CLAUSURA DEL XVII
CONGRESO DE ‘ASOCAJAS’
Mayo 26 de 2005 (Cartagena
de Indias – Bolívar)
Compatriotas.
Quiero dar un saludo muy
respetuoso a todos. Este es uno de los progresos
sociales más importantes
de la Patria. En un discurrir mayor de 50 años,
las cajas de compensación familiar se han
consolidado como un gran instrumento de cohesión
de la sociedad colombiana.
Diríamos que la angustia de todos los días
es cómo pueden ampliar su acción, derramar
sus beneficios sobre más colombianos.
Diría yo, que para caracterizar estas democracias
suramericanas y latinoamericanas en general, quedó totalmente
obsoleto el viejo calificativo de dividirlas entre
democracias de izquierda y democracias de derecha.
Eso cobraba alguna vigencia en la época de
las dictaduras; en nuestra época esa calificación
es obsoleta, además inconveniente. Solamente
estimula polarizaciones como la que casi se da recientemente
con la elección del Secretario de la OEA,
polarización que por fortuna pudimos superar.
Y la calificación es impráctica. Elocuente
en el discurso, muy difícil de aplicar en
los resultados de gobierno.
Uno ve el manejo de las economías y de la
política social en muchas de las naciones
del continente, y no hay lugar para, a partir de
allí, clasificar algunas como de izquierda
y a otras como de derecha.
Creo yo, que lo que debemos
trabajar es el conjunto de parámetros para
calificar las democracias latinoamericanas como
progresistas o regresivas,
como institucionales o caudillistas, como cohesionantes
o disolventes, como incluyentes o excluyentes de
las sociedades.
Por eso hemos propuesto examinar
estas democracias a la luz de cinco parámetros: la seguridad
con carácter democrático, las libertades
públicas, la cohesión social, la transparencia
y el funcionamiento del Estado con instituciones
independientes.
Por supuesto, en ese tema
de la cohesión,
las cajas de compensación juegan un papel
muy importante, porque allí han juntado históricamente
a empleadores, a trabajadores y a Gobierno, con los
recursos que administran, por la confianza que han
ganado en la sociedad colombiana y por el beneficio
social de sus realizaciones. Eso lo tenemos que profundizar.
Quiero recordar que la tarea
de este Gobierno en procura de recuperar confianza
de los colombianos
en esta Patria, se afianza en tres ejes: el eje de
la seguridad, el eje de la transparencia y el eje
de la reactivación económica y de la
reactivación social. Y que esa reactivación
social la hemos venido trabajando a través
de las siete herramientas de equidad, donde las cajas
de compensación aparecen con un papel muy
importante a jugar en cada una de esas herramientas.
Sin cajas de compensación es imposible pensar
en cualquiera de esas herramientas; en la revolución
educativa, en la ampliación de la protección
social, en el impulso a la economía solidaria,
en el manejo social del campo, en los servicios públicos,
en el país de propietarios, en la calidad
de vida urbana.
Indudablemente nos ha tocado
un período fiscal
bastante dramático.
Es bueno meditar sobre lo
siguiente: el siete de agosto de 1990, cuando terminó su gobierno
el Presidente Barco, las finanzas públicas
de Colombia estaban en equilibrio. Doce años
después, cuando empezó este gobierno,
en agosto de 2002, el déficit fiscal era del
4.2. En 1990 el endeudamiento público colombiano
no superaba el 10, 12 por ciento del PIB, 12 años
después, cuando empezó este gobierno,
ese endeudamiento había llegado al 54 por
ciento del PIB.
Recuerdo mis primeras reuniones
con los representantes de los bancos multilaterales.
Un delegado del Banco
Mundial me dijo: pongan cuidado que Colombia perdió su
viabilidad financiera.
Es muy importante, porque
todos estamos de acuerdo que esta Patria tiene
que eliminar esa pobreza que
afecta al 52 por ciento de nuestros conciudadanos,
pero tenemos que ser muy cuidadosos en el discurso
de imputación de responsabilidades.
Es importante, por ejemplo,
que todo discurso, quien lo diga, tenga en cuenta
cómo ha sido esa
evolución. Y si a eso le sumamos lo que ha
pasado en la parte social, es bueno recordar que
entre 1994 y el 2000 – y eso no surgió por
generación espontánea- el desempleo
saltó del 7.5 a casi el 20 por ciento. Esas
condiciones para semejante salto del desempleo no
se crean de un momento a otro; las venían
incubando. Y el desempleo de jefes de hogar, con
tan perversa incidencia en el aumento de la pobreza,
saltó en ese mismo período del 4 a
casi el 10 por ciento. Ahora ha bajado al 5.8 por
ciento.
La situación es muy difícil, pero
hemos venido sorteando enormes dificultades y tengo
toda la convicción de que vamos a salir adelante.
El viernes de la semana pasada,
en esta ciudad no había una cama hotelera. Mientras en este
hotel se reunían 400 inversionistas alemanes,
que querían venir a Colombia, un país
que había dejado de ser inversionista en Colombia;
en otro del centro se reunían delegaciones
de fondos de pensiones de 23 países, con el
mismo ánimo de inversión en Colombia;
y en el Centro de Convenciones se reunían
casi 500 inversionistas interesados para invertir
en petróleo y gas en Colombia.
Tengo confianza que la Patria va a salir adelante.
Los primeros informes de
la administración
de impuestos indican que en el año 2004 las
inversiones de los contribuyentes colombianos se
duplicaron. Si el contribuyente A en el año
2003 invirtió un peso, ese mismo contribuyente
en el año 2004 invirtió dos pesos.
Ahí hubo una incidencia importante de los
estímulos tributarios.
Recuerdo mis primeras conversaciones
de Gobierno con ese amigo nuestro, de todos los
aquí presentes,
inolvidable: el ex ministro Juan Luis Londoño,
me decía: hay que poner cuidado porque este
desempleo puede llegar al 25 por ciento. Está muy
alto, está muy alto, pero frenamos esa tendencia
galopante, ha empezado a reducirse y ha mejorado
enormemente la calidad. Dos millones de colombianos
que en el año 2002 tenían empleo de
tiempo parcial, de precario nivel de ingresos, hoy
tienen empleo de tiempo completo, con ingresos formalizados.
Ha crecido enormemente el
autoempleo. Está con
crecimientos del 9 por ciento al año, con
una causa bien eficiente en ese crecimiento, que
es la expansión de la cartera de microcrédito.
Durante este Gobierno la cartera de microcrédito
ha crecido en un 190 por ciento. Cuando empezó este
Gobierno, la cartera de microcrédito no superaba
los 707 mil millones, hoy está por encima
de los dos billones 200 mil millones, y ha favorecido
a más de millón 700 mil colombianos.
Confío que lo que se vaya registrando en
el área de todas las herramientas de equidad,
sea un buen paso para ese propósito colombiano
de construir una sociedad con cohesión, una
Nación con justicia social, una democracia
de igualdad de oportunidades.
En el terreno de ustedes,
me imagino que habrán
examinado hoy cifras buenas y regulares y malas con
el Ministro (de Protección Social, Diego Palacio).
Me parece importante resaltar
que cerca de 700 mil trabajadores se han afiliado
a las cajas en lo corrido
de este Gobierno. Venimos de una afiliación
de tres millones 250 mil, 300 mil, a cuatro millones.
Y también ha habido un crecimiento importante
en las empresas afiliadas.
Creo que es de resaltar el
cambio que se dio en la política de vivienda. Los colombianos están
más tranquilos con los recursos estatales
administrados con la transparencia característica
de las cajas de compensación, que administrados
por el Inurbe. Por supuesto, mucho nos queda para
hacer.
Yo quisiera examinar una
serie de temas rápidamente
con ustedes, y empezaría por el de vivienda.
En diciembre de 2003 suscribimos
un acuerdo con el sistema financiero nacional,
mediante el cual
los bancos y corporaciones se comprometían
a colocar en los dos siguientes años, para
vivienda social, 570 mil millones. El compromiso
se desagregó entre aquellos que harían
la inversión directamente, vivienda estratos
uno y dos, VIS, la más popular; y los que
la harían a través de Findeter. Tuvimos
múltiples discusiones, unas sesiones, muchas
de trabajo, para llegar a acuerdos y me preocupa
aquí que esa línea de crédito
parece no haber despegado. Findeter escasamente ha
podido colocar 1.500 millones y las solicitudes que
tiene son el orden de cinco mil millones, y tiene
unas disponibilidades de inmediatas de 94 mil millones
para esa línea de crédito.
Yo pienso que si esfuerzos
como el de esta línea,
mayores esfuerzos para reducir costos de intermediación
de las mismas cajas, mayores esfuerzos del Fondo
de Garantías del Gobierno Nacional, y mayores
esfuerzos del sector financiero nacional, nos condujeran
a una línea de crédito de UVR más
8, a 15 años de plazo, y eso se promocionara
bien, podríamos darle un gran impulso a la
construcción de vivienda social en Colombia.
Las cajas han manejado un
instrumento, me lo recordaba ahora el senador Oscar
Iván Zuluaga, que es
muy importante masificar, y que a medida que haya
más estabilidad en el empleo se facilita su
masificación, que es vincular el subsidio
monetario al cumplimiento de requisitos de crédito.
Ojalá eso se pudiera masificar.
Yo hacía esta cuenta: si fuéramos
capaces, con la ayuda de todos, y con un gran esfuerzo
del sector financiero, de colocar un billón
de pesos rápidamente entre 100 mil solicitantes
de vivienda social, a un plazo de 15 años
y a una tasa para el usuario no superior a UVR más
8, y esos se promocionara bien, le daríamos
un gran alivio social al país.
Quisiera, pues, en primer
lugar indagar qué hacemos
para introducirle mayor rapidez al crédito
de vivienda social y para poder cumplir con las metas
que nos habíamos propuesto, para colocar esos
dineros de Findeter provenientes del sistema financiero
a través básicamente de las cajas que
todavía no hemos podido colocar. Les ofrezco
la palabra a ver que idea nos dan”.