CLAUSURA DEL FORO "¿SE ESTÁ GANANDO
LA GUERRA?"
Julio 28 de 2004 (Bogotá – Cundinamarca)
El diario el Tiempo, Caracol, la revista Semana
y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD,
se unieron este
miércoles en un foro para analizar el avance de la política
de Seguridad Democrática, dando respuesta a la pregunta: ¿Se
está ganando la guerra?
Al lo largo del día, en diversos paneles de discusión,
se formularon preguntas y conclusiones que giraron en torno a temas
como la unión de la Fuerza Pública con la ciudadanía.
La lucha contra la guerrilla y los paramilitares. El proceso de
paz con las autodefensas y los diálogos con el Eln. La lucha
contra el narcotráfico. La inversión social y la
seguridad.
Las siguientes son la respuesta del Presidente de la República, Álvaro
Uribe Vélez, a varias preguntas y conclusiones formuladas
por los moderadores, los periodistas: María Teresa Ronderos,
Judith Sarmiento, Roberto Pombo y Dario Fernando Patiño:
Señoras y señores:
Quiero agradecerles inmensamente la invitación, felicitarlos
por este esfuerzo, que lo considero muy útil.
Déjenme presentar una discrepancia: ¿Se está ganando
la guerra? La pregunta que debería ser: ¿Se está salvando
la democracia?
Por ahí, en horas de avión, he estado leyendo un
libro sobre políticos guerreros, un análisis histórico
bien importante. En el primer capitulo examina las interpretaciones
que se dieron a guerras sucedidas mil años antes. Yo no
sé qué van a decir dentro de 50, 100, 200 años
los historiadores. Pero yo sí quiero aseverar esto: históricamente
la guerra ha tenido un factor de legitimidad, un elemento de
causa. La causa para mi acción es lo que yo objeto de
usted, y al revés.
Lo que he encontrado en los procesos de análisis histórico
es que, de un período a otro, y uno de mayor cercanía
al hecho histórico frente a otro de interpretación
ya más lejana del hecho histórico, cambian las
interpretaciones, pero siempre se reconoce un factor de legitimidad.
¿
Cuál es el factor de legitimidad en Colombia para llamar
a esta violencia, guerra? Me parece que el gran daño es
llamar a esta violencia, guerra. Ahí empieza. Yo quisiera
que se me demostrara cuál es el factor de legitimidad
para darle esa denominación.
Aquí lo que hay es un desafío del terrorismo contra
una comunidad que todos los días ha venido fortaleciendo
más su democracia. Entonces, yo miro el tema frente a
la connotación histórica de guerra. Lo miro frente
a, por ejemplo, las legislaciones más democráticas
de Europa, que cualquier acto de los que aquí vivimos
lo señala de terrorismo. Y lo miro frente al proceso evolutivo
de profundización democrática de la sociedad colombiana.
Y eso me lleva a rechazar que a este fenómeno se le llame
guerra.
Fortalecimiento de la Fuerza Pública
Balance de la guerra en el terreno militar. El tema del primer
panel. Yo simplemente diría que la situación no
ha cambiado solamente frente a 1988. Ha cambiado frente a un
proceso histórico muy, muy extenso. Y ha cambiado frente
al 7 de agosto de 2002.
El 7 de agosto del 2002 teníamos más Ejército
que el 7 de agosto de 1998, pero igualmente derrotado. Porque
es que el problema no es de tener más Ejército
o más Policía. El problema es sumarle ese elemento
que se llama voluntad política. Y además no había
recursos. El Gobierno no tenía con qué pagar el
presupuesto militar apropiado para terminar el año 2002.
Recuerdo que mis contradictores políticos solían
repetir lo que había alcanzado a decir las Farc en la
antigua zona de despeje: 'si Uribe gana, nada puede hacer, porque
la situación económica no se lo permite'. Se estaba
jugando a eso.
O sea que el cambio no es, a mi juicio, en relación con
1999, 1998. Es en relación con un período hacia
atrás mucho más extenso y con el 7 de agosto del
año 2002.
Seguridad Democrática e Inversión
Social
El resto del Ejecutivo se tiene que integrar. No solamente lo
militar. En esa tarea hemos venido. No con la magnitud con que
quisiéramos, por ejemplo, en la ampliación de régimen
subsidiado este año se ha asignado prioridad a la antigua
zona de despeje y a zonas como Miraflores, Carurú, etcétera.
Para ir avanzado allí con una presencia social del Estado,
que vaya acompañando la presencia militar y policiva.
Lo mismo ocurre con la ampliación de cobertura escolar.
Lo mismo ocurre con el programa de Familias Guardabosques.
Por supuesto que uno quisiera una acción mucho más
envolvente. Para todo hemos tenido dificultades, empezando por
las dificultades fiscales. Hay que ver en el contexto en que
empieza esta tarea, en el contexto político y en el contexto
fiscal.
El ministro Roberto Junguito aparece al primer Consejo de Ministros
de este Gobierno con una propuesta de congelación de gastos
enorme, para no terminar el año 2002 con un déficit
del 4.2 por ciento, sino del 3.6 por ciento. Y eso no es suficiente.
Tenemos que derramar el impuesto al patrimonio, y no sólo
para financiar una expansión de la acción de seguridad,
sino para financiar los recursos que se habían apropiado
para sostener lo que se había logrado en el año
2002.
Con un endeudamiento que no surgió por generación
espontánea. Creo que el país ha vivido un largo
proceso de ineficiencia en el gasto burocrático, de exceso
en el gasto burocrático, de derroche de recursos públicos,
de ampliación instituciones estatales sin medir consecuencias
-alguna parte de ello derivado de la Constitución de 1991-,
de causación de un alto déficit y de financiación
de ese déficit con endeudamiento.
Estábamos llegando a un déficit fiscal casi del
5 por ciento. En el Gobierno Nacional central era del 6.3 por
ciento. Y no se aplicaron las medidas para corregirlo, sino que
se financió con un endeudamiento que, en pocos años
pasó de representar el 24, 26 por ciento del PIB, a representar
el 54 por ciento. Con otro agravante: consumía el 40 por
ciento del presupuesto nacional.
El presupuesto de $70 billones tiene que empezar por apropiar
$28 billones para gastos financieros del endeudamiento y para
amortizaciones de ese endeudamiento.
Y con un gravísimo problema de desahorro en el sector
privado y una sociedad colombiana en estampida, de unos capitales
en estampidas, una reducción del capital privado al 7
por ciento del crecimiento, dramática. El desempleo de
jefes de hogar entre el año 1994 y el año 2000,
pasó del 6 al 11 por ciento.
En ese contexto es muy difícil financiar una política
de Seguridad. Yo creo que el Ejército, la Policía,
se van sintiendo acompañados en muchas regiones con esta
acción.
Por ejemplo: hace pocos días estuvimos en la Macarena.
Dos reuniones. En una reunión el señor Ministro
de Protección examinando todo el avance allí del
régimen subsidiado de salud, de la cobertura escolar y
de las 7 Herramientas de Equidad. Y en otra reunión los
Altos Mandos, el señor Ministro de la Defensa y yo, examinando
el tema militar.
El último Consejo de Seguridad, el lunes en Pereira. Dos
reuniones semejantes. En una reunión examinando cómo
vamos avanzado en el área social, en el área económica.
Y en otra reunión examinando cómo vamos avanzando
en el área de seguridad.
En el Gobierno hay conciencia de que la política tiene
que ser integral. Estamos procurando que la acción social
acompañe la política de presencia de la Fuerza
Pública. Por supuesto, el empobrecimiento del país
nos indica que cualquier esfuerzo, que para las circunstancias
presupuestales es inmenso, en materia de política social,
es pequeñísimo para las necesidades sociales del
país.
Fuerza Pública - Ciudadanía
En ese panel se habla que la población no es enemiga,
que hay que tratarla como a una amiga.
Voy a hacer una aseveración derivada de la comunicación
diaria con los colombianos. El Ejército ha mejorado enormemente
su sentido de relación con la base popular de la Nación. ¿Qué me
lo indica? No el informe del Ministro y de los Altos Mandos.
La población.
La población le dice a uno: 'Presidente, lo que necesitamos
es que el Ejército esté a toda hora. Por favor,
mándenos la Policía, no la saque'. Veo un reclamo
permanente de población por esa Fuerza Pública.
Hace muchos años veía en mi departamento que la
población no reclamaba la presencia de la Fuerza Pública.
Estábamos viviendo una conciencia política de la
ciudadanía, derivada de tantos años en los cuales
prevaleció aquel discurso que asociaba la civilidad con
una negación de la seguridad. Y para ser demócrata
y de avanzada, y tener buen recibo intelectual, había
que rechazar a la Fuerza Pública.
Y eso permeó los sectores populares de la Nación.
Hoy encuentro un gran reclamo de todos los estratos de la Nación
por la presencia de la Fuerza Pública. Su enojo es porque
la presencia no es permanente o no es suficiente o porque no
ha llegado.
Seguramente subsisten muchos problemas en el trato, pero creo
que eso viene mejorando. Y si no estuviera mejorando, no tendríamos
esa presión ciudadana por la presencia de la Fuerza Pública.
El fin de semana le decía a un Consejo Comunitario en
Manizales, y el lunes a esta reunión de Pereira: 'miren
las paradojas, congresistas y alcaldes que me reclaman más
inversión social, son los mismos que aquí me están
diciendo: Presidente, más Policía, más presencia
militar'.
Ese reclamo del país por la presencia institucional denota
que la gente percibe un mejor tratamiento de sus Fuerzas Armadas,
de lo que era anteriormente.
La contradicción entre que la política con los
Estados Unidos es contra el narcotráfico y la política
colombiana para ganarse a la población, no existe. Uno
en la lucha contra el narcotráfico se tiene que ganar
la población. Y por eso hemos venido haciendo tanto énfasis
en el programa de Familias Guardabosques.
Parecía imposible conciliar en la Sierra Nevada de Santa
Marta la fumigación de droga y la obtención del
apoyo de la población. Empezamos con 850 Familias Guardabosques.
Y en eso hay un compromiso, si se aprueba una adición
presupuestal, de aumentarlo.
Ese es un tema puntual, pero es muy bueno hablar con ejemplos,
porque demuestra la posibilidad de hacer compatible la adhesión
de la población, inclusive la población en alguna
forma pecuniariamente beneficiaria de ese narcotráfico
en sus propias zonas, con la política antinarcotráfico
y con la política de eliminación de la droga.
Recuerdo que hace 20 días me llamaron, que había
6.000 campesinos, un domingo, en la carretera Santa Marta-La
Guajira, que estaban movilizados por paras, que impedían
la fumigación en la Sierra Nevada. Les dije: 'a mí me
da pena, a la misma razón la misma disposición.
Nosotros no permitimos que se bloquearan las vías del
Cauca en una movilización semejante que trató de
hacer la guerrilla. Lo único que tengo para decirles en
este caso de Santa Marta, es que eso se desbloqueará,
y para desbloquear la vía necesitamos es el término
de la distancia para que la Policía llegue al lugar'.
No hubo ni que proceder.
La gente empieza a tener un apoyo tal a la política, que
cuando ve que la decisión es firme y la disposición
de la Fuerza Pública total, eso incluso supera los temores
que les generan las amenazas. La gente en el Cauca bien amenazada
por la guerrilla y en la Sierra Nevada bien amenazada por los
paramilitares, y sin embargo están apoyando la política.
Esa capacidad de la ciudadanía, la que reside allí,
que ha sido beneficiaria-víctima, de superar las amenazas,
es plenamente indicativa de que hemos avanzado. Es plenamente
indicativa de que hay mejor trato de la Fuerza Pública.
Y es plenamente indicativa de que no hay contradicción
entre la necesidad de derrotar el narcotráfico y la necesidad
de ganarse la población civil.
Política frente a guerrilla y paramilitares
No hay política clara frente a los paramilitares, es otra
de las conclusiones de esos paneles.
Leía en Colombia, desde hace muchos años, muchas
políticas de paz, perfectamente elaboradas en la teoría
y nulas en la práctica.
Acepto que no me he dedicado a escribir ensayos de política
de paz. He procurado ser consistente con lo que dije en la campaña,
con algunos temas muy sencillos:
Para iniciar un diálogo, se requiere un cese de hostilidades.
Tema que hemos vuelto a explicar ahora, a raíz de estas
posibilidades con el Eln. Por supuesto con garantías para
quienes den la oportunidad de ese cese de hostilidades. Es requisito
para avanzar en ese diálogo. No es requisito la rendición,
no es requisito el desarme, no es requisito la desmovilización.
Esos son puntos de llegada.
Diría de manera elemental, y las cifras lo demuestran,
que frente a los paras y frente a la guerrilla es la misma política.
Aquí tenemos que recuperar plenamente el imperio de las
instituciones.
Lo que dije en la campaña lo sigo creyendo y practicando.
El país no puede seguir sometido por la guerrilla o por
los paras.
Colombia había resignado el poder real del Estado, lo
había claudicado. Y en unas partes lo ejercían
los guerrilleros y en otras los paras. Un proceso histórico,
extenso, que nos condujo a que desapareciera la eficacia del
Estado. Del Estado quedaba el símbolo, en amplias zonas
del país.
Entonces, nosotros tenemos un objetivo: recuperar el imperio
institucional, que es lo único que da credibilidad. Y
la credibilidad en las instituciones es finalmente lo que construye
ciudadanía y lo que posibilita el ejercicio democrático.
Y para eso hemos ofrecido las mismas condiciones.
A mí se me informa, en el período de transición,
que el Gobierno que me antecede está intentando unas conversaciones
con el ELN a través de Cuba. Nosotros decimos: 'que continúen'.
Luis Carlos Restrepo hace todo el esfuerzo, viaja cuatro veces
a Cuba, yo hablo en varias oportunidades con el Presidente Castro.
Se me habla de la convención nacional del ELN, digo: 'magnifico,
que se haga, pero en cese de hostilidades, sin desarme, sin desmovilización,
sin claudicación'.
Lo que se está hablando ahora a través de la facilitación
de México no es nuevo. Posiblemente hayamos tenido que
hacer aclaraciones. Como Felipe Torres, me reúno con él
en un hotel de Medellín, y le dije: '¿pero ustedes,
Felipe, ¿por qué no han aceptado esto?'. Y me dijo:
'porque nos da miedo que usted nos haga asesinar si estamos en
cese de hostilidades'. Le dije: 'yo soy combatiente, pero noble.
Van a tener todas las garantías. A ustedes en un cese
de hostilidades, nosotros no los vamos a matar, menos a la mansalva',
porque ahí viene el ganar frente a ese desafío
terrorista, y el cómo ganarla.
Entonces, llego a una reunión muy extraña y muy
constructiva en México, y me preguntan del público
(añoro que quien me preguntó fuera enviado) qué cómo
sería eso, y le digo: 'no, con garantías. Con garantías
de que el Estado va a respetar a quienes respeten ese cese de
hostilidades, y el garante debe vigilar que se respete el cese
de hostilidades y que el Estado cumpla con las garantías. ¿Puede
ser México el garante? 'Por supuesto, por dos condiciones:
porque ha cerrado las puertas al terrorismo pero ha mantenido
abiertas las puertas al diálogo'.
Además esa exigencia es absolutamente consistente con
la calificación de terroristas a estos grupos violentos.
Porque muchas personas me dicen: 'bueno, si los define como terroristas, ¿cómo
se va a dialogar con ellos?'. Por eso la exigencia del cese de
hostilidades.
Y se me dice: hay un proceso a través de la Iglesia Católica,
unas conversaciones para un proceso con los paras. Digo lo mismo.
Dos o tres meses después me dicen: varios de esos grupos
quieren el cese de hostilidades. Me lo dice la alta jerarquía
eclesiástica. En ese momento se autoriza que Luis Carlos
Restrepo empiece a hablar con ellos.
Entonces el Gobierno reconoce. El Gobierno reconoce que, a pesar
de que en algunos o en buena parte de ellos ha habido voluntad
de cese de hostilidades, en la práctica no se ha dado,
como sería deseable. Ese es un objetivo, un principio,
un presupuesto que todos los días hay que mejorar. Y hay
que mejorarlo no solamente en la mesa de conversaciones, sino
con la acción coercitiva del Estado.
La verdad es que aquí se hablaba más de los paras
en los micrófonos, pero en la vida real se les dejaba
crecer. La única política de seguridad que yo conocí en
gobiernos anteriores era la política a través de
los paras, no del Estado. Se les descalificaba en el discurso
para salvar apariencias, pero no se ejercía autoridad
militar frente a ellos. Las zonas que habían ganado seguridad,
qué tristeza, la habían ganado no por acción
del Estado sino por acción de los paras. Es una vergüenza
para la democracia.
Ahí están las cifras nuestras. En el primer año,
crecimiento de paras abatidos: 85 por ciento. Crecimiento de
paras llevados a la cárcel: 135 por ciento. Capturas han
aumentado este año 65 por ciento y abatidos 107 por ciento.
Este año van abatidos 304.
Le acabo de decir a unos parlamentarios: 'el afán del
Gobierno es en este momento es que ese proceso tenga credibilidad,
y esa credibilidad surge en la medida que haya cero droga y total
cumplimiento del cese de hostilidades'. Ese es el afán.
Hay un derrotero, está definido con el Comisionado, pero
el primer afán es ese.
Una política necesita más unas metas iniciales
e intermedias que le den credibilidad, que un gran discurso,
que una gran elaboración teórica.
Y tenemos que ser muy cuidadosos porque hemos hecho todos los
esfuerzos frente al ELN, y en algún momento, con este
o con otro Gobierno, tendrá que haber un proceso, y se
han autorizado a todos los que han querido ser facilitadores
con las Farc.
Entonces, cualquier decisión que tomemos ahora en este
proceso será un punto de comparación, un espejo,
en el momento que llegaren a empezar procesos con los otros grupos.
El objetivo de la política frente a los paras es el mismo
objetivo que hay en la política frente a las guerrillas:
quitarle al país ambas pesadillas y recuperar el imperio
institucional, al cual el país renunció durante
años, y que permitió el fortalecimiento de los
unos y la aparición de los otros".
Judith Sarmiento, Moderadora: Presidente, permítame aquí una
interpelación y es ésta: en la encuesta que mencionamos,
hay una cifra que nos llamó mucho la atención y
es cómo la gente está percibiendo en un 65 por
ciento que es necesaria la vía de la solución política
negociada. ¿No es eufemístico desconocer la guerra
y desconocer la legitimidad del contradictor? Es decir: si no
es legitimo el contradictor ahora, no vemos por qué será legítimo
más adelante y en algún momento habrá que
negociar. La pregunta es: ¿si mejor no será reconocer
que la droga, el terror, la violación de los derechos
internacionales humanitario, son parte de la degradación
del conflicto, pero sin desconocer sus orígenes, y apuntando
a que de todas maneras después de toda esta estrategia
habrá que llegar a una solución negociada?
Presidente de la República: Cuando yo veo aquí al
doctor Angelino Garzón, gobernador del Valle del Cauca,
recuerdo su campaña. Cuando veo al doctor Luis Eduardo
Garzón, alcalde de Bogotá, recuerdo su campaña.
Cuando comparo el 7 de agosto de 2002, que había casi
400 alcaldes que no ejercían y hoy están todos
con la voluntad de apoyo del Estado, por supuesto con problemas
algunos, pero en su municipio ejerciendo, digo: hemos avanzado
en democracia. Y cuando hay estos avances democráticos,
ninguna legitimidad se puede reconocer a los grupos violentos.
Otra cosa es que a partir de un cese de hostilidades haya un
proceso de negociación, que por ilegítimas que
hayan sido sus acciones, el Estado de Derecho nunca lo niega.
Yo creo también en aquel punto del Estado de Derecho que
permite a cualquier delincuente su resarcimiento.
Sé que en los términos de este lenguaje no aceptan
un proceso de paz. Pero las convicciones que sustentan este lenguaje
van a conducir allá. Probablemente no se dé con
todos en este Gobierno, pero creo que este Gobierno pone las
bases para que se dé.
Recuerdo que una de las objeciones de las Farc a procesos de
paz es: no hay procesos de paz mientras no acaben con los grupos
paramilitares. Espero que ese obstáculo se les esté removiendo.
Uno de los problemas que tengo para contestar algunas preguntas
contundentes, como aquella de si vamos ganando o no, pienso que
la política de Seguridad tiene que ser firme, permanente
y sostenible, pero no jactanciosa. En la medida en que no sea
jactanciosa, esa política de seguridad crea las bases
para pasar de la seguridad a la reconciliación con todo
el universo de la población. Crea las bases para que en
determinado momento se pueda dar ese proceso.
¿
Ganarla y cómo? De manera transparente, no hay duda. Yo
asocio la transparencia con tres o cuatro objetivos: primero,
con la sostenibilidad. La sostenibilidad de la política
necesita eficacia y necesita transparencia. También necesita
que avancemos en cohesión social.
Asocio la transparencia con el post-conflicto. Una paz de tierra
arrasada deja profundas cicatrices en una sociedad que dificulta
mucho el post-conflicto. Asocio la transparencia con las nuevas
generaciones. Para ellas será mucho mejor vivir en el
país y ante los ojos del mundo, si esto se supera con
transparencia, a que se supere como se superó en otros
países, con cualquier clase de violación de derechos
humanos.
Creo que aquí empezaría por esto. No conozco en
nuestra época un país que haya tenido que enfrentar
50 mil terroristas ricos en el pleno ejercicio de las libertades
públicas. La única censura que le hago a las entrevistas
de Raúl Reyes, es no leerlas.
Yo le pregunto a los historiadores: aquí teníamos
17 mil guerrilleros de las Farc, 11 ó 12 mil milicianos
de las Farc, 3.500 ó 4.000 del ELN, 12 ó 15 mil,
de las autodefensas. ¿Cuánto suma eso? Cerca de
50 mil. Ricos.
Recuerdo mi año con Joaquín Villalobos en Inglaterra,
donde nos contaba en la universidad el proceso de El Salvador,
y la primera diferencia es que allá hubo finalmente una
guerrilla empobrecida, que le cortaron las fuentes de financiación
y entre sus financiadores había mucha ONG de Europa Occidental.
Y ese fue uno de los factores que ayudó a negociar.
La diferencia es que aquí tenemos unos grupos sumamente
ricos.
Entonces, creo que la sola circunstancia de enfrentar ese solo
desafío, procurando al mismo tiempo enaltecer las libertades
públicas, es una prueba de transparencia. Yo le peleo
a Amnistía Internacional, o a una ONG o a otra, ¿cuándo
le hemos cerrado los espacios?
¿
Que soy deliberante? Por supuesto. Reivindico el derecho de expresar
desacuerdos. ¿Cuándo les hemos cerrado los espacios?
Y a ellos les duelen tanto los desacuerdos, que hacen todos los
esfuerzos por cerrar espacios. Uno no les cierra espacios, pero
ellos van y les dicen a los gobiernos europeos que no le ayuden
al Gobierno de Colombia, que es terrorista. Comparen ustedes
la transparencia.
Yo creo que en la vida, con todos los defectos míos, yo
soy combatiente, esta carnita y estos huesitos, jamás,
jamás me ha interesado cerrar espacios democráticos
a mis contradictores.
Ahí está Daniel García-Peña. ¿Cuántos
años lleva en contradicción conmigo? Y yo creo
que he sido un noble contradictor con usted.
No les quepa la menor duda, que aquí hay toda la vocación
de transparencia. Uno mira este país también con
ojos de padre de familia. Uno no quiere que la nueva generación
viva lo que ha vivido mi generación. En mi generación
no ha habido un día de paz. Y para dejar una sociedad
reconciliada, la política de seguridad tiene que ser transparente.
Si no se aplaza muchísimo más la reconciliación.
Por ejemplo, a mí me honra sentarme en Consejo de Seguridad
de Bogotá con el señor Alcalde de Bogotá,
con todos los temas sobre la mesa. O con el señor Gobernador
del Valle del Cauca, que en su período hemos hecho muchos
consejos de seguridad con todos los temas sobre la mesa. Yo,
por ejemplo, en el Valle del Cauca no tengo una agenda de seguridad
que no conozca el Gobernador. Y en Bogotá no tengo una
agenda de seguridad que no conozca el Alcalde.
La instrucción que tiene la Fuerza Pública, y hay
350 mil testigos que son los integrantes de la Fuerza Pública,
es: seguridad para todos los colombianos. Lo mismo para el más
duro opositor al Gobierno que yo presido, lo mismo para el más
solidario defensor del Gobierno.
Esos son principios de que aquí lo que se quiere es una
profundización democrática. Y eso no se puede desvincular
del tema de la transparencia.
'La victoria'
¿
Qué es una victoria? Punto de quiebre. Es muy difícil
para el Gobierno decir cuál es el punto de quiebre. Estamos,
sí, abiertos a procesos de paz sinceros, dando todas las
garantías.
Por ejemplo con el ELN, ahí está el trabajo que
se ha venido haciendo con el señor Embajador delegado
por México. Creo que no tiene ninguna obstrucción
por parte del Gobierno.
Creo que el doctor Angelino Garzón no ha encontrado ninguna
obstrucción de mi parte para que él cumpla una
tarea facilitadora para un eventual acuerdo humanitario. Ni la
ha encontrado institución o colombiano que quiera una
tarea facilitadora.
El punto de quiebre no depende de caprichos del Gobierno. Depende
de la sinceridad de quienes quieran negociar. Uno pasa más
fácilmente a la historia por hacer un proceso de paz que
por adelantar una política de seguridad. ¿Cuánto
mejor sería poder hacer un proceso de paz? A mí me
duele encontrarme con los familiares de los secuestrados. Uno
tiene todas las sensibilidades, uno hace parte del 50 por ciento
de las familias colombianas que han sido víctimas de esta
tragedia.
¿
Cuál es el punto para el acuerdo humanitario? Hombre,
hagámoslo de tal manera que no fertilicemos el secuestro.
Hombre, hagámoslo de tal manera que no desmotivemos nuestra
Fuerza Pública. Hagámoslo de tal manera que sirva
para la paz.
Algunos dicen: pero es que todo lo hicimos en el pasado. Sí,
hubo euforia en el momento, le inyectaron espíritu de
victoria al terrorismo, y por ende aplazaron más las posibilidades
de paz. Eso es lo que yo no quisiera repetir.
Seguridad de largo plazo
Política de Estado de largo plazo. El temor al tema de
que hay que tener paciencia y no presionar. Paciencia y urgencia.
Esa es una combinación necesaria, idealismo y práctica.
Paciencia y urgencia.
Tengo que ser paciente cuando llega alguien muy importante en
noviembre y me dice: 'es que estuve en El Caguán, allá está todavía
la guerrilla en el plenitud de su dominio'. Nosotros estamos
en otra tarea estratégica. En otra parte teníamos
urgencia. Hoy llega alguien que visita la última semana
y me dice: 'ahora sí se nota una mejoría sustancial'.
Por supuesto, cómo no se va a afanar uno cuando los periodistas
pueden alcanzar a Raúl Reyes donde no lo ha podido alcanzar
la Fuerza Pública.
Esto necesita paciencia y urgencia. Y es que además los
períodos siempre son desproporcionados. Eso de 40 años
contra 4 es muy complicado. El de 4 siempre tiene que tener un
poquito de más urgencia que el de 40.
En este panel se dice que las tendencias en la reducción
de homicidios se deben a tendencias de largo plazo que vienen
de administraciones locales. Yo no desconozco esfuerzos de administraciones
locales.
La política de construcción de ciudadanía,
la política de enseñar soluciones pacíficas
de conflictos, la política de retención escolar,
todo eso contribuye a la seguridad. Pero hoy vivimos problemas
inmensos como el de Cali. Si nosotros no tuviéramos el
problema de Cali, la disminución de la violencia no sería
del 13 por ciento sino que estaría por encima del 25.
Y en Cali, lo que explica ese problema hoy es la venganza entre
narcotraficantes mezclados con guerrilla y mezclados con paramilitares.
Y no se puede desconocer esto.
En muchas ciudades se avanzó en políticas de seguridad,
en políticas de convivencia, pero se le dio la espalda
a la seguridad. A mí me preocupa mucho la situación
de terrorismo que hemos vivido en Bogotá. Y no se reconocía.
Se sufría pero no se reconocía. Se sufría
y se lamentaba, pero no se le enfrentaba.
En el 2002 hubo 134 atentados terroristas en Bogotá. Hubo
una rebajita grande en el 2003. Y en el 2004 ahí seguimos
en la tarea. Aquí tengo todos los números, pero
esta política no puede ser jactanciosa, a ver si logramos
crear bases para la reconciliación final. Ojalá pudiéramos
pasar de la seguridad a la credibilidad en las instituciones
en la democracia y a la reconciliación de todo el universo
de la Nación.
En el segundo panel hablan de la magnitud con que se ha golpeado
las fuentes de financiación. Por supuesto que falta mucho.
Estamos haciendo un gran esfuerzo a ver cómo acabamos
la droga en todas sus expresiones.
Terminamos el año pasado con alrededor de 90 mil hectáreas
de coca. Ustedes saben de dónde venimos. Yo reconozco
un gran acierto en el Gobierno anterior en el Plan Colombia,
y en su momento, no obstante mi oposición a lo que estaba
pasando en El Caguán, apoyé el Plan Colombia con
toda determinación.
El país llevaba 70 extradiciones, yo he firmado alrededor
de 180 órdenes de extradición. Nosotros no estamos
golpeando solamente la droga asociada a la guerrilla o a los
paras, sino la droga dónde esté y a quién
favorezca. La golpeamos con la misma intensidad en la zona de
control paramilitar dela Sierra Nevada, que en la zona de control
guerrillero del Putumayo.
Aquí estaban resurgiendo unos carteles, de los cuales
se hablaba en el corrillo, en el chisme, en el cóctel,
pero no se les enfrentaba. Como los del Norte del Valle del Cauca.
Ahí hay un señor en una cárcel en Cuba,
los otros señores escondidos, con una persecución
diaria del Estado bajo mi responsabilidad política. Las
oficinas del cobro de mafia en Medellín y en Cali, no
se les enfrentaba por el Estado.
Yo he asumido la responsabilidad, en público y en privado,
de estar a toda hora presionando a la Fuerza Pública para
que las enfrente.
Para hablar de otros temas, no hemos podido eliminar la magnitud
del fenómeno, pero creo que vamos bien. Allí hay
que saber que se requieren unos tiempos, pero que dentro de esos
tiempos hay que proceder con sentido de urgencia.
Nosotros no hemos considerado: es que esta coca es de paras,
es que esta coca es de guerrilla, es que esta coca es de fulano.
No, hay que recuperar el imperio institucional.
Yo creo que no se va a poder decir que en este Gobierno hay una
alianza de las instituciones con un grupo terrorista para golpear
al otro, porque eso no ha sido bueno en la historia de Colombia.
Uno de mis celos es que aquí la tarea institucional vaya
sin acompañamiento de delincuentes. Pero uno como Presidente
no puede hacer comentarios históricos, porque entonces
ustedes en los titulares de los medios lo ponen a uno como que
le estuviera contestando a alguien.
Roberto Pombo. Moderador: perdón la interpelación
Presidente, ¿y no?
Presidente de la República: Por Dios, con la magnitud
del lío que tenemos, ¿usted cree que el Presidente
se puede poner en eso? Si quiera nada tuvieron que decir de lo
que yo dije o hice cuando acudí al homenaje al Presidente
López Michelsen, y allí se dijeron cosas, pero
ese no es el tema.
El cultivo se desplaza. Es muy difícil, muy difícil
el tema. Cierto, hay que estar en una tarea incesante, con diaria
febrilidad, el país es muy extenso. Muy fácil sembrar
coca en una parte o en la otra. Ese es uno de los problemas que
tenemos y que nos frenan la posibilidad de mostrar resultados
más fáciles.
El vacío de las Farc lo pueden ocupar otros grupos. Por
eso los estamos golpeando a todos. Entonces tratan de asustarme:
cuidado, Presidente, que es que Varela, narcotraficante del norte
del Valle, se unió con las Farc, para atentar contra el
Gobierno.
Pues, hombre, yo tengo una responsabilidad política y
una ambición personal: que el día que salga de
la Presidencia, pueda decirle a mi conciencia, y lo puedan repetir
mis hijos, que no omití enfrentar a cualquier delincuente
por peligroso que sea.
Creo que en la medida que procedamos así, aquí vamos
es a acabar con el narcotráfico. ¿Para qué acabar
con unos narcotraficantes para que el vacío lo ocupen
otros? Por eso allí no hay selectividad de parte del Gobierno.
Allí hay un objetivo general, que es acabar con el narcotráfico
en todas sus expresiones.
Judith Sarmiento: Pero, Presidente, allí la interpelación
sería: ¿cómo explicar la lucha antinarcóticos,
que es una lucha que mientras más se golpea mejora el
negocio? Fue un planteamiento que hizo inclusive le doctor Echeverri,
que en el corto plazo se está incluso mejorando las finanzas
de estos barones de la droga, porque mientras más se les
golpea más se mejoran los precios.
Presidente de la República: Sí, Judith, ahí hay
que tener conciencia de todos los riesgos, de todos los caminos
del negocio y perseverar. Mire, cuando entra el Ejército
a ciertos lugares de la selva, se encuentra una gran cantidad
de droga acumulada. Los grupos dueños de esa droga empiezan
a liquidarla rápidamente. En su afán incluso empiezan
a pagarle a la población con droga. Les empezamos a controlar
el tráfico y también la producción. Y interceptación
aérea, acompañada de la presencia militar, es muy
importante.
Hace a penas pocos meses el Ejército ocupó Carurú y
Miraflores. Eran pistas sin Dios ni ley, donde llegaban aviones
a cualquier hora, recogían droga y se iban. Venían
con armas, recogían droga y se iban. Entonces estamos
procurando taponar todos los sitios, copar esos municipios, inutilizar
esas pistas, controlarlas, acabar los cultivos, frenar el tráfico,
que no se acaba fácil. En eso lo importante es tener inflexibilidad
en el propósito.
Ha ayudado también la ley que se aprobó en este
Gobierno por iniciativa del Ministro Londoño para agilizar
los procesos de extinción de dominio.
De cinco sentencias pasamos a 74 en un año. Confiamos
que con lo que se acaba de introducir, primero en la Constitución
y segundo en la Ley, que es el procedimiento acusatorio y la
oralidad, vamos a tener a partir del primero de enero más
agilidad.
Y creo que la manera como avanza la extinción de dominio
y como va a avanzar, va a ayudar a producir varios efectos: a
recuperar muchos bienes, a entregarle buenas tierras a los campesinos,
a demostrarle a todos estos grupos que no tienen seguridad para
invertir en Colombia.
Por ejemplo en muchas ciudades donde otrora se financió la
construcción con el narcotráfico, hoy le explican
a uno que no. Entonces se ha adoptado una modalidad absolutamente
sana, que es la de vender proyectos en planos.
A raíz de estas extinciones de dominio que no tienen antecedentes,
hemos notado ya en los últimos meses que se ha frenado
esa especulación inmobiliaria en ciertas zonas rurales,
porque no paga, no premia esa inversión. Porque detrás
vienen unos procesos de extinción de dominio, frente a
los cuales hay toda la voluntad política, un mejor marco
legal, y vamos a tener unas normas a partir del primero de enero
ya plenamente aprobadas, por supuesto mucho mejores.
Cultivos ilícitos hacía países vecinos
Sí, ese es un riesgo. Nuestra política internacional
ha buscado el apoyo de todos los países vecinos a esta
estrategia. Les hemos dicho: el problema de hoy es una amenaza
para la democracia colombiana, mañana para toda la región.
Con el presidente Lula, con el presidente del Brasil, con el
presidente del Perú, muchas veces hemos hablado del riesgo
del narcotráfico para la cuenca amazónica.
Es que en Colombia se había destruido un millón
700 mil hectáreas de selva tropical en la inserción
a la cuenca amazónica. Al ritmo que eso iba, en 20 años
no tendríamos cuenca amazónica.
Una de mis sorpresas fue encontrar el vigor del frente amazónico
de las Farc, donde hemos avanzado enormemente.
Creo que nuestra política internacional tiene hoy más
aliados en el vecindario. Tenemos una alianza eficaz del Ecuador,
del Perú, ya con el Brasil hemos venido avanzando bastante
hacia lo que yo llamo la alianza eficaz. Por ejemplo para poder
utilizar el sistema de control satelital del Brasil en la cuenca
amazónica.
Hemos venido dando unos pasos, ahí sí con paciencia,
con el Gobierno de Venezuela, constructivos, como los que se
registraron hace dos semanas en Maracaibo.
La corresponsabilidad es un hecho. Y nosotros tenemos que revisar
en estos días con el Ministerio de la Protección
Social y con el Ministerio de Educación, cómo va
el otro lado de la política contra el consumo, la de la
prevención, la de la educación.
Tenemos un vacío legal. Creo que fue un absurdo la sentencia
de la Corte Constitucional en el año 93. A partir de esa
sentencia se creció enormemente el consumo. Nosotros vamos
a insistir en la norma que propusimos al referendo, para poder
penalizar el consumo.
Muchos estudiosos del tema son partidarios de que la política
de educación y de prevención, sea acompañada
de una política de penalización. Concluyen que
es más eficaz la prevención y la educación,
acompañada de la penalización, que en ausencia
de la penalización.
El problema de los consumidores no es solamente en los Estados
Unidos y en los países industrializados. Uno de los errores
nuestros fue, primero, pensar que solamente había un tráfico.
Después, cuando ya vino la producción, dijimos:
bueno, se trafica y se produce, pero no hay problema de consumo,
con un millón de consumidores. Entonces el problema de
consumo también es nuestro.
Las autodefensas
El segundo panel. Ahí hablaron de estos voceros de las
autodefensas que vinieron al Congreso.
La verdad es que a mí me llamó el doctor Luis Carlos
Restrepo y me dijo lo de Francisco Galán, y le dije: 'yo
no veo obstáculo'. La Comisión de Paz del Congreso
aprobó esto, y dado el paso de la zona de ubicación,
de 300 kilómetros, con presencia del Estado, le dije al
doctor Luis Carlos Restrepo: 'tampoco lo objeto'.
Ojalá Reyes aceptara un cese de hostilidades, emprendieran
un proceso de paz en serio, para que sin que se tenga que rendir,
sin que se desmovilice, sin que se desarme, le permitamos venir
al Congreso, y no solamente a hablar sino a que dé la
rueda de prensa allá en el Capitolio, que la daría
más cómoda que en un cambuche en la selva.
Desde que haya buena fe para avanzar en un proceso, no tengo
objeción a que se les den estas pruebitas de democracia.
Creo que se sienten más cómodos hablando en el
Congreso que en la acción violenta en la selva.
Crecimiento de la economía
Y el tercer panel. Escenario de crecimiento de la economía.
Lo que dice el doctor Navarro ahora, era lo que se decía
en la zona del Caguán: no había posibilidad económica
de sostener una política de seguridad.
Entonces el camino era: entreguémosles esto. Camino que
no se reconocía, pero era el camino implícito y
evidente.
Vamos a poner a crecer esta economía el cinco por ciento.
En los primeros estimativos se decía: imposible llegar
al 2.5 en el 2003. Con semejante restricción fiscal, reduciendo
el déficit y al mismo tiempo en semejante lucha contra
la droga, pasamos del 4.
Estamos haciendo todos los esfuerzos para que esta economía
crezca velozmente.
La política de seguridad en el post-conflicto, es tan
necesaria como para desatar la reconciliación durante
la agresión terrorista. El país se tiene que preparar.
Así se hiciera mañana la paz con todos estos grupos, ¿ustedes
creen que podemos abandonar 174 municipios que no tenían
Policía y hoy tienen?
Es que hay un fenómeno de control territorial que se necesita
durante el desafío terrorista y en lo que llaman el post-conflicto.
Porque donde eso se afloje, ahí sí que vendría
la sustitución de los que negocien, por otros que aparecerían
a ejercer el negocio y a continuar las actividades delictivas.
La política de seguridad tiene que ser sostenible y confío
que la política de seguridad nos ayude a mantener un crecimiento
de la economía, que ese crecimiento de la economía
nos ayude a resolver tanto problema fiscal, aumentar la inversión
social.
Nosotros hemos reformado 142 entidades del Estado, y ahora es
que está grave el problema. El problema fiscal del país
es inmenso. Y si fuera por eso, no habría política
de seguridad. ¿Ustedes creen que se habría dado
un crecimiento de recaudo al año pasado del 17 por ciento
y este año que se esta dando del 22, si no hubiera política
de seguridad que fomentara el crecimiento de la economía?
Miren: en materia social hay indicadores tan importantes. Después
de muchos años de venir en descenso, las cajas de compensación
empezaron a afiliar nuevas empresas y nuevos trabajadores.
Por primera vez se han empezado a reactivar las cuentas de los
afiliados a los fondos de pensiones y al Seguro Social. La matrícula
privada en primaria y secundaria, en los anteriores años,
por el empobrecimiento de los colombianos, se frenó tanto,
que a pesar de que se crearon 800 mil cupos en el sistema público,
el crecimiento total fue apenas de 400 mil. Ahora llevamos 750
mil cupos en el sector público y frenamos la tendencia
de disminución de matricula en el privado.
Nosotros nos hemos propuesto 400 mil cupos universitarios. Vamos
en alrededor de 130 mil, la mayor parte en la universidad pública. ¿Qué paso?
Venía en picada la matrícula en la universidad
privada. Yo hablo con todos los rectores y la señora Ministra
me muestra las cifras: ya empezó a recuperarse la matrícula
en la universidad privada. En ausencia de una política
de seguridad que nos ayude a fortalecer la economía, no
hay política social sostenible.
Estados Unidos
Disminución de ayuda de los Estados Unidos. Creo que esta
batalla no se puede dejar a mitad de camino. Eso se ha conversado
con el Gobierno de los Estados Unidos, con la bancada demócrata
y republicana. Allá siempre ha habido en esta materia
una política bipartidista. El éxito llega a los
límites.
Creo mucho en la constancia. Estaba jovencito, en el aeropuerto
de Medellín, construyéndolo. Entonces me llamaban
familiares y amigos muy preocupados: 'que fulano había
hecho tal mal comentario contra mí, que fulano tal mal
comentario'. Entonces yo metido allá los viernes por la
noche, con unas botas de caucho entre un pantanero con los ingenieros,
bregando a hacer esa obra, y me llegaban esos malo comentarios,
y les decía: 'mientras ellos conspiren que nosotros trabajemos,
dejemos que otros digan que ya no hay espacio para el éxito
y nosotros, general Fracica, trabajemos más'.
Creo siempre que el trabajo le gana a la conspiración y a eso le juego
con toda devoción. Entonces hay veces que no se pude desorientar uno
por la discusión retórica. Hay es que estar metido en el trabajo
a ver cómo tenemos éxito.
Aumento de la pobreza
Terrible. Vengo de una evaluación de un gran esfuerzo que ha hecho este
Gobierno. No lo inventó este Gobierno, lo trajo el Gobierno del presidente
Pastrana: la política de Familias en Acción. Nosotros nos hemos
dado a la tarea de pagarle a la gente, de cumplirle. Vengo de una evaluación:
hay que ver cómo ha mejorado la escolaridad de esos niños. Hay
que ver cómo ha mejorado la nutrición de esos niños. Creo
que tenemos una política social importante, insuficiente para las demandas
del país, y confío que eso va a mostrar buenos resultados.
Sostenibilidad jurídica
No veo por qué temerle a la sostenibilidad jurídica. Por supuesto,
no voy a entrar ahora en debates con la Corte Constitucional. Es que este es
un Estado de Derecho. Mire: ese estatuto antiterrorista que se acaba de aprobar
aquí, es valido frente a las normas permanentes de los países
de Europa".
Darío Fernando Patiño, Moderador: podríamos recordar un
punto ahí. Frente a la ayuda de los Estados Unidos había una
inquietud y era la relacionada con la carta de los senadores demócratas,
incluyendo al candidato Kerry.
Presidente de la República: La respuesta mía es larguita, es
todo lo que les he dicho esta tarde. Ahí le queda la respuesta. Yo no
puedo tener un discurso en el Congreso de Estados Unidos y otro aquí.
Lo que les he respondido a ustedes esta tarde y lo que le responda sobre cualquier
inquietud, será lo mismo que le diré en una reunión a
Amnistía Internacional la semana entrante, o lo que volveré a
decir en el Congreso de los Estados Unidos. Larguita la respuesta, difícil
de comprimir en un titular de televisión, pero es la misma.
Tuve una reunión bien importante en Pereira el lunes con alcaldes de
una zona muy afectada de Risaralda, con congresistas de oposición.
Uno de los abusos que se le ha señalado a este Gobierno es el de las
capturas masivas. Les dije: 'háganme el favor y explíquenme cómo
fue la captura de 55 personas en Santa Cecilia'.
Llegó el Fiscal, la Policía, el Ejército y le explicaron:
para cada caso, acervo aprobatorio individual. Creo que en todos los casos
en firme.
Estamos poniendo todo el cuidado en eso. Todos los días son menos las
equivocaciones. La verdad creo que no coincide con la realidad de Colombia,
decir que hay régimen de terror.
¿
Qué había antes? Lo viví en la Gobernación de Antioquia.
Tenía dos opciones: o enfrentar estos bandidos y exponerse a que se
dijera: hay régimen de terror en tal parte, o dejar que ellos disfrazaran
su imperio de terror con un aparente normalidad.
Cuando ellos dominan una zona, su terror no se expresa en esa zona. Pero cuando
el Estado entra a recuperar el imperio institucional, expresan en toda su ferocidad
el terror, e invocan el supuesto terror del Estado para frenar la acción
del Estado. Ahora: donde tengamos errores, hay que corregirlos. No hay más
camino.
¿
Qué me preguntaban en el último punto? Tenía esa hojita
aquí. Creo que voy a quedar sin visa para el grupo de ex presidentes.
Entonces le pido a mi Dios que me ayude a que me elijan en un pueblo emproblemado
como alcalde, para trabajar con devoción patriótica hasta el
final de la existencia.
Ahora: cuando discuten ese temita que tanto inquieta en el Congreso, dicen:
es que ese tema copó los otros. Y cuando el Gobierno entra, la secuencia
no se puede olvidar.
Este Gobierno aprueba la primera ley, después de la Ley 100, en materia
de pensiones. No se había hecho ningún esfuerzo en materia de
pensiones entre 1993 y el año 2002. Se da esa pela en el tema de pensiones
en el Seguro Social, en Telecom, en Ecopetrol, etcétera.
Le proponemos al país un referendo sin una sola norma populista, además
con el error de incluir tantos puntos en la consulta, con temas tan impopulares
como el de las pensiones. Y después dicen algunos: 'es que por el temita
este que ustedes hablan, se olvidó el tema pensional'.
Y ahora que presentamos esa agenda legislativa, espero que haya preocupación,
para que con esa agenda legislativa también pase el temita que tanto
inquieta.
Espero, Daniel, que si ese temita no funciona en el Congreso o después
en los eventos electorales, usted y yo podamos seguir la discusión por
allá en alguna alcaldía de un municipio emproblemado de la Patria,
donde yo bregue a conseguirme el corazón de los conciudadanos.
Miren: la democracia de hoy no premia las prebendas. Lo único que se
reconoce es el buen Gobierno. Mi afán, independientemente de lo que
pase, no es proceder como candidato sino cumplir el deber de Presidente.
Y por eso no vamos a eludir enfrentar uno solo los problemas del país.
Por eso no estamos contentos con haber reformado 142 entidades del Estado,
cuando nos quedan problemas tan graves como el de las Clínicas del Seguro
Social. Problemas tan graves como la red hospitalaria pública. Vamos
a seguir trabajando hasta el último día.
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