ENCUENTRO CON
SARGENTOS MAYORES DE LAS FUERZAS MILITARES
Junio
25 de 2005 (Bogotá – Cundinamarca)
Compatriotas:
Ustedes cumplen una labor
de heroicidad con esta Patria. Hace dos días, cuando el
ex presidente norteamericano Bill Clinton venía
a Bogotá por unas horas, recuerdo que
en el hotel Tequendama le dije, por ahí,
en los pasillos: ‘Presidente Clinton, camine
salude este policía, camine salude este
soldado, camine salude a este de la policía
militar, que ellos son nuestros héroes’.
Este país, tan afectado por guerrilla,
narcotráfico, en los últimos años
por paramilitares y corrupción, tiene
en su Fuerza Pública la mayor expresión
de heroísmo y tiene en su Fuerza Pública
la mayor esperanza.
Las nuevas generaciones
de colombianos anhelan un país donde puedan vivir donde puedan
vivir felices. Un país sin narcotráfico,
un país sin guerrilla, un país
sin los paramilitares, un país sin corrupción,
un país sin oportunidades. Y esa política
de Seguridad tiene inmensa relación de
causa – efecto, piénsenlo bien,
con la generación de empleo y con la política
social.
Si no hay seguridad,
no hay inversión
en Colombia. Si no hay inversión no crece
la economía. Sin crecimiento de la economía
no hay empleo. Y sin una economía en crecimiento,
no hay manera de que el Estado obtenga los recursos
para poder hacer inversión social.
Que se necesita inversión social, mucha,
pero si no hay ese principio derivado del ejercicio
de autoridad -que ustedes aplican, valerosamente-
no se restituye la confianza para invertir, generar
empleo, expandir la economía, producir
los tributos que el Estado necesita para la inversión
social.
Quiero pues, destacar
inmensamente la tarea de ustedes, agradecerles.
Les agradezco de todo
corazón porque es una tarea heroica.
A manera de repaso de
algunas cosas que ha dicho en casi tres años de Gobierno, hemos hablado
de la necesidad de que haya en la Fuerza Pública,
siempre, agresividad, ir a la iniciativa. Siempre,
transparencia. Hay que combinar la agresividad
con la transparencia, es una necesidad.
Agresividad para derrotar a los terroristas,
para que no quede un terrorista, para capturarlos,
derrotarlos, darlos de baja. Para presionarlos,
a fin que se reinserten. Pero, al mismo tiempo
transparencia.
La agresividad y la transparencia no se excluyen,
van de la mano y son factores de eficacia.
Si uno es agresivo pero
no es transparente, se afecta la eficacia,
porque queda esa duda
de los derechos humanos. Y si uno es transparente
pero no es agresivo, tampoco produce resultados
eficaces. Y todo eso va conduciendo a la credibilidad
de la política, una política de
Seguridad. Una acción de las Fuerzas Militares
y de Policía, de las Fuerzas de Colombia,
tiene que ser creíble. La credibilidad
es básica en los Estados democráticos
porque en los Estados democráticos, finalmente,
todos dependemos de la ciudadanía.
Tenemos que observar
la constitución
y la ley, pero dependemos de la ciudadanía
y la ciudadanía tiene que creer en nosotros.
Y esa credibilidad depende, en esta política,
de la eficacia y de la transparencia. Bien importante
eso.
Es muy importante que
cada uno de ustedes proceda con gran liderazgo,
un gran liderazgo no solamente
para apoyar a sus superiores, para dirigir a
sus subalternos, sino también un gran
liderazgo para integrar la ciudadanía
a la Fuerza Pública.
En Colombia, lo repito
hoy, no es posible ganar este desafío frente a los terroristas,
si no hay una integración Fuerza Pública – ciudadanía.
Esa integración la necesitamos y ahí se
necesita que cada uno de ustedes sea un líder.
Hay que convenir al campesino, al finquero, al
comerciante, al industrial, al transportador,
que cada uno tiene que ser un colaborador de
la Fuerza Pública.
Una Colombia sometida
a la guerrilla, una Colombia coaccionada por
los paramilitares, es una Colombia
sin futuro, sin norte, sin posibilidades de prosperidad
y el camino que hay que ponerle es esa alianza
de ciudadanía con Fuerza Pública.
Que cada ciudadano sea un cooperante de ustedes.
Y eso obliga a que ustedes
tengan esos atributos del liderazgo. En el
liderazgo hay que tener:
muy buen sentido de comunicaciones. Pero la comunicación
no es solamente allá, de pronto es lo
de menos, la comunicación se da en saber
escuchar, en saber transmitir y muchas veces,
con actitudes de silencio. Muchas veces transmitiéndole
a la gente, simplemente bondad, interés,
que lo vean en la actitud de uno.
En ese proceso de ustedes
en el campo, tan difícil,
de ganarse la confianza de sus superiores, de
sus subalternos, de los campesinos, de los colombianos
de la vida rural, de los colombianos de tanto
municipio, de tanta zona urbana, es muy importante
la comunicación y transmitir en esa comunicación
patriotismo, transmitir en esa comunicación
bondad, transmitir en esa comunicación
transparencia. ¡Persuadir en esa comunicación!
para que todos cooperen con la Fuerza Pública.
Eso es, absolutamente necesario.
Por supuesto, como lo
explicaba el General Ospina (Carlos Alberto,
comandante de las Fuerzas Militares),
ese papel tan importante que ustedes cumplen,
yo diría que ustedes son, en la equivalencia
en los deportes, unos armadores del juego. Unos
centros delanteros, unos capitanes de equipo.
Entonces, ustedes tienen que tener un gran sentido
de equipo, un gran sentido del colectivo y tienen
que tener sentido de equipo con los superiores,
con los del mismo nivel, con los subalternos
y sentido de equipo con la comunidad.
Y tienen que combinar
compañerismo y
disciplina. El compañerismo no es complicidad,
el compañerismo es solidaridad dentro
de la disciplina para que, entre todos, apoyándose
bien, cumplan eficazmente la tarea.
Quiero pues, repetirles este saludo, estimularlos.
Nos falta mucho, no hemos ganado pero vamos ganando.
Les voy a decir una cosa:
estos paramilitares que se han desmovilizado
no se han desmovilizado
porque sí, por generosidad de ellos; lo
han hecho porque sienten la presión militar.
En este Gobierno se han desmovilizado 12.600,
más o menos, 6 mil guerrilleros, 6.600
paramilitares, pero ha sido básicamente
por presión militar.
Ahora, cuando alguien
se desmovilice, ahí mismo
cambiamos el tratamiento. Mientras esté en
armas, contra nuestro pueblo, hay que enfrentarlo
con toda la agresividad, como lo he dicho. Pero
en el momento en que se desmoviliza, hay que
reinsertarlo con toda la generosidad.
El programa de reinserción este año
nos vale 200 mil millones de pesos, lo estamos
haciendo con toda la generosidad. Es muy importante,
también, ese trabajo persuasivo de ustedes,
para que toda la gente que esté camino
equivocado se reinserte.
Va a ser mañana, dos semanas, que estuve
en Puerto Rico (Caquetá) y en la tarde,
de regreso a Bogotá en la base de Larandia,
acababan de dar de baja, ustedes, a unos guerrilleros
de las Farc en la operación Omega, había
una muchacha que venía con ellos y se
le estaba acogiendo como reinsertada al lado
de unos reinsertados y la información
de reinsertados es muy importante.
Hace 15 días recibimos unos reinsertados
del ELN en Antioquia y ellos confesaban que tuvieron
dos razones para reinsertarse. Primera razón:
la presión militar. Y segunda razón:
que los mismos militares que los iban a acabar,
les dieron la oportunidad de que se reinsertaran.
Eso sí que es importante hacerlo. Vamos
a acabarlos pero también ofrecerles que
se reinserten.
Y esta combinación es de la esencia de
las instituciones democráticas: toda la
agresividad, pero también todas las posibilidades.
Mientras delincan, toda la agresividad. En el
momento que quieran cambiar de camino, toda la
generosidad. Y como ustedes están alerta,
ustedes están a toda hora al frente de
operaciones, ustedes son esos ‘centros
delanteros’ de equipo para ir creando esas
condiciones.
Esta Patria ha sufrido
muchos años, yo
creo que las política de seguridad en
Colombia han sido no muchas y por corto tiempo.
Por eso nuestra insistencia al pueblo colombiano
es: ¡perseverancia con la política
de seguridad!
Estos jefes paramilitares
que se están
entregando, no lo habrían hecho sin la
política de seguridad. La guerrilla, esos
jefes, no van a negociar sino cuando ya sientan
que se les acabó todo el espacio, cuando
ya se sientan derrotados. El sentimiento de derrota
que empiezan a albergar, es el principio de la
aceptación que tienen que negociar.
A mi me lo decía Joaquín Villalobos,
ex comandante de la guerrilla de El Salvador,
compañero mío en la universidad
de Oxford. Me decía: ‘nosotros empezamos
a negociar por varias condiciones. Primero, el
ejército nos estaba presionando, a pesar
de que habíamos tenido unos triunfos militares,
vimos que estábamos en un punto muerto,
no había avances, la presión militar
era creciente. Segundo, se nos acabó la
plata, dejaron de enviarnos dinero de Europa,
de donde nos llegaba la financiación.
Y, nos abrieron una posibilidad de negociar’.
Aquí el dinero lo tiene el narcotráfico,
los secuestros, hay que desabastecerlos, hay
que acabarles todas esas rutas de narcotráfico,
todos los cultivos de narcotráfico, todos
los cultivos de narcotráfico, todo el
comercio de narcotráfico. Hay que acabarles
el secuestro. Eso es bien importante. Desabastecerlos,
hay que aislarlos, hay que capturarles todos
los enlaces urbanos, capturárselos todos,
aislarlos totalmente. Desabastecer, aislar, ganar
confianza ciudadana y ejercer control territorial.
Y ellos, aguantan un ratico, pero no siempre.
No hay historia en el mundo que le de la razón
a los terroristas.
Siempre, el Estado democrático,
de bueno fe, que procede con transparencia,
ha imperado,
ha triunfado contra el terrorismo.
Bueno, ahora quiero concederles
la palabra y escuchar sus inquietudes.