CLAUSURA DEL XXXII CONGRESO AGRARIO NACIONAL
Noviembre 28 de 2003 (Bogotá – Cundinamarca)
Compatriotas:
Celebro mucho la realización de este Congreso, acudo esta
noche a su sesión de clausura con toda mi devoción
por el campo colombiano, con toda mi admiración por ustedes.
Ha sido muy grato tener la oportunidad de participar en la condecoración
que, de manera tan generosa, la Sociedad ha impuesto a Francisco
Eduardo Dávila y doblemente grato por la persona del condecorado
y por la circunstancia de quien, en calidad del Presidente de
la República, la Sociedad de Agricultores de Colombia
me hubiera delegado tan grande honor. Muchas felicitaciones doctor
Dávila, sus compatriotas apreciamos, valoramos enormemente
sus esfuerzos en bien del agro, de la sociedad colombiana.
En este ejercicio presidencial se acaba el tiempo de lectura,
pero yo siempre hago esfuercitos de vez en cuando, leo cómo
los civiles han conducido a los militares para ganarle a los
terroristas y también leo al doctor Mejía López,
admiro mucho su agudeza y muchas veces uno quisiera contestarle
a todo prontamente, con un sí rotundo, pero uno tiene
limitaciones aquí, no ideológicas, uno tiene que
vivir sin dogmas, uno propuesto en la tarea de querer sólo
el bien común no puede ser movido por caprichos, sino
por lo que vaya demostrando lógica para el bien común.
Tenemos limitaciones legales, de sentencias, limitaciones de
recursos, limitaciones en la discusión internacional,
etcétera.
Pero la voz de la SAC la oye el Gobierno con mucho respeto. He
dicho a los Ministros: hay que ir a los foros gremiales, dar
la cara, escuchar, dar opiniones. El Gobierno no se puede volver
quisquilloso por las críticas. No. El Gobierno tiene que
defender sus puntos de vista con argumentos, tiene que ser deliberante,
pero no se puede volver quisquilloso por la crítica y
menos cuando la crítica es constructiva, cuando le está haciendo
ver caminos. La sociedad colombiana tiene muchas dificultades
y hay que estar ajustando el caminito permanentemente a ver cómo
salimos adelante.
Invitarme a mí a un evento como el Congreso de la SAC
es muy complicado, porque yo me demoro más saludando y
despidiéndome que cualquiera. Entonces me demoré por
ahí 40 minutos, porque a este hotel venía mucho
en campaña y eso hace que no venía. Estuve saludando
a los empleados, contentos, han crecido un 40 por ciento en utilización
este año y esta mañana venía con el Ministro
de Agricultura (Carlos Gustavo Cano) y él muy contento
porque sin ilícitos y sin café crecemos 5.11 (por
ciento), en el sector agropecuario, en la agricultura y con café 4.11
(por ciento).
Yo había vista unas cifras de Planeación Nacional
para el último trimestre, unas del Banco de la República
y ayer todos los colombianos conocimos las del DANE. Con droga
3.97 (por ciento) de crecimiento, sin droga 4.30 (por ciento),
se ha venido sosteniendo trimestre a trimestre.
Pero, el Gobierno ha sido muy moderado en las expectativas. Sin
embargo, quiero proponerle, desde este Congreso de la SAC, a
mis compatriotas que hagamos todos bien la tarea para que pongamos
esta Patria a crecer rápidamente y de manera sostenida
por encima del 5 por ciento. Es posible, indudablemente que es
posible.
Tengo en este momento un dilema porque tengo al frente el discurso
del doctor Mejía López y tengo la idea de hacer
un foro con ustedes. Entonces yo apunté aquí, tomé nota
al doctor Rafael. ¿Cómo lo hacemos?, ¿vamos
ajustando el foro con ustedes a los apuntes de la intervención
siempre aguda del doctor Rafael?
Bueno, pero entonces como ya allí veo a mis amigos de los
medios de comunicación que están esperando que les
diga algunas cositas, dígale al Banco de la República –muchachos
y graben, porque ahora no les doy declaraciones a la salida- que
gracias por los 500 milloncitos, que soy consiente que el que no
da las gracias nada consigue, que eso lo vamos a seguir manejando
amablemente, pero que ellos saben que yo insisto bastante, que
esto es un buen principio y que ahí seguimos conversando.
Y díganle al Banco de la República que estoy muy
preocupado porque necesitamos un dólar de 2.900 pesos
y que estoy doblemente preocupado porque hemos tenido una cotización
muy baja en plena cosecha cafetera. En todo ese sector que se
ha empobrecido bastante, que son los cafeteros, se les ha mezclado
una cotización internacional baja y un dólar en
Colombia destemplado. Que no nos de miedo tener dólar
sostenido en un valor real de 2.900 pesos.
Me he puesto a repasar con los economistas las tesis que han
imperado en Colombia en esta materia. Gano la Presidencia de
la República, empiezo a hablar del tema y me dicen: ‘no
hemos dejado subir el dólar porque se nos encarece mucho
el servicio de deuda’. ¡Por Dios!, sí se encarece
inicialmente, pero el peor escenario es matar el crecimiento
por falta de competitividad.
Entonces, con esa revaluación se gana una victoria pírrica,
se gana la victoria pírrica de mostrar, de manera muy furtiva,
de manera precaria, absolutamente transitoria, un menor valor de
la deuda. Pero la tendencia se empieza a revertir en la medida
en que se apaga el ritmo del crecimiento. Entonces viene más
desempleo, más estancamiento y finalmente, mayor peso relativo
del endeudamiento en relación con PIB.
Lo único que nos permite a nosotros resolver el problema
de deuda definitivamente, es crecer. Y una de las variables necesarias
para el crecimiento es tener una taza de cambio competitiva,
real.
¡Por Dios!, ojalá rápido tengamos una taza
de cambio estable en 2.900 pesos. ¡Qué cuentos de
mercado! Aquí hay un poco de instrumentos que los manejan
en nombre del mercado y el Banco de la República tiene la
varita mágica si quiere, para que nos ayude y le entregue
a los agricultores de Colombia, a los exportadores, un preciecito
mejor, con una tasa de 2.900 pesos.
El otro argumento –porque una de las cosas que me sorprendió el
año pasado cuando logramos ese buen ajuste en tasa de
cambio, entre mayo y diciembre- fue la preocupación por
el impacto en los insumos, en la maquinaria de origen importado,
ocurre lo mismo. Con esa revaluación le prestan a uno
más barato es un ratico, entonces sin tener a quien venderle
el producto final sin ser competitivo para el producto final,
eso se convierte también en una victoria pírrica.
Lo único que finalmente da capacidad de tecnificarse,
de actualizarse en maquinaria, es ser plenamente competitivo
en el producto final. Eso va a arrastrando ese proceso de mejoramiento
continuo de los sectores productivos.
Por eso lo que ocurrió el año pasado es bueno, pero
este año en tasas de cambio hay dudas y no pueden persistir
esas dudas. Tiene que haber una tasa de cambio situada en un nivel
estable, pero a partir de que sea real y competitiva.
En la tasa de interés indudablemente que la política
del Banco de la República ha ayudado. El país con
una situación fiscal bastante difícil y con una
economía creciendo a un ritmo más acelerado del
que se esperaba, ha logrado el país tener una DTF alrededor
de 7.85 (por ciento). Creo que allí hay que hacerle un
reconocimiento al Banco de la Republica.
¿
Para qué vamos a hablar de lo bueno? Lo que necesitamos,
ese desempleo todavía en el 13, 14, eso no es noticia,
hay que bajarlo sustancialmente y para eso nos tiene que ayudar
el Banco de la República. ¿Usted cree que voy a
salir a aplaudir a todo el mundo porque tenemos un crecimiento
del 3.7 o porque bajo un puntico el desempleo? No, aquí la
tarea en la que hay que pensar es en la que falta. Que nadie
crea que puede hacer locha el fin de semana porque hay unas noticias
buenas, eso es muy poquito.
¿Usted cree que Colombia se puede conformar con tasas de
crecimiento del 3.5 o del 4? No, aquí hay que buscar tasas
de crecimiento por encima del 5 o del 6. Hay que quitar este complejo
de inferioridad. Aplaudimos la de los chinos, la de los hindúes,
las de una parte y la otra y no somos capaces de lograrlo nosotros
y es posible lograrlo.
Entonces que sea un fin de semana para
pensar, no sentarse a agitarnos la vanidad por lo poquito que
se ha logrado, sino a pensar cómo
llegamos rápidamente a tasas del 5 y por encima, que se
necesitan urgentemente en nuestra Patria.
Bueno, ahora les ofrezco la palabra. Muchas gracias.
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