CONMEMORACIÓN
DE LOS 100 AÑOS DE CALDAS
Junio 15 de 2005
(Manizales – Caldas)
Compatriotas:
Acudo con mucho entusiasmo
a compartir con ustedes en Manizales una fecha
histórica de la
Patria. Hoy, los colombianos celebramos con alborozo,
meditamos en esta historia y prospectamos el
futuro, a raíz de un acontecimiento bien
importante que tuvo ocurrencia hace un siglo:
la creación de los departamentos Caldas,
Huila y Atlántico.
Ese proceso, en lo que
refiere a Caldas, tuvo varios antecedentes.
En 1858 el entonces gobernador
y presidente del Estado soberano de Antioquia,
Don Mariano Ospina Rodríguez, había
propuesto crear el departamento, para darle autonomía
a los promisorios territorios provenientes de
la colonización antioqueña.
Posteriormente, cuando
ya despuntaba el nuevo siglo, el general Rafael
Uribe Uribe, con Aquilino
Villegas y Daniel Gutiérrez Arango -ilustres
ciudadanos de Manizales- propuso la creación
del nuevo departamento; propusieron que llevara
el nombre de José María Córdoba.
Pocos años después, en ese quinquenio
de realizaciones, presidido por el general Rafael
Reyes, nació el departamento de Caldas.
Reyes quiso que llevara
el nombre de Los Andes, pero finalmente tomó el nombre del gran
prócer de la Independencia.
¡Nace Caldas en
un momento de enormes dificultades de la vida
nacional!
En sus agudas palabras,
llenas de historia y de futuro, el gobernador –a quien agradezco
tanta generosidad- nos ubicó en aquel
momento de convulsiones nacionales, en aquel
momento de enfrentamientos entre los diferentes
estados; en aquel momento de inquietudes.
Poco antes había terminado la Guerra
de los Mil Días, el país estaba
sumido en la quiebra y en la desesperanza. El
gobierno de Marroquín había sido
sorprendido con la separación de Panamá.
Parecía la Patria
en un momento sin futuro.
Pero ese gobierno realizador
de Reyes, apoyado por muchos de sus antiguos
contrincantes en el
campo de batalla, como los generales Rafael Uribe
y como el general Benjamín Herrera, acometió un
gran plan de recuperación de la vida nacional,
un gran plan de obras públicas, un gran
plan de navegación, un gran plan de ordenamiento
territorial.
Y en nombre de este último
se dio nacimiento al departamento de Caldas.
Tuvo un gestor, un arquitecto:
el ex ministro y ex senador Alejandro Gutiérrez Arango,
convertido en el primer gobernador. A su memoria
rindo hoy homenaje, no sólo por la coincidencia
que tuvo su periplo con el nacimiento y puesta
en marcha de esta empresa de la Patria, sino
por una razón fundamental que quiero destacar.
El domingo pasado cuando
visitaba a nuestros compatriotas de Manizales
y de Villamaría,
afectados por los deslizamientos de las últimas
semanas, les hacía esta reflexión:
hoy he sobrevolado Caldas, todos estamos bastante
preocupados por la saturación de agua
en estas montañas, por los desgarres,
por los deslizamientos, tenemos que hacer un
inmenso esfuerzo.
Yo, oriundo de una montaña allí,
un poquito más al norte, a pesar de haber
vivido toda la vida entre su corazón,
todavía me asombro por el desafío
de nuestras cordilleras.
Pero le agregaba a mis
casuales interlocutores de Manizales y Villamaría, afectados por
el invierno; de todas maneras la creación
supo a quién poner sobre este territorio.
Y ahí quiero conectar con mi reconocimiento
a Alejandro Gutiérrez Arango, porque con él
empezó lo que hoy es motivo de homenaje
nacional a Caldas, a sus municipios y a Manizales.
Esta ha sido una tierra
de tradición
de buen gobierno, que empezó con Alejandro
Gutiérrez Arango, y que hoy es una expresión
ante la faz del país de buen gobierno,
conducida por las honestas y probas manos de
Emilio Echeverri Mejía; por los alcaldes
de los municipios; por el alcalde saliente de
Manizales, Néstor Eugenio Ramírez
Cardona; y la expectativa de que todo el buen
gobierno continúe con el nuevo alcalde
electo de Manizales.
En efecto, el país ha vivido momentos
muy difíciles de la vida departamental.
Son recientes, muchos departamentos en Ley 550.
Pero cuando miro la evolución de los departamentos,
tengo que reconocer que el que menos fue afectado
por la crisis es Caldas, gracias a su trayectoria
de buen gobierno.
En los últimos años se ha producido
un conjunto normativo bien importante, para complementar
esos pasos de descentralización que el
país venía debatiendo en la última
centuria y que no se concretaban.
Algunos de ellos tuvieron
ocurrencia en la administración
del Presidente Betancur, con la aprobación
de la reforma constitucional para incorporar
la elección popular de alcaldes; y con
la aprobación de las leyes 11 y 12 sobre
competencias descentralizadas.
Otros de ellos tuvieron
ocurrencia con la Constitución
del 91, que trajo la nueva fórmula de
participación de las entidades territoriales
en las rentas nacionales, mecanismos de democracia
directa, una amplia gama de competencias para
los departamentos, e incorporó la elección
popular de gobernadores.
A eso se suman las leyes 358 del 97, la 550
del 99, resalto la 617 de 2000, la 819 de 2003,
la 715 de 2001, la 643 de 2001, y la 782 de 2002,
la 549 del 1999 y la 863 de 2003, todas orientadas
a mejorar el marco descentralizado, administrativo
y fiscal de los departamentos.
¿Qué ha pasado en los últimos
meses, en los últimos años con
los departamentos, apreciada Gobernadora del
Quindío, apreciados Gobernadores de Caldas,
Risaralda y Antioquia, compatriotas todos?
En esta fecha es importante
reconocer cómo
han evolucionado favorablemente los departamentos,
por cuya suerte poco se daba en muchas partes
de Colombia.
De un déficit de 317 mil millones en
el año 2000, los departamentos han pasado
a un superávit de un billón 600
mil millones.
¿Cómo han saneado su deuda? Representaba
un punto y medio del Producto Interno Bruto (PIB)
en el año 1999. Esa reducción relativa
ha llegado a fijarse en 0.7 del PIB.
¿Cómo ha aumentado la inversión?
Ha pasado de 1.3 billones del 2000, a 2.5 billones
en 2004. Con el impulso especialmente de los
dos últimos años, los últimos
cuatro años de vida departamental muestran
un crecimiento de la capacidad de inversión
del 92 por ciento.
Eso sumado a la disminución del endeudamiento.
Eso sumado a la mayor capacidad de aplicación
de recursos a la inversión social y física,
dado el superávit, alienta mucho, motiva
esperanzas sobre el presente y el futuro, sobre
las posibilidades de incremento de su inversión.
Sabemos que las inmensas
dificultades en que ha sido sumida la Patria
producen el efecto de
que una solución en este mar de pobreza
no se observa, pero sí quiero destacar
hoy estas cifras ante mis compatriotas, porque
empiezan a mostrar unos departamentos más
sólidos, con mayor capacidad de atender
a los requerimientos sociales de la Nación.
Quiero leer dos párrafos sobre la situación
fiscal de Caldas.
Por su parte, el departamento
de Caldas –dice
la doctora Ana Lucía Villa, directora
de la División de Apoyo Territorial del
Ministerio de Hacienda, quien ha sido alma y
nervio en la conducción del proceso de
saneamiento fiscal de la nación- dice
en estos dos párrafos: Por su parte, el
departamento de Caldas manejó sus finanzas
con disciplina durante los años 90, gracias
a lo cual sorteó la crisis de finales
del milenio pasado, sin necesidad de poner en
marcha rigurosas medidas de ajuste.
Sin embargo, con el fin
de cumplir cabalmente los límites de la Ley 617; en 2004 adoptó un
programa autónomo de ajuste fiscal, dirigido
a reestructurar sus organismos de control fiscal
y político.
El comportamiento fiscal
y financiero de Caldas en 2004 arrojó los siguientes resultados:
generación de un superávit presupuestal
de 10.858 millones; mantenimiento de la capacidad
autónoma de endeudamiento, con indicadores
de solvencia y sostenibilidad por debajo de los
límites de la Ley 358; generación
de ahorro corriente por 54 mil millones de pesos,
que contribuyó a financiar 69.209 millones
de inversión física, esto es 229
por ciento más de lo invertido en el año
2000.
Un país que diariamente siente el agobio
de las malas noticias, debe hoy aplaudir esta
trayectoria de buen manejo que empezara hace
un siglo con Alejandro Gutiérrez Arango,
y que se proyecta hoy con Emilio Echeverri Mejía.
¡Y qué sigue?
Vengo a Manizales a reiterar
nuestro compromiso con una Nación epicentro de una democracia
progresista no retardataria. De una democracia
de instituciones, no de caprichos de los elegidos.
De una democracia moderna, de una democracia
fraterna. Para lo cual tenemos que trabajar cinco
parámetros: la seguridad, las libertades
públicas, la cohesión social, la
transparencia y la independencia de instituciones.
Una institución cara a la vida colombiana
es la descentralización. Por eso, vengo
a repetir nuestro compromiso con ella y la relacionamos
con la seguridad. Cuando este Gobierno empezó,
casi 400 alcaldes de la Patria estaban hacinados
en cascos urbanos diferentes a sus municipios,
porque los grupos violentos que antaño
habían pedido la democracia directa para
cesar sus operaciones terroristas, eran frecuentes
causas de presión sobre estos mandatarios.
Hoy, salvo uno o dos
casos, gracias a la Seguridad Democrática, todos están ejerciendo
libremente sus atribuciones constitucionales
y legales derivadas del mandato popular. Queremos
construir Patria respetando la institución
de la descentralización. Hemos querido
construir cooperación con todos los alcaldes
y gobernadores de Colombia, sin importarnos su
origen político para edificar ese mínimo
sentimiento de fervor por la unidad nacional,
para que todos, respetando cada uno el marco
de atribuciones del otro, contribuyamos a que
esta Patria cada día se sienta más
unida.
Por supuesto, la situación fiscal de
la Nación es tremendamente difícil.
Cuando los departamentos están ya acabando
de superar su crisis, la Nación apenas
empieza a combatir su crisis de déficit
y su crisis de endeudamiento. En ese marco déjenme
hacer las siguientes apuntaciones de miras a
futuro.
Algunos hablan de que
este Gobierno no ha adelantado una reforma
estructural de impuestos y cuando
les pregunto, qué significa para ustedes
una reforma estructural de impuestos, me contestan,
entre otras cosas, una reforma que reduzca las
transferencias a las regiones.
Yo soy un Presidente
proveniente del más
caro origen comarcano provinciano y regional.
Sé qué significan los recursos
para las regiones. Se qué significa el
reconocimiento de autonomía administrativa
para las regiones. Sé qué significa
la aceptación de que las regiones manejen
con autonomía rentas para construir lo
que el Presidente Lleras Restrepo denominara “un
crecimiento equilibrado de la Nación”.
Por eso, este Gobierno
no auspiciará ninguna
reforma que disminuya las rentas a los departamentos
y a los municipios. Si eso es reforma estructural
de finanzas, nosotros no estamos de acuerdo con
esa propuesta.
Lo que proponemos a los
colombianos es que en la próxima reforma constitucional o legal,
en la que sea necesario definir el nuevo marco
de transferencias a las regiones, una vez termine
su vigencia el acto constitucional aprobado en
la administración presidencial anterior
bajo la rectoría del Ministerio de Hacienda
del doctor Juan Manuel Santos, el nuevo marco
garantice el mantenimiento de las transferencias
y pongamos en concertación el buen cuidado
de aumentar donde sea necesario para garantizar
otro elemento constitutivo de esa democracia
moderna, la cohesión social, que la garantizamos
avanzando hacia objetivos que ya no pueden ser
utopías, que no pueden ser ilusiones de
un futuro remoto, sino desafíos inmediatos,
la plena cobertura en salud para los sectores
pobres de la población y la plena cobertura
en educación con calidad para construir
una Nación con igualdad de oportunidades
que es el signo moderno de la igualdad. Vamos
a mirar eso con inmenso cuidado.
Los gobernadores han
reclamando mayores competencias para que los
departamentos puedan derramar tributos.
Comprendo las razones de sus reclamos. Tenemos
que seguir en esa discusión porque por
un lado, no podemos desconocer la difícil
situación de la Nación, el alto
déficit de la Nación, el alto endeudamiento,
y por el otro lado estamos sometidos a una competencia
internacional en atracción de inversiones
muy severa. Mientras los países centroamericanos
avanzan por la vía de reducir tributos,
que tendrá que tendrá que hacerlo
Colombia en los próximos años,
como contrapartida a la ampliación de
la base de contribuyentes, nosotros perderíamos
posibilidades competitivas si en lugar de reducirlos,
como tenemos que hacerlo, llegaremos a incrementar
tributos.
Por eso de manera imaginativa,
teniendo en cuenta estos límites difíciles, debemos
seguir en esa discusión armoniosa con
los Gobernadores de la Patria.
Hay que pensar en otros
pasos para profundizar la descentralización. Cuando el país
impulsaba la elección popular de alcaldes,
las nuevas normas de fortalecimiento de los municipios,
muchos de los pregoneros que en buena hora estimularon
esas tesis también mostraban y participaban
de apoyar un decaimiento de los departamentos.
Hoy por fortuna muestran
recuperación.
Intentó este Gobierno en el referendo
introducir unas reformas de gran importancia
para la creación de regiones. Fue infructuosa
esa tarea, sobre la cual hay que seguir construyendo
pedagogía en el pueblo colombiano.
La Constitución del 91, entre sus muchos
ciertos, trajo un punto que debemos revisar,
el de la construcción de las regiones
administrativas y de planeación. Hicimos
un esfuerzo en los Conpes. Rápidamente
nos dimos cuenta que no se necesitaban esos instrumentos
para tener una planificación regional.
Como está la figura de las regiones hoy
en la Constitución, me preocupa porque
equivaldría a crear nuevos organismos
burocráticos y en un país que necesita
reducir los costos burocráticos del Estado
para que el Estado tenga más recursos
para invertir en favor de las comunidades, crear
nuevas instancias de costos burocráticos
sería un absurdo.
Por eso, yo creo, que
mientras se define una redacción en el texto constitucional que
concite consenso constitucional en Colombia para
el tema de las regiones, es importante que los
departamentos impulsen asociaciones de planificación,
asociaciones operativas para ganar economías
de escala para poder aplicar, más eficientemente
sus recursos, para llegarle con esos recursos
a mayores coberturas poblacionales con menor
costo. Las asociaciones de los departamentos
son una figura pragmática para avanzar
en una nueva etapa de descentralización.
El señor Gobernador se ha referido a
muchos de nuestros compromisos con Caldas como
reconocimiento a que aquí hay buen Gobierno,
que el Gobierno Nacional aceptó delegar
en la Gobernación de Caldas, la construcción
de lo que corresponde a este departamento en
el Plan 2500, que también tiene un aporte
significativo de las finanzas locales.
Hemos querido trabajar
por Caldas, en medio de nuestras limitaciones
mirando las dificultades
del presente y asomándonos al futuro.
Teniendo en cuenta que era necesario salvar la
CHEC, como teniendo en cuenta que es necesario
salir al Pacífico.
Uno de los promotores
de esa idea, el doctor Mario Calderón Rivera, que aquí nos
acompaña, nos ha estimulado en ese trabajo.
Usted lo ha dicho Gobernador,
ya la Universidad del Chocó nos entregó la primera
etapa del estudio ambiental, porque el Gobierno
Nacional tiene la voluntad de construir la carretera
de Las Ánimas a Nuquí, la tercera
salida del interior del país al Pacífico.
De sur a norte, la de Pasto – Tumaco, la
de Cali – Buenaventura y esta sería
la tercera.
Le he dicho a los vallecaucanos
lo que quiero decir en este centenario de Caldas,
Buenaventura
sus nuevos desarrollos la profundización
de su canal Aguadulce – Málaga,
no pueden entenderse como opciones portuarias
riviales del Golfo de Tribugá. Tribugá no
lo podemos pretender, excluyendo el desarrollo
de Buenaventura y Málaga.
El conflicto colombiano
no puede ser ese. Nosotros lo que tenemos es
un problema con el terrorismo,
la pobreza y la corrupción. Y no podemos
estimular rivalidades por obras que todas se
van a necesitar.
En la visión de crecimiento del país
todas esas soluciones portuarias se van a requerir.
Este Gobierno está empeñado en
avanzar en la pavimentación de una de
las dos carreteras que llegan a Quibdó,
respetando la que iba más adelante, los
recursos los hemos orientados para salir por
Pereira a Pueblo Rico, Santa Cecilia, Tadó,
a buscar ese intermedio chocoano donde se acercan
el Atrato, que corre hacia el norte, y el San
Juan que corre hacia el sur.
Esa es una necesidad
para comunicar el interior del país con el interior del Chocó.
Pero además tenemos que construir la carretera
de Las Ánimas a Nuquí, sobre la
cual se han hecho hoy varios comentarios por
la entrega del primer informe ambiental, porque
esa carretera, que además de ser la tercera
vía de comunicación colombiana
con el Pacífico, es la comunicación
del interior del Chocó con su Pacífico.
Es una tristeza que cuando el avión levanta
en Quibdó, a pocos kilómetros esté el
Pacífico, pero en la mente de los ciudadanos
del Quibdó, está muy lejos, porque
siempre los ha separado una selva intransitable.
Además para cuidar la selva, como hemos
acordado con el Gobernador de Antioquia, en nuestra
lucha para abrir la carretera hacia Panamá,
para cuidar la selva el elemento que mayor educación
ciudadana genera, es abrir caminos porque eso
despierta el sentido de pertenencia a los ciudadanos,
despierta la responsabilidad de los ciudadanos
para cuidar esos recursos ambientales.
Unos ciudadanos alejados
de Nuquí, unos
ciudadanos alejados de Las Ánimas, una
ciudadanía alejada del Chocó, unas
nuevas generaciones que apenas sepan del Chocó por
los libros, por la leyenda, y que no puedan entrar
a conocerlo, a palparlo, a vivir allí en
carne propia sus recursos naturales, sería
una ciudadanía con menos compromiso ambiental,
que una ciudadanía que pueda transitar
de Manizales al Pacífico por la vía
de Santa Cecilia-Tadó, las Ánimas-Nuquí.
Y estamos seguros que
a medida que avance esa vía, compromiso total de este Gobierno,
el sector privado pedirá las concesiones
para instalar un puerto o varios en el Golfo
de Tribugá o en las otras opciones vecinas
en ese Pacífico norte.
Hemos hablado de muchos
temas de Caldas. Hay unos avances, otros avances
que van a empezar
en los próximos días cuando el
Gobernador adjudique la licitación del
Plan 2500, y sé del reclamo de ustedes
para adelantar la rectificación de la
carretera de Manizales a Mariquita. Voy a chequear,
le voy a pedir a la doctora Alicia Arango que
me ayude con el tema y a la doctora Any Vásquez,
cómo va el compromiso de Invías
con la Universidad nacional para poder contar
finalmente con esos estudios que ustedes me han
reclamado reiteradamente en los consejos comunitarios.
Confío muchísimo
en el futuro de Caldas, por sus gentes, por
la capacidad caldense
de superar todas las dificultades, por el capital
social que han construido.
Aquí en esta ciudad le propusimos al
país tres elementos de política
cafetera, ahí vamos avanzando en ellos.
Crece el café orgánico, crece el
café especial.
En nuestra primera reforma
tributaria insertamos una cláusula que la van a disfrutar los
cafeteros este año, la cláusula
para que el mayor porcentaje del precio internacional
se le traslade a los productores.
Los productores colombianos
están recibiendo
este año el 92 por ciento del precio internacional,
un porcentaje sin precedentes, y que supera en
14 puntos lo que se transfiere en otras regiones
productoras del mundo.
En acuerdo con la Federación adoptamos
la estrategia de avanzar hacia las Tiendas de
Café y espero que en pocos años,
en cualquier parte del mundo, los consumidores
del grano puedan entrar a una Tienda Juan Valdez,
Café de Colombia, y encontrar allí el
Café Manizales, o las diferentes variedades
que hoy se estimulan en la Patria, que cada día
nos exigen mayor cuidado para producir mayores
cantidades de cafés especiales y de café orgánico.
Hemos hecho un gran esfuerzo
para darle ingresos adicionales a los campesinos
cafeteros. En 2003
empezamos con la Federación y con las
gobernaciones un proyecto para que en las áreas
de soqueo se sembrar maíz y fríjol,
ese primer año completamos 34 mil hectáreas,
el año pasado 42 mil y el informe que
me ha dado el doctor Gabriel Silva, gerente de
la Federación, es que este año
serán 56 mil.
Y estamos trabajando en muchos aspectos de la
vida social para que los campesinos mejoren su
seguridad alimentaria.
Luis Alfonso Hoyos, otro
hijo distinguido de esta tierra, director de
la Red de Solidaridad,
en coordinación con el Gobernador y con
los alcaldes, ha puesto en marcha el programa
de seguridad alimentaria que ya apoya en el departamento
de Caldas a 98 mil ciudadanos, 20.577 familias,
y también en la ciudad de Manizales.
Mis queridos compatriotas
caldenses, en nombre de todos los colombianos
he tenido hoy el privilegio
de fijar sobre su bandera la presea que el Libertador
creara para honrar a los mejores. Que la Cruz
de Boyacá, más que un premio sea
un reclamo de los colombianos para que ustedes
le sigan sirviendo bien a esta Nación
como ejemplarmente bien le han servido.
Reitero mi compromiso
para luchar hasta el último
momento por el progreso de esta tierra y por
la derrota de los violentos.
En este Gobierno hoy se completan 12.600 desmovilizados,
un proceso de paz sin antecedentes, pero no hecho
en nombre de la blandura sino en nombre de la
autoridad.
Esta tierra ha sido un
epicentro de reconocimiento de la autoridad
como fuente de las libertades.
Confío que con un ejercicio perseverante
de la autoridad, vamos a recuperar la seguridad
y finalmente la reconciliación para todos
los colombianos.
La tarea de la derrota
y de la desintegración
del terrorismo exige perseverancia. Cada revés
debe ser una trinchera que nos estimule a trabajar
más y a ajustar la estrategia para mejorar
el resultado, verán que con la ayuda de
todos Colombia lo va a lograr.
Uno de los escritores de mi tierra dijo bellamente:
“Como desde hace mucho tiempo, desde que
supe que esta tierra era un nudo de caminos,
una historia de abuelos, una fonda de Dios en
tierra fría, quise hundirme en esta piel
de frailejones para sentirme polvo de leyenda,
cocuyo de sus noches, ya como estremecido de
su barro.
Y aquí me tienen con la voz desnuda,
como el eje de luz de su nevado, como su catedral
besando el cielo, como un juglar descalzo que
ha traído una jaula de trinos encantados
para soltarlos en las cuatro esquinas de esta
jaula de sol con campanario.
Vengo de Antioquia a
escribir la historia sagrada de este pueblo
y a decir el asombro de la selva
y el coraje de aquellos montañeros que
un día atravesando el Cauca llegaron a
sembrar el futuro de sus nietos”.
En esta ciudad de Manizales,
a la que tan bellamente han cantado propios
y extraños; en esta
ciudad de Manizales, Manizales del alma, Manizales
de armiño; en este cruce de caminos que
es hoy capital de ciudad universitaria de la
Patria, déjenme agregar aquel poeta de
nuestra comarca, en honor a la ciudad de Manizales:
“En este filo de los Andes, en este promontorio
de nuestras cordilleras, los arrieros antioqueños
se situaron en un punto que les permitió extender
su visión, conectarse con la globalidad”.
¡Felicitaciones
mis compatriotas caldenses!