CONDECORACIÓN
AL MAESTRO JAIME ECHAVARRIA
Mayo
15 de 2003 ( Medellín – Antioquia)
Compatriotas:
Antioquia tardara mucho para encontrar
resignación en relación
con los trágicos sucesos que cegaron la vida de coterráneos
como Gilberto Echeverri, como el gobernador Guillermo Gaviria y
los suboficiales de la Fuerza Pública, vilmente asesinados,
como ellos.
Antioquia tiene grandes valores en la historia
y en el presente. Nos reunimos hoy para rendir un homenaje, el
máximo de la
Nación, a uno de los valores presentes de la tierra.
“El alma popular se asienta en el corazón de sus
juglares y en el cerebro de sus vates”, como usted dijo alguna
vez, sus canciones brotaron con el caminar de la vida, los poetas
tienen el don de hacernos saber a los demás mortales, el
porque una noche debiera fascinarnos. Ustedes oyen el suave rumor
que tiene el mar y la brisa calida les murmura serenatas tropicales.
Desde el momento feliz en que llega la
inspiración como
mensaje de los dioses, la gente sencilla se apropia de sus versos
y sus melodías, las integra a la memoria, las hace parte
de la vida misma. Cuando los poetas se inspiran, las noches del
pueblo se llenan de felicidad porque los rumores de canción
llegan hasta las ventanas en que han de enredarse las serenatas.
Con escasas excepciones, como las de Mendelshon
y Stravinsky, por ejemplo a los bardos le suelen inspirar la
pobreza y los sufrimientos.
Usted, en cambio, el sobrino predilecto de don Rudesindo y don
Rudesindo el fundador de Fabricato y que tuvo luego la inspiración
de crear a RCN, ha transitado por la creatividad de la alegría,
por la creatividad del amor a la tierra colombiana, por la disciplina
del estudio y por la aplicación empresarial.
Jaime R. Echavarría muy joven llego a la música,
sin interrumpir por esos estudios formales que culmino con la obtención
del grado de Ingeniero Químico en la universidad Pontificia
Bolivariana, refrendado con una especialización en los laboratorios
Dupont en los Estados Unidos. No ha sido su vida una parranda cancionera,
siempre combinaba el arduo trabajo cotidiano con la inspiración
musical.
Mientras se ha enfrascado en la organización exitosa de
sus propias empresas, ha ido dando vida a aquellas canciones que
lo convirtieron, con justicia, en uno de los miembros de esa pléyade
tan importante de antioqueños como Carlos Vieco, Eloy Santa
Marta, el maestro Héctor Ochoa y otros.
Pero no solo eso, a tiempo que ha enriquecido
a Antioquia y a Colombia con obras maestras como ‘serenata de amor’, ‘cuando
voy por la calle’, ‘me estas haciendo falta’, ‘muchacha
de mis amores’, noches de Cartagena’, ha servido a
la Patria como delegado ante la UNCTAD (Conferencia de las Naciones
Unidas sobre Comercio y Desarrollo), como Gobernador de su terruño
o como embajador ante la Corte de Etiopia.
Además, por muchos años ayudó a formar opinión
de sus compatriotas desde su leída columna en el diario
el Espectador.
Usted Maestro, Jaime R., por su formación integral y cosmopolita,
logró una simbiosis entre lo autóctono y lo universal,
por eso sus canciones tan antioqueñas y colombianas, le
gustan al mundo y son interpretadas por los mejores en todos los
confines: Ortichi Valencia, Luis Uribe Bueno, Ortiz Tirado, María
Dolores Pradera, Ángela Suárez, Helenita Vargas,
Horacio Malvicino, Patricia González, Maria Marta Sierra
Lima o Matilde Díaz.
El éxito, la fama, nunca desterraron la excelsa virtud
de la solidaridad. ACINPRO, esa organización que es la niña
de sus ojos, ha necesitado siempre un líder impoluto que
la reivindique en lo social y en lo económico para reivindicar
a los intérpretes y usted la ha servido bien.
Usted llego para formar un equipo intachable, que sirve a los
artistas y les permite hacer sentir su voz para que la Patria los
reivindique.
Impongo a usted la Cruz de Boyacá, un legado de El Libertador
con que la Patria honra a sus mejores hijos. Su familia, sus hijos
Martín, Alfredo, Tomás, Francisco y Jaime, sus mueras,
sus nietos todos sus allegados, harán de ésta, una
ocasión, como la haremos todos sus coterráneos, para
reiterarle el afecto y la admiración que le profesamos.
El pueblo de Colombia todo, allá en su trabajo y en sus
hogares, le dice hoy, por boca del Presidente de la Nación: ¡gracias
por llenar de alegría la Patria, de ganas de vivir intensamente,
de hacer que no se pierdan la fe y la esperanza!
Gracias porque una vida y una obra como
la suya, hacen que la Nación goce con la belleza de sus flores, con su cielo,
con su futuro y que nunca pierda la energía de sus ilusiones.
Muchas gracias. |