DISCURSO DEL PRESIDENTE URIBE
EN GRADUACIÓN DE OFICIALES EN BOGOTÁ
Diciembre 2 de 2005 (Bogotá - Cundinamarca)
“Acudimos esta mañana
a este campo que referencia al Ejército de la
Patria, en compañía del Ministro de la
Defensa, de los altos mandos, de los papás, de
las mamás, de los familiares, para graduar a un
grupo de 491 jóvenes de la Patria, que abrazaron
la carrera de las instituciones, la noble carrera de
portar las armas de la República para la defensa
de sus conciudadanos, y que hoy ascienden al grado de
subtenientes.
Y nos acompaña, la señora
esposa del señor general Fernando Landazabal Reyes,
a quien hemos entregado la resolución por medio
de la cual esta promoción lleva el nombre del
insigne General, ex Ministro de la Defensa, para honrar
a quien sirvió bien y en momento oportuno a la
Patria.
Nos reunimos para esta ceremonia de
grado, en medio de ese sentimiento entre alborozo y angustia
de los papás y las mamás de los muchachos
graduandos, en circunstancias promisorias y difíciles
de la Patria.
La Seguridad Democrática avanza,
pero tiene un camino muy importante por recorrer. Ustedes
apreciados subtenientes, que representan la nueva generación
del Ejército de la Patria que encarnan las ilusiones
del presente y del futuro, reciben hoy un grado, que
más que otorgarlo el Ministerio, la Escuela o
el Presidente de la República, lo otorga el pueblo,
quien deposita en el diploma que les entrega toda la
confianza.
Colombia necesita, para que sus ciudadanos
tengan confianza para vivir en el país, confianza
para invertir en el país, confianza para trabajar
en el país, confianza para que las nuevas generaciones
se puedan desempeñar felices en Colombia, realizarse
en lo intelectual, en lo espiritual, en lo material,
confianza de la comunidad internacional en nuestra Patria;
Colombia necesita consolidar la Seguridad Democrática,
Colombia necesita la transparencia, la erradicación
total de la corrupción, Colombia necesita la reivindicación
de los pobres; y eso está todo unido.
¿Por qué nuestra seguridad
es democrática? Porque hubo proyectos de seguridad
en el continente que se utilizaron para cimentar dictaduras,
la seguridad nuestra es para profundizar la democracia.
Hubo ensayos de seguridad en el continente
que se adelantaron para suprimir las libertades, la seguridad
nuestra es para garantizar las libertades.
Hubo un fantasma que se llamó la
doctrina de la seguridad nacional que recorrió el
continente para eliminar a los críticos; la seguridad
nuestra es para hacer posible la crítica como
expresión del pluralismo.
Hubo proyectos de seguridad que se
utilizaron para maltratar la oposición, la seguridad
nuestra es para proteger por igual a los más entusiastas
defensores de las tesis del Gobierno y a los más
radicales opositores de esas tesis.
Hubo proyectos de seguridad en el continente que se impusieron para maltratar
sectores sociales, la seguridad nuestra es para proteger por igual al líder
gremial que al líder sindical, al campesino que al empresario agrícola,
la seguridad nuestra, es para proteger por igual a cada uno de los integrantes
del universo de la Patria, sin razón válida para discriminar,
por eso la nuestra es democrática.
Y esa Seguridad Democrática,
tiene que ir de la mano con la política de inversión
social. En los últimos días hemos lanzado
el periodo definitivo para alcanzar la plena cobertura
de salud en los estratos 1,2 y 3 en cinco departamentos;
en el Huila, en el Cesar, en Antioquia, en Casanare y
en Arauca. Confiamos que en dos años, 26 millones
de colombianos de los estratos 1, 2 y 3 tengan todos
seguro de salud.
Hemos pasado en este Gobierno de 10,5
millones de colombianos pobres con seguro de salud a
18 millones, hay cuatro millones en régimen contributivo,
pero para cerrar ese universo de 26 millones, nos falta
afiliar cuatro millones.
Hay una ley que se tramita en el Congreso
de la República para hacer posible el logro de
esa meta. Y de la misma manera tenemos que cumplir todas
las metas sociales que Colombia se ha obligado, que en
educación, que en saneamiento básico. Hay
que llevar de la mano el esfuerzo de seguridad, con el
esfuerzo de política social y eso obliga a clarificar
que no se puede seguir admitiendo que la seguridad va
por un lado y la política social por otro y que
se excluyen. Eso ha sido una equivocada concepción.
Hay que llevarlas de la mano.
La seguridad crea confianza para la
inversión, ayuda a expandir la economía,
crea posibilidades para el empleo, y la política
social a su vez hace sostenible la seguridad.
La seguridad, en un Estado de opinión
como el nuestro, en un Estado donde se ha sufrido tanto
por el accionar de los terroristas durante tantas décadas,
tiene que ser un proyecto permanente, sostenido en el
tiempo, no puede ser acción de un día,
no pude ser acción de unos pocos años,
de lo contrario, si es de corta duración, y se
retrocede en el propósito de la seguridad, los
terroristas recuperan toda la fortaleza para seguir martirizando
a la Nación, para que la seguridad sea sostenible
en el tiempo, en un Estado de opinión, requiere
el apoyo del pueblo, si el pueblo la apoya, si advierte
que esa seguridad es eficaz, si advierte que esa seguridad
es transparente, si advierte que esa seguridad está creando
condiciones para que disminuya el desempleo para que
haya recursos para la política social. Vemos ahí pues,
como se relacionan, como tenemos que llevar en una mano
la seguridad y en la otra mano la política social
y conducir esas manos juntas, la una pegada de la otra.
La política de seguridad, hace
posible los recursos para la política social y
la política social garantiza la sostenibilidad
o el apoyo popular a la política de seguridad.
Por supuesto que hay que continuar
en una gran pedagogía. En esta Patria nuestra,
también se creyó que ese valor democrático
que es la seguridad se excluía con los otros valores
democráticos, como las libertades, la tolerancia,
el respeto al pluralismo, a la libertad de prensa; aquí se
desorientó muchas generaciones, se les dijo: para
que ustedes sean activistas de la democracia, tienen
que ser tolerantes con los violentos, que desorientación.
Hay que ser tolerantes con las ideas
contrarias, hay que ser tolerante con quien piensa de
manera diferente, pero no se puede ser tolerante con
el criminal.
La tolerancia es una actitud para respetar
a quien respeta lo que todos tenemos que respetar: las
normas elementales de la convivencia.
Entonces, hubo posturas en Colombia,
que en nombre de la democracia negaban la seguridad,
porque les parecía que apoyar la seguridad, era
ser militarista, era ser de derecha, que apoyar la seguridad,
era ir en contra de la civilidad, que error tan grande,
pero cómo se está superando.
Veo hoy, que el esfuerzo, el sacrificio
de las Fuerzas Militares y de Policía no ha sido
en vano. En el corazón del pueblo colombiano se
acepta fervorosamente que la seguridad es un valor democrático
y que es un presupuesto para que operen los demás
valores democráticos. Estamos pues superando esa
distorsión.
Y por supuesto, las garantías
individuales no se excluyen con la política social,
tienen que ir de la mano, Una persona para lograr que
le respeten plenamente sus garantías individuales,
tiene que demostrar con sus hechos, con su compromiso,
que asume responsabilidad frente a toda la sociedad,
y la sociedad en su conjunto para lograr que cada individuo
se comprometa con ella, requiere respetarle a cada ser
humano ese universo de la individualidad que está definido
por las garantías de la persona, en esa tarea
hemos avanzado.
Hay mucho trecho recorrido a favor
de la seguridad como lo muestran las cifras, pero hay
mucho trecho por recorrer.
Nuestros compatriotas del Catatumbo
esperan ansiosos que llegue la nueva brigada, porque
estaban preocupados de que al desmovilizarse los grupos
de autodefensas ilegales, la guerrilla volviera a apropiarse
del Catatumbo, el pueblo colombiano no quiere guerrilla,
el pueblo colombiano no quiere a los mal llamados paramilitares,
el pueblo colombiano no quiere narcotráfico, el
pueblo colombiano no quiere corrupción.
Las Fuerzas Militares están
haciendo esfuerzos. Ayer me contaban del Catatumbo, que
ha habido mejores resultados en los últimos días,
y tenemos que demostrar que el pueblo colombiano, no
seguirá siendo esclavizado por la guerrilla ni
sometido por los paramilitares, que con las fuerzas institucionales,
es suficiente y de sobra para garantizar la tranquilidad
del pueblo colombiano. Allá esperan ansiosos la
llegada de la nueva brigada móvil.
Se han rescatado muchos sitios de la
Patria, en Urabá están desmovilizados los
mal llamados paramilitares, y la tarea sacrificada de
la Fuerza Pública empieza a recuperar la confianza
que se había perdido hace algunas semanas por
acción de la guerrilla, pero no nos podemos descuidar,
el terrorismo se parece a las malezas de los suelos estériles,
por allá en los suelos estériles de los
climas medios, hay una maleza que llaman mortiño
y hay otra maleza que llaman carate. Uno limpia esas
tierras por la tarde de mortiño y de carate y
se va a dormir tranquilo, y resulta que al otro día
están llenas de mortiño y de carate, y
hay que volverlas a limpiar hasta que finalmente el mortiño
y el carate, las malezas malas de los suelos estériles
desaparezcan porque ya la lucha del hombre les ha podido.
Es lo que necesitamos en materia de seguridad, darle con todo entusiasmo, con
perseverancia en cada nueva hora, para que esas malezas se vayan desnutriendo,
para que finalmente esas malezas queden pánfilas y raquíticas
y no tengan manera de recuperarse, y solamente en ese momento, la Patria encontrará toda
la posibilidad de la reconciliación definitiva.
Claro que hay problemas, sobrevuela
uno la cordillera central, entre Tolima y el Valle del
Cauca, allí existen unos asentamientos históricos
de los terroristas, el esfuerzo desde el Tolima y desde
el Huila en esta cara de la cordillera central, desde
el Valle del Cauca y desde el Cauca en la otra cara de
la cordillera central, tienen que recuperar ese páramo
de Las Hermosas para las instituciones.
Claro que hay desafíos grandes,
el Plan Patriota inicialmente se concibió para
trabajar en 70 mil kilómetros de selva y ha sido
necesario ampliar el mapa de sus operaciones. Y entonces
un día mientras trabajamos en el Plan Patriota
aparece el terrorismo en el Putumayo, o al día
siguiente cuando creemos que tenemos resuelto el problema
de las inmediaciones de San José del Guaviare,
reaparece allí el terrorismo y nos hace un secuestro
masivo, por eso no nos podemos descuidar, hay que estar
todos los días puliendo los instrumentos de la
Seguridad Democrática, hasta que esa maleza que
es el terrorismo quede raquítica, como ocurre
en los campos agrícolas donde uno no se puede
descuidar para eliminar las malezas que le hacen daño
a los buenos cultivos.
Se requieren más y más
esfuerzos, el pueblo colombiano dice: qué bueno,
en muchas regiones hemos recuperado la tranquilidad,
pero el pueblo colombiano nos reclama la tranquilidad
total, no nos podemos confiar, tengo preocupaciones,
hablaba con un coronel distinguido, aventajado, honorable,
y le decía coronel, ¿cómo está su
red de cooperantes en tal sitio de ese departamento?,
me contestaba Presidente allá no hay necesidad,
porque ya no hay guerrilla ni los mal llamados paramilitares,
y le dije, allá es donde hay necesidad coronel,
porque si no organizamos la red de cooperantes en todas
las regiones de la Patria, la fuerza pública solitaria
no alcanza. Esta es una geografía inmensa, accidentada,
diversa.
En este Gobierno hemos crecido los
integrantes de la Fuerza Pública en más
de 100 mil, pero eso no es suficiente a pesar del esfuerzo,
solamente será suficiente en la medida que de
manera gerencial integremos todos los colombianos que
podamos para ser cooperantes de la tarea de la Fuerza
Pública.
Sospecho que en el Guaviare en ese
secuestro estábamos confiados y no nos podemos
confiar. Allí nos faltó organizar la red
de cooperantes, nos avisaron tarde, reaccionamos tarde.
Nosotros tenemos que ser permanentes
autocríticos de manera constructiva para poder
mejorar, hay que organizar en todas estas regiones la
red de cooperantes, mientras la culebra esté viva
uno no se puede confiar de que esté mal herida,
en cualquier momento la culebra se repone y hace daño
como nos ocurrió en el Guaviare.
Y eso nos lleva a otro punto, la comunicación.
Tenemos que entender que el pueblo colombiano está en
el trance de deshacerse de la guerrilla, de los mal llamados
paramilitares y del narcotráfico, que el pueblo
colombiano está en el trance de recobrar plenamente
la confianza en la institución armada y esa confianza
depende también de nuestra sinceridad en la comunicación.
La confianza del pueblo colombiano hay que buscarla con
la eficacia de nuestras acciones, con nuestra adhesión
a los derechos humanos, con la imparcialidad de nuestra
política y con la sinceridad de nuestra comunicación.
Dijimos en este mismo campo, al empezar
el Gobierno que deberíamos nosotros mismos reconocer
con incurable buena fe, nuestros errores y vicisitudes,
que no podíamos esperar a que llegaran los aparatos
de investigación de los periódicos con
ganzúa a sacar la verdad, que nosotros teníamos
siempre que salir adelante con la verdad. Recuerdo aquel
triste episodio cuando procuramos rescatar al ex ministro
Gilberto Echeverri y al gobernador de Antioquia, Guillermo
Gaviria, en la operación de rescate fueron asesinados
por las Farc como fueron asesinados otros compatriotas
que estaban secuestrados, algunos de ellos integrantes
de la Fuerza Pública. Nos encontrábamos
la ministra de entonces, la doctora Marta Lucía
Ramírez, los altos mandos y yo en Cali, instalando
el Batallón de Alta Montaña en los Farallones
que tanto bien ha traído a Cali, allá recibimos
la infausta noticia, y cuando nos trasladábamos
de Cali a Medellín para ir al lugar de los hechos
en la selva que comunica entre Antioquia y Chocó,
surgió la discusión de qué decir,
esa discusión duró muy poquito porque hubo
una sola respuesta, decir la verdad, toda la verdad de
manera simple y elemental.
Es anoche desde el aeropuerto José María
Córdoba se le comunicó al país la
verdad, la entera verdad. No pudimos hacerlo en Guaitarilla
y lo deploro. Esta semana corregimos a tiempo en lo del
Guaviare, y es necesario que siempre tengamos presente
que nosotros tenemos que contar con alborozo nuestro éxitos
y reconocer con incurable buena fe nuestros errores,
porque el reconocimiento de un error provoca comprensión
y compañía popular, y al mismo tiempo crea
una energía positiva al interior de cada uno de
nosotros para poder enmendarlo y para poder producir
mejores resultados. Sé que lo vamos a lograr y
vamos a seguir continuando para sacar esta política
de seguridad adelante.
En un momento promisorio de la vida
colombiana, el desempleo iba para el 25 por ciento, todavía
está muy alto pero ha bajado al 10. El desempleo
de jefes de hogar, el que más golpea, en el curso
de pocos años saltó del cuatro al diez
por ciento, todavía está muy alto, pero
se ha reducido por debajo del cinco.
El mundo mira con ilusión a
Colombia, Colombia está de moda, la gente quiere
invertir en Colombia, y como lo necesitan nuestras clases
medidas y populares para que aquí haya bienestar,
para que aquí haya empleo, para que aquí podamos
superar la pobreza.
Colombia siempre ha tenido buenas políticas
económicas, diría yo que la crucial política
económica de nuestros días, es la política
de seguridad, por eso no nos podemos equivocar, de ustedes
jóvenes subtenientes depende en muy buena parte
esa confianza causante del éxito económico
del Patria, éxito económico que requerimos
para que haya empleo, para que haya bienestar.
Y quiero saludarlos a todos, a cada
uno de los 491 graduandos de esta mañana, ponerlos
como ejemplo, ustedes no se dedicaron a la pernicia,
ustedes se dedicaron a la bella tarea de la milicia,
ustedes no han pasado los años de la juventud
entre el vicio y el ocio, ustedes han pasado los años
de la juventud en el rigor de la juventud militar, son
un ejemplo para todos nosotros sus compatriotas.
Y quiero extender nuestra felicitación y hacerlo sonar en los aires
de Colombia, al subteniente de infantería Wilmar Reinaldo Sanabria,
primer puesto del curso, quien lleva en su pecho la medalla Francisco José de
Caldas. Y también felicito al subteniente Eduan Fabian Vargas Garnica,
segundo puesto en el área de logística; al subteniente de infantería
Iván Mauricio Díaz Corzo, al subteniente de ingenieros Eduard
Bengi Cala Acosta, y al subteniente de logística, Hernán Darío
Rodríguez Rodríguez.
Ustedes, en nombre de todos sus compañeros
de la promoción Fernando Landazabal Reyes, honran
a Colombia.
Esta tribuna estaba plena esta mañana
con sus papás, con su mamás, con sus hermanos,
con sus familiares.
Queridas familias, los colombianos
agradecemos todos, de corazón, su aporte a la
Patria. Estos muchachos están en lo que quieren,
disciplinándose. Se están fundiendo en
el rigor de la formación militar, pero ustedes
tienen un sentimiento de alborozo, de orgullo y también
un sentimiento de angustia, porque en Colombia la vida
militar es una vida de abnegación y de riesgo.
Como padre de familia, más que
como Presidente, expreso a ustedes, papás, mamás
y familiares, la gratitud del pueblo colombiano, porque
ustedes están aportando lo que más se quiere
en la vida, que es un hijo, para servirle a Colombia.
¡Muchas gracias, subtenientes.
La Patria pone en sus manos nuevas responsabilidades!
Piensen esto: la Seguridad Democrática
lleva dos mensajes, un mensaje de autoridad y un mensaje
de reconciliación.
Autoridad que emana del pueblo colombiano,
que nos ha dado la orden de que Colombia no siga con
terroristas, ni con droga, ni con corrupción.
Y un mensaje de reconciliación.
Cualquiera hoy en la guerrilla, cualquiera hoy en los
paramilitares debería pensar que un país
que tiene seguridad transparente, que es Seguridad Democrática;
que un país que tiene seguridad para todos, que
es Seguridad Democrática, es un país que
le da garantías a quien se quiera reinsertar,
para que regrese a vivir tranquilo, sin mayores riesgos,
en el seno del hogar, en el seno de la comunidad.
Casi 20 mil reinsertados durante este
Gobierno, número sin antecedentes, acredita que
la Seguridad Democrática es un gran paso para
todos. Por eso la Seguridad Democrática, en sus
primero avances, rescata la seguridad; y en el mediano
y largo plazo se convierte en la gran garantía
de la reconciliación.
Amor a Colombia, muchachos subtenientes,
porque cuando hay amor a Colombia las cosas difíciles
se vuelven fáciles.
Porque cuando hay amor a Colombia,
las energías le pueden a la debilidad, el entusiasmo
rebasa la pereza. Cuando hay amor a Colombia, no hay
ninguna tentación de corrupción.
Cuando hay amor a Colombia, y si todos
aportamos amor a Colombia, la Patria sale adelante.
¡Adelante muchachos, por
el bien de la Patria!