INICIO DE LAS NEGOCIACIONES DEL TLC CON ESTADOS UNIDOS
Mayo 18 de 2004 (Cartagena – Bolívar)
Señoras y señores:
A principios de los años sesenta del siglo XX, los jefes
de Estado de las naciones del Continente se reunieron en Punta del
Este, Uruguay, para lanzar la Alianza para el Progreso, un bello
sueño de cooperación, solidaridad e integración,
inspirado por el Presidente John F. Kennedy, que en nuestras naciones
tuvo el liderazgo de los presidentes Alberto Lleras y Juscelino Kubistcheck.
I. UN PROYECTO PERMANENTE
Aquel proyecto se desvaneció. Era una intención política
sin seguridad de permanencia. Con su partida, esfumó las ilusiones
sociales que había despertado.
En los últimos lustros, los Estados Unidos han permitido
acceso a su mercado de productos andinos por decisiones unilaterales,
limitadas en el tiempo, como reciprocidad a la lucha contra la droga.
Tan pronto como han empezado a regir esas reglas, ha surgido la
angustia de pensar qué pasará al final de un período
tan corto de vigencia. Esa incertidumbre no propicia inversiones
ni permite proyectos económicos y sociales ambiciosos y de
largo plazo.
La etapa que hoy iniciamos busca una integración PERMANENTE,
que abra las puertas para el crecimiento, el mejoramiento del empleo,
el ingreso, la mayor cobertura de seguridad social.
La etapa que hoy iniciamos no es una renuncia a la integración
americana, sino un paso para que esta se dé sin dilaciones,
con franqueza y creatividad, para que tenga la impronta necesaria
de equidad.
Hace poco concluimos la parte fundamental de otro gran paso de la
integración americana: el acuerdo entre la Comunidad Andina
y MERCOSUR.
II. SENTIMIENTOS CRUZADOS
A esta hora se cruzan varios sentimientos entre las gentes de nuestros
pueblos: muchos ciudadanos son conscientes de la necesidad de estos
acuerdos para tener unas economías robustas que construyan
justicia social. Otros albergan preocupaciones por la pequeña
empresa, por el agro y por grupos laborales. Y algunos levantan proclamas
incendiarias contra la negociación, de cuyo descrédito
aspiran a obtener beneficios electorales.
Tendremos un mecanismo de negociación de consulta permanente
con los sectores económicos, sociales y políticos.
Nuestra voluntad de conseguir el consenso total como partes que negociamos,
también se extenderá a obtener el mayor grado de consenso
al interior de las sociedades que representamos.
En nuestros países no hay proyecto político que, razonablemente,
pueda oponerse a estos acuerdos. Otra cosa es que tengan diferencias
sobre la oportunidad, reservas, proposiciones alternativas sobre
determinadas normas. Muchos se oponen a estos tratados mientras están
en la oposición, pero cuando llegan al gobierno se convierten
en sus mayores auspiciadores.
Ofrezco a la discrepancia política, receptividad para mirar
cláusulas alternativas. Pido al pueblo no dejarse desorientar
por la consigna sin razón.
III. EMPRESAS Y CIUDADANOS LIBRES
En clara contradicción, la miseria y la injusticia coinciden
con el desánimo empresarial y con empresas privadas recargadas
de tributos y obligaciones. Estos tratados permiten que crezca la
empresa privada y que su avance contribuya a superar la injusticia
y la miseria.
Nuestros trabajadores no tienen futuro en economías estancadas
o de crecimiento minúsculo. En Colombia sí que podemos
comparar: cuánto mejor vive el trabajador de una empresa seria,
con salario legal, prestaciones y afiliación a la seguridad
social, que el ciudadano que deambula por las calles de nuestras
ciudades, entre el sol y el agua, entre la fatiga personal y la angustia
por el hambre de los hijos. Cuánto mejor vive el trabajador
de una empresa exportadora con sentido de responsabilidad social,
que el informal del tugurio que apenas disimula la intemperie y sin
ingreso para las expectativas básicas de su dignidad.
Por eso el trabajador de la Patria debe pensar muy bien cuál
es el camino correcto: el discurso agitacional que exalta la pasión
sin avizorar el porvenir, que siembra el odio y niega la reivindicación
o el recorrido certero de la expansión económica que
genere el empleo digno y la relación solidaria entre el capital
y el trabajo.
La pequeña empresa es elemento esencial para la justicia
social, la aceptación ciudadana del concepto de empresa privada,
la desagregación de los procesos productivos, la productividad
y la competitividad.
Quien puede desarrollar una pequeña empresa siente de verdad
que es un ciudadano libre y que vive en un mundo libre.
La pequeña empresa marca la alternativa frente a las fases
monopólicas que destruyen el capitalismo y a las colectivizaciones
y estatizaciones que obstruyen la creatividad y desconocen la libertad.
Hoy el riesgo contra la empresa privada no se desprende del vigor
ideológico de las tesis que otrora desafiaron el capitalismo,
sino de la incapacidad del capitalismo de lograr que cada día
surjan nuevas empresas y nuevos empresarios.
Invito para que en este proceso de integración seamos totalmente
cuidadosos para estimular la pequeña empresa, expresión
concreta de la libertad, garantía del progreso y de estabilidad
aún de las grandes unidades empresariales.
IV. DINAMISMO DEL AGRO
Los territorios de estos países andinos son extensos, con
infinitas posibilidades agropecuarias. En este sector reposan esperanzas
de desarrollo rural, de empleo, de agregación de valor para
desarrollar una variada y dinámica oferta exportable.
El número de nuestros pobladores, el tamaño de nuestros
territorios, los recursos ambientales y el potencial agropecuario,
son condiciones para visualizar un modelo en el cual el producto
multinacional de alta tecnología, no anule el agro y la agroindustria,
sino que aliente dinamismo en estos sectores.
La equidad en el tratamiento del sector agropecuario y de la agroindustria,
es elemento de la credibilidad y de la perdurabilidad de estos tratados.
En nuestro medio, la fortaleza del sector agropecuario es la garantía
de la destrucción definitiva de las drogas ilícitas.
En consecuencia, la equidad con el sector agropecuario es un instrumento
para derrotar el terrorismo financiado por la droga.
Invito a que en esta negociación incorporemos cláusulas
innovativas garantes de la equidad con el sector agropecuario. Que
en lugar de diferir estos temas a acuerdos futuros, todavía
inciertos en el seno de la Organización Mundial de Comercio,
nuestro avance siente precedentes que puedan ser adoptados en esta
organización.
V. DEBATE POLÍTICO. COMITÉS DE TRABAJADORES
Y EMPRESARIOS
Invito a considerar la idea de grupos permanentes de trabajo, integrados
por trabajadores y empresarios de los países signatarios,
para explorar soluciones a toda dificultad que se presente durante
la vigencia del tratado que habremos de obtener.
Quienes acudimos hoy a este recinto, en representación de
Perú, Ecuador, Bolivia, los Estados Unidos y Colombia, estamos
convencidos que el paso que nos proponemos dar es de enorme beneficio
para nuestros pueblos. Sin embargo, entendemos que el avance hacia
el libre comercio tropieza con oposición política.
La única manera de sortear los obstáculos a la integración
económica es con equidad. Con equidad, la integración
económica será más sólida cada día.
La equidad contrasta con los acuerdos de adhesión y con las
pretensiones paternalistas. La equidad permite encontrar normas diferentes
para igualar a los desiguales. La equidad ofrece el equilibrio entre
el respeto a la propiedad intelectual, como presupuesto para que
florezca la investigación y la necesidad de que los más
pobres accedan a sus beneficios.
Es hora de avanzar con paso firme y con solidaridad. Con los Estados
Unidos hemos tenido una alianza por la democracia y contra sus enemigos
de cada coyuntura, ahora contra el terrorismo. Este tratado debe
ayudarnos a eliminar el terror de los violentos y el terror de la
miseria que ellos han profundizado.
VI. EL POTENCIAL DEL INTERCAMBIO COMERCIAL
Los gobiernos intentamos con frecuencia fortalecer las relaciones
entre los países a partir de declaraciones políticas.
Pero pocos lazos son más fuertes entre las naciones que el
intercambio comercial. Cuando los empresarios, grandes y pequeños,
inician y amplían sus relaciones, con ellas vienen beneficios
mayores: mejores empleos, mejores precios, mejores productos, mejor
ingreso, mejor equidad.
El Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos abrirá las
puertas al mercado más grande del mundo a los productos agrícolas
e industriales, para servicios provenientes de esta región
Andina.
Ello aumentará la inversión local y extranjera, habrá de
generar nuevas oportunidades de negocios. De esa forma se acelera
el crecimiento económico, se aumenta el empleo, se tiene éxito
en la lucha contra la miseria y contra la pobreza.
La mayor productividad de las empresas nacionales y el acceso libre
a productos, beneficiará a los hogares y los consumidores
de los países Andinos. Mejores oportunidades, más oferta,
mayor calidad y más variedad de productos, se traducen en
una mejor calidad de vida para todos.
¡Esa sí que es una verdadera alianza para el progreso!
El ex presidente Abraham Lincoln, en una de las más bellas
piezas oratorias de la historia, refería a su Nación
como “concebida en libertad y dedicada a la proposición
de que todos los hombres son creados iguales”. Los invito a
que este tratado estimule la igualdad en el bienestar, en la libertad,
en las oportunidades, entre los ciudadanos de los Estados Unidos
y los ciudadanos de nuestras Patrias y entre nosotros, de la América
Andina.
Saludo la hermandad de las naciones andinas. Que nuestras actuaciones
estén tuteladas por Bolívar, Santander, Sucre, Córdova
y San Martín. Que los sueños integracionistas de la
Carta de Jamaica, de la convocatoria del Congreso Anfictiónico,
sirvan de marco y preámbulo a este proceso.
Construyamos la igualdad, con equidad entre los desiguales, al estímulo
del mensaje del Libertador al Congreso de Bolivia, para dar cuenta
de la Constitución que el construyó: “he conservado
intacta la ley de las leyes: la igualdad. Sin ella perecen todas
las garantías, todos los derechos. A ella debemos hacer todos
los sacrificios”.
Cada vez que en el Libertador leamos la palabra igualdad, entendamos
su significado en equidad y solidaridad.
Pido al Creador que nos de luces para que este proceso contribuya
al bienestar de nuestros pueblos.
Muchas gracias
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