GRADUACIÓN DE SUBTENIENTES
DE LA FUERZA AÉREA COLOMBIANA
Diciembre 02 de 2005 (Cali – Valle
del Cauca)
Compatriotas:
Nos reunimos esta
tarde aquí al amparo del sol
y de la brisa vallecaucana para graduar una nueva promoción
de subtenientes de la Fuerza Aérea. Vengo en nombre
del Ministro, de los altos mandos, de los compatriotas
todos a expresar a ustedes jóvenes nuestra gratitud.
Su consagración a la tarea de servir a la Patria
es ejemplar, tiene todos los méritos y causa infinitos
motivos de admiración. Ustedes son un ejemplo,
porque en lugar de haber dedicado la vida a actividades
de mayor relax y placer, se han dedicado con rigor en
esta consagración al servicio de la seguridad
de los colombianos a través de la Fuerza Aérea.
Ustedes merecen
toda nuestra admiración porque
son conscientes de los momentos promisorios pero difíciles
de Colombia y se apuntan en esta tarea, corriendo todos
los riesgos inspirados por la energía espiritual
de querer a su Patria. Ustedes son un ejemplo porque
ha de quedarnos claro que para que las nuevas generaciones
de colombianos puedan vivir felices en esta Patria, como
todos lo deseamos y por lo cual luchamos, también
tendrán que hacer grandísimos esfuerzos
de disciplina, de estudio, de consagración, de
privaciones en la vida de los placeres para poder conseguir,
a través de la vida de los rigores, la felicidad
de todos los colombianos. Expreso mi inmensa gratitud
por su decisión, los felicito de todo corazón.
Hoy ha sido muy
grato presenciar esta ceremonia y condecorarlos a quienes
han sacado los primeros puestos. Entregar la
Orden Francisco José de Caldas al subteniente
Luis Fernando Vallejo Coral, de Nariño, que por
sus méritos de estudio ha merecido esta medalla
que recuerda al gran héroe de la Patria.
A Luis Fernando,
a Doña Maura y Don Bernardo,
sus padres, que han venido desde el sur nariñense
a acompañarlo, la gratitud y las felicitaciones
de todos los colombianos. Que grato que una mujer al
graduarse de ingeniera tomó la decisión
de ingresar a la Fuerza Aérea, reciba hoy también,
en virtud de su mérito académico, la medalla
Francisco José de Caldas.
La subteniente e
ingeniera Edna Lorena Reyes Otálora,
hija del departamento del Casanare, a ella, a Don Abel
Antonio y a Doña Julieta, sus padres, nuestra
infinita gratitud.
Ascienden ustedes
en un gran momento de posibilidades de la Patria, pero
con muchos desafíos. La Patria
necesita confianza. Confianza para que se invierta en
ella. Confianza para que se expanda la economía,
confianza para que haya recursos para la inversión
social, confianza para que los trabajadores puedan encontrar
aquí fuentes de empleo dignas, contratos laborales
con solidaridad.
Confianza para que
los jóvenes puedan desarrollar
su vida en Colombia con todas las ilusiones sin que se
marchiten. Ilusiones de realización espiritual,
intelectual, material. Confianza de la comunidad internacional
en Colombia. Confianza en nuestros mares y territorio
y confianza desde afuera. Esa confianza, apreciados subtenientes
y compatriotas reposa en tres elementos: la consolidación
de la Seguridad Democrática, el avance de la política
social para cumplir las metas de erradicación
de la pobreza y la transparencia.
En otros países hubo proyectos de seguridad para
sustentar dictaduras. La seguridad nuestra es democrática
porque su propósito es profundizar la democracia.
En otros países hubo proyectos de seguridad para
anular las libertades. La seguridad nuestra es democrática
porque busca que los colombianos disfruten plenamente
de sus libertades. En otros países, en nombre
de la seguridad se censuro la prensa, la seguridad nuestra
es democrática porque busca derrotar el terrorismo
que ha sido el factor de mordaza de la prensa.
En otros países, la seguridad se utilizó para
perseguir a los disidentes, para maltratar a la oposición.
La nuestra es democrática porque es un proyecto
de seguridad para proteger por igual al trabajador que
al líder gremial, para proteger por igual a los
voceros de la política que defienden al gobierno,
a los más convencidos defensores de las tesis
de gobierno y defender por igual a los mas radicales
críticos y opositores.
Un proyecto de seguridad
democrática consistente
en la actitud y el discurso, congruente entre la prédica
y los hechos, probado en 40 meses a pesar de todo lo
que falta, honra a las instituciones colombianas, a las
civiles, a las militares, a las policivas y honra, por
supuesto, a la nueva generación, que representada
en ustedes, hoy ve que van llegando los colombianos más
jóvenes en la escalera de ascenso de nuestra Fuerza
Aérea. Pero también la Patria necesita
un gran esfuerzo en materia de política social.
El 48% de los colombianos
vive relativamente bien, y el 52% en condiciones de
pobreza que tenemos que revindicar.
La semana pasada pudimos consolidar los proyectos en
cinco departamentos para que la Patria llegue en ellos
a la plena cobertura en régimen subsidiado de
salud y ese sea un gran escalón para llegar en
toda Colombia a esa cobertura universal.
Cuando empezó el Gobierno, 10,5 millones de colombianos
tenían acceso al régimen subsidiado de
salud. Terminamos este año con 18 millones. Los
estratos 1, 2 y 3 de nuestra población, suman
26 millones, cuatro millones están vinculados
al régimen contributivo, si restamos los 18 que
quedan este año con régimen subsidiado,
necesitamos todavía llegarle a cuatro millones
de colombianos con el seguro de salud. Avanza un proyecto
de ley en el Congreso para poder garantizar esa cobertura
universal. Para garantizar los recursos, para garantizar
la transparencia.
Vemos cómo vamos avanzando en la seguridad y
en la inversión social. El país termina
el año con 500 mil Familias en Acción.
Familias pobres que están recibiendo un subsidio
para garantizar la nutrición y la educación
de sus hijitos. No estamos conformes. El año entrante
tendremos que llegar a 650 mil y obtener un cubrimiento
total en Buenaventura. Necesitamos llegar a un millón
de Familias en Acción. En estos días hemos
estado convocando a las familias desplazadas de las grandes
ciudades: Cali, Bogotá, Barranquilla, Cartagena,
Bucaramanga, Medellín, para que se inscriban en
el programa Familias en Acción. Estamos haciendo
un gran esfuerzo en inversión con los desplazados,
un gran esfuerzo en inversión con los desplazados,
un gran esfuerzo en inversión con Familias Guardabosques,
un gran esfuerzo en el SENA, un gran esfuerzo con los
ancianos.
Este año terminamos con 600 mil ancianos de la
Patria recibiendo un subsidio, 200 mil un subsidio monetario,
antes solamente lo recibían 60 mil y 400 mil con
un almuerzo, antes no había ese programa. Hemos
pasado en Bienestar Familiar de seis millones 100 mil
usuarios a casi 10 millones, pero no estamos conformes.
Todavía hay muchos niños de la Patria desnutridos,
lo que se convierte en el gran obstáculo para
la educación. No podemos contentarnos con el salto
de 60 a 600 mil ancianos protegidos porque son 860 mil
ancianos indigentes de la Patria. Esto lo traigo a cuento
porque en la Patria hay que superar definitivamente la
creencia equivocada, que ya se ha corregido en las grandes
mayorías, de que la seguridad y la política
social son excluyentes. Van de la mano jóvenes
subtenientes y apreciados compatriotas.
La política de seguridad crea condiciones para
que haya inversión, florezca la economía,
se genere empleo, se causen los recursos para financiar
la política social. En un Estado de opinión,
como tiene que ser un Estado democrático como
el nuestro, una política de seguridad que tiene
que proyectarse en el largo plazo para garantizar el
rescate total, primero de la seguridad y en una segunda
etapa de la conciliación, esa política
de seguridad tiene que tener apoyo popular para ser sostenible.
El apoyo popular se deriva de que esa política
sea eficaz, de que esa política sea transparente
y de que la gente perciba que la seguridad está permitiendo
que se genere más empleo, que la seguridad está permitiendo
que haya recursos para lo social. Van pues de la mano,
necesariamente unidas. En una mano la política
de autoridad, de Seguridad Democrática y en otra
la política social. Son inseparables.
Colombia, en consecuencia,
ha tenido un relativo buen manejo económico a lo largo de su historia. Pero
saben ustedes subtenientes hoy que en sus manos está la
responsabilidad de la marcha de la economía, porque
la economía en nuestros días, en una Patria
como Colombia depende fundamentalmente de la seguridad.
Falta mucho, pero no vamos mal. No estamos en los gloriosos,
pero vamos en camino a salir de los dolorosos.
Hace 40 meses el
desempleo, que había saltado
del 7.5 a casi el 20%, parecía llegar al 25%.
Está aún muy alto pero se ha situado en
el 10%. La expresión de desempleo que más
nos preocupa es la de jefes de hogar, porque cuando pierde
el empleo el jefe de hogar, la cónyuge que tiene
niñitos todavía para atender en casa, abandona
la casa y sale a buscar afanosamente empleo para compensar
los ingresos perdidos porque desapareció el trabajo
de su esposo. Y esos niñitos, cuando ya empiezan
a ser adolescentes, desesperados porque el jefe de hogar
no tiene ingresos, entonces desertan del aparato escolar
para buscar prematuros empleos. Ese desempleo de jefes
de hogar que llegó a saltar del 4 al 10% viene
retrocediendo, está por debajo del 5%. Por supuesto,
las tendencias son positivas, pero los resultados insuficientes,
por eso hay que perseverar.
Por eso vengo a
invitarlos a que sigamos puliendo la política de seguridad democrática. A que
avancemos en ella, a no desfallecer, a que con nuestros
resultados acrezca el ánimo de la Nación
entera. Si no hubiéramos avanzado, gracias al
sacrificio de ustedes los integrantes de la Fuerza Pública,
el país no habría podido atraer inversión
para generar empleo.
El país está en un momento promisorio,
desde afuera se le mira con gran positiva expectativa,
adentro hay más optimismo en un momento de mucho
desafío. La culebra aún está viva,
y ella sabe engañar a su futura víctima,
la encanta con su actitud soñolienta, una culebra
adormecida, fingiendo estar moribunda o totalmente, desprendida
del mundo inmanente, es muy peligrosa, porque en algún
momento salta y causa daño mortal.
Por eso no nos podemos
descuidar ni un minuto, hay que perfeccionar a toda
hora esta política de seguridad,
el terrorismo es como las malezas de los suelos estériles,
suelos estériles no en el Valle del Cauca, esta
es una tierra de promisión, pero en los climas
medios de Colombia, hay uno suelos estériles que
dificultan mucho al campesino ponerlos en condiciones
de ser productivos, y entonces esos suelos tienen unas
malezas muy parecidas al terrorismo; el campesino trabaja
en la erradicación de esas malezas de algún
helecho o de algún carate o de alguna salvia o
de algún salvión o de otra que se llama
mortiño, cree que ha arreglado el suelo, y esas
malezas son supremamente agresivas, al despuntar de la
siguiente mañana reaparecen y el campesino tiene
que volver a maltratarlas hasta que aquellas malezas
vayan perdiendo la fuerza, hasta que empiecen a tener
un tallo descaecido, mermado, hasta que empiecen a perder
profundidad las raíces, y así solamente
con constancia campesina, se va derrotando esas malezas
tan agresivas y se van creando condiciones para convertir
ese suelo estéril en un suelo productivo.
Lo mismo pasa con
la seguridad. El terrorismo se reproduce muy fácil el terrorismo enseñorado de Colombia
durante tantas décadas es una maleza peligrosa,
hay que combatirlo en toda hora, no puede haber un solo
momento de descuido, nosotros no podemos tener confianza
a fin de que los colombianos que no tienen la responsabilidad
del orden público si puedan vivir en confianza.
Nosotros tenemos que estar desconfiados frente al terrorismo,
ajustando a toda hora las acciones, los instrumentos
de nuestra política de seguridad, perfeccionándola.
Miro allí a la cordillera central, ese Valle
de las Hermosas, entre el Valle del Cauca y del Tolima,
todavía plagado de terroristas, y allá hay
que sacarlos, los hemos venido sacando del macizo colombiano,
pero como merodean alrededor del Nevado del Huila.
Y en estos cerros
vallecaucanos, de la cordillera occidental hacia el
Pacífico, siguen haciendo daño
como pretendieron realizarlo en Anchicayá y como
hacen de daño con los cultivos de droga en el
Pacífico con los cuales alimentan sus acciones
terroristas, vamos ganando pero no hemos ganado, es tan
importante que los colombianos perciban que hay mejoría,
como que nosotros en el Gobierno y en la Fuerza Pública
entendamos que todavía falta las materias cruciales
para devolverle a Colombia totalmente la paz.
Vengo hoy, a felicitar
a la Fuerza Aérea por
su trabajo, a ustedes subtenientes por este ascenso,
pero a llamarnos todos la atención de que nuestra
tarea todavía tiene un trecho largo para devolverle
a Colombia plenamente la paz.
La Seguridad Democrática, nos honra entre propios
y extraños. Porque es democrática, porque
es transparente, y esa Seguridad Democrática conlleva
dos mensajes, uno de autoridad y otro de reconciliación,
un mensaje de autoridad porque esa Seguridad Democrática
tiene toda la determinación derivada del palpitar
del corazón de los colombianos que nos transmiten
con su energía la orden de que nosotros no seamos
inferiores al propósito de un pueblo que quiere
vivir sin guerrillas, sin paramilitares, sin narcotráfico
y sin corrupción.
Esa señal de autoridad, no proviene de nuestros
caprichos, sino de nuestra manera de conectar las vibraciones
del alma popular de Colombia. Pero la Seguridad Democrática,
además transmite un mensaje de reconciliación,
cualquiera en la guerrilla o en los paramilitares, debería
pensar que un país que está practicando
un proyecto de Seguridad Democrática, es una garantía
para que los terroristas abandonen las armas, regresen
a la vida constitucional, esa Seguridad Democrática
que hoy los combate es la misma que cuando ellos hagan
la paz, habrán de protegerlos.
Esa reflexión es muy importante que se dé en
la mente de quienes persisten en los caminos de la guerrilla
y de los paramilitares, esa Seguridad Democrática
que hoy los combate, será la misma que habrá de
protegerlos cuando ellos hagan la paz.
Por eso esa seguridad
para combatir el terrorismo lleva un mensaje de autoridad
y esa seguridad para ofrecer
por anticipado garantía a quienes quieran hacer
la paz, lleva un mensaje de reconciliación.
Pero tenemos que
seguirla trabajando con toda intensidad, y además hacer entender que la seguridad es un
valor democrático que no se excluye de los otros
valores democráticos. En Colombia hubo desorientaciones
pedagógicas, a mi generación por ejemplo,
la formaron en el error de que para ser demócrata
había que darle la espalda a las Fuerzas Militares
y de Policía, que para ser civilista había
que renegar de la seguridad, se entendía la seguridad
simplemente como un factor de opresión y se le
negaba la naturaleza que realmente tiene, su esencia,
un valor democrático. La seguridad es el primero
de los valores democráticos, y la seguridad va
de la mano del respeto a las garantías individuales
y del compromiso con lo social.
Solamente si un
individuo muestra su compromiso con el conglomerado,
con ese bello ser social que configura
la Nación, solamente se cumple con ese requisito,
merece el respeto a sus garantías individuales.
Y la sociedad como
conjunto, debe entender que el respeto a las garantías de cada individuo, es la razón
para exigir de ese individuo su compromiso con lo social.
La seguridad pues,
es un valor democrático determinante
que nos va conduciendo a la eficacia de los otros valores
democráticos.
Y quiero hoy, felicitar
a un grupo de colombianos que acude a esta ceremonia,
a los papás y a las mamás
de ustedes subtenientes, a sus esposas y esposos, a sus
hermanos y parientes. Sus papás, sus parientes
acuden a esta ceremonia con un sentimiento contrastado,
un sentimiento entre el alborozo y el orgullo, pero un
sentimiento también entre la alegría y
la angustia; aportar su hijo a la institución
armada de Colombia, es motivo de orgullo, motivo de tranquilidad
de conciencia con la Patria, pero también motivo
de preocupación por el riesgo que tiene que asumir
ese hijo en la defensa de la Patria.
En una Patria maltratada
por el terrorismo, el papá,
la mamá, que aporta a su hijo a la institución
armada, es un héroe que merece todo nuestro aplauso.
A los papás y a las mamás, no va mi saludo
de Presidente, va mi saludo agradecido de padre de familia,
solidario con ellos, por el bien que ellos nos hacen
a todos los colombianos, al costo de su angustia, al
costo de su exposición al sacrificio.
¡Muchas gracias papás, muchas gracias mamás,
muchas gracias familiares de quienes hoy ascendemos a
subtenientes!
Pero la confianza
no sólo depende de la seguridad
y de la política social, se requiere la transparencia.
Cuando miro a los
ojos de las nuevas generaciones de compatriotas que
ustedes representan, subtenientes, veo
una mirada de frente, veo una mirada altiva, veo que
por los ojos de los jóvenes colombianos se derrama
transparencia, que es lo que queremos.
Ustedes con su transparencia
dan un ejemplo a un país
que tiene que erradicar la corrupción. Con corrupción
no hay política de seguridad que valga, con corrupción
no hay política social que sea eficaz. La derrota
de la corrupción es otro imperativo de la Patria.
¿Y saben cómo logramos todas estas metas?
No las logramos con nuestras fuerzas físicas,
que son limitadas; no las logramos con nuestra energía,
que es finita; no las logramos con nuestra preparación,
que cada día es incompleta; estas metas las logramos
si sumamos el amor de todos nosotros por Colombia.
El amor a Colombia
nos hace vencer las dificultades en el conocimiento,
el amor a Colombia nos hace vencer
el cansancio físico, el amor a Colombia nos hace
vencer y superar las tribulaciones de las horas difíciles.
Esa bandera que
ustedes conducen hoy, con el orgullo de estar en una
carrera de ascenso en la Fuerza Aérea
Colombiana, el símbolo de nuestra Patria, tiene
que ser la inspiración de nuestro amor.
¡Amemos a Colombia, para que en el amor a Colombia
construyamos una Nación que le de felicidad a
las nuevas generaciones y a quienes habrán de
venir!
Gracias padres de familia.
¡Muchas felicitaciones
subtenientes, adelante por Colombia!