ANIVERSARIO
96 DE LA ESCUELA DE CADETES
JOSÉ MARÍA CÓRDOVA
Mayo
30 de 2003 ( Bogotá - Cundinamarca)
Compatriotas:
Asistimos hoy en este aniversario 96 de
la Escuela Militar de Cadetes, José María Córdova, para graduar
un curso que lleva el nombre del doctor Gilberto Echeverri Mejía.
Gilberto Echeverri Mejía, compatriota sobresaliente. Dedicó todos
los años de su existencia a servir bien a Colombia, ejemplo
de los mejores valores nacionales, de honradez, ejemplo de dedicación
al trabajo, ejemplo de civismo, ejemplo como integrante de familia,
ejemplo como amigo, ejemplo como servidor público.
Su muerte priva a Colombia de uno de sus
mejores hijos, pero, lo tenemos en el cielo para que ayude a
iluminar a Colombia, para
que interceda a la Providencia a fin de que nos permita acertar.
Debemos recordar permanentemente su nombre, su estilo de vida,
los valores que practicó, para que sea un punto de referencia
del comportamiento de las nuevas generaciones. Trabajó infatigablemente
por la paz, pero también fue engañado por los violentos.
Da la casualidad, que durante años buscó el diálogo
con quienes finalmente fueron sus verdugos. Fue secuestrado cuando
acompañaba al gobernador de Antioquia en una marcha pacífica
por la paz. El grupo de las Farc que lo secuestró estaba
comandando por un individuo con quien el Gobernador y el doctor
Gilberto Echeverri habían buscado reiteradamente el diálogo
en favor de la paz.
Ese secuestro fue una sucesión de días de sufrimiento
para los secuestrados y para sus familias. Narran los sobrevivientes,
que el doctor Gilberto y el Gobernador trataron de hablar con los
verdugos secuestradores, les expresaron que ellos eran amigos del
diálogo y la paz. La respuesta que les dio el verdugo fue:
que ellos no eran amigos, que ellos eran sus enemigos de clase.
A lo largo del cautiverio, la bondad, el
optimismo de Gilberto Echeverri para buscar la paz fue respondido
por el odio de quienes
finalmente fueron sus verdugos. Lo asesinaron en nombre del odio,
lo asesinaron con unas prácticas de violación de
derechos humaos que muestran la crueldad en toda su dimensión.
Sus verdugos son los que quieren la toma del poder por la vía
violenta, pero justamente hoy se gradúan 235 cadetes y ascienden
a Subtenientes en un curso que se llama ‘Gilberto Echeverri
Mejía’ y que ese nombre servirá para guiar
la vida de estos jóvenes que son esperanza de la Patria.
Vengo en compañía del señor Vicepresidente,
de la señora Ministra y de los Altos Mandos a saludar estos
235 nuevos subtenientes de la Patria, a sus familias, a expresar
a ellos toda la gratitud. ¡Cómo entusiasma! ¡Cómo
regresa la fe en la Patria! ¡Cómo se incrementa el ánimo
en Colombia estrechar la mano firme de estos subtenientes, al ubicar
su mirada altiva, al escuchar su voz firme y sin temblores, al
examinar, al constatar, su determinación de servir bien,
de servir permanentemente a la Patria!
Hoy exalto a Gilberto Echeverri como un ejemplo para los colombianos
y exalto a estos 235 subtenientes de la Patria como un ejemplo
para todas las generaciones de colombianos.
Estos 235 subtenientes no están en la vida plácida
de las discotecas, del desentendimiento por lo público,
de la falta de vocación para correr riesgos a fin de evitar
riesgos a la Nación, todo lo contrario han tomado la decisión
de la carrera más riesgosa, más necesaria de la cual
hoy depende fundamentalmente el bienestar de la Patria. A estos
subtenientes, a sus familias nuestro aplauso, nuestra gratitud.
Quiero referirme a todos cuando menciono
el nombre de Harry Valdez quien ha recibió la medalla del héroe Francisco José de
Caldas por ocupar el primer puesto, de Jamil Lisandro Acero, segundo
puesto, de Jaime Raúl Martínez, tercer puesto. Ellos
representan está promoción, ellos representan todo
lo que tiene que ser el liderazgo militar, el Código de
Honor. Ellos no solamente con su juramento, sino con su conducta
han asumido y cumplido el compromiso solemne de profesar lealtad
y fidelidad a Colombia y al Ejército en defensa de la República,
la libertad y de la democracia.
Ellos son la encarnación de 10 puntos fundamentales del
honor militar, de la observancia de la disciplina en todo lugar
y circunstancia, de cuidar todos los actos a fin de que el Ejército
nunca tenga que avergonzarse de uno solo de los actos de estos
subtenientes. Estos subtenientes se han comprometido a ser justos
en sus decisiones. Firmes y prudentes en el uso de la fuerza. A
cultivar la honradez y sobriedad. A ser vigilantes, trabajadores
constantes para cumplir bien todos los deberes. A no divulgar la
información reservada de la Patria. A combatir con valor,
con coraje, con ánimo severo sin esperar más recompensa
que el bienestar de la Patria. A ser leales a sus superiores, a
sus compañeros, a sus subalternos. A ser firmes para derrotar
el terrorismo, magnánimos en la victoria. A ser firmes para
derrotar a los terroristas, también moderados generosos
y compasivos con el adversario rendido o capturado. Estos son puntos
del honor militar que hoy tenemos que recordar en la certeza de
que el grupo que se ha graduado esta mañana será excelencia
en el honor militar.
Soldados de mi Patria: nunca ha estado
más condicionado
el bienestar de la Nación al éxito de la Fuerza Pública
que ahora.
Hemos avanzado, pero falta mucho, los colombianos
han pagado el impuesto de Seguridad, tenemos que hacer el mejor
uso de todos
los recursos y buscar recursos para los próximos años.
Hemos estado ampliando el número de Brigadas Móviles,
instruyendo grupos para operaciones especiales, integrando e instalando
los Batallones de Alta Montaña, poniendo en marcha la Cooperación
Ciudadana, organizadamente por principios, también estimulada
por recompensas, creando esa integración necesaria entre
quienes portan las armas de la República y la ciudadanía,
como el dúo esencial para recuperar la paz.
Hemos avanzado con los soldados campesinos,
con los infantes campesinos, los resultados de la Política de Seguridad son buenos. Fueron
buenos al terminar abril y son buenos al terminar mayo, pero falta
mucho, porque nos entusiasma saber que el secuestro ha caído
por encima del 32 por ciento, pero no debería haber un solo
secuestrado. Nos entusiasma saber cómo ha caído el
asesinato, pero no debería haber uno solo. Cada vez que
se secuestra un colombiano se alejan las posibilidades de empleo
y la inversión, cada vez que damos una buena noticia de
rescate, de secuestros frustrados, una buena noticia de disminución
del secuestro se anima la inversión y se anima el empleo.
En los últimos días hemos recibido buenas noticias,
el crecimiento de la economía, la disminución del
desempleo son buenas noticias para animarnos, no para resignarnos,
falta mucho. Que el desempleo caiga uno o dos puntos es un indicativo
de que vamos por buen camino, pero todavía está muy
alto y el trecho para reducirlo sustancialmente es largo, penoso,
exige constantes esfuerzos, permanentes ajustes.
El esfuerzo de los soldados y policías de mi Patria es
hoy primera prioridad para derrotar el desempleo, para derrotar
la miseria, para derrotar la pobreza. Hay más confianza
en Colombia de los inversionistas, reacciona bien nuestra bolsa
de valores. Los empresarios están haciendo inversiones,
eso depende mucho de que los soldados y los policías de
mi Patria muestren creciente resultados positivos en el rescate
de la seguridad.
Quiero felicitarlos por todo su esfuerzo,
pero también
decir a ustedes, señores generales, oficiales, suboficiales,
soldados y policías de mi Patria, que la Patria que los
quiere y que los respalda necesita que todos los días sus
sacrificios produzcan más y mejores resultados hasta derrotar
totalmente a los criminales.
Lo principal es nuestra Política de Seguridad para todos
los colombianos, nuestra determinación es apoyarlos a ustedes
-los hombres de armas de Colombia- para que nos devuelvan la paz,
apoyarlos día y noche, defenderlos día y noche, estimularlos
a toda hora, estar hombro a hombro con ustedes para que esta Nación
rescate la paz.
En las discusiones del Grupo de Río –la semana anterior-
alguien decía que los violentos de Colombia no son derrotables.
Yo riposté, erguidamente y con determinación, y les
dije: déjense de ese cuento, los vamos a derrotar. En Colombia
hemos tomado la decisión de derrotar el terrorismo y en
eso no hay marcha atrás, al contrario al despuntar del sol
de cada día, miramos como mejoramos la política para
acercar la fecha en la cual el terrorismo estará derrotado.
Y agregué: lo único invencible es el Estado de Leyes,
es el Estado de Orden. Con determinación para exterminar
la violencia, con pulcritud, respeto a la Constitución y
a las leyes, con abrazo permanente a los derechos humanos. Eso
honra a Colombia.
Este desafío del terrorismo no lo estamos ganando ni lo
vamos a ganar con guerra sucia. Lo estamos ganando y lo vamos a
ganar de la mano de la Constitución, abrazados a los derechos
humanos para honra de Colombia, para que las generaciones que habrán
de venir se sientan orgullosas de cómo los soldados y los
policías le dieron un ejemplo al derrotar el terrorismo
y recuperar el imperio de los derechos humanos.
En otras naciones derrotaron el terrorismo
violando los derechos humanos, justificaron la derrota, la violación de los derechos
humanos en la necesidad de derrotar el terrorismo. Aquí ocurre
todo lo contrario, aquí está firme nuestra disposición
de derrotar el terrorismo, como nuestra adhesión a los derechos
humanos. ¿Por qué? Porque la confianza de nuestro
pueblo para que nos apoye, la confianza de la comunidad internacional
para que definitivamente disipe recelos y se file totalmente con
nosotros, no la vamos a negociar, debilitando nuestra decisión
de derrotar a los terroristas, pero sí la incentivaremos
demostrando nuestra determinación de apoyar a los derechos
humanos.
Y un instrumento para derrotar a los terroristas,
complemento necesario a nuestra Política de Seguridad es la política
de Desmovilización. Es la disposición de acoger a
todos aquellos que renuncien a la violencia. Hemos dicho que tenemos
tanta firmeza para derrotar el terrorismo, como generosidad para
albergar a los que desistan de la vía violenta.
Hemos dicho que así como no desmayaremos para derrotar
al último de los terroristas, los que quieran hacer la paz
con el estado colombiano tienen la oportunidad de hacerla rápidamente,
si la hacen de verdad, si no es para dilatar y fortalecerse.
De agosto a la fecha se ha desmovilizado
un número grande
de integrantes de grupos violentos alrededor de 1.600 hasta hoy.
Pues bien, eso hay que estimularlo, acelerarlo.
Llamo hoy a los campesinos, a los jóvenes de los sectores
urbanos de la Patria para que no caigan en la trampa y no adhieran
ni participen en grupos violentos. Cómo se frustra la familia
del campesino, cómo sufre la familia urbana cuando los hijos
van a la guerrilla y a los paramilitares. Cómo se sienten
de orgullosas las familias de estos 235 subtenientes que hoy graduamos
y cómo se sienten adoloridas las familias de quienes escogen
el camino contrario.
Cuando un campesino o un muchacho de ciudad
vaya a dejarse tentar por una invitación de guerrilleros o paramilitares debe
detenerse, pensar en la juventud de los cadetes, de los alféreses,
pensar en estos subtenientes y evitar caer en la tentación
de los grupos violentos, mirar a Escuela José María
Córdoba y escoger preferiblemente este camino.
Tenemos que remover obstáculos para acelerar la desmovilización.
Para estimular que finalmente se dividan los grupos violentos,
que en las Farc se dividan, que digan quienes van a quedarse eternamente
como matones profesionales y quienes manteniendo pudor político
crean que aún tienen ideas para defender, rechacen la vía
de las Farc y vengan a desmovilizarse o a hacer un acuerdo de paz
con el Gobierno.
Para estimular la desmovilización, para estimular procesos
de paz que aíslen a los matones profesionales y nos permitan
acuerdos con aquellos que quieran rectificar el camino, es necesario
también avanzar en lo jurídico.
Por eso vamos a presentar el 20 de julio
un proyecto de Ley de subrogados penales, de libertades condicionales,
de penas alternativas.
Ha empezado un gran debate nacional sobre la materia. Está bien
que se dé este debate nacional, hay que adelantarlo constructivamente,
creativamente. El objetivo de ese proyecto de Ley es estimular
la desmovilización, estimular la desintegración del
terrorismo, estimular el aislamiento de los matones profesionales,
estimular acuerdos de paz con quienes abandonen a los matones profesionales.
Ese objetivo es necesario.
Por eso pido a todos mis compatriotas ayudarnos
a acertar en ese proyecto de ley. El Gobierno lo va a preparar
con esmero y estoy
absolutamente seguro que el debate antes del 20 de julio y aquel
que se dé en el seno del Congreso a partir del 20 de julio,
nos ayudara a tener una norma acertada.
Porque hoy hay delitos, aquellos que se
llaman atroces, que no pueden ser objeto de amnistía,
que no pueden ser objeto de indulto. Nosotros casi a diario estamos
amnistiando e indultando,
pero a las personas que se desmovilizan y frente a las cuales la
justicia no tiene pedidos por delitos de esta naturaleza grave.
Si fuéramos hoy a buscarle una solución penal a
un desmovilizado incurso en un delito grave, no podríamos
hacerlo porque lo prohíbe la Constitución y prohíben
los tratados internacionales. Por eso hemos buscado experiencias
internacionales.
Cuando se firmo el acuerdo del Viernes
Santo de 1998 en Inglaterra, a partir de allí empezó a concederse una libertad
condicional, un licenciamiento -como otros lo llaman- a algunas
personas que estaban en la cárcel. No se les dio el beneficio
de la amnistía, tampoco el del indulto. Se les permitió salir
de la cárcel bajo precisas condiciones. Figuras de esa naturaleza
va a necesitar Colombia para estimular la desmovilización,
para desintegrar el terrorismo como un complemento a nuestra política
de Seguridad Democrática
La opinión, los periodistas hacen muchas preguntas. Por
ejemplo, ¿qué pasa con los que están hoy en
la cárcel? Hay que entender que el beneficio es para quienes
se desmovilicen o para aquellos que sus grupos hayan hecho procesos
de paz con el Gobierno. Entonces alguien que está en la
cárcel no se desmovilizó, hasta ahí no tendría
derecho al beneficio y mientras su grupo no haga un proceso de
paz con el Gobierno, tampoco tendrá derecho al beneficio.
Se puede examinar en el debate el caso de que esa persona -la de
nuestro ejemplo- se desvincule de un grupo al cual perteneció,
en virtud de cuyas acciones está en la cárcel y en
ese momento se puede pensar en un acuerdo para que esa persona
tenga unos beneficios jurídicos, siempre y cuando se desvincula
de ese grupo y cumpla con las condiciones que el Estado imponga.
¿Cómo pagan las sentencias?, pregunta bien importante,
porque la sentencia no se perdona, la investigación no se
suspende, simplemente hay beneficios que les permitan estar fuera
de las cárceles ordinarias. Esos beneficios condicionados
y también la privación de la libertad -como otros
países lo han indicado- recortada o sustituida. Hay que
pensar en este debate, cuáles serán las condiciones
para que opere la posibilidad de pagar la sentencia por fuera de
la cárcel.
¿Cómo se observa el cumplimiento de esas condiciones
para que no las defraude?, ¿Cuáles deben ser las
penas alternativas?, ¿Cómo van a resarcir a la sociedad
pecuniariamente?, ¿Qué trabajos van a cumplir en
favor de la sociedad para resarcirla?, ¿Cómo van
a ayudar a aclimatar la paz?, ¿Cómo van a trabajar
para que otros que están en el equivocado camino de la violencia
también vengan a desmovilizarse? Hay que pensar en ¿Cómo
le van a pedir públicamente perdón a la sociedad
y se van a comprometer a desempeñar una conducta ejemplar?
El tema pues, es un tema complejo, hondo,
que tenemos que abocar. Porque yo no quisiera que la política hasta hoy exitosa
de desmovilización, se nos frustrara por no tener estos
instrumentos jurídicos. El debate apenas empieza. En una
Nación que ha sufrido tanto el secuestro es un debate duro,
pero el Gobierno, particularmente yo tengo la obligación
de proponerlo.
Porque, ¿qué pasó en Inglaterra? -que es
un gran ejemplo-, la señora Tatcher, el señor Major
adelantaron una gran política con toda la agresividad para
derrotar el terrorismo y llegó un momento en que el ala
terrorista del IRA estaba derrotada y eso permitió el surgimiento
del ala política y en ese momento requerían instrumentos
para negociar con el ala política.
Nosotros ya empezamos a necesitar esos
instrumentos jurídicos
para poder estimular la desmovilización.
Entonces para que no haya lugar a equívocos, la decisión
es una: la derrota de los violentos, la política es una:
la de Seguridad Democrática. Los instrumentos son los mismos
y hay que complementarlos con instrumentos jurídicos. Así como
estamos tramitando en el Congreso una normatividad constitucional
que le daría al Gobierno, a la Fuerza Pública instrumentos
más eficaces y ágiles para la captura, la interceptación
y el allanamiento también necesitamos legislación
para poder estimular la desmovilización.
Invito a mis compatriotas a reflexionar
sobre el tema. Tengan la certeza de que aquí todos los días, en lugar de
ablandarnos amanecemos más definidos contra los terroristas.
Que no hay marcha atrás, pero que también con inteligencia
hemos advertido que la política de desmovilización
y de acuerdos de paz con algunos grupos puede ayudarnos para que
la política de Seguridad y de coerción sea más
eficaz en el propósito de desintegrar el terrorismo. Las
normas jurídicas cuyos proyectos presentaremos al Congreso
el 20 de julio, son un complemento al ordenamiento del cual hoy
disponemos para poder estimular esa desmovilización.
Subtenientes, han dado ustedes un paso
muy importante de su vida al terminar este curso y continúan en una tarea muy importante
para su vida, mucho más importante para la Patria. Que los
millones de jóvenes colombianos vean hoy en ustedes un ejemplo.
La Patria les agradece su decisión de abrazar esta noble
carrera, de la espada de la República para el bienestar,
la observancia de la ley y la convivencia dentro del orden.
Los esperan muchos sacrificios y esos sacrificios
ustedes los verán recompensados cuando ya en la madurez de su existencia
puedan ver una Patria que derrotó el terrorismo. Una Patria
con justicia social, una Patria con empleo, una Patria con infinitas
posibilidades para el bienestar material y espiritual de todos
sus compatriotas.
Ustedes portan hoy las armas de la República, ustedes son
parte esencial de la Fuerza Pública, aquella a la cual el
Libertador refería, como la salvaguardia del débil,
como la esperanza de toda sociedad.
Ustedes son orgullo de sus padres, de sus
madres, son orgullo de sus hermanos y son la esperanza de todos
nosotros sus compatriotas.
Necesitamos su éxito, porque el éxito de ustedes
es el éxito de Colombia.
Muchas gracias. |