CEREMONIA DE ASCENSOS
DE LAS FUERZAS MILITARES
Diciembre 07 de 2005 (Bogotá – Cundinamarca)
Compatriotas:
Regresamos en este
mediodía, a este campo simbólico
de la Patria de la Escuela José María Córdova,
a presenciar unos ascensos de gran importancia en la
vida de la Nación.
Esta mañana los hicimos en la Policía
y ahora quedan aquí protocolizados. Hemos ascendido
al grado de General al señor general Reinaldo
Castellanos Trujillo, Comandante del Ejército,
quien hoy también ha recibido la Medalla por tiempo
de servicios en la categoría de 35 años
y la Cruz al Gran Mérito Aeronáutico.
Hemos ascendido
al grado de General al general Jorge Ballesteros Rodríguez, Segundo Comandante y Jefe
de Estado Mayor de la Fuerza Aérea. Y al general
Héctor Campo Plata, Gerente de Satena.
Se ha dispuesto
el ascenso al grado de Mayor General a quienes hasta
hoy eran Brigadieres Generales: mayor
general Óscar Enrique González Peña,
mayor general Mario Enrique Correa Zambrano, mayor general
Carlos Ovidio Saavedra Saénz, mayor general Luis
Alberto Ardila Silva, vicealmirante Édgar Augusto
Cely, vicealmirante Fernando Yance Villamil, vicealmirante
Jaime Parra Cifuentes, mayor general Román Ricardo
Rubiano, mayor general José Vicente Urueña
Molina.
Hemos ascendido
al grado de Brigadier General a quienes hasta hoy eran
Coroneles de la República: brigadieres
generales Francisco José Ardila Uribe, Jairo Antonio
Herazo Marzola, Miguel Bernabé Lozano Perea, Ricardo
Antonio Vargas Briceño, Jaime Calderón
Valenzuela, Carlos Enrique Sánchez Molina, Juan
Carlos Ramírez Mejía, Gustavo Sanabria
Fajardo, Alfredo González Maruaga.
Hemos condecorado
con la Orden Militar Cruz de la Fuerza Aérea al Mérito Aeronáutico, además
del señor general Reinaldo Castellanos, a la señora
ex Ministra, doctora Martha Lucía Ramírez
de Rincón, quien siempre se ha distinguido por
su firmeza y su transparencia, por la plenitud de sus
valores democráticos.
Y hemos condecorado
con la Medalla de Servicios Distinguidos en Orden Público, por novena vez, al mayor general
de artillería Carlos Alberto Fracica Naranjo,
quien ha cumplido una formidable tarea al frente de la
operación militar Omega, en la selva de la Patria,
buscando la derrota final del terrorismo.
Y hemos impuesto
la Medalla de 35 años de servicios
a los señores generales Reinaldo Castellanos Trujillo,
Fernando Soler Torres, al señor vicealmirante
David René Moreno y al mayor general Carlos Alberto
Fracica.
A todos ellos, muchas
felicitaciones. Pienso en sus esposas y en sus familias.
Con cuánta abnegación,
con cuánta devoción, con cuánto
patriotismo los han acompañado. A las esposas
de quienes hoy son ascendidos a Generales de la República,
a mayores generales, a brigadieres generales. A sus hijos,
a sus padres, a sus familiares, un aplauso lleno de afecto,
un aplauso lleno de gratitud, porque en una Patria tantas
veces desangrada por el terrorismo, una larga carrera
militar que permite hoy tan importante ascenso, está soportada
no solamente en la virtud y la disciplina de los ascendidos,
sino en la solidaridad, puesta a prueba durante tantos
años y en momentos tan difíciles por sus
familias.
Señoras esposas y apreciadas familias, reciban
el reconocimiento más profundo de gratitud de
parte de todos los colombianos por el acompañamiento
a estos Generales de la República.
Señores Generales: cuando imponíamos a
ustedes el nuevo sol o el primer sol, cuando entregábamos
a ustedes el bastón, les estábamos transmitiendo
la ilusión del pueblo de Colombia que, al registrar
hoy su ascenso, ve más cercana la hora de que
el país se deshaga definitivamente del terrorismo.
Ve más cercana la hora de que recuperemos plenamente
la seguridad para sellar plenamente la reconciliación.
Les estaba entregando un sentimiento, un raciocinio,
una energía del pueblo de Colombia, que no quiere
que la Fuerza Pública tenga que seguir derramando
sangre, porque simplemente se sostiene un proceso de
permanente agresión del terrorismo contra nuestras
instituciones.
Una ilusión del pueblo de Colombia que quiere
que ahora sí, llenos de espíritu de victoria,
logremos la victoria final para la tranquilidad de nuestros
compatriotas. Lleven en ese bastón, lleven en
ese sol, un propósito de victoria, un propósito
de victoria de corto plazo, como lo demanda el pueblo
de Colombia y como lo merece su larga y abnegada carrera
militar.
Y esa victoria la
merece el pueblo de Colombia, la merece una política de seguridad que es democrática,
y qué bueno que aquí nos acompañen
dignatarios internacionales tan importantes como los
Comandantes de varias de las Policías del continente,
que estuvieron esta mañana con nosotros en la
Escuela General Santander o el señor Ministro
de Defensa de Honduras, que nos acompaña en esta
ceremonia.
Esta seguridad es
democrática, porque mientras
en otros países se invocaba la seguridad para
anular las garantías democráticas, aquí la
seguridad ha recuperado las garantías democráticas.
El Referendo de
2003 rodeó de garantías
a opositores y abstencionistas. Al otro día, gracias
a la Seguridad Democrática, fueron elegidos alcaldes
y gobernadores provenientes de partidos alternativos
a los tradicionales, de fuerzas políticas apoyadas
también por antiguos integrantes de la guerrilla.
Como candidatos, como victoriosos de los comicios y posteriormente
en el ejercicio de sus funciones, han sido apoyados sin
reservas por nuestra Seguridad Democrática.
Esta seguridad es
democrática, porque mientras
en otros países en nombre de la seguridad se limitaba
al periodismo, se imponía la censura, uno de los
esfuerzos mayores de esta seguridad es rescatar la seguridad
para los periodistas.
En Colombia hubo
años de asesinar 15 periodistas.
Todavía los asesinan. Todavía este año
nos han asesinado tres, pero el mundo debe saber que,
con perseverancia en nuestra Seguridad Democrática
vamos a lograr totalmente esa garantía para el
ejercicio sin coacciones del periodismo.
Esta seguridad es
democrática porque mientras
en otras naciones, en nombre de la seguridad se anularon
los derechos de los sindicatos, aquí hemos procurado
devolverles la garantía de seguridad a los sindicalistas.
Hubo períodos cortos de nuestra historia en los
cuales asesinaron en un año 160 sindicalistas.
Todavía los asesinan. Todavía este año
le han quitado la vida a 13 afiliados a las organizaciones
sindicales. Pero con perseverancia, adheridos con amor
patrio a nuestras convicciones democráticas y
a la firmeza en la reconquista de la seguridad, vamos
a poder decirle al mundo que hemos recuperado plenamente
esa garantía.
Esta seguridad es
democrática, porque aquí no
se ha utilizado la seguridad para anular la posibilidad
de que el pueblo elija a sus autoridades más cercanas,
como los alcaldes. Casi 400, cuando Fernando Londoño
Hoyos asumió el Ministerio del Interior y Marta
Lucia Ramírez de Rincón el Ministerio de
Defensa, casi 400 de nuestros alcaldes estaban en forzoso
exilio, sin poder desempeñar sus funciones por
la persecución del terrorismo.
Esta Seguridad Democrática recuperó la
posibilidad de que todos los alcaldes de la Patria, rodeados
plenamente de las garantías de la Constitución,
acompañados por las Fuerzas de la Constitución
puedan ejercer sus funciones que enaltecen a la democracia.
Y esta Seguridad
Democrática hay que analizarla
como compañera de una política social,
como causa de la recuperación de la economía,
hay que analizarla como un valor democrático que
hace posible el ejercicio de los valores democráticos,
y hay que analizarla como una señal de autoridad
que también garantiza la reconciliación.
Cartagena del Chaira,
allí no solamente hemos
recuperado la presencia de la institución armada
de la Patria, no solamente hemos recuperado la tranquilidad
de los ciudadanos, como en tantos poblados de Colombia,
sino que hay una política social que acompaña
a la Fuerza Pública.
En Colombia ha existido
la equivocación por parte
de muchos de presentar como excluyente el ejercicio de
la seguridad y la política de inversión
social. Todo lo contrario, van de la mano, son inseparables.
La política de seguridad crea confianza, hace
posible que la economía crezca, que haya inversión.
Y eso a su vez facilita que haya inversión social.
Y la política social afianza la credibilidad del
pueblo en la política de seguridad. Cuando el
pueblo percibe que la seguridad es eficaz, transparente,
adherida de manera indisoluble a los derechos humanos,
que la seguridad hace posible la inversión social,
que el pueblo acompaña, como tiene que ser en
los Estados de opinión, a la política de
seguridad para que sea sostenible.
Anoche en Sincelejo
les decía a mis compatriotas
de Sucre: hace 40 meses ese departamento tenía
una división geográfica. De los Montes
de María hacia el norte, en el Golfo de Morrosquillo,
en el mar y las llanuras adyacentes, imperaban los mal
llamados paramilitares y el narcotráfico. De los
Montes de María hacia el sur, hacia las sabanas,
hacia la tierra hoy inundada de La Mojana, imperaban
las Farc y el narcotráfico. Esta Seguridad Democrática,
de manera imparcial, ha venido recuperando lo uno y lo
otro.
Y constatábamos cómo 5.900 familias desplazadas
de Sincelejo han sido incorporadas en el programa Familias
en Acción. Hacen parte de 500 mil Familias en
Acción que completamos este año, en un
país que se apresta el año entrante a tener
650 mil y que tiene que llegar a un millón. Familias
que están recibiendo un subsidio para la educación
de sus hijos, para la nutrición de sus hijos,
gracias a que se ha venido recuperando la economía
en virtud de la Seguridad Democrática.
Hace poco cinco departamentos llegaron a plena cobertura
en salud: el Huila, Cesar, Antioquia, Casanare y Arauca.
Lo que nos indica que en no más de dos años
todos los estratos populares de la Patria llegaran a
plena cobertura en salud.
Hemos pasado en
este Gobierno de diez millones y medio de colombianos
carnetizados a 18 millones, y el Congreso
está haciendo el esfuerzo legal para que cuatro
millones que nos faltan por cobertura en salud de los
estratos populares de la Patria, en poco tiempo tengan
esa cobertura. Que los servicios se presten con eficacia,
con calidad y que el país pueda emprender otro
discurrir, el que habrá de conducirnos a que el
plan obligatorio de salud tenga también nivelado
el plan subsidiado de salud.
La política de seguridad hace posible la política
de inversión social, y la política de inversión
social hace sostenible la política de seguridad.
Van de la mano. Claro que nos falta mucho en política
de seguridad y nos falta todavía más en
política social. Pero trabajando sin desmayo todos
los días, la Patria logrará para sus ciudadanos
la tranquilidad y la felicidad, hijas de esa combinación
de la Seguridad Democrática y de la política
social.
Y ha habido otra
distorsión por parte de algunos
en nuestra Patria: hacer penar que la seguridad, que
es un valor democrático, se excluye con los otros
valores democráticos. Se complementan. Sin seguridad
no se puede ejercer el valor democrático del sufragio.
Sin seguridad no se puede ejercer el valor democrático
de la libertad de prensa. Sin seguridad no se puede ejercer
el valor democrático de la iniciativa privada
con responsabilidad social.
A muchos nos formaron
equivocadamente, nos hicieron pensar –y Colombia en un magisterio de pedagogía
popular en el que estamos trabajando todos los días,
corrige esa malformación–, nos hicieron
pensar que para ser demócrata había que
mirar peyorativamente y con desprecio las Fuerzas Militares.
Que para ejercer el Gobierno Civil había que tener
coqueteos con los terroristas sin compromiso con las
Fuerzas Militares. Que para hablar de los valores democráticos
había que despreciar el valor de la seguridad.
Eso se está corrigiendo en una pedagogía
alimentada por la práctica del avance de la seguridad
en la Patria, todos los días.
Y por supuesto,
como se corrigió en Colombia
aquella idea que nos habían vendido, equivocada,
de que para poder reivindicar la seguridad había
que anular los otros valores democráticos.
Y también ha habido otra equivocación:
la de pensar que la seguridad se excluye con la paz.
La Seguridad Democrática es un camino hacia la
paz, la seguridad democrática lleva un mensaje
de amenaza a los violentos y una garantía a los
reinsertados. La Seguridad Democrática es la misma
para combatir a quienes persistan en la violencia o para
dar plenitud de garantías a quienes acepten la
paz. La seguridad ejercida democráticamente es
el gran puente para pasar del caos al rescate del respeto
a la Ley y al rescate de la convivencia total.
Claro que falta
mucho. Vamos ganando pero no hemos ganado. Hay reveses
pero, muy apreciados generales de la República
ascendidos hoy, de cada dificultad, como lo dijera El
Libertador, tenemos que hacer una trinchera y sacar una
nueva victoria para nuestra Patria. Hay que mirar cuidadosamente
el mapa de la Patria, y allí donde hay dificultades
aprestarnos a superarlas.
Se requiere persistencia.
Antes, mientas los terroristas persistían, las políticas de seguridad
del Estado eran efímeras. Ahora se han invertido
las cosas. Ahora los terroristas van a ver si con capaces
de persistir, mientras la voluntad del pueblo haga sostenible
una decisión de hierro en los Altos Mandos militares
y en el Gobierno civil para mantener sin declive la política
de Seguridad Democrática.
Señores Generales ascendidos: vengo a decirles
que, como lo perciben ustedes en las regiones de la Patria,
el pueblo que no tiene manera de vivir en el extranjero,
el pueblo que no tiene manera de pagar empresas privadas
de seguridad, ese pueblo recibe con alborozo el esfuerzo
de ustedes y de sus soldados para dar seguridad. Ese
pueblo cuando se queja es porque no quiere vivir esclavo
de la guerrilla o de los paramilitares. Ese pueblo cuando
lo reclama, es porque quiere que Colombia supere plenamente
el terrorismo. Ese pueblo cuando nos regaña y
nos critica, es porque desea que nosotros, que representamos
su institucionalidad, seamos, con el sacrificio de ustedes,
generales, los garantes de la tranquilidad a nuestro
pueblo.
Y ese componente
que ha vivido entre incógnitas,
ese componente de altibajos, hoy se mantiene intacto,
con toda la firmeza y con toda la serenidad, en la voluntad
política, para combatir el terrorismo.
Llénense ustedes de espíritu de victoria,
señores Generales, que la determinación
que refleja la voluntad política no tendrá declive,
con la ayuda de Dios.
Y vamos a persistir,
con autocrítica, con ajuste
en la estrategia, con mejoramiento en la táctica,
a persistir como el campesino. Porque el terrorismo es
como la mala maleza y la política de seguridad
tiene que asimilarse a la persistencia del campesino.
En esas tierras de clima en medio de ladera, ácidas,
que les falta capa orgánica, hay unas malezas
muy difíciles de erradicar.
En mi tierra hay
unas malezas como el mortiño,
el carate, helechos no ornamentales, la salvia, el salvión.
El campesino trabaja de seis a seis, de sol hasta entrada
la noche, cree que las ha erradicado, y al otro día
despierta con la ingrata sorpresa de que esas malezas
retoñan, pero el campesino persiste hasta que
atrofian las malezas y el campo queda listo para las
buenas cosechas.
Hay que persistir
frente a esa mala maleza que es el terrorismo, hay
que persistir con voluntad de hierro,
sin excesos de confianza cuando avanzamos, sin que nos
debilitemos en la moral cuando tenemos reveses. Cada
victoria hay que entenderla como una meta parcial para
la victoria final y cada revés como una oportunidad
para reflexionar y avanzar hacia la victoria final.
Vamos a persistir
y a seguirle pidiendo apoyo a la comunidad internacional.
Como lo decíamos esta mañana
a los Comandantes de Policía de las naciones amigas,
como lo decimos ahora a quienes nos acompañan
del Cuerpo Diplomático, al Ministro de Defensa
del país hermano, ayúdenos a persistir.
Nosotros queremos aquí derrotar el terrorismo
para que el terrorismo no haga víctimas a sus
países, nosotros queremos aquí derrotar
la droga para que la droga no haga víctimas a
sus países. Nosotros pedimos la ayuda de ustedes,
porque somos concientes que el terrorismo tiene coqueteo
hipócrita, el terrorismo endulza a algunas naciones,
pero en el momento que puede, como no tiene límites éticos,
como carece de valores éticos, maltrata esas naciones.
El terrorismo mira a su futura víctima, como la
serpiente venenosa que encanta y adormece a su futura
víctima.
La serpiente venenosa,
enjaulada, deja que se tranquilice la futura víctima, y cuando la tiene tranquilita
la devora. Por eso mientras haya terrorismo en Colombia,
ninguno de los países hermanos puede estar tranquilo.
El terrorismo hay que derrotarlo aquí para que
deje de ser amenaza para los países hermanos.
Y como esta es una
batalla limpia, como esta es una batalla transparente
y democrática, por eso tenemos
la autoridad moral para pedir a ustedes que nos apoyen.
Y esta tarea hay
que adelantarla con gran amor por Colombia. Momentos
difíciles: el sábado en la noche
pistoleros de esos grupos terroristas nos asesinaban
cuatro policías en Campoalegre. Al día
siguiente asesinaban al ex gobernador Jaime Lozada. Le
secuestraron la señora y los hijitos. Hipócrita
y cobardemente, ese terrorismo sicarial que es las Farc,
lo arruinó, le pidió rescate por los hijos
e incluyó a la señora en el listado del
canje humanitario.
¿Cómo cambian el tratamiento? Dependiendo
como quieran robar o engañar. Cuando quieren robar
exigen es rescate en dinero, cuando quieren engañar
hablan de canje humanitario. Por el rescate en dinero
de los hijos de Jaime Lozada lo arruinaron. Y para engañar
con el acuerdo humanitario, que las Farc reclama e impide,
lo pusieron a que se convirtiera en el vocero del canje
humanitario. Y finalmente el pago que le dieron fue asesinarlo.
Y es duro recibir la noticia de que lo asesinaron. Y
es duro y parte el alma visitar a sus familiares, mirar
a sus ojos a esos hijos, entre la adolescencia y la juventud,
que tienen la madre secuestrada, el padre arruinado y
asesinado, y las Farc sigue robando y engañando.
En esos momentos
difíciles, con amor a Colombia,
nos tienen que llenar de energía para poder darle
a Colombia la victoria final sobre el terrorismo. Por
eso demandamos de ustedes, señores Generales de
la República, continuar con la vida abnegada,
expuesta al sacrificio que hoy los ha hecho merecedores
del ascenso, y llenarse de un espíritu de victoria.
Ustedes no van a cumplir una tarea de sostenimiento,
ustedes están llamados a cumplir una tarea de
definición para bien de Colombia.
Una Patria con tantas
posibilidades. Aquí la
economía se está recuperando por dos razones:
porque el pueblo nuestro no es un pueblo amargado, el
pueblo nuestro no tiene espíritu de politiquería
que estraga. El pueblo nuestro es un pueblo espontáneo,
es un pueblo fuerte en la dificultad, es un pueblo alegre
para vencerla, y está saliendo adelante y la economía
se está recuperando por la heroicidad de las Fuerzas
Militares y de Policía.
Esta tarde habré de leer un ensayo sobre el estado
de la economía de la Patria, cuando la revista
Portafolio entregue los premios a empresas y empresarios,
y diré que la Patria ha tenido bonanzas puntuales,
legales e ilegales, pero ahora empieza a tener una bonanza
de confianza.
Aquí se dio una bonanza económica, cuando
las guerras internacionales obligaron a la sustitución
de importaciones. Aquí tuvimos en los años
50 una bonanza cafetera, se repitió en otros gobiernos.
Hemos tenido puntuales bonanzas petroleras. Las privatizaciones
trajeron mucho dinero en un momento. Hubo otra bonanza:
cuando a principios de los 90 los trabajadores se trasladaron
de régimen de cesantías, hubo otra bonanza,
porque consumieron los recursos con los cuales les pagaron
la indemnización. Y ha habido esas bonanzas ilegales,
que tanto daño han hecho, de la marihuana, de
la coca.
Ahora Colombia empieza
a tener una bonanza de confianza. Lo refleja la inversión, que se ha multiplicado
por más de 10 en este Gobierno. Lo refleja el
empleo que, a pesar de todo lo que falta, ha reducido
8 puntos de desempleo en las grandes ciudades y 6 puntos
de desempleo en el país como un todo. Lo refleja
el florecimiento de la pequeña empresa.
Falta mucho, señores Generales, pero ustedes
que, con su abnegación son causa determinante
de este cimiento de bonanza de confianza, en la medida
que le den a Colombia la victoria definitiva, se convertirán
en la causa determinante de que esta bonanza de confianza
se prolongue en el tiempo, de manera indefinida, para
que la Patria supere la miseria y la pobreza, para que
la Patria supere el desempleo, para que las nuevas generaciones
de colombianos puedan vivir felices en este suelo amable
que Dios nos dio.
Generales, muchos éxitos en la tarea que ahora
inician con nuevo grado. Que el pueblo los acompañe
y que procedamos a toda hora con afecto con el pueblo.
Al pueblo colombiano
le gusta el discurso político,
es inmensamente inteligente. Al pueblo colombiano le
gusta el debate fraterno, sin agravios, finalmente es
un pueblo espontáneo sin amarguras. Pero al pueblo
colombiano le gusta lo que más le ha faltado,
lo que nosotros tenemos que darle: afecto, afecto, afecto.
Denle más y más
afecto al pueblo colombiano, Generales, que el pueblo
colombiano es grato, como dicen
las Sagradas Escrituras. Cuando al pueblo colombiano
le dan un afecto, el pueblo colombiano devuelve con mil
afectos.
Muchos éxitos,
señores
generales.