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AÑOS DEL BATALLÓN
GUARDIA PRESIDENCIAL
Agosto 19 de 2005 (Bogotá – Cundinamarca)
Compatriotas:
Nos reunimos nuevamente, en este
patio, para celebrar un nuevo aniversario de la creación del Batallón
Guardia Presidencial.
Inicialmente, el Libertador Bolívar, en 1814, creó la
Guardia de Honor en Barrancas, Venezuela. En 1927, el Presidente
Abadía Méndez, dictó el decreto que
crea la Guardia de Honor del Presidente de la República.
Desde septiembre de 1958, se constituyó la representación
de las cuatro armas del Ejército: la de Infantería,
la Caballería, la Artillería y los Ingenieros.
El Batallón Guardia Presidencial ha cumplido una
loable tarea en la defensa de la democracia de Colombia.
Diría yo, que el Batallón Guardia Presidencial
es un ejemplo del deber de la institución armada
de preservar la institución democrática,
que enaltece a las Fuerzas Armadas y de Policía
de Colombia.
Expresó a usted, señor Coronel (Jorge Humberto)
Jérez Cuellar, a su señora, a sus hijos,
a los oficiales, a los suboficiales y a todos los integrantes
del Batallón Guardia Presidencial, nuestra infinita
gratitud.
Déjenme hacer una referencia a lo personal. Las
circunstancias de Colombia han hecho de este período
presidencial, un período particularmente difícil
para la protección del Presidente de la República.
Gracias a Dios, al esmero, a la
solidaridad de la Fuerza Pública de la Patria y al énfasis, muy especial,
de la tarea del Batallón Guardia Presidencial, esto
ha transcurrido bien.
En nombre del Vicepresidente de
la República (Francisco
Santos Calderón), cuya distinguida esposa aquí nos
acompaña, de sus hijos, de mi señora (Lina
Moreno), de mis hijos, de todos los compañeros que
laboramos en la Casa de Nariño, en la Casa de la
Vicepresidencia, en estos edificios públicos, nuestra
gratitud al Batallón Guardia Presidencial. Nuestra
infinita gratitud.
Hace pocos días, en el aniversario del Ejército,
me referí ampliamente a seis puntos fundamentales
para la eficacia y la credibilidad de nuestra Fuerza Pública:
a la voluntad política, a la permanencia en las
operaciones, al acompañamiento integral, a la eficacia,
a las comunicaciones y a la transparencia.
Hoy quiero resaltar otros dos elementos:
el rol de la Fuerza Pública de Colombia, el papel que tiene que
cumplir hoy para la generación de empleo y para
arbitrar los recursos para la política social.
El primer elemento –al cual haré una referencia-
y el segundo, cómo el pueblo colombiano todos los
días quiere más a su Fuerza Pública,
a medida que ve que su Fuerza Pública es guardián
de día y de noche, guardián insomne de su
democracia.
Colombia ha tenido una economía históricamente
bien manejada, con períodos mejores y con períodos
de rezago.
El grave problema colombiano es
el influjo del terrorismo en la desaceleración de la economía y en
el empobrecimiento de nuestros compatriotas. Por eso, suelo
repetir lo que hoy quiero fijar en la mente de ustedes:
bienvenido el buen manejo económico, bienvenida
la preocupación por lo social pero, todo eso tiene
hoy una variable principal que es la Política de
la Seguridad Democrática cuyo actor principal es
la Fuerza Pública y cuyo aporte principal es el
sacrificio de la Fuerza Pública.
Ningún predicamento económico, ningún
propósito social produce resultados de inversión,
de empleo, de educación, de protección social,
en un país que no sea capaz de quitarse de encima
la pesadilla del terrorismo.
Cuando ustedes, Soldados de Mi
Patria, están en
la tarea de devolverle a nuestra Nación la seguridad,
están luchando por el empleo, están creando
las condiciones para que afluya la inversión, están
creando las condiciones para tener un mayor crecimiento
de la economía, están creando las condiciones
para que este país construya una sociedad en equidad.
Ustedes son, hoy, grandes constructores
de la expansión
de la economía y de los cimientos para que este
país tenga una mejor política social.
Nada más importante que perseverar en su tarea,
que pulirla todos los días, que al despuntar de
cada sol, cuando ustedes despiertan y tienen que empuñar
el fúsil de la República, apostado al lado
de su camarote, al rezar a nuestro Señor por la
compañía en el día que empieza, su
primer recuerdo sea el siguiente: cada uno de ustedes es
hoy arquitecto de la expansión económica
y de la protección social de los colombianos.
¡Sin la abnegada tarea de ustedes es imposible que
esta economía crezca velozmente, es imposible que
concurran los recursos para construir el sistema de protección
social!
Hemos empezado una bella discusión en Colombia: ¿cómo
queremos que sea nuestra Patria en el 2019 cuando estaremos
celebrando los primeros 200 años de vida independiente,
después del triunfo de nuestros libertadores en
la Batalla de Boyacá?
Con la dirección del doctor Santiago Montenegro,
hemos entregado para la discusión de los colombianos
ese libro que se llama: Colombia, Visión de Segundo
Centenario. Un primer borrador para irlo puliendo a medida
que lo discutamos, para que la visión de largo plazo
se construya en el debate democrático que permita
superar tanta contradicción.
Pues bien allí hay unas metas muy exigentes en
reducción de la pobreza. Hoy, sin sumar subsidios,
la pobreza afecta al 52 por ciento de los colombianos.
Cuando la deflactamos o le aplicamos los subsidios –que
están recibiendo muchos colombianos- se rebaja en
10 puntos. Pero para el 2019 tenemos que tenerla muy cerca
de su eliminación definitiva.
Una meta de ese tamaño, apreciados Soldados de
Mi Patria, implica que este país consolide la seguridad
para que afluya la inversión, se consolide la confianza
y podamos disponer de los recursos para esa política
social.
Esa Patria nuestra, no hace mucho,
llegó a tener
un desempleo rondando el 20 por ciento, hoy esta en el
11.4 por ciento. Dios quiera que terminemos el año
con el 10 por ciento. Todavía muy alto, para la
pobreza de los colombianos, pero la tendencia es positiva.
Reducir ese desempleo a cifras
alrededor del 5, 6 por ciento, implica perseverar para
consolidar, para fortalecer
la confianza en Colombia. Y el primer punto de perseverancia
es la Política de Seguridad Democrática.
Esta Patria nuestra, había visto reducir la inversión
extranjera a 600 millones de dólares por año,
este año puede ser del orden de 5 mil millones de
dólares. Tengo fe, después de ver los registros
de inversión del año pasado, de examinar
los registros de inversión de este año y
de anticipar los del año entrante –a partir
de analizar la apreciación de los inversionistas
internacionales sobre Colombia-, tengo fe que Colombia
se está convirtiendo en un país de moda para
la inversión y que eso nos va a ayudar mucho a generar
empleo y a superar la pobreza.
Pero el buen suceso de estas predicciones
depende de nuestra perseverancia en la política de la Seguridad Democrática,
en el éxito de nuestra Fuerza Pública, que
a su vez se fundamenta en la exposición al sacrificio
de cada uno de sus integrantes.
Y el segundo punto: los campesinos
colombianos, los trabajadores colombianos, los empresarios
colombianos, los alcaldes
colombianos, los gobernadores, los congresistas, todos
piden a diario más y más presencia de nuestra
Fuerza Pública en todos los sitios del territorio.
Los colombianos hoy desean que,
en todas partes, se exprese la institucionalidad a través del ejercicio de la
Fuerza Pública como único instrumento de
la Constitución para la protección de nuestros
connacionales.
Y los colombianos lo piden con
afecto. Yo no solamente escucho las razones, el pensamiento,
de todos mis compatriotas
que hoy están convencidos que el país necesita
el imperio de las instituciones, su Fuerza Pública
en todo el territorio, una Nación sin terroristas,
sin guerrillas, sin paramilitares, una Nación sin
narcotráfico, una Nación sin corrupción,
una Nación con transparencia, con política
social eficaz, con la presencia de su Fuerza Pública
en toda parte. Eso ronda en el raciocinio de los colombianos.
¡Pero más importante que eso que se palpa
y se escucha y se lee a diario en la expresión oral
y escrita de nuestros compatriotas, es el sentimiento de
cada uno de nuestros compatriotas! Con alborozo, nuestros
compatriotas reciben a la Fuerza Pública donde quiera
que ella llega. Con alborozo, nuestros compatriotas avivan
a la Fuerza Pública en los desfiles. Con alborozo,
los niños que van en los buses o en la parrilla
de una moto o de una bicicleta o en la ventanilla de un
vehículo particular, agitan una banderita de Colombia
para saludar al policía o al soldado apostado en
la vera del camino, garantizando la libre movilidad por
las carreteras de la Patria.
Hoy, apreciados soldados, hay un
alborozo en el sentimiento colombiano por la presencia
de la Fuerza Pública.
Ningún momento más importante que éste,
cuando hay ese gran apoyo de la ciudadanía, para
que la Fuerza Pública en su razón y en su
sentimiento fortalezca una voluntad: la derrota del terrorismo.
¿Y saben por qué se consolida, no es oscilante
sino firme la tendencia de apoyo de nuestros compatriotas
a la política de Seguridad Democrática y
a la Fuerza Pública?: por su vocación democrática. ¡Porque
es una seguridad para todos!
Es una seguridad que en su nombre
no ha recortado las libertades sino que las ha profundizado.
Es una seguridad,
para brindarla por igual al defensor de las políticas
del Gobierno que al opositor, para brindarla por igual
al que hace el comentario amable, que aquel que hace el
comentario crítico. Una seguridad con libertades.
En muchas partes, los apoyos a
la Fuerza Pública
fueron fulguraciones del momento, tan pronto se oía
el aplauso, también se silenciaba el aplauso y era
sustituido por el señalamiento ignominioso.
¿Por qué? Porque en esos momentos, en esos
países, las políticas de seguridad no fueron
democráticas, las políticas de seguridad
anularon las libertades, las políticas de seguridad
fueron simplemente instrumentos para oprimir sectores y
eso hizo que la opinión no acompañara esas
políticas de seguridad durante períodos largos
en el tiempo. Y marca el contraste con Colombia.
Aquí hay un reclamo de la opinión por el éxito
permanente de su Fuerza Pública, hay un alborozo
del pueblo con su Fuerza Pública, hay una expresión
del sentimiento del pueblo que quiere el éxito de
su Fuerza Pública, porque esta política es
Democrática.
Ustedes le están devolviendo la seguridad a Colombia,
en un ambiente de libertades democráticas. Eso acompaña
la batalla de ustedes, la enaltece ante el pueblo y garantiza
el permanente apoyo del pueblo.
Al dar mis agradecimientos inmensos
al Batallón
Guardia Presidencial, quiero saludar a los compatriotas
condecorados esta tarde, expresar a todos ellos nuestra
inmensa gratitud por sus servicios a Colombia, a la institución
armada, por su devoción y afecto por la Constitución,
por las reglas de nuestro Estado de Leyes.
Señor Coronel Jeréz, pido permiso a sus
superiores para expresar a usted, a su señora, a
los oficiales, suboficiales e integrantes del Batallón
Guardia Presidencial, toda nuestra gratitud.
A todos muchas felicitaciones en este
aniversario y nuestra infinita gratitud.
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