TERTULIA CON FERNANDO SAVATER
Abril 28 de 2005 (Bogotá – Cundinarmarca)
Señoras y señores:
Mil gracias, maestro, nos honra mucho
con su visita. Aquí hay
muy positiva expectativa para escucharlo. Mal haría
yo en entrar a contarle toda la tesis de nuestro debate al
cual sus luces ayudarán muchísimo.
Ciertamente el Gobierno es uno de los
protagonistas de este debate en el cual hemos dicho que Colombia
tiene una democracia
que cada día se profundiza más, totalmente respetuosa
del pluralismo, que hemos pasado del período de las
garantías retóricas al período de las
garantías efectivas, gracias a la Seguridad Democrática.
Hemos dicho que todos los años de la violencia han
profundizado la pobreza, le han quitado al pueblo colombiano
oportunidades, han generado un éxodo de cuatro millones
de colombianos al extranjero, han frenado la inversión,
el crecimiento de la economía, el empleo, los recaudos
fiscales.
Por esas dos razones fundamentales,
por la razón de
tener una democracia que todos los días se profundiza,
circunstancia muy diferente a las dictaduras que en América
Latina en alguna forma legalizaron movimientos insurgentes,
y por la segunda razón, que esta violencia en lugar
de contribuir a alguna reivindicación de la situación
de miseria que afecta al 52 por ciento de los colombianos la
ha profundizado, por eso hemos dicho que aquí no hay
un conflicto armado sino una amenaza terrorista.
No negamos la situación social inmensamente grave que
vive el 52 por ciento de los colombianos. Pero no podemos aceptar
que eso se enmarque como parte de ese complejo todo que se
da con la acción de los violentos a quienes hemos calificado
de terroristas.
Y se ha preguntado: ¿alberga el Gobierno la posibilidad
de negociación política? Contestamos: sí.
Y a renglón seguido nos dicen: ¿y cómo
el Gobierno que los señala de terroristas abre la posibilidad
de la negociación política? Hemos dicho: por
eso la condición es el cese de hostilidades.
En el momento en que cesen los actos
de violencia, el Gobierno acepta que se han creado las condiciones
mínimas para
poder avanzar en un proceso de diálogo. Pero no le digo
más, maestro, porque vinimos a escucharlo a usted.
Muchas gracias, y nos sentimos muy, muy honrados
con su presencia.