CELEBRACIÓN DEL DÍA DEL EJÉRCITO
NACIONAL
Agosto 2 de 2005 (Tolemaida, Melgar – Tolima)
Compatriotas:
Acudimos a Tolemaida en este nuevo
aniversario de nuestro Ejército, del Ejército
de la Patria.
Hemos acudido esta mañana con una tristeza que se
tiene que tornar en resolución, la tristeza por el
asesinato con explosivos terroristas, a nuestros policías
en el Cesar, pero con la firme resolución de que en
esta oportunidad Colombia no tenga declive ni reversa, que
se avance hasta llenar una meta, hasta cumplir un objetivo
del alma de nuestros compatriotas: la derrota del terrorismo,
la recuperación de la seguridad.
Acudimos acompañados del ex presidente (Julio César)
Turbay Ayala, quien a lo largo de su vida ha dado ejemplo
de amor a Colombia, de desprendimiento, de preocupación
exclusiva por los intereses superiores de la Patria, y durante
su ejercicio presidencial dio ejemplo de firmeza en las tareas
de orden público y de apoyo a las instituciones armadas
de la República.
Acudo a felicitar a los soldados
de la Patria, a los suboficiales, a los oficiales, a sus
comandantes, al Ministro de la Defensa
(Camilo Ospina Bernal), al señor general Ospina (Carlos
Alberto), comandante general de las Fuerzas, a los comandantes
de las diferentes armas, al señor general Reinaldo
Castellanos, comandante del Ejército, en esta hora
de la Patria, cuando todos los colombianos tenemos nuestras
esperanzas cifradas en el éxito de las instituciones
armadas de la República.
Y acudimos a condecorar a un grupo
de ciudadanos, generales unos, oficiales otros, suboficiales
otros, simplemente civiles
otros, con las condecoraciones del Ejército por sus
servicios prestados a la Institución, por sus servicios
prestados a la Nación.
A todos ellos nuestra voz de gratitud, nuestro aplauso.
Señores generales, oficiales, suboficiales, soldados
de mi Patria, permítanme referir hoy algunos elementos
sobre los cuales hemos recalcado a lo largo de estos tres
años, fundamentales para ganar este desafío
del terrorismo y recuperar la tranquilidad de los colombianos,
fundamentales para la credibilidad de la ciudadanía.
Déjenme referir hoy a la voluntad política,
a la agresividad de la Fuerza Pública, a la transparencia,
a la comunicación, a la sostenibilidad de las operaciones
y al acompañamiento integral.
Voluntad política. He oído en muchos episodios
de mi vida a los compatriotas en las diferentes regiones
decir, ¡es que no hay voluntad política para
enfrentar el terrorismo¡
Sabemos que es lo fundamental que
en un Estado de opinión,
de gobiernos elegidos, de instituciones independientes donde
fundamentalmente y exclusivamente impera la regla democrática,
es esencial la voluntad política.
La voluntad política es el mecanismo de transmisión
del deseo del pueblo a través de sus gobernantes a
las Fuerzas Armadas de la Nación. El gobernante es
un medio que al recibir el mandato popular, recibe también
la orden de que en él se dé la voluntad política
interpretando al pueblo y la transmita a las instituciones
armadas de la Nación.
Generales, oficiales, suboficiales
y soldados, creo interpretar cabalmente el sentimiento
del pueblo colombiano, al reiterar
a ustedes toda la voluntad política para la derrota
del terrorismo, para el rescate de la seguridad.
Y déjenme referir al segundo elemento, a la agresividad.
Una Fuerza Pública en la iniciativa permanente, una
Fuerza Pública en el sacrificio permanente, una Fuerza
Pública sin consideración del sol canicular
del medio día, sin consideración del frío
del amanecer, sin consideración de la humedad de la
selva, sin consideración de las plagas, de las circunstancias
adversas, una Fuerza Pública siempre en la iniciativa,
siempre apostando a mantenerse en primera línea en
la ofensiva para poder lograr la eliminación, la erradicación
del terrorismo.
Más en esta hora de la Patria en la cual se desmovilizan
tantos factores terroristas que estaban contribuyendo a la
desinstitucionalización de la Nación, es cuando
necesitamos aún más agresividad de la Fuerza
Pública para que todos los colombianos sientan que
esa expresión de la Constitución, que es su
Fuerza Pública, con su agresividad que es sinónimo
de eficacia, es suficiente, es lo único admisible
para darnos a todos seguridad y tranquilidad.
Pero, la unidad de la Nación, alrededor de su institución
armada, alrededor de su Fuerza Pública, requiere que
además de voluntad política y de agresividad,
procedamos con transparencia.
La transparencia se refleja en el
respeto a los derechos humanos, la transparencia se refleja
en la adhesión
minuciosa en cada uno de nuestros actos a los mandatos y
a las normas constitucionales, la transparencia se refleja
en el buen uso de los recursos, la transparencia se refleja
en la imparcialidad frente a los actores del terrorismo,
la transparencia -como la eficacia- alrededor de la agresividad
y de la voluntad política, son factores fundamentales
para que se construya ese sustento sin el cual la política
de seguridad no se puede prolongar en el tiempo, que es la
credibilidad de la ciudadanía.
Pero muy especialmente, la transparencia
tiene que ver con un elemento que es la reconciliación de todos los
colombianos, que es el propósito de curar iras en
la Patria, que es la meta de que las heridas de la Nación
se cicatricen cuanto antes y la Nación pueda abrazarse
plenamente.
En muchos países en los cuales no se procedió con
transparencia para derrotar el terrorismo, finalmente se
llegó a un estado de cosas en el cual combatían
el terrorismo que había surgido contra el Estado y
el terrorismo que había surgido del Estado.
Cuando hay transparencia y respeto
a los derechos humanos, la ecuación es la legítima, unas fuerzas institucionales
enfrentando unos terroristas que desafían la democracia
y eso da credibilidad nacional e internacional, eso compacta
a los colombianos en ese conglomerado que bellamente denominamos
Nación.
Y además de la transparencia, para construir confianza
necesitamos comunicación. Comunicación al interior
de la Fuerza, que no es fácil por su estructura jerarquizada
y disciplinada, pero esa comunicación se requiere,
más cuando estás Fuerzas son las Fuerzas de
nuestro siglo XXI, las Fuerzas del nuevo milenio, unas Fuerzas
con más porvenir que pasado.
Hay que hacer inmensos esfuerzos
para que la jerarquía
y el mando no excluyan la comunicación, para que la
orden que dé el superior permee hasta el más
joven de los soldados, sea recibida con afecto y con vocación,
y al mismo tiempo ese comandante que dio al orden, tenga
el oído presto, atento a la comunicación que
se origine desde abajo.
Y comunicación con el pueblo. Esa comunicación
con el pueblo es fundamental para varios propósitos:
para que haya confianza popular en nuestra institución
armada y para que el pueblo se constituya en el gran apoyo
a nuestras instituciones armadas.
Colombia no puede permitir que una
institución legítima
haga alianzas con un grupo terrorista para combatir a otro.
La única alianza, la única legítima,
la válida, la necesaria, la imprescindible, es la
alianza de la institución armada con la base popular
de la Nación.
En esta hora de tantos retos, cuando
nos piden más
eficacia en el Putumayo, nos demandan más eficacia
en el Cauca, nos demandan más inteligencia y más
eficacia en la Sierra Nevada de Santa Marta, lo mismo que
en Urabá y el Catatumbo, y en el Magdalena Medio,
se hace fundamental esa integración entre la Fuerza
Pública y la ciudadanía.
Nosotros no podemos pretender devolverles
a nuestros compatriotas la seguridad plena, con un crecimiento
infinito, ilímite,
del tamaño de nuestras Fuerzas Militares y de Policía,
eso es imposible.
Hemos hecho un gran esfuerzo. En
este Gobierno se ha ampliado la fuerza en 114 mil hombres,
pero en una Nación con
endeudamiento, con déficit, con enorme necesidad de
atender la inversión social, ese crecimiento tiene
límite.
Entonces para que ese crecimiento
produzca los mejores resultados se necesita combinar todos
estos factores a los que me he
venido refiriendo: esa voluntad política que le transmita
al soldado a través del gobernante el sentimiento
del pueblo; esa agresividad que mantenga al soldado en permanente
iniciativa; esa transparencia que de confiabilidad; esa comunicación
que integre al soldado con el pueblo y que haga que el pueblo
acuda presto a cooperar con la institución armada.
Diría yo a los colombianos, a todos nuestros compatriotas
en este Día del Ejército, que más que
pretender una saturación militar en todos los sitios
del territorio, en esta hora la primera urgencia es convocar
la cooperación de toda la ciudadanía con nuestras
fuerzas.
Y que esa cooperación tenga manejo y orientación
gerencial, para que sea eficaz.
Aquellos compatriotas que nos reclaman más acción
en muchos sitios de Colombia, mi respuesta es: la necesitamos,
tenemos que ajustar la manera como operamos, producir mejores
resultados, pero necesitamos la cooperación de todos
los ciudadanos de bien.
Señor general (Carlos Alberto) Ospina, señor
general (Reinaldo) Castellanos, generales, oficiales y suboficiales:
ahora este reto de la Patria necesita que nosotros nos volquemos
sobre los ciudadanos, a pedir su cooperación; que
en todas partes, masivamente, la ciudadanía se declare
cooperante eficaz de la Fuerza Pública, para que esa
alianza, que el Estado social, que el valor de la solidaridad
incorporó a nuestra Constitución, demanda,
exige y facilita, que es la alianza entre la ciudadanía
y la Fuerza Pública, le garantice a Colombia, que
rápidamente se encuentre con ese Estado de felicidad
que surge del disfrute de la seguridad, que es un valor de
la democracia.
Y necesitamos permanencia en las
operaciones. A mí me
decían: ¡Presidente es que no hay voluntad política¡ Hoy
la hay. ¡Presidente es que no hay permanencia en las
operaciones, el Ejército entra y sale! Eso crea mucha
desconfianza. Llegan a un municipio y mientras están
allí, entonces se espantan los guerrilleros y paramilitares,
pero cuando el Ejército se va regresan y llega la
guerrilla y asesina a los campesinos por supuesta colaboración
con el Ejército, y después llegan los paramilitares
y asesinan a los campesinos por supuesta colaboración
con la guerrilla.
¡Los colombianos, todos, ansían
no tener que ser esclavizados por guerrillas y por paramilitares!
¡Los colombianos, todos, ansían una presencia
permanente de la Fuerza Pública en los diferentes
sitios del territorio!
¡Nuestras operaciones tienen
que ser permanentes!
¡En el Plan Patriota hasta acabar el terrorismo en
esa región de la Patria!
¡En el Cauca, 25 años de abandono en el Macizo
Colombiano, hasta acabar el terrorismo en esa región
de la Patria!
Hace dos noches uno de los reinsertados
de las Farc me decía: “Presidente
tengo 25 años, crecí en el Macizo, no conocí allí más
presencia que la de las Farc, y ahora que ha llegado el Ejército,
que han llegado las instituciones de la Patria a presionar
a las Farc, que por primera vez las Farc están en
huída, nosotros, los que crecimos bajo la amenaza
de las Farc y ante la ausencia del Estado, hemos tomado la
decisión de reinsertarnos, pero queremos que el Estado
no nos abandone y que el Ejército no abandone ese
corredor indígena del Cauca”.
¡Presencia permanente a la
modalidad que se demanda de cada fuerza, en todos los sitios
del territorio, apreciados
generales, oficiales, suboficiales y soldados!
Esa permanencia de las operaciones, esa estabilidad de la
presencia, significa control territorial por las instituciones,
significa desalojo del terrorismo, significa asilamiento
del terrorismo, significa desabastecimiento del terrorismo.
Y se me ha dicho: “Presidente es que nos falta voluntad
política, nos falta que las operaciones sean permanentes
y nos falta acompañamiento integral”.
¡Hoy hay toda la voluntad política, toda la
decisión de operaciones permanentes y todo el propósito
de acompañamiento integral!
En el área del Caquetá, por ejemplo, hace
pocas semanas –en Cartagena del Chairá y después
en San Vicente- se reunió la población a dar
testimonio del acompañamiento integral.
Este Gobierno, a pesar de tantas
limitaciones fiscales, va detrás de sus soldados con el régimen subsidiado
de salud, con los programas de Bienestar Familiar para los
niñitos y los ancianos, un régimen subsidiado
de salud que en este Gobierno ha crecido casi en un 50 por
ciento, y que nos proponemos dejar las bases para que en
pocos años haya plena cobertura en Colombia.
Un Bienestar Familiar que en este
Gobierno ha crecido en un 40 por ciento, y está avanzando en toda la cobertura
nutricional de los pequeños, y que está empezando
un programa para atender 470 mil ancianos de la Patria, que
espero que el primero de octubre esos 570 mil ancianos de
la Patria estén todos atendidos.
Hemos venido dando asistencia financiera a 170 mil ancianos
y ya estamos adjudicando, han sido adjudicadas las licitaciones,
para que empiecen 400 mil ancianos a recibir una comida diaria.
El primero de octubre 1 millón de niños menores
de cinco años, estarán recibiendo un desayuno
reforzado de Bienestar Familiar y 400 mil ancianos, de los
sectores pobres de la Patria, estarán recibiendo una
comida diaria, y habremos seguido creciendo la inversión
social.
Ese acompañamiento integral lo venimos dando con
el programa de seguridad alimentaria de la Red de Solidaridad,
que ya le está llegando a dos millones de campesinos
y espera llegarle a tres antes del 7 de agosto del año
entrante, con asistencia técnica, con semillas, con
el conjunto de maquinaria básica para poder producir
la alimentación de esas comunidades.
Ese acompañamiento integral que se da con el plan
Familias en Acción, que ya este año tiene 400
mil y aspiramos que sean 500 mil en diciembre.
Ese acompañamiento integral que se da con los créditos
y los subsidios del Ministerio de Agricultura, para los programas
alternativos, y con ayudas tan importantes como la ayuda
de la Agencia Internacional para el Desarrollo de los Estados
Unidos, y de algunos países europeos.
Ese acompañamiento integral lo estamos dando con
30 mil Familias Guardabosques, 33 mil, que están recibiendo
una remuneración por cuidar sus áreas libres
de droga, por cuidar la recuperación del bosque.
Ese acompañamiento integral que ha avanzado más
en unas partes del territorio que en otras, pero ayer en
el Consejo de Ministros se tomó la decisión
de dar ese acompañamiento integral cuanto antes, en
todas sus expresiones, en el Cauca y también en el
Putumayo.
Con estos elementos vamos a unir a Colombia alrededor del
rescate de la seguridad y alrededor de la derrota del terrorismo.
Y vamos a lograr desabastecer el terrorismo.
¡Hay que derrotar la droga! Este año hemos
aumentado en un 30 por ciento las fumigaciones, pero ya llevamos
casi 13 mil hectáreas erradicadas manualmente.
Estamos trabajando con los grupos
de erradicación
manual para poner un promedio de mil hectáreas erradicadas
semanalmente. Hoy soy un creyente confeso de la erradicación
manual, vincula a los campesinos en el propósito nacional
de acabar la droga, les genera ingresos y los convierte en
unos defensores de la política de desabastecimiento
de los violentos y de preservación de los recursos
naturales.
El señor Ministro (de Defensa, Camilo Ospina) viene
liderando con los altos Mandos, nuestra nueva acción
para pagar recompensas a los campesinos que con su información
nos permitan el decomiso de la droga, la destrucción
de laboratorios y de cultivos.
¡No podemos permitir que la droga siga llegando a
guerrilleros y a paramilitares! ¡Hay que desabastecerlos!
Entonces tenemos que proceder todos los días con imaginación.
Espero que rápidamente en el Meta el señor
general Gilberto Rocha, comandante de la División;
y el señor general (Daniel) Castiblanco, comandante
de la regional de la Policía; en el Putumayo el señor
general (Luis Alberto) Ardila, comandante de la División
y el señor general (Álvaro) Becerra, comandante
de la regional de Policía, nos den la buena noticia
de que hemos empezado a pagar las primeras recompensas a
los campesinos por la valiosa información que nos
permita la destrucción de la droga para desabastecer
definitivamente a los terroristas.
Señores generales, señor Ministro, ex presidente
Turbay, compatriotas todos, en los últimos días
ha habido una gran discusión sobre el tema de la Ley
de Justicia y Paz, es la primera, que en nombre de la paz
incorpora en la historia del ordenamiento jurídico
de Colombia, el concepto de justifica y el concepto de reparación
y una de las primeras en el mundo, como lo destacara ayer
un periódico de los Estados Unidos que salió a
pedir que se apoyara a Colombia en esta actividad.
Pero hoy, no voy a entrar en la discusión del articulado
ni en la defensa de la ley, voy a decir sencillamente, que
la Ley de Justicia y Paz, no es causa de la desmovilización,
no es causa de la reinserción, sino un medio para
posibilitar la reinserción y la desmovilización.
La ley no es la causa, la causa es
la política de
seguridad. Así lo confirman los desmovilizados de
todos los orígenes. Antenoche lo confirmaban esos
22 muchachos desmovilizados del sexto frente de las Farc.
Me decía uno, “Presidente continúen presionando
sobre Santo Domingo, que lo que nos faltaba era saber que
había estado y por esa política de seguridad
nos estamos desmovilizando”
Por esa política de seguridad, Colombia está desmovilizando
aproximadamente 17 mil integrantes de los grupos violentos
y nos proponemos desmovilizarlos a todos.
La discusión ha sido mal planteada. La Ley no es
la causa de esa desmovilización, la negociación
no es la causa de la desmovilización, la causa de
esa desmovilización es la firmeza de la política
de seguridad, es esa mezcla de voluntad política,
agresividad, transparencia, sostenibilidad de las cooperaciones,
comunicaciones y acompañamiento integral, es esa confianza
que crece en la ciudadanía de la Patria sobre sus
instituciones armadas y democráticas.
La ley simplemente, posibilita, facilita,
como medio, esas desmovilizaciones, pero la causa es nuestra
política
y preguntan muchos, ¿cómo se va a garantizar
que no se reproduzcan los grupos desmovilizados? No hay ley
que lo garantice, no hay discurso que lo impida, lo único
que garantiza que no se recuperen, que no se multipliquen,
que no se reproduzcan, que no renazcan los grupos desmovilizados,
es la sostenibilidad de la Política de seguridad democrática,
la misma que ha sido causa eficiente para su desmovilización,
será la causa necesaria para que esos grupos no se
reproduzcan, para que esos grupos definitivamente se desmantelen,
para que esos grupos no renazcan. Allí tenemos un
gran compromiso.
Y por supuesto, Colombia enfrenta
un reto, de 17 mil desmovilizados hoy que pueden ser 20
mil en el curso de los próximos
días, diría yo que ese crecimiento de la desmovilización,
es el efecto de una política que combina la agresividad
frente a los violentos y la generosidad frente a los desmovilizados.
Hay que tener toda la agresividad frente a estos grupos
mientras insistan en la violencia, y toda la generosidad
para reinsertarlos.
Anoche me decían unos muchachos, en la noche del
domingo, los reinsertados del Cauca, “Presidente, es
que teníamos dudas, nos habían dicho que si
nos reinsertábamos, el Gobierno nos sacaba información
y después nos mataba. ¿Muchachos como se han
sentido? Muy bien tratados Presidente, con toda generosidad”.
Les dije, el objetivo de la política de seguridad
democrática no es darlos de baja a ustedes, no es
adelantar una política de tierra arrasad en Colombia,
el objetivo de la política de seguridad democrática
es garantizar el reestablecimiento de la seguridad, que es
un valor democrático para el goce de la felicidad
de los colombianos.
Ese mensaje hay que hacerlo llegar
hoy, en nombre del Ejército
de la Patria, a quienes persisten en la violencia. En este
año, de bastante agitación democrática
por la coincidencia del ciclo electoral, es bien importante
afianzar nuestra política de seguridad democrática,
para que nadie en las filas del terrorismo piense que con
la culminación de este cuatrienio va a terminar esta
política.
Ese sería un error funesto, un paso atrás
de consecuencias dañinas de alcance imprevisible.
Por eso, si en este año, somos más eficaces,
mostramos mejores resultados, enaltecemos más los
Derechos Humanos, avanzamos más en el acompañamiento
integral frente a las comunidades en la acción del
Ejército, vamos a ganar lo que Colombia requiere,
que la política de seguridad democrática no
sea la política de un cuatrienio, sino la política
de un Estado para recuperar la tranquilidad de todos los
ciudadanos.
Ahora que saludaba a algunos de los
niñitos aquí presentes,
hijos de compatriotas condecorados, les decía, ¡quiero
que tu generación viva feliz en Colombia¡
La Patria no quiere más soldados mutilados, la Patria
no quiere más hogares enlutados, la Patria no quiere
más generaciones sacrificadas por la violencia, la
Patria quiere que las nuevas generaciones puedan vivir felices
en el suelo de Colombia y eso depende mucho de esta política
de seguridad democrática.
Soldados de mi Patria, la economía tiene sus reglas,
sus recetas para atraer inversión y generar empleo,
pero lo fundamental en Colombia hoy es una receta para traer
inversión y genera empleo: la seguridad democrática.
Son muy importante técnicos y economistas para generar
empelo y atraer inversión, pero en esta hora de la
Patria la mayor importancia reposa en la acción resuelta,
heroica y de resultados eficaces de los soldados de la Patria,
para recuperar la seguridad. Vamos a recuperarla plenamente.
Anoche, nos reunimos, entristecidos
por el asesinato de nuestros policías en el Cesar, pero una cosa es la
tristeza y otra cosa es la debilidad de la determinación.
Que ningún hecho triste o luctuoso, nos mine la determinación
que nuestra resolución frente al terrorismo crece
en cada momento, y eso lo alimenta la creciente confianza
de la ciudadanía en su Ejército.
Confío que la Patria pueda mostrar, en no mucho tiempo,
reducciones formidables del desempleo, como se ha marcado
la tendencia, reducciones formidables de la pobreza, que
lo requerimos, y eso depende de la confianza, a su vez hija
hoy de la seguridad democrática.
Con el afecto que siento por las
instituciones armadas de la Nación, con las circunstancias de tener debajo
de este vestido de civil, un corazón de soldado y
de policía, saludo hoy en nombre de todos mis compatriotas,
a los soldados de la Patria en el día del Ejército,
a ustedes que integran el Ejército, no del Presidente
de turno, a ustedes que integran el ejército de la
Constitución, el Ejército del pueblo, el Ejército
de la tranquilidad, el Ejército de la felicidad de
los colombianos, el Ejército de las ilusiones, muchas
gracias por sus esfuerzos, por sus sacrificios, por sus actos
heroicos de todas las horas.
Con las armas de la República en sus manos, al lado
de esa bandera de la Patria que flamea, las nuevas generaciones
podrán tener la esperanza de vivir felices en esta
gran Nación.
Felicitaciones generales, Ministro, oficiales,
suboficiales y soldados de mi Patria.
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