LANZAMIENTO
DEL DOCUMENTO ‘COLOMBIA
2019’
Agosto 7 de 2005 (Bogotá – Cundinamarca)
Compatriotas:
Quiero felicitar a Bogotá, por intermedio de su
Alcalde (Luis Eduardo Garzón) por ese nuevo aniversario
tan importante que se celebró ayer.
Quiero felicitarlo a usted, doctor
Santiago Montenegro (director de Planeación por
este gran esfuerzo que nos pone a los colombianos con
un referente tan importante
como este documento a pensar seriamente en el futuro.
Este esfuerzo hace parte de la
planeación democrática,
incorporada en nuestro texto constitucional en varias de
sus reformas.
La planeación democrática, fortalecida en
la reforma constitucional liderada por el presidente (Carlos)
Lleras Restrepo en 1968. La planeación democrática
fortalecida nuevamente al promulgarse la Constitución
de 1991, en el Gobierno del presidente César Gaviria.
Nosotros, hemos interpretado el
concepto de planeación
democrática de nuestra Constitución, el concepto
de Estado de Derecho, un Estado social a la luz de todo
lo que a ellos subyace, un permanente estado de opinión.
Por eso hemos propuesto el Estado
Comunitario, vigente para el corto plazo, posibilidad
de largo plazo. Un Estado
en el cual la ciudadanía participe más en
la toma de decisiones oficiales, intervenga más
en la ejecución de decisiones oficiales, vigile
más la marcha del Estado.
¡Qué bueno!, cuando uno ve a todos los colombianos
discutiendo un Plan Nacional de Desarrollo o discutiendo
los planes distritales o los planes de los departamentos
o los planes de los municipios. Y ¡qué bueno!
animar este debate hoy, para que los colombianos discutamos
una visón de más largo plazo.
Una visión, que al hacer el tránsito de
un plan de desarrollo a otro, sirva como fuente, porque
es difícil para los gobiernos tener que adoptar
planes cuatrienales, muchas veces cambiando radicalmente
lo que en el cuatrienio anterior se había venido
predicando y se estaba buscando.
Este documento, sin afectar las normas
democráticas
de la Constitución, al contrario interpretándolas
claramente, profundizándolas en la práctica,
este documento busca ser un enlace entre un plan cuatrienal
de desarrollo y otro a través de la discusión
democrática.
Así lo ha entendido usted doctor Santiago, quien
desde la cátedra, desde el ejercicio permanente
del estudio, desde el servicio público en estos últimos
tres años, como Director Nacional de Planeación,
que tanto ha servido a Colombia.
Usted ha dicho claramente, que
no se trata de reinventar el país ni de reinventar la Nación,
lo dice un historiador de profunda densidad como lo ha
demostrado
con sus ensayos, con sus publicaciones, sus conocimientos
de todos los tramos de la historia de la Patria.
En estos tres años con usted, hemos podido estar
pendientes de unas fechas trascendentales para meditar
sobre Colombia. Empezaba este Gobierno y usted con el doctor
José Obdulio Gaviria (asesor presidencial) lideraban
los eventos para conmemorar el final de la Guerra de los
Mil Días, aquellos sitios en la finca del Magdalena,
en Chinácota, en el buque estacionado en Panamá,
fueron traídos al recuerdo con usted, para mostrar
cómo la Nación tenía que volver a
reflexionar sobre lo que fueron las ruinas de aquel momento
y prospectar el futuro.
Más adelante, estudiamos profundamente la separación
de Panamá, la necesidad de valernos del acta de
independencia de Panamá, que fue una declaración
de partida, pero también una declaración
de afecto para prospectar el futuro y fortalecer las razones
de nuestro ingreso al Plan Panamá – Puebla.
Ahora, usted ha mencionado, en
la celebración de
unos nuevos aniversarios ese documento cumbre de la historia,
guía para la organización territorial de
la Nación, para el rol que tiene que jugar Colombia
en la comunidad americana, para la necesidad de integrarnos
sólidamente con el Sur, con Centroamérica,
con el Caribe y con Norteamérica, que es la Carta
de Jamaica que está cumpliendo un aniversario bien
importante.
Y usted como conocedor de la historia,
nos ha traído
esa bellísima frase del presidente Alberto Lleras,
en la cual reconoce que todo hay que construirlo en la
aceptación del pasado y muchas veces, en la exaltación
del pasado.
Por eso este documento, apreciados compatriotas, no es
para desconocer el pasado, no es para romper con el pasado,
es para prospectar el futuro con inmenso respeto por el
pasado.
Al felicitarlo a usted y agradecerle
profundamente este trabajo que apenas comienza, doctor
Santiago, quiero
agradecer a todo su equipo, a Margarita que con sus dos
pequeños hijos, ha hecho un gran esfuerzo ejemplar
de dedicación para sacar adelante este estudio.
A todos los integrantes de Planeación Nacional,
a Diego Bautista, quien ha coordinado la elaboración
del documento, documento que tiene una importancia por
lo que dice, por lo que propone, pero que tendrá más
importancia en la medida que sea más señalado,
subrayado y discutido por los colombianos.
Aquí, hay un subtitulo que dice: ‘Propuesta
para discusión’, es lo que quiero resaltar
hoy.
Estamos entregando a los colombianos
lo que yo llamaría ‘un
borrador para el debate democrático’. Qué buena
la presencia aquí del señor Alcalde de Bogotá,
de un importante grupo de ex ministros de Estado, de líderes
gremiales, de representantes de nuestras Fuerzas Militares
y de Policía, de sus comandantes, de líderes
del Congreso de la República, de gobernadores, de
alcaldes, porque lo que requerimos es que la Patria entera
critique –constructivamente- este documento, para
que dentro de algún tiempo, Planeación Nacional
al recoger toda la crítica, pueda producir lo que
se llamaría el ‘segundo borrador’.
Yo invitaría a denominar este, el ‘primer
borrador’ y aquel que se publique dentro de unos
meses, ajustando este, recogiendo el análisis crítico,
invitaría a denominarlo el ‘segundo borrador’.
Los Gobiernos tienen que trabajar
intensamente en el corto plazo, de lo contrario las proyecciones
del futuro se queden
en la teoría, pero tampoco pueden permitir que el
corto plazo los enceguezca para aproximarse a mirar el
futuro.
Por eso creemos profundamente en
la combinación
del esfuerzo sobre el corto plazo y de la visión
hacia el largo plazo. Esa combinación, apreciados
compatriotas, construye confianza, estimula el sentido
de pertenencia, le da legitimidad a las instituciones.
Cuando el país ve que hay esfuerzos sobre el corto
plazo y que hay esfuerzos también para visionar
el largo plazo, cada ciudadano siente confianza en el colectivo.
Esa combinación del corto plazo y del largo plazo,
estimula en cada ciudadano un profundo sentido de pertenencia
por su Patria y todo eso, en su conjunto, produce un sentido
mayor de legitimidad, que es el grado de aceptación
a nuestras instituciones.
Hemos propuesto trabajar este documento
sobre proposiciones elementales. La proposición
elemental de un modelo político, la proposición
elemental de un modelo económico. La proposición
elemental de un modelo político profundamente pluralista
que permita que en el jardín de la Patria florezcan
todas las ideas.
Un modelo en permanente debate
y al proponer un modelo en permanente debate, por eso
tenemos que prepararnos para
aceptar el debate a este documento y para ajustarlo para
lo que habrá de ser el segundo borrador y si se
quiere, el tercero y el cuarto.
¿Cómo entendemos el debate?, el debate lo
entendemos como un imperativo democrático de todos
los días, pero necesitamos hacer una pedagogía:
que el debate no se centre, no se oriente a la agresión
personal, sino al tratamiento de los problemas y a la propuesta
de soluciones.
Quisiera hacer un aporte también elemental a mis
compatriotas, el llamado para que todos hagamos el esfuerzo
de centrar el debate, no en el ataque personal sino en
el examen de las ideas, en la confrontación solidaria
de las propuestas. Separar lo personal de aquello en lo
cual se cree, es fundamental y eso ayuda a que el debate
sea solidario, a que el debate sea dialéctico, a
que el debate produzca resultados. Primera característica
del debate.
Y una segunda, el debate tiene
que ser un debate sin antagonismos insuperables, conectada
con la primera. Si el debate se
vuelve un debate de ofensas personales, los antagonismos
aparecen más insuperables que profundos, pero cuando
el debate es respetuoso, el debate se vuelve respetable,
el debate se vuelve fertilizante de opciones, constructor
de síntesis.
Ese debate tiene que ser sin antagonismos
insuperables. Y eso nos invita a otra reflexión: el debate tiene
que ser alrededor de los intereses superiores de la Nación,
alrededor de los intereses de cada uno de sus actores,
alrededor de los intereses del colectivo, para buscar opciones
que satisfagan esos intereses del colectivo que se llama
Nación, esa acepción sociológica de
pueblo.
Y para lograrlo, el debate tiene que
estar despojado de dogmatismos, tiene que ser un debate
con una gran versatilidad.
Todos debemos estar dispuestos a hacer
ajustes. En la sociedad democrática hay que tener
una gran inclinación
a la transacción, que no es justamente eliminar
ni conceder las convicciones fundamentales, sino que
cada quien ceda un poquito para que alrededor de las
convicciones fundamentales, se consiga el acuerdo que
sintetice las contradicciones.
Debate sin antagonismo, debate
permanente, debate sin personalismo, debate solidario
en la búsqueda de
opciones para el colectivo.
Y un modelo económico donde
cada cual cumpla su rol, sin dogmatismos frente al Estado,
sin posiciones a
ultranzas sobre el papel del sector privado.
Un Estado garante de lo social,
un Estado con suficiente nivel de intervención y de regulación y allí donde
se quiera –también- operativo, para garantizar
esa equidad social.
Un sector privado, como lo definiera
bellamente la Constitución
del 36, como función social. Eso sigue totalmente
vigente, esa es una de las anclas irrenunciables del pasado.
Creo que no hay ninguna definición del sector privado
mejor que aquella de la Constitución del 36: ‘sector
privado, como función social’. Ese modelo
tiene que conducirnos a una Nación sin exclusiones
pero sin odios. Un modelo solidario tiene sustentabilidad,
solamente, en la medida que haya un modelo sin exclusiones.
Soñemos con una democracia moderna, con cinco parámetros
para una democracia moderna: la seguridad democrática,
las libertades públicas, la cohesión social,
la transparencia y la independencia de instituciones que
forman el Estado de derecho.
En la cohesión social, pensando en esta Patria
en el 7 de agosto del 2019, hay un elemento que –a
mi juicio- tiene que conducir todo este proceso, una permanente
revolución educativa. Usted la mencionó ahora,
la trae a profundidad en el documento y en las cartillas
que lo desarrollan.
El país tiene que vivir en la revolución
educativa, esta no se agota. Un día es para la cobertura
y otro día es para la calidad y otro día
es para anticiparla a los niños menores de 5 años
y otro día es para fortalecer la ciencia y habrá un
día en que todo se pueda llevar en progreso y de
manera integral.
Una revolución educativa que la concibo en un proceso
de enseñanza piramidal, en el cual en la base de
la pirámide, todos los colombianos nos preparemos
para dedicar toda la vida al estudio y al trabajo.
Lo que estamos haciendo ahora,
en la integración
entre el SENA (Servicio Nacional de Aprendizaje) y las
universidades, nos ayuda bastante a eso porque entonces
los muchachos entran en la base de la pirámide,
se capacitan, allí se abren las compuertas para
seguir en el estudio y también adquieren los conocimientos
básicos para entrar en el trabajo.
Esa revolución educativa permanente habrá de
conducirnos como eje principal a las metas ambiciosas que
usted ha propuesto.
Habría muchos temas, uno de ellos bien importante,
que se siente fundamentalmente en regiones de la Colombia
de la periferia, que otros llaman la Colombia profunda,
es el tema de los servicios públicos. Ninguno mejor
que este para mostrar el rol que debe jugar el Estado y
el papel que tiene que cumplir el sector privado.
Un país en el cual necesitamos regulaciones transparentes,
reglas estables, necesitamos actores públicos y
privados en los servicios públicos. Actores públicos
sin clientelismo, sin corrupción. Actores privados
sin posiciones dominantes, actores privados sin abusos,
donde necesitamos sintetizar las contradicciones entre
proveedores y usuarios.
En ese tema de servicios públicos, creo fundamental
para ponerlos al acceso de todos los colombianos, sin esperar
que los más pobres tengan que enriquecerse para
accederlos, tenemos que buscar dos cosas: más participación
de los usuarios en la prestación y al mismo tiempo,
nuevos instrumentos de mercadeo.
Lo que estamos haciendo en Cali,
es un principio importante que nos puede servir para
la proyección al 2019:
el fondo de capitalización social.
Estamos salvando la empresa, manteniéndola en su
naturaleza estatal como una empresa municipal de servicios
públicos, pero con unas exigencias de competitividad,
de transparencia, que la pongan en el nivel de las mejores
y con participación de los usuarios.
Hoy todos los caleños en su factura, pagan un 2
por ciento más, ya hemos recaudado 9 mil millones
de pesos en pocos meses y eso se les lleva a título
de acciones al fondo de capitalización social.
Cuando abran la llavesita del agua,
entienden que hacen parte de ese actor que es el proveedor
del servicio, se
sintetiza la contradicción entre el proveedor y
el usuario, se le va dando ahorro e independencia financiera
a la empresa, se profundiza el sentido de pertenencia.
Lo hemos visto para resolver problemas
en la Costa Caribe, donde tantos faltan por resolver.
Esas pequeñas
37 microempresas de distribución de energía
de la propia comunidad en cada uno de los 37 municipios,
están ayudando muchísimo a sintetizar esas
contradicciones a través de la propia participación
de la comunidad.
El país –y quiero proponerlo hoy-, no puede
esperar que los sectores más pobres mejoren sustancialmente
sus ingresos para acceder a los servicios públicos.
Tenemos que llegar a la universalización de los
servicios públicos cuanto antes, a través
de la participación de los usuarios, de la confianza
en el sector público, en el sector privado, a través
de nuevos instrumentos de mercadeo como los que ya empiezan
a operar en algunas regiones de Colombia.
Cuando uno lee este documento,
cuando lo lee algún
observador ajeno al Gobierno, la primera reacción
es: ‘muy ambicioso’. Compatriotas: ¿si
no empujamos el acelerador de la ambición, entonces
cuándo?
Una de las razones por las cuales,
como Presidente, he sentido que tenemos que acelerar
la derrota del terrorismo
es por el disgusto, la incomodidad personal que se siente
al ver que nuestra generación y muchas, no han vivido
un solo día de paz. Y uno se pregunta, ¿hasta
cuando? Entonces ¿por qué hay que renunciar
a la paz para las presentes generaciones y mirarla apenas
como una categoría del futuro?
Hay que acelerar para derrotar
el terrorismo ya y conseguir esa paz. Para los colombianos
que vean este documento muy
ambicioso, no se quejen por la ambicioso, ayúdennos
ha corregir todo lo que haya que corregir, para cumplir
esas metas. Nosotros no podemos seguir condenando nuestro
país y a las actuales generaciones y a las venideras,
a que simplemente se quejen por la pobreza y no se hagan
cosas extraordinarias para superarlas.
El tema de los recursos es muy
importante pero no es todo. Este Gobierno ha avanzado
en aumento de ingresos fiscales,
en ampliación de la base de contribuyentes, en la
reforma de 152 entidades del Estado, en control riguroso
de gasto publico a través de esa reforma, en ajuste
en las tarifas de servicios públicos, en ajuste
del precio del combustible, en un ajuste acelerado de los
avaluaos catastrales, pero falta mucho, el proceso es dialéctico.
Entonces muchos colombianos reclaman:
para tener más
inversión privada extranjera, necesitamos eliminar
el impuesto de remesas. Yo estoy de acuerdo, hay que hacerlo.
Otros colombianos dicen: nuestras
tarifas de rentas tiene que ser más competitivas. Yo estoy de acuerdo, por
eso ahora vamos a presentar una reforma, que le vamos a
pedir al Congreso, que la adopte este año, para
que inicie la vigencia posteriormente, cuando expiren unos
estímulos transitorios que se adoptaron en esta
administración, porque hay que darles señales
claras, con suficiente antelación, a los inversionistas
como –también- por la misma razón,
para darles señales claras al fisco, a las regiones,
debemos anticipar el debate del nuevo acto legislativo
que debe redefinir las relaciones fiscales entre la Nación,
los departamentos y los municipios, porque el vigente,
termina su vigencia en dos años.
Entonces muchos colombianos reclaman
y preguntan: ¿y
la ampliación de la base del IVA?, por ejemplo,
ese es un debate bien importante.
Yo diría que hay que tener en cuenta estos presupuestos.
Primero, lo que ya hemos hecho; segundo, no todos los ajustes
pueden coincidir, uno no le puede encarecer a los colombianos
las cotizaciones de las pensiones, como lo hemos hecho
en este Gobierno, y simultáneamente, encarecerle
el IVA por todo.
En la discusión fiscal es bien importante, el cronograma,
ir buscando el acuerdo para saber cuáles son los
momentos oportunos para ir introduciendo esta reforma.
Yo diría que hay que prepararnos, porque algunas
reformas impositivas no se pueden desvincular sin grandes
esfuerzos de remuneración a los sectores populares.
Cuando uno propone el mejoramiento
de los salarios en Colombia y a fe, que en las tres oportunidades
que ha este
Gobierno le ha tocado intervenir el aumento del salario
mínimo, hemos logrado como resultado un aumento
real, muchos inversionistas dicen: ‘cuidado, que
se estimula el desempleo, cuidado que se estimula el subempleo’.
Yo quiero dejar hoy una reflexión a mis compatriotas:
cuando se habla del aumento del IVA, especialmente, no
del aumento de las tarifas sino de la ampliación
de su base, yo creo que eso, para hacerlo, hay que llevarlo
de la mano de un gran esfuerzo que mejore los ingresos
de las clases trabajadoras de Colombia.
No basta con decir que esos nuevos
recaudos se llevarán
a la inversión social, como tendrían que
llevarse, sino que hay que comprometerse a llevar de la
mano esa ampliación de la base, con una decisión
muy sólida de mejoramiento de los ingresos, de los
sectores populares de Colombia.
Y hay que hacer muchos esfuerzos,
en ese elemento tan importarte para construir una democracia
moderna que es
la transparencia, nosotros no podemos ocultar los fenómenos
de corrupción ni los gobiernos nos podemos poder
a la defensiva, hay que enfrentarlos.
Ayer veíamos una bellísima oportunidad en
el Chocó. Cuando la Red de Solidaridad, dirigida
por el doctor Luis Alfonso Hoyos, empezó el trabajo
del corregimiento de Cupica, en Bahía Solano, ellos
encontraron que nos tocaba invertir 15 mil millones para
una solución de energía. Ayer inauguramos
una excelente por 2.400 millones de pesos.
Las recetas caras y la corrupción son una mezcla
perversa. El país necesita recetas razonables, procedimientos
transparentes, para cumplir los objetivos de este documento.
Las cosas se pueden ir simplificando.
Ayer me mostraban los ingenieros, que para que eso no
costara 15 mil millones
sino 2.400, allá donde se tomaron las aguas del
río Cupica, bastantes kilómetros arriba del
poblado, aprovecharon unas rocas, las labraron, y por ahí captaron
el agua.
En lugar de tener que llevar una
posteria de concreto para extender las redes en la selva,
bastante costosa y
más costosa de transportar allá, instalaron,
para la conducción de las líneas de energía,
una tubería de fibra de vidrio, tubos de 12 metros
de longitud, bastante livianos, fáciles de transportar.
Se puso una Pelton, sencilla, económica, construida
en el país, pero de ultima generación de
tecnología, totalmente eficiente. Y todo el mundo
ayudó.
El problema no es solamente de
recursos, las nodrizas que está instalando la Armada Nacional, en los ríos
de Colombia, comprarlas en el mercado internacional nos
costaría a 10 millones de dólares nodriza,
las estamos fabricando a 4 millones y todavía hay
que reducir más los costos.
Yo diría, que hay mucho que hacer para obtener
más recursos y construir simultáneamente
solidaridad. Hay mucho que hacer para reducir costos y
ser mas ambiciosos en metas, hay mucho que hacer para que
el país no tenga que desplazarse, solamente, sobre
la formula de recetas caras con la interferencia de la
corrupción.
Compatriotas: no nos dejemos amilanar
por la falta de recursos, tampoco teníamos recursos para empezar
la lucha por la Seguridad Democrática, parecía
un imposible desde el punto de vista financiero. Hay que
conseguir los recursos, pero estas metas sociales hay que
cumplirlas, es la manera de que las nuevas generaciones
puedan vivir felices en Colombia. Hay que cumplir estas
metas sociales.
Todo en este debate debe estar
situado sobre la razón
para influir en el comportamiento de los colombianos, a
fin de que podamos cumplir estas metas, pero también
hay que situarlos sobre los sentimientos, la razón
sola no sirve, sino hay un gran alboroto de compromiso
sentimental de los colombianos para construir un país
solidario, para construir un país cohesión
social, la razón sola no será suficiente.
Los recursos dependerán de la razón, pero
mucho más de ese compromiso sentimental de los colombianos
para obtener los recursos que nos permitan un país
solidario.
A todos ustedes muchas gracias
por acompañarnos,
al Alcalde de Bogota, al nuevo Presidente del BID (Luis
Alberto Moreno), al distinguido grupo de Ministros, a los
representantes del Congreso, de los Gremios, de la Academia,
a los Altos Mandos, a mis compañeros de Gobierno.
Doctor Santiago a usted y a su equipo, muchas gracias.
¡Qué bueno que usted puede recorrer el país,
con su equipo, en discusión fraterna, solidaria,
con los compatriotas, este semestre, para que dentro de
pocos meses, se pueda entregar a la opinión publica
el segundo borrador!
Mil gracias de nuevo a todos, y a Santiago,
muchas felicitaciones.