CONDECORACION
GRAN CRUZ A GLENDON PERRY NIMNICHT
Mayo
15 de 2003 ( Bogotá – Cundinamarca)
Compatriotas
Imponerle la orden nacional al mérito es un acto que honra
a quien dirige los destinos de la nación colombiana.
¿Es usted un nacional colombiano? Si, lo es en el mejor
sentido de la palabra, usted ama a los pobres y olvidados de Colombia,
usted conoce palmo a palmo sus regiones más apartadas y
en ellas, usted acompañado por Martha Arango, su esposa,
se ha entregado en dedicación a la salud y a la educación
de los más vulnerables de los vulnerables, los niños.
Me emociona saber que usted, cuando se
presentó ante sus
otros compatriotas, los por nacimiento, a recibir el premio Kellog´s – Mundo
de los Niños, les dijo con orgullo, ‘soy un hombre
de la provincia colombiana’.
Gracias Doctor Glendon, se lo dice alguien
que también
quiere definirse así como representarte de esa Colombia
de la profunda, a la que su esfuerzo y el esfuerzo que podamos
aportar todos nosotros, unido al de millones de colombianos, podrá contribuir
a que salga de la postración, del abandono, de la humillación
que produce la miseria.
Muchos colombianos, incluso actuando de
buena fe en otras épocas,
se han alzado contra el Estado alegando la defensa de la sociedad,
han derramado sangre, destruido escuelas, martirizado campesinos,
dividido familias y empobrecido más a los pobres, intentando
destruir un Estado democrático, han oprimido a la sociedad.
En estos días vivimos el duro luto de la pérdida
del Gobernador de esta tierra, de aquel ex Ministro a quien tanto
queremos, de suboficiales de nuestra Fuerza Pública.
Usted en cambio, si que está alzado contra la miseria,
contra el abandono, contra la ignorancia, combate esos lastres
desde el Instituto Internacional de Educación y Desarrollo
Humano. En el Instituto reina la alegría de leer y de conocer
la técnica, allí los jóvenes amplían
el horizonte con sus cartillas bellas e ingeniosas, con su ejemplo
y el de los docentes e instructores.
Pongo como ejemplo y paradigma para todos
quienes quieren estudiar la realidad de Colombia, el ejemplo
de su vida y de sus ideas.
En su obra no hay palabrería, discurso vano, sino acción
y realidades.
Lo humanitario se concreta en su espíritu y en la misión
que se trazó: ver la sonrisa alegra de un niño, que
supera la peor de las epidemias que puede sufrir el pueblo, la
ignorancia.
La palabra social la define usted como
solidaridad, como trabajo filantrópico que adiestra a los alumnos para ejercer el
oficio que los realizará en la vida.
La palabra paz, para usted es rescatar
la soberanía con
hechos, es impartir una educación que no transplante conocimientos
inútiles, sino que los cree desde abajo, para que las comunidades
puedan vivir mejor.
Me uno a la felicitación por el reconocimiento mundial
que se ha hecho a su obra, ese premio que algunos llaman acertadamente
el ‘Nóbel en niñez’, ayuda a despertar
la conciencia universal para que se vuelque la solidaridad hacia
lo positivo.
El programa ‘Colombianos apoyando colombianos’, al
cual acaba de invitarnos usted con tanta convicción y que
emprenden en este oportuno de la Patria, al cual le dedicará el
monto de su premio, es una guía de acción para todos
nuestros compatriotas, que seamos los mismos colombianos quienes
asumamos la labor de apoyo a los niños del país que
viven en condiciones críticas.
Por eso la lucha frontal contra la politiquería y el clientelismo,
por eso el ahorro en el gasto público, para eso la concentración
permanente en la tarea de que se reprima con energía a los
corruptos. Con el dinero del pueblo podremos apoyar, multiplicar,
dinamizar el ejemplo que usted nos ha dado con la obra del CINDE.
Muchas gracias por todo lo que hace en
bien de Colombia, reciba esta condecoración como una señal de un pueblo que
lo quiere, de unas instituciones que lo admiran, de un Gobierno
que sabe que sin sus esfuerzos las esperanzas serían menores.
Muchas gracias por todo el esfuerzo para
esta Patria. Que la Providencia nos lo mantenga, porque lo necesitamos,
lo necesitan los niños
de Colombia por muchos, muchos años. |