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INSTALACIÓN DE LA XXIV VITRINA TURÍSTICA DE ANATO
Febrero 28 de 2005 (Bogotá – Cundinamarca)

Compatriotas:

Qué bueno reunirme esta noche nuevamente con ustedes, que representan lo que tradicionalmente se ha llamado la industria sin chimeneas y que llamaría la industria de la alegría.

En efecto, esta mañana le decía al Secretario de la Organización Mundial de Turismo, a don Francesco Frangialli, que bastante necesita Colombia esta actividad, no sólo por el empleo que genera, por su aporte a la economía, sino porque construye capital social, fraternidad, alegría.

A veces me he puesto a observar esos momentos en que mis compatriotas se vuelcan a las carreteras y veo a todo el mundo alegre. Alegres los que están en una terminal de buses abordando un bus para un destino turístico. Alegre el padre de familia. La mamá que sale con sus niñitos a una carretera. Los niñitos felices con la bandera saludando a los soldados. Alegre la señora del restaurante. Alegre la que vende artesanías. Alegre aquel que encuentra empleo en el hotel. La industria de la alegría. Diría que en una Patria que ha sufrido tanto como la nuestra, nada le produce más alegría que esas jornadas de turismo donde todos nos encontramos felices.

Don Francesco: ayúdenos a conseguir la sede del Congreso Mundial. No vaya a decir allá lo que nos dijo ahora: que sí, que acá hemos mejorado, pero que falta mucho. Eso lo sabemos, todo lo que falta. Diga que esto ha mejorado mucho y que aquí hay que venir y que este país hay que conocerlo.

Mire, a mí muchas veces la Canciller me dice: Presidente, hay que ir a tal parte. Y le digo: pero anda tú, Canciller. Queda mucho mejor representado el país yendo tú. Allá todo está resuelto, los problemas están aquí, déjame aquí. Pero es que, Presidente, que la imagen del país. Y le digo: la construimos cuando la comunidad internacional nos visita. Todo lo que uno saque en folletitos, en fotos, etcétera, la gente lo ve tras el prisma de las malas noticias. En cambio cuando vienen aquí, se entusiasman cuando conocen este país tan bello, cuando conocen este país con esa diversidad, estos colombianos tan atentos.

Este país es muy distinto hablarlo por fuera que sentirlo adentro. Hace algunos meses, cuando invitamos a los directivos de los gremios de los cruceros del Caribe a venir a Cartagena y San Andrés, inicialmente no le hicieron buena cara a la invitación. Creo que vinieron por protocolo. Pero a las dos horas de estar aquí estaban felices. Hay es que traer la comunidad internacional acá. No nos haga ir a Praga en dos años. Praga queda lo mismo con un turista más o con un turista menos. Allá van muchos. Haga que vengan aquí todos los actores del turismo mundial, que aquí necesitamos y tenemos todas las posibilidades.

Como le decía esta mañana: este país tan diverso, con 44 millones de ciudadanos, relativamente bien comunicado en algunas áreas geográficas, donde es fácil a través de las comunicaciones, que todavía les falta mucho pero ahí vamos, encontrar ese gusto de la diversidad.

El turismo interno tiene grandes posibilidades. Generosamente el doctor Oscar Rueda enunciaba una serie de acciones que conjuntamente hemos emprendido y que tenemos que continuar y profundizar y que no vale la pena que me refiera ahora a ellas, que nos está mejorando el turismo interno.

Con el Congreso de la República dimos unos pasos muy importantes para promover el turismo. El año pasado hubo 60 mil millones en inversiones hoteleras.

Este año, me decía el ex Ministro Jaime Alberto Cabal, presidente de COTELCO, usted me dijo esta mañana que 300 mil millones. Me grabé esa cifra con entusiasmo. Porque nos ayuda mucho en el proceso de construcción de los hoteles, de remodelación, de ejecución de las obras. Y una vez empiecen a prestar el servicio, eso nos va a ayudar muchísimo.

Todo este esfuerzo del turismo interno, señor Frangialli, tiene que complementarse con el turismo internacional. Estamos muy cerca de todas partes. Tenemos más de 1.600 kilómetros en el Caribe. Tenemos 1.200 kilómetros en el Pacífico. Tenemos toda la diversidad.

Yo recorro esta Patria y me pasa lo de aquel bohemio enamorado: lo último que veo me olvida de la que vi. Salgo de Leticia y digo: esto es lo más bello del mundo. Y llego a Valledupar y digo: esto es lo más organizado, lo mejor trazado, muchos árboles tan bien plantados. ¿Y llego a dónde más? ¿Cómo le parece el Chocó por donde lo mire? Los ríos que bajan de la cordillera occidental: el Atrato, el San Juan, la cordillerita del Baudó, ese contraste del agua dulce y el agua salada, sus comunidades, ese mar. Mira uno al Pacífico y voltea y ve ese verde de la selva atrás. ¿A dónde más, para que hagamos antojar al señor Frangialli? ¿Cuál? ¿El Quindío? Aquí está la Gobernadora. ¿Usted cómo invitaría al señor Frangialli a ir al Quindío? Pásenle un micrófono para que le haga una invitacioncita, le muestre el Quindío”.

 
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