CONDECORACIÓN CON LA ORDEN NACIONAL AL MÉRITO EN
EL GRADO DE GRAN CRUZ A JOSÉ MARÍA ACEVEDO
Noviembre 21 de 2003 (Medellín – Antioquia)
Compatriotas:
Uno cualquiera de los varios considerandos
del decreto que acaba de ser leído, por medio del cual se confiere a don José María
la Orden Nacional al Mérito, en el Grado de Gran Cruz, ameritaría
la imposición de esta Medalla. Al entregársela, entonces,
tengo la plena convicción de que actúo en cumplimiento
de un mandato directo del pueblo de Colombia, que reconoce en usted
a uno de los grandes.
Usted, don José María, entró a la historia
de la industria nacional por la puerta de los pioneros, de los
grandes creadores y constructores de Nación. Usted forjó,
comenzando desde el primer escalón, una empresa que sirve
al pueblo y acrecienta el bienestar de toda la sociedad.
Usted y sus hermanos son expresión viva e histórica
de un programa al cual dedica gran parte de su energía este
país, este Estado, este Gobierno: la construcción
de un país de propietarios.
La dirigencia pública y privada debería estudiar
con espíritu investigativo, aquellas condiciones que tuvo
que enfrentar para fundar, en plena guerra mundial, una microempresa
de reparaciones eléctricas, superando el bloqueo comercial
que ella produjo.
Hoy tenemos que garantizar facilidades
y dar oportunidades a las generaciones que despuntan a la vida
laboral. En aquella época
la educación era un bien escaso para los jóvenes
del pueblo, el crédito una quimera y el ingreso al mercado
y a la formalidad, un laberinto. Hoy, en cambio, esos deben ser
elementos mínimos con los que se cuente por parte de todo
joven colombiano para enfrentar su destino.
Siendo un niño, a usted le llegó la oportunidad
de la capacitación técnica en las escuelas de los
padres salesianos, que ostentan con orgullo su carácter
de ex alumno eximio. Esa casa de Don Bosco fue una ventana a la
esperanza, una puerta que abrió el camino para levantar
el emporio industrial que es HACEB.
Construir un país de propietarios es dar a todos los niños
y jóvenes de Colombia, cualquiera sea su condición
social o económica, oportunidades de estudio, capacitación
técnica, crédito oportuno y barato para convertir
sus ideas en empresas, intervenir con éxito en los mercados
nacionales o externos, actuar en igualdad de condiciones a las
de cualquier empresario del mundo.
Por eso sé, don José María, que usted aplaude
los cambios que hemos hecho en la estructura del SENA al despolitizarlo,
al tomar la decisión de eliminar de allí la politiquería
y abrir sus puertas a 800 mil jóvenes este año y
a los 4 millones de muchachos que deberán estudiar allí en
el período lectivo del 2006.
Cuando sabemos que un colombiano forjador
de empresa se formó en
los Hogares Don Bosco pensamos hoy en la necesidad de que el SENA
derrote la politiquería, pase de millón 100 mil estudiantes
a 2 millones entre el año pasado y este año y se
apreste para llegar a cuatro millones de estudiantes de los sectores
populares de la Nación en el año 2006.
Yo sé, don José María, que usted se deleita
sabiendo que el ICETEX va a pasar de 60 mil créditos a 160
mil, para poder ampliar las oportunidades de estudio de las nuevas
generaciones de colombianos.
Yo sé que usted se entusiasma con la política de
irrigación de capital semilla entre los microempresarios,
a través de Ong’s que prestan y capacitan a los trabajadores:
Actuar, Famiempresas, Microempresas de Antioquia o aportes como
el del Banco de los Pobres de Medellín.
Por esa vía se ha colocado entre los microempresarios más
de un billón 300 mil millones (de pesos) en el último
año, que con adecuado seguimiento técnico, habrán
de generar una verdadera revolución en el ingreso familiar
de los colombianos.
Usted, Don José María, construyó un
mundo laboral en el que ha reinado el entendimiento, la solidaridad,
el progreso colectivo, la paz.
Usted regó la semilla de la solidaridad como esencia de
la relación laboral, neutralizando así la propagación
del odio de clases.
Cuando estaba de boga en nuestro mundo
sindical y universitario la lucha violenta de clases, usted instauró el
solidarismo en nuestro medio. Que ese ejemplo se convierta en
escuela de comportamiento
de todos los trabajadores y empresarios de la Patria, para que
reinen la equidad y la justicia.
Me honra decir que usted ha ganado con
creces el ingreso a la Orden Nacional al Mérito. Ese reconocimiento lo extiendo
a todos los trabajadores y directivos de HACEB, una empresa cuyo
nombre llena por lo menos un espacio físico en cada uno
de nuestros hogares y otro espacio muy grande en el corazón
de todos los colombianos.
Muchas gracias, Don José María, por todo lo que
le ha dado a esta Patria que lo quiere y admira. Muchas gracias
también a su familia, a doña Maríabe, quien
vela desde el cielo por el bienestar de la familia HACEB, a Eduardo,
María Elena, Rosa María e Inés. Ustedes son
un ejemplo de virtudes, solidaridad, amor a Antioquia y ética
laboral.
Dios lo guarde muchos años, para
que usted ayude a guardar a Colombia.
Muchas gracias.
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