ASAMBLEA
ANUAL DE CONFECÁRAMAS
Mayo
18 de 2003 ( San Andrés – San Andrés y Providencia)
Compatriotas:
Quiero saludarlos a ustedes muy afectuosamente,
rendir un homenaje a las Cámaras de Comercio de Colombia, a lo que representan.
En momentos difíciles de la Patria, ustedes han reunido
el vigor, el civismo, ustedes han asimilado las dificultades y
han devuelto el optimismo.
En un Estado pobre, ustedes expresan un
país vigoroso.
Los colombianos sentimos respeto y afecto por nuestras cámaras
de comercio. Cada que renegamos del burocratismo y necesitamos
que se cumpla una tarea cívica, de inmediato pensamos en
asignarla a las cámaras de comercio. Cada vez que necesitamos
que alguien vigile, para luchar contra la corrupción, de
inmediato pensamos en las cámaras de comercio.
A todos ustedes, compatriotas que representan
las cámaras
de comercio de la totalidad de la Patria, nuestra gratitud.
Un día, aparece la necesidad de instalar unas mesas para
limar asperezas entre usuarios del servicio de energía y
la empresa proveedora en la Costa Atlántica y dice la cámara
de comercio de Santa Marta: ¡presente!
Al otro día, hay que buscar un fondo de capitalización
social para que todos los usuarios participen y reformar profundamente
a Emcali y dice la cámara de comercio de Cali: ¡presente!
Al todo día, hay que hacer un gran esfuerzo para ponerle
nuevas talanqueras al terrorismo, a fin de que no afecte a la Capital
de la República y dice la cámara de comercio de Bogotá: ¡presente!
Y así sucede en toda la Patria. Todos nosotros, sus compatriotas,
directores de la cámara de comercio, tenemos mucha gratitud
con ustedes. Los presento hoy a ustedes, ante el país entero,
como la gran expresión del civismo que necesitamos los colombianos.
Quiero agradecer y saludar las palabras
de la señora Gobernadora.
En medio de tantas dificultades, de nuestras estrecheces fiscales,
ahí vamos por un caminito a ver cómo le respondemos
al Archipiélago, a esta gran ilusión de la Patria.
No es para conformarnos, no es para resignarnos,
pero el turismo hacia San Andrés ha crecido este año un 10 por ciento
y nos vamos a comprometer, todos, a fortalecerlo, a convertirlo
en el motor que definitivamente le de el empujón de bienestar
que necesitan los pobladores de esta bella porción de la
Patria. Reiteramos nuestro compromiso con usted, señora
Gobernadora.
Quiero agradecer las magníficas, emotivas y patrióticas
palabras del doctor Eugenio Marulanda, he tenido la fortuna de
conocerlo muy de cerca a lo largo de mi vida pública y en
presencia de ustedes, quiero destacarlo como un colombiano ejemplar.
Una vida joven pero intensamente dedicada a servir bien y honestamente
a la Patria.
Su intervención, su patriotismo, los temas que tocó,
casi permitirían que yo los firmara como Presidente de la
República y que les dijera a ustedes que no necesito decir
nada diferente a lo que dijo el doctor Eugenio Marulanda.
Y quiero agradecer a ustedes su generosidad
con la señora
Ministra (de Defensa, Marta Lucía Ramírez), con nuestros
comandantes y sumarme a ustedes –también- para expresar
a ellos nuestra gratitud.
La mujer colombiana es trabajadora. La
mujer colombiana irrumpió en
la universidad mucho antes de que lo hicieran en otros países
más desarrollados. La mujer colombiana consiguió a
codazos sus derechos políticos, mucho antes de que los reconocieran
en lugares de países más desarrollados.
La mujer colombiana es ejemplo de transparencia
en el manejo de los recursos públicos, es ejemplo de eficiencia. La mujer
colombiana es ejemplo de madre y de esposa. La mujer colombiana
es una expresión de sufrimiento.
Cuando encuentro mujeres que han aportado
sus esposos y sus hijos y sus hermanos y sus seres queridos,
como víctimas de esta
violencia, veo en ellas gran valor civil, una infinita dimensión
espiritual. Veo en ellas una gran esperanza para la Patria.
La señora Ministra encarna las virtudes de la mujer colombiana.
No creo que haya una Fuerza Pública más abnegada
y más valorada en el mundo que la nuestra. No tienen ellos
los aviones que vimos en televisión, ahora, en la guerra
de Irak ni los misiles de largo alcanza y de exacta precisión
para dar con los blancos adversarios. No tienen al adversario reducido
a un desierto, donde relativamente se le llega fácil. Trabajan
todavía con instrumentos muy arcaicos, en una Patria que
tiene 600 mil kilómetros de selva, de enormes dificultades.
Enfrentan unos terroristas ricos y esa combinación sí que
es peligrosa, esa combinación de la capacidad criminal y
la plata, esa es una mezcla maldita.
Pero, ¿saben que tiene nuestra Fuerza Pública?:
coraje, abnegación, patriotismo. ¡Cómo se sacrifica!
Cómo sufrió el pueblo inglés porque en esta
guerra de Irak tuvieron en su Ejército, unas bajas. Cómo
sufre el pueblo norteamericano por unas bajas. ¿Ustedes
han comparado las cifras?, ¿cuántos son nuestros
soldados y nuestros policías los que mueren todos los días,
los que han muerto asesinados?
Por eso, siento una gran emoción cuando veo a mis compatriotas
apoyando a su Fuerza Pública, que es un despertar para reconocer
abiertamente a nuestra Fuerza Pública sus desvelos, sus
sacrificios.
Y se que nuestra Fuerza Pública, con su valor, con su disposición
a mejorar, con su orgullo para saber que ese uniforme que porta
y que esas armas de la República que están en sus
manos, que son el legado legítimo de los Padres de la Patria,
son la defensa de la Constitución, de los derechos ciudadanos,
son la esperanza de la tranquilidad de Colombia, tengo la certeza
de que esa Fuerza Pública –todos los días-
va a hacer crecientes esfuerzos para devolverle a esta Patria la
paz plena.
Con nuestro apoyo, el General Mora (Jorge
Enrique, comandante de las Fuerzas Militares), el General Ospina
(Carlos Alberto, comandante
del Ejército), el Almirante Soto (Mauricio, comandante de
la Armada Nacional), el General Velasco (Héctor Fabio, comandante
de la Fuerza Aérea), el General Teodoro Ocampo (Director
de la Policía Nacional) y detrás de ellos, hasta
el más humilde y el más joven de los soldados, de
los infantes, de los policías de la Patria, van a derrotar
el bandolerismo, van a mejorar todos los días.
Anoche le decía, con emoción, al General Ospina,
que ojalá diariamente pueda hacer un operativo como el que
hizo en el Vichada la semana anterior, para que le devolvamos la
paz a Colombia mucho más rápido de lo que piensan
los terroristas.
Ahí hay un sector que cree que los terroristas son invencibles, ¡hay
que vencerlos! Ese era el cuento, de que eran invencibles. Lo único
invencible es un Estado democrático transparente y una sociedad
resulta a poyarlo.
Hay que respetar los símbolos patrios, los valores de la
Patria y desafiar el poder de los terroristas, ¡sin duda
alguna!
Que nos llamen a nosotros a respetar la
bandera de Colombia, a respetar a los trabajadores y a los empresarios,
a respetar a sus
profesores y a periodistas, eso está bien. Ganemos respeto
por las gentes colombianas que trabajan honradamente y perdámosle
el respeto, el temor y la reverencia a los terroristas, a los quienes
tenemos que derrotar, es mi invitación a los colombianos
hoy, en Confecámaras.
Esta política es tan resuelta a
derrotarlos, como generosa para acoger a los que rectifiquen.
De agosto a la fecha se han desmovilizado,
aproximadamente, 1.600, ayer se desmovilizaron 7. Los estamos
acogiendo generosamente,
todo el que se desmovilice será acogido fraternamente por
el Estado colombiano.
Le vamos a dar una prueba al mundo, que
es tan fuerte nuestra decisión de derrotarlos, como infinita
nuestra generosidad para acoger a los que rectifiquen.
Quiero anunciar hoy, en San Andrés, en presencia de ustedes,
que vamos a dar otro paso para estimular la desmovilización.
Hay un problema, cuál es el que se presenta cuando alguien,
responsable de lo que se llama un crimen atroz, quiere desmovilizarse
o quiere hacer un proceso de paz.
¿Por qué?: porque la Constitución colombiana,
los tratados internacionales, no le permiten al Gobierno darle
amnistía o indulto a los responsables de crímenes
atroces.
¿Qué vamos a hacer?: el 20 de julio –Dios
mediante- presentaremos al Congreso un proyecto de ley que nos
permita darle libertad condicional, sin impunidad, sin amnistía,
pero libertad condicional sí, a los responsables de delitos
atroces que se desmovilicen o que entren en procesos de paz.
Quiero ser muy claro: ese beneficio de
libertad condicional es para estimular la desmovilización, es para estimular los
acuerdos de paz, pero no lo aplicaremos ni lo propondremos para
intercambios de guerrilleros por colombianos secuestrados. He querido
expresar esto, con toda claridad, en el marco de Confecámaras,
en San Andrés.
El ministro Fernando Londoño (del Interior y de Justicia)
está explorando ya, si la ley nos permite aplicar esa libertad
condicional, aún antes de la nueva reforma que empezará a
tramitarse el 20 de julio por el Congreso de Colombia porque lo
que queremos es estimular la desmovilización, estimular
procesos de paz con los que quieran hacer la paz.
Y también estamos tramitando con gobiernos amigos, la posibilidad
de que aquellos que se desmovilicen y tengan riesgos para sus familias
o para ellos mismos, sean protegidos en países amigos con
el consentimiento del Estado colombiano.
Es la hora de que la Farc se divida entre
aquellos que quieren seguir eternamente como matones profesionales,
a quienes vamos
a derrotar, y los que sientan que les queda un poquito de vergüenza
política, a quienes queremos acoger.
Así como el pueblo colombiano le ha perdido el temor reverencial
a los terroristas, invito a los sectores políticos de la
guerrilla, a que se liberen y le pierdan el temor reverencial a
los terroristas que a ellos los han sometido.
Sería muy bueno en este momento para Colombia, que la Farc
se divida, que haya valor civil allí y que ellos tengan
la honestidad de decir quiénes continúan como matones
profesionales y quiénes están dispuestos a hacer
valer alguna idea política que les permanezca y entrar en
un proceso de paz o en un proceso de desmovilización. Desde
San Andrés formulo esta invitación.
Hoy el DANE (Departamento Nacional de Estadísticas) nos
da cuenta de que la economía viene creciendo al 3.8 (por
ciento), sería más si no fuera por el descenso del
narcotráfico –el narcotráfico hay que acabarlo-
pero también dice el DANE que, sin narcotráfico,
la economía creciendo al 4.2 (por ciento). Cuando se tiene
en cuenta el descenso del narcotráfico –que lo celebramos
porque hay que derrotarlo- pues eso reduce el crecimiento del 4.2
al 3.8 (por ciento)
Es una buena noticia, nos anima, pero no nos resigna. Todos tenemos
que seguir trabajando para que Colombia llegue a tasas de crecimiento
sostenidas entre el 5, el 8, el 9 por ciento.
El Gobierno tiene que hacer todo su esfuerzo,
el empresariado también, el Congreso, el Banco de la República.
Invito a los colombianos a que veamos en
este crecimiento parcial del 3.8 (por ciento), un motivo para
entusiasmarnos que no para
conformarnos, a ver cómo sacamos la Patria adelante.
Al entrar en este recinto e intercambiar
palabras con algunos de ustedes, encontraba voces, todas optimistas,
unas de departamentos
en que hemos obtenido mejores resultado, otra de departamentos
donde vamos todavía muy atrasados, esa es la realidad.
Pero tengan fe, todos, que vamos a hacer los esfuerzos que se
requieran a fin de recuperar la paz en todo el territorio.
Muchas gracias a todos. |