ALMUERZO
OFRECIDO EN HONOR AL PRESIDENTE DE BRASIL LUIZ INÁCIO
LULA DA SILVA
Diciembre 14 de 2005 (Bogotá – Cundinamarca)
Señoras y señores:
Presidente Lula,
nos honra muchísimo hoy con
su visita a Colombia. Aquí admiramos inmensamente
su carrera pública, su servicio a la democracia,
su consistente lucha social.
La llegada suya
a la Presidencia de la República
Federativa de Brasil empezó a crear una gran corriente
de unión en Suramérica, como un paso para
toda la unión hemisférica.
Reconocemos ese
liderazgo suyo para que la democracia cumpla un fin,
superior, necesario, sin el cual la democracia
se desnaturaliza, que es la erradicación de la
pobreza.
Reconocemos su ejemplo,
su convocatoria, para que se cumpla con uno de esos
capítulos necesarios de
la erradicación de la pobreza, que es la lucha
contra el hambre.
Admiramos profundamente,
pues, su consistencia entre todos esos años de oposición, de apertura
de su camino democrático, de apertura del camino
del PT, su llegada a la Presidencia del Brasil y su discurso
y sus ejecutorias como Presidente.
Da gusto, presidente
Lula, observar como su gobierno ha consolidado la confianza
de la inversión en
Brasil, y simultáneamente ha logrado extraordinarias
metas sociales.
Diría que los pensadores, los politólogos
modernos, tienen que ver en su realización en
el Brasil, esos dos elementos.
Porque muchos han tratado de mejorar las metas sociales,
pero al costo de sacrificar la confianza inversionista.
Y otros, por consolidar la confianza inversionista, han
abandonado las metas sociales.
Usted nos ha dado luces en el sentido de que hay que
hacer compatibles ambas luchas: la lucha por consolidar
la confianza inversionista, y la lucha por avanzar hacia
las metas sociales.
Nuestras relaciones
eran unas relaciones más
de cortesía, eran diplomáticas en el sentido
burgués del término. Eran relaciones que
no estaban interesadas en avances prácticos. Usted
las ha dinamizado muchísimo.
Cuando usted fue
elegido Presidente del Brasil y pocos meses antes se
habían surtido las elecciones presidenciales
en Colombia, no aparecía en el horizonte de nuestros
países la posibilidad del tratado entre la Comunidad
Andina y MERCOSUR.
Recuerdo mi primera
reunión con usted, Presidente,
su entusiasmo para que sacáramos ese tratado adelante,
y pudimos sacarlo adelante. Una gran construcción
de consenso entre los países de la Comunidad Andina
y los países de MERCOSUR, y una gran construcción
de consenso al interior de cada uno de nuestros países.
Lo que aquí se veía muy difícil
resultó menos difícil. Ese tratado se firmó obteniendo
un consenso, diría yo, que casi total entre los
diferentes sectores sociales y económicos de Colombia.
Cómo se advirtió en su rostro esta mañana,
expresión de contento cuando tuve oportunidad
de comunicarle que ya el Congreso de Colombia ha culminado
la aprobación de la ley ratificatoria del Tratado
Comunidad Andina – MERCOSUR.
Pero usted no se
ha quedado ahí, Presidente.
Usted ha sido un gran impulsor de la unión suramericana.
Una de sus gestas,
una de sus preocupaciones a la cual le consagra tantas
horas, tantos desvelos, tantos esfuerzos,
es la unión suramericana. Y la ha entendido como
una gran unión de la región, para construir
la unión hemisférica.
Y también nos ha hecho ver que esa unión
suramericana no puede quedarse en declaraciones, no puede
quedarse en retórica, que tiene que expresarse
en acciones concretas. Por eso, nos entusiasma muchísimo
ver su impulso a toda la agenda de infraestructura suramericana.
Esta mañana nos decía que antes de terminar
su gobierno, su primer gobierno, el objetivo es financiar
en cada uno de los países vecinos por lo menos
un proyecto importante.
Empieza el Brasil,
con su gobierno, a realizar una integración
eficaz con todos los países que tenemos el privilegio
de ser vecinos de esa gran nación.
Su empeño para que tengamos una integración
en gas, una integración en líneas de energía,
va a ayudar muchísimo, porque ese suministro energético
se vislumbra como una de las grandes dificultades para
el buen desempeño de las economías.
Colombia no solamente
quiere participar en esta integración
energética suramericana, a través de la
nueva línea que construimos hacia el Ecuador,
ya interconectado con el Perú; a través
del gasoducto que hemos acordado con Venezuela; y Venezuela
se conectará a través de un inmenso gasoducto
con el Brasil, sino que Colombia quiere cumplir la tarea
que le corresponde por la historia y la geografía,
de ser el puente entre la unión suramericana y
el Plan Panamá – Puebla, que es el capítulo
principal de la unión centroamericana y de la
visión de Mesoamérica.
La semana pasada
los cancilleres centroamericanos se reunieron en Medellín, y ayer terminó una
reunión de los presidentes centroamericanos y
el Presidente de México -en la cual nos representó la
señora Canciller- donde se reafirmó todo
ese propósito de integración.
Y para esa integración Mesoamérica, donde
está Centroamérica, Suramérica,
Colombia está participando para que en el año
2008 tengamos la línea de transmisión de
energía con Centroamérica, y rápidamente
también el gasoducto.
Hemos venido creando
mecanismos para que la opinión
panameña entienda que es la necesidad, que es
el momento de construir la carretera. El obstáculo
del Darién, presidente Lula, es más hoy
un obstáculo de opinión pública
que un obstáculo de gobierno.
Por eso hemos venido
transitando el camino, no de presionar al gobierno
de la hermana República de Panamá,
sino de crear las bases para hacer un trabajo de opinión
pública en Panamá, a fin de que se entienda
la necesidad de construir esta carretera.
Cuente presidente
Lula con Colombia para sus empeños
nobles de la unión suramericana, y cuente con
Colombia para esa unión entre Suramérica
y la gran Mesoamérica, cuyo componente tan importante
lo integran nuestros hermanos centroamericanos.
También es bien importante registrar las otras
obras de infraestructura. A la señora Canciller
y a mí nos correspondió asistir en El Cuzco
(Perú) a la firma del convenio entre Perú y
Brasil, al cual concurrieron el presidente (de Perú,
Alejandro) Toledo y usted, presidente Lula, mediante
el cual Brasil financió esa colosal vía,
que atravesando el Perú de este a oeste, comunicará al
Brasil con el Pacífico y será redentora
como vía transversal del hermano pueblo peruano.
Esa carretera ya
está en plena construcción,
qué bueno que los testigos, que fuimos del acuerdo
firmado en El Cuzco, podamos decirle hoy al mundo que
eso no se quedó en retórica, sino que esa
carretera está en plena construcción.
Confiamos que rápidamente en Colombia podamos
abrir la licitación para construir una de las
carreteras más importantes del continente, una
carretera que será vital para la comunicación
de Brasil con el Pacífico, una carretera vital
para la comunicación de sectores del centro este
de Colombia, de su sur, con el occidente del país,
con el mar Pacífico: la carretera San Miguel – Puerto
Asís – Mocoa, variante de San Francisco – Pasto,
para llegar por la ya construida al Puerto de Tumaco,
sobre el Pacífico.
Esta mañana, cuando usted llegaba a la Casa de
Nariño, tuvimos una conversación en un
salón protocolario, donde cuelga un retrato del
general Rafael Reyes, ese presidente visionario, ese
presidente realizador. Y le contaba yo a usted, que Reyes
fue el precursor de esa carretera, porque puso la montura
sobre su mular en Popayán, y descuajando selva,
llegó a las llanuras del Putumayo. Allí se
embarcó por el río, terminó en el
Amazonas, en el mar Atlántico, en Río de
Janeiro.
Diría yo
que fue el gran pionero de las relaciones entre Colombia
y Brasil, y el gran visionario de esa
carretera.
Y cuatro horas después en nuestro consejo de
ministros, usted impartía la orden perentoria
de que se diera rápidamente los pasos necesarios
en el Banco de Desarrollo de Brasil para financiar esa
carretera.
El compromiso nuestro
es volver a entregar el proyecto cuanto antes, de parte
del presupuesto de Colombia financiar
lo que quede faltando de preinversión.
Y estamos muy complacidos
de saber que con su voluntad, en pocos meses vamos
a tener firmada la carta de intención,
que nos permitirá un crédito de aproximadamente
200 millones de dólares, en las mismas condiciones
ventajosas que ustedes le otorgaron el crédito
al Perú. En ese momento Colombia abrirá la
licitación, pidiendo esas condiciones financieras,
que seguramente le van a permitir a las empresas brasileras
tener mucho éxito en esa competencia, para construir
tan colosal obra.
¡Qué bueno Presidente, que en el curso
de pocos meses podamos ver adjudicada esa obra e iniciada
su construcción, porque sería empezar a
materializar un gran sueño, una gran necesidad
de nuestros pueblos!
También tenemos que avanzar en otros frentes
de integración. Leticia y Tabatinga tienen ambas
energía térmica, con un alto costo de transporte
de diesel. Esta mañana se examinaba la posibilidad
de la Hidroeléctrica del río Calderón,
que la debemos sacar adelante los dos países y
que va servir de fuente para suministrar energía
a Leticia y Tabatinga.
El Brasil, acentuado
con su liderazgo, se convierte en un gran ejemplo para
la producción de combustibles
de origen biológico, es fabuloso oírle
decir a usted y sobre todo ver que eso está avanzando
en la práctica que en diez años Brasil
no va a consumir petróleo, que lo va a exportar
en su totalidad y que las necesidades internas serán
atendidas con alcohol carburante y con biodiesel de diferentes
fuentes.
Siguiendo el ejemplo
del Brasil, aquí ya empezamos
a producir alcohol carburante. En el mes de enero que
viene el país estará ya produciendo un
millón cien mil litros al día, una cuta
inicial de lago tan importante para generar empleo, de
algo tan importante como variable ambiental, y el señor
Ministro de Minas que aquí nos acompaña
está próximo a entregar la resolución
de precios para que Colombia empiece a producir biodiesel.
Otro gran ejemplo
del Brasil es que todos lo motores de vehículos que se están
ensamblando en el Brasil, son motores que pueden funcionar
con un combustible
o con el otro o con una mezcla de esos combustibles.
Nosotros en Colombia
tenemos que dar ese paso. Y me sorprende ver que ustedes
están trabajando biodiesel
a partir del aceite de higuerilla, planta tan importante,
tan rica, que aquí la tratábamos como una
maleza y apenas ahora le empezamos a reconocer toda la
importancia en las granjas de nuestras instituciones
agropecuarias de investigación.
También presidente,
quiero agradecer sus esfuerzos para que esa brecha
tan amplia, esa brecha tan amplia
en favor del Brasil, en nuestra balanza bilateral se
vaya cerrando.
Sus esfuerzos para
que Brasil compre más en Colombia,
para que Brasil invierta más en Colombia.
Transmítale a los inversionistas de Brasil que
aquí están dadas todas las condiciones
para poder confiar plenamente en materia de inversión
en Colombia.
Han llevado nuestros
dos países un liderazgo
en la lucha mundial por la caficultora. Se pudo comprobar
recientemente cuando lo acompañamos en la nueva
versión del Congreso Mundial Cafetero en salvador
Bahía.
Tenemos mucha fe
que los cafés con agregado industrial,
que los cafés orgánicos, los cafés
especiales y las nuevas modalidades como son las tiendas
reivindiquen para nuestros productores campesinos tiempos
infinitos de mejores precios y en todo eso el Brasil
ha sido y es y será el gran socio de Colombia.
Llega usted a Colombia,
en un momento donde aparecen las primeras luces de
lo que podría ser el impacto
reconciliador de la política de Seguridad Democrática.
Como se lo he explicado
en todas nuestras conversaciones, que para mí han sido bien iluminantes al escucharlo
y al registrar en usted ese gran constructor de consensos
y ese gran analista con sentido práctico, la seguridad
nuestra es democrática porque es para todos los
colombianos, es para que todos ejerzan las libertades.
La seguridad nuestra es democrática para garantizar
que en nuestro país, sin la interferencia del
terrorismo, puedan seguir floreciendo todas las flores
del jardín de las ideas.
Y una seguridad
planteada y ejercida con criterio democrático
tiene que producir el efecto de ser una seguridad que
reconcilie.
Tenemos 20 mil desmovilizados,
un poco más de
13 mil de los mal llamados paramilitares y un poco más
de 6 mil de las guerrillas.
Con prudencia esperamos
que el doctor Luís Carlos
Restrepo inicie en Cuba los diálogos con el ELN.
Ayer dimos una respuesta
contundente a la propuesta que nos llego de tres países europeos: de Francia,
de España y de Suiza, sobre lo que podría
ser un acuerdo humanitario para liberar secuestrados
y un principio de acuerdo de paz.
Quiero agradecer
su permanente preocupación por
la suerte de la política de Seguridad Democrática
en Colombia, la disposición suya para ayudar en
todo lo que Colombia requiera para lograr el fin preciado
de la paz.
Que bueno que usted
haya sentido esta mañana
la Seguridad Democrática en Colombia.
Cuando lo vi salir
de esta casa a reunirse con el Alcalde de Bogotá yo sentía algún halago
de conciencia al saber que esa reunión entre el
presidente del Brasil y el Alcalde de Bogotá,
viejos amigos, compañeros en tantas luchas sociales,
se hacía posible por el espíritu democrático
del Brasil y por las convicciones democráticas
de Colombia.
Que bueno que ahora
que sea firmado el acuerdo de salarios usted sea el
testigo de esa firma, porque hace dos horas
me llamaron los trabajadores, el Ministro y los empresarios,
y me dijeron que estaban afanando para lograr ese acuerdo
y que querían que usted fuera el testigo y usted
muy generosamente aceptó. Usted es un gran símbolo
democrático, un gran símbolo de la integración,
un gran símbolo de cómo avanzar en seguridad,
avanzar en confianza económica y avanzar en metas
sociales.
Hemos dejado sobre
su pecho la Cruz de Boyacá,
la presea que creó el Libertador para premiar
a los mejores hijos de Colombia o a sus mejores amigos
en la comunidad internacional.
Aquel cuadro del
Libertador lo muestra donde quiera que uno lo mire,
con una aguda mirada, estoy seguro que
mira complacido desde las colinas de la historia que
la orden de Boyacá, la presea de sus sueños,
quede hoy en el pecho de uno de los más importantes
gobernantes democráticos y sociales del mundo.
Muchas gracias presidente Lula por su visita. Quiero
invitarlos a levantar esta copa por el Brasil, por Colombia,
por usted Presidente Lula, por nuestros pueblos.