CONMEMORACIÓN DE LOS 95 AÑOS
DE
LA ESCUELA SUPERIOR DE GUERRA
Mayo 07 de 2004 (Bogotá – Cundinamarca)
Compatriotas:
Siento un gran entusiasmo al acudir de nuevo a esta cátedra,
a encontrarme con ustedes, en un momento en el cual se preparan en
una fase de estudios y que coincide justamente con una coyuntura
de la vida nacional, en la cual las Fuerzas Armadas de la Nación,
con el apoyo del pueblo y sin vacilación de parte del Gobierno,
se proponen derrotar definitivamente al terrorismo, conduciendo operaciones,
en todo el territorio de la Patria, volcada la Fuerza Pública
a la ofensiva, con ánimo resuelto de victoria y rodeada de
la esperanza y del entusiasmo de todos los compatriotas.
Quisiera, referirme hoy al tema del concepto democrático
de Seguridad y enlazarlo con una posición que he venido defendiendo
y que se resumen afirmando que en Colombia no hay un conflicto, sino
una agresión del terrorismo contra un pueblo democrático.
Ambas aseveraciones están profundamente entrelazadas. Veamos.
SEGURIDAD DEMOCRÁTICA
La Seguridad es Democrática porque busca, justamente, enaltecer
y fortalecer la democracia. Porque es una seguridad dirigida a fortalecer
el concepto pluralista que es un concepto esencial de la democracia.
La Seguridad es Democrática porque busca proteger por igual
al empresario que al trabajador, al líder sindical que al
líder gremial, al agricultor que al labriego, al político
que está de acuerdo con las ideas de gobierno y al político
puesto a las ideas de gobierno.
La Seguridad es Democrática porque no se está utilizando
la fuerza del Estado para perseguir a alguien por razones ideológicas
o religiosas o políticas, sino que se está utilizando
la fuerza del Estado para hacer recuperar el imperio de la Constitución,
para recuperar plenamente el imperio de las instituciones.
Eso ha marcado la diferencia con épocas cuando, por ejemplo,
América Latina fue recorrida por el concepto de la Seguridad
Nacional. Esa tesis se desacreditó porque afectó la
democracia, afectó el debate, puso en muchos estados la fuerza
al servicio de la persecución de los contrarios de la política,
se irrespetó el disenso y se actuó en contra del pluralismo.
Entonces, es bien importante en el contexto histórico definir
la Seguridad Democrática, reiterarla y simultáneamente
trazar la línea divisoria con otros ejercicios que se dieron
en el Continente como aquel de la doctrina de la Seguridad Nacional.
Entonces, cuando el propósito de las fuerzas del Estado es
velar por la Constitución, fortalecer la democracia, lejos
de ese propósito está el terrorismo de Estado o el
cercenamiento de las libertades.
Y así, se llega rápidamente a la otra afirmación:
a partir de que la Seguridad sea Democrática, a partir de
la inexistencia del terrorismo de Estado, a partir de la seguridad
sometida rigurosamente al marco constitucional, la agresión
armada contra el Estado y la sociedad no significa un conflicto,
significa una acción terrorista
Pudiéramos hablar en nuestro tiempo de conflicto, si hubiera
un alzamiento armado contra un Estado que estuviera cometiendo vejámenes
en contra de la democracia.
Pudiéramos hablar de conflicto, de presentarse un alzamiento
armado contra un Estado que estuviera utilizando las armas de la
república para proteger unas determinadas ideas, unas determinadas
personas y agredir a personas diferentes, o aquellos que profesan
ideas diferentes.
Estuviéramos en presencia de un conflicto si hubiera un grupo
alzado en armas contra el Estado, porque ese Estado estuviera violando
la Constitución, ese Estado estuviera desconociendo las reglas
democráticas.
Pero aquí, mientras por un lado hay un Estado haciendo todo
el esfuerzo de consolidación democrática, una Fuerza
Pública actuando en el marco de la Constitución para
fortalecer el pluralismo; por otro lado, hay unas bandas armadas
atacando a la sociedad, atacando a las personas que representan las
instituciones. Y, eso se convierte en un ataque a una sociedad que
ejerce unos derechos democráticos y a unas instituciones que
garantizan esos derechos democráticos.
Esa circunstancia nos tiene que llevar a decir: aquí no hay
conflicto, aquí lo que hay es terrorismo. Porque se ha hablado
por muchos teóricos del conflicto colombiano y muchos, a partir
del reconocimiento de que es conflicto, tratan de justificar –cuando
menos de explicar- la acción de los violentos.
Es bien importante, que sea en esta Cátedra, donde reafirmemos
el concepto de que aquí no hay conflicto, sino una agresión
de terrorismo contra un pueblo y contra unas instituciones democráticas.
Vengo a animarlos a ustedes para que profundicen ese concepto, para
que ayuden a hacer pedagogía en la Nación entera, para
que esto trascienda las fronteras de la Patria, para que demos la
batalla conceptual en todos los escenarios de la comunidad internacional,
para que hagamos entender al mundo que aquí no estamos en
presencia de un conflicto, que aquí estamos es obligados a
enfrentar un desafío terrorista contra las instituciones y
contra el pueblo.
En diferentes ocasiones les he hablado a ustedes de la necesidad
de la total transparencia en el ejercicio de las tareas institucionales,
de la necesidad de la eficiencia, de la necesidad de la austeridad,
de la necesidad de la coordinación, de la necesidad del acatamiento
permanente a la juridicidad, de la necesidad de proceder con absoluta
limpieza, de ejercer capacidad gerencial y de liderazgo, de tener
una gran vocación comunicadora, que cada integrante de la
Fuerza Pública, independientemente de su grado tiene que ser
un gran comunicador al interior de su Fuerza, en la relación
vertical, en la relación horizontal y en la relación
de la Fuerza con la comunidad.
He hablado a ustedes de la necesidad de tener vocación de
victoria. Siento hoy, en todas las regiones de la Patria, una Fuerza
Pública sin complejos, una Fuerza Pública que no está arrinconada
a la defensiva. Siento en todas las regiones de la Patria una Fuerza
Pública con vocación de victoria.
¡Esa vocación de victoria hay que fortalecerla, ese ánimo
de victoria hay que mantenerlo, en la expresión superior como
condición para conseguir la victoria!
La Fuerza Pública necesita comunicación en doble
vía
Hemos hablado mucho de la necesidad de una Fuerza Pública
con combatividad, con una capacidad de combatividad en la superior
expresión. De una Fuerza Pública salida de las oficinas,
volcada a las calles y a los campos.
Hoy quiero hablarles de dos temas, mencionarlos: uno referido a
la comunicación y otro referido al ejercicio de la justicia.
La comunicación es un elemento fundamental para el liderazgo
y para la gerencia. Es bastante difícil hablar de la comunicación
en doble vía en una institución jerarquizada como la
Fuerza Pública pero, comprendiendo las limitaciones, aquellas
que impone la jerarquía.
La Fuerza Pública necesita comunicación en doble vía.
Necesita comunicación de arriba hacia abajo y fundamentalmente
necesita la expresión de la comunicación que es la
capacidad de escuchar arriba a lo que viene de abajo.
El liderazgo contemporáneo se basa fundamentalmente en comunicación,
cada integrante de la Fuerza Pública tiene que ser un gran
comunicador, se recomienda que hoy para ejercer un liderazgo efectivo
hay que dedicar por lo menos un 80 por ciento del tiempo a comunicaciones,
pero de ese 80, un 80 por ciento a escuchar.
Básicamente, la comunicación hoy es un ejercicio de
escuchar, procesar, responder, dirigir. Y esa comunicación
no puede darse solamente en dirección vertical, tiene que
darse también en dirección horizontal.
Y es fundamental para la coordinación entre todos aquellos
que están comprometidos en una unidad, entre todos aquellos
que están participando en una acción conjunta, esa
comunicación tiene que darse de manera horizontal entre todos
los integrantes de una Fuerza, entre una Fuerza y las otras, y esa
comunicación también tiene que darse entre las Fuerzas
y las otras instituciones del Estado.
Por ejemplo, las Fuerzas de Tarea Conjunta que hemos visto en algunas
regiones de Colombia son una expresión de la comunicación
que tiene que darse permanentemente entre las diferentes Fuerzas
y entre ellas, y por ejemplo, la Fiscalía.
Pero hay un aspecto fundamental de la comunicación: es la
comunicación entre los integrantes de cualquier Fuerza y la
ciudadanía.
Esa se requiere, la ciudadanía no puede seguir siendo desorientada
por un “liderazgo” de voceros de grupos terroristas.
La ciudadanía necesita el liderazgo comunicante de la Fuerza
Pública.
Por eso, quiero invitarlos a desarrollar una gran tarea de comunicación
para orientar a la ciudadanía y también para escuchar
a la ciudadanía.
Nosotros hemos venido trabajando la política de Seguridad
Democrática sobre unos elementos tácticos y estratégicos
de gran importancia: el control territorial, el desabastecimiento
de los grupos violentos, el aislamiento de los grupos violentos,
ahora, la llegada a los sitios de retaguardia estratégicos
de los grupos violentos, la supresión de sus corredores de
movilidad y de la construcción de confianza ciudadana.
Y en la construcción de confianza ciudadana es muy importante
la comunicación. Que el ciudadano sepa que, donde toque una
puerta en las instalaciones de la Fuerza Pública de la Patria,
hay quien lo atienda, lo escuche y que fundamentalmente el ciudadano
palpe que al escucharlo hay reacción.
¡Que el ciudadano no se tropiece ni con la negativa de escucharlo,
ni con el desdén para reaccionar!
¡Que el ciudadano encuentre disposición en todo integrante
de la Fuerza Pública para escucharlo y para reaccionar!
Algunos me han dicho, por ejemplo, en el caso cuando acuden los
informantes a los cuarteles, a los comandos: ‘Presidente, es
que viene mucho traficante de información’, es cierto,
pero hay que tener mayor paciencia. Uno, por la presunción
de que hay traficantes de información, no puede cerrar la
puerta de los cuartes, no puede cerrar la puerta de los comandos,
no puede negar la buena disposición a escuchar a la comunidad.
En un proceso continúo de escuchar a la comunidad, de reaccionar,
de dirigirla, de mantener un diálogo dinámico con ella,
se va haciendo pedagogía y se van depurando esos fenómenos
dañinos como el del tráfico de información que
no corresponde a la realidad.
Esa buena comunicación con la comunidad es fundamental en
la construcción de confianza. Y esa comunicación la
necesita todo el mundo, desde el Comandante General, hasta el más
humilde de los soldados y Policías.
En cualquier acción en el campo, el soldado tiene que ser
un gran comunicador. En cualquier acción urbana, el Policía
tiene que ser un gran comunicador.
Vengo, pues, a invitarlos a que hagamos un gran esfuerzo para mejorar
cada día la comunicación vertical en la jerarquía,
horizontal entre todas las personas, todas las Fuerzas, las Fuerzas
con las instituciones y la comunicación en la relación
de las Fuerza con la ciudadanía.
Y quiero insistir en un punto: la necesidad de la comunicación
pronta y veraz de los desaciertos. Esa es una necesidad, un supuesto
de la credibilidad.
¡Para recuperar plenamente el imperio de las instituciones
colombianas, el valor más preciado de la Fuerza Pública
tiene que ser la credibilidad!
Y un soporte esencial en la construcción y en el mantenimiento
de la credibilidad es, la comunicación oportuna, por iniciativa
propia, de los desaciertos, de las dificultades, de las vicisitudes.
Vengo a decirles hoy –como en muchas ocasiones lo he repetido-,
que cuando cometamos un error, cuando tengamos una dificultad, que
cuando se nos presente un resultado adverso, tomemos la iniciativa
de comunicar y lo hagamos cuando antes y con total seguimiento a
la verdad. Ese es un factor fundamental para que el pueblo mantenga
la credibilidad en sus instituciones armadas.
Que no tengan que acudir grupos de periodistas, unidades investigativas
a buscar la verdad, con criterio de cacería. Que no tengan
que acudir con ganzúas, a sacar la verdad trozo a trozo, que
sean los voceros de la Fuerza los que digan la verdad antes de que
acudan otros a investigarla.
Que no necesitemos ruedas de prensa, que no necesitemos que vengan
a preguntarnos, que nos pidan citas para interrogarnos, que no necesitemos
que nos llame la Fiscalía o la Procuraduría, sino que
motu propio, por nuestra propia y entusiasta iniciativa, se comunique
la verdad y a tiempo. ¡Esa tiene que ser una norma! Hemos procedido
bien en unos casos, pero en otros nos ha faltado tener suficientes
elementos para decir toda la verdad y decirla a tiempo.
Y hay que concienciar a todo el mundo, porque por ejemplo nada ganamos
si hay la voluntad de decir la verdad en los altos comandantes y
de decirla a tiempo, pero no son informados de los hechos que ocurren,
por ejemplo, en una brigada o un batallón o en un Comando
de Policía.
Todo el mundo tiene que estar sometido a la norma de que la verdad
hay que decirla y hay que decirla a tiempo, oportunamente y por iniciativa
propia.
Celeridad en la Justicia
El otro tema que considero de gran importancia es, introducirle
todos los días mayor agilidad a la justicia penal militar.
Que esa justicia, no se vea ante los observadores, como un apéndice
sin discrecionalidad para fallar. Que todo el mundo pueda respetarla,
valorarla, ver en ella entidad independiente. Ver en ella magistratura.
Ver en ella disposición de buscar la verdad, de aplicar las
normas imparcialmente, de actuar con prontitud.
¡Nada más dañino que demorar o manipular fallos! ¡Nada
más dañino que pretender que el tiempo borre preocupaciones
de la memoria colectiva y jugar a que, con el transcurso del tiempo
y sin fallos, los problemas de se olviden!
Creo que lo mejor es preocuparnos todos los días por una
justicia penal militar más rápida, más acertada.
Por supuesto, que gane y gane credibilidad al interior de las Fuerzas
y en toda la comunidad.
Hago estos comentarios de la manera más constructiva. Con
el efecto que tengo por la institución armada, en el convencimiento
que ustedes mis compatriotas que portan las armas de la República,
le están devolviendo con su sacrificio y con su esfuerzo la
esperanza a esta Nación.
Nosotros podemos trabajar mucho el tema tributario, introducir incentivos
para que el sector privado invierta y genere empleo. Nosotros, con
la ayuda del Congreso, podemos ir resolviendo el problema fiscal.
Nosotros, podemos ir formando más colombianos para actividades
productivas en el Sena. Nosotros podemos actualizar las normas laborales,
mejorar la seguridad social, clarificar las reglas a los inversionistas,
introducir semillas transgénicas al algodón, nuevas
tecnologías a la industria, pero todo eso es vano, todo eso
es inocuo si no se recupera el imperio institucional y ustedes lo
están recuperando.
La Patria todavía sufre mucho. ¿Cómo vamos
a tapar el sufrimiento causado por el carro bomba de los terroristas
de la Farc en Tame esta semana? ¿Cómo vamos a ocultar
el sufrimiento que se da por las acciones violentas que siguen cometiendo?
Pero siento, y tal vez no había podido vivirlo tan intensamente
en el ciclo de mi generación, que la Patria es recorrida hoy
por una brisa de optimismo de que la Fuerza Pública va a derrotar
al crimen, que la Fuerza Pública va por el camino de conseguir
esta gran victoria para bien de todos los colombianos.
Entonces, en un proceso donde se está avanzando a la victoria,
hay que mantener el ánimo de victoria pero estableciendo una
línea divisoria con la actitud triunfalista.
¡Ánimo de victoria, sí! ¡Triunfalismo,
no! Y esa línea de victoria la traza la autocrítica,
la capacidad de introducir correctivos, de hacer ajustes. Por eso,
es bien importante que, a medida que la Fuerza Pública avanza,
rodeada de la esperanza, rodeada del optimismo de los colombianos,
la Fuerza Pública también introduzca en su tarea victoriosa
ajustes, sea autocrítica, se mantenga en un sendero de mejoramiento
continuo. Que nunca, nunca, nos dejemos embriagar en la lisonja del
triunfalismo.
Esa capacidad de ajuste, esa capacidad de autocrítica, ejerciéndola
sin ponernos a la defensiva, siempre con receptividad, con la mente
abierta a mirar nuestras propias dificultades y con la inteligencia
orientada a corregirlas, eso tiene que ayudarnos a conquistar la
gran victoria que el pueblo colombiano está esperando.
CONVERSATORIO
Cada vez que he venido a esta cátedra, de las preguntas y
de las intervenciones de ustedes, en ellas he encontrado una riquísima
fuente para profundizar conceptos, para mejorar la conducción.
Entonces, quisiera General Quiroga, que por unos minutos, escuchar
algunas preguntas, algunos comentarios de los integrantes. Les ofrezco
la palabra y el señor General nos coordina.
Brigadier General, Carlos Quiroga Ferreira. Director
de la Escuela Superior de Guerra: Quisiera pedir su concepto, respecto a un problema
que he encontrado a nivel nacional e internacional, sobre la concepción
que usted ha dicho perfectamente, no es un conflicto, es una lucha
del terrorismo contra el estado de derecho colombiano. Se nos habla
de insurgencia, en varios escenarios, y se desconoce la profundidad
de la insurgencia como un movimiento legítimo de un pueblo
apabullado por un dictador.
¿Qué nos aconseja usted, como primer Mandatario de
la Nación, para hacerle entender al mundo que ni las Farc,
ni el Eln, ni las autodefensas ilegales son insurgencia?
Presidente de la República: Lo que dije al principio: demostrar
que aquí hay unas instituciones democráticas que operan.
Hay garantías democráticas para todas las expresiones
del pensamiento. Acreditar todos los días la realidad colombiana,
hacerla reconocer, difundirla. Aquí hay una Fuerza Pública
garantista, para todo el mundo. Aquí hay una disposición
de conducir la Fuerza Pública a favor de la seguridad de todos
los ciudadanos. Aquí no hay utilización de la Fuerza
Pública para adelantar persecuciones ideológicas.
Basta mirar las elecciones de octubre del año pasado. En
ausencia de la Seguridad Democrática, yo no creo que muchas
personas que participaron en ese proceso electoral, hubieran tenido
las garantías de que disfrutaron.
He dicho que las elecciones del año pasado demostraron que
las garantías en Colombia, que emanan de la actitud de la
Fuerza Pública, gracias a la Seguridad Democrática,
pasaron de ser una garantía retóricas a ser unas garantías
eficaces.
¡Cuando uno demuestra que el pluralismo democrático
es una realidad porque tiene garantías eficaces, eso solamente
le da toda la razón y la causa para reclamar que se señale
como terroristas a quienes atentan contra esas instituciones!
Luis Enrique Castillo Cubillos. Alumno de la maestría de
Seguridad y Defensa Nacional. ¿Además del acompañamiento
que nosotros los civiles debemos hacerle a nuestra Fuerzas Militares
y de Policía, qué otra estrategia, en su concepto,
debemos desarrollar en todo el territorio nacional para fortalecer
esas dos palabras tan importantes de nuestro Escudo nacional: Libertad
y Orden?
Presidente de la República: El acompañamiento a los
civiles no puede ser simbólico ni protocolario. Tiene que
ser operativo.
Por más esfuerzos que haga nuestra Fuerza, solo, sin el acompañamiento
de los civiles, no obtiene la victoria definitiva y es difícil
sostenerla. Tenemos una Nación con una extensión de
casi millón 200 mil kilómetros, todavía Colombia
tiene 578 mil kilómetros de selva. Miren los esfuerzos que
hemos hecho en Brigadas Móviles, en Batallones de Alta Montaña,
en llevarle la Policía a 154 ó 174 municipios que no
la tenían, 436 municipios con soldados e infantes de mi pueblo
y sigamos, un esfuerzo enorme de la institución armada y de
los contribuyentes colombianos para mejorar el control territorial,
para que el control institucional vaya sustituyendo esa tendencia.
Yo veía al país desgarrarse. Mi observación
del país me recordaba las primeras lecciones de introducción
a la Teoría del Estado y al Derecho, que establecen la diferencia
entre el poder de facto y el poder legítimo. Yo veía
la Estado legítimo sin capacidad de tomar decisiones, sin
capacidad de hacer cumplir decisiones en muchas regiones, en cambio
a los poderes de facto, ejerciendo las atribuciones competentes del
Estado legítimo.
En Colombia, a mi me parecía ver que allí en donde
se juntaban dos delincuentes, reunían diez fusiles, tres kilos
de coca y diez kilos de explosivos, estaban creando un Estado. Un
Estado por supuesto ilegitimo, sometiendo a los ciudadanos y eso
no lo recupera sino el esfuerzo institucional.
¡Pero por mayor que sea el esfuerzo institucional, si la ciudadanía
no se vuelca a acompañar a la Fuerza, el objetivo no se logra!
Por eso yo reclamo que todos los colombianos civiles sean cooperantes
operativos de la Fuerza Pública. Hemos avanzado muchísimo
en eso. En las ciudades, todos debemos hacer parte de los frentes
locales de seguridad de la Policía. Todo almacén, toda
oficina debe tener un cooperante. Toda empresa agropecuaria debe
tener un cooperante con la Fuerza Pública. La Fuerza Pública
tiene que liderar que en todas partes haya cooperación, para
eso es fundamental la comunicación. Y en todas partes hay
que apoyar esa cooperación, hay que apoyar esa cooperación
fundamentalmente en equipos de comunicación.
Me parece que debemos aprovechar la experiencia de los ‘Soldados
de mi Pueblo’ para que, terminado su ejercicio como soldados
activos, aquellos que no pasen a engrosar a las filas de los Soldados
Profesionales, queden en la Reserva y queden operando plenamente
como Cooperantes de la Fuerza Pública.
Estamos adelantando programas para que el Sena los forme, les de
apoyo en diferentes áreas del conocimiento, pero es fundamental
que cuando vayan terminando esta primera promoción de ‘Soldados
de mi Pueblo’, cada uno de ellos quede comprometido como Cooperante
de la Fuerza Pública y multiplicador de cooperantes.
Debemos conseguir que cada uno de esos ‘ex soldados’,
ejerza un liderazgo para organizar cooperantes a la Fuerza Pública
en su respectivo municipio.
El país se vio sometido en unas regiones por la guerrilla,
en otras regiones por lo los mal llamados paramilitares. El país
lo que necesita ahora es: en los ciudadanos que entienden la tarea
de la Fuerza Pública, liderazgo para que todo el mundo se
vuelque a cooperar con la Fuerza Pública, que es el camino
del rescate de las libertades.
No trabajemos el apoyo simbólico a la Fuerza Pública,
nosotros creemos en el apoyo protocolario, vamos a darle a la Fuerza
Pública el apoyo operativo y eso necesita que nos organicemos
en todas las modalidades parra ser cooperantes de la Fuerza Pública.
Álvaro Valencia Tovar, General en retiro, ex comandante de
las Fuerzas Militares. La claridad de su exposición para mejor
comprender la filosofía de la Seguridad Democrática,
prácticamente no requiere ninguna pregunta. Yo me atrevería
a hacer una recomendación en cuanto al manejo de a información
pública por parte de la Fuerza Pública, de las instituciones
militares.
Recientes acontecimientos dolorosos, nos indicaron que hubo
precipitud en el manejo de la información, no hubo suficiente continencia
par parte de quienes en un momento dado sintieron que su Fuerza Publica
podría ser maltratada por los hechos que ocurrieron, no se
esperó que la investigación fuera arrojando los resultados
que permitieran esa información pública, de tal suerte
que la comunicación que Usted señala, como base fundamental
del liderazgo, no se ejerció con la suficiente prudencia,
ni con el suficiente sentido de compenetración institucional,
de manera que hubo algunos episodios de conflicto entre la información
de una y otra Fuerza, y quizá no hubo suficiente regulación
en la metodología en la forma de utilizar la información,
cuyo poder todos conocemos.
De tal suerte que yo recomendaría una Directiva Presidencial,
señor Presidente, porque sí es necesario que la información
pública emane de las misas Fuerzas Militares para lograr lo
que usted dijo: la compenetración entre Fuerza Pública
y ciudadanía.
Si uno tiene el periodismo de su parte, ese periodismo le puede
hacer eco a las acciones positivas de acción cívica,
de mejoramiento de las circunstancias comunitarias, pero si hay silencio,
el periodismo que vive de la noticia, la fabrica. Pero, si hay la
comunicación necesaria para que la noticia nutra al periodista
que está buscando información, se puede conseguir una
cooperación del periodismo hacia la Fuerza Pública,
mucho más evidente, mucho más productiva, que si nos
distanciamos de ellos por el temor de decir cosas que en un momento
dado puedan resultar inconvenientes.
Si hay una Directiva Presidencial que regule los niveles de
información,
qué amplitud pueden tener los diferentes comandos para ilustrar
a la ciudadanía sobre lo que están haciendo, una mayor
comunicación que haga posible que la teoría de la Seguridad
Democrática y su filosofía le lleguen al común
de la gente, al común de la gente que gira alrededor de las
guarniciones militares, y que, es prácticamente parte esencial
del esfuerzo que esas organizaciones militares están cumpliendo
en las zonas lejanas del país, en donde esa información
se vuelve indispensable para la compenetración entre la ciudadanía
y sus fuerzas militares.
Presidente de la República: Magnífico General, yo
acojo su sugerencia de la Directiva. Le pido al Ministro que nos
propongamos redactarla. Por yo quisiera insistir en esto, General:
la credibilidad exige que sea la propia Fuerza Pública la
que comunique de manera pronta, por iniciativa propia –por
ejemplo- casos de errores, casos de fracasos, casos de dificultad.
No le queda bien a la credibilidad de la Fuerza Pública demorar
esa comunicación y correr el riesgo de que tengan que llegar
unidades investigativas a sacar la verdad a puñitos, con ganzúa.
Mientras más rápido se diga la verdad por la propia
Fuerza, cuanto mejor.
Ahora, qué la dificulta. En ocasiones la dificulta, que a
los Comandantes no les dicen la verdad, entonces se tienen que dar
a una tarea investigativa muy dispendiosa; por eso hay que crear
conciencia en todos los integrantes de la Fuerza, del valor verdad.
Que el Soldado, el Capitán, el Mayor, quien estuvo al frente
del operativo, esté comprometido a decir la verdad.
Nada agradece más el pueblo cuando se le comunica la verdad
sobre un problema por parte de quien sufrió el problema o
fue el culpable de él. Por eso tenemos que cimentar el valor
de decir la verdad y decirla a tiempo, porque si yo soy responsable
de un operativo donde hubo una dificultad, y tanto mis hombres como
yo estamos comprometidos con el valor de la verdad, y entonces, tan
pronto ocurrieron los hechos llamamos a nuestro Comandante y le decimos
la verdad, él le puede informar al país de inmediato
o informa el vocero que de acuerdo con la jerarquía establezca
la Fuerza o el Ministerio.
Y si se le dicen las cosas al país tempranito, por iniciativa
propia, eso ayuda muchísimo en la credibilidad de la Fuerza.
Capitán de Fragata Fabio Jaimes. Oficial de planta de la
Escuela Superior de Guerra: Considerando que la participación
de las Naciones en diversos procesos de paz a través de observadores
militares, bajo el control de la ONU, ha sido muy positiva tanto
para la Política Exterior, como para la experiencia del ente
militar en este tipo de procesos de negociación, ¿por
qué el nivel político no ha considerado promover estas
participaciones de manera significativa, que sin duda algunas constituyen
un aporte importante para la búsqueda de estrategias orientas
para terminar el problema interno?
Presidente de la República: ¿Cuál problema
interno? No sigamos hablando del problema interno. Aquí lo
que hay es un desafío terrorista. La gran preocupación
nuestra tiene que ser la derrota de los terroristas. Aquí hay
que pensar qué se deja primero y qué de último.
Nuestra misión es cumplir la primera tarea que es derrotarlos.
Si nosotros nos aproximamos a cumplir nuestra misión, simplemente
con concepciones de procesos de paz y no con vocación de combate
militar, estamos perdidos.
Mientras la Fuerza Pública se dedica a pensar en cómo
operar un proceso de paz, los terroristas nos derrotan militarmente.
Por eso aquí se necesita fundamentalmente en la Fuerza Pública
una actitud combativa, una actitud de mentalidad de victoria, una
actitud de derrotarlos.
Ahora, ya en el momento que ellos acepten entrar en un proceso de
paz serio, con cese de hostilidades, ahí se pueden crear los
mejores mecanismos de negociación; pero eso no se consigue
si no en el momento en que ellos sientan que los van a derrotar.
Yo le quiero dejar una figura en su mente, Capitán: si nosotros
nos dedicamos a pensar quiénes deben participar en el proceso
de paz, de pronto mientras nosotros estamos pensando en eso, el terrorismo
nos está derrotando.
¡Esta no es la hora de especulaciones sobre quienes integran
una mesa de negociación, esta es la hora de definición
militar para derrotarlos! Y eso es el gran giro que ha dado la Nación
y a eso no podemos ser inferiores.
Ahora, si en un momento posterior, ¡si en un momento posterior!
hay una negociación seria, que participen observadores militares
de varias Naciones a mi me parece correcto, yo no me opongo. Si hay
una negociación seria, poco me detendría en formalismos.
Lo importante ahora, más que observadores militares en un
proceso de paz, tener consejeros militares que nos ayuden, si tienen
consejos que darnos, a definir esto militarmente. Si nosotros no
pensamos que esto hay que definirlo militarmente, estamos perdidos.
Si usted está aproximándose al tema, solamente en
la esperanza de que los tipos negocien, nos derrotan.
¿Sabe como se consigue la negociación?, si usted y
todos los integrantes de la Fuerza Pública están en
actitud de combate para derrotarlos. Si la actitud nuestra es de
combate para derrotarlos, la respuesta de ellos, en algún
momento, va a ser la negociación. Ahora, porque hablo de negociación
seria: porque aquí se le ha dado a mano a estos grupos muchas
veces y ellos lo que han hecho es aplicar la teoría que Stalin
recogió de Maquiavelo.
Maquiavelo enseñó a esas doctrinas como la de Stalin,
a todos los totalitarismos, que cuando hay un gesto de generosidad
del adversario, no se puede tomar como gesto de generosidad, sino
como prueba de debilidad, y que hay que aprovechar esa debilidad
para avanzar hacia la derrota del adversario, ¿o que fue el
Caguán?
No me vuelva a preguntar sobre la presencia de observadores militares
en un proceso de paz en esta etapa. Dígame ‘Presidente,
nos hacen falta unos consejeros militares a ver cómo derrotamos
esos bandidos’, porque tenemos que ganar, es la hora de victoria,
es lo que nos está demandando el pueblo colombiano ¡y
lo vamos a conseguir! El sacrificio de ustedes ha sido enorme, pero
uno se siente muy orgulloso como colombiano, de ver el esfuerzo de
ustedes, el compromiso de ustedes.
El lunes visite la Macarena y unos metros, bastantes, del casco
urbano y el puesto de mando de una de las brigadas móviles,
y me sentí muy orgulloso como colombiano, al ver allí al
General Saavedra, instalado en ese puesto, en una casita prefabricada
rápidamente –humilde, sin ningún lujo-, al frente
sus soldados y me dijo un Capitán que me despidió: ‘Presidente
yo voy a llegar hasta tal punto y me voy a encargar de entregarle
al país tal delincuente’, cuyo nombre no repito aquí.
En este momento cuando la esperanza nacional es que la Fuerza Pública
gane, cuando hay este enorme comprometimiento de la Fuerza Pública,
es un momento cuando hay que decir: ¡Ni un paso atrás!
¡Aquí hay que amanecer todos los días con más
energía, con más bríos, para derrotar a estos
bandoleros!
No habíamos tendió nunca tanto comprometimiento de
la Fuerza Pública, tanto apoyo ciudadano, tanta claridad en
el pueblo de que a estos delincuentes hay que derrotarlos. Nunca
habíamos tenido ese conjunto de condiciones. Por eso el Presidente
de la República no puede vacilar. Por eso el Presidente de
la República tiene que dar ejemplo en materia de determinación.
Ahí no puede haber vacilación.
Yo confío que vamos a ganar para bien del pueblo colombiano
y de la democracia, y confío que ustedes, al terminar este
ciclo de estudios, salgan con nuevos conocimientos, con conocimientos
mejorados, con más claridad y sobre todo, con más firme
determinación de victoria.
Hay un bello pasaje de don Miguel de Cervantes, que yo he venido
citando. Dice él por allá: “todas las borrascas
que nos suceden, son señales de que presto a de serenar el
tiempo, y que nos habrán de suceder bien las cosas. Ya que
no es posible que el bien y el mal sean durables, de aquí se
sigue que habiendo durado tanto el mal, el bien está ya cerca”.
Con el esfuerzo de ustedes, el pueblo colombiano podrá esperar
centurias del bien, después de haber sufrido tanto el mal
por la acción de los terroristas y por la debilidad del Estado.
Muchas gracias.
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