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CONMEMORACIÓN DE LOS 45 AÑOS DEL DIARIO LA OPINIÓN
Junio 30 de 2005 (Cúcuta – Norte de Santander)

Compatriotas:

Impongo con inmensa satisfacción la Medalla al Mérito de las Comunicaciones Manuel Murillo Toro, Primera Clase en Oro, a La Opinión, en este aniversario tan importante.

Es un reconocimiento en nombre de la Patria entera, a las mujeres y a los hombres de Norte de Santander, cuyo esfuerzo se ve materializado en este moderno periódico, a cuya fundación concurrieron y contribuyeron prohombres de la Patria, oriundos de esta tierra nortesantandereana: el ex presidente Virgilio Barco Vargas, Eustorgio Colmenares, Eduardo Silva, Alirio Sánchez y León Colmenares.

Desde un pequeño semanario con oficinas alquiladas, chivaletes e impresora manual de un pliego, La Opinión, recorriendo el camino de la inteligencia y el trabajo, ha llegado a lo que es hoy: un diario con todas las armas de una empresa moderna, totalmente sistematizado y vinculado al mundo por el sistema satelital.

La Opinión, concebido para la circulación local entre la vasta comunidad binacional de Norte de Santander y Táchira, escrito con criterio de país, insertado plenamente en el universo, a través de Colprensa y de las agencias internacionales.

Aquí con sus directivos y trabajadores, sí que se entiende bien cuáles son los retos, las dificultades del periodismo de la Patria.

Eustorgio Colmenares, su fundador y director durante 20 años, fue asesinado como tantos compatriotas exponentes del periodismo, asesinado a manos de esa pesadilla que es el terrorismo que tanto ha afectado a la Patria.

Recuerdo cómo en aquel año, en esa fecha luctuosa, la solidaridad del pueblo de Norte de Santander, de todos los colombianos y de la comunidad internacional, se expresó en oleadas de indignación, declaraciones y homenajes póstumos, como los de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y los diferentes círculos que aglutinan esa defensa de la libertad del periodismo en nuestra Patria.

Apreciados compatriotas de Norte de Santander, en un rápido recorrido por la Patria encontramos tres momentos difíciles para el periodismo: en el Siglo XIX, muchas de las guerras civiles se declararon y se surtieron para rescatar las libertades públicas o para sacar adelante reivindicaciones de libertades públicas. Bastante amordazado por épocas estuvo el periodismo.

En algún momento posterior, ya bien avanzado el Siglo XX, se temió que los fenómenos de concentración de la riqueza, se convirtieran en monopolios periodísticos que impidieran el libre ejercicio de la profesión.

Afortunadamente, la revolución tecnológica en el área de las comunicaciones ha impedido a la consolidación de esos fenómenos y ha devuelto las posibilidades a ejercicios tan importantes para la libertad de prensa, como este que realiza La Opinión.

En nuestra Patria, el terrorismo se ha convertido en otra amenaza. ¡Qué paradoja, no ha sido la acción del Estado colombiano la amenaza al periodismo, sino la acción del terrorismo, en tantas épocas, enfrentada con la debilidad del Estado!

Este proyecto de Seguridad que diariamente desarrollamos, con todo el entusiasmo, con todo el amor por Colombia, lo llamamos Seguridad Democrática por muchas razones. Por razones históricas, por razones de coyuntura y por razones de prospección de la Patria.

Históricas, para diferenciar nuestro concepto de Seguridad con la doctrina de la Seguridad Nacional que recorrió el continente, que se utilizó para suprimir libertades, que se utilizó para maltratar los derechos de los disidentes, que se utilizó para perseguir a los opositores de los gobiernos de turno.

La nuestra es todo lo contrario. ¡Es una seguridad para las libertades, para la democracia, para el pluralismo! ¡Es una seguridad para que los avances democráticos de Colombia con la elección popular de Alcaldes, con los mecanismos de participación directa de la Constitución de 1991, con la elección popular de Gobernadores, para que todas esas libertades se puedan practicar en nuestra Patria.

Esta Seguridad es Democrática porque la convicción –aquella que se anida en la intimidad del Gobierno y la que se expresa permanentemente en público y en privado-, es proteger por igual a los amigos de las tesis de Gobierno y a los opositores.

He dicho a la Fuerza Pública, en privado y ante todos los colombianos, que hay que proteger por igual al empresario que al sindicalista, al trabajador rural que al empresario agrícola. Que hay que proteger por igual al alcalde originado en un proceso político contrario a las tesis de Gobierno, que aquel cercano al Gobierno. Que hay que proteger por igual al parlamentario que defiende las iniciativas del Gobierno, como al parlamentario más radical en la oposición a las tesis de Gobierno. ¡Vamos a seguir en esa tarea!

Y esa seguridad, en un país de opinión como Colombia, que no puede seguir tendiendo vacilaciones porque cada vez que en la historia ha habido vacilación en materia de seguridad ha crecido el terrorismo, esa seguridad tiene que ser sostenible y su sostenibilidad depende del apoyo de la opinión, que a su vez reposa en la eficacia de esa seguridad, en la persistencia de la voluntad política, en la transparencia de esa seguridad.

En aras de la transparencia, nosotros hemos emprendido, conjuntamente con el propósito de hacer que la seguridad sea eficaz, la tarea de que sea totalmente respetuosa de los derechos humanos.

Todos los días en Colombia hay mayor reconocimiento al apego a los derechos humanos por parte de nuestra Fuerza Pública. Hemos impartido la instrucción de que la acción en la iniciativa militar y policiva, tiene que dirigirse a eliminar todos los factores de terrorismo en la Patria, sean guerrilleros o paramilitares. Las oportunidades de reconciliación las hemos ofrecido por igual.

Cuando este Gobierno empezó, en la Patria estábamos asistiendo a 29 mil asesinatos al año. Quisiéramos tener mejores resultados, pero al concluir la mitad del año 2005, llevamos 8.114. Venimos de 29 mil por año.

Se estaban asesinando 66 colombianos por cada 100 mil habitantes. Al concluir la primera mitad del año 2005, se están asesinando 18. Uno no debería medir en cifras el tema de la violencia, mientras menor sea el número de homicidios más sensible cada homicidio, mientras menor sea el número de secuestros más sensible cada secuestro, pero no podemos ignorar las tendencias.

Cuando este Gobierno empezó, en nuestra Patria estaban secuestrando 3.050 ciudadanos al año. Eran 1.883 secuestros extorsivos. Quisiéramos decirle al mundo, a nuestra comunidad, que el secuestro está eliminado. No lo hemos logrado pero lo vamos lograr. De 3.050, en la primera mitad de este año, llevamos 339, 168 extorsivos.

Y en la idea de asignar responsabilidades individuales como causa determinante de mejores resultados, los señores generales Jorge Daniel castro, comandante de la Policía y Freddy Padilla de León, Jefe del Estado Mayor Conjunto, son los responsables ante el Presidente de la República de la política de erradicar el secuestro, de trazar la política, de hacerle seguimiento, de buscar evitar el secuestro y de buscar rescatar a cada secuestrado. Eso va dando resultados importantes.

Me tengo que referir, en este aniversario tan importante de La Opinión, que es un aniversario importantísimo de la libertad de prensa en la Patria, a qué ha pasado con los periodistas.

En la Patria, estaban asesinando 11, 13 periodistas al año, este año nos han asesinado 2. Quisiéramos decirle al mundo que estamos en cero asesinatos de periodistas, infortunadamente todavía no lo estamos. Pero vengo a La Opinión, con todo el compromiso patriótico, a repetir nuestra determinación de luchar para que ningún periodista de Colombia sea coaccionado, amenazado, asesinado. No se puede perder de vista el avance de la tendencia.

Cuando este Gobierno, empezó casi 400 alcaldes de la Patria no podían ejercer porque los grupos violentos no les permitían. Me preguntaba con asombro, ¿pero si la Farc, en tantas ocasiones justifica su accionar terrorista sobre el argumento de que en Colombia no se permite la elección popular de los funcionarios más cercanos al pueblo como los alcaldes, cómo se convierte en el sicario y en el verdugo de esa expresión de la democracia?

Hoy, con excepción de uno o dos, protegidos por la Seguridad Democrática, todos los alcaldes de Colombia, sin considerar el origen político de su elección, pueden despachar en su respectivo municipio.

Tuvimos años de asesinar en Colombia 168 dirigentes sindicales, ¡una tragedia! Quisiera decirle al mundo que hemos superado totalmente ese flagelo, todavía no hemos logrado lo que queremos. En la primera mitad de este año, nos han asesinado 7 ciudadanos vinculados a las organizaciones de los trabajadores. Vamos a seguir esta lucha.

Esta mañana al llegar a Cúcuta, tuve la oportunidad de realizar un Consejo de Gobierno, como frecuentemente lo realizamos, dividido en dos etapas, todavía continua a cargo de los altos mandos militares. En una primera etapa para escuchar ciudadanía y en una segunda etapa para hacer las evaluaciones con el Ministerio y los altos mandos.

Déjenme darles un reporte optimista sí, pero con la menor subjetividad sobre Norte de Santander.

Hay una gran disminución en el homicidio en las masacres, en el secuestro. Hay temores. Por ejemplo, ha habido mucho temor en el sentido de que la desmovilización de los mal llamados paramilitares de La Gabarra y el Catatumbo, abra espacios que cope nuevamente la guerrilla.

Sobre eso quiero decir lo siguiente: nosotros encontramos a Norte de Santander, como a tantas regiones de la Patria, dividido entre guerrillas y paramilitares.

Yo preguntaba esta mañana: ¿la situación hoy es mejor? Y me decían: sin duda. Entonces, alegrémonos de la desmovilización de los paramilitares del Catatumbo, si fueran buenos, con su presencia esto se habría tenido que arreglar y no se habría puesto tan malo como se puso.

A mi me gusta, permanentemente, pedirle a Dios que me ilumine para hacer un cotejo entre la teoría y la práctica. Entonces ese tema del paramilitarismo no es meramente teórico su rechazo, es práctico.

Las democracias no pueden pretender defensa de la ciudadanía, distinta a aquella que se provee por los conductos institucionales. Y en lo práctico, ¿qué ganó el país con ese remedio?: nada, se empeoró la situación. Pero sí hay que preguntarse, hay que aprender para la historia, para el futuro, a los ciudadanos no se les puede abandonar.

Regiones abandonadas por parte del Gobierno central, en medio del desespero para liberarse de la tragedia guerrillera, acudieron ante esa orfandad de Gobierno, a una medicina que se convirtió en otra tragedia, la paramilitar.

Vamos a seguir con afecto por esta tierra, con devoción por las angustias de cada uno de ustedes –apreciados compatriotas de Norte de Santander- trabajando por devolverles la paz.

Teníamos un batallón con 130 hombres, hoy hay 3.700 soldados, allá en esa área del Catatumbo, buscando que podamos tener una paz de verdad, democrática, institucional; no una paz aparente, no una paz ilegítima. Una paz derivada de la presencia de la Fuerza Pública en esa región con tantas posibilidades para el futuro de esta tierra.

Entre las muchas excusas que se han presentado en Colombia históricamente, frente a la inactividad en materia de seguridad, quiero resaltar dos o tres.

Se ha dicho: ‘es que las operaciones no son permanentes, la Fuerza Pública entra y sale’. Repito ante ustedes: nuestra decisión en el Catatumbo es una presencia militar permanente, dinámica, no estancar la Fuerza Pública, mantenerla en el área con mucho dinamismo.

Ajustar la política todos los días para mejorarla en sus resultados. Que los terroristas no puedan dormir tranquilos, que el único día en el cual puedan empezar a dormir tranquilos, sea el día en el cual acepten reinsertarse, ponerse –como tenemos que ponernos todos- como súbditos de la Constitución y del ordenamiento jurídico.

También he encontrado otra disculpa: ‘que no hay voluntad política’. Aquí la hay, y de sobra. Y más como ciudadano que como Presidente, pediré todos los días al pueblo colombiano que no se vuelva a desfallecer en la voluntad política para derrotar el terrorismo. Cuando hay esa debilidad, el terrorismo se crece.

El Presidente Kennedy, en aquel bellísimo discurso de posesión –muchas de cuyas frases permanentemente se recuerdan- advertía algo bien aplicable hoy, lo advertía frente a otra situación, en nosotros bien aplicable al terrorismo: “quien quiere cabalgar en las ancas de ese tigre, termina devorado”. La Patria tiene que pensar eso.

Ahora, la política de firmeza no se excluye con la política de negociación. Lo que pasa es que a la negociación no se llega a través de la debilidad, a la negociación solamente se llega a través de la firmeza, que es lo que da credibilidad.

Y es el ejercicio permanente de autoridad el que muestra el camino correcto de la negociación a los terroristas.

Muchos temas hay para examinar en Norte de Santander.

Por ejemplo, se ha dicho también, que una de las razones del fracaso de las políticas de seguridad es porque no hay acompañamiento social en inversión, a la tarea del Ejército y de la Policía.

Nosotros hemos tenido una situación muy delicada. Esta Patria pasó, ustedes recuerdan con superior cariño y admiración al presidente Virgilio Barco, cuando el terminó su Gobierno, las finanzas públicas de Colombia estaban en equilibrio, 12 años después –cuando este Gobierno empezó- las finanzas públicas de Colombia estaban en un déficit del 4.2 por ciento.

Cuando el Presidente Barco terminó su Gobierno, el endeudamiento consolidado de los sectores públicos de la Nación no superaba el 16 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), el del Gobierno Central era del 10, 12; doce años después –cuando este Gobierno empezó- ese endeudamiento había subido al 54 por ciento.

Esto ha sido una tarea difícil, bastante difícil, pero estamos haciendo un enorme esfuerzo en seguridad para acompañar a la Fuerza Pública. Lo pudimos ver con el señor Gobernador, los alcaldes y muchos de ustedes, hace mes y medio, en nuestro Consejo Comunitario de Tibú.

La tarea de erradicar la pobreza no es fácil, pero tenemos tanto empeño en devolverle la seguridad a los colombianos, como en erradicar la pobreza. Y miren qué relación: sin esa decisión para seguridad, no hay decisión para inversión. A este país se le había caído la inversión privada al 6, 8 por ciento del PIB. Ha vuelto al 12.

Colombia empieza a mostrar en los últimos 2 años, 3 años, un crecimiento sostenido y lo que hay que mirar es la tendencia, no el crecimiento de un año.

Este año tenemos una cosa importantísima: los contribuyentes muestran que en 2004 duplicaron sus inversiones frente a 2003. Ha incidido bastante la confianza que se recupera en Colombia, acompañada de incentivos tributarios orientados al crecimiento y al empleo.

Yo tengo confianza, que en medio de tantas dificultades, vamos a ir avanzando en esa política social que tiene como causa el restablecimiento de la confianza, para que esa confianza genere ingresos, genere empleo, genere inversión. Y a su vez, esa política social se convierte en causa de una política de paz que pueda ser estable, sólida en el largo plazo.

Con el Gobernador, con el Ministro de Protección, hemos estado mirando permanentemente cómo vamos en Norte de Santander en el tema de la Revolución Educativa, en el tema de la Protección Social.

En este Gobierno ha habido un gran crecimiento del régimen subsidiado de salud. Y, con el liderazgo de la bancada nortesantandereana y muy especialmente del senador Eduardo Benítez, el Congreso de Colombia está aprobando una ley de trascendencia para que podamos llegar rápidamente a universalizar la cobertura de salud a favor de los colombianos.

Avanza la Revolución Educativa. Nosotros pasamos de un Sena burocrático y clientelista, derrochador de recursos, que formaba un millón de estudiantes al año, a un Sena que este año va a formar alrededor de 3 millones y medio de colombianos y que va para 4 millones.

Hemos crecido Bienestar Familiar en un 40 por ciento. Propusimos otras tareas. Por ejemplo, afincar parte de ese crecimiento en niños menores de 5 años –ya le estamos llegando con un desayuno a 517 mil-. Hay una licitación para adjudicar otros 500 mil cupos -que se adjudica ahora en el mes de julio-, confío que sea de gran importancia para Norte de Santander.

Y como el proceso de la política social tiene que ser un proceso que no apunte a remediar con alcance de corto plazo, sino a cambiar la estructura del ingreso, el año entrante vamos a empezar una nueva etapa de la Revolución Educativa: llegarle con educación a los niñitos de Bienestar Familiar que solamente están recibiendo nutrición. En cuanto más se anticipe la llegada del niño al aparato escolar, en cuanto más se anticipe la educación para los niños, es mayor la garantía de construcción de buena ciudadanía.

Estamos trabajando con devoción, para que las familias pobres de la Patria puedan educar sus niñitos. Veníamos pagándoles a 340 mil Familias en Acción. Este año, con la ayuda de Dios vamos a terminar en 500 mil familias. Un subsidio para que los niñitos puedan estudiar.

Comprendo enorme dificultades de Norte de Santander.

El tema de la droga. Además de la lucha contra las mafias, que no tiene antecedentes en extradiciones, en capturas, está la lucha para la erradicación de los cultivos. Nos falta mucho.

Ya tenemos unos grupos de erradicación manual trabajando en La Gabarra. No para reemplazar las fumigaciones, pero sí para vincular colombianos en la erradicación manual y acelerar la erradicación de la droga.

El programa de Familias Guardabosques ya empieza a practicarse en Norte de Santander con campesinos que estaban vinculados a la droga, que se desvinculan de la droga y con quienes el Estado hace el convenio de que cuiden las áreas libres de droga, cuiden la recuperación del bosque y además, tengan desarrollos económicos sostenibles.

Confío que la Patria pueda ir derrotando la droga en todas partes y muy especialmente, en esta tierra nortesantandereana.

Se de la angustia de ustedes por el comercio de Cúcuta. Con el Alcalde, el Gobernador, los gremios, los parlamentarios, luchamos durante un año hasta que encontramos una primera solución. Hoy me decía el Presidente de FENALCO, que de los 30 mil millones de créditos subsidiados que finalmente logramos aprobar -que le cuestan al Presupuesto Nacional, en subsidios de tasa de interés 5 mil millones- ya se han adjudicado 27 mil, para una cifra de alrededor de 2.500 medianos y empresarios de Cúcuta.

¡Nuestra revolución del microcrédito en la ‘Construcción de un País de Propietarios’ empieza a expresarse también aquí!

En alguna ocasión en un Consejo Comunitario me dijo el Alcalde: ‘que el Fondo de Garantías nos ayude para el banco de los pobres’. Dije: yo para el banco de los pobres no le ayudo, yo le ayudo para el Banco del Progreso. A los pobres lo que hay que hacerles no es decirles a toda hora pobrecitos, sino ponerlos en una senda de progreso y de avance. Y en medio de tantas dificultades eso va bien.

Cualquier cosa que se haga es poca para la pobreza y las dificultades de Colombia, pero tenemos todo el entusiasmo de no perder un momento para que el país avance.

Veo con inmensa ilusión la posibilidad del biodisel, del alcohol carburante, de la palma africana. Esa región de ustedes allá, en La Gabarra, en el Catatumbo, con la calidad de los suelos, las corrientes de agua limpia, la lluviosidad por año y por centímetro cuadrado, tiene todas las condiciones para ser un emporio de biodisel.

Este año, gracias a la Seguridad Democrática, a los incentivos tributarios que nos aprobó el Congreso de la República, a la orientación de los recursos de subsidios, a las asociaciones campesinas –decisión de este Gobierno-, Norte de Santander siembra alrededor de 5 mil hectáreas de palma africana. Eso, nos ilusiona muchísimo y el país va empezar este año a producir el primer millón de litros diarios de alcohol carburante, grandes fuentes de empleo, de recuperación del sector rural de la Patria.

Y estamos trabajando aquí, para estimular esa vocación de ustedes por el café orgánico, por el café especial. Qué bueno que rápidamente podamos ver ese Café Toledo y esas otras expresiones del café nortesantandereano, en tiendas Juan Valdez que inunden el mundo, como lo ha hecho Starbucks.

Tenemos un gran compromiso con toda esa caficultura de la cual ha vivido en muy buena parte la ladera nortesantandereana.

El carbón en esta región tiene todas las posibilidades. En alguna forma se ha restablecido la posibilidad de sacarlo por Venezuela, no plenamente, pero reitero ante ustedes el compromiso de avanzar para tener unas vías de Norte de Santander al río Magdalena y a la Costa Caribe, que faciliten exportación de todo el potencial de carbón de este departamento, sin vicisitudes, sin incógnitas, a través del territorio de la Patria.

Ustedes saben que durante muchos meses discutimos y buscamos los recursos, hasta que empezara un plan vial importante en el departamento. Ayer lo evaluaron con el Director de Invías. Va bien la carretera de Ocaña, estamos incursionando en ese camino de la Patria, que recorrió de niño el general Santander para transportarse de Villa del Rosario al colegio San Bartolomé, lo que se ha llamado la vía central del norte. Estamos ahí en las primeras incursiones de pavimentación.

Más atrasados, por dificultades técnicas, vamos en la recuperación de la carretera Pamplona – Cuesta Boba.

Y se que son, en términos generales, esos contratos que suman 80 mil millones van bien, pero las expectativas adicionales son muchas y justas todas.

Reitero el compromiso que tan pronto Ecopetrol pueda reanudar un ritmo más importante de producción de petróleo en el Catatumbo, Ecopetrol en reciprocidad a eso, va a emprender la tarea de recuperar la carretera de Cúcuta a Tibú y a La Gabarra.

Y los carboneros me han dicho que no basta con concluir, con llevar a la práctica el sueño de tantos años de una buena carretera pavimentada a Ocaña, sino que es necesario mejorar una carretera que existe más al norte del departamento y que comunica con el río Magdalena y con una de las troncales del Caribe más al norte de Aguachica. Vamos a avanzar a ver cómo lo logramos.

Cuando venía al primer Consejo Comunitario, muy al inicio del Gobierno, en el avión me decían los parlamentarios: ¿y qué se va a hacer con el acueducto de Cucúta? Estamos en esa tarea.

Primero, reitero ante ustedes el compromiso que hice en ese primer Consejo Comunitario: la deuda del Gobierno Nacional, que hoy asciende a cerca de 100 mil millones, no se le cobra a Cúcuta ni al departamento, se capitaliza para tener una empresa próspera, que sea capaz de resolver los problemas estructurales y de largo plazo que amenazan la provisión del acueducto de Cúcuta.

Segundo: hemos realizado una tarea de saneamiento que va bien. Los indicadores de la empresa son bastante mejores.

Y tercero: necesitamos unos recursos muy cuantiosos, que el departamento no está en condiciones de aportar, el municipio tampoco, la Nación tampoco. ¿Qué vamos a hacer?: un esquema de capitalización social, para buscar esos recursos.

Aquí saludé al Presidente del sindicato. Tengo que agradecer a la organización sindical la manera como ha entendido las soluciones que debemos implementar para sacra adelante ese empeño de los nortesantandereanos. ¡Da gusto encontrar un sindicato con esa responsabilidad!

Calor que le dije: necesitamos unas ayuditas de más. Y ellos –yo sé- que en un diálogo con Evamaría (Uribe, superintendente de Servicios Públicos) nos tiene que ayudar el Gobernador y el Alcalde, con el doctor Juan Lozano (Alto Consejero Presidencial), van a dar esas ayuditas de más para salvar la empresa.

Y, vamos a hacer en poco tiempo lo mismo que hemos hecho en Cali. Estamos salvando a Emcali, en un proceso bello de participación de todos los usuarios. Que todos los usuarios del acueducto de Cúcuta sean socios, a través de un pequeño aporte en la tarifa mes a mes. Y que aquellos sacrificios de la convención colectiva del sindicato, se les entreguen en acciones de la empresa y que el operado que escojamos en un concurso público y transparente, también haga aportes.

Yo diría que hemos concluido bien la primera etapa: sacar a la empresa de esa crisis inmediata, pero ahora hay que proyectarla hacia delante, porque este acueducto necesita inversiones del orden de 90 mil millones en los próximos años.

Me emocionan los temas de Norte de Santander. Quisiera referirme detalladamente a cada uno de ellos, en ocasión tan importante.

Esta mañana sentía una reconciliación con la naturaleza cuando me bajaba del avión y me llegaba este clima y las brisas del Pamplonita.

Quiero decirles a ustedes, que con fe en la Patria, con fe en el presente y en el futuro, vamos a construir una Colombia en la cual las nuevas generaciones puedan vivir felices. Una Patria en permanente debate ideológico, pero sin antagonismos y sin agravios.

No puede haber antagonismos, porque el antagonismo enceguece, el antagonismo evita que haya creatividad para resolver imaginativamente los problemas.

Y no puede haber agravios, porque el agravio personal hace que la mirada se desvíe del problema a la persona. Aquí hay que resolver problemas, no agraviar ciudadanos.

Confío que la orientación democrática de la Nación nos permita tener mejores escalones de avance en este propósito.

Una Patria en debate, pero solidario. Si no hay solidaridad en el debate no hay creatividad.

Una Patria que construya equidad social, pero sin ofrecer más de lo que se puede. Hay que hacer más de lo que se puede, pero no ofrecer más de lo que se puede.

Una Patria que construya equidad social con amor, con solidaridad, sin odio de clases.

Esas sociedades que convocan a la política social con gérmenes de odio de clases, nunca logran buenos resultados de política social.

Y en eso de generosidad, Norte de Santander es un ejemplo. Leo su himno y me emociona en ese coro: la Patria, la Patria, la Patria.

Nadie extrañaría que esta tierra ignorara al General Bolívar, que esta tierra solamente hiciera la apología del General Santander, su hijo, quien puso la ley al servicio de la virtud. La generosidad de esta tierra le dedica a uno una estrofa y al otro, otra.

Esta tierra es una invitación permanente a querer a Colombia y a enfrentar los problemas de Colombia con solidaridad.

Muy apreciado doctor José Eustorgio, doctor Raúl y queridas familias: recuerdo mucho a su padre, me dolió inmensamente cuando la asesinaron. Confiamos que la tarea para ustedes, los periodistas de Colombia, todos los días sea más tranquila. Ese es un compromiso del alma de la Seguridad Democrática.

Mis compatriotas nortesantandereanos: La Opinión es una institución de ustedes y de la Patria. Que estos años sean apenas el principio.

Muchas felicitaciones.

¡Que viva La Opinión, que viva Norte de Santander y que viva Colombia!”

 
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