EXEQUIAS
DEL EX PRESIDENTE CARLOS LEMOS SIMMONDS
Julio
31 de 2003 ( Bogotá– Cundinamarca)
Señoras y señores:
En la Biblia encontramos la palabra que orienta y da consuelo.
Cuando conocí la noticia de la muerte del señor
ex Presidente Carlos Lemos Simmonds, vinieron de inmediato a mi
memoria los versos de El Cantar de los Cantares: “el que
procede rectamente y dice la verdad, el que no se enriquece abusando
de la fuerza ni se deja comprar con regalos, el que no hace caso
a sugerencias criminales y cierra los ojos para no fijarse en el
mal, ese vivirá seguro, tendrá su refugio en una
fortaleza de rocas, siempre tendrá pan y el agua no le faltará”
Colombia está de luto. Ese hombre preclaro, quien siempre
procedió rectamente y dijo la verdad, aun al precio de
quedarse solo, ha partido a la eternidad.
El doctor Lemos Simmonds fue ejemplo de vida para sus compatriotas.
Su obra como intelectual y hombre público será recordada
con respeto por las futuras generaciones de colombianos.
Como Liberal, cubrió con inteligencia todos los frentes
de la lucha ideológica. Escribió con disciplina
y rigor sus columnas periodísticas, en las que brillaba
siempre el argumento razonado e independiente, expresado con
la bella prosa que aprendió de sus mayores payaneses.
En las emisoras abrió espacios madrugadores para la agudeza
mental y el diálogo productivo.
Como Canciller, el doctor Lemos combinó el respeto por
las altas tradiciones de la política exterior de Colombia,
con la defensa de la legalidad y el rechazo al uso arbitrario
de la fuerza.
Fue una voz solitaria en Latinoamérica al oponerse, en
representación de Colombia, al uso del Tratado Interamericano
de Asistencia Recíproca como instrumento para legitimar
la acción ilegal de la dictadura argentina en Las Malvinas.
Después, el pueblo argentino y toda la comunidad de naciones,
reconocieron con justicia la sabiduría de la decisión
colombiana. La historia le dio la razón, aunque inicialmente
sufrió denuestos e incomprensiones, por ir en contravía
de los demás países latinoamericanos.
Recuerdo nítidamente su acción como Ministro de
Gobierno. En diciembre de 1989 se discutía en el Congreso
una profunda reforma constitucional, precursora de la Carta de
1991. Lemos, adalid del respeto al monopolio de la fuerza por
parte del Estado, del ejercicio firme de la autoridad y de la
lucha contra el crimen, se enfrentó erguido, con mano
firme, voz enérgica y espíritu heroico, al chantaje
del narcotráfico.
Lemos prefirió retirar su proyecto, en vez de claudicar
ante quienes pretendían utilizar torvamente al pueblo,
para destruir la eficaz herramienta de la extradición.
El Gobierno, entonces, animó el Movimiento por la Séptima
Papeleta.
Sintonizado con el pueblo, abrió el camino hacia el proceso
constituyente directo, que culminó en el siguiente cuatrienio
con la promulgación de la Constitución que hoy nos
rige.
En la Asamblea Constituyente, la voz de verdad de Carlos Lemos
fue muro de contención para que reinara el sentido común
y el realismo político.
Muchas veces actuó como disidente en ejercicio de la autenticidad
de su pensamiento y los analistas de esa Constituyente, unánimemente,
calificaron de excelente su acción en ella.
Paz en la tumba del ilustre ex constituyente
y ex Presidente de la República, quien, como expresa la cita bíblica,
siempre procedió rectamente, dijo la verdad, actuó con
autenticidad y amó la pobreza.
Paz en la tumba y gloria a la memoria de un hombre probo y de
carácter firme.
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