INAUGURACIÓN
NUEVA SEDE DE EL ESPECTADOR
Julio
30 de 2003 (Bogotá – Cundinamarca)
Compatriotas:
Acudo esta noche a celebrar un acontecimiento
de gran importancia para la Patria: la salud financiera de El
Espectador es buena,
ha superado un difícil periodo de coma, su horizonte esta
despejado. Así tenia que ser y así tiene que ser,
para una institución que es emblemática de la democracia
de nuestra Nación.
Por supuesto, la historia de El Espectador
esta vinculada a bellos y también a muy difíciles tramos de la historia de
la Patria. Fue allá en Medellín, en plena regeneración,
en 1887, cuando don Fidel Cano lo fundó.
Ya había tenido en 1874 la revista industrial, fundada
en compañía de Camilo Botero. Dice Jorge Alberto
Naranjo, en la ‘Historia de la Literatura Antioqueña’ que
don Fidel y su periódico, dieron origen a lo que se denomina
el Quinquenio de Oro de la Literatura, 1890 – 1905.
Por esa época habían fundado la conocida tertulia ‘El
Casino Literario’ don Fidel, Carlos E, Restrepo, Carrasquilla
Rendón, Abel Farina, los Botero, Gonzalo Vidal Epifanio,
F, Gómez, Uribe Uribe tuvo correspondencia con ellos, había
fundado en Medellín en 1884, ‘El Trabajo’.
Inmensas dificultades han caracterizado
la lucha de El Espectador. Cuando nace, la vida de los periódicos era efímera,
mínima la garantía de existencia de un periódico
Liberal. A los 30 días vino el primer cierre, luego las
multas.
Hay la anécdota de la carta del ministro Arístides
Fernández, en la que impone multa de 400 pesos y termina
con la despedida: “Dios guarde a usted”. Don Fidel
responde el requerimiento y se despide “Dios me guarde de
usted”.
En 1893 lo cierran nuevamente por la publicación
del discurso del Indio Uribe, Juan de Dios, en honor de Abel
Farina.
En 1915 se vive un auge, en buena parte,
como consecuencia del ambiente de paz, el periódico se vuelve nacional, se edita
en Bogotá y Medellín. Vivió momentos terribles
de incendio y clausura.
Don Guillermo Cano, muere en esta casa, justamente por hacer de
esta tribuna una muralla a favor de la transparencia y de la derrota
del terrorismo y de la droga.
Los colombianos hemos visto en El Espectador
una pieza sin la cual la libertad de prensa queda en entredicho.
Acudo esta noche
a expresar la gratitud de la Nación entera a Valores Bavaria,
a Ricardo Santamaria, a todo el equipo directivo, al Consejo Editorial,
a los periodistas, a los columnistas, por esta bella empresa de
sacar adelante esta institución de la democracia.
Nuestra política de Seguridad Democrática tiene
unas connotaciones especiales. El Continente fue recorrido, en
algún momento, por la doctrina de la seguridad nacional,
que tras el temor al marxismo, encontró todos los expedientes
para acallar las voces disidentes.
Por otro lado, en la otra extrema, también se ha practicado
la teoría de la seguridad para apoyar, simplemente, gobiernos
y su manera de pensar. La nuestra, nuestra teoría de seguridad,
nuestro afán de practicarla es para defender la democracia,
es para defender las libertades que en Colombia han venido cayendo,
no por obra del Estado, sino por falta del Estado que ha permitido
la imposición del terrorismo.
Ninguna oportunidad mejor que esta para
leer una hoja que hace algunos meses envié a la Sociedad
Interamericana de Prensa (SIP), reafirmando nuestra voluntad
con la libertad de prensa.
“Es nuestro deber proteger de manera eficaz la libertad
y la vida de los periodistas. La Seguridad Democrática es
para defender a todos los ciudadanos como mecanismo de consolidación
del pluralismo. Este, el pluralismo, que es una institución
esencial de la democracia, necesita de la libertad de prensa.
Nuestra Patria ganó hace tiempo la batalla formal a favor
de la libertad de prensa, pero fenómenos como la criminalidad
se han constituido en obstáculos materiales al ejercicio
de esta libertad.
El asesinato, las amenazas contra los periodistas
y la impunidad, son motivos de vergüenza para nuestra democracia.
El Gobierno insiste en el empeño de proteger periodistas,
sindicalistas y maestros. En esta tarea debe trabajar el Presidente
de la República y el último de los soldados y policías.
Debemos prestar todo el apoyo a la Fiscalía y a los jueces
para superar la impunidad.
Requerimos que los ciudadanos, con sus
denuncias y cooperación,
ayuden a la Fuerza Pública a proteger a los periodistas
y a la justicia a derrotar la impunidad. El asesinato de los periodistas
es un medio para consolidar el poder de los violentos y de la corrupción.
La política de autoridad necesita sostenibilidad en el
curso de los años y ello exige que sea creíble, para
lo cual requiere ser eficaz, transparente. Esto es, respetuosa
de los derechos humanos. Y democrática, para que todos los
ciudadanos sientan en ella una garantía eficaz.
Cuando la política de autoridad necesite cooperación
de los periodistas, por ejemplo, que no divulguen a destiempo una
acción contra los violentos, el caso debe tramitarse pedagógicamente
a través del diálogo con los mismos periodistas,
pero nunca con restricciones normativas al libre ejercicio de la
profesión ni con intimidación ni con agresiones de
hecho, cualquier equivocación debe ser corregida y en tiempo
oportuno.
Para la Nación y el Gobierno, la libertad de prensa tiene
que ser un motivo de orgullo democrático, un supuesto necesario
para la confianza ciudadana y un elemento esencial de unidad del
pueblo.
Yo si creo que las buenas noticias sobre
la salud financiera sobre El Espectador son motivo de fiesta
para el periodismo de la Patria,
para nuestras libertades. Y tenemos que aplaudir esa misión ética
de la empresa privada colombiana, en este caso del grupo Bavaria,
de contribuir a sacar adelante un derecho social que se concreta
en instituciones como El Espectador.
Celebro esa confianza de la empresa privada
en la prensa colombiana. Esa confianza de la empresa privada
es la que queremos alimentar
para que invierta en este país, para que contribuya a un
más acelerado crecimiento de la economía, a la generación
de empleo.
Sin esa confianza de la empresa privada colombiana, no hay manera
de resolver ni problemas fiscales ni problemas de endeudamiento
ni problemas de empleo. Todo necesita ajustes, pero lo fundamental
es que haya confianza y que haya crecimiento.
Esta noche es una noche para celebrar confianza de la empresa
privada colombiana.
Al felicitar a El Espectador en esta nueva
etapa, déjenme
decir que es indispensable que la Patria recupere la seguridad
para que vivan tranquilos los periodistas, para que la gente en
Colombia pueda escribir lo que quiera, pueda decir lo que quiera,
para que el país viva en un debate permanente, constructivo,
agudo y fraterno. En fin, para que haya libertad, para que a los
colombianos no los maten. Esa es la esencia de la seguridad democrática.
Muchas gracias.
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