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CONDECORACIÓN CON LA MEDALLA AL MÉRITO FINANCIERO
IMPUESTA POR ASOBANCARIA AL JEFE DEL ESTADO
Diciembre 07 de 2004 (Bogotá – Cundinamarca)

Compatriotas:

Convocados por la Asociación Bancaria y de Entidades Financieras, hemos venido, colombianos, a expresar nuestro sentimiento de gratitud y admiración a Miguel Urrutia Montoya, gerente general del Banco de la República.

Puede decirse, doctor Urrutia, que usted es el gerente de la nueva y revolucionaria etapa de la Banca Central colombiana. El doctor Ortega, su antecesor, hizo la transición y a usted le correspondió dar el impulso a la institución que la Constitución de 1991 consagró como nuestra autoridad monetaria, cambiaria y crediticia.

Usted ha cumplido fielmente el mandato de nuestra Carta: representar exclusivamente el interés de la Nación, mantener nuestra estabilidad cambiaria y monetaria, y velar por el mantenimiento de la capacidad adquisitiva de la moneda.

La legitimidad y grandeza del Estado colombiano se manifiesta con excelsitud en el hecho incontrovertible de que ha habido escrupuloso respeto por la independencia del Banco, que los gobiernos han procedido con responsabilidad en la búsqueda del bien común y que la colaboración armónica de las instituciones ha sido la mejor expresión de nuestro talante democrático.

El balance de su fecunda obra, al frente de las agobiantes funciones crematísticas, ya es reconocido por los analistas e historiadores de la política económica.

Como Presidente de los colombianos no quisiera dejar pasar la ocasión para celebrar el aspecto humanístico y cultural de la función del Banco, al cual usted consagró su mejor atención.

En el año de 1923 el profesor Kemmerer, director de la misión técnica que ideó la estructura inicial de nuestro Banco de bancos, decidió también asignarle la función de guardador, curador e impulsor de la cultura y el arte. Kemmerer quiso que el Banco de la República difundiera en la comunidad las mejores expresiones de la cultura a la manera de las grandes entidades financieras del mundo que suelen constituir fundaciones para ello.

Hombres como Luis Ángel Arango, hace décadas, y Miguel Urrutia, hoy, sí que han estado a la altura de ese compromiso.

Arango supo valorar como tesoros de nuestra nacionalidad las piezas de oro que los guaqueros vendían para fundición. El Banco las atesoró y guardó para la admiración de la humanidad, que apenas hace poco vino a saber que los primitivos habitantes de esta tierra privilegiada eran unos de los más elevados exponentes del arte de la joyería.

Y la colección de la obra pictórica del Banco, que comenzó como una compra rutinaria, hecha un adolescente desconocido, el maestro Fernando Botero, hoy es la mejor y más valiosa de Suramérica.

Su labor al frente del Banco de la República ha propiciado una auténtica edad de oro para la cultura. Su asociación con Jorge Orlando Melo y Darío Jaramillo, fue un feliz encuentro de promotores de la investigación, del arte y de la difusión de la lectura, cuya colaboración fue constituyendo ese rico patrimonio que integran la biblioteca Luis Ángel Arango, el Museo del Oro, el Museo de la Colección Botero y la inmensa colección de títulos publicados durante los últimos 12 años.

Es pues su obra, doctor Urrutia, un compendio de resultados virtuosos. Por un lado cumplió su misión humanista y por el otro, hizo su tarea de reducir la inflación a un dígito de manera sostenible, dirigió la transición del sistema cambiario controlado y rígido del decreto 444, al sistema flexible que actualmente rige.

No ha sido fácil porque ha predominado un caldeado y tempestuoso escenario internacional, lleno de sobresaltos cambiarios y financieros.

Colombia se siente orgullosa de su Banco de la República, construido durante tantas décadas por directores expertos, inteligentes y probos y un equipo de servidores públicos llenos de capacidad y sabiduría.

Se ha ido construyendo una economía sólida mediante políticas ortodoxas y estables.

Doctor Urrutia: ahora, cuando regresa Usted al escenario natural de su vida, la academia, la investigación, la escritura de grandes textos de historia y economía, Colombia gana un nuevo maestro, aquel a quien el mundo considera uno de los grandes economistas del siglo.

Mil gracias en nombre de todos los colombianos.

 
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