PALABRAS
AL RECIBIR LA MEDALLA EL SOL
POR PARTE DEL PRESIDENTE ALEJANDRO TOLEDO
Octubre
22 de 2004 (Lima
- Perú)
Señor Presidente:
Agradezco de todo corazón su generosa decisión de
entregarme la condecoración máxima de la patria peruana.
No podría, jamás entenderlo, en función de
mis humanas limitaciones. La comprendo y la acepto en virtud de
la hermandad, del cariño, de la fraternidad, de la solidez,
entre nuestros dos pueblos.
Usted lo ha dicho: hemos recorrido la historia en los momentos
de dificultades y de brillo, siempre unidos. El presente solamente
lo podemos transitar unidos y el futuro tiene posibilidades, si
vamos unidos.
Cuando repaso las sentencias sociales de
Tupac Amarú, me
parece ver allí indicaciones clarísimas de lo que
tiene que ser el esfuerzo latinoamericano, de nuestros dos países
en particular, para derrotar la miseria, para construir la cohesión
social.
Cuando repaso las gestas complementarias
de San Martín
y de Bolívar, allí encuentro el mensaje a nuestra
hermandad de hoy y del futuro, en la lucha por la libertad frente
a los nuevos fenómenos opresores como el terrorismo, sus
fuentes de financiación, la corrupción que desvirtúa
el estado de derecho.
Presidente, la agenda del presente y del
futuro es de gran importancia. Con su gran aporte, con su liderazgo,
los países de la Comunidad
Andina acabamos de firmar con MERCOSUR, el acuerdo de comercio.
Hace pocos años parecía distante, en nuestras naciones
no se le apostaba a ese acuerdo, mirábamos hacia otras latitudes
y nos negábamos a mirar a nuestros vecinos más próximos
y hermanos más cercanos. Lo hicimos en breve tiempo, con
equidad.
Ahora nos proponemos el acuerdo de comercio
con los Estados Unidos, nos proponemos el Sistema General de
Preferencias con la Unión
Europea, a partir del cual tendremos que negociar una integración
permanente. Ese acuerdo de comercio con los Estados Unidos no puede
tener características neoliberales y limitaciones de izquierdismo,
simplemente debe ser equitativo, debe ser pragmático.
A diferencia de las épocas de los fundamentalismos ideológicos,
hoy hay que manejar la ideología con mucha versatilidad,
con dialéctica, entenderla en función de la equidad
entre los pueblos, entre los sectores sociales, al interior de
las comunidades nacionales. La ideología no puede frenar
el bienestar de los pueblos.
Porque veo ciertas corrientes políticas de nuestros países
frenando esos tratados. Y me pregunto: ¿no se alimentaron
acaso esas corrientes políticas en Lenin, Stalin, Marx,
Hegel, Hengels, Mao Tse Tung? Y hoy los epígonos de esas
corrientes políticas en los pueblos donde se desarrollaron,
están ansiosos de encontrar mercados internacionales.
Los chinos de Mao Tse Tung, no solamente
quieren el mercado de los Estados Unidos, sino el mercado del
mundo entero y quienes
aquí alimentaron su izquierdismo en esas doctrinas nos niegan
a nosotros el derecho de buscar mercados.
Sé, Presidente Toledo, que si tuviéramos la oportunidad
de hacer acuerdos de libre mercado con Cuba, los haríamos,
con toda determinación. Sé que la Comunidad Andina
los quiere hacer con todo el mundo, porque lo que necesitamos nosotros
es que nos den oportunidades de participar en todos los mercados
para poder demostrar en competitividad y en productividad las virtudes
de laboriosidad, de eficiencia de nuestros pueblos, para generar
empleo en nuestros pueblos, para producir ingresos fiscales que
con transparencia nos permitan avanzar con inversión social
hacia la construcción de equidad.
Vamos a avanzar en ese tratado de la mano,
con hermandad andina, con equidad, para bien de nuestros pueblos.
Y qué bueno,
Presidente Toledo, los puntos que se han venido incorporando a
la agenda. América Latina no puede seguir con el lastre
de la pobreza, no puede seguir con el lastre de la injusticia distributiva.
América Latina no puede seguir con el lastre de la corrupción.
Su lucha contra la corrupción y por la democracia, es una
lucha que tenemos que dar en todas partes.
En el Perú moderno, en el Perú de hoy, como lo vemos
allende sus fronteras, encontramos unas divisas que va jalonando
el discurrir político: la lucha por la reinstauración
de la democracia y la lucha por la erradicación de la corrupción.
Estos estados de leyes necesitan fundamentalmente
que la gente crea en ellos, que la gente confíe en sus instituciones,
que la gente se sienta partícipe de un colectivo regido
por la ley, de un colectivo construido por la ley, de unas individualidades
unidas por la ley y que esa ley se respete en su componente jurídico
positivo y en su componente ético. Por eso hay que erradicar
la corrupción. Si no erradicamos la corrupción no
vamos a tener posibilidades de construir confianza de nuestros
pueblos en las instituciones que nos dirigen y todos los días
los teóricos estarán tratando de inventar nuevas
instituciones a ver a cuál de ellas se acomodan los pueblos.
Diría que entre los diferentes subsistemas de la democracia,
finalmente desde que se permita la plena expresión de la
democracia no hay mucha diferencia del uno al otro. La diferencia
está en el grado de participación de la ciudadanía
y en el grado de confianza de la ciudadanía.
Y ese grado de confianza no lo da que un
sistema sea más
o menos parlamentario, más o menos presidencialista. Ese
grado de confianza lo da que un sistema sea transparente y que
un sistema esté luchando por construir la equidad social,
la cohesión social, por eso vale la pena esta lucha, Presidente
Toledo.
Quiero expresar un saludo lleno de afecto
y admiración
al gran pueblo peruano, un saludo del alma. Emociona mucho Presidente,
la gesta de la historia.
Cuando el estudio de la historia desataba
pasiones entre amistades más próximas al general San Martín y otras
más próximas al general Bolívar, muchos encontraron
que fueron gestas complementarias para el bien de la independencia,
para la consolidación de la libertad.
Uno de mis coterráneos más ilustres, más
valerosos, de mi pequeña tierra en Colombia, el general
Córdova, estuvo en esa gesta y lo hizo con cuanto valor.
Lo más importante es que esa historia sea el surco que
alimente al árbol para ese árbol que es la conquista
del presente y del porvenir, sea un árbol bien nutrido,
un árbol fuerte, un árbol vigoroso y un árbol
que produzca frutos para la cohesión de nuestros pueblos.
Quiero agradecer, Presidente Toledo, su
liderazgo para que el Fondo Monetario Internacional cambie la
contabilidad. Nosotros
no podemos tener en estos países limitaciones para financiar
lo social, no podemos tener limitaciones para financiar la infraestructura
básica.
Quiero agradecer su liderazgo para construir
la infraestructura que una a nuestros países, porque a pesar del avión,
seguimos bastante incomunicados, no hemos avanzado en la infraestructura
fundamental.
Quiero pasar de lo institucional y patriótico a lo personal.
Presidente Toledo: cuando un país tiene que enfrentar el
desafío terrorista que enfrenta Colombia, encuentra muchos
interlocutores dubitativos, con titubeos, muchos no saben si apostarle
a las instituciones vigentes o apostarle a las posibilidades del
triunfo del terrorismo. Se mueren de miedo, disfrazan el miedo
con posturas intelectuales y en medio de esas posturas intelectuales
se mantienen en un mar de indefiniciones y de dudas que finalmente
favorece al terrorismo.
En usted hemos encontrado todo lo contrario.
Desde nuestra primera conversación, en usted no he encontrado vacilaciones, en
usted no he encontrado duda, en usted no he encontrado cálculo,
en usted no he encontrado malicia, en usted lo que he encontrado
es firmeza para apoyar la lucha antiterrorista de Colombia. Porque
usted representa a un pueblo que se levantó contra el terrorismo,
un pueblo que ha sufrido en carne propia la pesadilla del terrorismo,
porque usted representa una raza americana de firmeza, de valor
civil, de carácter, de vigor para enfrentar los desafíos
que amenazan nuestras libertades y nuestra independencia.
Por allá, mientras hay una discusión porque se revelan
complicidades con el terrorismo, nosotros acudimos hoy al Perú a
decirle: gracias, Presidente Toledo. Usted ha liderado otro aspecto
muy importante, definir como manejamos el apoyo a nuestras instituciones
militares y de Policía, de tal manera que ese apoyo refleje
unos estándares que garanticen la seguridad interna y que
no se constituyan en amenaza al vecino.
Lo quiero resaltar y asignarle toda la
importancia: la lucha contra el terrorismo interno tiene que
ser tan fuerte contra los terroristas,
como delicada y solidaria con el vecino. Por eso Colombia comparte
plenamente la preocupación peruana de que nuestros países
vayan acordando estándares de apoyo a sus instituciones
militares y de Policía, para que esos apoyos, esos presupuestos,
esos crecimientos, no se puedan interpretar ni tampoco se pueda
utilizar como una amenaza para el vecino.
Nos ha dado la oportunidad, Presidente
Toledo, de meditar en ese punto, de establecer la línea de frontera, una cosa es la
necesidad de defender a nuestros pueblos de amenazas contra el
terrorismo y otra cosa es transgredir esa línea y constituirse
en motivo de preocupación, en fuente de amenaza para el
vecino hermano. Qué importante haber establecido esa línea.
Llevaré siempre con afecto por el Perú, con sentido
de amor patriótico por mis compatriotas del Perú,
esta condecoración El Sol de esta gran tierra. La única
manera que tengo de corresponder, señor Presidente Toledo,
es con infinito amor, con infinito amor a esta tierra, a sus gentes,
y la única manera de expresarlo es sirviendo bien a sus
hermanos, sus compatriotas colombianos.
A todos, muchas gracias.
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