FORO ¿QUÉ HA
PASADO CON LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN COLOMBIA?
Junio
11 de 2003 ( Bogotá – Cundinamarca)
Compatriotas:
Quiero felicitarlos por el Foro que en
buena hora han convocado y que tanto ayuda para que Colombia
repiense cómo vamos
a avanzar en el tema de la participación.
Quiero agradecer el valioso esfuerzo que
enmarca este Foro, cual es el de la presentación del libro, cuyo primer ejemplar
me acaban de entregar y que será muy útil para todos
los estamentos ciudadanos y de gobierno, a fin de evaluar qué ha
pasado desde la Constitución de 1991 a la fecha, cuando
dimos pasos muy importantes en materia de participación
ciudadana.
El debate por la elección popular de alcaldes tomó en
el país más de un siglo, cuenta la historia cómo
lo propuso el General Rafael Uribe Uribe, mucho antes de la guerra
de los Mil Días y cómo la Constitución de
1863 autorizaba a los Estados a incorporar esa figura que no tuvo
desarrollo.
El Congreso ideológico del Liberalismo de Ibagué en
1923, presidido por el General Benjamín Herrera, puso la
elección popular de alcaldes en la primera prioridad de
las reformas políticas de la época.
Se necesitó la reforma constitucional del Presidente Betancourt
para que Colombia incorporara esa figura esencial de la participación
en su ordenamiento jurídico.
Todavía se le cuestiona mucho. Cuando con Santiago Montenegro
(Director de Planeación) examinamos qué ha pasado
con las transferencias y encontramos mal uso de las transferencias
en muchas regiones de la Patria, hay quienes dicen que ese mal
uso se debe a la elección popular de alcaldes y de gobernadores.
Yo no participo de ese diagnóstico. Creo que lo que ocurre
es que los procesos de participación no se pueden quedar
a mitad de camino. Quienes y seguimos apoyando la elección
popular de alcaldes y todos estos descentralistas en lo político
y participativos, creemos que la mayor participación tiene
que expresarse más temprano que tarde en mejor calidad de
la administración y por ende, en mejor control de la administración.
El debate no debe ser un debate sobre si
seguimos o no con los mecanismos de participación sino cómo los complementamos
y cómo los mejoramos.
Hay que revisar qué ha impedido que la elección
popular de alcaldes produzca ese grado superior de calidad en la
administración que estamos esperando, lo mismo en la de
gobernadores.
El Gobierno que presido ha venido agitando
un esquema de Gobierno y unos instrumentos de participación.
Ese esquema de Gobierno lo denominamos
Gobierno Comunitario que busca una mayor participación ciudadana para tomar decisiones
de Gobierno, para ejecutar decisiones de Gobierno y para la vigilancia
de la función pública.
Todo eso está orientado a que los recursos y acciones del
Estado no se desvíen para favorecer grupos de interés
que controlen el poder político o el económico, sino
que lleguen al gran conglomerado social para construir una Nación
más equitativa.
Y esa propuesta de Estado también entra en contradicción
o busca un nuevo campo que amplíe el debate, que lo han
reducido muchísimo cuando lo han puesto apenas entre quienes
en un momento anterior defendieron la socialdemocracia y terminaron
en el burocratismo y en el clientelismo y quienes quisieron resolverle
todos los problemas al Estado por sustracción de materia,
eliminándolo totalmente y entregando la suerte de lo social
al mercado a través de la ilusión neoliberal.
Nosotros hemos querido, con esa propuesta
del Gobierno Comunitario, buscar una síntesis y buscar un camino que ayude definitivamente
a acelerar la construcción de equidad.
Y por supuesto hemos venido trabajando
una serie de temas: el tema del referendo, muy particularmente
ese artículo cuarto
que somete los presupuestos a una muy dinámica participación
ciudadana y que tanta controversia ha generado.
Hemos venido trabajando el tema de los
Consejos Comunitarios de Gobierno, que reciben críticas, algunos dicen que el Presidente
se ocupa de lo micro, olvida lo macro. Otros dicen que es entrar
el Presidente a detener la descentralización porque si intervienen
todo. Otros dicen que no resuelve problemas estructurales. Otros
dicen que le quita a los partidos su tarea de intermediación,
temas todos, bien importantes para el debate.
Estamos trabajando Siete Herramientas de
Equidad para enfrentar el tema de la exclusión social.
Mi propuesta de Seguridad Democrática, que incluye como
aspecto fundamental la participación ciudadana en la seguridad,
ha suscitado mucha controversia desde cuando por primera vez la
propuse y la defendí, como candidato a la Gobernación
de Antioquia y después en ejercicio de esa Gobernación.
El caso de Emcali y de otras empresas de
servicios públicos,
nos ha dado la oportunidad de hacer un planteamiento inductivo –que
aspiramos que se generalice-, el de hacer el tránsito del
sindicalismo reivindicacionista tradicional, a la organización
de los trabajos participativos con gran responsabilidad empresarial.
Confiamos que casos como el de Emcali, como el de Paz del Río,
finalmente le den al país luces sobre ese camino.
Y hemos venido creando en una de las herramientas
más importantes,
que es la del manejo social de los servicios públicos, dos
instrumentos de participación: uno, las mesas de trabajo
entre proveedores y usuarios, que han avanzado fundamentalmente
en la Costa Caribe y el otro, el de los fondos de capitalización
social.
En Emcali, por ejemplo, lo acordado es
que parte de la tarifa se lleve a un fondo de capitalización social del cual, por
ende, van a ser socios todos los usuarios y que ese fondo cumpla
frente a la empresa una tarea de apalancamiento financiero, de
vigilancia y de gobernabilidad comunitaria. Eso nos conduciría
a un acuerdo de desempeño entre el fondo que representa
a todos los usuarios y la empresa.
Entonces, estos son algunos de los temas
que hemos venido trabajando y no quisiera hacerle exposición magistral los mismos, sino
invitarlos a que, en unos breves minutos que podamos gastar en
esta reunión, con sus comentarios, con sus críticas,
con sus preguntas y lo que yo pueda responder, procuraré hacerlo
de la manera más contractiva, pues debatamos y deliberemos
sobre estos temas y sobre lo que pueda hacer el Gobierno para contribuir
a mejorar la participación ciudadana en la Patria.
Nosotros hoy no podemos regresar al debate
de qué prevalece,
si la democracia representativa o la participativa. La Constitución
del 91 trajo un buen equilibrio y en la sociedad contemporánea,
a medida que la gente tiene más posibilidades de participación,
pues por su puesto que los mecanismos de participación tiene
que estar a la altura, a la medida, porque no se puede educar y
después negarle a la gente que participe, no se puede tener
la revolución de las comunicaciones y después negarle
a la gente que participe.
Y tampoco se puede eliminar la representación. En América
Latina hay una gran discusión ahora sobre los partidos como
elemento esencial de la gobernabilidad democrática.
Yo exponía en Cuzco, que eso no se puede imponer como camisas
de fuerza, que si bien la democracia necesita unos referentes y
unos canales y que los partidos juegan allí una parte muy
importante, de todas maneras no son las únicas organizaciones
y que no es la ley ni la Constitución la que les puede dar
privilegios, tiene que ser su capacidad de legitimarles, de ganar
apoyo popular y que esa representación no se puede consagrar
como un monopolio para la relación entre el pueblo y el
Estado en los cánones constitucionales, que esa representación
tiene que alternarse y equilibrarse muy acertadamente con los mecanismos
de participación directa.
Muchas gracias a todos ustedes.
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