PALABRAS
DEL PRESIDENTE A SU LLEGADA A SAN JOSE DE COSTA RICA
Junio
19 de 2003 ( San José de Costa Rica – Costa Rica)
Señoras y señores:
Venimos a visitar hoy a Costa Rica, país
con el cual la Patria colombiana tiene muchas hermandades. La
hermandad es la
historia.
Nosotros admiramos que, mientras otras
naciones hermanas se sumergieron durante años en dictaduras militares y tuvieron que hacerle
frente con métodos muchas veces no transparentes a las reacciones
guerrilleras, Costa Rica se mantuvo siempre en la senda democrática.
Nosotros admiramos los esfuerzos históricos de este gran
país por temas esenciales en las democracias contemporáneas,
me refiero a dos: la universalidad en la cobertura de la seguridad
social con un gran esfuerzo de los recursos públicos y la
protección al medio ambiente para lograr una economía
sostenible.
Nos agrada mucho constatar este verde de
Costa Rica que es un ejemplo de la preocupación por el ambiente y que empieza
a recoger los frutos como quiera que ustedes son un país
que crece como receptor del turismo ecológico, que es gran
futuro del turismo.
Nos agrada mucho la laboriosidad costarricense,
la admiramos. Nos grada mucho y respetamos la vitalidad de su
democracia, la
vitalidad de su discrepancia, la posibilidad de los movimientos
contestatarios de la oposición.
Y quiero agradecer al pueblo y al Gobierno
de Costa Rica su hospitalidad permanente con mis compatriotas
colombianos. Como lo diré hoy,
en varios actos, miles de colombianos han tenido en Costa Rica
su segunda Patria, ha llegado a usarla por dos razones: atraídos
por la hospitalidad y por la identificación costarricense
o expulsados por las dificultades de Colombia.
Y el curso de los años, ha hecho
que se sientan tan bien, que muchos, en afecto, han puesto a
Costa Rica en el mismo nivel
sentimental de su primera patria colombiana.
Las inversiones colombianas han afluido
a Costa Rica y aquí han
encontrado toda la receptividad.
Y quiero agradecer el apoyo y la comprensión de Costa Rica
a los inmensos problemas colombianos. Su apoyo reciente, señor
Presidente, cuando la OEA –gracias a su voz y a la de sus
colegas centroamericanos- señaló valerosamente como
terroristas las acciones de la guerrilla colombiana contra la población
civil inocente, como la que se vio en el aleve atentado del Club
El Nogal de Bogotá.
Y quiero agradecer el apoyo de su Gobierno
recientemente en el Cuzco, cuando de manera pragmática, los países del
Grupo de Río pidieron que Naciones Unidas conmine a los
grupos violentos de Colombia a sentarse a buscar una solución
dialogada, a partir de un cese de hostilidades y que de no darse
esa solución, el Grupo de Río, Naciones Unidas y
el Gobierno de Colombia busquen alternativas.
Tuve la oportunidad, como Presidente electo,
de visitar al doctor Abel Pacheco, justamente al día siguiente a su elección.
Desde ese día ha sido muy grato para mi cultivar una gran
amistad con el mandatario costarricense, reconocer su kilates de
estadista, sereno y firme, kilates que se constituyen en un don
preciado para el buen gobierno.
Un saludo con todo el afecto a esta tierra.
Nuestro vecino en todos los momentos hasta el año 1903, vecino inmediato por
el territorio. Vino la independencia de Panamá y continuó nuestro
vecindario a través de Panamá, a través del
mar y el más importante, aquel que nunca se rompe, nuestro
vecindario por nuestras identificaciones democráticas.
Un saludo con afecto y a usted, señor
Presidente Pacheco.
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