Resultados de
una política
Cuando este Gobierno empezó,
Colombia tenía casi 30 mil homicidios
por año, este año van 6.686. Con
cinco meses causados del año se nota una
enorme tendencia de disminución. Quisiéramos
poderle decir a la Patria que aquí no
hay asesinatos, pero de todas maneras se ve una
gran tasa de descenso.
Cuando este Gobierno inició,
en la Patria asesinaban a 66 conciudadanos por
cada 100 mil habitantes. Este año van
15 por cada 100 mil habitantes. Confiamos que
se consolide y profundice más este descenso.
Colombia tuvo años en
los cuales asesinaban 168 integrantes de las
organizaciones sindicales. Este año van
3. Quisiéramos rápidamente decir
que no han asesinado uno solo. Este año,
también va una gran reducción en
el asesinado de periodistas y en el asesinato
de maestros.
Nos preocupa lo que ha ocurrido
recientemente con los Concejales de Puerto Rico
en el departamento de Caquetá.
Allí, como en muchas
partes de Colombia tenemos que hacer esfuerzos
superiores. Cuando este Gobierno empezó casi
400 alcaldes de la Patria, elegidos popularmente,
no podían ejercer sus funciones. Estaban
por allí escondidos y arrinconados por
las amenazas de los terroristas. Hoy, salvo uno
o dos casos, todos ejercen libremente sus tareas
bajo la protección de la Fuerza Pública.
Pero General Castro, apreciados
oficiales, mis compatriotas, todos de la Policía:
vamos a aumentar nuestros esfuerzos para proteger
más eficazmente a los Concejales.
Cuando este Gobierno inició,
en la Patria secuestraban 3.050 personas al año.
Este año van 280 secuestros, casi en la
mitad del año. Solamente en relación
con el año pasado, hemos tenido una disminución
del 61.1 por ciento.
Cada domingo hay elecciones
en los municipios. Esos candidatos tienen hoy
las garantías que no tenían. Una
Fuerza Pública que ha facilitado que las
ideas en Colombia se expresen libremente. Una
Fuerza Pública que ha seguido al pie de
la letra la instrucción que me he permitido
dar como Presidente, de que se proteja por igual
al político más comprometido con
las tesis de gobierno y al político más
resuelto a adelantar tareas de oposición. ¡Eso
enaltece la democracia!
Por eso, esta seguridad que
estamos mejorando para los colombianos merece
el título y merece la denominación
de Seguridad Democrática.
Operativo de
Santa Fe Ralito
La semana pasada la Policía
Nacional, teniendo al frente al señor
General Castro Castro ingresó a la zona
de ubicación de Santa Fe Ralito, siguiendo
instrucciones impartidas por el Presidente de
la República.
Los resultados están
a la vista. Lo más importante es que ese
procedimiento ha posibilitado unas desmovilizaciones
y a medida que se concreten el país valorará ese
procedimiento.
Ese procedimiento permitió que
se entienda que los procesos de paz no son para
ganar tiempo a favor de la acción de los
criminales, sino para desmovilizar a todos los
que tengan sincero arrepentimiento y ganar un
gran avance a favor de la tranquilidad de Colombia.
El ingreso la semana pasada
de la Fuerza Pública, de la Policía
a la zona de ubicación de Santa Fe Ralito,
demostró un compromiso de este Gobierno: ¡En
Colombia puede haber zonas para adelantar la
paz, pero en Colombia no puede haber paraísos
de impunidad!
¡En Colombia puede haber
zonas para adelantar la paz, pero en Colombia
no puede haber zonas donde se excluya la presencia
de la Fuerza Pública, donde se excluya
la presencia de la Fiscalía, donde se
excluya la presencia de la instituciones democráticas
de nuestro Estado!
Este Gobierno facilita procesos
de paz, pero la diferencia con anteriores eventos
de la vida nacional, la marca la circunstancia
de que para este Gobierno los procesos de paz
tienen que ser procesos de paz seriamente practicados
como procesos de paz y no simplemente procesos
de fortalecimiento de criminales.
Ley de justicia
y paz
Hoy se discute la Ley que se
llama de instrumentos de Justicia y Paz. Por
supuesto que es una ley controversial, se ha
venido discutiendo desde que este Gobierno la
anunció.
Quiero repetir a todos mis
compatriotas, congregados esta mañana
en la Escuela de Policía General Santander
y por su conducto a todos nuestros compatriotas
que, el eje principal de nuestra política
de paz es la política de autoridad, la
política de Seguridad Democrática.
¡Nosotros creemos que
la paz nace del ejercicio firme de la autoridad!
¡Nosotros creemos que
la paz nace del convencimiento del pueblo de
que hay unas instituciones resueltas a derrotar
al terrorismo, que hay un Presidente, unos ministros,
unos altos mandos, un Fiscal, una administración
de justicia, todos resueltos a derrotar el terrorismo!
¡La paz no nace de la
complicidad de las instituciones con los terroristas! ¡La
paz no nace de consentir terroristas! ¡La
paz nace del ejercicio firme de autoridad!
Y hay temas bastante discutibles
en esa Ley, pero repito:
1. A diferencia del pasado,
esta Ley no se preocupa solamente por la reconciliación,
se preocupa –por primera vez, una ley de
paz en Colombia- por la justicia y por la reparación
a las víctimas.
En el pasado sólo importaba
desmovilizar a los terroristas y se hacía
a un lado el interés por la justicia y
se hacía a un lado el interés por
la reparación de las víctimas.
2. Esta ley es clara en que
no puede haber amnistía ni indulto para
aquellos que hayan cometido delitos atroces,
sean guerrilleros o paramilitares.
3. Esta ley se debe aplicar
por igual a guerrilleros o a paramilitares. No
es bueno que algunos sectores de opinión,
que algunos líderes de opinión,
sigan acariciando la esperanza de que a los unos,
hay que pasarlos por la guillotina, y a los otros
hay que darles perdón total, contraviniendo
la Constitución y las leyes. El sufrimiento
de los colombianos es igual cuando el delito
lo comete el guerrillero, que cuando el delito
lo comete el paramilitar.
4. Esta ley no acepta la conexidad
del llamado delito político con delitos
como el narcotráfico, con delitos de lesa
humanidad. Pero eso no es de ahora. Las dudas
que se han lanzado son infundadas. ¿Por
qué? Porque desde que Colombia adhirió a
la Convención de Viena, incorporó a
su ordenamiento jurídico el principio
de que para el narcotráfico y los delitos
de lesa humanidad no se puede alegar conexidad
con los llamados delitos políticos.
Zona gris
Infortunadamente todos los
terroristas, guerrilleros y paramilitares, se
han involucrado en el narcotráfico. Eso
obliga a que un proceso de paz no pueda ignorar
esas circunstancias. Lo que ha dicho la ley es
que, serán beneficiarios de este proceso,
que serán elegibles para los beneficios
de reducción de penas, aquellos que hayan
tenido como objeto principal de su actividad
delincuencial la guerrilla o el paramilitarismo.
No aquellos que hayan tenido como objeto principal
de su actividad el narcotráfico.
¡Pero miren qué tema
tan difícil! Porque, una cosa es decir
que no se haya tenido por actividad principal
el narcotráfico y otra es tener que reconocer
que guerrilleros o paramilitares han estado involucrados
en el narcotráfico.
Ahí aparece una zona
gris que no podemos ocultar, una zona a la que
nos llevó esta degeneración de
la violencia, tantos años de debilidad.
Una zona que tenemos que encarar claramente ante
el pueblo colombiano. Un tema que tenemos que
proponer a la justicia que en el debido momento
nos ayude a resolver.
Y se discuten otros puntos.
Por ejemplo, se plantea el tema: ¿si alguien
cometió un delito de narcotráfico
antes y después participó en un
grupo paramilitar o guerrillero? Eso tiene de
lo uno y de lo otro.
Este Gobierno ha demostrado
que tiene toda la determinación de derrotar
el narcotráfico. Ahí están
nuestras cifras de extradiciones. Aquí eran
intocables algunos carteles como el cartel del
norte del Valle del Cauca. Hoy, los que no están
extraditados, están buscando escondite
en la clandestinidad.
¡Este Gobierno ha practicado
el principio de que no permite que aparezcan
narcotraficantes a simular de guerrilleros o
a simular de paramilitares!
Y ahí aparece otro problema: ¿si
alguien cometió un delito de narcotráfico
y después participó en acciones
guerrilleras o paramilitares? Es un tema que
se debe discutir ampliamente.
¡No debe haber cartas
ocultas! He estado acostumbrado a lo largo de
mi vida política de discutir todos temas
fáciles o difíciles de cara al
pueblo, a plena luz del día.
La instrucción a los
integrantes de mi Gobierno es que ese tema, como
todos los temas de la ley, se discuta ampliamente,
de cara al pueblo, que las plenarias del Senado
y de la Cámara sean tan transparentes
como las Comisiones. ¡Que nada quede oculto,
que reconozcamos de buena fe las dificultades
de un proceso de esta naturaleza!
Y la propuesta es: que por
delitos anteriores, como delito del narcotráfico,
no se concedan beneficios, pero que, si la persona
participó de veras, no simuladamente,
en un grupo paramilitar o en un grupo guerrillero,
por los delitos cometidos durante la permanencia
en ese grupo y en razón de esa permanencia,
la persona sea elegible para el proceso.
Que se explique claramente,
a la luz del país. Por ejemplo, este señor
que está ahora recluido a órdenes
de la justicia, que está ahora asegurado
por la Policía, de apellidos Murillo Bejarano,
alias ‘Don Berna’, se ha dicho ampliamente
que era narcotraficante antes de ser paramilitar. ¿Por
qué eso no se aclaró a tiempo?
Este Gobierno lo encontró liderando los
grupos paramilitares. Por ejemplo, esa desmovilización
de Medellín, de más de mil paramilitares –que
tanto ha contribuido a reducir el homicidio en
esa ciudad-, esa desmovilización, en parte,
fue liderada por él, que ahora se ha comprometido –como
resultado de los operativos de la semana pasada-
a desmovilizar gran cantidad de integrantes del
paramilitarismo que dependen de él.
Miren los problemas que tenemos.
Lo encontramos como paramilitar, hemos trabajado
procesos de desmovilización de grupos
que ha dirigido él y que son paramilitares
y también está incurso en narcotráfico.
Otro aspecto importante que
se debería dilucidar, es: ¿qué pasó con él,
antaño? Que se le diga al país
claramente, si las instituciones, si los gobiernos
tuvieron o no complicidad con él en el
pasado, para perseguir otro grupo narcotraficante.
Y hago esa pregunta con una
autoridad moral. ¡Este Gobierno, yo como
Presidente de Colombia, nos hemos propuesto –con
la Fuerza Pública- derrotar a los terroristas,
sin aliarnos con otros terroristas!
De acuerdo con mis adversarios,
bien podría haber hecho una alianza clandestina
con el paramilitarismo para derrotar a la guerrilla. ¡Yo
no nací para esas clandestinidades! ¡Yo
soy combatiente, lleno de defectos como toda
obra humana, pero combato de frente!
La instrucción que se
le ha dado a las instituciones de Colombia es
derrotar por igual a guerrilleros y a paramilitares. ¡Sino,
que vean las cifras!
Cuando aquí no se perseguía
al paramilitarismo, cuando nos entregaron a nosotros
una fuerza crecidísima de paramilitares,
en este Gobierno casi 10 mil paramilitares han
sido puestos presos y hasta hace poco, iban dados
de baja más de 1.182 paramilitares.
A los Gobiernos hay que juzgarlos
por los resultados. ¡Yo tengo la autoridad
moral de no haber permitido, de no haber auspiciado
ninguna alianza con grupos terroristas para combatir
otros grupos terroristas!
Es bueno, pues, que se escudriñe
y que se haga claridad, a ver si el narcotraficante ‘Don
Berna’, a quien nosotros encontramos cuando
empezó el Gobierno como uno de los más
poderosos líderes del paramilitarismo,
cuya captura ordenamos la semana pasada a la
Policía Nacional, de cara al país,
quien ante esa presión tomó una
decisión de entregarse a las autoridades,
a quien el Gobierno claramente, francamente,
de cara al país, aceptó concederle
el beneficio de desmovilizado.
Ese señor ‘Don
Berna’, que hoy está a órdenes
de la justicia, desmovilizado sí –porque
no quiero mentirle un ápice al pueblo
colombiano- pero asegurado por la Policía,
es bueno decirle al país qué alianzas
se tuvieron con él en el pasado para derrotar
otros grupos de narcotraficantes.
Y regresando al tema de la
Ley, déjenme decir de manera clara, que
este Gobierno no puede saber de escondite, que
lo que se hable sobre una ley de esas, dentro
de cuatro paredes, se debe hablar ante todos
los colombianos sin noción de encierro,
paladina y claramente. Por eso invito a que el
debate continúe, mirando la mejor conveniencia
nacional.
A alguien le dije: ‘¡claro
que yo habría preferido, la semana pasada,
que la presión militar sobre Murillo Bejarano
hubiera terminado con su aprehensión física,
pero como terminó, terminó bien,
no siendo lo ideal’. ¿Por qué terminó bien?
Porque se pudo demostrar el imperio de la Ley
en la zona de paz, el imperio de las autoridades
en la zona de paz. Se pudo demostrar el imperio
de la justicia y el acatamiento del Gobierno
y de la Policía a las órdenes de
la justicia.
Y hubo el compromiso –que
el Comisionado empieza a ejecutar- de desmovilizar
todas esas estructuras paramilitares. Porque
lo digo sin jactancia: ¡procesos de paz
sí, pero para que se desmovilicen!, ¡procesos
de paz sí, pero para que Colombia gane
tranquilidad!
Los procesos de paz no son
perfectos, pero cuando hay buena fe, hay que
tramitar los procesos de paz. Lo dice quien ha
creído con su actitud, dar un ejemplo
en materia de autoridad firme.