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LANZAMIENTO DE LA REVISTA ‘CRIMINALIDAD’
DE LA POLICÍA NACIONAL

Julio 09 de 2004 (Bogotá – Cundinamarca)

Compatriotas:

Quiero agradecer inmensamente a la Policía Nacional, a su director y a todos sus integrantes la reaparición de la revista en una edición tan importante y de tanta responsabilidad, como esta que muestra el balance del primer periodo de la política de Seguridad Democrática.

La verdad es que en mi cotidiano diálogo con ustedes, al interpretar las angustias del pueblo colombiano asumo una posición muy exigente, no por la exigencia en sí, sino por la esperanza, la angustia, la expectativa del pueblo colombiano, de que erradiquemos definitivamente la violencia, las expresiones alarmantes de criminalidad que venían azotando al país y que todavía algunas de ellas quieren seguir azotando.

En el día de hoy, en esta etapa de nuestra reunión dedicada a la presentación de la revista ‘Criminalidad’, quiero felicitarlos por el gran esfuerzo en todo el territorio, esfuerzo que tiene que producir un positivo impacto en la tranquilidad de los colombianos, en la recuperación de la credibilidad popular en las instituciones y en la convivencia.

El poder real del Estado colombiano estaba perdido, el Estado había perdido la capacidad de tomar decisiones, de hacerlas cumplir coercitivamente. Había sido reemplazado, en una sección del territorio por un grupo criminal, en otra sección del territorio por diferente grupo criminal. Tanto las ciencias jurídicas como aquellas que atañen a la seguridad de los ciudadanos, establecen la diferencia entre el poder real y el poder formal. El Estado mantenía el poder formal pero había perdido el poder real.

Y con la pérdida del poder real se habían desvanecido la credibilidad de los colombianos en sus instituciones. Los colombianos al sentirse sometidos en unas áreas del territorio por un grupo criminal o al verse obligados a apelar a otro para que los defendiera en diferente área del territorio, empezaban a desestimar las instituciones, a asumir una actitud como de nada tener que ver con las instituciones, como que allí están, para nada sirven, ese proceso de recuperación institucional es objetivo esencial de la política de Seguridad Democrática.

Porque, si no se recupera ese poder real del Estado, si no se recupera el imperio de las instituciones, no hay Nación, hay simplemente un grupo de ciudadanos sin elemento vinculantes, sin solidaridades, sin espíritu de cuerpo, sin espíritu de pertenencia al mismo Estado.

Nos seguíamos llamando colombianos, pero no nos compactábamos como la Nación colombiana. La criminalidad nos tenía desagregados y deteriorados. La derrota de la criminalidad permite la reagrupación del pueblo en todo el concepto de Nación, permite que surjan de nuevo todos los lazos vinculantes que logran que un conjunto de ciudadanos integren un pueblo, una Nación, un Estado. He ahí pues la importancia de la misión que ustedes vienen cumpliendo en todo el territorio de la Patria.

La seguridad tiene que recuperar el imperio de las instituciones. El imperio de las instituciones, la confianza. Lo uno y lo otro tiene que recuperar el sentido de pueblo de Estado y el factor básico de este, es el compromiso solidario de cada individuo con la totalidad.

Y cuando eso se logra, funciona mejor la democracia, por supuesto de manera pluralista como la queremos, donde cada quien pueda expresar sus opiniones libremente, cada quien tenga la obligación de respetar la opinión ajena, cada quien sienta que hay un Estado que a él lo respeta y lo protege.

Y así las cosas, esa democracia tiene que conducirnos de una sociedad de antagonismos, de exclusiones, de odios a una sociedad fraterna, de debate con solidaridad, con antagonismos superables, siempre con vocación de sintetizar en la construcción del consenso.

Cuando no funcionan las instituciones, cuando el imperio de las instituciones es desalojado por el imperio de los criminales, no es posible garantizar una democracia constructora de consenso, el debate se torna en un debate de antagonismos insuperables y cada quien logra crear su feudo, como venía ocurriendo. Ya la gente no quería definir las cosas apelando al debate democrático sino apelando al poder criminal. Algunos constituían un grupo, se dotaban de unas armas, accedían a unos kilos de coca y a otros kilos de explosivos y en la práctica, creaban un poder usurpador y desalojante del poder legitimo del Estado.

Eso es lo que no puede volver a ocurrir en Colombia. Si recuperamos a partir de la Seguridad Democrática el imperio de las instituciones, tendremos una Nación conciliada, una Nación en permanente actitud de construir consenso.

La tarea de ustedes ha sido abnegada, patriótica, prolija en resultados, sacrificada. Este video omitió mostrar el sacrificio, los centenares de integrantes de la Policía de la Patria asesinados, heridos, mutilados, maltratados por el terrorismo. Un sacrificio muy grande que Colombia valora.

Todos los que han aportado ese sacrificio, ustedes que se exponen cotidianamente al sacrificio, son héroes de la Patria. Las naciones que mejor se han consolidado son aquellas que de mejor manera han reconocido el valor, las tribulaciones de quienes se han expuesto al sacrificio por la libertad y por el bienestar de sus pueblos.

Quiero hacer llegar un saludo a todos los familiares de los integrantes de la Policía asesinados, a todos quienes han sido heridos, a todos quienes han sufrido una merma de capacidad. Saludarlos como héroes de la Patria.

Por supuesto la tarea apenas empieza, el tema de la seguridad es como el tema de la satisfacción de las necesidades personales. Cuando se satisfacen unas, aparece la necesidad de avanzar hacía la satisfacción de las otras.

Por ejemplo, cuando visito las regiones donde ustedes son comandantes, establezco una comparación entre los reclamos de hoy y los reclamos que empecé a percibir a partir de agosto de 2002. En aquella época, la angustia ciudadana era por desarmar los grupos de secuestradores que tenían las organizaciones terroristas en las ciudades capitales, pero no se reclamaba por lo que pasaba en los municipios remotos de esos departamentos. Me daba la impresión que la gente estaba tan asfixiada por el secuestro, en la respetiva capital, que ignoraba lo que pasaba en el municipio remoto o veía que era imposible recuperar la seguridad en ese municipio remoto y por eso no se mencionaba al municipio remoto.

¿Qué pasa hoy?, en algunas ciudades donde hemos derrotado el secuestro, donde hemos capturado los grupos de milicianos, los enlaces urbanos de los terroristas, la ciudadanía esta más tranquila, pero ya aparece el reclamo por lo que no se reclamaba hace dos años: que le demos seguridad a todas las comunidades remotas. Y eso hay que comprenderlo.

Se disminuye un delito pero el número de casos que suma, aún ese delito, ya no se asimila comparativamente, ya no se ve en función de la curva de decrecimiento, sino en función del impacto del momento.

En un país que el año pasado vio reducir en 26 por ciento el secuestro, que en los primeros 5 meses de este año llevaba una reducción adicional del 44 por ciento, que en lo corrido ya del año lleva una reducción cercana del 49 por ciento, el legitimo interés de la ciudadanía nos va a llevar a que el porcentaje del descenso no importe, lo que va a importar y lo que nos van a expresar a nosotros cotidianamente es que el flagelo se acabe.

Y tenemos que estar dispuestos a comprender eso, porque yo no le puedo decir a una familia adolorida por el secuestro de uno de sus integrantes, de uno de sus seres queridos, que estén tranquilos que el secuestro este año se ha reducido en un porcentaje del 49. Eso no amortigua el dolor de la familia que sufre el secuestro. Por eso, ustedes han cumplido una tarea heroica pero apenas empieza. En ningún minuto nuestra mente puede tener reposo, en ningún minuto nuestra actividad puede tener pausa, en ningún minuto nuestra conciencia puede sentirse triunfalista.

Mientras haya un criminal en la Patria, mientras haya un terrorista en la Patria, ustedes que integran la institución armada, los civiles que tenemos responsabilidades de Gobierno, quienes como en mi caso nos hemos comprometido en toda la intensidad del alma, con el pueblo, a devolverle la confianza a Colombia, su seguridad, mientras haya un criminal, mientras haya un delito que afecte a nuestros conciudadanos, no podemos tener un minuto de quietud.

Vengo pues a felicitarlos y a instarlos que sobre los buenos resultados, construyamos renovadas y más férreas voluntades para resultados todavía mejores.

Sí, el país tenía 170 mil hectáreas de droga, cuando empezó este año teníamos alrededor de 100 mil, una reducción importante, pero necesitamos mostrarle al mundo un país sin droga y a las nuevas generaciones, a nuestros hijos, a aquellos que habrán de venir, las nuevas generaciones que tienen todo el derecho a vivir felices en Colombia.

Cuando una nueva generación empieza a llegar al uso de razón y no encuentra en el sitio donde vive, los elementos que iluminen su felicidad y al contrario, esa nueva generación se va asomando a la vida de los años de razón con amargura y con tristeza, esa generación desconoce el concepto Patria y en ocasiones lo repudia y busca la menor oportunidad para evadirse de ese suelo.

Al contrario, si logramos, con nuestra acción, que la nueva generación al despertar, que la nueva generación al empezar los años de uso de razón, vea motivos de felicidad, de esperanza, de halago, esa nueva generación tendrá permanentemente un henchido sentimiento de Patria, esa generación consolidará más esta Nación, esa generación trabajará con más ardentía para que esta Nación sea grande, equitativa, para que ésta Nación sea rica y justa, para que esta Nación progrese en lo material y en lo espiritual.

Muchas felicitaciones por el esfuerzo. En buena hora aparece esta nueva publicación de la revista y quiero llamar a cada uno de ustedes, en nombre de cada uno de nuestros compatriotas, para que redoblemos el esfuerzo y derrotemos el crimen.

Recuerden: unos criminales le arrebataron a Colombia el poder real del Estado Democrático, al recuperarlo con el esfuerzo de ustedes, sustituimos el terrorismo por el imperio institucional. Al consolidar el imperio de las instituciones, recobramos confianza. Al recobrar confianza, se crean todas las condiciones para una democracia sin exclusiones y sin odios, para un debate fraterno, para una sociedad conciliada.

De extremo a extremo, la Seguridad Democrática es la base de una secuencia para construir una sociedad colombiana conciliada.

Muchas gracias General Castro Castro (Jorge Daniel, director de la Policía Nacional), muchas gracias Ministro (de Defensa, Jorge Alberto Uribe), muchas gracias distinguidos generales, coroneles, oficiales, todos.

Esta Nación sentirá entusiasmo al leer la revista, pero esta Nación sentirá más entusiasmo a medida que el suelo de Colombia vaya quedando sin terroristas, que sea un suelo fértil de paz y eso saldrá de la abnegación de ustedes,, de la aplicación en cada hora a conseguir tan noble propósito.

Muchas gracias.

 
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