CLAUSURA
DEL CURSO DE ALTOS ESTUDIOS MILITARES
Noviembre
24 de 2004 (Bogotá – Cundinamarca)
Compatriotas:
Nos reunimos hoy para clausurar una nueva
promoción del Curso
Altos Estudios Militares Integral de Defensa Nacional y de Estado
Mayor. Es una oportunidad para resaltar el esfuerzo de ustedes, que
han venido en esta tarea consagrada al estudio, dispuesta siempre
en el ánimo de servir a la Patria y que hoy, con esta graduación,
se avanza en un escaño más que contribuye al estímulo
de la conciencia de ustedes y a la tranquilidad de la conciencia
de la Patria.
Quiero felicitarlos de corazón a todos, recordar la inmensa
tarea de servicio a la Patria que tienen por delante, felicitar a
los compatriotas no integrantes de la Fuerza, quienes los han acompañado
en este curso, que nos dan un ejemplo muy grande. Felicitar a las
familias de todos, agradecer el sacrificio y el acompañamiento.
Colombia está en un momento muy importante, en un momento
en el cual la Nación entera se tiene que aprestar a la derrota
definitiva del terrorismo, y ustedes juegan un papel trascendental.
Este diploma de hoy, estas medallas de hoy, los consagran a ustedes
en un grado de mayor responsabilidad para la derrota del terrorismo,
para la recuperación del poder de las instituciones democráticas.
La Nación no puede seguir con unos grupos guerrilleros en
unas partes del país sometiendo al pueblo de rodillas, con
unos grupos paramilitares, mal llamados así, en otras partes
del país, ofreciéndose como la alternativa de defensa
de la comunidad, y con un narcotráfico detrás de unos
y otros, alimentándose. Y el Estado de espaldas a esa realidad,
distraído, en cócteles, en tertulias y en chismes políticos,
sin enfrentar el problema de fondo. El problema de fondo tenemos
que seguir enfrentándolo y tenemos que superarlo totalmente.
Los colombianos de Bogotá y de las comunidades más
remotas nos están pidiendo en toda parte que se recupere el
predominio de las instituciones. Los colombianos no quieren a la
guerrilla, no confían en ella. Los colombianos no quieren
la solución paramilitar, no confían en ella. Los colombianos
detestan el narcotráfico. Lo que quieren los colombianos es
una fuerza pública presente, que les dé las garantías,
que les dé valor moral, que les muestre la eficacia de la
protección para poder superar los temores, a guerrillas, a
paramilitares, a narcotráfico, y esa tarea la tenemos que
cumplir.
Para cumplirla necesitamos muchos puntos. Quiero
hoy insistir, distinguidos graduandos, en algunos.
Voluntad política. La tenemos, total, no hay vacilación.
Este Gobierno no hace parte de aquel discurso que confundió la
civilidad con la debilidad, este Gobierno no hace parte de la cadena
de vacilaciones en materia de orden público que condujo a
la República a esta postración, los colombianos a la
incertidumbre, el pueblo a la pobreza, las instituciones a la humillación,
y a los terroristas al triunfo y al predominio contra el pueblo.
Este Gobierno tiene toda la voluntad política de derrotar
el terrorismo, este Gobierno tiene toda la voluntad política
para apoyar la institución armada democrática de la
Patria, a fin de derrotar el terrorismo y a fin de recuperar plenamente
el imperio de las instituciones.
Hoy el tema no es de voluntad política. Pero además
de voluntad política se necesitan otros puntos que son fundamentales.
Se necesita agresividad, se necesita estar permanentemente en la
iniciativa. La iniciativa no se puede tomar de manera reactiva cuando
alguien hace un daño, la iniciativa la tenemos que tomar todos
los días, todos los días depurando, todos los días
mejorando, con un objetivo: una Colombia sin guerrilla, una Colombia
sin paramilitares, una Colombia sin narcotráfico. ¡Y
lo podemos hacer!
Ahora que nos visitó su Majestad el Rey de España,
que nos visitó el presidente de Estados Unidos, los equipos
de seguridad nos decían que encontraron una Fuerza Pública
colombiana totalmente profesional, capaz, muy bien orientada. Que
ellos no esperaban encontrar una Fuerza Pública colombiana
tan avanzada, y que con el avance de esta Fuerza Pública el
país estaba en condiciones de derrotar el terrorismo.
Eso nos exige iniciativa, agresividad. Todos
los días, todas
las horas. Que no haya minuto de la noche, que no haya minuto del
día en el cual nosotros perdamos la iniciativa.
Nos exigen hacer replanteamientos, yo creo
que nos tenemos que volcar todos a la calle. Mientras menos estemos
en las oficinas, mientras
menos rato estemos en las oficinas, mientras menor sea la cantidad
de hombres en las oficinas y más nos consagremos al campo,
a las calles, a la protección de nuestra ciudadanía,
en contacto permanente con esa ciudadanía, seremos mucho más
eficaces.
Hemos hablado de voluntad política,
hemos hablado de agresividad, que se expresa en la iniciativa permanente,
uno de cuyos componentes
es el volcamiento completo a las calles, a las aldeas, a la ruralidad,
a la Colombia urbana, el abandono de las oficinas.
Hablemos también de transparencia. Hay que combinar todos
estos elementos. Nos corresponde ser tan agresivos como transparentes.
Nosotros tenemos el reto de demostrarle al mundo que la institución
armada de Colombia es capaz de derrotar al terrorismo sin violar
los derechos humanos, sin afectar las libertades públicas,
y lo vamos a demostrar.
Y la historia va a hacer una comparación de resultados felices
para Colombia, porque comparará que mientras en muchas partes,
incluso vecinas a nuestro país, se violaron los derechos humanos,
se afectaron las libertades públicas, las instituciones se
embarcaron en la guerra sucia, aquí hemos sido capaces de
derrotar el terrorismo con absoluto respeto de los derechos humanos,
sin afectar las libertades públicas, sin incurrir en prácticas
de guerra sucia.
La transparencia además ayuda a la reconciliación
de los colombianos, ayuda a que todo el mundo confíe en la
institución armada, la transparencia ayuda a que todos los
días haya más legitimidad, más aceptación
popular a esta institución.
Cuando hay agresividad y no hay transparencia, el pueblo no valora
la eficacia sino que se conmueve por lo turbio. Cuando hay transparencia
y no hay agresividad, el pueblo no se detiene a aplaudir la transparencia,
sino que se llena de incertidumbre porque no encuentra que se le
proteja con eficacia.
Por eso hay que combinar todo esto. Y es
tan importante la voluntad política del Gobierno como la eficacia y la transparencia
de la Fuerza Pública. Si el Gobierno tiene voluntad política,
pero esa voluntad política no se traduce en la transparencia
y en la agresividad de la Fuerza Pública para producir resultados
eficaces, esa voluntad política se desgasta.
Y si esa voluntad política se refleja en acciones turbias,
esa voluntad política no reconcilia sino que fractura la Nación.
Por eso esa voluntad política tiene que ir acompañada
de agresividad y de transparencia para que haya una eficacia que
construya confianza en la Nación.
Y es bien importante que la seguridad sea
un bien en la práctica
de todos los colombianos. Que se proteja por igual al empresario,
al trabajador, al campesino, al hacendado, al líder gremial,
al líder sindical, al político afecto a las tesis de
Gobierno, al político desafecto y crítico de las tesis
del Gobierno. Eso nos ayuda a cimentar la confianza, a profundizar
la democracia.
Esta tarea hay que hacerla con capacidad de construir equipo, es
absolutamente necesario. Nosotros tenemos que construir equipos vertical
y horizontalmente, dentro de las fronteras y trascendiendo las fronteras.
Sí que es difícil hablar de la construcción
de equipos de manera vertical en una institución jerarquizada,
cuando además se reconoce que la jerarquía y la disciplina
jerárquica de la institución armada se constituyen
en valores insustituibles.
Pero hay que tener la suficiente sutileza,
la vocación para
construir equipos verticalmente. Si el polo determinante está arriba,
ese polo determinante tiene que escuchar a los subalternos, permitir
su réplica, aceptar su comentario, buscar opciones, recibir
la crítica constructiva, así sea en voz baja.
Y cómo necesitamos la construcción de equipos en dirección
horizontal, entre las diferentes Fuerzas. La inteligencia funciona
en la medida en que la tengamos integrada. Eso requiere un gran esfuerzo
de todas las instituciones que conforman la institución armada
de la Patria. Y cómo necesitamos construir equipos para poder
tener economías de escala, para utilizar mejor los equipos,
la logística, para reparar mejor, para avanzar en alistamiento,
para tener austeridad.
Nosotros tenemos que ganar este desafío del terrorismo con
austeridad, no disponemos de abundancia de recursos. Nuestro desafío
es mayor en la medida en que tenemos que producir los mejores y los
máximos resultados con recursos muy recortados. Es otro gran
reto. Hay Fuerzas Armadas del mundo que pueden trabajar con un criterio
de abundancia de recursos, la nuestra tiene que trabajar en un país
muy extenso, con muchos accidentes geográficos, con 578 mil
kilómetros que aún quedan, por fortuna, de selva, y
con mucha restricción de recursos.
Una de las maneras de superar esa restricción de recursos,
de proceder con eficacia dentro de la austeridad, es construyendo
equipos y el equipo hay que construirlo en la gerencia y en el planeamiento
operativo y el equipo hay que construirlo en la acción operativa.
Y ese equipo hay que construirlo no solamente
entre las diferentes instituciones y al interior de ellas, en lo
que se llama el espacio
armado de la Patria, en lo que se llama la expresión coercitiva
de la Patria, sino que hay que construirlo también con la
ciudadanía.
Solos no somos capaces de derrotar el terrorismo
y devolverle la seguridad a Colombia, necesitamos la cooperación ciudadana,
hay que avanzar en esa cooperación ciudadana. Tenemos que
saber construir equipos entre nosotros y construir equipos con la
ciudadanía. Entonces, ahí viene un elemento fundamental
que agrego a esta lista: relaciones humanas. Hay que tener tanta
seriedad en el mando, tanta capacidad de mando, como tanta vocación
de hacerlo con relaciones humanas.
Si no se combina el ejercicio del mando con
las relaciones humanas, el mando pierde eficacia, el mando pierde
convocatoria. Un mando
sin relaciones humanas es un mando que no permea, es un mando que
no trasciende. Se necesitan las relaciones humanas en el mando frente
a los subalternos, frente a los que están en el mismo nivel
y para convocar al pueblo a que coopere.
Esa relación entre el mando y las relaciones humanas sí que
es importante. Porque miremos: al contrario, cuando hay relaciones
humanas y no hay mando, la gente termina burlándose, la gente
termina confundiendo la amabilidad y las relaciones humanas con debilidad.
Y el mando sin relaciones humanas martiriza, y las relaciones humanas
sin mando conducen a lo peor: la total ineficacia, la falta de orientación.
Hay que convocar a los colombianos y eso
requiere que cada uno sea un comunicador. El ejercicio del mando,
combinado con relaciones
humanas, tiene que darse en un esquema de muy buena comunicación.
Recuerdo uno de mis profesores de Gerencia
que decía que
el veía en el ejercicio de la gerencia y del liderazgo, y
cada uno de ustedes tiene que ser un gerente y un líder, cuatro
etapas: observar, formular preguntas, dar ejemplo y dar órdenes.
Miren el orden en que las sitúa: observar, formular preguntas,
dar ejemplo y dar órdenes. Hay que dar ejemplo, permanentemente,
y para dar ejemplo hay que ser buen escucha.
El buen comunicador no es simplemente quien
sabe transmitir a través
de sus palabras, de sus gestos, de su lenguaje verbal o corporal.
El buen comunicador tiene que tener ese elemento sustancial de las
relaciones humanas, que es ser buen escucha.
Los estudios de liderazgo en el mundo han
demostrado que quien cumple tareas de liderazgo, y ustedes para
que Colombia gane tienen que
ser líderes, quien cumple tareas de liderazgo debe dedicar
el 90 por ciento del tiempo a comunicaciones. Y de ese 90 por ciento,
el 70, a escuchar.
Tarea tan difícil pero necesaria. Por eso hay que tener una
gran disponibilidad para escuchar al campesino, al habitante urbano,
para estar integrado con ellos, con el indígena, para estar
integrado con el colombiano de las negritudes, para estar integrado
con el dirigente gremial, empresarial.
Esa integración con la comunidad es fundamental y necesita
esos atributos del liderazgo. Y todos los días tenemos que
tener más vocación, de que esto se haga no solamente
internamente, sino que trascienda las fronteras. Hay que construir
equipos con todos los países vecinos, con los países
del mundo democrático que nos ayudan en esta lucha para derrotar
el terrorismo. Y esa construcción de equipos necesita que
sepamos transmitir y sepamos escuchar, que sepamos convencer y que
nos dejemos convencer.
La autoridad tiene que ser una autoridad
enteramente racional. El jurista y pensador italiano solía decir que la autoridad nace
del principio de reconocer la razón a quien la tenga o de
reclamarla cuando los argumentos dicen que se tiene. Y no de ese
viejo criterio de suponer que la autoridad siempre tiene la razón,
especialmente cuando no la tiene. Eso sí que se necesita.
Ese concepto de la autoridad basada en la razón. Sí que
se necesita internamente y sí que se necesita la dialéctica
de la razón para construir equipos con quienes nos quieren
ayudar internacionalmente.
Quiero repetirles todas mis felicitaciones.
La generación
de algunos de ustedes, de los padres de otros, la generación
a la cual yo pertenezco, son generaciones que no han vivido un día
de paz en Colombia.
Ustedes empiezan a constituirse en una oficialidad
joven, altamente preparada, en la cual el país confía plenamente. Ustedes
tiene una inmensa responsabilidad: contribuir a crear las condiciones
para que las nuevas generaciones de colombianos puedan vivir felices
en este país.
Este país en los últimos años expulsó cuatro
millones al extranjero, este país en los últimos años
produjo un desplazamiento de 2 millones de ciudadanos acá,
este país en los últimos años llegó a
desempleos bordeando el 20 por ciento, este país en los últimos
años vio desaparecer la inversión.
Todo eso lo tenemos que superar y ustedes
están llamados
a cumplir una gran tarea para superar este cuadro clínico
de la Patria, para ofrecerle a las nuevas generaciones una Patria
que les dé garantías de que aquí van a poder
vivir felices.
Y esto lo queremos hacer en una concepción elemental y simple:
Colombia necesita derrotar el terrorismo, Colombia necesita derrotar
la corrupción y Colombia necesita reivindicar a los pobres.
Ustedes hoy que reciben este grado tan importante,
avanzan en la tarea de ser artífices de lo que para mi generación
será un sueño, y de lo mismo que se necesita sea una
realidad para que las nuevas generaciones puedan vivir felices en
Colombia. Muchas felicitaciones a ustedes, la gratitud y las felicitaciones
a sus familias.
Sé la abnegación de sus señoras y de sus hijos,
pero ese acompañamiento, esa solidaridad en el hogar, esa
complicidad en la tarea, es un gran apoyo para ustedes y un gran
apoyo para la Patria.
A las señoras, a los hijos, a los papás y a las mamás,
muchas gracias, por lo que les ayudan a ustedes, que es la gran manera
como todos le ayudan a la Patria.
A todos, muchas gracias.
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