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ASCENSO DE OFICIALES DE LA ARMADA NACIONAL
Diciembre 02 de 2005 (Cartagena de Indias – Bolívar)

Compatriotas:

Este día dos de diciembre deja enseñanzas e ilusiones. Esta mañana una numerosísima graduación de subtenientes del Ejército Nacional en la Escuela José María Córdoba. Después de medio día una numerosa graduación de alféreces en la Escuela Marco Fidel Suárez, de la Fuerza Aérea, en Cali. Y ahora, esta magnífica graduación, aquí en la Escuela Almirante Padilla, de la Armada Nacional, en Cartagena.

Todos jóvenes de la Patria, con una mirada en el porvenir, jóvenes de la Patria formados en el esfuerzo, jóvenes de la Patria fundidos en el rigor, jóvenes de la Patria dispuestos a prestar los mejores servicios a sus conciudadanos.

Quiero felicitarlos a todos porque en lugar de haber estado entre el vicio o el ocio, han estado entre el servicio público, el esfuerzo, el rigor y el sacrificio.

Ustedes se convierten en un motivo de ejemplo, en un motivo de admiración, en una razón de ilusión. Una razón de ilusión de que a medida que continúe su ascenso en el escalafón de nuestra Fuerza, la Patria mejorará. Un motivo de admiración por la consagración de sus vidas, llenas de juventud cuando apenas empiezan en procura de los mejores ideales de la Nación. Y un ejemplo, un ejemplo para toda la juventud de nuestra Patria, un ejemplo de transparencia, de amor a Colombia para todos nosotros, sus conciudadanos.

Los felicito de todo corazón y felicito al teniente de corbeta Miguel Ángel Rodríguez Robles, condecorado con la Medalla Militar Francisco José de Caldas, como primer puesto de la promoción porque él los representa muy bien a todos ustedes y a sus padres, don Reynaldo y doña Blanca Lilia, quienes han venido desde Moniquirá (Boyacá) a acompañar este buen hijo de la Patria, que expresa todas las cualidades de la promoción que graduamos esta noche.

Y lo hacemos en un momento promisorio para la Patria, pero también lleno de desafíos, en una Colombia que requiere construir más y más confianza, confianza de los inversionistas para invertir en nuestro país, expandir la economía, generar empleo; confianza de los trabajadores para encontrar oportunidades de trabajo digno en nuestra Patria; confianza de los jóvenes para vivir aquí, para mirar el porvenir con ilusión, para tener la certeza de que en Colombia tendrán el mejor desarrollo de todas sus posibilidades intelectuales, espirituales, materiales; confianza para que las nuevas generaciones sepan que en Colombia encuentran la mayor felicidad posible del planeta.

Esa confianza tiene que ser una confianza de propios y extraños, una confianza de parte de quienes habitamos esta Nación y una confianza de parte de la comunidad internacional que diariamente examina el curso de Colombia.

Y esa confianza depende, apreciados Tenientes de Corbeta que hoy se gradúan, de tres factores: de la consolidación de la Seguridad Democrática; de la política social; y de la transparencia.

En otros países del continente en nombre de la seguridad se eliminaron las libertades. La seguridad nuestra es democrática porque a diferencia de aquellos ejemplos la nuestra se ha dedicado a profundizar el respeto de las libertades.

En otros países en nombre de la seguridad se cimentaron y consolidaron dictaduras, nuestra política de seguridad es democrática porque profundiza una democracia crecientemente participativa.

En otros países se apeló a la seguridad para acallar las voces críticas, para hacer desaparecer la oposición, la seguridad nuestra es democrática porque es para defender por igual a los más entusiastas voceros que están al lado de las tesis del Gobierno, y por igual a aquellos que expresan las críticas y también la voz de oposición.

La nuestra es democrática por es para proteger por igual al campesino que al empresario agrícola, al trabajador sindicalizado que al dirigente gremial. Esa seguridad democrática honra a Colombia, honra a ustedes que son la nueva generación que habrá de consolidarla para bien de las generaciones futuras de nuestra Patria.

Esa seguridad democrática va de la mano de la inversión social. La semana pasada en cinco departamentos colombianos poníamos en marcha la fase final para llegar a plena cobertura en régimen subsidiado de salud. En efecto, cuando empezó este Gobierno 10 millones y medio de colombianos estaban vinculados al régimen subsidiado de salud, 10 millones y medio. Concluimos este 2005 con 18 millones de colombianos afiliados al régimen subsidiado de salud. Son 26 millones los colombianos integrantes de los estratos 1, 2 y 3, todos los cuales tienen que quedar afiliados para poder decir que hay una cobertura universal para los sectores pobres de la Patria.

Pues bien, al llegar a 18 millones y teniendo en cuenta que cuatro millones están en el régimen contributivo, nos faltan otros cuatro millones.

En el Congreso tramitamos una ley de seguridad social que nos permita alcanzar esa meta, confiamos que en dos años Colombia la pueda alcanzar.

Esa es una demostración que a la par que avanza nuestra política de seguridad democrática también avanza nuestra política social.

Ha sido tan importante la política de seguridad democrática para devolverle a Colombia confianza inversionista y generación de empleo, que después de que el país estaba azotado por un fantasma de desempleo que nadie sabía a donde iba a parar en su carrera alcista. Después que Colombia vio que en pocos años el desempleo saltó del siete y medio a casi el 20, el desempleo de jefes de hogar de cuatro a casi el 10, esta semana las cifras nos dijeron que el desempleo está en el 10.

En lugar de crecer del 18, 20 al 25, como se esperaba, ha bajado al 10, cifra muy alta con la cual no estamos contentos, pero la tendencia es buena. Parecería ser que no estamos en los gloriosos, pero estamos saliendo de la más profunda crisis.

Y qué incidencia tan importante tiene la política de seguridad democrática. Miren, cuando vemos que hace tres años había un desempleo de jefes de hogar del 10 por ciento y que ahora es inferior al cinco, no relatamos esas cifras para declararnos contentos. Desempleo de jefes de hogar no debe haber. Es la peor expresión del desempleo. Cuando pierde el empleo el jefe de hogar, entonces la cónyuge que tiene niñitos aún pequeños, tiene que abandonarlos, saltar al mercado del trabajo, buscar cómo compensan los ingresos desaparecidos por la pérdida del empleo de su esposo.

Y cuando esos niñitos pequeños van ya tocando los límites de la adolescencia, corren el riesgo de tener que desertar de las escuelas y colegios para buscar afanosamente empleo infantil, empleo prematuro a fin de compensar la pérdida de ingresos del hogar.

Nosotros no estamos contentos con tener todavía un alto desempleo de jefes de hogar, inferior al cinco por ciento pero sí creemos que la tendencia es buena porque venimos del 10 por ciento.

Y en todo eso ha incidido mucho el sacrificio de ustedes, mis compatriotas integrantes de las diferentes fuerzas, esta noche, mis compatriotas integrantes de la Armada.

Colombia ha tenido un relativo buen manejo económico histórico. Hoy, en el evento más importante para el buen comportamiento de la economía, es la seguridad democrática. Por eso, al graduarlos a ustedes, al tener el honor, en compañía del Ministro de Defensa, del señor general Carlos Ospina, comandante general de las Fuerzas, del señor almirante Mauricio Alfonso Soto Gómez, comandante de la Armada de entregarles la espada que solemniza su grado de tenientes de corbeta, al tener ese honor, también entregamos esa espada con la ilusión de que la tarea abnegada, transparente y patriótica de ustedes va a contribuir a través de la seguridad democrática para que este país genere empleo, genere inversión, genere confianza.

Estamos próximos a realizar en Cartagena los Juegos Centroamericanos y del Caribe que tienen como su director al señor Almirante Arango, condecorado esta noche, también director de esta escuela Almirante Padilla. Y tenemos que demostrarle al mundo, al Caribe, tenemos que demostrarle a Centroamérica que hemos merecido el honor y la oportunidad de ser esa sede.

Al amanecer de ayer en Senegal, el Vicepresidente de Colombia marcó el teléfono para contarnos que Cartagena acababa de ganar la sede para la Asamblea Mundial de Turismo en el año 2007. No fue fácil. Competimos con Praga, competimos con Malasia, con Kuala Lumpur pues bien, qué importante que una Patria como la nuestra, afectada por el nubarrón del terrorismo, que ha espantado a propios y extraños, empiece a recuperar confianza como se demostró con esa votación al amanecer de ayer en Senegal, lo que nos va a dar la oportunidad a todos los colombianos de que en Cartagena se reúna todo el turismo mundial para que mire a este país y nos ayude a promover esa fuente de empleo.

Y ese proceso de recuperación de confianza, se debe al avance de la seguridad democrática y lo que hay que dejar claro, apreciados tenientes de corbeta, es que en Colombia no podemos seguir en el equívoco de que la política de seguridad se excluye con la política social, van de la mano, hay que llevar la una en una mano y la otra en otra y juntar las dos manos.

Cuando hay una política eficaz, de seguridad democrática, eso crea condiciones de inversión, se fomenta la expansión económica y de allí vienen los recursos que aplicados con transparencia, se pueden aplicar a la política social.

En un país que representa un Estado de opinión, que tipifica un estado donde lo fundamental es el pensamiento y la expresión de la ciudadanía, una política de seguridad sólo es sostenible en la medida que tenga ese respaldo ciudadano. Y ¿por qué tiene que ser sostenible?

Porque después de tantas décadas de violencia, de terrorismo, una política de seguridad para poder superar esa penosa situación, tiene que ser una política de largo plazo y el plazo largo en una democracia de opinión, solamente lo garantiza el respaldo popular a esa política. Y hay respaldo popular a una política de seguridad, si esa política es creíble y para ser creíble tiene que ser eficaz, debe ser transparente y la gente también debe sentir que esa política está coadyuvando a crear posibilidades de expansión económica, que están mejorando las tendencias de la economía y que para los ciudadanos hay empleo y hay mejores oportunidades sociales.

Pues bien, así lo requiere un país que tuvo que expulsar cuatro millones de ciudadanos al extranjero y que tiene casi tres millones de desempleados internamente. Pues bien, apreciados tenientes de corbeta, esa política de seguridad es sostenible sobre estas bases: sobre un respaldo popular y un respaldo popular se da con la eficacia de ustedes, con la transparencia de ustedes y con la capacidad de los gobiernos de canalizar los recursos de la expansión económica para mejorar las condiciones sociales de pueblo colombiano.

Ahí vamos viendo cómo se complementan mutuamente, cómo cada una de las dos, depende de la otra, cómo entre la seguridad democrática y la política social hay una mutua implicación. La seguridad democrática genera los recursos que hace posible la política social y la política social genera el ambiente de opinión que hace sostenible a la seguridad democrática.

Y esa seguridad democrática tiene que avanzar. Indudablemente, hemos mejorado pero nos falta muchísimo. Por eso hay que estar diciendo cuánto hemos mejorado para crear un ambiente positivo sobre la realidad en Colombia pero también reconociendo cuánto debemos mejorar para que en ningún momento nos estanquemos.

Nosotros tenemos que crear confianza entre todos los ciudadanos pero al mismo tiempo estar desconfiados nosotros mismos, no tener confianza en una culebra que aún está viva y que tenemos que extirpar definitivamente para bien de Colombia. Esa política de seguridad democrática hay que ajustarla, mejorarla todos los días con el esfuerzo de ustedes, con el sacrificio de sus comandantes, hay que incorporar a todos los ciudadanos de bien a que la respalden.

Cada ciudadano de bien debe ayudar a su Fuerza Pública, a su administración de justicia. Hablábamos hace cuatro años de un millón de cooperantes, ahora tenemos tres millones pero los 40 o 44 millones de ciudadanos de la Patria deben cooperar con nuestros integrantes de la Fuerza Pública y de administración de justicia.

Esa política de Seguridad Democrática todavía tiene dificultades. Aquí no más, en los alrededores de Cartagena, todavía quedan grupos de terroristas que secuestran, a los cuales hay que derrotar definitivamente para no hablar sino de nuestro vecindario.

Esa política de seguridad democrática tiene que ajustarse todos los días porque el terrorismo es una maleza innoble, es una maleza de mala clase. Miren, en las tierras de clima medio de Colombia, donde hay suelos estériles, para el campesino resulta muy difícil trabajar porque esos suelos estériles producen unas malezas complicadas de erradicar. Allá encuentra uno malezas como la salvia, el salvion, el mortiño, variedades de helecho, malezas innobles.

Entonces el campesino trabaja el surco todo el día, erradica esas malezas, trata de conciliar el sueño tranquilo, pensando que al otro día ya tendrá el campo domado, el surco listo para la buena cosecha y resulta que al despuntar el sol, encuentra que ha reaparecido esa maleza. Lo mismo pasa con el terrorismo y el campesino solamente ve que esa malezaen la medida que sea insistente, en la medida que busque uno y otro método para erradicarla, en la medida que no desmaye un solo instante, hasta que esa maleza vaya perdiendo la profundidad de las raíces, pierda la capacidad de absorción de agua, hasta que esa maleza vaya viendo que se le vuelve raquítico el tallo, y finalmente, hasta que esa maleza desaparece, para poder sustituirla en el zurco, por las cosechas que contribuyen a la seguridad alimentaria.

Por eso tenemos que trabajar a toda hora ajustando las técnicas, las herramientas, los procedimientos, para que Colombia se libere definitivamente del terrorismo.

Y esta generación de tenientes de corbeta que graduamos esta noche es una esperanza. Mi generación no ha vivido un día de paz, pero confiamos que con el esfuerzo de las presentes generaciones, de la nueva generación que ustedes representan, las generaciones que habrán de venir puedan vivir décadas, centurias de paz en el amable suelo de Colombia.

Y vamos a seguir trabajando para que los colombianos entendamos que la Seguridad Democrática es un valor democrático, que es un valor democrático que tiene que compaginarse con los otros valores democráticos, que el valor democrático de la seguridad es necesario para que los ciudadanos puedan ejercer el valor democrático de las libertades individuales, que el valor democrático de la seguridad es necesario para que los colombianos puedan disfrutar el valor democrático de la cohesión social.

Es tan importante el respeto, a través de la Seguridad Democrática, a las libertades individuales, como la causación desde la Seguridad Democrática de la cohesión social.

Solamente un individuo que asume responsabilidades con ese bello, todo colectivo, que es la ciudadanía gana de parte de la ciudadanía el respeto y el reconocimiento a sus libertades individuales.

Si ese todo colectivo que es la ciudadanía, para poder hacer que cada uno de sus integrantes se comprometa con los intereses generales, tiene que respetar su individualidad, y lo uno y lo otro se logran solamente cuando confluyen la Seguridad Democrática y la transparencia.

Hay que superar una mal formación que hubo en Colombia. A mi generación la desorientaron, los enseñaron en la calle y también en los establecimientos escolares, que desde la democracia no se podía estimular la seguridad.

Nos equivocaron cuando quisieron enseñarnos que para asumir una posición democrática había que darle la espalada a la Fuerza Pública, que para desempeñar una actitud civilista había que desconocer el valor de la seguridad, que para ejercer unos derechos democráticos era necesario ser tolerantes hasta la permisividad con los terroristas y delincuentes.

Eso hay que superarlo en Colombia. Desde la seguridad hay que apreciar y valorar los otros valores democráticos y ejercer la seguridad con respeto a los otros valores democráticos.

Y desde la actitud democrática hay que reconocer que esa actitud solamente se puede expresa en la medida que haya seguridad con alcance democrático.

Vamos a continuar en esa tarea. No hay mejor prédica que el avance en los hechos. No hay mejor manera de hacer esta pedagogía sobre la seguridad, que la percepción de los colombianos de que las cosas están mejorando a pesar de todo lo que falta.

Por eso, vengo a dar a ustedes mi infinita gratitud. A decir a ustedes que al entregarles esa espada le estamos entregando a cada uno la confianza del resto de sus compatriotas.

Vengo esta noche también a saludar a los papás, a las mamás, a los familiares que hay en ésta tribunas, ellos han acudido desde muchos sitios de Colombia a acompañar a sus hijos, a sus hermanos, a sus parientes, en ésta bella y simbólica ceremonia de graduación, pero ellos acuden a Cartagena con sentimientos contrastados, albergan orgullo al ver a sus hijos graduarse, albergan alegría al ver que han cumplido el deber de padres de familia de llevar a los hijos a este nuevo escalón de progreso en su existencia, pero también albergan la preocupación y la angustia que surge de aportarle sus hijos a las fuerzas armadas de la Nación en una Patria todavía desgarrada por presencia de grupos criminales.

No como Presidente sino como padre de familia quiero expresar a las mamás, a los papás aquí presentes la solidaridad de todos los papás y las mamás de Colombia, porque ellos al aportarles sus hijos a su Patria, están corriendo el riesgo del sacrificio mayor, del sacrificio de lo que más se quiere, que es un hijo para el bien de Colombia. Estos papás y estas mamás merecen un aplauso infinito desde el fondo de nuestros corazones en señal de gratitud.

Muchachos, que nunca el sol amanezca antes que ustedes, que nunca desfallezcan sus energías, que nunca se en nuble su transparencia, que nunca pierda ánimo su espíritu de victoria y de eficacia.

Muchachos, tenientes de corbeta, los seres humanos, los colombianos por supuesto, tenemos limitaciones en todo. No conocemos todo lo que debemos conocer, no resistimos todo lo que debemos resistir, no alcanzamos a tener energías para trabajar todo lo que debemos trabajar, pero a todo eso nos podemos sobreponer si realizamos nuestras tareas con amor.

Realicen con amor esta tarea de servir a la Patria y a la institución armada; cuando se actúa con amor a Colombia, las flaquezas se van superando. El amor a Colombia permite vencer la limitación de la fuerza física, el amor a Colombia permite vencer la limitación de la fuerza física, el amor a Colombia permite superar los momentos de dificultades que generan desánimo, el amor a Colombia se convierte en una fuente de energía para proceder a toda hora con transparencia.

En la espada que hemos entregado a ustedes, les entregamos también nuestros votos, nuestra confianza de que ustedes habrán de hacer de ésta Patria, una Patria en la cual puedan vivir felices todas la nuevas generaciones. Amemos a Colombia como compañía para la tarea fecunda que ustedes continuarán realizando por ésta Patria.

Muchas felicitaciones graduandos.

 
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