INAUGURACIÓN
DE LA XVII FERIA DEL LIBRO
Abril 16 de 2004 (Bogotá – Cundinamarca)
Compatriotas:
Hace poco asistimos al acto de apertura del Festival Iberoamericano
de Teatro, nos inundó la alegría de ver convertida
a Bogotá, por obra de la maestra Fanny Mikey y de las gentes
del arte, en la capital de la cultura del mundo. Esta Feria, a la
que dedican su esfuerzo la Cámara Colombiana del Libro y la
hoy semicentenaria CORFERIAS, es reiteración del justo derecho
a que se reconozca a esta ciudad como la casa de la cultura de América.
Mi Gobierno está empeñado en rescatar confianza en
Colombia a través de la Seguridad Democrática, la
Reactivación Económica y Social. La Reactivación
Social reposa en Siete Herramientas de Equidad, la primera de las
cuales es la revolución educativa, con esa gran hermana
que es la promoción de la cultura.
Allí encontramos una de las líneas transversales de
esas herramientas: nuestro Plan Nacional de Lectura y Bibliotecas,
que aspira a que Colombia avance a convertirse en país de
lectores.
Gracias al SENA, por ejemplo, las colecciones del Plan están
siendo aprovechadas por los campesinos. Diría que es un buen
principio, un principio apenas, pero tenemos que persistir para masificarlo.
Libros que enseñan el uso de las tierras o el manejo de plaguicidas,
estimulan el país de propietarios del campo o anima el país
emprendedor, las colecciones incluyen libros con oficios para capacitar
a millares de colombianos.
Invertir en la formación de bibliotecarios y libros, acelera
nuestro tránsito hacia un Estado Comunitario, hacia una sociedad
con mayor solidez en su cultura democrática.
Las verdaderas revoluciones culturales son silenciosas y profundas
y en Colombia, por esta vía con el apoyo y el entusiasmo
de ustedes, podemos obtener una gran revolución hacia la
sociedad sin exclusiones y sin odios.
Dentro de pocos días verá la luz el libro escrito
por funcionarios de Fundalectura y el Ministerio de la Cultura, “35
Bibliotecas cuentan”. Les pido a todos ustedes leerlo, difundirlo.
Allí verán a la Colombia profunda, a la que no vive
un tal “conflicto político o social”, que amerite
el uso de la fuerza o la violencia para resolver contradicciones,
sino la Colombia de las historias y testimonios del esfuerzo colectivo,
la Colombia de los líderes populares que motivan a las autoridades,
concejales, policías, parroquias, maestros, acciones comunales,
a todos, para fundar Bibliotecas, encontrarles espacios dignos, ampliarles
las colecciones que, antes, tenían que comenzar de cero.
Con ese Plan –que dirige la Ministra de Cultura (María
Consuelo Araujo)- hemos encontrado cientos de colombianos que les
leen libros a los otros o que los ponen a circular, empezando esfuerzos
que tenemos que aplaudir y estimular para que estos esfuerzos se
generalicen, transportando sus libritos en bicicletas, por los
caminos más difíciles a las mas remotas comunidades.
Encontramos colombianos que son exponentes de la virtud más
extendida entre nuestros compatriotas: la solidaridad al servicio
ellos de construir del país de lectores.
San Vicente de Chucurí, municipio tan mencionado entre los
propagandistas de la violencia como un ‘escenario del conflicto’ es,
para nosotros, el Premio Nacional de Gestión de Bibliotecas
Públicas. San Vicente tiene ya 4 bibliotecas y sus libros
circulan entre ellas como si fueran una sola, que extienden su servicio
a las veredas con el sistema de bibliotecas móviles.
El Plan pone al descubierto un país comunitario, que sabe
trabajar en equipo, articular esfuerzos para hacer más equitativo
el goce y disfrute de la cultura.
Pero, además, hemos descubierto un país con un inmenso
potencial lector, interesado en los libros, que se agolpa alrededor
de las bibliotecas el día que llegan las colecciones del Plan,
porque en ellas están las mejores obras, incluidas las de
más reciente aparición. Es bello ver cómo se
las rapan los nuevos ratones de biblioteca de nuestra Colombia profunda.
En Pamplona, Sibundoy, Piendamó o Corinto, muchos compatriotas
leyeron ya las Memorias de García Márquez o leerán
pronto a Delirio, el libro de Laura Restrepo.
Las metas y los esfuerzos en la cultura, para un país tan
escaso en recursos, son metas siempre difíciles, pero hay
que proponerlas grandes y cumplirlas con cariño. Ahí,
poco a poco, en medio de la crisis fiscal, se va incrementado el
presupuesto del Ministerio, con ayuda de los nuevos recursos provenientes
del incremento al impuesto a la telefonía celular. De 52.800
millones en 2002, pasamos a 72.700 en 2004. Muy poco, pero en la
medida en que se mantenga la tendencia podremos ir superando esa
secases critica de recursos que tanto a afectado al sector de la
cultura.
A esto se adiciona los recursos previstos por el Sistema General
de Participaciones (SGP), cercanos a 50 mil millones. La Ley del
Cine, aportará también unos 7 mil millones a esa industria
renaciente de la patria.
El Plan Nacional de Lectura y Bibliotecas cuenta con 3.500 millones
del Ministerio de Cultura y 17.500 millones del Banco de la República,
Fonade y el Ministerio.
Hay que cumplir las metas iniciales, ojalá superarlas. En
el cuatrienio nos proponemos dotar 500 bibliotecas públicas
con nuevas colecciones. En 2004 tenderemos 198, con 542.200 títulos
entregados. Alrededor de las bibliotecas, nuevo parche o esquina
de los jóvenes, gira la masificación de la interpretación
de música, el gusto por el cine, las artes y el deporte.
Colombia agradece la cooperación internacional a los planes
culturales. A nuestros grandes amigos: Perú, Japón,
China, Corea, Francia, Alemania, Italia, España, India y
Gran Bretaña.
Colombia agradece el compromiso y solidaridad de las empresas editoriales
con asiento en el país. Gracias, a nombre de nuestros compatriotas
que disfrutan hoy el goce de pasar las hojas de tantos y tantos libros.
Celebro la vinculación del Ministerio de Relaciones Exteriores
a esta Feria. ¡Qué gran idea hacer que regrese el
pensamiento! No importa que estemos residenciados dentro o fuera
de las fronteras: siempre, todos tenemos que estar, en la construcción
de esta Patria.
Cuando estamos lejos, todos los días regresamos en viajes
del alma a la Patria. Es importante que ese pensamiento regrese convertido
en bellos libros como los de García Márquez, Mutis
o Vallejo o en las pinturas de Botero, en las revistas, en el cine
o la música. Pero es más importante que venga físicamente,
atraído por la invitación a esta Feria de la diáspora,
el pensamiento que regresa.
En un mundo convertido en aldea global, el aporte de los colombianos
en el exterior a nuestro desarrollo, es inconmensurable. Por eso,
estrechar sus vínculos con la Patria, oírlos y leerlos,
hacer que tengan confianza en su Nación, es una tarea maravillosa.
Muchas gracias por darnos a todos esa oportunidad.
Los colombianos: el Gobierno, los trabajadores migrantes, los empresarios,
los escritores y artistas, deportistas, tenemos que hacer grande
y respetable el nombre de Colombia y de sus gentes.
Parodiemos a Martin Luther King: Colombia es bella, rica, grande
e inteligente. Que cuando seamos objeto de discriminación,
recordemos que la inferioridad es una mentira, que sólo
aceptan como verdadera quienes discriminan a los otros.
Señor Presidente Toledo, ilustres escritores, editores y
amigos peruanos: uno de los más bellos sitios de nuestra ciudad
de Bogotá, el Eje Ambiental, remata en la pequeña plazoleta
que lleva el nombre y la estatua de la cumbre de los escritores peruanos,
don Ricardo Palma, quien desde la Real Academia de la Lengua aconsejó a
los americanos que habláramos y escribiéramos en americano.
Es decir en lenguaje para el que creamos las voces apropiadas a nuestra
manera de ser y a nuestras instituciones democráticas.
Es grato saber que el país de don Ricardo Palma y del Maestro
de las letras americanas, Mario Vargas Llosa, el Perú, con
quien conformamos la Unidad Nacional Andina y Latinoamericana,
sea el invitado de honor de la Feria del Libro. El río de
la humanidad, el Amazonas, simboliza el indestructible vínculo
que nos hermana y nos convoca a trabajar mancomunadamente por una
Patria común.
Qué mejor instrumento que la cultura, para avanzar en la
integración y el reconocimiento de nuestro vínculo
fraterno, cuyas simientes se sembraron en Junín y Ayacucho,
fértiles campos de la libertad de América.
Muchas gracias Presidente Toledo, por la honrosa compañía
en este evento tan importante de la cultura del Continente.
Muy distinguidos de la industria editorial: celebro también
las buenas noticias, de que esté creciendo el fervor para
desarrollar este país de lectores y que este mejorando la
situación de la industria editorial.
Hace dos años, convocados por ustedes concurrimos a este
recinto quienes aspirábamos a la Presidencia de la República
y nos comprometimos a mantener instituciones como la exención
tributaria, no fácil, en un país cuyo déficit
consolidado llegó a ascender a 4.2 por ciento y el cual el
déficit del Gobierno central llego a ascender a 6.3 por ciento,
mantener este tipo de exenciones es bastante difícil. Cuando
escucho dar los reportes de que ha mejorado la industria editorial,
me digo en mis adentros: que no escuche el Ministro de Hacienda (Alberto
Carrasquilla).
Pero me confesé con el presidente Belisario Betancourt, para
lanzarles esta mala propuesta, pensemos antes de que nos pongan a
remolque del debate, en una moderada contribución con una
dedicación única: textos escolares para las escuelas
públicas.
Los dejo con esa mala propuesta. Felicito a mis compatriotas de
Bogotá, en cabeza del Alcalde (Luis Eduardo Garzón)
por este empuje cultural.
A todos ustedes, mil gracias.
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