en municipalidades, para inversión en el deporte.

El año pasado dimos otro paso bien importante: aumentamos en cuatro puntos el impuesto indirecto a la telefonía móvil con la única destinación de apalancar fiscalmente el deporte colombiano. Estamos empezando a percibir esos ingresos y eso nos va a permitir responder a compromisos de gran importancia como los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Cartagena en el año 2006, cuya infraestructura empezaremos a construir, Dios mediante, a finales de este año.

Y allí el deporte se toca con lo social, porque esos escenarios de Cartagena, construidos con motivo de esos juegos, pero que tiene una vocación de reivindicar esa ciudad, justamente serán el principio de la renovación urbana, del mejoramiento de la calidad urbana, en las áreas más deprimidas de la ciudad.

Y de la misma manera, vamos a financiar otros escenarios para que Colombia pueda cumplirle a la comunidad internacional.

La Constitución Colombia en 1991 prohibió rentas de destinación específica salvo para la inversión social, atendiendo el clamor de una corriente internacional de la economía que ha pedido que los presupuestos se desamarren, que se manejen con flexibilidad. Pues bien, hace 2 años, en la Constitución Colombiana se definió que el deporte es inversión social y que por ende el deporte puede ser beneficiario de rentas de destinación específica. Por eso las hemos venido creando.

Y cuando hablamos de deporte nos tenemos que referir necesariamente a aquel que es de masas, aquel que es del pluralismo, aquel que tiene convocatoria universal, aquel que es el único socialismo que ha prosperado.

Yo no he encontrado en la vida sino dos o tres socialismos prácticos –me voy a referir esta noche a dos-: el de una música nuestra, como muchas de las expresiones de ustedes, que es el vallenato que convoca a todo el mundo e iguala a todo el mundo. Y el otro socialismo práctico que he encontrado es el fútbol, porque iguala a todo el mundo.

La verdad es que en nuestro Continente, un país como Colombia, con todas las dificultades económicas y sociales, ha encontrado en el fútbol un mecanismo de igualitarismo social insustituible.

Y hemos vivido momentos muy difíciles por el terrorismo, pero tengan la certeza ustedes que lo vamos a derrotar. Le pedimos a Dios energía y determinación para derrotar ese terrorismo, para que Colombia pueda vivir permanentemente con la alegría de un estadio, con la alegría de un triunfo futbolístico, para que Colombia pueda vivir diariamente con la ilusión de los practicantes y de los dirigentes del deporte.

Y tengan la certeza de que vamos a derrotar el terrorismo con toda la determinación y con el buen cuidado de honrar en su práctica y en su observancia, los derechos humanos.

Y esta restauración de la seguridad en Colombia es para beneficio de todos. Es para beneficiar por igual al empresario que al trabajador.

Nosotros hablamos de Seguridad Democrática porque lo que proponemos en Colombia es seguridad para el empresario, líder gremial y para el líder sindical. Para el político amigo del Gobierno y para el político de la oposición. Para el empresario agrícola y para el trabajador labriego del campo. Seguridad para todos como un presupuesto necesario del perfeccionamiento del pluralismo democrático.

Al hacerle toda la expresión de mi gratitud, don Nicolás, quiero decir que el servicio que usted ha prestado al fútbol colombiano, al fútbol del Continente, al deporte mundial, a la ilusión de las nuevas generaciones, es invaluable.

Difícilmente encontramos seres como usted, con esa bondad, con esa fibra humana, con ese corazón, aplicados a la noble causa que iguala a todos los hombres y a todas las mujeres: el deporte, en su expresión más popular, el fútbol.

A usted, a todos sus compañeros en la Confederación, a su señora –que lo ha hecho a usted nuestro compatriota-, a sus hijos, a sus hijas, a sus nietos y a toda esta distinguida concurrencia de hermanos del Paraguay, nuestra inmensa gratitud.

Llevaré este collar con mucho compromiso. Usted también me ha creado una obligación porque a partir de esta noche tendré que saber, al mirar este collar, que no le puedo fallar al deporte, como una esperanza necesaria para las nuevas generaciones.

Mil gracias, don Nicolás. Que este día de esperanza en el Paraguay, sea un día de esperanza para todo el Continente.

Y mil gracias por su afecto por Colombia. Usted, que nos ha ayudado a construir la paz en momentos tan difíciles cuando el terrorismo ha querido cerrar los estadios, con el esfuerzo nuestro y de todos los colombianos, va a encontrar un momento en el cual las únicas puertas que estarán cerradas serán las de terrorismo para que las puertas de los estadios nunca se tengan que volver a cerrar en Colombia.

Muchas gracias.

 
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