ASCENSOS DE OFICIALES DE LA
POLICÍA NACIONAL
Junio 16 de 2004 (Bogotá – Cundinamarca)
Compatriotas:
Nos reunimos esta mañana en este campo, lugar tan importante
de la Patria, entre tristezas y alegrías. Tristezas por los
suboficiales y por todo el personal de patrulleros que han sido asesinados
sirviendo bien a Colombia.
Ministro (de Defensa, Jorge Alberto Uribe), General Castro Castro
(Jorge Daniel, director de la Policía Nacional), cuando veo
esta tragedia, sus hermanas, sus hermanos, sus papás, sus
mamás, las esposas viudas y los hijitos acudiendo hoy a este
campo de parada a recibir la condecoración póstuma
por sus seres caídos en el servicio a la Patria, vienen a
mi mente dos reflexiones. La primera: no hay nación en el
mundo que esté pagando este sacrificio por derrotar el terrorismo.
En los campos de parada de las diferentes Escuelas de Policía
del mundo hoy se hacen celebraciones. Se conmemoran hechos que ocurrieron
hace décadas. Aparecen, generalmente, personas ya de muchos
años que participaron en hazañas y las hazañas
que se recuerdan, aquellas que dejaron heridos y víctimas
son hazañas del pasado, del lejano pasado. Aquí todos
los días abrimos tumbas para depositar el cadáver de
compatriotas de la Policía, del Ejército, de la Armada,
de las diferentes armas, caídos en acción valerosa
para derrotar el terrorismo.
¡Mientras más rápido Colombia finalmente derrote
el terrorismo, cuánto mejor!
Quiero invitarlos hoy a que apresuremos nuestra acción. A
que mejoremos nuestra inteligencia. A que no solamente eliminemos
las redes de apoyo de los terroristas sino que vamos por ellos, a
someterlos, a derrotarlos.
Y quiero felicitar a los heridos a consecuencia de su acción
valerosa al servicio de Colombia. A los que aplaudimos esta mañana,
que desfilaron por aquí por esta grama, los hemos condecorado
con todo el corazón, exaltamos su valor, les pedimos que no
renuncien a su heroicidad, que continúen esa tarea de servir
bien a Colombia.
Y quiero resaltar a aquellos que han sido premiados por acciones
valerosas, que afortunadamente los encontramos hoy completamente
ilesos. Entre ellos, un Capitán y un Subteniente, que los
pongo hoy de ejemplo ante nuestros compatriotas. Penetraron una organización
terrorista, cuando estaban penetrando esa organización terrorista
fueron tentados por sumas fabulosas con las cuales los querían
sobornar. Para ellos primó la Patria, su lealtad a la Constitución,
su lealtad a sus familias, su lealtad a la Policía, su lealtad
a su ética como gentes de bien. Rechazaron el soborno, cumplieron
a cabalidad su acción, le permitieron a Colombia avanzar en
la derrota de ese vil negocio del narcotráfico que financia
el terrorismo.
¿Dónde está el Capitán, Jaime Andrés
Hermosa Flor? Permanezca de pie, Capitán. ¿Dónde
está el Subteniente, Jaime Alberto Salas Gómez? Permanezca
de pie, Subteniente. Pido a todos mis compatriotas distinguir con
el afecto y la admiración al Capitán Jaime Andrés
Hermosa Flor y al Subteniente Jaime Alberto Salas Gómez: infiltraron
el terrorismo, los tentaron con fabulosas sumas de soborno, rechazaron
el soborno, abrazaron su lealtad a la familia, su lealtad a la Constitución,
a la ley, a la Policía, su lealtad a Colombia. Ellos son héroes
de la Patria, ejemplo de buen comportamiento, de transparencia, de ética
para todos los colombianos. Aplaudámoslos nuevamente.
Muchas, Capitán Jaime Andrés. Muchas gracias, Subteniente
Jaime Alberto. Sigan sirviendo bien a Colombia. Si hicieron eso,
son capaces de hacer todavía lo superior. Los esperan otras
hazañas de mayor dimensión y nosotros esperamos con
emoción que ustedes las cumplan con éxito para el bien
de Colombia.
Y quiero felicitar al Brigadier Mario Gutiérrez Jiménez,
quien hoy asciende a Brigadier General. Actualmente Comandante de
la Policía de Cali. Fue jefe de la Sijin de la Policía
Metropolitana de Bogotá, fue Comandante de la Policía
del Meta, del Arauca, Director de la Dirección Central de
la Policía Judicial.
Brigadier General, Mario Gutiérrez Jiménez, la Patria
espera mucho de usted. A partir de hoy, como General de la República.
Enfrenta usted la inmensa responsabilidad de la Policía de
Cali. Esa flagelada ciudad hay que rescatarla. En sus manos queda
la tarea de derrotar en Cali el terrorismo en cualquiera de sus modalidades:
de narcotráfico, de guerrilla, de pandillas, de milicias,
de los mal llamados paramilitares.
Cada mañana cuando pregunte por el resultado de Cali, iré a
preguntar: ¿qué buenas noticias nos trae el nuevo Brigadier
General Mario Gutiérrez Jiménez? Vamos a devolverle
la paz a esa gran ciudad.
Quiero felicitar a su señora Julia Margarita, a sus hijos,
Mario Ignacio y Julio José, que lo han acompañado a
usted en su brillante carrera policial. Por Cali ahora, por Colombia,
siempre. Muchos éxitos, General.
Quiero referirme a algunos hechos: primero, a Guaitarilla. Norma
de este Gobierno es que la Fuerza Pública le diga al país
la verdad de los hechos oportunamente, tempranamente, por propia
iniciativa, sin necesidad de que lleguen equipos de investigadores
de la prensa o del poder judicial, sin necesidad de que alguien tenga
que ponerse a la tarea de extraer la verdad con ganzúa.
Infortunadamente todavía no tenemos claridad sobre Guaitarilla.
Qué tristeza a estas alturas no poderle decir al país
la verdad verdadera sobre Guaitarilla. Confío que la Fiscalía
y la Procuraduría nos ayuden a arribar rápidamente
a esa verdad.
Desde aquí hago un llamado a la Justicia Penal Militar. La
queremos pronta, eficaz, imparcial y transparente.
Con la justicia penal militar hemos tenido en el pasado errores
que le quitan credibilidad. Esa larga demora para nada concluir,
en el caso de Santo Domingo. La Justicia Penal Militar tiene que
ser más diligente, espero que la Justicia Penal Militar cumpla
con esos requisitos: prontitud, transparencia, imparcialidad, eficiencia.
Y esperamos unas prontas decisiones de la Justicia Penal Militar
sobre Guaitarilla.
Quiero también expresar la necesidad de que haya creciente
coordinación de todas las fuerzas, de la Policía, del
Ejército, la Fuerza Aérea, el DAS y entre ellas y la
justicia. Y entre toda esta institución coercitiva del Estado
y la ciudadanía.
Allí donde hemos tenido Fuerzas de Tarea Conjuntas, donde
trabajan en armonía, los resultados han sido mejores. Donde
prevalece la rivalidad sobre la armonía, los resultados son
lentos, muchas veces no se obtienen.
Quiero llamar hoy al Ministro, a los altos mandos, a todos los oficiales
y suboficiales para que en Colombia no haya sino buena coordinación
entre todas las Fuerzas. Que no tengamos una sola queja más
de descoordinación. Y entre ellas y la ciudadanía.
Hace dos días veíamos en Tame que uno de los problemas
de esa afligida región de Arauca es que no hay confianza de
la ciudadanía con la Fuerza Pública. Hay que construirla.
Cada policía, cada soldado, tiene que ser un constructor de
confianza. Lo repito con insistencia, lo imploro: interioricemos
en el corazón de cada policía, de cada soldado, el
compromiso de ser un constructor de confianza con la ciudadanía.
¿Cómo se construye confianza? Primero, dando ejemplo.
Primero, demostrando transparencia en cada uno de los actos del servicio
y por fuera del servicio.
Segundo, mostrándole a la ciudadanía la imparcialidad
y la eficacia de la Fuerza Pública.
Tercero, recibiendo bien al ciudadano cuando él se aproxima
a la Policía o al Ejército, abriéndole las puertas,
sin mostrarle pereza y al mismo tiempo, cuando él dé una
información demostrándole toda la capacidad de reacción,
asignando a esa información toda la importancia.
¿Cómo se construye confianza? Cuando el ciudadano
no venga a buscar al policía, al soldado, que el soldado el
policía busque al ciudadano. Todos los días aprendemos
más.
El sábado me decían los indígenas de la Sierra
Nevada, con su sabiduría: ‘Presidente, aquí necesitamos
que hayan enlaces del Ejército con nosotros, porque como aquí estuvimos
tantos años sin instituciones estatales, no conocíamos
sino a la guerrilla y a los paramilitares y venían en el mismo
uniforme, hoy cuando pasan los soldados no sabemos si son soldados
o si son policías o si son guerrilleros o si son paramilitares’.
Hemos tenido allí un problema: por evitar que le llegue comida
a los grupos terroristas, muchas veces también se ha castigado
injustamente a los indígenas. Nosotros tenemos que poner en
la Sierra Nevada a dieta a los terroristas, no a la comunidad indígena.
Pero eso necesita enlaces, oficiales y suboficiales con nombre propio,
cuyas caras se vuelvan amigas de los indígenas y que conozcan
a los indígenas para que ese conocimiento personal, para que
esa confianza que se construya, le permita al indígena abrazar
a la institución armada, rechazar al paramilitar y rechazar
al guerrillero.
Para que esa confianza que se construya le permita a la Policía
y al Ejército identificar la comunidad indígena a la
que hay que permitirle que le lleguen los alimentos y separarla,
distinguirla de los terroristas a los que hay que bloquear.
En Tame encontramos lo mismo. La ciudadanía reclama enlaces
del Ejército y de la Policía con la ciudadanía,
hay que definirlos. Ruego que eso sea una política general,
que esos enlaces se conviertan en caras conocidas para la ciudadanía,
que trabajen todos los días con la ciudadanía, que
traigan a la institución la queja del ciudadano y lleven al
ciudadano el pedido de la institución.
El caso de Tame es un caso que demuestra que hemos hecho un gran
esfuerzo con una nueva Brigada Móvil, que hemos hecho un gran
esfuerzo con la Policía, pero que no hemos tenido suficiente
eficacia. Falta construir esa confianza.
Y en esa construcción de confianza necesitamos integrar una
expresión ciudadana, que son las empresas privadas de vigilancia
con la Fuerza Pública. Colombia tiene más de 200 mil
vigilantes privados formalizados, bien coordinados con la Fuerza
Pública nos tienen que ayudar a rescatar plenamente la seguridad.
El vigilante privado no puede dedicarse solamente a cuidar el edificio
asignado a su cargo o la oficina. El vigilante privado tiene que
comprometerse con el área pública circundante.
El Viceministro (Andrés) Peñate, el General Ruiz,
Hernán Sanín, Superintendente de Seguridad Privada,
han definido la ciudad de Neiva para tener allí un modelo
piloto, de integración entre todas las empresas privadas de
vigilancia y la Fuerza pública. Si hacemos esa integración
vamos a transformar a Neiva.
Neiva, afectada por el terrorismo sin límites que ha hecho
esos secuestros en las unidades residenciales. Neiva, afectada por
el terrorismo sin límites de las casas-bombas en el aeropuerto,
que ha causado tantos asesinatos. Neiva, afectada por una red de
milicianos de la Teófilo Forero de la Farc, que no tienen
frenos para su acción terrorista. A Neiva la tenemos que convertir
en una ciudad segura de Colombia y una de las acciones para ese proyecto
es la integración permanente entre la Fuerza Pública
y las empresas privadas de vigilancia. El sábado vamos a mostrar
los primeros resultados.
Aquí no puede haber vacilación, estamos en lo que
estamos, es a derrotar el terrorismo. Hay que pedirle a mi Dios que
todos los días amanezcamos con más ganas, hasta que
lo derrotemos totalmente para la nueva generación de colombianos,
todo el esfuerzo que hagamos permitirá que esos niñitos,
que su generación pueda vivir feliz en Colombia. Para que
ellos y los que detrás de ellos habrán de venir vivan
felices en Colombia vale la pena realizar todos los esfuerzos posibles.
Me quiero referir a La Gabarra. ¡Qué tristeza, cómo
degollaron a nuestros campesinos! ¿Qué es eso? ¿Eso
es de la vieja guerrilla ideológica? ¿Es eso de la
guerrilla idealista? ¿Es eso de la guerrilla que quiso que
se le considerara organización política? No, eso es
del puro mezquino terrorismo.
Nos duele profundamente. Recuerdo en mis épocas de gobernador
de Antioquia cuando acudía, por ejemplo, a la Vuelta del Oso
en Apartadó, a recoger 27cadáveres de campesinos degollados
por la Farc y tirados en una platanera.
¡Qué tragedia, qué dolor! Hoy está el
General Carreño en esa zona, reorganizando la Fuerza Pública.
Ese delito, atroz, con todos los agravantes, lo cometieron en la
selva. Es grande la selva de Colombia, pero con la heroicidad de
nuestra Fuerza Pública finalmente esa selva nos tendrá que
quedar chiquita para sacar de allí a los terroristas.
¿Saben qué me da tristeza? Que a esta hora no he escuchado
pronunciamiento alguno de Amnistía Internacional. Me duele
que ayer degollaron 34 campesinos de la Patria y Amnistía
Internacional guarde silencio.
Amnistía Internacional, la misma que abusa de su buen nombre
para ir a acusar a la Fuerza Pública colombiana, para ir a
maltratarla con la maledicencia, a maltratarla con la calumnia. Amnistía
Internacional, la que a esta hora no se ha pronunciado y que recorre
las oficinas oficiales de los gobiernos europeos pidiendo que se
condene al Estado de Colombia que porque es terrorista.
¿Quién es el terrorista: el Estado de estos abnegados
policías que acribillaron, cuyos familiares con luto han acudido
esta mañana o la acción de las Farc ayer que degolló a
34 campesinos colombianos?
Las Ong’s de derechos humanos no pueden tener sesgo político.
Los derechos humanos tienen que estar por encima de cualquier apreciación
política.
Las Ong’s de derechos humanos no pueden señalar un
acto de autoridad como violatorio de los derechos humanos cuando
el acto de autoridad lo cumple un Gobierno al cual no son afectas
ideológicamente. Y tampoco pueden guardar silencio cuando
el hecho terrorista lo comete una organización terrorista
con la cual la respectiva Ong parecería tener coincidencias
ideológicas.
Sé que este debate es duro, pero me toca darlo. Es que esta
mañana vimos desfilar aquí a un puñado colombianos
enlutados. A la mamá, porque su hijito policía fue
asesinado. A la hermana, porque su hermano policía fue asesinado.
Al papá, porque su hijito policía fue asesinado. A
la señora joven, con un niñito mayor de la mano y con
otro niñito en su vientre, a recibir una condecoración
porque su esposo policía fue asesinado.
Es que la Patria está hoy llorando a 34 campesinos degollados
en La Gabarra. ¿Podemos guardar silencio ante eso? ¿Entonces
el Presidente de la República se tiene que quedar formalito
ante Amnistía Internacional y no decir nada para salvar las
apariencias? Aquí por salvar apariencias en tantas décadas,
hemos dejado que el terrorismo maltrate a los colombianos. Por guardar
unas reglas de cortesía hipócritas y no tener el valor
de denunciar a Amnistía Internacional, hemos permitido que
legitimen al terrorismo internacionalmente. No. Con este Gobierno
no es eso.
Este es un Gobierno democrático. Amnistía Internacional
ha tenido abiertas y tendrá abiertas todas las puertas de
Colombia. ‘Un Estado terrorista’, dice Amnistía
Internacional. ¿Cuándo se ha visto en el mundo un Estado
que tenga que enfrentar a 50 mil terroristas, con 170 mil hectáreas
de droga y que lo enfrente sin restringir las libertades públicas?
Es que a estas Ong’s las han echado de otros países
porque simplemente van a hacer bulla. Aquí ni siquiera las
hemos echado ni hemos pensado echarlas. Aquí seguirán
gozando de todas las libertades, pero el Presidente de la República
tiene que hacer todas las denuncias.
Que Amnistía Internacional escoja con quien se queda: si
se queda con los que degollaron ayer a los 34 campesinos de La Gabarra,
si se queda con los terroristas que han asesinado a nuestros policías
y soldados, que causaron el luto a las familias que por aquí desfilaron
esta mañana o si se queda con las instituciones colombianas
y las respeta.
Vamos a defender estas instituciones. Puede ser Amnistía
Internacional, puede ser quien sea, nuestro deber no admite servilismo
ante nadie, por importante que sea.
Para mí es más importante la defensa de los campesinos
degollados, del pueblo campesino para que no lo sigan degollando.
Para mí es más importante la defensa de los policías
de mi Patria, de sus familias enlutecidas, que simplemente guardar
silencio para no incomodar a Amnistía Internacional.
Mi compromiso es con los colombianos que han sufrido durante décadas
el martirio del terrorismo y en ejercicio de ese compromiso, de la
mano de la Constitución y de la Ley, sin limitar las libertades
democráticas, daremos el debate aun ante Amnistía Internacional,
por poderosa que aparente ser.
¿Nos van a seguir trabajando con ese cuento? Recorren las
oficinas europeas como ratones de biblioteca, transmitiendo chismes
en voz baja, desacreditando las instituciones colombianas, pidiéndole
a los gobiernos que no apoyen a Colombia que porque Colombia “tiene
un Estado terrorista”, como lo han hecho en las últimas
semanas. Ya hace 28 horas el país tuvo conocimiento de que
la guerrilla narcoterrorista de las Farc degolló a 34 campesinos
y Amnistía Internacional ha guardado silencio.
Compatriotas, no quisiera incomodarlos a ustedes desatando estos
debates, pero la aparente calma de las buenas maneras del Presidente,
frente a los cómplices culposos del terrorismo, solamente
sirven para legitimar el terrorismo.
Creo interpretar mi deber asumiendo el ejercicio de Presidente de
Colombia de manera solidaria con los policías de la Patria,
de manera solidaria con los campesinos de la Patria, sin guardar
esas apariencias hipócritas frente a los poderosos que nunca
han apoyado el rescate de la seguridad, que siempre han servido de
corifeos a los terroristas.
¡Qué viva Colombia¡
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