ASCENSOS
ESCUELA NAVAL DE CADETES ALMIRANTE PADILLA
Mayo
30 de 2003 ( Cartagena – Bolívar)
Compatriotas:
Nos reunimos ésta noche aquí, en esta plaza de la
Escuela Naval, que cumple 68 años y que lleva el nombre
de uno de los grandes en la fundación de la Nación:
el Almirante Padilla.
Nos reunimos en un momento en el cual la
Nación tiene puestos
sus ojos, sus esperanzas en la evolución de las diferentes
fuerzas que integran las armas institucionales de la República. ¡Nunca
antes momento de la historia registró tanta dependencia
de la esperanza de la Nación a partir del éxito de
la Fuerza Pública!
Hemos tenido esta noche el privilegio de
entregar la medalla por tiempo de servicios al señor Vicealmirante Mauricio Soto,
Comandante de la Armada y quien lleva 35 años sirviendo
bien a la Patria a través de una tarea abnegada en la Armada.
La Patria ha encontrado en él un hijo sobresaliente, un
oficial prudente, con toda la determinación, con sensibilidad
humana, con gran espíritu organizador, pulcro, un digno
representante, un gran punto de referencia, un ejemplo para todos
aquellos que quieren portar las armas de la República, ora
para cuidar los mares, ora para cuidar el territorio, ora para
cuidar los cielos.
Al señor Vicealmirante Mauricio Soto, a su señora
y a toda su familia, al entregar esta medalla, nuestra felicitación
llena de entusiasmo y nuestro reconocimiento por el servicio que
ha prestado a esta Nación, como buen patriota.
Y hemos asistido a la formalización del ascenso a Contralmirantes
de tres Capitanes de Navío. Hoy han recibido su bastón,
el símbolo como Contralmirantes, el señor –hasta
hoy Capitán de Navío- Álvaro Echandía
Durán, José Sanabria Fonseca y Gilberto Rengifo Sánchez.
Su carrera al servicio de la Armada los ha llevado hoy a que la
Nación los ascienda a Contralmirantes.
En un momento de inmensas responsabilidades,
el uno al frente de la Fuerza Naval del Pacífico, con la misión de
derrotar el narcotráfico, con la misión de derrotar
los grupos violentos que tanto daño le hacen a Colombia
en el litoral Pacífico. El otro, como jefe de Material Naval,
con una misión técnica, administradora, racionalizadora
de recursos de gran importancia para el éxito de esta tarea.
Y el otro, como jefe de Estado Mayor Naval en el momento de mayores
responsabilidades de la Armada con la Patria.
De todos ellos, la Nación demanda crecientes sacrificios,
adicionales esfuerzos y la Nación, al consagrarlos hoy como
Contralmirantes, siente profunda fe en lo que será la eficacia
de los resultados. A ellos y a sus familias, todas nuestras felicitaciones.
Han ascendido esta noche a Tenientes de
Corbeta, 41 guardiamarinas. 18 en corte Ejecutivo –con una mujer-, 23 en Infantería.
Quiero anotar que 5 alféreces de la (escuela) José María
Córdova, enana señal de la voluntad que hay de mejorar
cada día la coordinación entre nuestras diferentes
Fuerzas, se trasladaron y hoy han sido ascendidos. Es una muy buena
señal de la integración, en este caso, entre el Ejército
y la Armada, que tiene que ser la integración entre todas
nuestras Fuerzas.
Cuando entregábamos las espadas, veíamos en estos
guardiamarinas que ascienden a Tenientes, la mirada limpia de la
juventud colombiana, la marcha firme y pausada, la mano enérgica,
la esperanza de que estos jóvenes Tenientes de Corbeta van
a entregarle a la Patria la paz para la cual la Patria no quiere
dar plazos adicionales porque la requiere de inmediato.
Lucir el uniforme de la institución, ascender en su escalafón,
recibir la espada que nos legó El Libertador, sería
un honor en épocas de paz, pero es un honor aún mayor,
es una inmensa responsabilidad por el riesgo que entraña
recibirla en épocas tormentosas, cuando la Nación
demanda de ustedes que aclaren la tormenta para que regrese la
tranquilidad.
Los destaco como ejemplo para la juventud
colombiana. Aquellos muchachos campesinos, urbanos, que en algún momento se dejan
seducir por la guerrilla o por los mal llamados grupos paramilitares,
tienen que mirarlos es a ustedes, Tenientes de Corbeta. Que en
adelante vean ellos el ejemplo solamente en ustedes y que sigan
el camino del bien que ustedes han recorrido, apenas empiezan a
recorrer y para bien de Colombia, recorrerán durante décadas,
portando con pundonor las armas de la República.
Quisiera mencionar el nombre de todos ustedes,
pero sientan que los representa bien la mención del Teniente de Corbeta – Cuerpo
Ejecutivo, Diego Efraín Cortés Pineda, quien ha recibido
la medalla Francisco José de Caldas en la categoría
aplicación. Representa la juventud aplicada, la juventud
estudiosa, la juventud resuelta, la juventud transparente, la juventud
enérgica, la juventud que no le come cuento a los violentos,
la juventud que está revelada contra la violencia, revelada
contra la corrupción, la juventud que está dispuesta
a dar tranquilidad a la Nación. ¡A él y a todos
ustedes felicitaciones por la aplicación!
Y qué emocionante asistir esta noche a la circunstancia
de que por primera vez acaece, cuando una mujer es Brigadier Mayor
del Batallón de Cadetes, Edeline Paola Cordero Pardo. ¡Nuestras
felicitaciones desde el alma, desde el corazón!
Representa ella, las virtudes de la mujer
colombiana, la abnegación
de la mujer colombiana, su sentido de Patria en todos los momentos
de la vida nacional, su determinación para la lucha, la
manera serena y tranquila de enfrentar el sacrificio, la disposición
para dar todo de si, en función de la Patria y de la familia.
Felicito a las mujeres colombianas por
esta circunstancia que enaltece a la Nación y ofrezco disculpas porque la señora
Ministra (de Defensa, Marta Lucía Ramírez) tenía
toda la voluntad de acompañarnos esta tarde, comparte con
nosotros la emoción de ver cómo una mujer colombiana
asume esta responsabilidad, pero circunstancias de última
hora le impidieron acompañarnos.
Ustedes los graduandos, ustedes los ascendidos, ustedes los que
integran este cuerpo de la Armada de Colombia, tienen grandes responsabilidades.
El país ha recibido en los últimos días noticias
que estimulan pero que no nos pueden resignar. Ha caído
un poco el desempleo, apenas es un poco, hay que trabajar mucho
por generar empleo, por derrotar la miseria, por construir la equidad.
Eso depende, en muy buena parte, de la seguridad. Su tarea, distinguidos
tenientes, oficiales, suboficiales, guardiamarinas-, el éxito
de su tarea es causa determinante para la generación del
empleo en Colombia.
Hemos recibido una noticia que acompaña a trabajar: el
crecimiento de la economía, por primera vez, se reanima.
No es suficiente. Ahora nos corresponde seguir ajustando las políticas
para estabilizarlo hacia arriba, para que la Nación no vea
en él la flor de un día sino una tendencia sostenida
de robustecimiento en el crecimiento. Eso depende, como nunca antes,
de la seguridad, del éxito de su tarea, de la tarea de ustedes
oficiales, suboficiales, guardiamarinas de la Armada de la Patria.
La Patria ha tomado una determinación, nosotros no hablamos
de conflicto, aquí no hay conflicto, aquí hay el
desafío de 20 mil terroristas, contra 43 millones de ciudadanos.
La Patria ha tomado una determinación: no administrar este
desafío, no mantenerlo como algunos –equivocadamente-
lo han señalado como una guerra prolongada de baja intensidad,
con recurrentes acciones terroristas. ¡La determinación
de la Patria es resolver de una vez por todas, este desafío,
derrotar el terrorismo y derrotar a los violentos!
Tenemos una gran responsabilidad, ustedes
están en la primera
línea, no vamos a administrar este problema, el imperativo
de la hora es resolverlo definitivamente.
No vamos a permitir que sigan hablando
de actores de conflicto para asimilar nuestra Fuerza Pública con los terroristas.
Nuestra Fuerza Pública es respetable, lo ha sido y lo será.
Nuestra Fuerza Pública ha sido respetuosa de la Constitución,
siempre ha acatado los resultados de la democracia, abierta, no
ha manejado gastos de reserva –como ha ocurrido en países
del vecindario, donde las cifras han sido cuantiosas-. Nuestra
Fuerza Pública ha sido receptiva a la crítica, humilde
ante el error, ha tenido siempre la disposición de rectificar.
Nuestra Fuerza Pública enaltece a Colombia.
Bien, hoy los colombianos no aplauden,
ovacionan a la Fuerza Pública.
Hoy el ciudadano inerme, recuerda aquella frase de El Libertador: ‘la
energía de la Fuerza Pública es la salvaguardia del
débil”. Hoy, campesinos y sectores urbanos, todos,
reclaman presencia de la Fuerza Pública para evitar los
vacíos que llenan los violentos.
Pues bien, cuando de un lado hay una Fuerza
Pública respetable,
abnegada, que ha aportado tanto sacrificio y de otro lado hay una
guarida de terroristas, no se pueden equiparar, que no se hable
más de actores del conflicto.
Nuestra Fuerza Pública es la expresión institucional
de un Estado de Derecho, de un Estado que se conduce por la observancia
a la Constitución y a la Ley. Nuestra Fuerza Pública
porta las armas de la República para defender a nuestros
ciudadanos, no la porta como los terroristas para enriquecerse
con el narcotráfico y para inundar al país de muerte,
de desolación y de miseria.
Que no se hable más de actores de conflicto, hay que hacer
respetar nuestra Fuerza Pública. Nuestra Fuerza Pública
está para defendernos a todos nosotros del desafío
de 20 mil terroristas.
Y eso tiene que obrar para el presente
y para el futuro porque este problema va a terminar, nosotros –al despuntar del sol
de cada madrugada- amanecemos con más determinación.
Confieso a ustedes, que cuando me recojo
en la noche para conciliar el sueño y de pronto he recibido malas noticias, el General
Mora (Jorge Enrique, comandante de las Fuerzas Militares), del
Almirante Soto (Comandante de la Armada Nacional) o de alguien
diferente de los Altos Mandos, digo, en medio de la tristeza: bueno,
Dios mío, por lo menos permítenos amanecer mañana,
despertar muy temprano, sentir toda la energía del alma
para fortalecer más el acero de nuestras convicciones y
continuar esta lucha para derrotar a los terroristas.
Hoy, yo se que nos faltan muchas cosas,
nos faltan más
hombres, nos faltan más armas, nos falta más presupuesto,
pero nos sobra a todos, determinación. Con voluntad política
vamos a suplir las deficiencias de la economía y las deficiencias
de la logística.
Y eso nos va a conducir a que le resolvamos
ese problema a Colombia, rápidamente. Y entonces hay que prepararnos para que en
el final de la solución de este problema, también
se respete a nuestra Fuerza Pública. Eso tiene muy profundas
implicaciones y hacia allá estamos mirando.
Esta política de Seguridad Democrática es para defender
a todos los colombianos –eso la enaltece ante el mundo- para
defender al empresario y al sindicalista, para defender al rico
y al pobre, para defender al periodista, para defender al luchar
de derechos humanos, para defender al luchador de derechos humanos,
para defender al integrante de Ong’s así sean críticas
del Gobierno, para defender a los políticos que comparten
las ideas del Gobierno y a los políticos que rechazan las
ideas del Gobierno. Eso hace esta política respetable ante
el mundo entero.
Esta política va de la mano de los derechos humanos. Esta
mañana, en la Escuela José María Córdova,
recordaba cómo en algunas naciones vecinas se derrotó al
terrorismo en su época con guerra sucia, nosotros no.
Nosotros vamos a derrotar al terrorismo
de la mano de la Constitución
y de la Ley, observando los derechos humanos, para que se enaltezca
más nuestra Fuerza Pública, para que no queden cicatrices,
para que los colombianos se reconcilien todos, alrededor de la
Constitución y de su Fuerza Pública, independientemente
de que haya discrepancias sobre modelos económicos, sobre
ideas políticas y eso, lo tienen que reconocer el mundo
entero que empieza a apoyarnos masivamente.
Y esta política también tiene que ser una política
muy realista, de sentido común, de sobriedad en el triunfo,
de magnanimidad en el triunfo.
Componente muy importante de esta política es la determinación
de derrotar a los terroristas y la determinación de albergar
generosamente a quienes desistan de sus acciones criminales.
Desde agosto del año pasado a la fecha, alrededor de 1.600
colombianos vinculados a grupos violentos se han desmovilizado.
Nuestro compromiso es acogerlos, dar a ellos todas las oportunidades,
cuidarlos a ellos y a sus familias, dar beneficios jurídicos
mostrarles e impulsarlos por un camino constructivo de la vida,
para estimular más y más desmovilizaciones.
Por eso he propuesto recientemente que
para no obstaculizar el proceso de desmovilizaciones, aprobemos
una legislación
que nos permita resolver el conflicto o el impedimento de dar beneficios
jurídicos a aquellos que están incursos en crímenes
atroces.
¿Para qué casos?: para el caso del desmovilizado,
para el caso del proceso de paz, no para intercambios de guerrilleros
por colombianos secuestrados, no para que haya impunidad. Casi
todos los días concedemos amnistías e indultos a
los desmovilizados, pero no podemos hacerlo cuando el desmovilizado
está incurso en un delito mayor. La Constitución
lo prohíbe, los tratados internacionales lo impiden, entonces ¿qué queremos?, ¿qué necesitamos?:
contar con un instrumento jurídico que nos permita, sin
dar indulto, sin dar amnistía, otorgar un beneficio jurídico,
una excarcelación condicionada a quienes se desmovilicen,
a quienes logren acuerdos de paz con el Gobierno. Sin impunidad,
buscando penas alternativas que resarzan a la sociedad, que se
comprometan con unos trabajos para beneficio de la sociedad, que
promuevan la paz, que den la cara permanentemente a las autoridades
de la República para que éstas puedan certificar
que los beneficiarios de esos instrumentos se están comportando
debidamente.
La figura la hemos tomado del caso inglés, allí la
señora Tacher (Margaret) en su Gobierno, golpeó severamente
el terrorismo y eso permitió que los sectores políticos
del IRA se impusieran sobre los terroristas y facilitó una
negociación y cuando firmaron el acuerdo del ‘Viernes
Santo’ de 1998, a medida que el grupo violento cumplía
con el cese de hostilidades, el Gobierno excarcelaba, bajo condiciones,
a integrantes de esos grupos.
Lo que se llamó allí: liberaciones tempranas, con
la condición de que si los beneficiarios de esa liberación
apoyan alguna organización o participan en sus acciones,
inmediatamente pierden los beneficios, que tienen que estar permanentemente
vigilados por las autoridades competentes, que de ellos tiene que
saberse el sitio de ubicación, que los fiscales, los jueces,
la Fuerza Pública, deben definir dónde deben ubicarse
estas personas para gozar de ese beneficio.
El debate que suscita el tema es comprensible,
pero es una necesidad. Aspiro que los colombianos, de manera
creativa, nos ayuden a construir
la figura y que a partir del 20 de julio, cuando se presente el
proyecto al Congreso, el debate de los congresistas nos conduzca
a tener un instrumento útil para la Patria.
Miren, es muy afortunado que la Fuerza
Pública pueda decir
hoy que gracias a su presión constate sobre los violentos,
se ha disminuido el número de homicidios en más de
un 22 por ciento, se ha disminuido el número de secuestros
en más de un 33 por ciento, se ha aumentado el tráfico
de las carreteras –en muchas partes- en un 65 por ciento,
se ha reactivado –sin antecedentes- el turismo, ha empezado
a haber crecimiento económico, disminución del desempleo
y del subempleo.
Y es muy afortunado que la Fuerza Pública pueda decir hoy
que gracias a su presión, a su eficacia, se han desmovilizado
alrededor de 1.600 personas de los grupos violentos.
La desmovilización es un instrumento esencial para desintegrar
el terrorismo. La norma jurídica que estamos proponiendo
es para fertilizar la desmovilización, acelerarla y avanzar
hacia la derrota del terrorismo.
Como lo he repetido en estos días: es un paso necesario
en nuestra política de decirle a los terroristas que hagan
una reflexión, que se dividan, que digan con franqueza quienes
quieren seguir eternamente de matones profesionales y quienes van
a rescatar algo de pudor político, de ideas políticas,
de patriotismo y se van a someter en un proceso de desmovilización,
a las leyes de la Nación y se van a acoger al llamado fraterno
de sus compatriotas.
Algunos me dicen: ‘no intente eso que el terrorismo es indestructible’. ¡Qué equivocados
están!, por eso, por pensar que la Farc es inderrotable,
es que no han permitido que Colombia desate una política
de seguridad como la que estamos desatando, porque nosotros pensamos
lo contrario. Nosotros pensamos que la Farc y todos los terroristas
son derrotables y son dividibles y que lo único que no es
derrotable es el Estado de Derecho y que lo único que no
es dividible es la unidad nacional para recuperar la Seguridad
Democrática.
¡Eliminamos el mito de los terroristas invencibles, nuestra
Fuerza Pública está acreditando que son vencibles
y los vamos a derrotar!
La desmovilización generosa, el tratamiento fraterno a
quienes se desmovilicen es de gran importancia. El país
celebró un proceso de paz con una corriente del ELN que
desmovilizó 600 hombres. Pues bien, en 10 meses, en este
Gobierno se han desmovilizado 1.600. Ese es un gran proceso de
paz pero sin claudicar la autoridad. Ese es un proceso de paz que
surge del ejercicio de la autoridad, que es el que queremos en
Colombia.
Por eso vamos a llamar a todos los colombianos
que están
engañados por matones profesionales, a que abandonen esos
grupos violentos.
Y hay simplemente pocas opciones: o esos grupos se desintegran
o sus integrantes los abandonan y se acogen al Estado Colombiano
o los derrotamos a todos.
Esta noche le preguntaba al señor Almirante Barrera –a
quien tanta gratitud debo por su abnegación-: ¿cuántos
terroristas le quedan en los Montes de María y en el área
aledaña? Me decía: ‘todavía 700’.
Pues bien, desde Cartagena llamo a la Fuerza Pública para
que en meses, de los 700 no quede uno solo en los Montes de María
ni en el área adyacente.
Los invitamos a ellos a que se desmovilicen,
de lo contrario, la Armada de Colombia, la Policía de Colombia, la Fuerza
Aérea y un Ejército listo para apoyar, habrán
de derrotarlos porque hay que devolverle plenamente a esa región
la paz. Yo la visito con alguna frecuencia, con el señor
Gobernador de Bolívar y encontramos tanta pobreza, tanto
faltante en servicios públicos, pero ¿qué han
conseguido con la violencia?
Allí llevan ya varios lustros de violencia y en lugar de
haber mejorado, la situación ha empeorado. Hoy hay más
desempleo que cuando empezó la violencia, hoy es más
difícil la situación de los servicios públicos
que cuando empezó la violencia. ¡Nada han conseguido,
lo único que han conseguido es más pobreza, más
miseria, más desempleo, más falta de servicios públicos,
más carencias! ¡Tenemos que derrotar esos grupos violentos!
Esta ciudad, Patrimonio de la Humanidad,
debería ser un
centro diario de receptor de turismo masivo, no solamente del interior
del país sino del mundo. Una ciudad privilegiada por su
historia, por su arquitectura, privilegiada por la hospitalidad
de sus moradores, por su situación geográfica en
el corazón del Caribe, no puede estar condenada a tener
una utilización turística tan baja.
Ha mejorado la afluencia de turismo interno y vamos a hacer todos
los esfuerzos en las semanas que vienen para que el control de
las carreteras mejore y mejore y los colombianos se puedan volcar
a Cartagena.
Pero falta mucho en turismo externo, vendrá el turismo
de afuera si nosotros demostramos nuestra capacidad de derrotar
a los terroristas. Vendrán de manera permanente los buques
del Atlántico, del Caribe, si Cartagena demuestra que es
una ciudad segura. Vendrán los charters internacionales
al aeropuerto. Confianza, turismo, empleo, ingresos, erradicación
de la miseria. Ningún otro escenario más indicado
para llamar a la Fuerza Pública, invitarla a que cada vez
interiorice más este compromiso. De su éxito depende
la suerte de los pobres de Colombia que demandan seguridad y confianza
para que haya más y más empleo.
Quiero felicitar a las familias de todos
los graduandos. Como padre de familia, extiendo mi abrazo a los
papás y a las
mamás de estos Tenientes. Han entregado bellamente lo mejor
de si, un hijo, el amor más grande, el de los hijos, al
servicio de la Patria. Nos dan un ejemplo a todos nosotros.
Estos muchachos, hijos suyos, apreciados
padres de familia, se convierten en la gran esperanza para tener
una Colombia más
justa, más libre, que viva en paz, reconciliada con el ambiente,
una Colombia equitativa, una Colombia solidaria.
Esta noche aplaudimos a quienes recibieron
los ascensos, aplaudimos a los graduandos y déjenme terminar esta intervención
pidiendo un gran aplauso para los papás y para las mamás
de los jóvenes que están en las escuelas de las diferentes
Fuerzas de la Patria.
Muchas gracias. |